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CRIMENES DE DERECHO PENAL INTERNACIONAL

GENOCIDIO Y APOLOGIA DEL GENOCIDIO


LAUREANO JOSÉ ROMERO COLEY
DOCENTE DE AREA DE DERECHO PENAL.

Relación histórica de genocidios:

1.- En el imperio Otomano, la muerte de minorías Armenia a manos de los turcos, durante los años 1915 a 1929.
2.- En el régimen de los Jemeres Rojos y Pol Pot de 1975 - 1979 en Camboya.
Antigua Yugoslavia, la matanza de Srebrenica, serbios contra bosnios musulmanes. Para el período de la guerra fría.
3.- En Ruanda los Utus contra los Tutsis, para el año 1994.
4.- En los pueblos indígenas, durante la época de la conquista y la colonización.
5.- Según algunos, la acometida de Israel contra Hamas en la franja de Gaza, actualmente recrudecida, cayendo civiles
y entre ellos muchos niños que se encontraban en escuelas, hospitales orfanatos, casas de familia. Se contra
argumenta que se trata de una defensa de Israel contra el terrorismo.
6. El holocausto judío, punto central de la historia para el nacimiento del genocidio como delito del derecho Penal
internacional, años 1936, 1945.

RAFAEL LEMKIN, de origen Polaco presentó por primera vez unos hechos semejantes al genocidio en el año 1933, a
los que llamó vandalismo y barbarismo.

1944 - 1945 se habla del genocidio, no aparecía tipificado en el Estatuto Penal Militar Internacional que da origen al
proceso de Núremberg.

1945 El Acta de Londres de 1945, ni el Estatuto Penal Militar para el lejano Oriente, Decreto del 19 de enero de 1946
dictado por Douglas Mac-Arthur, comandante en jefe del ejército e los aliados. Contemplaban al genocidio dentro de
los límites del juzgamiento de su competencia (Datos tomados del Libro Manual de Derecho Penal, Parte Especial, Tomo
I, Coordinador Dr. Carlos G Cuenca, Universidad del Rosario, Colecciones Textos d Jurisprudencia.

Resolución 95 (1) de 1946, Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), contentiva de los principios considerados
como derecho de gentes. En el principio VI se establecen los crímenes de guerra, los crímenes del Derecho
Internacional, como el crimen contra la paz, y crímenes de lesa humanidad.

Resolución 096 (1) del 11 de noviembre de 1946, La Asamblea General de las Naciones Unidas declara al genocidio como
un crimen de derecho internacional.
Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio de 1948, que es la primera tipificó que tipificó el delito
de genocidio, RESOLUCIÓN No 260 del 11 de diciembre.

Que es el genocidio

Se entiende por genocidio, también llamado 'crímenes contra la humanidad', el exterminio


sistemático, total o parcial, de un grupo social de personas, cuya motivación principal son las
diferencias de nacionalidad, raza, religión y diferencias étnicas, principalmente.

Es una práctica tiránica que tiene como objetivo eliminar las minorías generalmente agrupadas en
una región determinada y es considerada un delito internacional, un crimen de lesa humanidad, un
crimen de guerra, ejecutado de manera sistemática y generalizada.

La palabra genocidio es un Neologismo que se deriva del griego genos que significa raza, tribu o
nación, y del término con raíz latina -cidium, que significa matar. El término fue creado por Raphael
Lemkin, un abogado polaco judío y consejero del Departamento de Guerra de los Estados Unidos
durante la Segunda Guerra Mundial. El intento de exterminio de los judíos por los nazis (el Holocausto)
fue una razón de peso que llevó a Lemkin a luchar por leyes que castigasen la práctica de genocidio.
La palabra llegó a ser utilizada después de 1944.

CONSAGRACIÓN EN EL ESTATUTO DE ROMA.

El Estatuto de Roma, DE LA Corte Penal Internacional lo consagró en el artículo 7.1, numeral h. “Artículo
7 Crímenes de lesa humanidad
1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “crimen de lesa humanidad” cualquiera
de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra
una población civil y con conocimiento de dicho ataque:
a) Asesinato;
b) Exterminio;
c) Esclavitud;
d) Deportación o traslado forzoso de población;
e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas
fundamentales de derecho internacional;
f) Tortura;
g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada
o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable;
h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos,
raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el párrafo 3, u otros
motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en
conexión con cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la
competencia de la Corte;
i) Desaparición forzada de personas;
j) El crimen de apartheid;
k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes
sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.

En el ordenamiento jurídico de Colombia

En Colombia, el congreso de la República aprobó la ley 28 del 27 de Mayo de 1959, mediante la cual
aprobó la Convención para la prevención y sanción del Genocidio.

Posteriormente expidió la ley 742 del año 2002 que incorporó al ordenamiento jurídico interno el
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, declarado exequible por la Corte Constitucional
mediante sentencia C – 578 de 2002 y C – 177 de 2001.

Es derecho de ius cogens, aplicable desde la aprobación de la resolución de la ONU.

En la Constitución se soporta en los artículos 7, protección del biodiversidad étnica y cultural; 8, el


estado garantiza la protección en la vida, bienes y honra y la riqueza cultural; 19, sobre libertad de
culto; 40 Derecho de todos los ciudadanos a constituir partidos políticos y 70 la protección a la
cultura.

Ley 522 de 1999 ó código militar, en concordancia con la Sentencia C – 878 de 2000.

Ley 589 de 2000, mediante la cual se tipificaron los delitos de Genocidio, Desaparición Forzada,
Desplazamiento Forzado, Tortura y esta se incorporaron al código penal vigente, ley 599 de 2000.

Es un crimen de derecho internacional. Así lo atestiguan los fallos de la Corte Constitucional C-177 de 2001, M.P. DR.
Fabio Morón Díaz; C-578 de 2002, M.P. Dr. Manuel José Cepeda Espinosa; C- 148 de 2005, M.P. Dr. Álvaro Tafur Galvis.

El 27 de mayo de 1959 se promulga la Ley 28 mediante la cual se aprueba la Convención para la Prevención y la sanción
del delito de genocidio. Es un reconocimiento legal por fuera de la legislación penal interna.(Carlos Cuenca, Obra
citada, pág., 12 y ss)
En el proyecto de Ley 20 de 1998 se tipifican los delitos de genocidio, desaparición forzada, desplazamiento forzado y
la tortura.

Finalmente la Ley 589 de 2000, diez leyes antes de expedirse el actual Código Penal Colombiano, Ley 599 de 2000, se
tipifica el delito de genocidio y se incorpora al C.P. Decreto 100 de 1980, artículo 322ª, ubicándose dentro de los delitos
contra la vida y la integridad de la persona, en el Libro II, Titulo primero, capítulo primero del C.P.

Se introduce en el Decreto 100 de 1980, C.P: aplicable para ese entonces, art 322ª, delitos contra la vida y la integridad
personal.

El actual Código Penal, Ley 599 de 2000, se aprueba en base al seguimiento de los principios orientadores de la
legislación Penal Colombiana, y de todos los Estados, con apego a la Constitución Política de Colombia de 1991, al
sistema internacional de los derechos humanos, y a persecución de las graves violación del derecho internacional
humanitario.

En la Ley 599 de 2000, se utiliza una oración gramatical para conformar el tipo penal de genocidio sobre iguales
términos a los de la Convención para la prevención y represión del delito de genocidio (1948),a los del Estatuto Para
el tribunal Penal Internacional de la antigua Yugoslavia, al Estatuto del Tribunal Ad-Hoc del Consejo de seguridad del
Tribunal Penal Internacional de Ruanda, y del Estatuto de Roma de la Corte penal Internacional, pero se le agregó como
protegido al igual que los grupos étnico, racial, religioso y nacional, el grupo político, reconociéndose con ello la trágica
historia del País, por el aniquilamiento del partido de la U.P. o Unión Patriótica, cuando cayeron sus líderes como…

El Estatuto de Roma entra en vigor el 1° de noviembre de 2002, Estatuto de la Corte penal internacional, aprobado en
nuestro país mediante la Ley 742 de 2002 Y se declara ajustado a la Constitución mediante la sentencia C-578 de
2002.

SUJETO ACTIVO DEL DELITO DE GENOCIDIO.

Existen dos vertientes, una que apela al sujeto activo calificado en cuanto se entiende que se trata de un punible por
sus características difícil de perpetrar sin que se cuente con la intervención Estatal. La otra que advierte que no es
indispensable un sujeto activo calificado y lo puede llevar a cabo cualquier persona El TPIR no acoge el criterio del
sujeto activo calificado y en su ponencia se aleja del alegato de la defensa en el caso RUZINDANA que propuso que no
se condenara a su apadrinado en cuanto este era un hombre de negocios y no un servidor oficial. No obstante la Sala
de apelaciones sentenció que no era indispensable un sujeto activo calificado.

Fenómeno semejante ocurre con el delito de desaparición forzada, calificado como de lesa humanidad al igual que el
genocidio, que en principio se creó con base en un sujeto activo calificado, un agente del Estado. Al considerarse que
este delito era imposible de cometerse al menos sin la aquiescencia de un funcionario del Estado. No obstante en el
caso Ruzindhana, la Corte Penal Internacional consideró que el delito podía llevarse a cabo sin la cualidad exigida
sobre el sujeto activo calificado, es decir, podía ser perpetrado por un extraneus, motivo por el cual desechó el alegato
de la defensa, según se puede observar en el texto que nos sirvió de base para estas citas.

En Colombia, la formula gramatical del artículo 101 del C.P. no exige un sujeto activo calificado al emplear la frase El
que. Sin embargo, es poco usual que en el delito de genocidio este pueda llevarse a cabo sin la participación del Estado,
bien por acción o por omisión, es decir, permitiendo que grupos al margen de la ley, accionen sus brazos militares
para llevar a cabo este delito.

Frente al claro tenor que del principio de legalidad del delito de genocidio exige el C.P. Colombiano, es perfectamente
factible que no se necesite ni de la aquiescencia ni la participación activa del Estado, para cometer delito de genocidio,
máxime cuando se promulgan varias especies de genocidio como sucede con los Estatutos Internacionales: El Físico,
la matanza a miembros del grupo con el cumplimiento del elemento subjetivo del tipo y la reunión de los dos factores,
subjetivo y objetivo.

Se incluyen en este segmento, la grave lesión a la integridad física y mental de los miembros del grupo, tales como
la tortura, los tratamientos degradantes o inhumanos, daños graves a los órganos internos o externos, mutilaciones,
amenazas de muerte, violencia sexual (Elementos de los crímenes de la Corte Penal Internacional, caso The Prosecutor
v. Jean Paul Akayesu, Obra citada. pág.34).

Para destacar, la Corte Constitucional mediante sentencia C-177 del 14 de febrero de 2001 declaró inexequible la
expresión “que actúe dentro del marco de la ley”, al revisar el artículo 332ª del Decreto 100 de 1980 que introdujo la
Ley 589 de 2000, artículo 1|.

Sentencia C-148 del 22 de febrero de 2005 declaró exequible la expresión grave del artículo 101 inciso 1° del C.P.,
sentencia C-488 de 2009 declaró exequible la expresión por razón de pertenencia al mismo.

BIEN JURIDICO TUTELADO.

Existen dos conceptos ampliamente debatidos en los fallos de la Corte Penal Internacional, TPIY, TPIR. El primero
señala que se trata de bienes jurídicos colectivos y no de carácter individual, traducidos, como lo señala la Carta de
la ONU como propósito de sus ejecutorias, que son mantener la paz, la seguridad y el bienestar de la
humanidad.(Concepto de Alicia Gil, Manual de Derecho Penal Especial, Tomo I)

Otros autores (Bustos Ramírez) señalan al genocidio como delito que ataca bienes jurídicos individuales, como la Vida
y la integridad personal, el honor y la integridad sexual, la libertad por ejemplo.

Un tercer criterio lo conforma el del autor Beltrán Ballester, que recae sobe sujetos pasivos así, Inmediato, la persona,
el individuo como sujeto pasivo, vida e integridad personal. El segundo de carácter mediato, o sea, el grupo en si mismo
considerado, y el tercero, el conformado por la humanidad.
El genocidio protege como bien jurídico la Paz, La Seguridad y el Bienestar de la Humanidad, otros la
Convivencia Internacional y la Subsistencia de los Grupos Humanos.

SUJETO PASIVO.

Grupo Étnico. Como grupos considerados como pluralidad de personas unidas por factores objetivos. El primero
Étnico, conformado por lazos de unión de lenguaje y cultura, con amplio trasfondo lingüístico. (Pacto Internacional
derechos Civiles y Políticos, art 27, ellos Tienen su propia vida cultural y su propio idioma).

Grupo Racial (caso Akayesu) compuesto por un grupo de personas con características genéticas hereditarias,
relacionadas con una región geográfica. Propia de determinadas regiones, independientemente de factores
lingüísticos, nacionales, religiosas, culturales. Su destrucción se busca por sus características fenotípicas y
genotípicas 8 Obra citada, pág. 28).

Grupo Religioso: Pluralidad de personas unidas por vínculos afines sobre su religión o culto profesado. No hubo
criterio uniforme para su protección, entre dichas legislaciones, reconocidos por la resolución 96(I) de la Asamblea
General de la ONU, documento final de la Convención del 1948 con el argumento que su carácter permanente se fragua
por tradición y formación histórica.

En la Roma antigua los cristianos fueron aniquilados por seguir las enseñanzas del hijo de Dios, arrojándolos a los
leones en los fosos para deleite del Público.

Grupo Político: Fue creación del legislador Colombiano, movido por la historia política del País, como le sucedió a la
UP. (Sobre el particular ver fallos Corte Constitucional sobre que actúen dentro del marco de la Ley, sentencia C- 177
de 2001).

Grupo Nacional, Conformado por personas de la misma nacionalidad, más amplio que los étnicos y raciales que
pueden conformar la nación como elemento humano de un Estado. En Colombia existen varias étnicas y grupos
raciales, pero al fin son colombianos.

Dentro del desarrollo del tema, debe precisarse que el elemento subjetivo del tipo, aunado al dolo que asiste a todas
las infracciones penales intencionales, esto es, el actuar delictivo con el propósito de acabar con un grupo étnico,
racial, religioso o nacional, debe darse para que se pueda hablar del delito de genocidio tipificado en el artículo 101 del
C.P. como tipo básico o fundamental, autónomo, compuesto o alternativo porque reúne varios verbos rectores que
indican una serie de conductas que conforman el tipo penal.

Si bien en algunas legislaciones (de legereferenda), en Colombia es un tipo penal de sujeto activo indeterminado y no
es indispensable que sea un agente del Estado ni que deba conseguir su participación o aquiescencia, como lo han
reconocido igualmente varios fallos internacionales, no obstante, es de común ocurrencia que el sujeto actor se valga
de la ayuda Estatal para conseguir su propósito.

No es indispensable tampoco, que se produzca el aniquilamiento del grupo ni varias muertes violentas, una sola muerte
con el cumplimiento del elemento subjetivo del tipo, es suficiente para que se dé el delito. De la misma manera, varias
muertes violentas no configuran el delito de genocidio, si de otro lado, no se llenan las demás exigencias de ley.

El genocidio no solamente se comete con la muerte de una o más personas, recuérdese que es un tipo penal con varias
modalidades delictivas, agrupadas bajo un propositivo determinado, doblemente finalista en cuanto a su idea rectora,
cometer una conducta tipificada en el artículo 101 del C.P. o sea, intencionalmente nunca por culpa, y dirigida a la
aniquilación de un grupo étnico, racial, religioso, nacional o político.

Vale la coparticipación criminal por tratarse de un tipo penal monosubjetivo (arts. 28, 29, 30 C.P.), es además
pluriofensivo a nuestro juicio, la tentativa es factible en especial en la física, cuando se pretende hacer desaparecer
a un grupo calificado como los del artículo 101 del C.P. y solo quedan por ejemplo, lesiones no graves, que no alcanzan
a la categoría de las exigidas en la norma penal, que deben ser de carácter grave, o cuando se intente la separación
o traslado por la fuerza de un grupo de niños a otro grupo, siempre que una circunstancias ajena a la voluntad del
agresor le impida consumar el resultado, pues la norma exige un resultado, es decir, un traslado efectivo por la fuerza
de niños de un grupo a otro.

El Profesor Aponte sostiene que entre esta clase de delitos, los de lesa humanidad, existe un déficit de persecución
por parte del Estado y que no tenemos una lista especifica como sucede en otras legislaciones, sino que aparecen
regados por todo el C.P. no obstante los intentos de la Ley 589 de 2.000.

El docente sugiere que los estudiantes consulten textos sobre el particular y profundicen en el estudio del genocidio,
examinando las sentencias citadas o cualquier otra análoga o que trate del mismo tema o casos semejantes.

Datos tomados del texto Manual de Derecho Penal, Tomo I, Universidad del Rosario Dr. Carlos Cuenca, algunas
anotaciones del docente, que sirvan de guía para una mejor comprensión del tema, y que debe ser profundizado por
el estudiante.

Clases de Genocidios.

Los seis tipos de genocidios se pueden agrupar en tres tipos de genocidios, a. Genocidio Físico; b.
Genocidio Biológico y c. Genocidio de Identidad o cultural.

Genocidio Físico, este comprende el que con el propósito destruir total o parcialmente a un grupo,
nacional, racial, étnico, político o religioso; las lesiones graves a la integridad física o mental de
miembros de grupo y el sometimiento de miembros de grupo a condiciones de existencia que hayan
de acarrear física total o parcial.

Genocidio Biológico. Las medidas destinadas a impedir el nacimiento en el seno del grupo y el
embarazo o desplazamiento forzado.

Genocidio de identidad o cultural. El traslado por la fuerza de los niños de un grupo a otro.

“Artículo 101. Genocidio. “El que con el propósito de destruir total o parcialmente un grupo nacional,
étnico, racial, religioso o político, por razón de su pertenencia al mismo, ocasionare la muerte de sus
miembros, incurrirá en prisión de cuatrocientos ochenta meses (480) a seiscientos meses (600); en
multa de dos mil seiscientos sesenta y seis mil punto sesenta y seis (2.666,66) a quince mil (15.000)
salarios mínimos mensuales legales vigentes y en interdicción de derechos y funciones públicas de
doscientos cuarenta (240) a trescientos sesenta (360) meses.

La pena será de prisión de ciento sesenta (160) a cuatrocientos cincuenta (450) meses, la multa de
mil trescientos treinta y tres punto treinta tres (1.333.33) a quince mil (15.000) salarios mínimos
legales vigentes y la interdicción de derechos y funciones públicas de ochenta (80) a doscientos
setenta (270) meses cuando con el mismo propósito se cometiere cualquiera de los siguientes actos:

1. Lesión grave a la integridad física o mental de miembros del grupo.

2. Embarazo forzado.

3. Sometimiento de miembros del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear


su destrucción física, total o parcial.

4. Tomar medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo.

5. Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo”.

“Artículo II.- En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos
mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un
grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:

1. Matanza de miembros del grupo;

2. Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;

3. Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su


destrucción física, total o parcial;
4. Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;

5. Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo”.

“Artículo 6.- Genocidio. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por "genocidio"
cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir
total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal:

1. Matanza de miembros del grupo;

2. Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;

3. Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su


destrucción física, total o parcial;

4. Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo;

5. Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo”.

A juicio de la Corte, si bien el demandante tiene razón en afirmar que la regulación del delito de
genocidio debe ajustarse a la normativa internacional, se equivoca cuando señala que la expresión
impugnada desconoce dichos estándares. En efecto, de acuerdo con las normas de derecho penal
internacional y la jurisprudencia de esta Corporación[59], uno de los elementos estructurales del
tipo penal de genocidio es la existencia de un dolo especial (dolus specialis). Ese dolo especial supone
que la afectación de las víctimas se haga con la intención de destrucción del grupo como tal, esto es,
que ello ocurra precisamente “por razón de su pertenencia al mismo”.

7.1.2.- Esta lectura de la norma es coherente con la interpretación que del tipo de genocidio han hecho
los diferentes tribunales internacionales.

La Corte Internacional de Justicia de la Haya tuvo ocasión de referirse sobre el particular en el caso
de Bosnia y Herzegovina contra Serbia y Montenegro por el crimen de cerca de 8000 musulmanes
bosnios en la ciudad de Srebrenica entre 1992 y 1995. En aquella oportunidad la Corte constató la
existencia de actos de un genocidio ante la intención de destruir a miembros de un grupo religioso y
étnico debido a su pertenencia al mismo. Al examinar los elementos constitutivos del delito, el alto
Tribunal explicó que es necesaria la intención de destrucción del grupo en todo o en parte y el hecho
de que los miembros del grupo sean atacados por pertenecer al mismo. Dijo entonces:

Adicionalmente a aquellos elementos mentales, el artículo II requiere un elemento adicional. Requiere


el establecimiento de la "intención de destruir, en todo o en parte... el grupo [protegido], como tal".
No basta establecer, por ejemplo en términos del párrafo (a), que las ejecuciones ilegales deliberadas
de los miembros del grupo hubieren ocurrido. La intención adicional también debe ser establecida, la
cual es definida muy precisamente. Es a menudo mencionada como la intención específica o dolus
specialis; usualmente será referida en la presente Sentencia, como la “intención específica (dolus
specialis)". No es suficiente [pero es necesario] que los miembros del grupo sean el blanco por
pertenecer a dicho grupo, es decir, porque el autor tiene una intención discriminatoria. Se requiere
algo más. Los actos enumerados en el artículo II deben cometerse con la intención de destruir al
grupo como tal en su totalidad o en parte. Las palabras "como tal" enfatizan esa intención de destruir
el grupo protegido.

(…)

A la luz de la revisión de la evidencia existente anteriormente y con respecto de las atrocidades


cometidas en Bosnia y Herzegovina en el lapso de tiempo comprendido entre 1991 – 1995, la Corte ha
concluido que, a excepción de los eventos de Julio de 1995 en Srebrenica, la intención necesaria
requerida para que se constituya el genocidio no ha sido demostrada de forma concluyente en
relación con cada incidente específico. Sin embargo, el Demandante se basa en la supuesta existencia
de un plan para cometer genocidio, indicado por un patrón de actos genocidas o potencialmente
genocidas cometidos a lo largo y ancho de todo el territorio, contra las personas identificadas en
todo el mundo y en cada caso sobre la base de su pertenencia a un determinado grupo” (Resaltado
fuera de texto).

El pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia coincide con la interpretación que del tipo
penal de genocidio han hecho otros jueces penales internacionales como el Tribunal para Ruanda y
el Tribunal para la antigua Yugoslavia, cuyos fallos son particularmente relevantes para precisar el
alcance del tipo penal de genocidio, en la medida en que la regulación prevista en sus respectivos
estatutos concuerda integralmente con la que consagran la Convención sobre Genocidio y el artículo
6º del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.

El Tribunal Penal Internacional para Ruanda condenó en 1998 a Jean Paul Akayesu como responsable
de genocidio y crímenes contra la humanidad, debido a sus ataques contra la etnia Tutsi en su
condición de alcalde de la ciudad ruandesa de Taba. En su fallo el Tribunal sostuvo que una
característica específica del genocidio es que las víctimas sean elegidas por pertenecer a un grupo
determinado y no por sus individualidades. De acuerdo con ese alto Tribunal:

Con respecto al crimen de genocidio, el autor es culpable sólo cuando ha perpetrado uno de los actos
comprendidos en el artículo 2(2) del Estatuto, con la clara intención de destruir, en todo o en parte,
un grupo particular. El autor es culpable porque sabía o debía haber sabido que el acto en cuestión
destruiría, en todo o en parte, al grupo.
Más precisamente, para que cualquiera de los actos del artículo 2(2) del Estatuto sea elemento
constitutivo de genocidio, debe haberse cometido contra uno o varios individuos, porque éste o estos
individuos eran miembros de un grupo específico, y debido a su pertenencia al grupo. Por lo tanto, la
víctima no es escogida por su identidad individual, sino a causa de su pertenencia a un grupo nacional,
étnico, racial o religioso. La víctima del acto es un miembro del grupo, elegido como tal, lo que
significa finalmente que la víctima del crimen de genocidio.

5. es el propio grupo y no solamente el individuo.

Lo anterior, a juicio de la Corte, fue justamente lo que se presentó en Ruanda con el intento
de exterminio de los miembros de la etnia Tutsi:

“Todo esto prueba, en opinión de la Sala que el objetivo era un grupo bien particular, el grupo étnico
tutsi. Es claro que las víctimas no fueron elegidas debido a su identidad personal, sino a su
pertenencia a tal grupo. Las víctimas fueron en definitiva elegidas como miembros del grupo como
tal. Según Alison Desforges, en su testimonio, se asesinaba a los tutsi por el único hecho de haber
nacido tutsi”.

En la misma dirección, el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia se ha pronunciado


en varias oportunidades frente a los ataques contra musulmanes y croatas bosnios, insistiendo en
que la pertenencia al grupo es uno de los rasgos característicos y esenciales para la tipificación del
genocidio.

En el caso Jelisic (1999) el Tribunal advirtió que la intención específica que caracteriza el genocidio
es la selección de las víctimas en cuanto sean parte del grupo cuya destrucción se pretende, de modo
que la pertenencia del individuo al grupo “es el criterio decisivo para la determinar las víctimas
inmediatas del crimen de genocidio”. Ello sirvió de base para absolver al procesado de la comisión
de ese delito, pues aunque mató arbitrariamente no se probó el dolo especial relacionado con la
escogencia de la víctima por razón de su pertenencia al grupo con la clara intención de destruirlo.
Sostuvo al respecto:

La intención especial que caracteriza al genocidio supone que el presunto autor del crimen selecciona
a sus víctimas porque son parte de un grupo que él está buscando destruir. En caso de que el objetivo
del autor o autores del delito sea destruir el grupo en su totalidad o en parte, la “pertenencia del
individuo a un grupo particular es el criterio decisivo para determinar las víctimas inmediatas del
crimen de genocidio más que la identidad de la persona.

En el caso Kupréskic (2000) el Tribunal reiteró que los ataques por genocidio deben ser perpetrados
contra individuos a causa de su pertenencia al grupo protegido:
Como se indica anteriormente, el requisito del mens rea para la persecución es superior que al de
los ordinarios delitos contra la humanidad, aunque inferior al de genocidio. En este contexto, la Sala
de Primera Instancia desea subrayar que la persecución como crimen de lesa humanidad es un delito
del mismo género que el genocidio. Tanto la persecución como el genocidio son crímenes perpetrados
contra personas pertenecientes a un grupo en particular y las cuales se convierten en objetivos a
raíz de esa pertenencia. En ambas categorías lo que importa es la intención de discriminar: de atacar
a personas en razón de sus características étnicas, raciales o religiosas (así como en el caso de la
persecución, en razón de su afiliación política). Mientras que en el caso de la persecución, la intención
discriminatoria puede asumir múltiples formas inhumanas y manifestarse así misma en una
pluralidad de acciones incluyendo el homicidio, en el caso del genocidio esa intención debe estar
acompañada de la intención de destruir, en todo o en parte, el grupo al cual las víctimas del genocidio
pertenecen.

Consideraciones del Magistrado Luis Ernesto Vargas silva.

Muy buenos días para todas y para todos. Todavía estamos en horas de la mañana y voy a procurar
ser muy breve con relación a la ponencia que había preparado para el foro, y comienzo agradeciendo
a la Organización, “Justicia para la Paz”, y a este Foro Internacional, por la invitacion. Pero voy a
tratar de compendiar al máximo, en la brevedad dentro de otras cosas, la daría fundamentalmente
para no castigar, o no seguir castigando a las personas que de manera histórica han estado en este
recinto, que han permanecido a pesar de las dificultades técnicas que hemos tenido para su
comienzo.
Realmente la persecución del crimen de genocidio en Colombia podríamos haberla planteado en
cuatro grandes etapas. Realmente la ponencia que yo sé que la organización les va a entregar a todos
los que están aquí..., incluso veo niños..., me recuerdan a uno que tengo particularmente de 11 años de
edad; y veo que: cómo es de importante que vayamos involucrándolos en estos procesos de memoria
histórica.
Les decía, esta ponencia está dividida en cuatro grandes etapas. La primera de ellas, en la cual
nosotros presentamos los aspectos relevantes de la legislación colombiana sobre la materia,
exponiendo los pronunciamientos de los órganos judiciales y también los del sistema interamericano
en relación con el caso de un movimiento político en Colombia que se llamaba la Unión Patriótica, el
debate que se ha creado en torno a ello; y la posibilidad de hablar del genocidio político o el politicidio,
como lo estaba recordando ahora nuestro relator.
En segundo lugar se describen las principales sentencias de la Corte Constitucional sobre el tema,
en ejercicio de un control abstracto de constitucionalidad que en Colombia permite que las leyes sean
impactadas de manera contundente, permanente, por la decisión de la Corte Constitucional; y en
consecuencia la sentencia tiene que hacer parte de la legislación correspondiente, en caso que se
haya declarado exequible pero de manera condicionada a la disposición correspondiente.
En tercer lugar puntualizamos en la ponencia las decisiones que se han emitido en relación con el
caso del genocidio de la Unión Patriótica; decisiones que se han tomado tanto por la Justicia
Ordinaria, por la Fiscalía General, Corte Suprema, Tribunal Superior de Bogotá, etc.
Y al final hicimos un acápite de conclusiones, tratando de plantear cuáles son los desafíos del Estado
en la materia. Como encuentro que el tiempo se nos ha venido encima, yo trato simplemente de
plantear en qué consiste la ponencia, repito, que les va a llegar a todos ustedes por vía escrita.
Pero voy a aprovechar el auditorio que realmente tenemos: un auditorio en el cual encontramos
los futuros oficiales (nos estaban diciendo ahora aquí en Argentina), y un auditorio en el cual
encontramos niños y jóvenes.
Anoche, estaba recordando en la presentación de este foro, había más de 100 personas; estaba
recordando que recientemente –a propósito de la exposición del profesor Rafecas–, recientemente
estuvimos (hace 15 días) en el campo de concentración, el segundo campo de concentración más
grande que tuvo el nazismo, en la ciudad de Dachau (Dachau es una ciudad que queda 16 kilómetros
al sureste de Múnich). Y ver cómo se siente el escalofrío de la muerte aún, en esas pocas hectáreas
en las cuales los prisioneros fueron llevados a la extrema posibilidad de explotarlos al máximo, para
que su “vida útil”, “vida laboral”, adquiriera una dimensión de tal magnitud que solamente servían
para ser explotados durante 9 meses; a los 9 meses las personas morían, desfallecían totalmente
por falta de alimentos y por sobrecarga de trabajo; y de esta carga laboral se aprovecharon muchas
de las que hoy se llaman transnacionales y grandes empresas.
Después se les cobraba a las familias de los prisioneros, se les cobraba supuestamente las
raciones, la alimentación cuando no alcanzaban a darles 100 gramos durante el día, 100 gramos de
pan o de carbohidrato; y sin embargo se las cobraban a las familias. Y también les cobraban la
utilización de las mazmorras donde fueron sometidos, les cobraban posteriormente, supuestamente
el arriendo de eso, para “tratar de explicar” las razones por las cuales expropiaban los bienes de
esas personas que murieron.
En ese campo de concentración murieron 44.000 personas; de ellas, 3.000 que ejercían el
sacerdocio en muchas de las formas eclesiásticas que existían. Bastaba sencillamente –como acaba
de exponer el profesor Rafecas– con que tuvieran ese origen que él estaba persiguiendo.
Entonces esas son situaciones que no se pueden volver a presentar. Obviamente, la comunidad no
resiste que concibamos líderes que crean (líderes, los llamamos), a personas que crean que a través
de la guerra van a justificar la existencia del Estado, o mucho más, que podamos permitir que una
nación sojuzgue a otra, o que un pueblo sea sometido por una nación o viceversa; eso no puede volver
a ocurrir. Y por eso nosotros tenemos que prepararnos, justamente para que ello no vuelva a ocurrir.
Ver allá en ese campo de concentración cómo funcionaban las cámaras de gas, personas que ya no
resistían unos días más de explotación, a quienes les decían que pasaran a tomar una ducha y la
ducha lo que soltaba era el gas letal correspondiente, para poner a otros prisioneros que llegaban a
ponerse su mismo uniforme; ni siquiera lo podían lavar, se tenían que poner el mismo uniforme que
durante meses se había puesto la persona que estaban explotando y que acababan de matar en las
cámaras de gas.
Mirar los hornos crematorios es algo que causa escalofrío. Y me llamaba muchísimo la atención el
tema de por qué, cómo los alemanes en este momento están llevando a sus niños para que ellos
mismos sientan lo que es ese horror, para que eso, repito, no vuelva a ocurrir. Y eso es lo que
nosotros necesitamos hacer (Daniel lo estaba exponiendo de manera muy clara acá).
Aquí el tema no es negar los hechos, aquí el tema no es relativizar los mismos; aquí, al contrario,
tenemos que tratar de conjuntar los derechos de las víctimas a la verdad, a la justicia, a la reparación;
y por supuesto que el tema de la verdad y de la memoria histórica hacen parte de la justicia; y por
esas circunstancias hay que seguir trabajando en ese sentido.
Y pues antes de seguir… Anoche también estaba haciendo referencia a una organización que
nosotros creamos, y que nació (y lo digo para el embajador mundial por la paz), nació con 23 personas
pioneros en Barcelona, España; y hoy congrega a más de seis centenares de magistrados de 19 países
de Latinoamérica, con el trabajo que se ha venido haciendo en estos años. Y me place muchísimo
saludar en este escenario (que lo veo aquí), a mi Presidente de la Red Latinoamericana de Jueces,
magistrado argentino, el profesor Luis Roberto Salas Dimenza, que se encuentra aquí en el auditorio
y que hace presencia con esa Red Latinoamericana de Jueces, y que también tenemos propósitos
como los que se ha trazado esta Embajada Mundial por la Paz.
Entonces les decía que en el trabajo, en el trabajo escrito que ustedes van a recibir, se hace un
recuento de cómo se ha tratado el delito de genocidio en Colombia, qué aportes se pueden hacer a
partir de la ley.
Y la ley se basa, por supuesto, en la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio
que, como explicó muy bien el Dr. William Soto, se realizó en el año 1948. En 1998 –es decir, 50 años
después– fue finalmente incorporada la Convención a la legislación nuestra. Pues primero lo hizo a
través de una ley de 1959, 10 años realmente después, pero solamente 50 años después –que es algo
que parece inconcebible– vino la legislación colombiana a ocuparse del tema, para definir el delito de
genocidio en - más o menos en los mismos términos que estaba en la Convención.
¿Cuál es el aporte que podemos encontrar nosotros después de un excursus que hemos realizado
por la legislación colombiana? El aporte es que, justamente con ocasión de la forma como se estaba
exterminando a un movimiento político en Colombia, que era la Unión Patriótica, entonces se vino a
establecer que también era sujeto pasivo de esta clase de delitos, el de la persecución de los grupos
políticos.
Esa persecución de los grupos políticos entonces dio pie para que se discutiera muchísimo el tema,
y finalmente se estableciera a través de la ley 589 del año 2000, en el cual se dijo que también podría
cometerse el delito contra grupos de carácter político. Y además se estableció otro elemento: que
se tratara de persecución de grupos que actuaran dentro del marco de la ley.
Esta ley fue sometida al escrutinio de la Corte Constitucional; y la Corte Constitucional (dentro de
lo que les decía son los aportes que se hacen a través del control abstracto de la ley
correspondiente), la Corte Constitucional dedujo:
1.° Que el hecho de decir que también eran sujeto pasivo del delito de genocidio los grupos políticos,
se ajustaba a la Constitución Política de 1991; pero, 2.° que el hecho de establecer que solamente
serían de objeto de protección los grupos políticos que estuvieran dentro del marco de la ley,
contradecía el fin perseguido por la Convención; pues resultaba restringiendo la protección de los
derechos a la vida, a la integridad personal y a la libertad.
Y en ese sentido la Corte declaró inexequible la expresión que establecía que solamente los grupos
que actuaran dentro del marco de la ley serían objeto de protección; y, por ende, la jurisprudencia
de la Corte estableció que eran todos los grupos políticos, sin importar si lo hacían dentro o por fuera
del marco de la ley.
Esta decisión de la Corte Constitucional fue - repito, que hace parte de la ley. Después que la Corte
Constitucional se pronuncia y dice si una norma es constitucional o no, si una palabra es exequible o
no (es decir, acorde con la Constitución), o si hay que modular los efectos de la sentencia, la sentencia
impacta de tal manera la ley que la ley queda solamente en la forma como la haya dicho la Corte
Constitucional.
Y a fe de que en este momento o ahora en Colombia, la Ley 599, que es el Código Penal, incorporó
el tipo penal de genocidio en la forma que se había descrito en la ley 589, y además incorporó la
decisión de la Corte Constitucional correspondiente.
Después vino una ley a través de la cual se dijo en un estatuto de carácter disciplinario para las
fuerzas militares, que solamente se convertía en falta disciplinaria cuando las lesiones que se
produjeran a los miembros de determinado grupo fueran de carácter grave. La Corte declaró, con
base en una demanda que se presentó, declaró también inconstitucional la expresión “grave”, porque
consideró que con esto quedaba en desmedro las lesiones, y que por esas circunstancia la lesión
“grave” a la integridad física o mental de los miembros no podía declararse ajustada la Constitución.
A juicio de los demandantes, esa expresión “grave” contenida en el artículo señalado, desconocía
que el fin del régimen disciplinario de los funcionarios públicos es garantizar que los agentes del
Estado actúen con diligencia en el ejercicio de sus funciones; y a través de sentencia el tribunal
constitucional la declaró inexequible esa expresión; inexequible por considerar que restringía
ilegítimamente el ámbito de protección otorgado por la Convención para la Prevención y Sanción del
genocidio.
Estos fundamentalmente serían, diría yo, los aportes que hizo la legislación y la Corte Constitucional
respecto de las disposiciones que han sido demandadas.
La persecución de un grupo político en Colombia se dio durante los años 1986 y 1988. Desde su
creación se trató de hechos ocurridos a un movimiento que se llamó la Unión Patriótica (UP). Este
movimiento político surgió a mediados de la década del 80, como producto de un proceso de
negociación entre el Gobierno del presidente Belisario Betancur y guerrillas de las Farc, que fueron…,
el movimiento fue objeto posteriormente de persecuciones sistemáticas, de hostigamientos, de
ejecuciones extrajudiciales; fueron asesinados prácticamente todos los dirigentes que tenía el
movimiento; hubo desapariciones, atentados y amenazas, que tenía como fin: suprimir el movimiento
por la vía política; la gran mayoría de su dirigencia, repito, fue exterminada. Fueron miles y miles de
asesinatos que se cometieron desde cuando se creó el movimiento.
¿Por qué? Porque este movimiento había logrado un rápido e importante éxito político en varias
zonas del país en las elecciones de 1986 y 1988. Por esa razón, quienes tradicionalmente habían
detentado el ejercicio del poder político iniciaron ese proceso de exterminio en contra de esa fuerza
de oposición.
Lo ocurrido con este movimiento político no sólo abrió el debate a nivel nacional en Colombia sobre
la inclusión de los grupos políticos en el tipo penal de genocidio, sino que planteó en el Sistema
Interamericano de Derechos Humanos la discusión sobre la existencia del genocidio político con
ocasión de ese caso de estudio de la Unión Patriótica, en la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos.
Los pronunciamientos de los órganos que integran el Sistema Interamericano en relación con este
tema fueron los siguientes:
En el segundo informe sobre la situación de Derechos Humanos en Colombia: la comisión presentó
lo ocurrido contra la UP como un acto de genocidio; resaltó que el caso del asesinato masivo y
sistemático del grupo político denominado Unión Patriótica, constituyó una sucesión de hechos
criminales verdaderamente graves, y que éste no ha sido el único hecho grave ocurrido en Colombia
en esta materia durante ese lapso de tiempo.
Este documento caracterizó la violencia cometida en contra de la UP, como selectiva y concentrada
en las regiones de mayor éxito político y electoral de ese partido; sostuvo que la mayor cantidad de
violaciones coincide con los años electorales y las zonas de mayor resultado electoral; así, por
ejemplo: Antioquia, Meta y Santander fueron los departamentos de más alto nivel de violencia contra
ese grupo.
Señaló que no sólo la participación electoral fue lo que motivó la violencia contra la UP, sino que la
existencia de tradicionales odios e intolerancias políticas en regiones del país sirvió de artificio para
que sus afiliados y dirigentes fueran víctimas de tanta violencia.
Por otro lado, en el informe de admisibilidad N° 41 del 9 de octubre del año 2002, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al estudiar la petición interpuesta por organizaciones
como Reiniciar y la Comisión de Juristas en representación de varias víctimas de la UP, reconoció
que los hechos ocurridos compartían muchas características del crimen de genocidio; lo cual le
permitía a la CIDH concluir que, efectivamente, se cometió este delito.
En efecto, afirmó que los peticionarios aportaron información que evidenció la existencia de una
pauta de persecución violenta contra la UP, con el objetivo de exterminar físicamente al partido y
diluir su fuerza política.
Sin embargo, resaltó la Corte Interamericana de Derechos Humanos que los hechos no se ajustaban
a la definición jurídica establecida por la Convención para la Prevención y Sanción de Genocidio, y
que no incluye a los grupos políticos como sujetos pasivos del delito, pese a que fueron mencionados
en la resolución original de la Asamblea General de Naciones Unidas que llevó a la redacción de la
Convención.
En ese sentido la Comisión decidió admitir la petición contra el Estado colombiano por la supuesta
violación de derechos a la vida, a la integridad y la libertad personales, pero aclaró que no incluiría
la legación de genocidio. De ahí la gran importancia a la propuesta que hoy nos hace el señor
Embajador, y que ha venido haciendo, para que se creen nuevos tipos penales que tengan que ver con
el Genocidio: los atentados contra los ecosistemas, contra la biodiversidad, y el politicidio. De manera
que en ese sentido el aporte es tanto de la legislación colombiana como de la Corte Constitucional a
través de sus sentencias.
Ya después viene la descripción de las decisiones del Tribunal Superior de Bogotá, de la Corte
Suprema de Justicia, de la Fiscalía General de la Nación, en donde se encuentra en el mismo sentido,
que se dieron todos los ingredientes de un genocidio, pero a los autores de los hechos que han sido
condenados o que han estado siendo investigados, pues lamentablemente no se les pudo juzgar y
condenar por el delito por cuanto los hechos fueron anteriores al establecimiento del genocidio como
un delito autónomo en la legislación colombiana. Esa es, diría yo, como el recuento del discurso muy
breve de lo que han sido las decisiones en las Cortes.
El delito del genocidio en Colombia, a raíz de los hechos ocurridos con el movimiento político de la
UP, incluyó a los grupos políticos como sujetos pasivos de la conducta penal. Esto, sin duda, constituye
una importante ampliación del marco de protección establecido por la Convención para la Prevención
y Sanción del Genocidio.
Las decisiones de la Corte Constitucional han resaltado que, en ningún caso, el ámbito de protección
establecido en la Convención para la Prevención y Sanción del Genocidio puede restringirse por el
ordenamiento jurídico nacional, no puede reducirse; puede sí, ampliarse, pero no el contrario. En ese
sentido ha establecido entre otras cosas:
1. Que es una obligación del Estado tipificar el delito siguiendo las principales estructuras de imputación
previstas en la normativa internacional, de tal manera que se respeten los elementos esenciales que
permiten la configuración del delito de genocidio como la intención calificada de destruir el grupo
totalmente, o el hecho de que el ataque se efectúe por razón de la pertenencia al grupo.
2. Que en ningún caso el delito de genocidio puede considerarse un delito político.
3. Que es imprescriptible cuando la Corte Penal Internacional ejerza su competencia complementaria.

Por su parte, las decisiones emitidas por las autoridades nacionales, ha reconocido que lo ocurrido
con la UP no se trató de un hecho aislado, sino que la conducta trató de aniquilar de forma sistemática
y deliberada a un grupo humano con identidad política propia, mediante la desaparición de sus
miembros, constituyó un verdadero genocidio.
No obstante, es necesario otorgar a las víctimas de ese delito en Colombia, adecuadas garantías
de no repetición, para así poder sentar las bases de un proceso de reconciliación nacional que
permita alcanzar el ideal de una sociedad que convive en paz y que realice los ideales constitucionales
de justicia y solidaridad. Asimismo es fundamental que los procesos que siguen en la justicia interna
y la justicia internacional, por los hechos ocurridos contra los miembros de la UP, avancen
significativamente de forma que la sociedad colombiana pueda conocer la verdad de lo sucedido.
El esclarecimiento de la verdad de los hechos que tanto dolor ha causado a miles de personas que
hicieron parte de esa opción política diferente y alternativa, es el primer paso en el camino de
entender que las controversias políticas pueden resolverse, pero no con la eliminación del contrario.
Estos procesos, además, deben respetar estándares de justicia para las víctimas, para así trabajar
en la construcción de una sociedad caracterizada por la convivencia democrática, el respeto por la
pluralidad y el reconocimiento del otro.
Finalmente, es importante destacar que es un imperativo para el Estado colombiano evitar que
hechos constitutivos de genocidio vuelvan a presentarse, toda vez que este tipo de actos desvirtúa
el carácter plural del Estado social de derecho; y desconocen que el pluralismo, más que un elemento
casual o caprichoso de esta forma de organización política, sólo es comprensible si se asume como
un valor y como un principio propio del Estado constitucional y democrático de derecho.

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