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Historia, desarrollo y
prospectiva del medio
radiofónico
GRUPO DE TRABAJO
INTRODUCCION
OBJETIVOS
Capítulo I
Orígenes de la radio en el mundo
Autocontrol No. 1
Capítulo II
Orígenes de la radio en Guatemala
Autocontrol No. 2
Capítulo III
Las primeras emisoras privadas
Autocontrol No. 3
Capítulo IV
La radio como medio de difusión
Autocontrol No. 4
Capítulo V
Contenidos Programáticos
Autocontrol No. 5
Capítulo VI
Producción y Equipos
Autocontrol No. 6
Capítulo VII
El periodismo radiofónico
Autocontrol No. 7
Capítulo VIII
Cómo obtener una frecuencia
para operar una emisora de radio
Autocontrol No. 8
Capítulo IX
Radios Comunitarias
Autocontrol No. 9
EVALUACION FINAL
BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCION
Usted está a punto de entrar en el fabuloso mundo de la radiodifusión, uno de los
inventos que catapultó al hombre y le ayudó a solucionar sus necesidades de
comunicación.
La radio es un logro que se conoció a principios del Siglo XX, aunque sus raíces
se hunden en la centuria anterior, pero que será en este nuevo milenio que
hemos comenzado cuando realmente conoceremos sus infinitas posibilidades.
Desde las primitivas formas de comunicación con el sonar de los tambores, hasta
las señales de humo y otras formas arcaicas, la radio se ha llegado a convertir en
el medio más popular y más barato para estar en contacto con otros seres
humanos. La radio salta barreras: se le puede escuchar en el desierto, en las
altas montañas o en medio de mar. Para ello, basta que tenga a mano un
pequeño radiorreceptor de pilas y nada más.
Ponemos en sus manos, estimado alumno, este material didáctico que busca
ante todo que usted se transporte al fabuloso mundo de la radio y que viva la
experiencia radiofónica.
OBJETIVOS:
Desde esta última fecha hasta el final de la Primera Guerra Mundial (1914-
1917), hubo un lógico paréntesis en la historia de la radio.
Sin embargo se sabe que por aquellos años el doctor David Sarnoff empezó a
idear la fabricación en serie de los radiorreceptores, aunque no lo logró de
manera significativa.
En 1922 la radio cobra auge. Empieza a ser el “mueble de lujo” en los hogares
acomodados. Para esa fecha, la compañía RCA había vendido ya 150 mil
aparatos receptores. Estos le dieron la vuelta al mundo. Los primeros
radiorreceptores de tubos llegaron a Guatemala en 1928.
Luego de transcurrido un tiempo, don Julio Caballeros logró concluir con éxito
su trabajo, al instalar la emisora que llegó a ser la pionera de las transmisiones
en el país.
—Su padre era una persona muy inquieta. ¿Cómo cree usted que concibió la
idea de crear la primera estación radiofónica de Centroamérica?
— Me parece que su contacto con las comunicaciones telegráficas (el señor
Caballeros Paz era telegrafista) lo motivaron e incentivaron a aprender lo
novedoso de la época, que era la radiodifusión, medio por el cual se podría
escuchar, por primera vez, la voz humana hablando y cantando a distancia.
Hasta entonces, lo único conocido eran los fonógrafos, las vitrolas y las radiolas,
que ya existían desde 1904.
—La información más confiable con la que cuento está en una publicación del
diario El Tiempo, con fecha 18 de diciembre de 1929. Allí se dice que el jefe de la
sección de radio de la empresa de telégrafos, Julio Caballeros, realizó exitosos
ensayos de transmisión por medio del aparato radiodifusor que ha instalado en la
radio a su cargo. Luego, confrontando con otra fecha, donde mi padre dice que
se llevó tres meses en fabricar este aparato radiodifusor, resulta que eso debió
haber ocurrido hacia septiembre u octubre de 1929.
—Su primer nombre fue TGA y estaba instalada en el predio de las torres de
radiotelegrafía inalámbricas de la calle Marconi. Las investigaciones que he
realizado me indican que esa dirección corresponde a la 24 calle de la zona 4,
atrás del Teatro Nacional, pasada la línea del ferrocarril. Siempre he pensado
que el nombre de Marconi fue puesto a la calle a propósito de la existencia de las
torres y en honor a Guillermo Marconi, pionero mundial de la radiotelegrafía. Esta
radiodifusora se llamó TGA porque así se llamaba la estación de radiotelegrafía.
En 1930 mi padre, Julio Caballeros, decide darle un cambio y denominarle TGW,
con el propósito de diferenciar la estación que transmitía mensajes telegráficos
de la que ponía en el aire música, artistas y cultura. Este dato aparece publicado
en el diario El Tiempo, en 1930.
Ubico, como todo dictador, era omnipresente y gustaba que toda su actividad
se difundiera ampliamente. Para ello, montó una unidad móvil de radio, que le
precedía en todos sus desplazamientos al interior del país.
“Esta radio —nos cuenta don Julio Galindo— iba de avanzada. Se instalaba en
la plaza principal de cada población y, en la noche previa a la llegada
presidencial, se proyectaban películas para llamar la atención del público. Los
gobernadores y los intendentes preparaban los programas de la noche cultural
con los mejores artistas de la localidad. Todo, con la intención de agasajar al
gobernante. Esos programas se transmitían por radio a toda Guatemala.
Otra anécdota que vale la pena mencionar es que Ubico era un amante de la
radio. Tan era así que llegó a contar con una radio de aficionados que, en ese
tiempo, era la más potente pues tenía 100 watts en tanto que las otras emisoras
no pasaban de tener entre 200 y 300 watts de potencia. La radio se identificaba
como TG5-JG y funcionó entre 1934-44. Debido a que Ubico no podía decir
públicamente, a nivel mundial, que era el presidente de Guatemala, utilizó las
siglas JG con lo que entre los radioaficionados se le conoció como Juan Guillén.
El nacimiento de TGW
Después de esa experiencia fallida, el Gobierno asumió directamente la
“necesidad” de crear una emisora radial para comunicarse con su pueblo. De ahí
que el 16 de septiembre de 1930 fuera inaugurada la radio oficial del Estado que,
desde entonces, se llama TGW, La voz de Guatemala.
Al respecto vale mencionar que durante ese período el sistema de onda corta
fue utilizado exclusivamente por la radiodifusión estatal. En general, la
programación de las emisoras de aquella época seguían el formato introducido
por la estación pionera, TGA. Había programas musicales y algunos espacios de
entretenimiento y orientación educativa.
El único programa de noticias que fue autorizado por el gobierno del general
Ubico se transmitía por TGW, La voz de Guatemala. Se trataba del Diario del
Aire, fundado el 1 de julio de 1938 por Miguel Angel Asturias y los periodistas
Oscar Rodríguez Rosal y Francisco Soler y Pérez.
La radio TGX fue fundada por Miguel Angel Mejicano Novales, quien había
colaborado con anterioridad en la desaparecida TGA. Inicialmente la TGX fue
instalada en la propia residencia de Mejicano Novales y posteriormente se
trasladó al local donde se imprimía el diario El Liberal Progresista.
El auge de la radio
Pero lo más importante es que se precisaron las funciones sociales del medio,
de acuerdo a los principios universales del periodismo: informar, formar y
entretener.
A partir de los años sesenta la radiodifusión empezó una transición hacia los
rasgos generales que la caracterizan en la actualidad. La dedicación técnico-
artística al trabajo de producción fue cediendo paso a la agilidad casi espontánea
que impuso la moda del momento: el discjockey, un anglicismo para referirse a la
persona que programa discos.
Para 1993 desertó el 8.4% del total de niños inscritos a nivel nacional. Esta
situación es más acentuada en el área rural (10.8%) que en la urbana (4.9%);
mayor en el sector educativo oficial (9.2%) que en el privado (4.3%) y mayor en el
hombre (8.6%) que en mujeres (8.0%). La deserción es mayor en Alta Verapaz
(13.5%) y en El Quiché (12.6%), en contraste con el 3.9% de la capital.
En todo caso hay que tener en cuenta que la frecuencia es sólo un componente
técnico dentro del proceso de emisión y recepción de la señal. Y para que la
radio se constituya en un medio de difusión formal es preciso disponer también,
entre otras condiciones, de cierta infraestructura y equipos, cuya posesión no
necesariamente es estatal.
Con base en ello y en la clasificación definida para este propósito, los datos
revelan que la composición de la propiedad de la radio guatemalteca es
predominantemente privada. El estudio La radio en Guatemala indica que en
1989 existían 118 emisoras de este tipo, frente a 25 institucionales y 11
estatales.
Distribución geográfica
Resulta interesante observar que más de diez años después, ya en el siglo XXI,
las tendencias se mantienen en todos los niveles de la radiodifusión nacional y
esta investigación tiene plena vigencia.
Aspectos técnicos
De las 154 emisoras estudiadas, en 1989, 125 difundían en una sola frecuencia;
21 en dos y 8 lo hacían en tres o más. En cuanto a las estaciones con más de
una frecuencia, únicamente tres registraban distinta programación. En este caso
se les consideraba como emisoras diferentes, aún cuando presentaban una
misma denominación social.
La radio casi siempre busca acompañar la rutina de sus oyentes. De ahí que el
tiempo y el horario que mantiene la señal en el aire están relacionados con el tipo
de público receptor de sus mensajes. Así, por ejemplo, la extensión y el periodo
de transmisión de una emisora cuyos destinatarios son los campesinos, tienden a
ser distintos a los de una emisora de públicos urbanos. Pero esto no siempre es
así. Muchas veces la cantidad de horas que las emisoras transmiten diariamente
está determinada por el interés de su programación y por sus posibilidades
económicas.
Con base en ello también se puede decir que las emisoras con menor tiempo
en el aire son generalmente las situadas en el área rural o que tienen un interés
particular en el público de esas zonas. La población rural, en su mayoría, termina
su actividad cotidiana al caer la luz del sol.
Durante los fines de semana, las transmisiones radiofónicas no presentan
mayores variaciones. De acuerdo a los datos, sólo una emisora amplía su
transmisión a más de 21 horas. En tanto que disminuye el número de radios que
transmiten de 16 a 20 horas, en beneficio de las que difunden menos tiempo.
La programación
Otros temas a los que la radio estatal les concede cierta importancia son la
salud y el deporte, mientras la religión tiene aquí su más corto espacio de
divulgación. El resto de temas (agricultura, mujer, niñez) siguen ocupando los
más bajos niveles de interés.
La diferencia entre las emisoras musicales y las que destacaban otros temas
era abismal, Sólo los programas informativos podían atenuar esta información.
Había 14 emisoras privadas que ofrecían el mayor tiempo a los programas
informativos; 20 le brindaban interés medio y 30 un mínimo.
Si se hace una relación de los temas que cada tipo de emisores privilegia, se
puede concluir en que la radiodifusión estatal e institucional es la que más
muestra interés en difundir mensajes con sentido educativo. Aunque, como se ha
visto, en ninguno de los casos estos programas gozan de la más alta preferencia,
la radio privada, en cambio, tiene una tendencia a los programas musicales e
informativos.
Las radios con programas noticiosos de más de una hora de duración son
relativamente pocas. En los tres casos, los espacios empleados para este tema
oscilan entre una y media hora. Esta situación se explica por el hecho de que en
Guatemala, tradicionalmente, la duración de tales programas no va más allá de
ese tiempo, aunque recientemente se han establecido espacios informativos de
la hora en punto y de la media hora, con una duración que oscila entre los 3 y los
5 minutos. Los horarios que menos muestra difusión de noticias son de las 7 a
las 12 de la noche y de la medianoche a las 6 de la mañana. A partir de ésta
hora, los niveles aumentan y se mantienen constantes durante el resto del día.
De todos, el período donde hay más programas de noticias es de 6 de la mañana
a una de la tarde.
Hay tres temas que tienen sus niveles más altos de difusión durante la mañana
(06:00 a 11:00): la niñez, la mujer y la información. El período de 1 de la tarde a 7
de la noche, en cambio, muestra una programación más diversa. Este es el
espacio que presenta más tiempo dedicado a la música, los deportes, la religión,
la agricultura y la ecología, la educación y la salud.
Para la música y la religión, sin embargo, todos los horarios son buenos. Sus
respectivos tiempos de difusión mantienen un importante nivel durante todo el
día, incluso en aquellos horarios en que hay menos emisoras dedicadas a los
diversos temas, como los comprendidos entre las 7 de la noche y 6 de la mañana
del día siguiente.
Capacidad de Producción
¿Ha escuchado usted programas grabados con un cantante de éxito, la
retransmisión de los mejores momentos de un partido de futbol o el show en vivo
de un cómico? Seguramente que sí. La radio tiene múltiples posibilidades. Una
de ellas es, precisamente, hacer sus propios programas.
Para este fin se han definido tres niveles: Producción Alta, Producción Media y
Producción Mínima. Esta clasificación se ha hecho de acuerdo a los siguientes
criterios:
PRODUCCION ALTA:
Más de dos estudios
Más de dos estudios en funcionamiento
Más de siete micrófonos
Más de dos tornamesas
Más de dos grabadoras de cinta abierta
Más de dos grabadoras de casetera
Más de dos cartucheras
Más de un tocadisco compacto
Más de una unidad móvil
PRODUCCION MEDIA
Dos estudios
Dos estudios en funcionamiento
De tres a siete micrófonos
Dos tornamesas
Dos grabadoras de cinta abierta
Dos grabadoras de casetera
Dos cartucheras
Un tocadiscos compacto
Una unidad móvil
PRODUCCION MINIMA
Un estudio
Un estudio en funcionamiento
Hasta dos micrófonos
Un tornamesas
Una grabadora de cinta abierta
Una grabadora de casetera
Una cartuchera
Ningún tocadiscos compacto
Ninguna unidad móvil
Si se obtiene el respectivo promedio, como se hizo con las estatales, los datos
indican que de las 118 emisoras privadas que existían en 1989, sólo 22 tenían
producción alta, mientras que 45 registraban producción media y 51 producción
mínima.
En relación a los valores que registran dos componentes del equipo (tocadiscos
compactos y unidades móviles), vale agregar algunos elementos. De todas las
emisoras del país, sólo 36 declararon poseer tocadiscos compactos. Treinta de
estas estaciones eran privadas. Ese hecho se explica en virtud de que dicho
recurso técnico está relacionado a las exigencias de la radiodifusión musical, que
domina la programación radial privada.
Si se compara con los que corresponden a las estatales y privadas, estos datos
indican que la radio institucional tiene más posibilidades de producir sus propios
programas. El número de emisoras institucionales con capacidad alta de
producción es mayor que el que presentan las estatales y privadas en relación a
la cantidad de radios existentes en cada caso.
En suma, los programas que ocupan más espacio en las transmisiones diarias
de las emisoras son los que se producen en vivo y los grabados previamente por
las emisoras. En total, exactamente la mitad de las emisoras estudiadas (77)
dedicaban más del 75 por ciento de su tiempo de transmisión a estos dos tipos
de producciones.
Vale anotar, además, que los programas retransmitidos ocupan más espacio
en las emisoras privadas que en las estatales o institucionales. Esto se debe a
que varias radios departamentales encadenan con algunas de la capital para las
transmisiones de programas noticiosos y deportivos.
Como se puede observar, también las emisoras privadas consigan una posición
favorable a sus programas, tanto en vivo como pregrabado. La presencia de
pregrabados nacionales u extranjeros ocupa un menor espacio.
En conclusión, hay que decir que la radio del país (estatal, privada e
institucional) mantiene un balance positivo respecto a la composición de la
producción que difunden. Hay más presencia de las producciones propias (en
vivo y pregrabadas) que las ajenas, aún cuando, como se vio antes, la capacidad
de producción ofrecida por el equipo técnico disponible es limitada.
La preferencia de las emisoras por los programas que tienen interés en difundir
se inclina hacia los musicales y las charlas radiofónicas. De las radios
estudiadas, 52 estaciones mostraban un máximo interés por el formato musical,
de ellas, 4 eran estatales, 45 privadas y 3 institucionales. Cuarenta y tres
expresaban este nivel de interés por las charlas radiofónicas (4 estatales, 31
privadas y 8 institucionales).
El formato que menos parecía gustar a las radios guatemaltecas eran las
novelas. Por éstas expresaban su máxima predilección sólo 16 estaciones (1
estatal, 6 privadas y 9 institucionales).
En cuanto a la preferencia general por el formato musical, vale decir que ello
podría ser indicativo de la manera en que se orienta el interés de los asuntos
relacionados con la juventud. En este sentido, aunque usualmente no se lo
considera como el más adecuado para enviar mensajes educativos, cabe la
posibilidad de revalorizar su uso en esta dirección.
En síntesis, entonces, se puede decir que existe una alta disposición por parte
de los funcionarios de las radios para difundir programas grabados dentro de una
línea educativa. Los temas, los formatos y la duración propuestos reafirman, en
términos generales, ese interés.
Los destinatarios de la radio
Aún así, la información obtenida permite establecer cuáles son las audiencias
más y menos atendidas. Para ello se parte del análisis de la cantidad de tiempo
que las emisoras dedican a los públicos específicos.
Los campesinos es uno de los públicos a los que más emisoras reconocen no
dedicar tiempo. En cambio, sólo 22 de las radios analizadas le dedicaban más de
tres horas. Si se toma en cuenta la importancia social de este grupo, la atención
prestada es ciertamente escasa. A ello hay que agregar que el tiempo de difusión
sobre asuntos de particular interés para esta audiencia, como agricultura y
ecología, es mucho menor que la cantidad de horas que se afirma dedicarle (sólo
9 emisoras transmitían más de una hora sobre temas agrícolas durante el día).
Sobre esto vale la pena señalar que a los campesinos se les percibe también
como destinatarios de cierto tipo de música (rancheras, tex mex y marimbas).
En síntesis, los datos indican que los principales públicos de la radio estatal
están constituidos por la familia, los adultos, las amas de casa, los jóvenes y los
profesionales. Entre cada uno de estos grupos no hay diferencias bien
delimitadas, aunque la atención que se ofrece al grupo familiar es claramente
superior al de los demás destinatarios. Todas las emisoras del Estado dedican
tiempo a este público y cuatro de ellas lo hacen por más de tres horas.
Los campesinos, los niños y los estudiantes representan para la radio estatal
públicos secundarios. De estos tres, el menos favorecido por la programación
radial del Estado son los campesinos. A ellos, sólo cuatro emisoras les dedican
tiempo.
El público que está ausente para la radio estatal son los creyentes.
Por su parte, las emisoras privadas definen como públicos principales de sus
mensajes a los jóvenes, los adultos y la familia. El público juvenil es el más
favorecido. Había 73 emisoras que le dedicaban más de tres horas y sólo cuatro
no les destinaban ningún espacio.
Otros públicos que la radio institucional define como “principales” son la familia,
los campesinos, los jóvenes y los adultos. Como se observa, en este grupo de
audiencia relevante sólo los campesinos son nuevos. Para los otros tipos de
emisoras sólo tienen un carácter secundario.
8) ¿Cuál es el público más atendido por las radios y cuál es el peor atendido
por éstas?
VII. El periodismo radiofónico
Esto lo hacía porque González Campo era redactor del medio impreso y,
cuando dejaba por las noches la redacción, se llevaba bajo el brazo algunas de
las principales noticias para leerlas ante el micrófono y compartirlas con el
auditorio de la primera emisora radial de Guatemala.
Asturias, director del medio informativo, era quien escribía las noticias y él las
leía al aire, así como corregía las redactadas por sus colaboradores, dándoles un
toque personal.
Eran noticias breves, escritas con un lenguaje sencillo. Tal y como ahora se
exige que deben ser escritas las noticias para la radio.
El radioperiódico se difundía entre las 13:05 y las 14:40 p.m. (35 minutos al aire),
y tenía un total de 11 empleados.
“Al suministrar esta información DIARIO DEL AIRE aprovecha la oportunidad del
cálculo oficial que establece que hay en la república 14,510 aparatos
funcionando, para sacar un promedio entre aparatos que sintonizan el DIARIO
DEL AIRE, que son los más, según una encuesta efectuada hace algún tiempo
por la Voz de Guatemala, y el número de personas que escuchan en cada
aparato radiorreceptor, de 72,550 personas que en toda la República escuchan
DIARIO DEL AIRE, en los radios inscritos en la Secretaría de Fomento. En este
cálculo no se incluyen los altoparlantes públicos que funcionan en esta capital y
en las plazas de los departamentos invisibles, y que son en los que
indudablemente escuchan DIARIO DEL AIRE, mayor número de personas.
Tampoco incluimos aquí todos los radiorreceptores que nos escuchan en Santa
Ana, San Salvador, Ahuachapán, Sonsonate, La Libertad, San Vicente de El
Salvador; Tegucigalpa, La Ceiba, San Pedro Sula y demás ciudades y
poblaciones de Honduras, ni los amigos invisibles que nos escuchan en
Tapachula, así como en Belice, y en Managua y otras ciudades de Nicaragua.
Tomando en cuenta el promedio que hemos hecho, en 5 personas que escuchan
DIARIO DEL AIRE por radiorreceptor inscrito en la República que hace un total
de 72,550, y de los que nos oyen en los parques públicos y fuera del país, fácil
es concluir que DIARIO DEL AIRE es escuchado diariamente por más de
100,000 personas. No es un cálculo exacto pero sí indudablemente muy
aproximado a la verdad”.
Mejía también señala una de las grandes deficiencias del periodismo radial en
Guatemala:
Entre los noticieros que utilizan este sistema de cobertura nacional podemos
citar Patrullaje Informativo, de Emisoras Unidas; Sonora es la Noticia, de Radio
Sonara; Radioperiódico El Independiente, por la cadena de emisoras Nuevo
Mundo, Guatemala Flash, a través de emisoras en FM encabezadas por Fabu
Stereo y Comando Informativo, de la cadena encabezada por Radio Mundial y la
Cadena Azul.
Uno de los radiodiarios de más larga vida ha sido Guatemala Flash que aún se
continúa difundiendo. Este radioperiódico forma parte de la historia del
periodismo nacional, en la medida en que sus propietarios y cuerpo de redacción
sufrieron la represión y la censura gubernamental.
Treinta y ocho años después, en 1997, Ramiro MacDonald, hijo, denunciaba que
el gobierno de Álvaro Arzú Irigoyen impulsaba una campaña para tratar de
ahogarlo, tal como lo hiciera con otros medios periodísticos del país, debido a
que no aceptaba la línea independiente del radiodiario. Finalmente, un año
después, MacDonald se vio obligado a vender los derechos de Guatemala Flash
para evitar su desaparición.
La radio en Guatemala es, sin lugar a dudas, el medio de comunicación que más
impacto ha tenido en la vida de los guatemaltecos. En la ya lejana década de los
sesenta se calculaba que, en las regiones rurales del oriente del país, tres de
cada cuatro agricultores tenía un radiorreceptor y, en el altiplano indígena, uno de
cada dos.
Entre las ventajas encontradas por el estudio del EBR se pueden citar las
siguientes:
La radio en la actualidad
La radio departamental:
Los inicios de la radio quetzalteca
Pero una de las que tuvo más vitalidad fue la TGD, la segunda emisora de
Quetzaltenango y la primera privada. Inició sus transmisiones el 18 de febrero de
1947. Su fundador José Angel Illescas, cuenta que él mismo construyó los
primeros transmisores, “pequeñitos, de 40 por 60 centímetros, fabricados con
antiguos tubos de recepción, adecuados para poder transmitir”, según recuerda.
Al rememorar esa época, Illescas señala que, pese a que su emisora era poco
técnica, más bien artesanal, “se escuchaba con nitidez en toda la ciudad, y tenía
una potencia aproximada de 100 vatios”.
La TGD estuvo en el aire con ese improvisado transmisor por cerca de tres
años. Entonces, y ya aprovisionada con un nuevo equipo, siempre de fabricación
casera, estuvo en el aire un tiempo más hasta que se pudo importar el primer
transmisor de marca. Ese cambio le permitió a la TGD emitir también en banda
corta, traspasando las fronteras de Guatemala.
En sus primeros años, la TGD lograba mantenerse con los anuncios de los
patrocinadores locales, salvo por anuncios de productos de compañías
farmacéuticas, de nivel nacional. Posteriormente y gracias a la nueva cobertura
de la radio, empezaron a pautar casas comerciales de ciudades vecinas a
Quetzaltenango, como San Cristóbal Totonicapán.
Entre las anécdotas más ricas de la TGD es que la emisora compró su propia
marimba para realizar presentaciones en vivo en su teatro-estudio, el que llegó a
ser un programa cultural de amplia aceptación por el público de la emisora.
También tuvo una gran audiencia el programa del guitarrista Danilo Rivera, el
que diariamente se transmitía desde la casa del artista. Además, Radio Landívar
transmitió las famosas radionovelas dirigidas por la escritora Estela Molina.
José Ralón Cruz, quien se inició en la TGQ, donde se apasionó con el mundo de
la radiodifusión, es uno de los empresarios quetzaltecos de más prestigio en este
campo. Actualmente es propietario de dos emisoras de FM: Stereo 100 y Stereo
Primavera.
2) ¿En qué forma redactaba Miguel Angel Asturias las noticias que difundía
el Diario del Aire?
Esto significa que una emisora no es una empresa como cualquier otra. Debe
tener un reglamento que norme cómo va a operar, sus horarios, qué tipo de
programación va a ofrecer.
El Estado asume un papel de garante de las buenas costumbres, del uso
correcto del idioma (la referencia es únicamente al español), del respeto a las
tradiciones y la forma de ser y pensar de las comunidades. De alguna manera
también protege su soberanía, pues la radio podría ser utilizada por elementos
que pudieran subvertir el orden establecido.
Sin embargo, se estipula que las estaciones de radio podrán facilitar sus
micrófonos a cualquier ciudadano para que pronuncie conferencias de interés
general. En estos casos, el representante legal de la emisora asumirá,
solidariamente con el disertante o conferencista, las responsabilidades legales
consiguientes.
La concesión de frecuencias:
EL USUFRUCTO
Esta terminología jurídica podrá parecer confusa. Quiere decirse, por ejemplo,
que si una persona compra un terreno, puede hacer de él lo que le da la gana,
como venderlo -completo o en parcelas- hasta dejarlo en herencia a sus hijos o
regalarlo.
Ahora bien, hay algunos aspectos técnicos regulados de común acuerdo a nivel
internacional que, aparte de establecer la regulación, da consejos en materia de
distribución de frecuencias.
Esto es, precisamente, lo que hace posible que una emisora de Guatemala
pueda transmitir en la misma frecuencia que una de Tegucigalpa, Honduras, sin
que sus programaciones se interfieran y puedan llegar, cada una, con claridad
hasta sus respectivos públicos.
Sin embargo, la única limitante siempre será la económica. Por lo regular las
emisoras comunitarias no tienen el suficiente dinero para ganar un concurso ante
una gran empresa de radiodifusión.
El criterio es el mismo para las bandas cortas, aunque son las únicas que, en
este momento, no están saturadas. Allí todavía hay distribución posible porque la
tendencia actual de la radio comercial no utiliza estas bandas. De manera que
hay una riqueza de posibilidades para que la radio departamental pueda
conseguir, con relativa facilidad, una frecuencia.
Si una persona tuviera un interés muy particular para adquirir una emisora en AM
o FM, tendría que negociar los derechos de usufructo con un concesionario
actual, porque ya no hay espacio.
No tendría por qué afectar, salvo que se diera la misma frecuencia a dos
emisoras y siempre y cuando la potencia de una emisora (la mayor,
hipotéticamente la de la ciudad capital) empiece a transmitir con más potencia de
la autorizada y "se meta" en el territorio de la emisora departamental.
Así, una emisora que desde la capital transmita con 10 mil varios, prácticamente
estaría abarcando casi todo el territorio nacional en una circunferencia tal que
llegaría hasta las fronteras de El Salvador, Honduras, una parte importante del
territorio de Petén y la frontera con México en muchos puntos.
Sin embargo, este esquema, que debió haberse mantenido, fue sustituido
porque a alguien se le ocurrió, seguramente por razones económicas, que la
radio no necesitaba cumplir esa función educativa o cultural y terminó por
imponer la moda del locutor que da la hora y pone un disco. La radiodifusión
nacional quedó reducida a una función de rockola con antena.
Esto es una radiodifusión que no debería de existir en un país con una trayectoria
radiofónica como la de Guatemala y que ha llevado a nuestra radiodifusión a
niveles vergonzosos de subdesarrollo.
3. ¿Qué requisitos hay que llenar para obtener una licencia de radiodifusor?
4. ¿Es posible ahora mismo solicitar una frecuencia para una emisora de AM
o FM si se llenan los requisitos legales?
Según Amarc, “no buscan el lucro las emisoras que así se denominan,
sino el servicio a la sociedad civil. Un servicio altamente político y movilizador: se
trata de influir en la opinión pública, de crear consensos, de ampliar la
democracia. En definitiva —y por ello el nombre— de construir una comunidad”.
a) La promoción de la educación.
c) El fortalecimiento de la comunicación.
a) Derechos Humanos.
b) Desarrollo de la comunidad.
c) Medio Ambiente.
e) Organización comunitaria.
De ser simples emisoras locales, las radios comunitarias han logrado ganarse el
cariño del pueblo por permitirles expresarse libremente.
En las comunidades más alejadas del país, donde la radio es el único medio de
comunicación, la comunidad ha logrado espacios de participación social en su
propio idioma, a la vez de afianzar valores y la cultura local.
A las puertas del próximo milenio, este tipo de emisoras busca redefinir su rol,
mantener su nivel de audiencia --además de elevarlo-- para competir con las
comerciales, lo cual les obliga a encontrar mecanismos efectivos para
autofinanciar sus emisiones, capacitar a su personal y adquirir equipos modernos
de transmisión.
En sintonía
"Y es que en la aldea más recóndita del país no falta un aparato receptor, el
perro y la gallina", asegura Reynaldo Gálvez, presidente de la Federación
Guatemalteca de Escuelas Radiofónicas, FGER, la cual agrupa a ocho emisoras
en distintos departamentos del país.
Aunque no compiten en nivel de audiencia con las radios comerciales, las radios
comunitarias han logrado influenciar efectivamente en los pueblos donde
transmiten, pues son un medio alternativo donde la gente busca un espacio de
expresión para resolver necesidades comunes.
Así, desde la cabina, cualquiera puede solicitar una ayuda para el funeral del
vecino, avisar que su mamá está enferma o contar sus problemas agrícolas o
familiares. Pero no sólo eso. El médico les aclara sus dudas para curar las
enfermedades de la piel, el maestro les enseña y los políticos explican sus
programas de gobierno.
En pocas palabras, han logrado que gente de todas las edades participe en la
programación.
"Eso les da mayor ventaja porque la gente prefiere oír en su propio idioma",
explica Violeta Contreras, de la Asociación de Comunicadores Cristianos de
Guatemala, ACCG.
Quizá por ello la encuesta de la firma Multivex resalta una amplia ventaja de las
radios comerciales sobre las comunitarias, las cuales no se incluyen, siquiera,
entre las conocidas a nivel nacional.
De lo que se alegran es que la influencia que las emisoras de este tipo han
logrado en ciertas comunidades no sólo ha sido efectiva, sino en algunos casos
también ha molestado a algunas autoridades locales.
Y a lo mejor tenga razón. De acuerdo con las subastas de frecuencias —en las
frecuencias AM / FM—, los precios en el interior oscilaron entre los Q35 mil y los
Q400 mil por frecuencia.
"Sin más, esas tarifas sacan del cuadrante a las organizaciones y comunidades
que no tienen la capacidad de compra. Es imposible reunir esa cantidad entre
vecinos que a veces no tienen ni para el pasaje de la camioneta", se queja
Contreras.
Sin entrar en pugna con las radios comerciales, Smith considera que el espectro
radioeléctrico debe reconocerse como patrimonio nacional y no como propiedad
privada.
A simple vista, el pluralismo y el bien común quedan olvidados con la nueva Ley.
De hecho, desde la legislación anterior se les limitaba la potencia radial a 50
watts en la banda AM, así como la publicidad.
Pero los radialistas reconocen que deben competir con el resto de emisoras
comerciales, que quieren ser autofinanciables y que necesitan publicidad y
propaganda. Los ingresos sólo serán utilizados para gastos de operación,
aclaran.
Sin embargo, hace falta actualizar tecnología, tanto para acortar distancias como
para aportar una cultura propia al resto del mundo. Y eso lo reconocen los
radialistas guatemaltecos. "Nos hemos quedado rezagados en comparación con
otros países", admite Gálvez.
Para paliar el problema han comenzado a analizar la posibilidad de unirse
formalmente a la AMARC, para conectarse vía satélite con las cerca de cien
emisoras comunitarias de América Latina que integran la red.
Si lo logran será otro de sus éxitos. Sin embargo, falta ver si las circunstancias en
que se desarrolla el sistema radiofónico les permite desarrollar los programas de
educación y cultura que contemplan sus proyectos.
2. Ecos alternativos
La luz intermitente que dice "on air"y da la señal de grabación es una perfecta
desconocida. Resulta iluso pensar en audífonos programables, que tienen varios
botones y ajustan el sonido. El estudio es pequeño, en sus paredes resalta el
grafiti (mensajes escritos en la pared) y entre su equipo se cuenta con los dedos
de las manos los tornamesas láser, sólo hay una consola.
"Muy buenos días, son las cinco y media de la mañana y empieza un nuevo día.
Radio La voz de la comunidad le desea un Feliz cumpleaños a don Félix y les
recuerda a todos que el grupo de vecinos se reunirá hoy en el salón comunal....
Complaciendo a la audiencia, se quedan con la voz de Vicente Fernández y su
éxito Lástima que seas ajena".
Cuando "las cuñas", pequeños anuncios de la radio, producidos ahí mismo salen
al aire, los ecos logrados por los pocos efectos de sonido doblan las palabras de
los locutores, y los vecinos paran la oreja. Ya saben que algo que les incumbe y
les conviene escuchar esta a punto de salir de las fauces del aparato receptor...
Así que todos atentos.
Son 15 los jóvenes, entre 16 y 32 años que colaboran en la radio... "yo soy el
único extranjero", bromea Reynaldo Gálvez, el director, originario de Carchá, Alta
Verapaz. Dos de ellos: Manolo y Erick se turnan trabajando medio tiempo cada
uno. "Sus sueldos es el único gasto que tenemos al mes, más el mantenimiento",
dice Reynaldo. Los demás hacen turnos en el horario de 8 a 10 de la noche.
Los programas varían, -La voz ranchera, los éxitos del recuerdo, generación
2000, noches Chapinas y Patojitos son algunos de los estelares. Todos a
excepción de Patojitos, que está proyectado para niños, son musicales, pero los
jóvenes esperan que en noviembre del año 2000 la radio arranque con nuevos
segmentos.
"Esta es la etapa de investigación, queremos saber que espera la gente. Con las
encuestas que hemos pasado a la comunidad, ya sabemos que temas como la
educación, la salud y la sexualidad son de sumo interés. También ciertos
grupos, como el comité de vecinos y el grupo de mujeres Voluntariado Vicentino
de San José Buena Vista quieren tener sus propios espacios-", cuenta Reynaldo.
Gestos como las radiomaratones que recaudan dinero cuando alguien fallece, la
ayuda en los deslaves, la campaña que logró que 500 familias cuenten con agua
en su domicilio y la campaña contra el robo, son algunas de las anécdotas que le
dan la razón a este joven.
Los colaboradores están luchando por obtener una frecuencia, pero la idea de
tenerla por la vía legal les resulta más increíble cada día.
Las coordinadoras más fuertes a las que se pueden afiliar las radios
participativas son cuatro. La primera es FGER (Federación Guatemalteca de
Escuelas Radiofónicas) que nació en 1965 y que alberga 8 emisoras, 7 de las
cuales están ubicadas en el interior de la república y la restante es la que se
encuentra en el barrio el Gallito, La Voz de la Comunidad.
Otra es ARCG (Asociación de radios Comunitarias en Guatemala), que alberga a
16 estaciones. Estas se enfocan, en su mayoría al público pocomam. También
existe La Asociación de Radios Comunitarias de Occidente, que reúne a 22
asociadas y se dedica al público maya de la región. Por último se puede
mencionar a la Asociación de Comunicación Comunitaria que reúne medios
radiofónicos, televisivos e impresos.
Entre todas esas radios, existen algunas que se han inmiscuido de tal manera en
la comunidad que su huella hoy ya resulta indeleble. Un ejemplo vivo es la Voz
de colomba, la más antigua del país, que ha realizado quince campañas de
alfabetización para enseñar a leer y escribir a sus radioescuchas.
"Bueno queridos radioescuchas, los dejamos con la última pieza, nuestra querida
Luna de Xelajú al son de las mejores marimbas. No deje de sintonizar mañana
su radio amiga La voz, la voz, la voz... de la Comunidad".
La bulla no es nueva
El joven sonríe, explica que pueden ser esas que están en los mercados, "No
sé", dice sonriendo, argumentando ser honesto. "Las que trabajan en los
pueblos", dice Ofelia, de 45 años, propietaria de un negocio de bienes y raíces,
en la capital.
Pero, ¿qué son las radios comunitarias?, ¿nunca ha oído ese nombre? Bueno,
últimamente se cambian de apellido con impresionante facilidad. Es posible que
usted las conozca como populares, educativas, asociativas, libres, participativas,
interactivas, ciudadanas, públicas u otros seudónimos que hasta los expertos en
la materia desconocen.
Estas radios han servido de correos sin estampillas, de teléfonos al aire libre en
inmensas zonas incomunicadas. Han servido para anunciar todo tipo de cosas,
desde los precios del mercado hasta el extravío de un burro, o la hora en que
llegará el hijo de un vecino a la estación de buses. Han servido para enseñar a
leer a cientos de analfabetos y difundir los derechos de los pueblos indígenas.
Asimismo, apoyan los sectores de campesinos, niños, mujeres, marginados y
cualquier grupo que en determinado rincón del planeta represente una minoría.
También son estas radios las que promueven campañas como las de
vacunación.
El obstáculo legal
"No hay que acusar de ilegales a las radios comunitarias, sino modernizar los
marcos jurídicos para que todos tengamos sitio en el espectro", recalca
Reynaldo. Modernizar las leyes de telecomunicaciones como se ha hecho en
Canadá, Francia, Australia, Holanda, Noruega, en los países más desarrollados
no tiene por qué ser una utopía.