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Escoliosis
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F. Santonja • E. Ortín • P. Andújar
Procedimientos ortopédicos y de traumatología

Es una desviación tridimensional de la columna vertebral, donde existe desviación lateral,


modificación de la estática sagital del raquis y rotación vertebral. Según la Scoliosis
Research Society sólo se considerarán escoliosis las curvas que superen los 10°. La preva-
lencia de este tipo de curvas es inferior al 2% de la población.
Existe otro tipo de curvas mucho más frecuentes (superiores al 10%), que solamente pre-
sentan la desviación lateral que es reductible con diversos métodos, por lo que se las con-
sidera como actitudes escolióticas.
Clasificación
–– No estructurada:
- Actitudes escolióticas (posturales).
- Secundarias: sobre todo a dismetría de los miembros inferiores.
- Transitorias: a procesos inflamatorios de la vecindad (colelitiasis, absceso renal, etc.);
776 a histeria y a diversas algias como la lumbociatalgia (hernia discal).
–– Estructurada: se caracteriza por rotación, acuñamiento vertebral en el lado de la con-
cavidad y apertura del espacio discal hacia la convexidad.
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Según su etiología se clasifican en:


–– Congénitas: por desarrollo óseo y/o medular anómalo.
–– Adquiridas:
- De origen conocido: neuromusculares, neurofibromatosis, conectivopatías y pos-trau-
máticas.
- Desconocidas o idiopáticas: son, con diferencia, las más frecuentes (70%).

Exploración
1. Inspección
Se realizará en bipedestación (sólo con ropa interior). Es preciso que la persona explorada
esté relajada y adopte su postura habitual.
–– Visión posterior: es necesario fijarse por si existe algún desnivel en el hombro, escápu-
la o pelvis; también buscar la posible asimetría del triángulo del talle (comprendido
entre la cara interna del brazo y la cintura) y la desviación del pliegue interglúteo
(fig. 1). En las escoliosis (estructuradas) además es frecuente observar la protrusión de
una escápula o de un área paravertebral.
Figura 1

Adolescente con morfotipo escoliótico y de dismetría de los


miembros inferiores. Obsérvense los desniveles del hombro y
de la pelvis, la asimetría del triángulo del talle así como la
desviación del pliegue interglúteo.

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–– Visión anterior: hay que buscar la
posible asimetría del pliegue subma-
mario. En las estructuradas existirá
protrusión de un hemitórax que en las
púberes y adolescentes ocasionará la
apariencia de un mayor desarrollo de Figura 2
una glándula mamaria (la de la zona Protrusión del hemitórax contrario al de la 777
protruida) (fig. 2). giba en una púber con escoliosis.
2. Palpación

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Con los pulgares se presionará sobre ambas espinas ilíacas anterosuperiores (EIAS) y/o
espinas ilíacas posterosuperiores (EIPS), lo que permitirá comprobar la nivelación de la
pelvis (figs. 3a y b).

a b

Figura 3
Exploración clínica de la nivelación de la pelvis: a) Visión posterior. Pueden palparse las EIPS
y/o las crestas ilíacas. b) Suplementación con alza y comprobación de la nivelación, con un nivel
con brazos articulados.
3. Flechas laterales
Permiten evaluar la disposición del raquis dorsal y del lumbar. Para lo que se pintan las apó-
fisis espinosas de C7 a S2, tras lo que se aproxima el hilo de la plomada (tomando como
referencia la apófisis espinosa de C7), lo que permite visualizar la disposición del raquis
torácico y el lumbar, así como cuantificar la distancia entre la espinosa más alejada del hilo
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de la plomada en cada una de las curvas dibujadas (fig. 4).

Figura 4
a) El pintado de las apófisis
espinosas mejora la
sensibilidad diagnóstica
de la escoliosis.
b) Medición de la flecha
lateral. Tiene 20 mm
en el ápex en T7 con
la convexidad a la
derecha. El raquis
está compensado.

778 a b

4. Test de flexión del tronco o test de Adams


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Se realiza con el paciente de espaldas invitándole a flexionar el tronco de forma progresi-


va y sin doblar las rodillas (fig. 5). Se observa la existencia de desnivel o asimetría en el
tórax (giba) y/o en el área lumbar (saliente paraespinal). Su cuantificación se puede reali-
Figura 5
Dibujo sobre la correcta realización del test de
flexión anterior (test de Adams). El explorado
junta sus manos y va arqueando su tronco
mientras lo flexiona, y el explorador va
agachándose para una mejor visualización.

(Tomado de Santonja F, Martínez I. Valoración


Médico-Deportiva del Escolar, 1992).
zar en milímetros mediante un nivel adaptado, aunque puede sustituirse por un simple
nivel más una regla, o en grados (Escoliotest®) (fig. 6).

Figura 6
Cuantificación del test

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de Adams.
a) En milímetros con
un nivel
adaptado. Esta
púber tiene giba
en T7 derecha de
16 mm.
b) Cuantificación en
grados con un
Escoliotest (10°).
a b

Materiales
Se precisa poco material para la valoración de la columna vertebral, y éste es de fácil 779
adquisición. Se trata de:
• Plomada (con 1 a 1,5 metros de hilo).

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• Regla milimetrada que se inicie en “0”.
• Rotulador de acetato de punta gruesa (exploración clínica) y fina (cuantificación de las
radiografías).
• Nivel: suele utilizarse un nivel adaptado con barras laterales (“gibómetro”), aunque es
más caro pero facilita la exploración y mejora su precisión, si no puede medirse con un
simple nivel y una regla.
• Optativamente puede utilizarse un Escoliotest® (puede sustituir al nivel).
• Es aconsejable un cajón sobre el que subir a los explorados. Suele bastar con el podoscopio.
• Goniómetro transparente para las mediciones radiográficas.
• Alzas de distintos grosores.
Radiología
Se debe realizar en bipedestación y con el paciente descalzo, incluyendo la columna com-
pleta y la pelvis (son aconsejables los formatos de 30 x 90 cm).
Para su lectura se ha de:
1. Valorar las anomalías óseas: estudio morfológico de las estructuras óseas.
2. Estudiar el eje del raquis, si está o no está compensado. Se considera compensado cuan-
do las espinosas de C7 y S2 coinciden en el mismo eje vertical.
3. Medir el valor angular: se recomienda el método de Cobb, consistente en el trazado de
las rectas tangentes al platillo superior de la vértebra craneal y al inferior de la caudal,
midiendo el ángulo obtenido en su intersección (fig. 7), aunque en las curvas pequeñas
precisa trazar las perpendiculares de estas tangentes.
4. Comprobar la presencia o ausencia de rotaciones vertebrales (mediante la visión direc-
ta de la asimetría de los pedículos y/o apófisis espinosas) y cuantificarla.
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5. Detectar acuñamientos vertebrales por visión directa (estructuración de la escoliosis).


6. Valorar la maduración esquelética de los núcleos apofisarios de las crestas ilíacas (test de Risser).

Figura 7
Rx A-P del raquis completo con el paciente en bipedestación,
descalzo y en su actitud habitual de una escoliosis grave. Precisa
cuantificación mediante el método de Cobb y estudio de las
posibles alteraciones morfológicas.

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Tratamiento
–– Muchas curvaturas escolióticas son secundarias a dismetría de los miembros inferiores;
en estos casos una simple alza en el zapato puede nivelar la pelvis y normalizar la dis-
posición del raquis.
–– Todas las dismetrías no deben ser corregidas sistemáticamente, ya que en ocasiones se
puede agravar la curva escoliótica. Cuando clínicamente al nivelar con un alza no
mejora la curvatura o incluso empeora, será el especialista quien deba estudiar si pro-
cede este tipo de corrección.
–– El tratamiento de las escoliosis no estructuradas, con mínima manifestación radiográ-
fica (menor de 10° Cobb), se basa fundamentalmente en la modificación del esquema
corporal y en una correcta higiene postural.
–– La natación no cura la escoliosis ni la previene, ya que es un ejercicio simétrico que
potencia por igual la musculatura de uno y otro lado del cuerpo. Es diferente la nata-
ción correctiva (hidrocinesiterapia), que potencia y elonga selectivamente la muscula-
tura que se precise, pudiendo ayudar a controlar las actitudes escolióticas, pero que pre-
cisa profesionales expertos.
–– Las actitudes escolióticas pueden ser atendidas por el médico de familia, siendo preci-
so realizar reconocimientos clínicos periódicos. Las escoliosis estructuradas siempre
deben ser tratadas por los traumatólogos o rehabilitadores, aunque lo ideal es que los
pacientes sean tratados en unidades del raquis.
Seguimiento clínico posterior

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El reconocimiento del aparato locomotor es aconsejable realizarlo en la infancia (seis
años), al inicio del período puberal (10 u 11 años) y en el estirón puberal (13 ó 14 años),
que son las edades recomendadas para efectuar los reconocimientos escolares.
Si en cualquiera de estas evaluaciones existe sospecha de desalineación, se solicitará el
estudio radiográfico correspondiente.
Ante una actitud escoliótica se recomienda revisión clínica semestral o anual (no es pre-
ciso un estudio radiográfico). Sólo cuando la evaluación clínica manifieste un empeora-
miento está justificado solicitar un nuevo estudio radiográfico.
El objetivo principal en el seguimiento de las actitudes escolióticas es la observación. Es
recomendable indicar la mejora del esquema corporal (con espejo) y cinesiterapia, y no
impedir nunca la práctica de la educación física (véase “Instrucciones al paciente”).
Se ha de prestar una atención especial durante el estirón puberal (aparición de la menar-
quia en la mujer), porque es cuando las curvas pueden incrementarse notablemente.
Comentarios
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–– La normalidad en el plano frontal es la ausencia de curvaturas. Hoy, por convenciona-
lismo, también se consideran normales las curvas hasta los 10° Cobb.

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–– La presencia de desnivel en los hombros y escápulas y la asimetría en el triángulo del
talle (“morfotipo escoliótico”) son signos de sospecha de presentar escoliosis, pero no
de su inequívoca existencia, por lo que pueden existir niños con escoliosis sin ese mor-
fotipo escoliótico, así como niños con morfotipo escoliótico sin escoliosis.
–– Se hacen muchas radiografías innecesarias en el seguimiento de estos pacientes. Es
importante conocer la sistemática de exploración de la escoliosis, porque así se reduci-
rá de forma notable la solicitud de estos estudios radiográficos, disminuyendo la dosis
de radiación a los pacientes y el coste.
–– El ejercicio dirigido es una parte importante del tratamiento. La presencia de escolio-
sis no suele ser contraindicación para la práctica de la actividad deportiva. No está jus-
tificado en las escoliosis leves (inferiores a 25°) contraindicar la práctica de la educa-
ción física, ni de sus deportes habituales.
Criterios de remisión
–– Toda curva superior a 15°-20° Cobb durante el crecimiento, porque suele requerir tra-
tamiento ortopédico con corsés más cinesiterapia y mejora de su esquema corporal.
–– Toda curva reductible en principio pero muy corta (afecta a pocas vértebras) porque es
un criterio de gravedad.
Aquellas curvas en las que se sospeche una etiología congénita o adquirida, aunque su
valor angular sea muy bajo.
La dismetría (a partir de 10 mm) cuya curva lumbar dirija su convexidad hacia la pelvis
más elevada.
Comentario final
Procedimientos ortopédicos y de traumatología

Las curvas no estructuradas son muy frecuentes, afectando a más del 10% de la población.
La mayoría de estas curvaturas no progresan, por lo que lo único que precisan es observa-
ción, corrección postural y, como mucho, una dirigida cinesiterapia (gimnasia correctiva).
Las exploraciones clínicas consistentes en la inspección, pintado de las flechas frontales y
cuantificación del test de Adams tienen muy buena eficacia, por lo que son válidas para
utilizarlas durante el seguimiento, reservándose los estudios radiográficos sólo para cuan-
do se detecte un incremento de las curvaturas. No hay ninguna evidencia científica de que
la natación ni ningún deporte asimétrico corrija una escoliosis, por lo que no se justifica
esa generalizada indicación.

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Instrucciones al paciente
Escoliosis
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GRUPO DE TRABAJO DE CIRUGÍA MENOR


EN MEDICINA DE FAMILIA

♦ Se ha de tranquilizar a la familia sobre la importancia de la actitud escoliótica. Es


una disposición anómala pero corregible que en principio no tiene importancia, por
lo que debe hacer vida totalmente normal, pero al existir la posibilidad de agrava-
ción, se realizarán revisiones clínicas periódicas.
♦ Es preciso instruir a la familia en los signos de alarma de progresión de una esco-
liosis (giba en el test de Adams).
♦ Puede realizar su actividad deportiva y la educación física y no es preciso que rea-
lice natación si no le gusta o tiene gran dificultad para acceder a la piscina.

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