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El dibujo de formas prepara al niño para escribir las letras. También sirven para ese mismo
propósito el movimiento que hacemos en grupo (siguiendo un patrón de gestos a la vez que
cantamos, o deslizándonos juntos como una cometa o un tren), y es importante jugar con
ritmos, dedicándoles regularmente un tiempo. En definitiva, se trata de vivir procesos de
movimiento: las formas son las huellas que deja el movimiento.
El dibujo de formas prepara al niño para escribir las letras. También sirven para ese mismo
propósito el movimiento que hacemos en grupo (siguiendo un patrón de gestos a la vez que
cantamos, o deslizándonos juntos como una cometa o un tren), y es importante jugar con
ritmos, dedicándoles regularmente un tiempo. En definitiva, se trata de vivir procesos de
movimiento: las formas son las huellas que deja el movimiento.
El dibujo de formas desarrolla habilidades sensoriales y motoras. Primero se trazan las líneas
con las extremidades (brazos y piernas, más tarde con los dedos). Los niños caminan por las
formas, mueven sus brazos en el aire, o recorren con sus índices la trayectoria dentro de un
cajón con arena...
Entre otras habilidades practicamos: la orientación espacial, su propia geografía corporal, así
como la integración sensorial y la coordinación ojo-mano; se estimula la actividad motora
(tanto gruesa como fina), la dirección y el cruce con la«linea media» que separa izquierda de
derecha.
Concentración. Esta cualidad florece con el dibujo de formas. Las formas que dibujamos no
pueden ser hechas bien a menos que cada niño esté concentrado y tranquilo.
Coordinación Ojo/Mano. El “modelo” del dibujo en la pizarra debe de ser copiado en el papel
del niño, y, conforme transcurre el año, la mayoría de los niños aprende a confiar en la guía de
sus ojos. Esta habilidad de confiar en las propias capacidades imbuye confianza, que luego se
manifiesta en otras asignaturas.
Comprensión de la relación que existe entre la parte y el todo. La naturaleza armoniosa
de estos dibujos ayudará tanto al niño distraído, el que está demasiado atraído por el “todo,”
como al niño absorto en sí mismo, el que vive intensamente en las “partes”.
Comprensión de cómo las formas se relacionan con los números. Las “figuras
geométricas” simples ayudan a encontrar las relaciones numéricas y una amplia gama de
conceptos geométricos.
Orden y equilibrio. ¡Un dibujo de formas luce si se ubica (y lo hacen a mano alzada) centrado
en el papel!
En el pasado taller “La relación entre el dibujo de formas y la lecto-escritura”, Eva nos estuvo
hablando de cómo se desarrolla la clase principal en el ciclo de primaria.
En primer lugar, se trabaja la ronda como un calentamiento. Dura menos de media hora, y
después, sentados en los pupitres, sigue la lección propiamente dicha. Vimos ejemplos de
ejercicios en los que se aplica un ritmo. Se trata de una preparación que va a afinar al grupo y
que puede tener la forma musical, de movimientos gimnásticos, de recitaciones, etc.
Este taller nos permite entender por qué el enfoque waldorf hacia la lectura es lento pero
profundo y sólido. Al mismo tiempo, el enfoque es también metódico, rico, artístico, y
placentero para los niños de primero. Y luego, la mayoría de estudiantes waldorf se vuelven
grandes amantes de la lectura.
¿Con qué elementos se introduce la lecto-
escritura en el primer curso de primaria?
Recitación diaria
Los logopedas recomiendan a los educadores usar el lenguaje oral para fomentar las
habilidades lectoras en los niños. Al recitar y memorizar numerosas poesías hermosas y
significativas, los niños distinguen las combinaciones de los sonidos básicos que forman
nuestro lenguaje. El enunciar bien otorga una mejor base para la ortografía.
Dibujo de formas
Las líneas rectas y curvas son los elementos básicos de nuestras letras. Aprendemos primero
la diferencia entre una curva que se dirige hacia la derecha y otra que se dirige hacia la
izquierda, o en dónde termina una curva y en dónde empieza una línea recta. Vimos distintas
simetrías que se le presentan sucesivamente a los niños, y como se aumenta la complejidad
cada curso, en concordancia con el estado evolutivo.