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Las sociedades anónimas podrán emitir acciones sin derecho a voto por un importe nominal
no superior a la mitad del capital social desembolsado. Los titulares de acciones sin voto
tendrán derecho a percibir el dividendo anual mínimo fijo o variable que establezcan los
estatutos sociales y confieren a su titular el derecho a obtener el reembolso del valor
desembolsado antes de que se distribuya cantidad alguna a las restantes acciones en el caso
de liquidación de la sociedad.
No debe confundirse la acción sin voto, con aquellas acciones ordinarias a las que se les ha
privado del derecho de voto por determinadas razones; tal es el caso del accionista moroso.
Son la parte del capital de una sociedad que carece del derecho de intervenir en la gestión
empresarial de la compañía ejerciendo el derecho fundamental del voto. Se considera como
la manifestación más aceptada del también llamado capital mudo. Las acciones sin voto no
pueden representar un importe nominal superior a la mitad del capital social
desembolsado. Atribuyen a su titular el derecho preferente al dividendo: los estatutos
fijarán un dividendo mínimo anual, que no podrá bajar del cinco por ciento del capital
desembolsado por acción sin voto; si el dividendo acordado en cada ejercicio es superior al
mínimo previsto para las acciones sin voto, éstas tendrán derecho, además, a la diferencia.
Si la sociedad no paga el dividendo mínimo, deberá pagarlo, lo más tarde, dentro de los
cinco ejercicios siguientes recuperando, mientras, el derecho de voto.
ACCIONES EN CARTERA:
Asimismo, el proyecto plantea en su artículo 98º en un primer nivel lo que también
constituye una novedad, la posibilidad que en la constitución o en el aumento de capital se
creen acciones no suscritas, con o sin derecho a voto, las que se mantienen en cartera y que
no pueden representar más del 20% del número total de las acciones emitidas. Estas
acciones en tanto no sean emitidas:
a) No pueden llevarse a la cuenta capital del balance.
b) Sólo se emiten una vez que se suscriben y pagan en por lo menos un 25% de cada una.
c) Los derechos inherentes a esas acciones sólo se generan cuando se emiten.
d) Existe reconocido el derecho de suscripción preferente dentro del plazo de 3 días, fijado
en el artículo 99º del proyecto.
También existe un segundo nivel para las acciones en cartera y es cuando la sociedad
adquiere en el mercado sus propias acciones para conservarlas un tiempo con el objeto de
evitar caídas bruscas de la cotización en la Bolsa o para distribuirlas entre algunos de sus
funcionarios y trabajadores como una forma de estímulo o incentivo.
El art. 51 de la Ley de Sociedades Anónimas (LSA) establece que las acciones pueden estar
representadas por medio de títulos o por medio de anotaciones en cuenta y que, en ambos
casos, tienen la consideración de valores mobiliarios. Estos son pues los sistemas por los
que se puede optar a la hora de fijar a través de los estatutos sociales cómo se representan
las acciones en que se divide el capital.
Cuando nos encontramos ante sociedades anónimas pequeñas la forma más habitual de
representación es mediante títulos y por ellos vamos a comenzar.
Los títulos físicos constituyen la forma tradicional de representación de las acciones que
recogen los estatutos si bien es cierto que, por su carácter meramente declarativo, en la
mayoría de los casos donde se elige esta forma de representación los títulos no llegan a
emitirse, sin que esto impida a los accionistas el ejercicio de sus derechos. Los títulos tienen
la consideración de valores mobiliarios, negociables y corporativos, al incorporar el
conjunto de derechos y obligaciones propios del accionista.
Siempre que las acciones se representan por medio de títulos el accionista tiene derecho a
recibir los mismos libres de gastos, tal como se establece en el art. 52.2 de la LSA, sin
embargo, hay que tener en cuenta que esta afirmación debe ser matizada. Así, en tanto la
sociedad no tenga inscrita la escritura de constitución o la de ampliación de capital que ha
dado origen a la emisión de las acciones, éstas no pueden entregarse. Igualmente la
sociedad puede recurrir a la emisión de títulos múltiples, siempre que así se haya previsto
en los estatutos sociales, representando cada uno de ellos a varios acciones de la misma
serie, es decir, del mismo valor nominal.