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en el estudiante
Es una realidad que tenemos que tener presente, aunque nos genere resistencia,
tenemos que hacernos una pregunta constante, ¿Cómo estar menos visible, ser
menos necesario en la dinámica del estudiante para que este logre aprender en mayor
medida por si mismo?
Lo dicho anteriormente implica un mayor esfuerzo laboral por parte del profesorado, lo
cual de inicio parecería una contradicción, pero no es así puesto que el aprendizaje
basado en competencias supone un mayor enriquecimiento de las metodologías de
aprendizaje, un mayor seguimiento y tutoría hacia los estudiantes y una amplia gama
de actividades de evaluación orientadas al desempeño. Hacerse invisible cuesta
trabajo, para que así el alumno verdaderamente aprenda, no que el docente trate de
enseñarle.
Es decir que ahora el estudiante no aprende teoría y datos, y los acumula, si no que
desarrolla maneras de actuar en las situaciones reales de su vida, herramientas que le
ayudaran a la solución de problemas y que ambos lo llevaran por si solo a la búsqueda
de los datos y la información necesaria para cumplir con la tarea que se le presenta.
El rol paterno
La educación centrada en el estudiante tiene como eje central al alumno y por tanto es
fácil notar que alrededor de él circundan los docentes, junto con otros factores que
también rodean, como lo son infraestructura, programas gubernamentales y contexto
social. Existe otro factor de preponderante importancia para que la educación
centrada en el estudiante sea efectiva para ellos: los padres.
El padre muchas veces quiere que su hijo tenga la mejor calificación y se siente
orgulloso de exhibir los reconocimientos que su descendiente ha ganado en su vida
académica. Pero hoy en día más estudiantes están ganando diplomas en el
bachillerato, y eso no significa que esos estudiantes están más listos que otros para la
universidad y menos para la vida laboral.
Lo anterior lo afirma Nicholas Donohue citado por Bailey (2014) Presidente de Nellie
Mae Education Foundation, quien afirma que la educación debe garantizar la
consecución de cada una de las competencias antes de la consecución de grados,
diplomas y promociones a otros ciclos escolares, puesto que si una competencia no
está bien cimentada, las que le sigan no tendrán un sustento que haga que se afiancen
bien en la mente de los estudiantes.
Lo podemos comparar con una casa que está siendo construida por el estudiante y
que en la cimentación el alumno pasa no alcanza la competencia deseada, pero aún
Todo por la Recompensa
Edwin Amaral López
Universidad Pedagógica Nacional
Maestría en Educación Media Superior
así pasa puesto que en el sistema tiene 7; después al querer construir el primer piso
de, es probable que los cimientos no resistan y entonces nuestro analogía se
derrumbe estrepitosamente. Es un fenómeno claro, jóvenes que reprueban en
bachillerato eran alumnos regulares de 8 en secundaria. Seguramente las
competencias que tenían que adquirir en ese nivel educativo no fueron obtenidas
adecuadamente a pesar de haber pasado sistemáticamente.
Es por ello que la consecución de las competencias se debe ponderar con mayor
importancia que la calificación numérica, y es ahí donde los padres también tienen que
entender esta cambio de paradigma, de nada le sirve que la boleta de su hijo lleve
puro 10 si el muchacho no tiene interiorizados realmente los conocimientos. Este es un
trabajo que todo el sistema educativo debe enfocarse en hacer con todas las familias
del país.
Un beneficio mutuo
Sin duda la labor del docente, el trabajo que tiene que hacer para estar menos al
centro de la educación es titánica, no obstante las recompensas de ello se verán
reflejadas en corto plazo (esperemos) en un mejor país, que entonces recompense
mejor a quienes han promovido estos principios educativos
FUENTES DE INFORMACIÓN
Johnstone, Sally & Soares, Louis ( 2014) Principles for Developing Competency-Based
Education Programs, en Change: The Magazine of Higher Learning ,Volume 46, Issue 2