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Teatro en internet

para niños
no 1

Seis piezas de
teatro infantil
LA GRUTA DE LAS SORPRESAS
EL ESQUELETO PARLANTE
NICO Y EL ASTRONAUTA
EL JUEGO DE LA GUERRA
ECOS DE CARACOLA
MAGIA EN EL BOSQUE

Fernando Macías García


Teatro en internet

para niños
no 1

Seis piezas de teatro infantil


LA GRUTA DE LAS SORPRESAS
EL ESQUELETO PARLANTE
NICO Y EL ASTRONAUTA
EL JUEGO DE LA GUERRA
ECOS DE CARACOLA
MAGIA EN EL BOSQUE

Fernando Macías García

Colección: Teatro en internet para niños nº 1

Coordinación de la edición:
Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales
Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía

Edita: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura


© de la edición: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura
© del texto: Fernando Macías García
© del prólogo: Julio Martínez Velasco
Maquetación: Enrique Cameno Antón

D. Legal: SE-5522-08
ISBN: 978-84-8266-816-1
Teatro en internet
Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
ÍNDICE
pág.

ESTUDIO INTRODUCTORIO 4
Julio Martínez Velasco

NOTAS SOBRE EL AUTOR 7

LA GRUTA DE LAS SORPRESAS 9

EL ESQUELETO PARLANTE 19

NICO Y EL ASTRONAUTA 30

EL JUEGO DE LA GUERRA 39

ECOS DE CARACOLA 49

MAGIA EN EL BOSQUE 71

MATERIAL GRÁFICO 98

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Teatro en internet
Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
E S TUDIO I N T RO D U CT O RI O

Hemos de saludar con especial alborozo la aparición del primer número de la nueva colección
Teatro en Internet para niños que edita el Centro de Documentación de las Artes Escénicas de
Andalucía, por lo que representa como aportación a un género habitualmente abandonado en
nuestro país y como concienciación de su necesidad como inestimable elemento formativo psico-
social del niño.
Desde finales del siglo XIX, en todos los países cultos se alzaron voces en pro del teatro infantil.
Mark Twain, en los Estados Unidos, profetizaba: “Tengo la convicción de que el teatro para los niños
es una de las mayores invenciones de nuestro siglo, y que su valor educativo es muy amplio, que
ahora casi no se percibe y que se comprende muy vagamente, pero que en un futuro próximo será
reconocido por todos”. En efecto, al cabo de poco más de cien años, el teatro infantil es una
espléndida realidad en las naciones de occidente y era una obligación legal en los desaparecidos
regímenes comunistas. En España los intentos han sido tan insistentes como infructuosos por falta
de una ambiciosa e idónea planificación a nivel nacional como la exigencia requiere. Es obvio que
en manos de la iniciativa privada, las más de la veces de carácter mercantil, los ensayos
propugnados de su extensión se hayan visto cercenados por la errónea mentalización de etiquetar
toda actividad dedicada a la infancia con un sambenito de peyorativa intranscendencia. Por este
motivo, pocos son los editores que se han arriesgado a lanzar obras dramáticas para niños como
vehículo difusor para su posterior puesta en escena; escasos los escritores que se han decidido a la
creación de piezas teatrales en esta especialidad, por un erróneo prurito de prestigio y por su
exigua rentabilidad; y contadísimos los empresarios que se han aventurado a invertir dinero en el
montaje y explotación de espectáculos para niños. Si unos y otros se detuvieran a meditar
serenamente la nobleza del empeño, muy otra sería su actitud. Porque el teatro infantil no sólo no
es un subgénero, sino que reclama la exigencia, en virtud del público al que va dirigido, de
constituir un género especialmente digno de alcanzar una ética y una estética más depurada que
los restantes géneros teatrales. No olvidemos el lapidario consejo de Constantín Stanislawsky: “El
teatro para niños debe estar hecho como el de los adultos, sólo que mejor”.
Desde que nace, el niño es un insaciable receptor de sensaciones, una placa fotográfica virgen
donde puede impresionarse todo el mundo que le rodea, una masa de barro sin modelar, factible
de adquirir la forma que se desee. En su memoria, vacía de recuerdos, se almacenan ideas primarias
que habrán de convertirse en fundamentales tan pronto adquiera uso de razón, momento en el que
el niño hace uso del raciocinio y comienza a emplear las premisas del silogismo para lograr unas
conclusiones que representan la primitiva creación en la mente infantil, de donde se deduce que la
relación existente entre él y el mundo que le rodea es creadoramente fecunda. Con el uso de razón,
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alrededor de los siete años, el niño comienza a aplicar los elementales conocimientos que ha
recibido; de ahí la intensidad arrolladora de su curiosidad, basada en un afán de conocer y asimilar
el entorno en que vive. La satisfacción de esa curiosidad puede venirle al niño inconscientemente,
mediante juegos, y consciente e impuesta, a través del estudio. Por el juego, el niño asimila mejor
sus experiencias, dado el placer que recibe; por el estudio las asimila quizás más profundamente,
debido a la habilidad pedagógica de sus educadores, pero existe una resistencia en él a recibir
enseñanzas por la imposición, a causa de la reducción de libertad que rodea a toda actividad
docente. El mero hecho de ser obligado a estudiar, de ser arrancado de su hogar y ser llevado a la
escuela, alejado de sus juguetes, en medio de los cuales bulle un mundo de creatividad
imaginativa, despierta en el niño una resistencia y le hace desplegar un artilugio defensivo contra
la imposición de conocimientos que, por su carácter realista, chocan con los adquiridos en el
ejercicio de su libre imaginación.
No cabe duda de que en estas circunstancias, el teatro, por enjundia lúdica y formativa, es
aceptado por el niño sin la menor resistencia. Una experiencia dramática elemental en la escuela
diluye la aridez de la enseñanza. Ilse Rosemberg, ponente de la República Democrática Alemana
en el Congreso Internacional de la A.S.S.I.T.E.J. (Asotiatión International du Theatre pour L´Enfance
et la Leunesse) celebrado en Montreal y Albany en junio de 1972, afirmaba que “La relación que el
niño establece con lo que ve en el teatro sobre la escena empeña toda su personalidad.
Espontáneamente deja ver su entera participación en los sucesos que se desarrollan en la escena.
Podemos afirmar que dejándose llevar por la historia que se representa ante él, el niño vibra por
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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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todas las fibras que constituyen su joven personalidad. La espontaneidad, la sinceridad y la
sensibilidad hacia el mundo son las condiciones esenciales de la creatividad. Y son precisamente
estas cualidades las que desarrolla la experiencia del teatro. El teatro permite al niño no sólo
asimilar intelectualmente nuevos conocimientos, sino, además, ensanchar y enriquecer el conjunto
de relaciones hacia el mundo exterior.
El niño debe participar en el teatro, pasivamente, como espectador y, activamente, como actor
y, aún, como autor, para el completo desarrollo de su creatividad y para su educación social, ya que
los ensayos aglutinan un equipo de actividad muy fecunda para la integración social del niño y para
la psicoterapia contra la introversión.
Por todo ello es digna del mayor elogio la labor tenaz, constante y a prueba de desmayo,
realizada en la bella ciudad cordobesa de Lucena por Don Antonio Viruel Rodríguez y sus
colaboradores que, conscientes de su responsabilidad y de la eficacia del teatro en las tareas
docentes se afanaron en aplicar las experiencias dramáticas en los colegios nacionales Barahona de
Soto y Nuestra Señora del Carmen. Pronto acusaron la falta de textos que padece nuestro país, mas
no se arredraron por esa dificultad -una más de las muchas con que tropezaron en su noble
empeño- y en 1971 crearon un concurso de piezas teatrales para ser representadas por niños. (El
Certamen Barahona de Soto de Teatro Infantil conoció cerca de veinte convocatorias consecutivas
y sus organizadores premiaron casi el centenar de obras y más de mil han pasado por sus manos y
archivadas. Desaparecido un tiempo ha vuelto en el actual siglo XXI, así como el de Teatro Corto
para mayores, ahora impulsados por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Lucena y ojalá
sigan convocándose muchos años manteniendo viva la llama del teatro.) De esta forma, aparte de
la viabilidad del ejercicio lúdico-docente en dichos colegios, lograron interesar a los dramaturgos
españoles hacia un género contumazmente despreciado con esta peyorativa frase: “Bah, es para
niños”, tan escuchada entre los autores que no quieren “descender” a escribir para ese público
menor de edad, cuando en realidad no lo hacen porque entraña mayores dificultades que el teatro
para adultos, ya que como dijo Antonio Buero Vallejo, “El teatro infantil exige no sólo un
imprescindible conocimiento de las técnicas escénicas, sino una gracia especial: la de amar y
entender el alma de los niños”.
El autor de teatro infantil ha de ser, por encima de todo, altruista, desinteresado y generoso.
Quien quiera obtener beneficios económicos, que elija otro género más comercial. Su mente
creadora y el esfuerzo de su pluma han de ponerse al servicio de un público que no lleva dinero en
el bolsillo, y dedicar su tiempo y sus facultades a “enseñar al niño a buscarse y encontrarse a sí
mismo, a su tiempo y a su mundo”, como dijo Carmen Troitiño; porque es consciente de que en
ese género escénico, materialmente ingrato, pero espiritualmente generosísimo, “se combinan -
son palabras de Hugues Mearns- todas las artes: decoración, danza, impersonalización,
declamación, canto, pantomima, proyección de la personalidad, arte de esconderse a sí mismo y
cientos de otras artes, incluyendo el arte de vivir juntos y el arte de crear imaginación. Es por esto

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por lo que el teatro nunca debe faltar en la educación del niño”.
Y Fernando Macías García, dramaturgo de los pies a la cabeza por imperiosa exigencia
vocacional, que ha demostrado su desinterés al realizar un teatro sincero a costa de renunciar a la
vertiente mercantil, es uno de esos héroes –así hay que calificar a quienes en nuestra sociedad
actual, materialista y ambiciosa, siguen por un sendero altruista- que han escuchado la llamada del
Certamen Literario de Teatro Infantil Barahona de Soto y han regalado a los niños españoles muchas
horas irrecuperables de su vida y muchos jirones de su talento para hacer posible la realidad de un
teatro para niños y por niños.
Todo escritor pretende ser notario de su tiempo, que dé fe de las características de la sociedad
en que vive. Fernando Macías lo ha sido cumplidamente en sus obras El Velatorio, El Adivino, La
danza de los vagabundos, Carnaval Nocturno, El Pregonero, Secuestro, Campanada sin eco, La
buena vida, Saeta, Rencores, Carmen Penélope, Tiempo de bienestar, por sólo citar algunas de las
más representativas.
Pero aquí están, para demostrar la bondad de su corazón, plasmada en la identificación con el
mundo infantil -quien escribe teatro para los niños ha de ser tan puro y permanecer tan falto de
doblez e ingratitud como ellos- estas seis deliciosas piezas que integran el presente volumen,
escritas por un adulto retrotraído a su propia infancia ante la esencia, presencia y potencia de su
prole, para ser representadas por niños, que es el idóneo del mundo infantil, cada una de ellas
dedicada a uno de sus hijos: narración tradicional entroncada en los clásicos cuentos de la paz

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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invernal ante la chimenea del hogar, como La gruta de las sorpresas; juguete cómico de irresistible
atractivo lúdico para los niños, como El esqueleto parlante; fábulas didácticas con enmascarada
moraleja, como Nico y el astronauta y El juego de la guerra; fablilla lírica de marineras
ensoñaciones, como Ecos de caracola; o el divertido alegato ecológico de Magia en el bosque,
todas escritas en un lenguaje minuciosamente depurado para hacerlo adecuado al vehículo de
comunicación infantil, sacrificando muchas veces florituras literarias al gusto adulto, a fin de
penetrar con mayor eficacia en la mentalidad del público al que van dirigidas.
Los niños de toda España estarán agradecidos a Fernando Macías y a la Editorial que se ha
decidido a publicar su teatro infantil por el regalo que les hacen proporcionándoles este volumen
de inapreciable valor para ellos y para todos los educadores conscientes de los valores formativos
del teatro infantil.

Julio Martínez Velasco

Autor y Crítico Teatral. Socio activo de la


Asociación Española de Teatro para la
Infancia y la Juventud

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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NOTAS SOBRE EL AUTOR

Fernando Macías García nació en Sevilla en 1929 y en Sevilla continúa viviendo. Estudió
Humanidades y Filosofía en el Seminario Metropolitano de Sevilla. Para ganarse la vida ejerció
durante diez años como practicante, dejándolo cuando entró a trabajar como comercial en una
multinacional que nada tenía que ver con la medicina ni el teatro, pero que lo enriqueció
humanamente al estar obligado a viajar con asiduidad por Andalucía, Badajoz, Ceuta, Melilla,
Canarias y con menor frecuencia por el resto de España. Aunque ha tocado todos los géneros
literarios, el grueso de su producción pertenece al ámbito del teatro, por ser el medio en que se
desenvuelve con mayor comodidad. La mayor parte de su obra teatral está dirigida al público
adulto, pero siente una especial atracción por el teatro infantil como queda demostrado en el
presente volumen. Cuenta en su haber con múltiples premios teatrales que han supuesto la
publicación y estreno de muchas de sus obras, algunas emitidas por radio y televisión y una de ellas
convertida en película además de haberse estrenado a través de cauces convencionales.

Obras, estrenos, premios, publicaciones:

El adivino
Premio Barahona de Soto de Teatro Corto 1970. Estrenada ese mismo año en el Palacio Erisana
de Lucena (Córdoba). Publicada en 1999 en el nº 1 de la revista literaria “Alhucema” (Albolote,
Granada).

El velatorio
Premio Diego Sánchez de Badajoz 1972. Publicada en el nº 57 de la revista teatral “Yorick”.
Prohibida por la censura franquista no se pudo estrenar hasta 1978, ya con la democracia, siendo
representada por distintas compañías, sobre todo por “Teatro del Aljarafe” que llegó a efectuar en
multitud de ciudades y pueblos cerca de cien funciones, incluso ocho en el Teatro Nacional Lope
de Vega de Sevilla. En 2004, para conmemorar los 25 años de su estreno, los mismos actores la han
repuesto varios días en el Teatro Municipal de Olivares, su pueblo.

Campanada sin eco


Premio Guipúzcoa de Teatro 1973. Publicada en el nº 779 de la Colección Teatro de la Editorial
Escelicer, fue pésimamente representada en el Festival de Sitges, pero la segunda cadena de
R.T.V.E. la emitió en 1976 y en 1977 fue llevada al cine con el título de María la santa.

Ecos de caracola
Premio Barahona de Soto de Teatro Infantil 1976. Premio de Obras de Teatro A.E.T.I.J. y Caja
de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife 1982-83 con el título: La sirenita rebelde, que es la misma Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

obra sensiblemente ampliada. Publicada en libro por el Aula de Cultura de Tenerife en 1985.
Distintas compañías la han representado en teatros y colegios.

Evocación
Cuento para mayores. Premio Ateneo de Málaga 1977. Publicado en el nº 43 de la revista
literaria “Autores Lectores”.

Secuestro
Premio Barahona de Soto de Teatro Corto 1979. Estrenada el mismo año en el Teatro Palacio
Erisana de Lucena (Córdoba). Sin publicar.

La buena vida
Publicada en el nº 780 de la Colección Teatro de la Editorial Escelicer. Estrenada en 1980 en el
Teatro Nacional Lope de Vega de Sevilla y en el Arlequín de Madrid bajo la dirección de Joaquín
Arbide. Representada en multitud de ocasiones por compañías de aficionados.

La danza de los vagabundos


Premio Hermanos Machado de Teatro Corto 1980. No estrenada ni publicada.

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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Carmen Penélope
Finalista del II Premio de Teatro Hermanos Machado 1983 del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla.
Propuesta y presupuestada su publicación sin que se haya llevado a efecto. En 1988 es adaptada
para una miniserie televisiva en cuatro capítulos, aún sin realizar. Premio Alcázar de San Juan 1994,
de reciente aparición en libro. No estrenada.

Saeta
Finalista del III Premio de Teatro Hermanos Machado 1984 del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla.
Publicada en el nº 1 de la Colección Teatro de la Editorial Ilíberis de Granada. Sin estrenar.

El pregonero
oeC
T atorrto. Estrenada en 1987 por la Agrupación Álvarez Quintero de Sevilla. Sin publicar.

Tiempo de bienestar
Editada en 1998 en el nº 18 de la Colección Surteatro de la Editorial Castillejo. Sin estrenar.

Carnaval nocturno
Accesit del I Premio de Teatro Doña Mencía de Salcedo 1999. Publicada en el nº 2 de la
Colección de Teatro Breve “El Aguijón de la Avispa”.

Traficantes de sueños
Accesit del III Premio de Teatro Doña Mencía de Salcedo 2001. Publicada en el nº 4 de la
Colección de Teatro Breve “El Aguijón de la Avispa”.

Plaza de armas
Apropósito para la celebración del centenario de la antigua Estación Ferroviaria Plaza de Armas
de Sevilla. Estrenada en 2001 in situ por la Agrupación Álvarez Quintero de Sevilla. Sin publicar.

La elección, Los ojos del camaleón, Esperanza, Fuego en el horizonte, El quirófano, El


Burócrata, La carta perdida, Rencores, etc... son otras de sus obras teatrales.

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NOTA ACL AR ATORI A

Escribí La gruta de las sorpresas, El esqueleto parlante, Nico el astronauta y El juego de la


guerra para concursar al Certamen de Teatro Infantil Barahona de Soto (Lucena, Córdoba) en sus
convocatorias iniciales, cuyas bases especificaban los cuatro primeros años que el máximo de folios
admisible era de siete por pieza. Es por lo que son tan cortas, pero he preferido dejarlas tal como
las hice en su día, ya que pueden servir de fácil ejercicio práctico para alumnos y profesores en su
noviciado teatral. Por supuesto les doy mi autorización y mi aliento para que las amplíen o les aña-
dan cuanto su fantasía e imaginación les dicte.

La quinta convocatoria subió el máximo de folios a quince y ganó el primer premio Ecos de
caracolao
, pseerguían siendo pocos y la versión que aquí aparece, notablemente ampliada, es la
que con el título La sirenita rebelde se alzó con el primer premio de Obras de Teatro A.E.T.I.J. y
Caja de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife 1982-83. Magia en el bosque la escribí para dedicárse-
la a mi hija pequeña, ya sin condicionamientos de ningún concurso, aunque luego la presenté al
Primer Certamen de Autores de Teatro Infantil BASTILIPPO de El Viso del Alcor (Sevilla), fallado en
mayo de 1987 y obtuvo el segundo premio. Estas dos obras pueden ser llevadas a escena, tanto
en colegios como en teatros públicos en representaciones comerciales. Su duración, de una hora
aproximadamente, es la idónea del teatro infantil. Menos tiempo haría sentirse estafado a quien
paga y más cansaría a tan inquietos espectadores.

Un saludo muy especial, emocionado y entrañable, para mis seis hijos -ya hombres y mujeres-
para quienes compuse, con la máxima ilusión y el mayor cariño, cada una de estas obras.

Fernando Macías

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LA GRUTA DE
LAS SORPRESAS
Mención honorífica del I Certamen Literario
de Teatro Infantil Barahona de Soto, convocado
en 1971 y fallado en 1972.

A mi hijo Fernando, mi primogénito

Fernando Macías García

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PERSONAJES

NICANOR

NANDO

CORALI

PEDRITO

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LA GRUTA DE LAS SORPRESAS

Un camino. Al fondo, una gruta. En el centro del escenario un


montoncito de piedras.

NICANOR, viejo huesudo y amarillo, devora unos mendrugos ávidamente


sentado en una peña, junto a la gruta. Sobre sus muslos una maleta.

NICANOR ¡Ya he comido bastante! Este pedazo lo guardaré para luego. (Abre
la maleta, saca un trapo y envuelve el mendrugo. Extrae un chorizo
entero, un queso intacto, una botella de vino cerrada. Lo
contempla todo.) Os podría comer y beber, sois todo mío, pero
aquí guardados, sintiéndoos cerca, me alimentáis como si os
tragara. Os encerraré de nuevo, que el gusanillo siempre pide más
y vosotros sois la reserva. (Oculta las viandas y mira a uno y otro
lado.) Ahora que no me ve nadie contemplaré mi tesoro. (Saca una
caja, la abre y empieza a contar monedas.) ¡Ja, ja, ja! Todo esto es
mío y no he necesitado a nadie para juntarlo. Muchos me envidian
y yo les digo: -Guardad, derrochones, no malgastéis...- Pero no me
hacen caso y siempre tienen lo mismo o menos, mientras que yo
cada vez tengo más. ¡Ja, ja, ja! ¡Soy rico! (Fuera se oye silbar.)
¿Quién será? Lo guardaré todo para que nadie me pida.

NICANOR lo esconde todo precipitadamente. Entra NANDO, niño de


diez años.

NANDO ¡Hola, Nicanor! ¿Qué haces ahí tan solo?

NICANOR (Compungido.) Esperar a que pase un alma caritativa que quiera


darme algo.

NANDO (Saca del bolsillo una moneda y se la entrega.) Toma, es lo que

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tenía para la merienda, pero a ti te hará más falta.

NICANOR ¡Dios te lo pague! Con esto tendré para la cena.

NANDO Me alegra poder ayudarte. Así no me importa pasar hambre.


(Silba.)

NICANOR ¿Con el estómago vacío te quedan ganas de silbar?

NANDO Cuando hago una buena acción, sin yo querer, el aire se me esca-
pa por los labios.

NICANOR ¡Qué raro! A mí eso no me ocurre. Yo ni sé silbar.

NANDO Porque nunca estarás contento.

NICANOR ¿Y de qué iba a alegrarme?

NANDO De todo... ¡De estar vivo! ¿Ves? (Hace unos ejercicios gimnásti-
cos.) ¡Huy, qué hambre! Me comería un chorizo como un pino y
un queso como la rueda de un carro.
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NICANOR ¡Cuánto lo siento! Soy tan pobre que ni agua que me pidieras
podría darte.

NANDO No te preocupes, abuelo, se me quitará jugando.

NANDO sale silbando.

NICANOR ¡Qué tonto! Se queda sin nada y todavía se alegra. Lo guardaré


con lo demás. (Al abrir la maleta le da un gran golpe de tos. Saca
un botiquín, de éste un frasco.) ¡Ay...! Me tomaré un buche de
jarabe. (Desenrosca el tapón.) Aunque... ya se me ha pasado. Lo
reservaré para cuando me dé más fuerte y así me durará más.
(Vuelve a cerrarlo y empieza el recuento del botiquín.) Aquí están
las aspirinas; y el bicarbonato; y las tiritas; y las vendas... ¡No me
falta de nada! Si me pongo malo yo mismo podré curarme, sin
necesidad de acudir al médico que cobra tanto. (Fuera se oyen
gemidos.) ¿Quién se quejará? Por si acaso me lo piden esconderé
mi botiquín. Lo tengo para mí, para cuidarme yo.

NICANOR oculta rápidamente el botiquín. Entra CORALI, niña de ocho


años, con un aparatoso pañuelo rodeándole la cara.

CORALI ¡Hola, Nicanor! ¡Qué malita estoy!

NICANOR ¿Qué te pasa?

CORALI ¿No me ves? Las muelas... Tengo dos picadas y me ha salido un


flemón. ¡Ay..., me duele! ¿No tendrías una aspirina?

NICANOR ¿Una aspirina, yo, con lo pobre que soy? Mira la inflamación de
mi mano. (Se la muestra.) Una avispa me picó y ni siquiera tengo
con qué vendármela.

CORALI (Se quita el pañuelo que le envuelve la cara y se lo da. Uno de sus
carrillos, efectivamente, aparece hinchado.) Toma, ya estaba harta
de llevarlo, así podrás vendarte la mano. ¡Huy, qué bien! De pron-
to se me ha quitado el dolor.

NICANOR Pues tu cara sigue inflamada. Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

CORALI Pero ya no me duele. ¿Será... por haberte ayudado? (Da saltos de


alegría.) ¡Estoy más contenta...! Desde ahora haré todo el bien
que esté a mi alcance. Para celebrarlo te daré un beso. (Se lo da.)
Adiós, Nicanor.

CORALI sale corriendo.

NICANOR (Restregándose la cara.) ¡Maldita niña! A mí nunca me habían


besado. ¡Y no me gusta! Me ha llenado la cara con sus babas y
puede pegarme el flemón. (Contempla el pañuelo.) Parece
bueno... Mira que decir que por habérmelo dado se le quitó el
dolor. ¡Qué idiota! Yo he estudiado mucho y en mis libros no dice
que el dolor se quite de esa manera. (Saca algunos libros, los
hojea.) ¡Nada! (Los cierra y vuelve a colocarlos en su sitio. Fuera
se oye llorar.) ¿Quién llorará? Guardaré el pañuelo, no sea que
quiera ensuciármelo algún mocoso con sus lágrimas.

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NICANOR esconde el pañuelo. Entra PEDRITO, niño de siete años,
gimoteando, con un libro en la mano.

PEDRITO ¡Hola, Nicanor! Estoy más triste...

NICANOR ¿Por qué?

PEDRITO Mañana tengo un examen y no consigo aprenderme la lección. Si


tú quisieras podrías explicármela.

NICANOR ¡Huy! Si yo no sé nada.

PEDRITO Creí que, como eres viejo, sabrías mucho y podrías ayudarme.

NICANOR ¡Qué más quisiera yo! Soy tan pobre que no he podido estudiar y
nunca tuve un libro tan bonito como ése.

PEDRITO ¡Para ti! (Le da el libro.) De todos modos me van a suspender.

NICANOR Lo guardaré como recuerdo.

PEDRITO ¡Qué bien, Nicanor! De repente me ha vuelto la memoria y ahora


lo comprendo todo. (Da una cabriola.) ¡Viva! ¡Voy a sacar sobresa-
liente!

NICANOR ¿No irás a decirme que es por haberme regalado el libro?

PEDRITO No estoy seguro, pero creo que sí. Antes de dártelo no conseguía
aprenderme ni una letra y ahora lo recuerdo todo.

NICANOR ¡Qué tontería! El dar sólo conduce a quedarse sin nada.

PEDRITO Pienso que te equivocas. Yo ahora sé más y estoy más alegre. ¿Te
parece poco? ¿Ves? ¡Soy feliz! (eHriallcaes,caarrrroja una piedra,
da puntapiés a otras. Al quitar las del montoncito del centro apa-
rece un paquete.) ¡Mira...!

PEDRITO va a cogerlo, pero se lo impide NICANOR que acude rápido, la

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codicia impresa en los ojos.

NICANOR ¡Es mío!

PEDRITO ¡Yo lo vi primero!

NICANOR (Lo empuja.) ¡Quita de ahí, mocoso! Ese paquete es para mí.

NICANOR intenta atraparlo, pero, arrastrado por un hilo, el paquete se


mueve en dirección a la gruta.

PEDRITO ¡Está vivo!

NICANOR ¡Es mío, es mío! ¡Que se me escapa...!

NICANOR entra en la gruta tras el paquete, seguido por PEDRITO.


Pasados unos segundos vuelve NICANOR, demudado el semblante,
perseguido por NANDO,equuneo,sszoabnrcos, disfrazado de ABOMINABLE
HOMBRE DE LAS NIEVES, lo acosa.

NANDO (La voz grave.) ¿Quién eres tú que osas penetrar en mi guarida?
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NICANOR Soy Nicanor, un pobre anciano sin ambición.

NANDO ¿Sin ambición, dices? Entonces, ¿por qué perseguías el paquete


que te puse como cebo? ¿No lo vio antes Pedrito?

NICANOR No estoy seguro...

NANDO Yo, sí. Y se lo querías quitar. Por ambicioso voy a castigarte.


¿Sabes quién soy?

NICANOR (Temblando.) No, señor.

NANDO Soy el Abominable Hombre de las Nieves, vulgarmente conocido


por Yeti. Me has obligado a salir de mi refugio y tienes que pagarlo.

NICANOR Soy pobre, señor Yeti, no tengo nada. ¿Cómo voy a pagar?

NANDO ¿Crees que soy tonto? Abre la maleta, tengo hambre.

NICANOR Está vacía.

NANDO ¡Ábrela! Si no quieres que te coma a ti. (NICANOR obedece y


NANDO toma el chorizo, el queso y la botella.) ¿Con que querías
engañarme como hiciste con Nando, al que dejaste sin merienda?
Me lo comeré todo y te quedarás sin nada.

NICANOR ¡Tenga compasión de mí, señor Yeti!

NANDO ¿La tienes tú con los demás? (Hurga en la maleta y saca el boti-
quín.) ¿Qué es esto?

NICANOR (Tartamudeando.) Un... bo...ti...quín.

NANDO ¿Tienes un botiquín y te atreviste a negarle a Corali una aspirina?


¡Ahora verás!

NANDO ahueca las manos junto a la boca y da un grito tarzanesco en


dirección a la gruta de la que sale CORALI disfrazada de enana, con enorme

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cabezota y gran joroba.

CORALI ¿Qué quieres, Yeti?

NANDO (A NICANOR.) Esta es mi hermana, que, como ves, tiene unos


pequeños defectos que tú has de corregirle.

NICANOR ¿Yo? Si no soy médico. ¿Cómo podría hacerlo?

NANDO Tú sabrás. De momento sólo te exijo que le quites la joroba y la


hagas crecer. Si no lo consigues te encerraré en la gruta para
siempre.

NICANOR ¡Ay, Dios mío! ¿Por qué se me ocurriría venir hoy a este sitio?

NANDO Para aprender a ayudar al prójimo. ¡Hala! Manos a la obra.

NICANOR da vueltas alrededor de CORALI, estudiándola. Le da unos


golpecitos en la joroba, uno de los cuales, más fuerte, hace explotar con gran
ruido el globo que llevaba oculto.

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CORALI ¡Qué alegría! Ya no tengo mi jorobita.

NANDO (A NICANOR.) Te felicito, has hecho un gran trabajo. Ahora sólo


te falta hacerla crecer.

NICANOR Eso va a ser más difícil. (Observa a CORALI detenidamente.)


Probaremos un rudimentario sistema que se me acaba de ocurrir.
Si sale bien serás más alta, si no...

NANDO Si no lo consigues te quedarás para siempre encerrado en la


gruta. ¡Jo, jo, jo!

NICANOR (A CORALI.) Agárrate ahí. (CORALI se aferra al peñasco que le


indica.) Te cojo de las piernas y... ¡tiro!

NICANOR ejecuta lo que dice. CORALI grita. La suelta y al quedar la niña


en el suelo ha vuelto a su estatura normal.

CORALI ¡Qué bien, ya soy más alta! (Le da la mano.) ¡Chócala! Eres un tipo
listo. Si emplearas todo lo que sabes no sólo en tu propio prove-
cho podrías hacer grandes cosas.

NICANOR Si soy un pobre ignorante analfabeto que no sé nada.

NANDO ¿Tú, analfabeto? (Escarba en la maleta y saca los libros.) ¿Para


qué tienes todos estos libros?

NICANOR Para venderlos y alimentarme con lo poco que me den.

NANDO ¡Mientes! No necesitas venderlos. Los lees tú y, para no enseñar a


nadie, dices que eres analfabeto. Este nuevo embuste te va a costar
caro.

NANDO da su tarzanesco grito en dirección a la gruta de la que sale


PEDRITO disfrazado de pollino.

PEDRITO (Rebuznando.) ¡Ujú..., ujú..., ujú...!

NANDO (A NICANOR.) Este burrito tan simpático es mi mejor amigo. Te


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ordeno que lo enseñes a leer.

NICANOR (Aterrado.) ¡Eso es imposible! Los burros no son tan inteligentes.

PEDRITO rebuzna y da a NICANOR un par de coces.

NANDO Pues éste te ha entendido y no le gusta lo que has dicho de él.


Tienes que pedirle perdón.

NICANOR ¿Pedirle perdón a un burro?

NANDO Los animales también sienten y agradecen que los traten bien.
Decídete, si no, a la gruta.

NICANOR ¡Perdón, señor pollino!

PEDRITO da un agradecido rebuzno y se restriega con NICANOR.

NANDO (A NICANOR.) ¿Ves como es listo? Está deseando que le enseñes.


(Entre los libros encuentra el de PEDRITO.) ¡Ajá! ¿También tienes
el libro de Pedrito?
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NICANOR Me lo regaló él.

NANDO ¿De veras?

NICANOR ¡Se lo juro, señor Yeti!

NANDO Muy bien. Este mismo libro puede servir para que enseñes a mi
amigo el pollino.

NICANOR Sería demasiado. Primero debe aprender las vocales.

NANDO Como quieras, tú eres el maestro.

NICANOR (Poniéndose frente a PEDRITO en actitud cómicamente exagerada.)


¡Aaa...! (PEDRITO rebuzna.) ¡Eee...! (Rebuzno.) ¡Iii...! (Rebuzno.)
¡Ooo...! (Rebuzno.) ¡Uuu...! (Rebuzno.) ¿Ve, señor Yeti? ¡Es imposible!

NANDO Más difícil era que tú hicieses algún favor y, aunque a la fuerza, no
se te da mal del todo. Si quieres que te deje ir has de enseñarle,
si no..., ya sabes...

NICANOR ¡A la gruta! (A PEDRITO.) ¡Otra vez!

El mismo juego entre NICANOR y PEDRITO: uno con sus vocales, el otro
con sus rebuznos.

NICANOR (Se sienta, sudoroso y agotado.) Imposible, señor Yeti, imposible.


¡Si es un burro!

PEDRITO (Da a NICANOR un par de coces y, con voz grave de pollino,


empieza a vocalizar.) Aaa..., eee..., iii..., ooo..., uuu..., borriquito...
como... tú...

NICANOR (Palmoteando de alegría.) ¡Lo conseguí, lo conseguí, ya sabe leer!


¿Puedo marcharme ya, señor Yeti?

NANDO Como te has portado bien dejaré que te vayas. Con una condi-
ción: que en adelante ayudes a todo el que te necesite, en espe-

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cial a los niños. Si no me obedeces te encerraré en mi gruta y no
volverás a ver la luz del sol.

NICANOR Se lo prometo, señor Yeti, se lo prometo. Adiós.

Sale NICANOR haciendo reverencias, andando hacia atrás.

NANDO (Retorciéndose de risa se baja de los zancos y se quita el disfraz.)


¡Cómo corre! Creo que la lección que ha recibido no se le olvida-
rá mientras viva.

CORALI (Quitándose la cabezota.) ¡Qué calor me daba esto! Pero creo que
ha valido la pena. Lo que no sé es cómo, aguantando la risa, no me
he tragado el caramelo que tenía en la boca imitando el flemón.

PEDRITO (Quitándose el atuendo asnal y enderezándose.) ¡Ay! No me


puedo poner derecho.

PEDRITO rebuzna. Los tres sueltan la carcajada.

NANDO (Blandiendo el chorizo.) Ahora podremos merendar tranquilamente.


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PEDRITO No creas. Con el susto y las prisas se le ha olvidado la maleta y
volverá.

NANDO Si viene nos metemos en la gruta y salimos por el otro lado, al


revés de cómo hicimos antes.

CORALI No nos da tiempo, ya está aquí.

Entra NICANOR.

NICANOR ¡Hola, amiguitos! ¿Qué hacéis?

NANDO (Azorado.) Nada..., jugábamos.

NICANOR ¡Tened cuidado! Vive en esa gruta un terrible monstruo llamado


Yeti con una hermana feísima y un burro que habla.

PEDRITO ¿Los has visto?

NICANOR ¡Naturalmente! Y no quisiera volver a encontrármelos. He vuelto


por la maleta, que si no... Hacedme caso: marchaos.

CORALI ¿Y cómo ahora se te ocurre avisarnos de un peligro si antes no


eras capaz de ayudar a nadie?

NICANOR Hija, la vida enseña y no conviene seguir siempre por el mismo


camino si es equivocado.

NANDO (Mostrándole el chorizo, el queso y la botella.) ¿Es tuyo todo esto?

NICANOR Sí, pero os lo regalo. Y los libros también, que a mí ya no me sirven.

NICANOR lo reparte todo. Al llegar a CORALI se fija en que ya no tiene la


cara hinchada.

NICANOR Me alegro de que tan pronto se te haya quitado el flemón.

CORALI (Asombrada, a sus compañeros.) ¡Es un milagro! (A NICANOR.) A

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que ahora te sientes más feliz.

NICANOR ¡Nunca lo había sido tanto!

PEDRITO ¿Juegas con nosotros?

NICANOR Pero no aquí, no vaya a volver el Yeti.

NANDO Como te has vuelto generoso no te hará nada.

NICANOR Por si acaso, vámonos.

LOS NIÑOS ¡Sí! Vámonos con Nicanor, le tiramos del hilito y toca el tambor.

NICANOR ¡Pon, porrón, pon, pon!

Los NIÑOS imitan a NICANOR y todos salen marcialmente.

FIN
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EL ESQUELETO
PARLANTE
Pieza de misterio

A mi hija Isabel María,


crisálida de escritora y actriz

Fernando Macías García

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PERSONAJES

FIDEL

ISA-MARI

RIGOBERTO

HERACLIO

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EL ESQUELETO PARLANTE

Lóbrega buhardilla repleta de muebles inútiles. Resalta un gran


armario apolillado y solemne. Una puerta cerrada y un ventanuco cerca
del techo son las únicas comunicaciones con el exterior.

FIDEL, encaramado sobre un informe montón de cachivaches que ha


arrimado a la pared, otea por el ventanuco.

FIDEL ¡Psí, psí, psí, niña...! Aquí arriba..., aquí. ¡Parece tonta! Aquí arriba,
junto al tejado... ¡Al fin, ya miró!

FIDEL ondea un pañuelo en señal de saludo.

ISA-MARI (Su voz.) ¿Qué haces ahí, en mi casa?

FIDEL Estoy en ella a la fuerza.

ISA-MARI (Su voz.) ¿Por qué a la fuerza?

FIDEL Dos hombres, peludos como osos, me han secuestrado.

ISA-MARI (Su voz.) ¿Peludos, dices?

FIDEL Sí. Y con caras de muy malas pulgas.

ISA-MARI (Su voz.) Los conozco. Son Rigoberto y Heraclio. Debes tener cui-
dado con ellos: son peligrosos. Sobre todo no les digas que me
has visto.

FIDEL Descuida, pienso escaparme.

ISA-MARI (Su voz.) No será por la ventana, está demasiado alta, te matarías.

FIDEL Me tiraré a esa alberca que brilla debajo. Soy un nadador estu-
pendo.
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ISA-MARI (Su voz.) ¡Ni lo intentes! Tiene muy poca agua. Si me prometes no
hacer ninguna locura procuraré buscar una escalera.

FIDEL ¡Prometido! Pero ¿no dices que esta es tu casa?

ISA-MARI (Su voz.) Es verdad, pero no tengo la llave de la buhardilla.

Suena el chirrido de una mohosa cerradura.

FIDEL Me parece que están abriendo la puerta. ¡Escóndete!

La puerta se abre y aparecen RIGOBERTO y HERACLIO.

RIGOBERTO ¿Dónde se habrá metido ese renacuajo?

HERACLIO Mira donde está, pegado a la pared como una salamanquesa.


¡Baja de ahí, microbio!

FIDEL obedece.
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RIGOBERTO (Tirándole de una oreja.) ¿Qué hacías ahí arriba?

FIDEL Miraba al cielo..., a los pájaros...

RIGOBERTO ¿No estarías intentando huir? Te hubiera hecho papilla y nos


habrías chafado el rescate.

HERACLIO Puede ocurrir algo peor: que lo hayan descubierto. Dime, moco-
so, ¿te ha visto alguien?

FIDEL (Temblando.) No, señor.

RIGOBERTO ¡Mientes! Escuché voces mientras subía. ¿Con quién hablabas?

FIDEL Con los gatos del tejado.

RIGOBERTO ¿No nos engañas? Tú sabes que es pecado mentir.

FIDEL (Haciendo pucheros.) Sí, señor, pero es un pecado todavía más


gordo dedicarse a secuestrar niños.

HERACLIO ¿Secuestradores, nosotros? ¡Qué palabra tan odiosa! Somos


comerciantes. Te encontramos y, como eres lo que más quieren
tus padres, te entregaremos a ellos a cambio de un poco de lo
que les sobra. ¡Es un negocio! Como tantos que se hacen en el
mundo. Lo importante es comprar y vender, la mercancía es lo de
menos.

RIGOBERTO ¡Jo, jo, jo! ¡Qué teoría tan ingeniosa! ¿Cómo no se me habrá ocu-
rrido a mí?

HERACLIO Porque eres más bruto.

RIGOBERTO ¡Ah, sí? Ya que eres tan sabio asómate a comprobar si es verdad
que no lo han visto.

HERACLIO ¿Crees que no me atrevo a subirme hasta ahí arriba? ¡Ahora verás!

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Haciendo equilibrios sobre el montón de cachivaches, HERACLIO logra
encaramarse hasta el ventanuco.

HERACLIO Es verdad, no hay nadie. ¡Socorro...! ¡Bájame de aquí, me caigo...!

Debido a su peso cede el inestable montón y HERACLIO queda


pataleando, colgado del alféizar del ventanuco.

RIGOBERTO ¡Jo, jo, jo! ¿No eres tan listo? ¡Bájate solo!

HERACLIO Déjate de chistes y ayúdame.

RIGOBERTO Aguanta un poco... ¡Ya te tengo!

HERACLIO No puedo más, sujétame más fuerte... ¡Aaayyy...! ¡Alcornoque,


bestia, animal!

HERACLIO resbala y cae sobre RIGOBERTO. Ambos ruedan por tierra


envueltos en una nube de polvo. FIDEL aprovecha la confusión para ganar la
puerta.

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RIGOBERTO (Sin conseguir levantarse.) ¡Que se va!

HERACLIO se incorpora y alcanza a FIDEL antes de que salga.

HERACLIO ¿Conque pretendías escaparte, eh? Ya no volverás a intentarlo.


Rigoberto, trae esa cuerda. Te ataremos a esta silla y ya no te
podrás mover. (A RIGOBERTO.) Tú, menéate, haz algo.

RIGOBERTO Te he dado la cuerda. ¿Te parece poco?

HERACLIO Tú siempre tan trabajador.

RIGOBERTO Es que me canso...

Sientan a FIDEL en la silla y entre los dos lo van atando.

HERACLIO Ya no hablarás con los gatos.

RIGOBERTO ¡Jo, jo, jo! Como no sea con las ratas y las cucarachas que hay por
aquí...

HERACLIO Ya hemos mandado la carta a tu padre diciéndole tu precio. Si nos


lo da todo, te soltaremos, si no..., ya sabes.

FIDEL Mi padre no tiene tanto dinero.

HERACLIO Si te quiere tanto y desea encontrarte vivo, ya lo buscará.

FIDEL (A punto de llorar.) ¡Son ustedes malos!

HERACLIO Es lo que siempre nos dicen los que tienen de todo.

RIGOBERTO Pero después de este negocio, cuando nosotros también seamos


ricos, no volverán a decirlo. ¿Verdad, Heraclio? ¡Jo, jo, jo! Los
milagros que hace el dinero...

HERACLIO ¡Adiós, amiguito! Reza para que tu padre no se demore.

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RIGOBERTO y HERACLIO salen cerrando tras sí la puerta. FIDEL, al
quedarse solo, se agita, forcejea, rebulle, intentando soltarse. No lo consigue,
se siente desamparado. La voz de ISA-MARI lo saca de su mal momento.

ISA-MARI (Asomando la cabeza por el ventanuco.) ¡Ya estoy aquí! ¿Verdad


que no he tardado?

FIDEL (Radiante de felicidad.) Sólo lo justo. Si llegas a venir antes te des-


cubren. Ahora mismo acaban de irse.

ISA-MARI ¿Por qué te han atado?

FIDEL Me sorprendieron asomado a la ventana y me oyeron charlando


contigo, pero no te preocupes, les dije que hablaba con los gatos
del tejado. Aunque tampoco hubiera podido decirles con quién
hablaba. Todavía no sé tu nombre.

ISA-MARI Me llamo Isa-Mari y tengo nueve años.

FIDEL Yo, Fidel, y dentro de cinco meses cumplo once.

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ISA-MARI Espera, te desataré.

FIDEL Ten cuidado al bajar. Ya no están los muebles que puse.

ISA-MARI Vengo preparada. Traigo esta cuerda.

ISA-MARI echa la cuerda al interior y desciende por ella.

FIDEL ¿Sabes que eres muy valiente?

ISA-MARI A la fuerza. Aunque esta es mi casa yo también quiero escapar,


pero sola no me atrevo.

FIDEL Cuando me sueltes te llevaré conmigo.

ISA-MARI Más vale que contengas la respiración si quieres que te desate.


Esos brutos te han apretado de una forma...

FIDEL Eres también muy bonita. Cuando seamos mayores nos casaremos.

ISA-MARI Si me pones nerviosa no podré soltarte. Y debemos darnos prisa,


antes de que descubran la escalera.

FIDEL Oye, ¿Rigoberto y Heraclio son parientes tuyos?

ISA-MARI ¿Esos? ¡Qué va!

FIDEL Como viven en tu casa...

ISA-MARI Se hicieron los dueños cuando murió mi padre.

FIDEL ¿Hace mucho?

ISA-MARI Menos de un año.

FIDEL ¡Cuánto lo siento! Estarás muy triste.

ISA-MARI ¡Figúrate! Éramos tan felices aquí... Pero un día se puso malo y a

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la semana ya no estaba conmigo. Luego vinieron Rigoberto y
Heraclio diciendo que eran mis tíos. Al principio los creí, pero
enseguida me di cuenta de que lo único que querían era tener
una casa. (Confidencial.) He descubierto que son dos vagabundos
que huyen de la justicia por algo malo que han hecho. Es por lo
que no dejan que me aleje, para que no los denuncie. (Termina
de desatarlo.) ¡Ya está!

FIDEL (Dando saltos de alegría.) ¡Gracias a Dios! Y sobre todo a ti, Isa-Mari.

ISA-MARI (Coqueta.) Era lo menos que podía hacer.

FIDEL ¿Cae muy lejos el pueblo más cercano?

ISA-MARI ¡Huy...! Yo, ni siquiera sé ir.

FIDEL Tengo una brújula. (Se la enseña.) Con ella nos orientaremos. (Se
aproximan a la cuerda.) Sube tú antes, yo te empujo.

Comienza ISA-MARI la ascensión ayudada por FIDEL.

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RIGOBERTO (Su voz.) Heraclio, ven aquí, mira lo que he descubierto.

HERACLIO (Su voz.) ¡Una escalera! Eso es cosa de Isa-Mari. Cuando la


encuentre lo va a pagar caro. ¡Ya sabía yo que esa niña no era de
fiar!

RIGOBERTO (Su voz.) Y yo te dije que esto no me gustaba nada. ¿Qué hace-
mos ahora?

HERACLIO (Su voz.) ¡So alcornoque! ¿Qué vamos a hacer? ¡Subir y trincarlos
in fraganti! Tú penetras por la ventana, yo entraré por la puerta.

ISA-MARI, desde que empezó el diálogo entre RIGOBERTO y HERACLIO


ha estado abrazada, temblando, a FIDEL.

ISA-MARI Tengo miedo, Fidel.

FIDEL ¿Crees que si te descubren te harán algo?

ISA-MARI No sé... Pienso que son más brutos que malos, sobre todo
Rigoberto, que parece un perro apaleado.

FIDEL Eso es lo peor. Los perros, aunque sean dóciles, si se los acorrala,
muerden.

ISA-MARI ¡Tengo una idea! (Se aparta de FIDEL.) Nos esconderemos en el


armario y cerramos por dentro. Ellos no saben que tengo la llave.

FIDEL Pero si no me ven se darán cuenta de que estamos ahí, ya que es


el único escondite posible. Lo mejor será que te escondas tú sola.
Pero antes átame de nuevo a la silla para que crean que no me he
movido. (ISA-MARI empieza a atarlo.) Flojo, para soltarme yo
mismo cuando se vayan. ¡Rápido!

ISA-MARI ¡Ya está!

FIDEL Corre a esconderte antes de que suban.

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ISA-MARI se encierra en el gran armario. Segundos después, como una
exhalación, entra HERACLIO por la puerta.

HERACLIO ¿Dónde está la niña?

FIDEL ¿Qué niña?

HERACLIO La que ha entrado por la ventana.

FIDEL ¿Cómo ha entrado, volando?

HERACLIO ¡Idiota! Subiendo por una escalera.

RIGOBERTO (Asoma la cabeza por el ventanuco.) Ya estoy aquí.

HERACLIO (A FIDEL.) ¿Ves? Por la misma por la que ha subido Rigoberto. (A


RIGOBERTO.) ¿Has descubierto algo?

RIGOBERTO Aparte de la escalera que me tiene sin resuello, nada. ¿Y tú?

HERACLIO Tampoco. Aquí no está.


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RIGOBERTO ¿Has mirado en el armario?

HERACLIO (Tras intentar inútilmente abrirlo.) Este armario siempre está cerra-
do y ni siquiera tenemos la llave. Es muy posible que tras colocar
la escalera, al vernos, se haya escondido entre los árboles. La bus-
caremos en el jardín.

RIGOBERTO Yo no bajo por aquí ni aunque me lo mande el médico. La altura


me da vértigo y no me atrevo ni siquiera a mirar para atrás.
Bastante he hecho con subir.

HERACLIO Entra por la ventana, te sostendré.

RIGOBERTO (Forcejeando por meter su crasa humanidad por tamaña angostu-


ra.) ¡No quepo!

HERACLIO (Debajo ya.) ¡Haz un esfuerzo!

RIGOBERTO ¡Aaayyy...! ¡Se me va la escalera!

HERACLIO ¡Agárrate a la cuerda!

RIGOBERTO se echa dentro sujeto a la cuerda, pero ésta se rompe y cae


pesadamente sobre HERACLIO y ambos ruedan por el suelo. FIDEL no puede
evitar la carcajada.

RIGOBERTO ¿De qué te ríes?

FIDEL (Aguantando a duras penas.) Si no me río.

HERACLIO ¡Déjalo! Cuando encontremos a su amiguita y vea lo que le hace-


mos, a ver si es capaz de seguir riéndose.

RIGOBERTO Entonces nos carcajearemos nosotros. ¡Jo, jo, jo...!

RIGOBERTO y HERACLIO, tras incorporarse, salen y cierran tras sí la


puerta.

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FIDEL Isa-Mari, ya puedes salir, se han ido. (Termina de desatarse y se
aproxima al armario, una de cuyas puertas se abre, apareciendo
un bamboleante esqueleto que le hace dar un tremendo salto.)
¡Mi madre! (Se repone algo y se acerca con mil precauciones.) Isa-
Mari, pobrecita, ¿en eso te has convertido?

ISA-MARI (Aparece detrás del esqueleto, soltando el trapo.) ¡Qué tonto,


Fidel! ¿Cómo iba a quedarme así en tan poco tiempo?

FIDEL ¡Qué valiente, Isa-Mari! ¿Has tenido el valor de estar ahí dentro
con ese esqueleto?

ISA-MARI ¡Bah, no tiene importancia! Se llama Pepe y es amigo mío. Mi


padre, antes de morir mamá y venirnos a vivir aquí, era médico.
Lo tenía para sus estudios y no quiso dejarlo en la ciudad.

FIDEL Tu amigo Pepe acaba de darme una gran idea. Baja de ahí, ese
esqueleto puede salvarnos.

ISA-MARI (Sale del armario.) Tenemos la escalera.

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FIDEL Se ha caído.

ISA-MARI Entonces, ¿qué hacemos?

FIDEL Pedir ayuda a tu amigo.

ISA-MARI ¿Cómo?

FIDEL Verás: a mí me ha dado un gran susto y creo que lo mismo le ocu-


rrirá a todo el que no se lo espere. Con Pepe podemos atemori-
zar a Rigoberto y Heraclio y mientras se reponen, escapamos.

ISA-MARI ¿Y si no les da miedo?

FIDEL ¡Más valiente que soy yo...! Y ya viste el salto que pegué.
Además, en estos momentos, por temor a que los descubran,
deben temblar tanto o más que nosotros. Ahora les impresionará
cualquier cosa. Lo primero es bajar a Pepe. (Entre los dos sacan
del armario el esqueleto, que, al ser de adulto, arrastra.) Te subes
con él en la silla para que parezca que está de pie. (A ISA-MARI,
silla y esqueleto los sitúa cerca de la puerta. Saca una linterna.)
Con esta linterna iluminas a Pepe por detrás y lo mueves al
mismo tiempo que yo empiece a hablar por una bocina que he
visto por aquí. (La encuentra.) ¡Ajá! Ésta es. (La prueba.) ¡Isa-
Mari...! ¿Oyes cómo me cambia la voz?

ISA-MARI Todo eso está muy bien, pero tendremos que esperar a la noche.
Ahora descubrirían enseguida el truco.

FIDEL Con cerrar la ventana, solucionado. Y como aquí arriba he com-


probado que no hay luz eléctrica...

ISA-MARI Estás en todo. Si no llega a ser por ti...

FIDEL Antes debo llamar su atención para que acudan. (Se aproxima a la
ventana y empieza a gritar.) ¡Socorro..., socorro..., fuego...! (A ISA-
MARI.) Ya han debido enterarse. Cerraré la ventana. (La cierra con
un extendido palo y todo se queda a oscuras.) Ahora, a esperar.

ISA-MARI Recemos para que Dios nos dé suerte. Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

Chirría la cerradura de la puerta y entran HERACLIO y RIGOBERTO.

RIGOBERTO ¿Dónde es el fuego? Yo no veo nada.

HERACLIO A ese renacuajo le vamos a quitar las ganas de bromear. ¿Tienes


una cerilla?

FIDEL (A través de la bocina, sin darles tiempo a que enciendan ninguna


luz.) ¿Sois Heraclio y Rigoberto?

Al oír la voz de FIDEL, ISA-MARI enciende la linterna y ejecuta una


macabra danza con el esqueleto.

RIGOBERTO (Temblando.) Heraclio, mira...

HERACLIO (Con el cabello erizado.) ¿Qué es eso?

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FIDEL (A través de la bocina.) ¡Fijaos en mí, soy vuestro espejo..., si no
me obedecéis os veréis como yo esta misma noche...!

RIGOBERTO Y
HERACLIO (Caen de hinojos.) ¿Qué debemos hacer?

FIDEL (A través de la bocina.) ¡Entrar en ese armario! Y no intentéis salir


por nada del mundo mientras no os avise.

RIGOBERTO Y
HERACLIO ¡A sus órdenes, señor esqueleto!

Atropellándose, RIGOBERTO y HERACLIO entran en el armario.

FIDEL (A ISA-MARI, en voz baja.) Dame la llave. (Cierra el armario.)


Ahora, vámonos.

FIDEL e ISA-MARI dejan a PEPE sobre la silla y, alumbrándose con la


linterna, salen y cierran por fuera, haciendo gran ruido con el cerrojo.

HERACLIO (En el armario.) ¡Majadero! Hemos caído en la trampa, todo ha


sido un invento de ese mequetrefe.

RIGOBERTO (En el armario.) ¿Y a mí qué me dices? Has tenido tanto miedo


como yo.

HERACLIO (Dando grandes golpes dentro del armario.) Debemos salir de


aquí... ¡Empuja!

Se oye el ruidoso jadeo de sus respiraciones. Al fin cede la puerta del


armario y ambos se dan de bruces en tierra.

RIGOBERTO ¡Aaayyy...! Me he roto la nariz.

HERACLIO Tengo molidas las costillas... ¡Ay! No puedo levantarme...


¡Ayúdame!

RIGOBERTO Espera, a ver si encuentro los fósforos.

La puerta del ventanuco se abre y asoman las cabeza de ISA-MARI y Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

FIDEL.

FIDEL ¿Se os ha pasado el susto?

HERACLIO Como os coja... (Intenta incorporarse. No puede.) .¡.A.!y

ISA-MARI Más vale que tengáis cuidado, no vaya a pillaros la canina.

RIGOBERTO Siiii...gueeee... ahiiií.

FIDEL (A través de la bocina.) ¡Eso os ocurre por torcer el camino...! Si


trabajárais y fuerais honrados no os asustaría la conciencia en
forma de parlante esqueleto. ¡Buhaaaa...!

HERACLIO ¡Ay, mis costillas!

RIGOBERTO ¡Ay, mi nariz!

pág. 28
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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
El esqueleto, como movido por un resorte, da un salto y empieza a andar,
en realidad dirigido desde arriba por hilos de marioneta. RIGOBERTO y
HERACLIO se abrazan, mudos de espanto.

ISA-MARI Fidel, Pepe nos quiere saludar.

FIDEL Con los muertos no quiero bromas. Yo me voy.

ISA-MARI Y luego hablan del sexo débil... ¡Adiós, Pepe!

El esqueleto levanta su escuálido brazo en señal de saludo.

FIN

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para niños

NICO Y EL
ASTRONAUTA
A mi hija Susana, realidad de
bondad, promesa de belleza.

Fernando Macías García

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños

PERSONAJES

NICO (Diez años)

DANIEL (Doce años)

SUSI (Nueve años)

ARTURO (Once años)

ÚRSULA (Anciana ciega)

ASTRONAUTA

ALIENÍGENAS (No hablan)

El desarrollo escénico en ningún momento ha de ser naturalista.


La fantasía jugará el papel principal.

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Teatro en internet
Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
NICO Y EL ASTRONAUTA

Un parque. Un banco. Fuera de escena se oye un coro de niñas


cantar Mambrú se fue a la guerra, que será el fondo musical de toda la
pieza, más fuerte o en murmullo, según lo pida la acción.

NICO entra por la derecha cargado con un saco y tirando de un


rudimentario carrito en el que parlotea un niño.

NICO Ya hemos llegado. ¡Cómo pesas! Voy a tener que darte menos
comida para que no engordes tanto. (El niño llora.) No, monín, es
broma. (Le da un chupa-chups y el niño se calla.) Se está bien
aquí, ¿verdad? (Suelta el saco y se sienta en el banco.) Pero no
podemos estar mucho tiempo, el abuelo nos espera y se asusta si
llegamos tarde. (Escucha atento.) ¿Oyes cómo cantan las niñas?
Sienten a sus padres cerca y son felices, en cambio nosotros...
sólo tenemos al abuelo. (Una ráfaga de tristeza cruza sus ojos,
pero se rehace enseguida.) ¡No sólo al abuelo! Y este banco para
descansar, y los pájaros que cantan, y el perfume de las flores, y el
sol, y la vida... (Da una voltereta.) ¿Ves? ¡Estoy vivo! (Misterioso.)
También tenemos... ¡los libros! (Extrae algunos del saco, los mima,
los acaricia.) Aquí se aprende, y se sueña, y se olvida... Cuando
seas un poco mayor te enseñaré a leerlos y los dos juntos llegare-
mos lejos, lejos, lejos..., ¡hasta las estrellas! Porque yo voy a ser
astronauta y te llevaré conmigo. ¿Qué será eso?

Fuera se escucha un gran escándalo. NICO se sube al banco y otea el


horizonte. Por la izquierda entra DANIEL,escodneatirriunfador. Lo acompañan
SUSI y ARTURO.

DANIEL ¿Qué haces ahí, te has metido a vigía? Pues por aquí no vas a ver
ningún barco.

Los que siguen a DANIEL le ríen la gracia. NICO baja del banco.

NICO Quería averiguar qué era ese jaleo.

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DANIEL (A ARTURO.) ¡Tú, cuéntaselo!

ARTURO Daniel, que iba a pasar el puente de la Glorieta de los Patos y


Ramiro que se le cruza queriendo atravesarlo primero...

DANIEL ¿Quién crees tú que pasó antes?

NICO No sé...

DANIEL ¿Te atreves a dudarlo? (Lo zarandea.) ¿Quién crees?

NICO Tú, naturalmente.

DANIEL (Lo suelta.) ¡Naturaca! (A ARTURO.) Sigue contándole.

ARTURO (Sin poder contener la risa.) En un santiamén Ramiro fue a hacer


compañía a los patos. Si lo hubieras visto chapoteando en el
agua, como un besugo...

SUSI (Suspira.) El pobre..., la vergüenza que pasó.


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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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DANIEL Si te cae simpático ya puedes largarte a consolarlo. En mi pandilla
no quiero mocosas sentimentales.

SUSI Cómo eres de bruto, Daniel. A veces me pregunto por qué voy
contigo.

DANIEL Porque soy el más fuerte. ¿Qué dices tú, Nico?

NICO (Evasivo.) Es posible...

DANIEL ¿Lo dudas? Échate un pulso conmigo.

NICO Mejor averiguamos cuál de los dos sabe más. (Da a SUSI los
libros.) Tú puedes hacer de árbitro.

DANIEL Déjate de tonterías. (De un manotazo cierra el libro a SUSI.) Si tú


ni siquiera vas a la escuela.

NICO Porque tengo que cuidar a mi hermanito y a mi abuelo.

SUSI Es verdad.

DANIEL (A SUSI.) Tú te callas.

NICO Pero en mis ratos libres estudio y estoy seguro de que sé más que tú.

DANIEL (Arrebata los libros a SUSI y los hojea.) ¿Sólo porque lees estas
pamplinas?

NICO No son pamplinas. En los libros se aprende.

ARTURO (Con sorna.) Dice que quiere ser astronauta.

DANIEL ¿Astronauta, tú, con esa pinta? Permíteme que me ría. Además,
mira lo que hago con tus libros.

DANIEL tira al suelo los libros y los pisotea.

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NICO (Pugnando por quitárselos.) Dámelos.

DANIEL ¿Y tú quieres ser astronauta? ¡Demasiado enclenque!

NICO (Furioso.) ¡Dame mis libros!

DANIEL Cógelos..., aquí están.

NICO y DANIEL forcejean.

SUSI Déjale sus libros, Daniel.

DANIEL Porque tú me lo pides, que si no...

NICO (A SUSI.) Gracias, cuando seas mayor te llevaré conmigo a la luna,


o a Marte, o a donde tú quieras.

DANIEL (Da a NICO un empujón.) Menos charla, amiguito, Susi viene con-
migo y no me dejará por ti.

NICO ¿Tan seguro estás? Susi es libre y escogerá a quien ella quiera.
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para niños
SUSI Bien dicho, Nico. Ya tenía ganas de conocer a alguien que le
plantara cara a este tonto presumido.

DANIEL (A SUSI.) e
¿Q
sq
uiueer nos peleemos de veras?

SUSI (Interponiéndose.) No, Daniel, eso no.

DANIEL Te da pena tu lindo astronauta porque sabes que de un puñetazo


soy capaz de mandarlo a la luna sin traje espacial y sin cohete.

NICO ¡Ja, ja!

DANIEL ¿Quieres comprobarlo?

NICO Ahora no tengo tiempo.

NICO sale rápido.

ARTURO Cómo huye, ¿eh, Daniel?

DANIEL El miedo a mis puños lo ha convertido en galgo.

SUSI Otra razón más fuerte habrá tenido para correr. No va a dejar a su
hermanito solo únicamente por temor a tus puños. Ni que fueras
Clasius Clay.

DANIEL A Nico a lo mejor se lo parezco.

SUSI Ya será menos.

Por la derecha vuelve NICO trayendo de la mano a ÚRSULA, anciana


ciega que guía sus pasos con un bastón.

ÚRSULA Gracias, Nico, por guiarme, si no llega a ser por ti me meto en el


charco. ¡Ha llovido tanto esta noche!

SUSI (A DANIEL y ARTURO.) ¿Lo veis? Lo que no sois capaces de hacer


vosotros.

ÚRSULA ¿Quién anda por ahí? Nico, ¿son amiguitos tuyos? Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

NICO Son... Susi, y Arturo, y Daniel.

ÚRSULA ¿Daniel, también, ese pillastre? ¿Sabes lo que me hizo el otro día?
Mientras dormitaba a la puerta de mi casa sentada en una silla, se
entretuvo en amarrar a mi bastón una latas. Cuando me levanté y
eché a andar me llevé un susto morrocotudo.

DANIEL Fue una broma, para reírnos un rato.

ÚRSULA Si te llego a atinar con el bastón...

DANIEL Tengo las piernas rápidas.

ÚRSULA Si las tuvieras tan rápidas para ir a la escuela en lugar de hacer


rabonas y tirar piedras a los nidos...

DANIEL No estarás tan ciega cuando me ves.

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ÚRSULA No te veo, pero te siento y sé que eres más malo que la quina y
que por el camino que llevas no llegarás a ninguna parte.

DANIEL Tú sí que estás hecha una bruja metomentodo.

ÚRSULA A lo mejor soy un hada madrina que te está aconsejando.

DANIEL Las hadas sólo existen en los cuentos.

ÚRSULA ¿Qué sabrás tú? ¿Has soñado alguna vez con ser más bueno, más
estudioso?

DANIEL ¿Para qué?

ÚRSULA Para ser alguien importante cuando crezcas.

DANIEL Seré importante de todos modos, mi padre es rico.

ÚRSULA Hay cosas que no se alcanzan con dinero.

DANIEL También soy fuerte.

ÚRSULA No es bastante.

DANIEL ¡Bah! Si quisiera podría ser astronauta, como dice Nico que va a
ser él.

ÚRSULA Nico lo conseguirá; tú, no.

DANIEL ¿Qué apostamos?

ÚRSULA Darte un par de garrotazos cuando pierdas.

DANIEL Y si gano te amarraré todas las latas vacías que encuentre. Lo


malo es que tendré que esperar mucho tiempo.

ÚRSULA No creas. Podemos averiguarlo enseguida.

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ÚRSULA da unas palmadas. Oscurece de pronto y una hermosísima luna
llena asoma entre los árboles inundando de inquieto mercurio la escena. Se oye
un gran estruendo. Los niños miran a lo alto y contemplan, boquiabiertos y
asombrados, cómo se enreda en las ramas de un árbol un paracaídas del que
pende, pataleando, un extraño personaje vestido de astronauta.

ASTRONAUTA ¿Qué es esto, dónde estoy? ¡Bajadme de aquí!

NICO (Fascinado.) ¡Es un astronauta!

ÚRSULA ¿No os lo dije?

NICO (Al ASTRONAUTA.) ¡Tenga cuidado, espere! Le ayudaremos.

DANIEL (Sujetándolo.) Déjalo, puede ser un marciano.

NICO ¿Qué importa? Sea quien sea está en un apuro y debemos auxiliarle.

DANIEL Yo no me acerco.

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ÚRSULA ¿No presumes de valiente? En las buenas acciones es cuando hay
que demostrarlo.

NICO No se preocupe, no le necesito, iré yo solo.

SUSI Te acompaño.

NICO y SUSI se acercan al ASTRONAUTA y lo toman por los pies. El


ASTRONAUTA, al fin, logra soltarse del paracaídas y, dando un gran salto, cae
entre los dos niños.

ASTRONAUTA Gracias a vosotros he podido soltarme del paracaídas. ¡Sois mis


salvadores! Pero ¿dónde estoy?

NICO En... (Aquí puede decir el nombre de la localidad donde se esté


dando la representación y así se interesa más a los pequeños
espectadores, una ciudad o pueblo de España.)

ASTRONAUTA ¿Todos los niños de aquí son tan buenos y tan valientes como
vosotros?

ÚRSULA De todo hay, señor Astronauta.

NICO ¿Viene desde muy lejos?

ASTRONAUTA (Ponderativo.) ¡Huy...! De mucho más allá de la luna.

NICO ¿Americano?

ASTRONAUTA ¡Qué disparate!

NICO Entonces...¿ruso?

ASTRONAUTA ¡Menos todavía! (Misterioso.) Soy... ¡extraterrestre!

DANIEL (Sobrecogido, a NICO.) ¿No te lo advertí? Debiste dejarlo colga-


do del árbol.

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ASTRONAUTA (A DANIEL, tirándole de una oreja.) ¿Así pensabas recibirme?
¡Vaya una educación y una cortesía para acoger a un recién llega-
do! ¿Cómo te llamas?

DANIEL (Tartamudeando.) Da... niel.

ASTRONAUTA (Saca una libreta y la hojea.) ¡Ajá! ¿Con que tú eres el famoso
Daniel? Aquí estás apuntado. (Se dirige a SUSI.) Y tú, ¿quién eres?

SUSI (Temblando.) Me llamo Susana, pero todos me dicen Susi.

ASTRONAUTA (Hojea su libreta.) En mi lista no vienes.

NICO Está conmigo. Yo respondo por ella.

ASTRONAUTA ¿Y quién responde por ti?

ÚRSULA ¡Yo! (Adelanta unos pasos.) ¡Es Nico!

ASTRONAUTA (Alborozado.) ¿Nico, el que quiere ser astronauta?

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ÚRSULA ¡El mismo!

ASTRONAUTA (Tras repasar su cuaderno se cuadra ante NICO.) ¡Te saludo y te


felicito! Traigo orden de enseñarte los secretos de la astronáutica,
de hacerte piloto de mi nave espacial, de conducirte por espacios
siderales hasta las estrellas.

DANIEL (Boquiabierto.) ¿A éste? Si no tiene fuerzas ni para levantar un


ladrillo.

ASTRONAUTA ¿Tú tienes mucha?

DANIEL (Arremangándose un brazo y presumiendo de bíceps.) ¡Mire, mire


mis músculos!

ASTRONAUTA (Se los palpa.) Sí, puedes servirnos.

DANIEL ¿Verdad que sí?

ASTRONAUTA ¡No lo sabes tú bien!

El ASTRONAUTA sopla su silbato y a su llamada acuden unos diminutos


personajes con verdadera pinta de alienígenas, como los sueña la fantasía de
los dibujantes futuristas. Tiran de largas cuerdas que arrastran un extraño
artefacto que dejan en el centro del escenario.

NICO (Admirativo.) ¿Ésta es tu nave espacial?

ASTRONAUTA Y la tuya. En ella viajaremos por la Vía Láctea y descubrirás nue-


vos planetas y galaxias desconocidas... La gobernarás tú mismo.

NICO No sé manejarla.

ASTRONAUTA Yo te enseñaré. Ven, sube.

NICO ¿Y mi hermanito?

ASTRONAUTA Vendrá también con nosotros. Y tu abuelo, al que recogeremos

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ahora.

NICO y el ASTRONAUTA se reparten el saco y el carrito con el niño y


suben a la nave espacial.

NICO Me gustaría que también viniera con nosotros Susi.

ASTRONAUTA Tus deseos son órdenes. (A SUSI.) ¡Sube!

SUSI (Ascendiendo.) ¡Qué alegría, cuánta ilusión!

DANIEL Señor Extraterrestre, ¿puedo subir yo también? Usted dijo que


podía servirle.

ASTRONAUTA Pero no te expliqué para qué.

DANIEL Para lo que usted ordene. Con tal de guiar también su nave
espacial...

ASTRONAUTA Para pilotar la nave hace falta estar preparado, haber estudiado
mucho... ¿Lo has hecho tú?
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DANIEL ¡Naturalmente! Soy el primero de la clase.

ASTRONAUTA (Tras repasar su cuaderno le retuerce una oreja.) Por la cola, eso
dicen mis apuntes. ¿Crees que ganas mucho con mentir?

DANIEL ¡Ay, ay, ay! Perdóneme, señor Astronauta, no volveré a hacerlo.

ASTRONAUTA También dicen mis apuntes que eres el más bruto y debes saber
que la fuerza, aunque importante, siempre está subordinada a la
inteligencia. Nos sirves, sí, pero en el lugar que te corresponde.
(Toca su silbato y varios Alienígenas le colocan a DANIEL unas
descomunales orejas de burro.) o A tAarm
tubrién, por imitarlo y
reírle las gracias. ( Asimismo ponen a ARTURO otras orejas de
burro.) ¡Adelante!

Los Alienígenas obligan a DANIEL y a ARTURO a tirar de las cuerdas y


mueven la nave espacial unos metros.

NICO Señor, esta nave espacial, ¿no tiene motores?

ASTRONAUTA Sí, Nico, pero se nos acabó el combustible y hemos de llevarla


hasta la próxima estación de servicio. ¿Cae muy lejos?

NICO ¡Huy...! En la otra punta de la ciudad (o pueblo.) ¡Pobres Daniel y


Arturo, van a llegar reventados!

ASTRONAUTA Así escarmentarán.

ÚRSULA, con grandes aspavientos, detiene la extraña comitiva.

ÚRSULA ¡Esperad! Tengo que cobrarme una apuesta. ¿Dónde estás,


Daniel?

DANIEL (Se arrodilla.) ¡No, Úrsula, por favor, no me atices con el bastón!

ÚRSULA Te lo mereces, pero no voy a darte. Me doy por satisfecha si lo


que te está pasando te sirve de lección.

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DANIEL En adelante estudiaré y no haré más rabonas y no volveré a pre-
sumir de mi fuerza.

ARTURO Yo procuraré tener más personalidad y copiar de los demás sólo


lo bueno.

ASTRONAUTA En vista del arrepentimiento de Daniel y Arturo su castigo sólo


durará hasta que llenemos los tanques de combustible. Luego
volarán con nosotros en la nave.

TODOS ¡Viva, viva, viva...!

La nave espacial, arrastrada por DANIEL y ARTURO, vuelve a ponerse en


movimiento hacia la izquierda. El coro de niñas cantando Mambrú se fue a la
guerra suena más fuerte. La luna guiña y sonríe.

FIN

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EL JUEGO DE
LA GUERRA
A mi hijo Pedro, incógnita
ilusionada de futuro.

Fernando Macías García

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PERSONAJES

ARMANDO

EMILIO

NURIA

ANGELUCHI

TÍO BERENJENA

MERCHE

NIÑOS Y NIÑAS (No hablan.)

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EL JUEGO DE LA GUERRA

Sobre un gran escombral a las afueras del pueblo un grupo de


niños hace preparativos para jugar a la guerra.

ARMANDO Martín, tú eres de los míos.

EMILIO Ni hablar. Martín pertenece a mi banda y estará a mi lado.

ARMANDO En el sorteo le tocó conmigo.

EMILIO Tú estás majara.

ARMANDO Si quieres lo echamos otra vez a suerte.

EMILIO Vale.

ARMANDO y EMILIO se separan unos metros, se enfrentan y se van


acercando a pasitos cortos hasta que el pie de ARMANDO monta sobre el de
EMILIO.

ARMANDO ¿Ves? Era ley de Dios. Martín, tú conmigo.

NURIA ¿Y nosotras?

EMILIO Vosotras a mirar. La guerra no es cosa de mujeres.

ANGELUCHI ¿Qué no, y las enfermeras?

ARMANDO ¡Es verdad! Serviréis para curarnos si caemos heridos.

EMILIO Para nosotros Nuria y Paquita.

Las dos se colocan junto a EMILIO.

ANGELUCHI No creas que nos ofendes, preferimos a Armando. ¿Verdad?

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La otra niña asiente y ambas se ponen al lado de ARMANDO.

EMILIO Pues os va a caer trabajo de la paliza que les vamos a dar.

ARMANDO Eso habrá que verlo. ¿Pre... parados?

EMILIO ¡Preparados! ¡Al ataque...!

Los dos grupos contendientes se traban en una lucha cuerpo a cuerpo,


con espadas de madera y cañas de escoba como lanzas. En el fragor de la
contienda aparece el TÍO BERENJENA con un equívoco trapo aspirante a
bandera blanca.

TÍO BERENJENA ¡Armisticio, armisticio! Soy representante de la ONU y vengo a


imponer la paz.

EMILIO ¡Váyase, Tío Berenjena, no nos interrumpa el juego!

TÍO BERENJENA La guerra nunca es un juego. ¡Es la peor plaga de la humanidad!

ARMANDO ¿Aunque ganen los buenos?


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TÍO BERENJENA Eso es sólo en las películas. En la realidad casi nunca los que
ganan, porque tienen más fuerza, son los mejores ni los que lle-
van razón.

EMILIO ¡Vaya, Tío Berenjena, que va a saber usted más que los que hacen
las películas!

TÍO BERENJENA Quizás no haya estudiado tanto, pero seguro que he vivido mucho
más. Si me hubierais visto hace... no sé cuantos años, ya he perdida
la cuenta, cuando yo era joven, montado en un caballo blanco, con
la bandera desplegada, al frente de mi escuadrón...

EMILIO ¡Batallitas, no, Tío Berenjena! Ya nos las contó más de cien veces.

TÍO BERENJENA Ésta, no, de veras. Sólo os quiero demostrar con mi historia que
los únicos que se benefician de las guerras son los que las mane-
jan , no los que participan.

ARMANDO Pero usted hizo la suya, déjenos ahora hacer la nuestra. ¡A las trin-
cheras!

TÍO BERENJENA Prestadme atención... ¡Escuchad!

Pero ya los NIÑOS han ido a esconderse tras sus parapetos dejándolo
solo. Himnos marciales y estruendo de batalla ambientan la situación.

EMILIO ¡Os mando este regalito!

ARMANDO ¡Recibid esta píldora, a ver cómo os sienta!

EMILIO ¡Tomad más metralla!

ARMANDO ¡Ahí va mi respuesta: un misil tierra-aire que no falla nunca!

EMILIO Ese ha fallado. ¡Ahora os mandaré mi bomba de hidrógeno que


os hará papilla!

ARMANDO La desintegraré con mi rayo láser y su fuego mortífero caerá sobre

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vosotros. ¡Ajá...!

Desde sus posiciones los beligerantes intercambian una lluvia de piedras y


se increpan con la pintoresca jerga de los “comics”, como se pretende ilustrar
con la mínima muestra que antecede. MERCHE, pequeña ciega, penetra en el
campo de batalla.

MERCHE ¿Quién anda por aquí, qué es todo este ruido, qué ocurre?

TÍO BERENJENA ¡Niña, quita de ahí, pueden chocarte!

MERCHE Tío Berenjena, ¿dónde estás? He oído tu voz...

El TÍO BERENJENA acude en su ayuda.

TÍO BERENJENA Merche, pequeña, ¿cómo se te ha ocurrido venir sola por estos
andurriales?

MERCHE Quise dar un paseo por el campo.

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
TÍO BERENJENA ¡Vaya un sitio que has escogido! Esto es una escombrera, un
vertedero, un vacie...

MERCHE ¿No hay flores?

TÍO BERENJENA No.

MERCHE ¿Ni siquiera hierba?

TÍO BERENJENA Ni siquiera.

MERCHE Entonces aquí el aire será todavía menos puro que en el pueblo.

TÍO BERENJENA ¡Mucho peor! Estos son los residuos de la civilización. ¡Si será feo
que es el lugar que escogen los niños para hacer sus guerras!

MERCHE ¿Los niños guerrean?

TÍO BERENJENA Aunque te parezca raro, así es.

MERCHE ¿Por qué, es que no se quieren?

TÍO BERENJENA No es eso... Reciben tanta información de violencia en cines, en


televisión, en videojuegos que intentan imitar a sus falsos héroes.

MERCHE ¡Qué tontos! Como si no fuera lo más bonito del mundo vivir tran-
quilos y en paz.

TÍO BERENJENA Siempre que sea posible...

MERCHE da un corto y agudo grito y se lleva las manos a la frente de la


que brota un hilillo de sangre.

TÍO BERENJENA ¿Qué te pasa?

MERCHE No sé. ¡Ay, ay, ay..., me han herido!

TÍO BERENJENA ¿A ver...? No te asustes, es poca cosa. ¡Malditas guerras, siempre

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pagan inocentes!

Alguna diapositiva o película bélica, no triunfalista, puede subrayar la


increpación del TÍO BERENJENA que avanza hacia los combatientes con su
remedo de bandera blanca.

TÍO BERENJENA ¡Se acabó la guerra, partida de brutos!

EMILIO No nos fastidie, Tío Berenjena, ahora que íbamos ganando...

ARMANDO ¡Mentiroso! No hemos tenido ni una sóla baja

EMILIO Pero ibais perdiendo terreno y ya teníamos preparado el asalto


final a vuestras trincheras.

ARMANDO ¡Huy, qué miedo!

TÍO BERENJENA Callaos de una vez y salid de vuestros escondites. ¡Deponed las
armas, fir...mes!

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
Los NIÑOS, como hipnotizados, obedecen. La ambientación marcial ha
enmudecido.

TÍO BERENJENA ¿Llevaba razón al deciros que las guerras no conducen a nada
bueno? Mirad: la habéis chocado.

Los NIÑOS descubren a MERCHE y acuden a su lado.

ANGELUCHI Merche, pobrecita, ¿te duele mucho?

MERCHE Un poco.

ANGELUCHI No te preocupes, te curaremos. ¿Quién tiene un pañuelo?

Todos gritan: -Yo, yo, yo-, ofreciendo cada cual el suyo. ANGELUCHI,
ayudada por NURIA, la venda.

EMILIO Ahora pareces la FE cuando sale en la procesión de Semana


Santa.

ARMANDO Sigues siendo la más bonita.

NURIA ¿Te duele mucho?

MERCHE Ya, no. ¡Estoy tan contenta de estar con vosotros!

TÍO BERENJENA ¿Os parece bien lo que le habéis hecho?

MERCHE No les riña, Tío Berenjena, ya pasó.

TÍO BERENJENA ¡No, Merche, no pasó! Que no crean que con pañuelos y unas lin-
das frases lo han solucionado. ¡Ni hablar! Han de prometer aquí
mismo que no van a hacer más guerras. ¿Lo prometéis?

TODOS ¡Lo prometemos!

TÍO BERENJENA Pero no basta, tenéis que desagraviar a Merche, a la que habéis
descalabrado. Ella, pobrecita, venía buscando sol, aire puro, flo-

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res... y sólo encontró vuestra piedra.

ARMANDO ¡Haremos para Merche el ramo de flores más hermoso que se


haya visto en el pueblo!

EMILIO La llevaremos, entre trigales, hasta el río y la cubriremos de jacin-


tos y amapolas.

ANGELUCHI Yo le pondré mi cupido.

NURIA Yo le daré mi merienda.

TÍO BERENJENA Los propósitos están muy bien, pero hay que llevarlos a la prácti-
ca. ¡Hala, manos a la obra!

Los NIÑOS salen en todas direcciones, dejando solos a MERCHE y al TÍO


BERENJENA.

MERCHE ¿Se han marchado?

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para niños
TÍO BERENJENA Pero volverán. Les remuerde el daño que te han hecho y no
piensan más que en coronarte su reina.
MERCHE ¿Ve cómo no son tan malos?

TÍO BERENJENA No digo que lo sean. Los niños, uno a uno, sois ángeles, pero jun-
tos os volvéis de la piel del diablo.

MERCHE Caín no necesitó juntarse con nadie para matar a su hermano.

TÍO BERENJENA Caín no era un niño: había perdido la inocencia.

MERCHE ¿Cuándo se pierde?

TÍO BERENJENA Cuando se quiere aprender antes de tiempo.

MERCHE ¿Y cuándo es tiempo?

TÍO BERENJENA Nunca se sabe. ¡Figúrate, a mis años yo sigo considerándome ino-
cente!

MERCHE ¡Qué buen humor, Tío Berenjena!

TÍO BERENJENA ¿Verdad que sí?


Yo siempre canto,
yo siempre río,
a la tristeza
yo desafío.
En la tormenta
y en la bonanza
mi aguja marca
siempre esperanza.
¿Te ha gustado?

MERCHE ¡Mucho! No sabía que fueras poeta.

TÍO BERENJENA ¡Y músico, y bailarín , y saltimbanqui...! Lo importante en la vida


es estar preparado y ser capaz de resolver cada situación que se
presente. Y sobre todo no andar peleando. No olvides esto: si

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respetas a los demás, los demás te respetarán.

MERCHE Yo no me metí con nadie y ya ha visto lo que me ha pasado.

TÍO BERENJENA ¡La guerra, hijita, la guerra! Aunque sea entre niños es como un
río desbordado que todo lo arrasa.

Los NIÑOS van volviendo cargados de flores.

ARMANDO Merche, ya estamos de vuelta.

EMILIO Te haremos una hermosa guirnalda.

NURIA Mejor un ramo.

ARMANDO Una corona.

TÍO BERENJENA Un ramo. Tenemos hasta el florero.

EMILIO ¿A ver?

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
El TÍO BERENJENA saca de su zurrón un extraño artefacto.

EMILIO ¡Qué florero más raro! Parece una lata de tomate.

ANGELUCHI ¿Dónde se colocan las flores?

TÍO BERENJENA Supongo que aquí, cuando arranquemos este cable y todo lo que
sobra.

ARMANDO Me parece que eso no es un florero. ¿Dónde lo encontró?

TÍO BERENJENA Por allí...

ARMANDO ¿Entre los escombros?

TÍO BERENJENA Sí... ¿Tiene algo de particular?

ARMANDO Es raro que nosotros no lo hayamos visto antes. ¿Suena?

TÍO BERENJENA ¿Cómo va a sonar un florero? Ni que fuera una campana.

ARMANDO Me refiero a si hace tic-tac, tic-tac, tic-tac, como un reloj.

TÍO BERENJENA No sé... Compruébalo tú que tendrás mejor oído.

ARMANDO ¡No, muchas gracias! Si es lo que me imagino prefiero no com-


probarlo.

TÍO BERENJENA ¡Qué tontería! (Se aplica el artefacto a la oreja.) No, creo que no
suena.

ARMANDO ¡Menos mal! Creí que era una bomba de relojería.

TÍO BERENJENA ¿Una bomba?

EMILIO Ya me parecía a mí... Sí, es una bomba, pero no de relojería, sino


de mano. ¡Una granada! Las he visto iguales en las viñetas de los
episodios bélicos.

TÍO BERENJENA ¿Es peligrosa? Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

EMILIO ¡Mucho! Llevará tantos años enterrada...

TÍO BERENJENA Seguramente desde la guerra.

MERCHE ¿Puede explotar?

TÍO BERENJENA Creo... que de un momento a otro. Ahora hace un extraño y


siniestro ruidito. ¿No lo oís? Acercaos, escuchad...

Los NIÑOS, instintivamente, se alejan del TÍO BERENJENA.

ARMANDO ¡Tírela, Tío Berenjena!

EMILIO Pero lejos, no vaya a hacernos daño si explota.

TÍO BERENJENA ¿Y si no explota y otro día la encuentran otros niños y entonces


estalla? Lo mejor será que la desarmemos ahora.

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
EMILIO ¡Es un disparate!

ARMANDO ¡Una temeridad!

TÍO BERENJENA Debo arriesgarme por el bien de todos.

ARMANDO No le creíamos tan valiente.

TÍO BERENJENA La valentía hay que demostrarla en el momento preciso, cuando


hace falta, no para alardear ante las niñas y los amigotes.

EMILIO Tío Berenjena, ¿sabrá usted desarmarla?

TÍO BERENJENA En la guerra fui artificiero, pero ya estoy viejo y me fallan las fuer-
zas. Necesitaré vuestra ayuda.

EMILIO ¡Ni hablar!

ARMANDO ¡Yo de aquí no me muevo!

TÍO BERENJENA ¿No sois los jefes de las bandas rivales? Demostrad ante vuestros
soldados que no sois unos cobardes.

MERCHE ¿Puedo ayudarle yo?

TÍO BERENJENA Aprended de Merche. ¡Gallinas!

Un “uhuuu” continuo, molesto y despectivo obliga a EMILIO y a


ARMANDO a salir de sus escondites. El desprecio se trueca en vítores y palmas.

TÍO BERENJENA Así me gusta. Ahora, silencio. Lo que vamos a hacer es muy peligro-
so y cualquier distracción, cualquier ruido, cualquier movimiento
extraño, puede ocasionar, como a los trapecistas en el circo, la muer-
te del artista. En este caso de alguno de nosotros... o de los tres.

EMILIO No sea gafe, Tío Berenjena.

ARMANDO ¿Por qué no se calla y deja de ponernos nerviosos?

TÍO BERENJENA ¿Os habéis santiguado? Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

Los dos NIÑOS se santiguan rápidamente.

EMILIO Ya está. ¿Qué hacemos ahora?

TÍO BERENJENA ¡Tranquilos...! Tú, tira de aquí y tú de este otro lado. ¡Con todas
vuestras fuerzas! ¿Preparados..., listos...? ¡Ya!

ARMANDO y EMILIO caen de espaldas, cada uno con un trozo de la falsa


bomba que no es sino una caja de sorpresas que al abrirse hace gran
estruendo, dejando escapar una densa humareda y muñecos de fuelle,
saltarines y díscolos. Los niños alejados ríen la gracia, no así ARMANDO y
EMILIO que continúan en el suelo, sin sentido.

TÍO BERENJENA ¿Qué hacéis ahí, dormilones? ¡Levantaos!

EMILIO ¿No estamos muertos?

ARMANDO ¿Ni reventados?


pág. 47
Teatro en internet
Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
TÍO BERENJENA ¡Vivitos y coleando! Mirad a vuestro alrededor.

ARMANDO ¡Era una bomba de pega!

EMILIO Ya no somos héroes... ¡Qué desilusión!

TÍO BERENJENA Pero seguís vivos, que es más importante.

TODOS LOS
NIÑOS ¡Vivan nuestros capitanes!

TÍO BERENJENA ¡Nada de capitanes! Este ejército se licencia ahora mismo.


¡Fir...mes! ¡Rompan filas...! ¡Ar! Ya no jugaréis más a la guerra,
¿verdad?

TODOS ¡Lo prometemos!

TÍO BERENJENA Llevad a Merche hasta el río, como le habéis prometido, corona-
dla de flores, disfrutad, ahora que sois pequeños , de la paz.

ARMANDO Viva el Tío Berenjena!

EMILIO ¡Viva Merche!

TODOS ¡Vivan...!

FIN

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pág. 48
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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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ECOS DE CARACOLA
O
LA SIRENITA REBELDE
Primer Premio del V Certamen Literario de Teatro
Infantil Barahona de Soto, convocado, fallado y
estrenado en 1976.

Primer Premio del XI Concurso de Obras de Teatro A.E.T.I.J.


y Caja de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife 1982-1983.

A mi hijo David, que nació


mientras escribía esta obra.

Fernando Macías García

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pág. 49
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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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PERSONAJES

GATO NICOLÁS

FERNANDO

PEDRO

SIRENITA

DIOS NEPTUNO

PESCADOR 1º

PESCADOR 2º

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pág. 50
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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
ECOS DE CARACOLA

Rocas de acantilado ocultan el mar que brama batiendo sus olas


contra la escarpadura. Algún árbol, inicio de boscaje. Hendidura en la
roca formando una angosta gruta. Atardece. Ráfagas del faro iluminan,
intermitentes, todo el ámbito.

El GATO NICOLÁS, cantando y bailando, hace su aparición.

GATO NICOLÁS Soy el Gato Nicolás,


hambriento de profesión,
pues aquí no hay quien se coma
ni un miserable ratón.

Recorro el mundo buscando


cómo alimentar mi panza.
A pocos les sobra todo,
mientras a muchos nos falta.

Si un amo me mantuviera
con cascabel y collar
viviría tan ricamente,
pero nunca en libertad.

Mi reino son los tejados,


donde maúllo a la luna.
Allí voy tras de las gatas
corriendo mil aventuras.

Si algún día me caigo al suelo


soy, del circo, equilibrista.
Por algo dicen que tengo
por lo menos siete vidas.

Pero si no encuentro nada


para llevarme a la boca,
Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía
de mis siete pobres vidas
seis por lo menos me sobran.

(Deja de cantar y escucha atento.) Oigo ruido... ¿Será algún


ratoncillo que se deje cazar o, por el contrario, será un perrazo
que me cace a mí? (Otea el horizonte.) ¡Peor todavía! Son los esa-
boríos de Pedro y Fernando, que cada vez que me pillan me
amarran latas al rabo que parezco una vaca lechera haciendo
tolón-tolón con su cencerro. Antes de que me vean pondré pies
en polvorosa. ¡Hale, a correr! (Lo intenta, pero se le enreda el
rabo entre las patas y cae de bruces.) ¡Ya me trincaron! (Se pone
de rodillas.) ¡Piedad, compasión, no me hagáis nada! Voy a ser
bueno..., si lo único que tengo es hambre. (Se da cuenta de que
no lo persigue nadie.) ¡Maldito rabo...! ¡Qué susto me ha dado!
¡Huy, qué cerca están ya!

El GATO NICOLÁS pega un salto y huye como una exhalación. Con los
libros del colegio en las manos entran FERNANDO y PEDRO.

FERNANDO Aquí es.

pág. 51
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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
PEDRO Buen sitio.

FERNANDO Deja los libros ahí. Te enseñaré mi tesoro.

PEDRO y FERNANDO depositan los libros encima de una roca.

PEDRO ¿Lo ocultas en esa gruta?

FERNANDO ¿Te parece buen escondite?

PEDRO ¡Estupendo!

FERNANDO Ven, te lo voy a enseñar. Pero no se lo cuentes a nadie, es un


secreto.

PEDRO ¡Prometido! ¿Qué es?

FERNANDO Ya lo verás.

FERNANDO penetra en la gruta y enseguida sale con un estuche en las


manos. Lo abre muy misterioso y extrae un collar de caracoles marinos.

PEDRO Si es sólo un collar.

FERNANDO ¿Qué te creías que era?

PEDRO No sé..., algo más emocionante. Eso es para adornarse las niñas
que son unas presumidas.

FERNANDO Precisamente lo guardo para regalárselo a mi novia.

PEDRO ¿Qué novia?

FERNANDO Cuando la tenga.

PEDRO Tú estás chalado.

FERNANDO Si quieres guardar algo en mi gruta te la alquilo barata.

PEDRO Lo tendré en cuenta, pero ahora vámonos, ya hace rato que se Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

encendió el faro.

FERNANDO Aún es de día.

PEDRO Pronto no veremos a un palmo.

FERNANDO Tenemos nuestras linternas.

PEDRO A la mía se le agotaron las pilas.

FERNANDO No importa, nos alumbrará la luna.

PEDRO No me atrevo, me esperan en casa.

FERNANDO Lo que ocurre es que te da miedo.

PEDRO ¿A mí, miedo? Si no me estuvieran aguardando...

FERNANDO ¡Cobarde! Eso es lo que eres, un gallina y un cobarde.


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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
PEDRO ¡No digas tonterías! A lo que temo es a la paliza de mi madre, no
a la oscuridad. Quédate tú, si quieres, pero yo me voy. Adiós.

PEDRO empieza a alejarse.

FERNANDO Espera, guardaré antes mi tesoro.

FERNANDO entra en la gruta y vuelve al momento sin el estuche.

PEDRO ¿Te asusta quedarte solo?

FERNANDO No me conoces bien. Soy más valiente que Tarzán, pero solo me
aburriría.

PEDRO Sí, sí... Eso es lo que dices para disimular tu pánico.

FERNANDO ¿Pánico, yo? A que me quedo...

PEDRO Por mí..., como si quieres entrar a estas horas en el cementerio.

FERNANDO Voy contigo, no vaya a pasarte algo por el camino.

PEDRO Me lo sé de memoria, lo haría con los ojos cerrados.

FERNANDO Por si acaso.

PEDRO Si insistes... Pero de cobarde, nada. ¿De acuerdo?

FERNANDO Ni yo. ¿Conforme?

PEDRO ¡Conforme!

FERNANDO ¡Chócala, macho! Mira qué caracola.

PEDRO ¡Es preciosa!

FERNANDO ¡Y qué grande!

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PEDRO Oigamos el rumor de las olas.

FERNANDO ¿Estando tan cerca el mar? Podemos oírlas directamente.

PEDRO En las caracolas suenan más misteriosas, con más eco.

PEDRO ha tomado la caracola y se la aplica al oído. Simultáneamente


resuenan voces de: - “¡Socorro..., socorro..., quieren matarme..., auxilio...,
socorro...!”- Cuando PEDRO aparta la caracola cesa el lamento.

PEDRO ¿Has oído a la mujer pidiendo auxilio?

FERNANDO ¿A qué mujer? Yo no escuché nada.

PEDRO ¡Qué raro! ¿Estará embrujada esta caracola?

FERNANDO ¡No digas idioteces!

PEDRO No estoy loco, ni me lo estoy inventando. Prueba tú.

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
FERNANDO se aplica la caracola al oído y vuelve a escucharse el patético
reclamo.

FERNANDO Es verdad. ¿Has oído algo?

PEDRO Ahora, no. El misterio debe estar en la caracola.

FERNANDO Esto no me gusta nada. Tiremos la caracola y vámonos corriendo.

PEDRO ¿No presumes de valiente? ¡Demuéstralo!

FERNANDO Con los espíritus no quiero cuentas. Vámonos.

PEDRO ¿Quién te ha dicho que es un espíritu? Puede que sea alguien


que nos necesite y no tenga otro medio para comunicarse con
nosotros que la caracola.

FERNANDO Sería la primera vez que una caracola supiera “Morse”.

PEDRO Deberíamos preguntarle.

FERNANDO Ni que fuera un teléfono.

PEDRO Puede que sea como las bolas de cristal de los adivinos.

FERNANDO Inténtalo, a ver qué pasa, aunque yo no las tengo todas conmigo.

PEDRO Caracola, ¿quién habla por ti? Quienquiera que seas dinos dónde
estás, queremos ayudarte.

Los dos niños acercan la caracola a sus orejas. Resuena la voz femenina: -
“Soy una sirenita, estaba junto al acantilado jugueteando con las algas y los
corales, cuando unos pescadores me atraparon en sus redes. Intento escaparme
y cada vez me enredo más. Por favor, ayudadme antes de que los pescadores
me saquen a flote y me descuarticen como a una sardina.”

PEDRO (A la caracola.) Enseguida vamos a salvarte.

Ecos de la caracola: -“Daos prisa”.


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PEDRO (A la caracola.) Un poco de paciencia, no tardaremos. (A FER-


NANDO.) Alúmbrame con tu linterna. Yo bajaré a la orilla.

FERNANDO Si necesitas mi ayuda, avísame.

PEDRO Descuida.

Ambos trepan por las rocas desapareciendo PEDRO tras ellas.


FERNANDO se queda en lo alto, atalayando de vigía. Larga pausa de tensa
espera.

PEDRO (Su voz.) ¡Cómo pesa! No puedo con ella. Fernando, baja a ayu-
darme.

FERNANDO Allá voy.

FERNANDO también desaparece tras las rocas. Vuelve el GATO


NICOLÁS.

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
GATO NICOLÁS ¡Menos mal, ya se han ido esos pillastres! Pero se han dejado
algo. (Toma los libros, los hojea.) ¿Serán comestibles? (Los olfa-
tea.) No huelen a carne, ni a pescado, ni a ningún alimento cono-
cido. ¿Cómo sabrán? (Les hinca el diente y se queja aparatosa-
mente.) ¡Ay, ay, ay...! Me he roto por lo menos un colmillo y cua-
tro dientes. ¡Ay, ay, ay...! Ahora comprendo por qué los niños se
quejan de que no pueden tragarse unos librotes tan indigestos.
¡Qué asco!

El GATO NICOLÁS arroja los libros al suelo y baila encima de ellos un


zapateado. En esta acción lo sorprenden dos PESCADORES que portan sendos
remos y lo sujetan por los brazos.

PESCADOR 1º ¿Qué haces, insensato?

GATO NICOLÁS ¿No lo veis? Pateando estas cosas tan duras que se han cargado
mis dientes.

PESCADOR 2º ¿Habrase visto gato más desvergonzado? No sólo es ratero y glo-


tón, sino que hasta habla.

GATO NICOLÁS No haberme preguntado.

PESCADOR 1º Y además, respondón. Ya que eres tan listo, ¿cómo es que no


sabes que los libros no se comen?

GATO NICOLÁS Si no se pueden comer, ¿para qué sirven?

PESCADOR 2º ¡So animal! Para leerlos.

GATO NICOLÁS A vosotros no os he visto leyendo nunca.

PESCADOR 1º No tuvimos tiempo de aprender, bastante hacemos ganándonos


la vida saliendo a pescar.

PESCADOR 2º Pero los niños sí deben estudiar y no consentiremos que un gato


analfabeto como tú les destroce los libros.

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PESCADOR 1º Recógelos uno a uno y déjalos donde los encontraste.

GATO NICOLÁS (Obedece y luego se cuadra con aire marcial.) A


delna,ojerfe.
¿Algo más?

PESCADOR 1º Que desaparezcas del mapa y no asomes por aquí lo menos en


un año.

PESCADOR 2º Sobre todo no queremos verte merodeando cerca de las redes.

GATO NICOLÁS Las redes me atraen, tienen imán para mí.

PESCADOR 1º Y nosotros estos remos para rompértelos en las costillas.

PESCADOR 2º ¿Quieres probarlos?

GATO NICOLÁS (Retrocediendo.) No, gracias.

El GATO NICOLÁS, cuando queda fuera del alcance de los


PESCADORES, sale huyendo como alma que lleva el diablo.

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
PESCADOR 1º ¿Habrán hecho las redes el copo?

PESCADOR 2º Seguramente. La luna ya está saliendo y nos ayudará en la pesca.

PESCADOR 1º (Intentando, inútilmente, encender un cigarro con el mechero.)


Este cacharro no funciona, dame fuego. (Ofreciéndole tabaco.)
¿Quieres?

PESCADOR 2º Vamos a echarlo.

Los PESCADORES ejecutan pausadamente el viejo rito de liar


y encender los cigarros.

PESCADOR 1º ¿Qué hacemos con los libros?

PESCADOR 2º Déjalos ahí, sus dueños estarán haciendo de las suyas, ya volve-
rán por ellos.

PESCADOR 1º ¿Y si regresa antes el Gato Nicolás?

PESCADOR 2º ¿Ése? Por temor a nuestros remos no asomará la jeta en una tem-
porada.

PESCADOR 1º No me fiaría yo tanto.

PESCADOR 2º ¡Seguro!

PESCADOR 1º Entonces, vámonos.

Salen los PESCADORES.

FERNANDO (Su voz.) No puedo más, vamos a descansar un rato.

PEDRO (Su voz.) ¡Ánimo, ya queda poco!

Reaparecen los NIÑOS arrastrando penosamente una red entre cuyas


mallas solloza la asustada SIRENITA.

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FERNANDO Si es que pesa como un muerto.

PEDRO No hagas comparaciones tan macabras, que la vas a asustar.


Además, ¿tú has pesado alguna vez a un muerto?

FERNANDO Nunca, pero es lo que se dice.

La SIRENITA no deja de llorar.

PEDRO No llores, ya estás a salvo.

SIRENITA Lloro de alegría, sois tan buenos...

FERNANDO No hemos hecho sino cumplir con nuestro deber. Por algo somos
exploradores.

SIRENITA Sois, además, tan guapos...

PEDRO Calla, nos vas a poner colorados.

SIRENITA ¿Llegarán hasta aquí los pescadores?


pág. 56
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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
FERNANDO Seguramente, en cuanto echen de menos la red.

SIRENITA ¡Qué miedo!

PEDRO No te preocupes, antes de que vuelvan te esconderemos.

Los NIÑOS proceden a desenredar a la SIRENITA,eqaul efi,nl,ibrer pta


ágil hasta encaramarse en la roca.

FERNANDO ¿A dónde vas?

SIRENITA A decirle adiós al océano.

PEDRO ¿Para despedirte?

SIRENITA (Canta.) Soy la sirena rebelde


que quiere escapar del mar;
conocer campos, las flores,
tener piernas, caminar.
Por eso estaba en la orilla
suspirando por llegar
hasta las altas montañas
y las estrellas tocar.
Mi padre Neptuno dice
que es malo tanto soñar,
pero un delfín me ha enseñado
que es cuestión de voluntad.
Él sabe saltar al aro,
dar cabriolas, volar...
Yo quiero ser una niña,
tener amigas, bailar...
Los peces me quieren mucho,
pero no saben hablar
y yo me aburro y me muero
de frío en la oscuridad.
El sol me enciende la sangre
con su alegre claridad
y me ilumina el futuro...

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¡Mi deseo se cumplirá!
Vosotros sí me creéis...
¡Decidme que sí! ¿Verdad?

Como un trueno retumba la carcajada de NEPTUNOe , cqeueenaploar


más alto de las rocas, envuelto en rayos y centellas, ataviado con los atributos
de su divinidad: tridente, corona, luengas barbas y poca ropa.

NEPTUNO (Con voz cavernosa.) Vuélvete a casa, pequeña. Tu elemento es el


agua, tu palacio el mar... Soy tu padre, el dios Neptuno y te pre-
vengo que si tardas en volver el exceso de oxígeno que hay en el
aire te matará. O los hombres, o los gatos hambrientos, o el
estrépito de la ciudad. Despierta de tus ensueños... ¡No hay mila-
gros! Vuelve, vuelve, vuelve...

SIRENITA (Canta.) Yo sí creo en los milagros


si es fuerte la voluntad.
Déjame, padre, en la tierra
mis anhelos comprobar.

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Teatro en internet
Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
NEPTUNO Si es tu deseo te dejaré, pero por poco tiempo. Cuando fracases,
si no vuelves, inundaré la tierra con otro diluvio universal.

eceesapar
D NEPTUNO.

PEDRO ¡Qué tío más fiera!

FERNANDO ¿No te lo dije? Esta aventura sólo nos traerá complicaciones.

PEDRO ¿Qué hacemos?

FERNANDO ¡Irnos!

PEDRO ¿Sin la Sirenita?

PEDRO O con ella, da igual. Lo que urge es construir un Arca de Noé,


antes de que ese monstruo nos convierta en boquerones.

SIRENITA No os metáis con mi padre.

PEDRO Nos quiere aniquilar.

SIRENITA Sólo pretende asustaros, para que me dejéis con él, pero es
bueno y generoso. Del mar os da alimentos, y trabajo, y medios
de comunicación, y sal...

PEDRO Y galernas, y tempestades, inundaciones, maremotos, huracanes...

SIRENITA ¿Cómo sabéis tanto?

FERNANDO Consultamos nuestros libros.

SIRENITA ¿Todo eso se aprende en ellos?

FERNANDO Y muchas más cosas... Casi tanto como viajando.

SIRENITA Yo en el mar no los necesitaba. No sé leer...

Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía
PEDRO Nosotros te enseñaremos.

SIRENITA ¡Cuánto me gustará!

FERNANDO Oye, ¿siempre tiene tu padre tan mal genio?

SIRENITA Ningún padre está siempre del mismo humor. También se enfada
y se irrita, pero es fundamentalmente amable, como habréis
podido comprobar en verano cuando en la playa las olas os
lamen los pies y la brisa marina os refresca las noches ardientes.

FERNANDO Si seguimos hablando no respondo de lo que pueda ocurrir, los


pescadores no tardarán.

PEDRO Es verdad.. (A la SIRENITA.) Quédate ahí mientras nosotros


escondemos la red en la gruta.

SIRENITA Prometo no moverme.

FERNANDO Y vigila. Si notas algo raro, avísanos.

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Teatro en internet
Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
SIRENITA Descuidad.

PEDRO y FERNANDO se afanan ocultando la red.

SIRENITA (Canta.) Las estrellitas del cielo


son collares en el mar
que me colgaba del cuello
cuando salía a pasear.

Pero renuncio a la escarcha


por convertirme en mujer,
cambio mis perlas de agua
por flores sabor a miel.

Los NIÑOS,mtienrada la faena, la escuchan embobados. Cuando la


SIRENITA acaba la canción ambos palmotean.

PEDRO ¡Bravo, muy bien, qué voz tan preciosa!

FERNANDO ¡Eres fenómena! Deberías presentarte en televisión.

PEDRO ¿Tal como es ahora?

FERNANDO ¡Naturalmente! Lo raro es lo que despierta la curiosidad.

PEDRO Terminaría haciendo anuncios de champú y de bebidas refrescan-


tes. O la exhibirán en una barraca, de feria en feria.

FERNANDO Es verdad... ¡Qué rabia!

PEDRO Con todo se comercia.

SIRENITA ¿De qué habláis?

PEDRO De cosas que ahora no comprenderías. Cuando seas una niña de


verdad te las explicaremos. ¿Vale?

SIRENITA ¡Vale! Escuchad...

FERNANDO No oigo nada. Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

PEDRO Ni yo.

SIRENITA (Señala un lateral.) Por allí. Algo se mueve. ¡Se está acercando!

PEDRO ¿Anda a dos o a cuatro patas?

SIRENITA A cuatro patas.

PEDRO Entonces no es un pescador.

FERNANDO Puede ser un lobo.

PEDRO O un elefante, o un hipopótamo, o un león... ¡Si por aquí no hay


lobos!

FERNANDO Por si acaso, pongámonos a salvo.

PEDRO ¡Qué gallina!


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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
FERNANDO Nos hemos comprometido a defender a la Sirenita, pero si algo
nos ocurre, ¿cómo lo haremos?

PEDRO ¿Crees que huyendo podríamos defenderla?

FERNANDO ¿Quién ha hablado de huir? Lo que propongo es que nos escon-


damos con ella mientras pasa el peligro.

PEDRO El peligro me gusta afrontarlo cara a cara.

SIRENITA La temeridad no es ninguna virtud. Venid a mi lado, se aproxima,


no me dejéis sola, tengo miedo...

PEDRO (A la SIRENITA.) Ya que lo pides así, le haré caso a éste.

PEDRO y FERNANDO trepan por la roca hasta llegar junto a la SIRENITA.


Fuertes maullidos preceden la entrada por uno de los laterales del GATO
NICOLÁS, que olfatea el aire ansiosamente.

PEDRO ¡Si es el Gato Nicolás!

SIRENITA ¿Un gato? Mi peor enemigo después de los pescadores. Ya me lo


advirtió mi padre.

FERNANDO Estando con nosotros no se atreverá a hacerte nada.

PEDRO Es completamente inofensivo.

SIRENITA ¿Tan grande y tan mal encarado? Si parece un tigre.

PEDRO Sólo fachada. Es más cobarde que un ratón.

SIRENITA Anda buscando algo.

FERNANDO Comida. Siempre está hambriento y como te habrá olido...

SIRENITA ¡Qué miedo!

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PEDRO No temas, en cuanto nos vea saldrá huyendo. No sería la primera
vez que lo corriéramos a pedradas.

SIRENITA Eso tampoco está bien, aunque sea un gato, si de verdad es


inofensivo.

FERNANDO Inofensivo porque no ataca a nadie, pero es un ladrón. Como


siempre tiene hambre roba todo lo que pilla. Se ha llevado cada
paliza...

SIRENITA ¡Pobrecillo!

FERNANDO Si es un golfo. ¿Lo espantamos?

PEDRO Espera, se me está ocurriendo una idea.

FERNANDO ¿Cuál?

PEDRO Luego te la diré, ahora observemos al Gato Nicolás, a ver qué


hace.

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
GATO NICOLÁS ¡Huy, qué hambre tengo! Me comería... una merluza. ¡Qué digo
una merluza, un pez espada! ¡No, un tiburón! Aunque... me que-
daría con hambre. ¡Mejor una ballena! ¿Dónde estás, ballena,
dónde estás? Ballena, ballenita, no te escondas, ven aquí que te
pueda comer este pobre gato hambriento. ¿Pobre, yo? ¡Qué va!
En hambre soy más rico que nadie, la barriga me da unos retorti-
jones... El caso es que por aquí huele a pescado fresco: mi hocico
nunca me engaña. ¿Dónde estás, ballenita? Preséntate a mí y si
no eres una ballena no importa, me conformaré aunque sólo seas
un triste y minúsculo chanquete. ¡Qué raro! Huele a pescado fres-
co en dos direcciones distintas... (Husmea el rastro de la SIRENI-
TA.) ¡Ésta no puede ser! Sería la primera vez que un pez tirara al
monte, como un vulgar conejo. A ver por aquí... ¡Huy, huy, huy,
que me parece que éste es el buen camino! Caliente..., calien-
te..., que me quemo..., que me quemo... ¡Me quemé! (Se para
ante la gruta.) ¡Ajá...! Nada menos que una red escondida, toda-
vía chorreando. ¡Qué delicia, cómo huele! Y estará repleta de
peces... ¡Ay, Nicolás, Nicolás, qué suerte tienes, pajolero, el festín
que vas a darte tú solito! Esperadme, pececitos, esperadme. ¡Allá
voy...!

El GATO NICOLÁS desaparece dentro de la gruta.

PEDRO ¡Ya está, cayó en la trampa!

FERNANDO ¿Era tu famosa idea?

PEDRO La misma. ¿Veis qué fácil? Cuanto más busque, más se enredará
en las mallas.

GATO NICOLÁS (Su voz.) ¡Ojú, que oscuro está esto! ¿Dónde estáis, pececitos?
¡Ay, ay, ay, maldita piedra, qué porrazo me he dado! No tengáis
mala sombra, pececillos, no me obliguéis a destrozar la red hasta
encontraros. ¡Eh, qué es esto, quién aprisiona mis patas?
¡Soltadme, socorro..., no me puedo mover, me enredo...! Y ni
siquiera hay peces. ¡Auxilio, socorro...!

El GATO NICOLÁS reaparece en la entrada de la gruta, completamente

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enredado, pugnando por escaparse.

SIRENITA ¡Pobrecillo! Id a soltarlo.

PEDRO ¡Ni hablar! Será nuestra coartada. Cuando los pescadores lo


encuentren creerán que él sustrajo la red y se ha zampado la
pesca. Así, ni nos buscarán.

FERNANDO ¡Bravo, Sirenita, ya estás salvada!

SIRENITA ¿A costa de un inocente? No me gusta, la conciencia me remor-


derá toda la vida.

FERNANDO No seas tonta, si no es más que un gato ladrón. Ya oíste sus


intenciones: comerse a tus amiguitos los peces.

SIRENITA Así y todo me da pena.

GATO NICOLÁS ¡Atiza, por ahí vienen los pescadores...! Y yo sin poder moverme.
Sin comerlo ni beberlo me van a dar más palos que a una estera.
¿Quiénes habrán sido los graciosos que robaron la red?
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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
PEDRO y FERNANDO hacen gestos significativos de su participación. Por
un lateral vuelven los PESCADORES.

PESCADOR 1º Ahí está la red.

PESCADOR 2º ¿Quién habrá sido el bromista que la ha subido hasta aquí?

PESCADOR 1º Cualquiera sabe, hay tanto gamberro suelto... Mira, se mueve.

PESCADOR 2º ¡Qué pez más grande, más feo y más raro!

PESCADOR 1º ¡Qué pez ni qué ocho cuartos! Fíjate bien, es el Gato Nicolás.

PESCADOR 2º ¿Ese bribón? Seguro que no ha dejado ni una anchoa. (Al GATO.)
Ahora vas a saber lo que es bueno.

GATO NICOLÁS ¡Un momento, señores! Detened vuestra justa cólera y esperad
que os explique.

PESCADOR 1º ¿Qué más explicaciones necesitamos encontrándote así?

GATO NICOLÁS Si yo no fui. Encontré la red vacía en esa gruta y la trinqué con la
intención de devolverosla, pero tuve la mala suerte de enredar-
me. ¡Palabra de gato!

PESCADOR 1º Así de sencillo, ¿verdad? Además de ladrón, embustero. Pero no


te creas que esto se va a quedar así. Te vamos a dar un escar-
miento que no se te olvidará mientras vivas.

GATO NICOLÁS No me peguéis muy fuerte, yo no he sido... ¡Piedad!

PESCADOR 2º No vamos a pegarte, será algo peor... Desde el acantilado te


arrojaremos al mar.

GATO NICOLÁS ¡Eso sí que no, al agua ni hablar, me niego!

PESCADOR 1º ¿También cobarde? Ahora tendrás ocasión de saludar a los her-


manos de tantos peces que han pasado por tu barriga y que se

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vengarán.

GATO NICOLÁS De los peces sé defenderme, a lo que temo es al agua fría. Nada
más pensar en ella me dan repelucos. Con deciros que no me he
lavado nunca.

PESCADOR 2º ¡Guarro, así apestas!

PESCADOR 1º Basta ya de discusiones. ¡Al mar!

GATO NICOLÁS ¡Miau...!

Los PESCADORES desaparecen por un lateral arrastrando la red con su


carga gatuna. Un último maullido lastimero del GATO NICOLÁS rasga los aires.

SIRENITA ¡Pobre Gato Nicolás!

PEDRO No te preocupes por él. ¿No has oído decir que los gatos tienen
siete vidas? Éste debe tener por lo menos catorce. Ya verás como
al final se salva.

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
FERNANDO Y ahora, ¿qué hacemos?

PEDRO Irnos, no nos vamos a quedar aquí toda la noche.

SIRENITA No me dejéis sola, llevadme con vosotros.

PEDRO Es lo que pensamos hacer. (A FERNANDO.) Pero ¿qué explica-


ción damos?

FERNANDO Ninguna. De momento podemos esconderla en el pozo del Tío


Raimundo.

PEDRO No seas bestia, se moriría de miedo y de frío. La meteremos en la


bañera de mi casa.

FERNANDO ¿Y qué dirá tu madre cuando la vea?

PEDRO ¡Cualquiera sabe! Una vez que metí una rana le dio un patatús
que casi se muere.

SIRENITA Qué fino, compararme con una rana.

PEDRO Perdona, no fue mi intención ofenderte.

FERNANDO Lo mejor es que nos vayamos, ya se nos ocurrirá algo por el


camino.

Relámpagos y truenos preludian el rugir de NEPTUNO, que reaparece en


lo alto de la roca con el GATO NICOLÁS en los brazos, aferrado a su barba. Los
NIÑOS y la SIRENITA vuelven a agazaparse.

NEPTUNO ¡Ya está bien de bromas! Soy el dios Neptuno y exijo respeto.
¿Quién ha arrojado a este asqueroso gato al mar? Me ha cubierto
de arañazos y no se suelta de mi barba ni a tiros, ni a tirones.
Ahora verás, maldito gato, lo que te hago con mi tridente.

GATO NICOLÁS (Soltándose e implorándole de rodillas.) ¡Alto ahí, don Neptuno!


No ha sido mi intención molestarle.

NEPTUNO Que no, ¿eh? Entonces, ¿por qué te columpiabas de mis barbas? Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

GATO NICOLÁS A algo tenía que agarrarme.

NEPTUNO Y tuvo que ser precisamente a mis divinas barbas.

GATO NICOLÁS A lo primero que pude, yo no sé nadar.

NEPTUNO Si es así, ¿cómo eres tan imbécil que se te ocurrió bañarte?

GATO NICOLÁS ¿Bañarme, yo? ¡Qué asco!

NEPTUNO ¿Te atreves a despreciar mi reino?

GATO NICOLÁS ¡Qué disparate, don Neptuno! Con lo que me gustan sus pececi-
llos... Con decirle que son mi mejor alimento.

NEPTUNO Y encima presumiendo de comerte a mis leales súbditos.


¡Prepárate!

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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GATO NICOLÁS No se ponga así, don Neptuno, me limito a comerlos después de
muertos, pero son otros los que los pescan. Precisamente los que
me arrojaron al mar.

NEPTUNO Total , que según tú eres un santo que no ha roto en su vida un plato.

GATO NICOLÁS Más o menos.

NEPTUNO A otro con ese cuento. Eres un bribón y te ensartaré con mi tri-
dente y te llevaré conmigo para que seas pasto de tiburones y
pirañas.

GATO NICOLÁS ¿Otra vez al agua? ¡Ni lo sueñe! A pesar del hambre todavía con-
servo agilidad.

El GATO NICOLÁS da un gran salto, pero, antes de escapar, NEPTUNO


logra atizarle con el tridente arrancándole un largo y quejumbroso maullido. En
su alocada carrera tras bajar de las rocas, tropieza con los PESCADORES que
vuelven y los tres ruedan por el suelo.

PESCADOR 1º Pero... ¿otra vez este maldito gato?

GATO NICOLÁS (Retrocediendo.) Perdonen, desaparezco, me esfumo, me abro,


me volatilizo...

PESCADOR 2º Cógelo, que no escape. Le daremos otra lección.

GATO NICOLÁS ¿Más lecciones todavía?

PESCADOR 1º ¡La definitiva!

GATO NICOLÁS ¡Miau...!

Los PESCADORES acosan al GATO NICOLÁS que les hace regates, los
torea, los engaña metiéndoseles entre las piernas o poniéndoles zancadillas,
hasta que finalmente huye por un lateral perseguido por los dos hombres.

PEDRO ¿No os lo dije? ¡Se salvó!

FERNANDO Vámonos antes de que el padre de la Sirenita nos juegue otra de Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

las suyas.

Los NIÑOS y la SIRENITA se ponen en movimiento.

NEPTUNO ¡No llegaréis muy lejos! Los elementos desencadenados por mí


no os permitirán dar un paso. Truenos y relámpagos; rayos y cen-
tellas; lluvia y viento... ¡Apareced!

Se hace oscuro total, sólo roto por la fosforescente luz de los relámpagos
y las culebrinas de rayos y centellas. El ulular del viento y el horrísono
estampido del trueno acompañan al naciente diluvio.

PEDRO Metámonos en la gruta hasta que escampe.

FERNANDO Es muy pequeña, los tres no cabemos.

SIRENITA No os preocupéis por mí. Con que pueda introducir la cabeza


para no ver los relámpagos me daré por satisfecha. Mi cola,
remojándose, estará en su elemento.
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PEDRO Siendo así, solucionado.

PEDRO y FERNANDO entran en la gruta. La SIRENITA sólo introduce el


busto. NEPTUNO se arranca a cantar por sevillanas, a cuyo conjuro aparecen
por un lado los PESCADORES o y peo
l r otr GATO NICOLÁS yeslolasstrbailan
en un gracioso juego de acoso y esquiva.

NEPTUNO Los niños escondidos


creen que me burlan
y si no ven los rayos
ya no se asustan.
Pero no saben
que mis ojos divinos
ven lo que hacen.

No me importa que quiera


mi Sirenita,
ayudada por ellos,
hacerse niña.
Pero que aprenda
que lo que mucho vale
mucho nos cuesta.

El Gato Nicolás,
siempre carpanta,
con riesgo de su vida
llena la panza.
Quien necesita
busca donde rascarse
cuando le pica.

Con mi fiero tridente


respeto infundo,
que la facha agresiva
impone al mundo.
Ojalá fuera
el amor a los otros
quien se impusiera.

Acabadas las sevillanas los PESCADORES atrapan al GATO NICOLÁS. Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

PESCADOR 1º ¡Te pillamos!

PESCADOR 2º ¡Ahora no escaparás!

GATO NICOLÁS ¡Os lo habéis creído!

El GATO NICOLÁS logra desasirse y huye de nuevo perseguido otra vez


por los PESCADORES.

NEPTUNO ¡Qué sueño! Con tanto jaleo estoy agotado y me va entrando una
modorra que no puedo tenerme en pie. Para espabilarme echaré
una cabezadita en mi lecho de espumas y algas.

NEPTUNO bosteza ruidosamente y desaparece. La tempestad se supone


que dura toda la noche, pero, en tiempo teatral, queda reducida a instantes.
Tras el oscuro empieza a amanecer. Entra el GATO NICOLÁS completamente
exhausto y derrotado.

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GATO NICOLÁS ¡Ojú, qué nochecita! Los pescadores me han hecho correr más
que una liebre y el tío ese de la barbas y el tridente me ha pues-
to en remojo como si fuera un garbanzo. ¡Estoy reventao! Y sin na
que llevarme a la boca... Menos mal que ya es de día y el sol
empieza a calentar. (Ve la cola de la SIRENITA.) ¿Qué es lo que
veo, estaré soñando? Esa cola es por lo menos de un pez espa-
da. ¿Cómo habrá llegado hasta aquí? ¿Tanto ha subido la marea
con la lluvia? Qué sé yo, si me pongo a pensar me vuelvo loco. El
caso es que ya tengo comida. ¿Y si fuera una trampa? Por si
acaso me acercaré con cuidado. (Merodea alrededor de la SIRE-
NITA sin atreverse a tocarla.) De congelado, nada. ¡Cómo huele a
fresco...! Y ¿quién se resiste a la tentación? Desfallezco de ham-
bre... Probaré sólo un poquito. (Da la primera dentellada.) ¡Hum,
que rico! ¿Voy a dejar el resto? Ni hablar, aunque reviente me lo
comeré entero.

El GATO NICOLÁS se da el gran banquete hasta dejar la cola . en la espina.


De la gruta salen PEDRO y FERNANDO que sorprenden al GATO en su festín.

PEDRO ¡Maldito Gato! Se ha zampado a la Sirenita.

FERNANDO ¡Qué pena, con lo guapa que era...!

PEDRO ¿Qué dirá el dios Neptuno cuando se entere?

FERNANDO Nos perseguirá hasta hacernos papilla. ¡Por tu culpa, Gato


Nicolás!

GATO NICOLÁS ¿Qué he hecho yo, si puede saberse?

PEDRO ¿Que qué has hecho? Nada menos que comerte a una sirenita.
¿Te parece poco?

GATO NICOLÁS (Relamiéndose.) ¿Una sirenita? Así estaba de buena...

FERNANDO ¡Tendrás poca vergüenza! Pero no te creas que esto se quedará


así, nos las pagarás.

Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía
GATO NICOLÁS Yo no tengo la culpa, ¿qué sabía? Ha sido una equivocación, per-
donadme.

PEDRO ¿Perdonarte? ¡Te machacaremos!

FERNANDO Te haremos vomitar todo lo que has comido.

PEDRO Te arrojaremos otra vez al mar...

FERNANDO Pero esta vez amarrado, para que no puedas escaparte.

GATO NICOLÁS Tened compasión de mí. No soy culpable de ser tan carpanta y
estar siempre con hambre.

SIRENITA (Su voz.) ¿Qué es todo ese jaleo? No me dejáis dormir. ¿Qué
ocurre?

PEDRO Pero ¿estás viva? ¡Qué alegría!

SIRENITA (Su voz.) ¿Que si estoy viva? Y más ágil que nunca, siento como si
me hubieran quitado una gran opresión.
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FERNANDO ¿Puedes moverte?

SIRENITA (Su voz.) Como una ardilla. Pero... ¡si tengo piernas! ¡Soy una
niña, soy una niña, soy una niña!

La SIRENITA, convertida en niña, es una sílfide deslumbrante del ballet


clásico, cuya música la acompaña en su aparición. Ciñe su garganta el collar de
caracoles marinos de FERNANDO.

PEDRO ¡Estás preciosa!

FERNANDO ¡Pareces una muñeca!

SIRENITA ¿De veras os gusto?

PEDRO ¡Qué pregunta, muchísimo!

FERNANDO ¡Más que el comer! Y te has puesto mi collar...

SIRENITA No sabía que era tuyo. Lo encontré en la gruta, me gustó y me lo


puse. ¿Me lo dejas?

FERNANDO Para ti, te lo regalo.

PEDRO ¿No pensabas dárselo a tu novia?

SIRENITA Si es así, no lo quiero.

FERNANDO ¡Si yo no tengo novia! Al menos... todavía y te sienta tan bien...

SIRENITA ¿Quién de vosotros ha hecho el milagro de arrancarme el corsé


de la cola que me ha permitido convertirme en niña?

PEDRO Habrá sido el sol, que te la ha secado como a los bacalaos.

FERNANDO O el aire, que arrastra el polen que fecunda las flores.

GATO NICOLÁS Ejém, ejem... O yo, que he dejado tu cola en el espinazo.

SIRENITA ¿Has sido tú, Nicolás? ¡Eres mi salvador! Gracias a tu gazuza a Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

estas horas soy una niña.

GATO NICOLÁS ¡Hambrón que es uno!

SIRENITA ¡Ya no tendré que volver al océano!

GATO NICOLÁS ¿Tú también odias el agua? ¡Bravo, compañera, ya somos dos!

SIRENITA No la odio, el agua siempre es buena y necesaria: para beber,


para regar, para lavarse...

GATO NICOLÁS ¿Para lavarse? Me parece que tú y yo no vamos a hacer buenas


migas.

SIRENITA Te enseñaré a no tenerle miedo. Mi salvador ha de ser un gato


limpio.

GATO NICOLÁS Mucho me pides, pero lo intentaré. ¡Guapa!

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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SIRENITA (A los NIÑOS.) Ya no le pegaréis más, supongo. Los animales
también son criaturas de Dios y cumplen su función en el mundo.

GATO NICOLÁS ¡Hele, así se habla! (A los NIÑOS.) ¿La habéis oído? Con que a
hacerle caso. ¡Un respeto!

PEDRO Sin abusar, Nicolás.

FERNANDO Te estás pasando...

GATO NICOLÁS (A la SIRENITA.) ¿Ves? Ya empiezan. Si es que la tienen tomada


conmigo.

SIRENITA Tampoco tú los provoques. ¿Lo celebramos con un baile?

GATO NICOLÁS Lo mío es cazar ratones, pero, puestos a bailar, bailaremos.

La SIRENITA y el GATO NICOLÁS danzan al compás de una música


romántica o, por estar más al día, al ritmo trepidante de una pieza pop. PEDRO
y FERNANDO los acompañan con palmas. Al reaparecer el dios NEPTUNO en
lo alto de las rocas, cesa el baile.

NEPTUNO Al fin conseguiste convertirte en niña. Me alegro y te felicito.

SIRENITA Creí que te enfadarías.

NEPTUNO ¿Enfadarme yo? Todo lo que antes hice fue para probarte. Con
tesón y constancia mis olas horadan las rocas más duras. Me
enorgullece que seas fiel a tus aspiraciones y tengas firme la
voluntad. Ojalá tus amiguitos sigan tu ejemplo.

PEDRO ¡Lo prometemos!

FERNANDO No se nos olvidará la lección.

NEPTUNO Ahora seguid bailando, jugad, aprovecharos hoy que es fiesta,


mañana volveréis a la preocupación y al estudio.

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GATO NICOLÁS Me está cayendo simpático el tío de las barbas y el tridente... ¡A
que le pierdo el miedo al agua, a que me baño ahora mismo!

PEDRO No presumas, Nicolás.

FERNANDO Ni seas tan impulsivo que luego te rajas.

GATO NICOLÁS ¿Rajarme yo? A que me decido...

SIRENITA Dejadle soñar, puede que algún día se atreva.

GATO NICOLÁS ¡Olé ahí las defensoras simpáticas! Ahora sí que aprenderé a bailar.

La SIRENITA y el GATO NICOLÁS vuelven a bailar y PEDRO y


FERNANDO a acompañarles con palmas. Entran los PESCADORES.

PESCADOR 1º ¿Todavía no te has muerto, Gato Nicolás?

GATO NICOLÁS ¡Y lo que me queda!

PESCADOR 2º Y encima molestando a los niños.


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PEDRO No nos molesta, ya es nuestro amigo.

PESCADOR 1º ¿Qué haces arañando a esa criatura?

SIRENITA No me araña, está bailando conmigo.

PESCADOR 2º No te fíes, es un traicionero. (Al GATO.) ¡Te arrancaremos las uñas!

Los PESCADORES se echan sobre el GATO NICOLÁS inmovilizándolo con


llaves de judo.

GATO NICOLÁS ¡Miau...!

NEPTUNO ¡Quietos! Ya está bien de abusar del más débil. El Gato Nicolás
ha convertido a mi Sirenita en niña y voy a premiarlo haciéndole
Comendador de la Orden de la Sardina Encantada.

El dios NEPTUNO baja majestuosamente de las rocas e impone al GATO


NICOLÁS la insignia de la Orden de la Sardina Encantada.

GATO NICOLÁS ¡Gracias, don Neptuno! Pero ¿no cree que es demasiada tenta-
ción, con el hambre que siempre arrastro, colgarme al pecho una
sardina, aunque sea encantada?

NEPTUNO No hay temor de que te la comas, es de plástico.

GATO NICOLÁS ¡Vaya broma, don Neptuno!

NEPTUNO No te preocupes, en adelante no pasarás hambre. Todos los días


pondré en las redes de los pescadores una ración de pescado
fresco para ti.

GATO NICOLÁS (A los PESCADORES.) ¡Fir...mes!

Los PESCADORES se cuadran.

GATO NICOLÁS Ya habéis oído. ¡A obedecer!

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PESCADORES (Al unísono.) Sí, bwana.

NEPTUNO No exageres, Nicolás. Si abusas puedes perderlo todo en un


momento.

GATO NICOLÁS Sí, bwana.

NEPTUNO Y ahora a divertirse. Hoy estoy contento y os acompañaré en el


baile.

Cantan y bailan.

PESCADORES Qué gran día cuando los dioses


nos acompañan al baile.
El llanto se vuelve risa
y nuestros pesares, aire.

NEPTUNO La risa está en vuestros ojos


por celebrar a mi niña.
El inocente es alegre,
pues vive de fantasía.
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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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TODOS Muera la tristeza,
viva la alegría,
que la vida dura
sólo cuatro días.

NIÑOS Si los Reyes Magos vienen,


que nos sorprendan dormidos,
para soñar con juguetes
que nunca falten al niño.

SIRENITA Mis piernas me hacen bailar


con ritmos de fuego y plata.
Cuando me bañe en el mar
serán remos en el agua.

TODOS Muera la tristeza,


viva la alegría,
que la vida dura
sólo cuatro días.

NEPTUNO Espectadores queridos


que nos estáis contemplando:
no os fiéis de la apariencia,
el mejor ejemplo: el Gato.

GATO NICOLÁS También Neptuno, con guasa,


quiere reírse a mi cuenta,
pero los grandes aplausos
los brindasteis a mi menda.
(Deja de cantar y se dirige a los espectadores.) ¿Verdad que sí?
(Si los pequeños espectadores responden, puede recurrir al viejo
truco de:-“Más fuerte, que no oigo”- Y repetir la pregunta varias
veces hasta establecer la comunicación.) Como que soy el más
guapo...Por algo me llaman: “el ligón”.

PEDRO ¿Ligón, tú?

FERNANDO ¡Demuéstralo!

GATO NICOLÁS Ahora lo veréis. Baila conmigo, Sirenita. Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

SIRENITA Por fatuo y presumido te dejaré compuesto y sin pareja. Ahora


bailaré con Fernando y con Pedro.

NEPTUNO (A los espectadores.) Cantad todos con nosotros.

TODOS Muera la tristeza,


viva la alegría,
que la vida dura
sólo cuatro días.

Repeticiones de la estrofa, baile frenético y...

FIN

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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MAGIA EN
EL BOSQUE
Segundo premio del Primer Certamen de Autores
de Teatro Infantil BASTILIPPO fallado en 1987
en El Viso del Alcor (Sevilla.)

A mi hija Regina, la más pequeña.

Fernando Macías García

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PERSONAJES

REGINA

DAVID

CONEJO CHINDASVINTO

CAZADOR

LA LUNA

Si la obra se representa comercialmente o se cuenta con escaso elenco de


actores, estos cinco personajes son los únicos imprescindibles. Pero si se pone
en un colegio y se quiere dar oportunidad de subir al escenario a muchos
niños, pueden enriquecerla formando abigarrados coros de PAJARILLOS,
CONEJITOS, RANAS... y también el BÚHO, el RUISEÑOR, etc..., que actuarán
en determinados momentos, de acuerdo con las acotaciones y con la fantasía e
imaginación del director.

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
MAGIA EN EL BOSQUE

Claro de un bosque tupido, arcano y rumoroso. Una humilde


cabaña semioculta entre los árboles, de tres de los cuales, bien visibles,
penden sendos carteles del revés. Setas multicolores diseminadas en el
césped. El sol, en el crepúsculo, lo tiñe todo de naranja.

Los PAJARILLOS, con gran algarabía, se despiden de la tarde y aparecen


en tropel, arremolinándose.

PAJARILLO 1º ¡Pío, pío! Ya el sol se oculta, tenemos que irnos.

PAJARILLO 2º ¡Pío, pío! Todavía alumbra, podemos picotear otro rato.

PAJARILLO 1º Pero ya no calienta, mejor estamos en los nidos.

PAJARILLO 2º Tú siempre tan hogareño.

PAJARILLO 1º Me aguardan la parienta y mis polluelos con el pico abierto.

PAJARILLO 2º Pueden esperar un poco, así comerán con más hambre.

PAJARILLO 1º Como eres soltero nunca tienes prisa.

PAJARILLO 2º Soy joven, tiempo tendré de echarme obligaciones. Mientras


tanto volaré a las ramas más elevadas, a los picos de las monta-
ñas, por encima de las nubes...

PAJARILLO 1º Y se te hará tarde, vendrá lo oscuro y no sabrás volver a tu nido.

PAJARILLO 2º Me guiaré por las estrellas. Quiero desvelar misterios, descubrir la


noche... ¿Quién me acompaña?

Los otros PAJARILLOS se apiñan, con su pío, pío, al 1º.

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PAJARILLO 1º Ya lo ves: nadie.

PAJARILLO 2º Podemos corrernos una buena juerga, romper la monotonía de la


costumbre, volar alto de verdad... ¿Para qué, si no, tenemos alas?

PAJARILLO 1º Para abandonar a su suerte a los temerarios que buscan impru-


dentes el peligro.

PAJARILLO 2º ¡Atajo de cobardes...! Me iré solo, mañana os pondré los picos


largos cuando os narre mi aventura.

Con las alas desplegadas y su alegre piar rasgando el viento, se marcha


PAJARILLO 2º.

PAJARILLO 1º Acabará mal por su mala cabeza. Quien tienta a la suerte al final
cae en su propio cepo. El gavilán o el milano lo descubrirán y no
tendrá escapatoria. O la insinuante culebra lo hipnotizará con sus
funestos ojos. O nuestro peor enemigo, el cazador, lo pondrá a
tiro en el punto de mira de su escopeta.

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Teatro en internet
Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

para niños
Suenan dos disparos. Los PAJARILLOS, las plumas erizadas, el piar te
bloroso, huyen en todas direcciones, desapareciendo entre los árboles.
Echando los bofes llegan varios CONEJOS, husmean precavidos y se reúnen en
conciliábulo.

CONEJO 1º Fue por allí.

CONEJO 2º Estás equivocado, los disparos sonaron por aquella parte.

CONEJO 1º ¿Vas a dudar de mi oído? Es más fino que el de un músico.

CONEJO 2º ¿Vas a dudar de mi olfato? Soy capaz de oler la pólvora a más de


un kilómetro.

CONEJO 1º Estás en un error, fue por aquel lado.

CONEJO 2º Te digo que fue por allí.

Los PAJARILLOS abandonan su escondite entre los árboles y, poco a


poco, se van acercando a los CONEJOS.

PAJARILLO 1º Perdonad, compañeros, pero creo que ninguno de los dos lleváis
razón.

CONEJO 1º ¿Tú también oíste los disparos?

PAJARILLO 1º Y todos estos.

Los PAJARILLOS asienten.

CONEJO 2º ¿Por dónde sonaron?

PAJARILLO 1º En aquella dirección.

CONEJO 1º ¡Tú tienes la cabeza a pájaros!

PAJARILLO 1º ¡A mucha honra!

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CONEJO 2º Éste quiere decir que estás chiflado.

PAJARILLO 1º No tanto como vosotros, que si seguís discutiendo os va a pasar


como a vuestros antepasados de la fábula: que si galgos, que si
podencos... y llegaron los perros de verdad y entre sus fauces
murieron.

CONEJO 1º Sabemos la lección y si llegara el momento, patas, ¿para qué os


queremos?

PAJARILLO 1º Las balas son más rápidas que vuestras patas.

CONEJO 2º Y que tus alas.

PAJARILLO 1º Es por lo que procuro no ponerme nunca a tiro.

CONEJO 1º ¿Cómo sabes que sonó por donde dices?

PAJARILLO 1º Un colega díscolo, despreciando la más elemental prudencia, se


marchó por ahí a campo abierto. A estas hora, ¡pobrecillo!, por no
hacerme caso, debe estar en el zurrón del cazador.
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CONEJO 2º No seas tan pesimista. Otro colega nuestro, el más valiente de
nuestra comunidad, desafía a diario a los furtivos, se les ríe en las
barbas y siempre, tras sus alegres correrías, vuelve a la madrigue-
ra cargado de zanahorias.

PAJARILLO 1º Sé quién es: ¡Chindasvinto!

CONEJO 2º ¿Lo conoces?

PAJARILLO 1º ¿Y quién no, si más que un conejo parece un oso? Su fama corre
de boca en boca por el bosque.

CONEJO 1º No es por presumir, pero ese héroe que nombras es mi primo.

PAJARILLO 1º Cualquier día caerá también, como nuestro osado cofrade.

Arrastrando un ala, quejumbroso, renqueante, vuelve PAJARILLO 2º.

PAJARILLO 2º ¡Pío, pío, compañeros..., pío, pío, amparadme..., pío, pío, que me
muero!

PAJARILLO 1º Qué pronto vuelves... ¿No quieres seguir la juerga?

PAJARILLO 2º Tened compasión de mí, no os riáis de un pobre inválido.

PAJARILLO 1º ¿Te alcanzó algún disparo?

PAJARILLO 2º No sé. Al oírlos, del susto, se me paralizaron las alas y me pegué


un morrocotudo batacazo contra el suelo.

PAJARILLO 1º Debes estar herido, traes sangre entre las patas.

CONEJO 1º Sí que es una sangre rara, es marrón y apesta a perros muertos.

PAJARILLO 1º (Soltando al unísono con los demás la carcajada.) ¡Cochino, se te


fue el punto! ¿En eso concluyó tu valentía? Corre a lavarte,
majadero.

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Alicaído, la cabeza gacha, PAJARITO 2º se va entre la rechifla de todos.

PAJARITO 1º Así acaban siempre lo matones de guardarropía.

Entre las ramas asoma el BÚHO.

BÚHO Peor acabaréis vosotros si seguís con el cotilleo, se os echa enci-


ma la noche y no tenéis lumbre con que guiaros hasta vuestros
nidos o a vuestras madrigueras.

PAJARILLO 1º ¿Ya sales, Búho? Podías seguir durmiendo otro rato.

BÚHO No me dejáis con vuestra insulsa cháchara.

PAJARILLO 1º También en las madrugadas nos desvelas con tus graznidos sinies-
tros, así que estamos empatados.

BÚHO Soy el guardián nocturno del bosque, mis ojos son faros potentes
que traspasan lo oscuro y descubren el peligro.

PAJARILLO 1º Eres un simple sereno, no guardián, ya que a nadie defiendes.


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CONEJO 1º La noche está llena de sombras y sólo ves fantasmas, sin percatar-
te de que tú mismo, con esa pinta de enterrador, eres el primer
fantasma y quien más asusta.

BÚHO Menos vosotros, que sois unos charlatanes, todos respetan mi


proverbial prudencia.

PAJARILLO 1º Prudencia que en tu caso es simple necedad. Quien nunca habla


porque nada tiene que decir no es más que un mentecato, aun-
que los papanatas de turno lo tengan por prudente.

CONEJO 1º Debemos expresar nuestras ideas, aunque nos equivoquemos.


Quien se encoge de hombros, quien no opina, es por lo general
un ignorante, o lo que es peor: un egoísta.

BÚHO Por no escuchar estupideces, ni gastar saliva en inútiles réplicas,


yo practico el antiguo proverbio de ver, oír y callar.

PAJARILLO 1º Y nosotros la sabia costumbre de ignorarte. ¡Fantoche! Que llevas


las plumas como un gabán puesto del revés.

BÚHO La madre naturaleza, que está en todo y me reserva así del relen-
te nocturno.

CONEJO 1º Pues a nosotros la madre naturaleza nos ha dotado de piel de


panderetas y zambombas.

CONEJO 2º También servimos de adorno y abrigo a presumidas pobres.

BÚHO Seguid, seguid charlando... Dos humanos se acercan y os pillarán


infraganti.

PAJARILLO 1º ¿Traen escopetas?

BÚHO Sólo un canasto.

CONEJO 1º Entonces no son peligrosos.

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PAJARILLO 1º Los hombres, incluso los aparentemente más inofensivos, son
peligrosos. Lo más prudente será retirarnos.

CONEJO 1º Llevas razón, compadre. Por si acaso más vale que pongamos
pies en polvorosa.

BÚHO Yo, escondido entre la ramas, vigilaré mientras tanto.

CONEJOS, PAJARILLOS y BÚHO desaparecen entre los árboles. Ésta y


otras esporádicas intervenciones de tan simpáticos personajillos, si no se cuenta
con elenco suficiente, pueden suprimirse sin menoscabo argumental, ya que,
con la entrada de REGINA, de ocho años, y de DAVID, de once, comienza
realmente la función.

REGINA No doy un paso más, estoy reventada.

DAVID ¡Con niñas no se puede ir a ninguna parte!

REGINA Me duelen los pies.

DAVID ¡Te aguantas! O no haberte empeñado en acompañarme.


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REGINA Yo creí que veníamos a recolectar setas, no a correr un maratón.

DAVID Las setas no están a la vuelta de la esquina sino en lo más tupido


del bosque, en lo más húmedo y sombrío.

REGINA Por eso será que los gnomos no crecen. Como sus casas son las
setas y no les da el sol se quedan enanitos.

DAVID Ten cuidado no te vayas a comer alguno cuando mamá nos guise
las setas que le llevemos.

REGINA No permitiré que mamá las guise, no soy una antropófaga y no


quiero tragarme, sin querer, algún enanito y que luego me entren
remordimientos. Son tan simpáticos...

DAVID ¿Crees que los gnomos se dejarían guisar como caracoles? Son
demasiado listos y antes de caer en la olla echarían a correr.

REGINA Por si acaso.

DAVID ¡Tú eres tonta, los gnomos no existen!

REGINA En mis cuentos vienen.

DAVID Por eso, porque son cuentos.

REGINA Y en la tele, y en el cine, y en los videos, incluso en los DVD... ¿Ya


no te acuerdas de Blancanieves y los siete enanitos , o de los
Pitufos, o de tu tocayo David, el gnomo?

DAVID ¡Pura fantasía!

REGINA Más fantásticos son tus cosmonautas intergalácticos y te entusiasman.

DAVID Están mucho más cercanos a la realidad que tus enanitos.

REGINA Pero son mucho más tristes y aburridos. Ni siquiera cantan, pare-
cen computadoras.

DAVID Muchos son robots, pero tan perfectos que parecen humanos. Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

REGINA Sí, sí..., hasta que se averían y en lugar de sangre echan cables y
tornillos.

DAVID Déjate de historias y sigue caminando.

REGINA ¿Para qué? Mira a tu alrededor... ¿No buscamos setas? Aquí las
tenemos. ¡Parece un campo de brujas!

DAVID Es verdad. ¡Cuántas...!

REGINA ¡Yo las descubrí!

DAVID Porque yo te traje al sitio.

REGINA Pero las vi primero, que conste. Si hubiéramos seguido a lo mejor


no habríamos vuelto a ver ninguna.

DAVID Tú ganas, niña. Ahora cállate y observa cómo las corto.


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REGINA Yo también quiero.

DAVID Recolectar setas precisa su técnica y si no lo haces bien las estro-


peas. Acércame el canasto.

REGINA Mira éstas qué bonitas y qué grandes.

DAVID ¡No las toques, son venenosas!

REGINA Son como las que tú estás cogiendo.

DAVID Parecen iguales, pero son distintas. Las que yo recolecto son
menos rojas, carecen de escamas blancas y tienen el pie dorado.
Son “amanitas caesáreas”, las más deliciosas de comer, en cam-
bio esas tan rojas con los lunares blancos son “amanitas musca-
rias”, no necesariamente mortales, pero muy tóxicas.

REGINA ¡Qué pena! Con lo atractivas que son.

DAVID Para que no te fíes de las apariencias. Quizás sean las auténticas
casas de los enanitos, que saben escoger las setas más hermosas
y menos comestibles para que no se las destruyamos.

REGINA A lo mejor... ¿Quién te ha enseñado tanto sobre setas?

DAVID Papá. Y muchas más cosas que ya te iré explicando.

REGINA Date prisa, se está haciendo de noche.

DAVID No te preocupes, el camino de vuelta me lo sé de memoria.

REGINA Por si acaso he traído la linterna.

DAVID No hará falta, la luna está en cuarto creciente y pronto aparecerá.

REGINA. ¿Y los lobos?

DAVID También..., y te comerán de un bocado como a la abuela de

Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía
Caperucita.

REGINA No me asustes, estúpido.

(Suenan dos disparos.)

DAVID Ya está otra vez el cazador ése haciendo de las suyas.

REGINA ¿No está prohibido cazar en este bosque?

DAVID Es un furtivo. Como lo coja el guarda se va a enterar de lo que es


bueno.

REGINA ¿Qué puede hacerle?

DAVID Quitarle la escopeta, ponerle una multa y meterlo en la cárcel.

Como una exhalación llega por un lateral el CONEJO CHINDASVINTO.

CHINDASVINTO Eso, eso, que le quiten la escopeta, que lo castiguen. Adiós...,


hasta luego...
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Siguiendo su veloz carrera el CONEJO CHINDASVINTO seefurgia en la
cabaña.

DAVID ¿Has visto lo mismo que yo he visto?

REGINA ¡Es un conejo gigante!

DAVID ¡Y hasta habla!

REGINA Este bosque debe estar encantado, es fantástico.

DAVID Vámonos, esto no me gusta nada.

REGINA Se ha escondido en la cabaña. ¿Vamos a verlo de cerca?

DAVID ¿Y si muerde?

REGINA Los conejos son vegetarianos.

DAVID ¿Y si es un lobo disfrazado de conejo?

REGINA Estás muerto de miedo. ¿Y tú presumes de valiente?

DAVID La temeridad nada tiene que ver con la valentía.

REGINA ¿Y si necesita ayuda? Corría como alma que lleva el diablo.


Seguramente viene huyendo del cazador.

DAVID Si es así, lo salvaremos.

Por el mismo lateral por donde apareció el CONEJO CHINDASVINTO


llega el CAZADOR, la escopeta en ristre, apresurados los pasos, avizorándolo
todo.

CAZADOR Niños, ¿habéis visto pasar por aquí a un conejo gigante, con unas
orejas enormes, que si no fuera por ellas parecería un oso?

REGINA Si fuera un oso de verdad, ¿lo perseguiría?

CAZADOR Si fuera un oso, con las uñas y los colmillos que tienen, no pararía Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

aquí ni un minuto.

REGINA ¡Qué cobarde! Se atreve con pobres conejos indefensos.

CAZADOR Cállate, niña tonta. ¿Pasó o no por aquí ese conejo?

DAVID Como una centella. Casi no nos dio tiempo a verlo.

CAZADOR ¿Por dónde se fue?

DAVID Y
REGINA (Al unísono, señalando el otro lateral.) ¡Por allí!

CAZADOR Gracias, niños, ese perillán no se me escapa.

El CAZADOR sale raudo por el lateral que los niños le indican.


Comiéndose una zanahoria y en la otra mano un puñado, reaparece el
CONEJO CHINDASVINTO.

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CHINDASVINTO Os agradezco que hayáis despistado a ese asesino. Tomad, os
habéis ganado estas zanahorias.

REGINA (Las echa en el canasto.) Se las llevaremos a mamá para que con-
dimente la comida.

CHINDASVINTO ¿No las probáis?

REGINA ¿Crudas?

CHINDASVINTO Es como más vitaminas tienen. Fijaos en mí lo fuerte que estoy de


comer zanahorias crudas.

REGINA El Cazador dice que si no fuera por las orejas tan grandes que tie-
nes pasarías por un oso.

CHINDASVINTO ¡Qué más quisieran los osos! Toca, toca mis bíceps... ¡Pura dinamita!

REGINA (Tocándoselos tímidamente.) Sí que estás fuerte.

CHINDASVINTO (A DAVID.) Tú, ¿no dices nada, te has quedado mudo?

DAVID De admiración, señor Conejo.

CHINDASVINTO Mucho más te admirarás cuando me conozcas mejor. Pero dime


de tú, da más confianza.

DAVID Como quieras.

CHINDASVINTO Tú también pareces fuerte. Échate un pulso conmigo, o mejor un


combate de boxeo, procuraré no hacerte mucho daño.

DAVID Yo soy un peso mosca y tú un peso pesado, me machacarías.

CHINDASVINTO Seguramente. ¿Cómo os llamáis?

DAVID Mi hermana, Regina; y yo, David.

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REGINA ¿Y tú?

CHINDASVINTO ¡Chindasvinto!

DAVID Tiene nombre de Rey Godo.

CHINDASVINTO Sería un antepasado mío. Yo también soy rey, pero sólo de este
bosque.

REGINA Entones, nosotros ¿somos tus súbditos?

CHINDASVINTO Los humanos no podéis ser mis súbditos pero sí bienvenidos


visitantes.

REGINA ¿El Cazador también?

CHINDASVINTO Sois bienvenidos quienes llegáis en son de paz. Los cazadores son
intrusos indeseables y no paro hasta lograr echarlos.

DAVID ¿Cómo lo consigues?

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CHINDASVINTO Ahí viene el de antes. Ahora lo veréis.

Al reaparecer el CAZADOR, el CONEJO CHINDASVINTO se oculta tras


un árbol.

CAZADOR Otra vez se me ha escapado ese conejo tunante. ¿Vosotros no


habéis vuelto a verle?

REGINA Y
DAVID (Al unísono.) No, señor Cazador.

CAZADOR Miraré entre los árboles, por si se ha escondido por aquí.

El CAZADOR penetra en el bosque.

REGINA ¡Pobre Conejo Chindasvinto como lo descubra!

DAVID Ya verás como no le pasa nada, es demasiado listo.

Entre los árboles se ve caminar al CAZADOR con paso artero y tras él al


CONEJO CHINDASVINTO como una sombra, imitándolo en sus movimientos.
Reaparecen en el claro del bosque. REGINA y DAVID tratan de contener la risa.
PAJARILLOS y CONEJITOS pueden asomar y esconderse en rápidos y
graciosos movimientos o remedar también al CAZADOR en cómica fila india.

CAZADOR Nada, ni rastro. Y el caso es que sus pisadas se notan por aquí...
Lástima que no haya traído a mi perro.

DAVID Se asustaría de un conejo tan grande.

CAZADOR También es verdad. (Se dirige a los pequeños espectadores.) Y


vosotros, ¿habéis visto al conejo gigante.?

Tanto el CONEJO CHINDASVINTO como REGINA y DAVID hacen señas


negativas para que los pequeños espectadores contesten: -¡Nooo...!

CAZADOR ¡Más fuerte, que no me entero...!

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Una vez establecida la tópica, pero siempre efectiva comunicación con el
infantil auditorio, se puede mantener el tiempo preciso, pero sin pasarse, para
que no haya una quiebra total en la representación sino aumento de interés.

REGINA Habrá comprobado, señor Cazador, que, aparte de nosotros,


nadie más lo ha visto.

DAVID Debe ser un conejo fantasma.

CAZADOR Sea fantasma o realidad lo cierto es que me ha hecho correr de lo


lindo y vengo sin resuello. Descansaré un rato.

El CAZADOR se sienta en una piedra y se quita el sombrero con el que se


abanica, ocasión que aprovecha el CONEJO CHINDASVINTO para tirarle una
gran zanahoria en la cabeza.

CAZADOR ¡Ay, ay, ay...! Algo me ha dado en la cabeza.

DAVID Habrá sido alguna fruta madura caída de un árbol.

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CAZADOR Lo que sea ha podido descalabrarme. (Recoge del suelo la enor-
me zanahoria.) Esto ha sido, pero ¡qué raro!, las zanahorias son
hortalizas y yo siempre las había visto en tierra no colgando de los
árboles.

REGINA Como éste es un bosque mágico, todo sucede al revés.

CAZADOR Menos mal que no fue una calabaza, me habría matado. Mientras
se me pasa el sofoco fumaré un cigarrito. (Se lo pone en los
labios y saca una caja de cerillas, pero cada vez que enciende
una, el CONEJO CHINDASVINTO, que sigue detrás, se la apaga
con un gran soplido.) Qué viento racheado más inoportuno. Y el
caso es que no hace ni gota de aire, sólo se levanta cuando
enciendo las cerillas.

REGINA ¡Cosas del bosque encantado!

CAZADOR ¡Ya estoy empezando a mosquearme! Gracias a que siempre llevo


en el zurrón un mechero de yesca, que cuanto más viento hay
mejor arde, al fin podré encender el cigarro.

Con un exagerado yesquero el CAZADOR enciende su tagarnina. El


CONEJO CHINDASVINTO hace señas a los niños de que lo esperen y,
sigilosamente, entra en la cabaña.

REGINA ¿Ha cobrado hoy muchas piezas, señor Cazador?

CAZADOR Nada, ni un triste pajarillo.

DAVID Pues tiros ha disparado un montón.

CAZADOR A todo lo que corría o volaba.

DAVID ¡Qué mala puntería! Nuestro padre no falla nunca y eso que sólo
tira al blanco en las barracas de feria.

CAZADOR Es la primera vez que me ocurre, siempre tuve buen pulso.

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REGINA Ya se lo advertí: éste es un bosque mágico.

CAZADOR También a mí me lo va pareciendo.

DAVID ¿Valen muy caros los cartuchos?

CAZADOR Un disparate: carísimos.

DAVID Pues vaya un negocio que ha hecho hoy.

CAZADOR Hasta que consiga cazar al conejo gigante, que me resarcirá de


todas las pérdidas.

DAVID Es demasiado astuto ese conejo.

CAZADOR No hay astucia que valga ante una buena escopeta.

DAVID ¿Y si viene el guarda jurado?

CAZADOR Lo dejé borracho en el pueblo, no aparecerá por aquí.

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DAVID ¿Usted cree?

CAZADOR Seguro, yo mismo lo emborraché.

Disfrazado de guarda jurado sale de la cabaña el CONEJO


CHINDASVINTO.

CHINDASVINTO No esté tan seguro, compadre.

CAZADOR (Se levanta de un salto.) Pero... ¿cómo es posible si acabo de


dejarlo como una cuba en la taberna?

CHINDASVINTO Usted sí que debe estar borracho. Yo nunca bebo alcohol.

CAZADOR Pero sí fumará. ¿Me acepta un cigarrito?

CHINDASVINTO ¿Pretende sobornarme con semejante porquería? ¡Yo no tengo


vicios menores! Además..., mire. (Da vuelta al primer cartel en el
que se lee: “PROHIBIDO FUMAR”.) Prohibido fumar, ¿se entera?

CAZADOR ¿Por qué? Esto es un atropello, no estamos en un local cerrado,


no contamino a nadie.

CHINDASVINTO ¿Es que no sabe leer?

CAZADOR Claro que sé leer. ¿Y qué?

CHINDASVINTO No se me ponga chulo que será peor. (Da vuelta al segundo car-
tel que dice: “PELIGRO DE INCENDIO”.) Y ahora, ¿tiene algo que
objetar?

CAZADOR Yo pongo cuidado, siempre apago las colillas antes de tirarlas.

CHINDASVINTO Por si acaso ésta la apagaré yo.

El CONEJO CHINDASVINTO arranca al CAZADOR la pava de los labios,


la arroja al suelo y la pisa con furia, pero, al sentir el escozor de la quemadura,
salta con grandes voces y aspavientos.

CAZADOR ¿Qué le pasa? Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

CHINDASVINTO Nada, cuando impongo la ley o hago una buena acción siempre
me entran ganas de cantar y bailar.

CAZADOR Vaya una manera rara de celebrarlo.

CHINDASVINTO ¡Cada cual celebra sus alegrías como puede o como le da la


gana!

REGINA (Bajo, a CHINDASVINTO.) ¿Te has hecho mucho daño?

CHINDASVINTO (Bajo también.) Como si me hubiera picado una avispa, no me


acordaba de que voy descalzo, pero más vale disimular no vaya a
descubrirme y se ponga la cosa fea.

CAZADOR Sigo sin entenderlo. ¿Cómo puede estar en dos sitios al mismo
tiempo?

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CHINDASVINTO Muy sencillo, compadre. El borracho de la taberna es mi doble y
los furtivos como tú, creyéndome en el pueblo, os confiáis, venís a
cazar al bosque y aquí os espero con la libreta de denuncias en la
mano y las esposas a punto.

CAZADOR Muy ingenioso, muy astuto y sorprendente.

CHINDASVINTO Claro que quienes, como estos niños, vienen a recolectar setas o
simplemente a pasear por amor a la naturaleza, nada tienen que
temer.

CAZADOR Como en mi caso, que vengo al bosque por desinteresado amor a


los animales.

CHINDASVINTO Sobre todo a los conejos, ¿verdad?

CAZADOR Me ha adivinado el pensamiento.

CHINDASVINTO ¡Qué conmovedor! Hasta el corazón me palpita de la emoción y


están a punto de saltárseme las lágrimas por haber encontrado a
persona tan sensible.

CAZADOR ¿Verdad que sí? (Procura esconder la escopeta.) Sintiéndolo


mucho, amigos, he de marcharme.

CHINDASVINTO ¿Tan pronto?

CAZADOR Para mí es demasiado tarde. Adiós, hasta otra.

CHINDASVINTO Un momento, compadre. ¿Qué es lo que trata de ocultar ahí?

CAZADOR Nada, una rama seca para hacer el mango a un azadón.

CHINDASVINTO A ver, a ver... (Le quita la escopeta.) ¡Qué rama más rara! ¿Verdad,
niños, que esto parece una escopeta? (Encañona al CAZADOR.) Y
seguramente hasta dispara. Voy a probar.

CAZADOR (Implorándole de rodillas.) No dispare, por el amor de Dios, apun-

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te a otro lado, soy padre de cuatro hijos...

CHINDASVINTO (Aparta la escopeta.) ¡Ajá, con que sí es una escopeta! Y viene


presumiendo de amor a los animales, sobre todo a los conejos...
(Descubre el tercer cartel que tiene escrito: “PROHIBIDO
CAZAR”. Y más abajo, con distinta letra, hay añadido: “PRINCI-
PALMENTE CONEJOS”.) Lea...

CAZADOR Si yo no cazo. Y mucho menos, conejos. Le juro por lo más sagra-


do que son mis mejores amigos.

CHINDASVINTO Para guisarlos con tomate o al ajillo. No jure, compadre, que va a ir,
por perjuro, de patitas al infierno. ¿Para qué quiere la escopeta?

CAZADOR Únicamente para cazar algún que otro pajarillo. (Los PAJARILLOS lo
atacan a picotazos.) ¡Ay, ay! Parece como si se hubiesen enterado.

CHINDASVINTO No son sordos, defienden sus derechos.

CAZADOR ¿También los pájaros tienen derechos?

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CHINDASVINTO Demasiado bien sabe que este bosque es Parque Nacional y que
aquí todas las especies están protegidas.

CAZADOR La verdad, señor guarda, es que traigo la escopeta para entrete-


nerme, por afinar la puntería disparándole a alguna rama, simple-
mente por matar el tiempo.

CHINDASVINTO ¡Ya saltó la horrible palabra! “No matarás”, ordena el quinto man-
damiento.

CAZADOR ¿Ni siquiera el tiempo?

CHINDASVINTO Tiempo que se pierde, ya no se recupera. Lo que muere, no resu-


cita. Y por encima de todo hay que defender la vida.

REGINA (A DAVID.) Parece un cura, conoce hasta los mandamientos.

DAVID (A REGINA.) Y sabe aplicarlos a su propia conveniencia.

CHINDASVINTO En vista de lo cual esta vez, por ser la primera que lo sorprendo,
lo dejo libre, aunque le requiso la escopeta.

CAZADOR Pero...

CHINDASVINTO ¡No hay pero que valga! ¿O prefiere que le ponga las esposas y lo
conduzca al cuartelillo?

CAZADOR Prefiero marcharme, aunque sea sin mi escopeta.

CHINDASVINTO Y no vuelva, aquí no queremos furtivos. O si vuelve, grábese en la


memoria los carteles.

CAZADOR Por la cuenta que me tiene no se me olvidarán, descuide.

CHINDASVINTO (Pateándole las posaderas.) ¡Hala, fuera, farsante!

Comiéndose la rabia el CAZADOR desaparece entre los árboles.

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PAJARILLOS y CONEJITOS aplauden. El CONEJO CHINDASVINTO se despoja
de su atuendo de guarda jurado tirándolo, eufórico, por los aires.

CHINDASVINTO ¡Yupi..., lo conseguí!

REGINA ¡Eres un hacha!

CHINDASVINTO (Contoneándose.) Artista que es uno.

REGINA Eres mejor actor que Marlon Brando.

CHINDASVINTO ¿Verdad que sí? Lo que se pierde Hollywood por no contratarme.

DAVID ¿Quién te ha enseñado tantas cosas?

CHINDASVINTO La necesidad, que obliga a aguzar el ingenio. No debemos ser


agresivos, pero tampoco tontos. Al que no sabe defenderse se lo
comen por sopa.

REGINA ¿Cómo conseguiste el uniforme de guarda jurado?

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CHINDASVINTO Del guarda de verdad, que es amigo mío y me lo deja en la cabaña


cuando va al pueblo. Así el bosque nunca se queda sin defensor.

Ya es casi oscuro y los PAJARILLOS, con piar desaforado, corretean


nerviosos por el claro del bosque y, poco a poco, se van marchando.

REGINA ¡Qué contentos y qué locos están los pájaros, cuánto ruido hacen!

CHINDASVINTO Van a dormir, es su despedida al día que concluye.

DAVID Como que sin darnos cuenta se nos ha hecho de noche.

REGINA Vámonos, David, antes de que sea más tarde, la oscuridad me da


miedo.

CHINDASVINTO Estando conmigo no debéis temer.

DAVID Nos encontramos muy a gusto y nos hemos divertido mucho con
tu actuación frente al Cazador, pero nos esperan en casa y no
queremos preocupar a nuestros padres.

CHINDASVINTO Si es por eso no hay más que hablar, la obligación es la obliga-


ción, aunque siento que os vayáis.

DAVID Descuida, que volveremos.

CHINDASVINTO Siempre seréis bien recibidos.

REGINA (A DAVID.) ¿Sabrás guiarme hasta la salida del bosque sin que
nos perdamos?

DAVID Por supuesto.

CHINDASVINTO Por si acaso os acompañaré. Las sombras de la noche engañan y


pueden convertir la arboleda en un laberinto.

REGINA Tengo miedo, ya no se ve nada.

DAVID ¿No has traído la linterna? Enciéndela. Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

REGINA Ahora que recuerdo se me olvidó cambiarle las pilas.

DAVID Cuando te digo que eres tonta.

CHINDASVINTO Tranquila, Regina, no tardará en salir la Luna y nos alumbrará.

Efectivamente, una suave claridad entre azulada y lechosa va inundando


el claro del bosque, mientras una romántica melodía lo impregna todo de
enervante musicalidad. Los CONEJITOS se marchan, REGINA, DAVID y
CHINDASVINTO miran boquiabiertos al cielo del que, muy despacio, va
descendiendo una hermosísima luna en cuarto creciente, en la que, a guisa de
columpio, se balancea una linda doncella ataviada de vaporoso tul blanco, que
es la propia LUNA transfigurada en mujer.

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LUNA (Canta.) Puntual siempre a la cita


acudo todas las noches
en mi columpio de plata
para mecerme en el bosque.
Me baño en el mar profundo,
recorro valles y montes,
ilumino al que se pierde,
despierto a los ruiseñores;
a los poetas inspiro,
para los sabios soy norte
y a las parejas aliento
en sus mágicos amores.
Soy reina de las estrellas
que en el cielo son mi corte,
pero en la tierra acompaño
lo mismo al rico que al pobre.
Me encaramo en las iglesias
a lo alto de tus torres
y en las campiñas soy leche
regada sobre las flores.
Son mis amigos los gatos,
los serenos, los insomnes,
los lunáticos que afirman
estar siempre disconformes.
Mi manto de armiño es nieve
sobre el lejano horizonte
y fuego fatuo en pupilas
que mantengan ilusiones.
Cuando el padre Sol se acuesta
envuelto en sus arreboles,
convierto sus rojas ascuas
en acerados azogues.
Sin luz no se queda el mundo:
¡soy el faro de la noche!

CHINDASVINTO (Aplaudiendo.) ¡Bravo, qué bonito! (A los NIÑOS.) ¿No os lo dije?


¡La Luna es siempre puntual!

DAVID Menos cuando es luna nueva, que ni siquiera aparece. Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

LUNA Esas noches estoy en otros hemisferios, iluminando otros conti-


nentes.

DAVID Ya lo sé, por eso tienes cuatro fases: cuarto creciente, cuarto men-
guante, luna llena y luna nueva.

LUNA No seas repipi, David.

DAVID ¿Sabes cómo me llamo?

LUNA Desde mi atalaya nada hay que se me escape, conozco todos los
nombres.

REGINA ¿El mío también?

LUNA Sí, Regina y sé que mi llegada te alegra al disipar con mi fulgor la


oscuridad que te acongojaba.

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REGINA Es verdad, ya veo de nuevo los árboles, y las setas, y a David, y a


Chindasvinto..., pero más pálidos, como si fueran de nácar.

DAVID La Luna no tiene luz propia, sino reflejo de la que recibe del sol,
por eso nos llega tan menguada.

LUNA El saber es bueno, David, pero es muy feo ir continuamente alar-


deando.

REGINA Es un presumido, Lunita. Yo lo llamo Repelente Sapientín.

LUNA Tampoco está bien que le pongas mote a tu hermano mayor.

REGINA Siempre me está llamando tonta e ignorante.

DAVID Porque lo eres.

REGINA Y tú un fanfarrón metomentodo.

DAVID Cállate, mocosa, que no sabes nada de nada.

REGINA (A la LUNA.) ¿Lo ves? (A DAVID.) ¡Imbécil!

CHINDASVINTO ¡Jo, jo, jo! La típica discusión entre hermanos. ¿Por qué será que
quienes más se quieren son los que más se pelean?

LUNA El exceso de confianza, que enturbia las relaciones. Es por lo que


yo, lejana y sola, no discuto con nadie.

REGINA Te aburrirás muchas veces.

LUNA Quien siempre está ocupado no tiene ocasión de aburrirse. Yo


influyo en las mareas, en el magnetismo, y bastante tarea tengo
con afanarme corriendo de un continente a otro para llegar pun-
tual a mi cita de todas las noches.

REGINA Me gustaría ver todo lo que tú conoces.

LUNA Físicamente no estás capacitada, pero los humanos tenéis una Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

facultad que yo no poseo: la fantasía. Con ella podéis viajar a los


países más alejados, a los confines del universo. Basta con que
cierres los ojos o te embobes en un rayo mío y dejes volar la ima-
ginación.

DAVID Yo todos los días viajo de galaxia en galaxia a bordo de la nave


espacial de mis sueños.

REGINA Pues yo ahora me estoy imaginando en mi casa, al calor del bra-


sero, junto a mis padres, contándoles todo lo que hemos visto.

LUNA Eso pronto vas a hacerlo realidad, en cuanto yo os ilumine hasta


el pueblo.

REGINA Cuanto antes, me está entrando frío y estoy deseando llegar.

LUNA En marcha... ¡Ar!

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CHINDASVINTO Como la Luna os alumbra el camino podéis ir adelantando terreno


mientras guardo la escopeta en la cabaña. En cuanto acabe os
doy alcance en dos zancadas.

DAVID Adiós, Chindasvinto.

REGINA No tardes, yo de éste no me fío mucho.

CHINDASVINTO No os preocupéis. Hasta ahora.

Con pasos de ballet, al compás de la romántica música, la LUNA


evoluciona brevemente antes de desaparecer seguida de REGINA y DAVID.
Su plateado columpio en cuarto creciente sigue desde lo alto emitiendo pálida
luz. El CONEJO CHINDASVINTO deja la escopeta y el uniforme de guarda
jurado en la cabaña y reaparece pronto. El CAZADOR, que lo ha estado
espiando, penetra también en la cabaña, regresa con la escopeta y da el alto al
CONEJO.

CAZADOR ¡Alto! Ahora sí que no te escapas, conejo insolente.

CHINDASVINTO (Haciéndole morisquetas.) ¡Ah, sí, tú crees, estás seguro...?

CAZADOR ¡Qué barbaridad, un conejo que habla!

CHINDASVINTO Hablo y te romperé la escopeta en las costillas como te pases un


pelo.

CAZADOR Esa voz, esa voz... la conozco. ¿No eres tú el falso guarda jurado?

CHINDASVINTO ¿Y qué? En mi bosque soy lo que me da la gana.

CAZADOR ¡Hasta fiambre en cuanto te pegue un tiro!

CHINDASVINTO Dispara de una vez. ¿A qué esperas, no ves cómo tiemblo?

CAZADOR ¿Crees que voy a tenerte compasión? Seas guarda jurado o


conejo fantasma de esta no sales vivo.

El CAZADOR apunta y acciona los dos gatillos que hacen el chasquido Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

característico de estar la escopeta descargada. El CONEJO CHINDASVINTO,


partiéndose de risa, le muestra los cartuchos.

CHINDASVINTO ¡Jo, jo, jo! Mira dónde están los cartuchos. ¿Crees que si no
supiera que la escopeta está descargada me habría quedado tan
tranquilo? No soy un suicida, ni un estúpido, ni tan temerario.

CAZADOR Pe...pe...pe...ro ¿qué clase de conejo eres?

CHINDASVINTO El que te va a hacer dar la vuelta a España corriendo.

CAZADOR No me lo dirás dos veces.

CHINDASVINTO ¡Marchando!

El CAZADOR desaparece corriendo perseguido por el CONEJO


CHINDASVINTO que recoge del suelo la escopeta abandonada por el
CAZADOR en su huída. El BÚHO, con su filosófica seriedad, surge de entre los
árboles.
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BÚHO Este Conejo Chisdasvinto es de lo que no hay, acaba de hacer


realidad la fábula del cazador cazado. ¡Ji, ji, ji! A pesar de mi
seriedad de Búho no tengo más remedio que reírme. ¡Ji, ji, ji!

Reaparecen los CONEJITOS acompañando al RUISEÑOR.

CONEJO 1º Cállate, Búho con tus desagradables graznidos, que aquí llega el
Ruiseñor a cantarnos algo.

BÚHO Ante el maestro del cante no me queda otro remedio que enmudecer.

CONEJO 2º Adelante, Ruiseñor, arráncate como tú sabes.

RUISEÑOR ¿Por soleares?

CONEJO 1º Por el palo que quieras, todos los ejecutas a la perfección.

CONEJO 2º Algo más ligerito, que sea bailable. La noche está estupenda y el
cuerpo me pide juerga.

RUISEÑOR ¿Unas sevillanas?

CONEJO 2º ¡Hele! Las bailaré con mi compañera.

RUISEÑOR Pero llevadme el son con las palmas.

BÚHO Hasta yo mismo las tocaré.

CONEJO 1º Tú, Búho, estate quietecito, con el malaje que tienes cambiarías el
compás.

Los CONEJOS-BAILARINES se preparan, el RUISEÑOR carraspea


afinándose la garganta y se arranca a cantar, la pareja a bailar y los demás,
haciendo coro, a acompañarles con acompasadas palmas.

RUISEÑOR En la noche estrellada,

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todos a una,
bailamos sevillanas
bajo la luna.
Que quien se alegra
olvida los pesares
y no se queja.

Los conejos del bosque


llegan corriendo
porque los cazadores
los van siguiendo.
¡Ay, si no hubiera
malditas escopetas
sobre la tierra!

El sol desaparece
tras de los montes
y la luna coqueta
sale de noche.
Son los arroyos
espejos cristalinos
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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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para su rostro.
Los prados y florestas
correteamos
alegrando la vida
de nuestros campos.
Somos felices
si tranquilos nos dejan
para ser libres.

Todos aplauden y felicitan al RUISEÑOR yeja ldaepC


ar ONEJOS-
BAILARINES.

BÚHO. Atención, mucha atención, se acabó la fiesta. Vuelven los dos


humanos de antes.

CONEJO 2º Pero ¿es que ni de noche nos van a dejar a nuestras anchas?

BÚHO Algo se les habrá olvidado. Lo más prudente será que nos evapo-
remos.

RUISEÑOR En adelante quien quiera oírme tendrá que acudir a lo más tupido
del bosque.

CONEJO 1º Te acompañamos.

CONEJOS, RUISEÑOR y BÚHO desaparecen entre los árboles. Vuelven


REGINA y DAVID con aire cansino. La LUNA evoluciona a su alrededor con sus
etéreos pasos de ballet.

LUNA Lo siento, yo puedo alumbraros el camino, pero no sé cuál es el


recto o el equivocado. Mi misión es ser luz, no guía.

REGINA No te preocupes, Lunita, tú has hecho cuanto has podido. La


culpa es de este idiota. Tanto presumir de que lo sabe todo y
luego se confunde de sendero.

DAVID No me he confundido. Lo que no me esperaba es que el arroyo

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hubiera crecido tanto. Si te atreves a cruzarlo a nado...

REGINA No soy un barbo, ni una carpa, ni una trucha, quiero llegar a casa
seca. Si nos hubiera acompañado el Conejo Chindasvinto ya esta-
ríamos en el pueblo.

DAVID ¿Dónde se habrá metido? Dijo que nos alcanzaría en dos zancadas.

Resoplando llega el CONEJO CHINDASVINTO con la escopeta partida en


dos y el arrugado sombrero del CAZADOR en una mano.

CHINDASVINTO Los imponderables, muchachos, los imponderables... ¿Por qué


habéis vuelto?

DAVID El arroyo ha crecido y no pudimos vadearlo.

CHINDASVINTO Yo os guiaré por un atajo que acorta distancia. Pero dejadme des-
cansar un poco. (Se sienta sobre una piedra.) Vengo reventado.

REGINA ¿Qué te ha pasado?

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CHINDASVINTO ¿Veis cómo ha quedado la escopeta? En las costillas se la tuve


que partir al Cazador.

DAVID Algo muy gordo debió hacerte.

CHINDASVINTO Por lo visto, en lugar de marcharse, se quedó espiándome a ver


dónde la escondía, consiguió recuperarla y quiso dispararme,
pero yo le había quitado antes los cartuchos y se llevó el gran
chasco. Si lo hubierais visto correr... Casi tanto como yo, que ya es
decir, pero él corría de miedo.

DAVID ¿Dónde lo has dejado?

CHINDASVINTO En lo más intrincado del bosque. Al final me dio lástima y no


quise seguir zurrándole. Tomad como recuerdo su sombrero, lo
perdió en la huída.

REGINA Ahora escarmentará y no volverá a las andadas.

CHINDASVINTO Eso espero.

LUNA Ya están altas las estrellas. Pronto tendré que levantar el vuelo
para iluminar otros ámbitos.

REGINA ¿No descansas nunca, Lunita?

LUNA Sólo lo necesario para recuperar fuerzas. El ocio no es buen con-


sejero.

REGINA ¿Dónde duermes?

LUNA En las copas de los árboles, en las crestas de las olas, en las neva-
das cumbres de las altas montañas... O en las temblorosas gotas
de rocío, en los humildes charcos, sobre las inocentes pestañas de
un niño dormido...

REGINA ¿También sobre las mías?

LUNA Muchas noches de verano, cuando el calor aprieta y dejas abierta Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

la ventana, me he colado en tu habitación y he jugado con tus


muñecas.

REGINA ¿Por qué no me despertaste y hubiéramos jugado juntas?

LUNA Arrullaba tus oídos cantándote nanas y sonreías... Así jugábamos.

REGINA Pero yo no me daba cuenta.

LUNA Tenías que descansar. ¡Cuántas veces, en sueños, has volado lejos,
a los confines del mundo...! Era yo quien te transportaba.

REGINA ¡Qué bien que seas mi amiga!

LUNA Yo soy amiga de todos. Únicamente me temen los malhechores,


que prefieren la sombra.

CHINDASVINTO (Se levanta de un salto.) ¿No oléis a chamusquina?

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Seis piezas de teatro infantil Fernando Macías García

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DAVID Yo, no.
REGINA Ni yo.

CHINDASVINTO Los humanos tenéis el olfato atrofiado, pero el mío es agudo y me


avisa de que algo se está quemando.

Una gran llamarada enrojece el bosque. Los PAJARILLOS, los


CONEJITOS, el BÚHO, el RUISEÑOR, etc... huyen despavoridos en todas
direcciones.

DAVID Llevas razón, Chindasvinto, está ardiendo el bosque.

REGINA ¡Vámonos de aquí, no quiero convertirme en chicharrón!

CHINDASVINTO Por el atajo ya no puedo llevaros, estará envuelto en llamas.

DAVID Lo peor es que se ha levantado viento y pronto llegarán las llamas


aquí. Si nos rodean no tendremos escapatoria.

REGINA Tengo miedo..., ya el humo me está asfixiando.

LUNA No os preocupéis, avisaré a los bomberos del cielo.

REGINA ¿Quiénes son?

LUNA Mis amigas las nubes, que, cuando yo se lo pida, con sus man-
gueras de lluvia, apagarán el incendio.

REGINA ¡Date prisa!

LUNA Siendo yo luz, mi velocidad es de vértigo. Adiós..., hasta ahora...

La LUNA sube a su columpio en cuarto creciente y, saludándoles,


desaparece en lo alto. A la celeste iluminación lunar sucede el violento rojo del
incendio. Tiznada la cara y chamuscados los jirones de su destrozada ropa,
vuelve, renqueante, el CAZADOR.

CAZADOR ¡Socorro..., me quemo..., me asfixio...! ¡Agua..., agua..., agua....!

CHINDASVINTO ¿No preferirías vino? Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

CAZADOR ¿Tú, otra vez, maldito Conejo? ¡Me vuelvo al bosque, prefiero
quemarme vivo a seguir un minuto más a tu lado!

CHINDASVINTO (Le echa el guante.) No tan rápido, compadre, quiero hacerte


unas preguntitas. ¿Qué sabes del incendio?

CAZADOR Lo he sufrido en mis propias carnes. ¿No ves cómo vengo, qué
más te puedo decir?

CHINDASVINTO Mucho... Por ejemplo..., ¿cómo empezó?

CAZADOR ¿Crees que soy de ICONA? Yo..., ¿qué sé?

CHINDASVINTO Estabas en medio del bosque cuando empezaron las primeras llamas.

CAZADOR Fue todo tan rápido... Seguramente caería un rayo.

CHINDASVINTO El cielo está despejado, no ha habido tormenta.


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CAZADOR ¡Ah, no?

CHINDASVINTO Me parece que tienes muy mala memoria. (Amenazándole con la


media escopeta.) ¿Quieres que te la refresque?

CAZADOR (Cae de hinojos.) No, por favor, más no, lo confesaré todo.

CHINDASVINTO ¡Me lo imaginaba! Has sido tú el incendiario, ¿verdad?

CAZADOR Pero no intencionadamente, lo juro. Después de la paliza que me


diste, me senté a echar un cigarrito. Sin darme cuenta arrojé la
cerilla encendida y prendió en la hojarasca, eso fue todo.

CHINDASVINTO ¿Te parece poco? ¿Ves como los carteles no están ahí por capri-
cho? (A los NIÑOS.) ¿Qué podemos hacerle a este enemigo de la
naturaleza, a este asesino del bosque?

CAZADOR Tened compasión de mí, seré bueno, no voy a hacerlo más, estoy
arrepentido... ¡Perdón!

CHINDASVINTO ¿Lo machaco?

DAVID Déjalo, Chindasvinto, es poco civilizado tomarnos la justicia por


nuestra propia mano; pero debe pagar por lo que ha hecho y en
cuanto lleguemos al pueblo lo denunciaremos.

CHINDASVINTO Yo no soy tan salomónico y me habría gustado darle otra tanda


de culatazos, pero en el fondo llevas razón: los tribunales de justi-
cia se han inventado para algo.

Gran aparato eléctrico y el horrísono fragor de los truenos preceden al


desatado aguacero.

REGINA ¡Qué bien, la Lunita cumplió su palabra! Es la primera vez que


recibo con alegría y sin asustarme una tormenta.

DAVID Y de paso un buen remojón. Metámonos en la cabaña.

CHINDASVINTO (Al CAZADOR.) ¿No querías agua? Aquí te quedas, remojándote Colección Teatro en Internet para niños nº 1 • Centro de Documentación de las Ar tes Escénicas de Andalucía

como un garbanzo.

REGINA No seas vengativo, se va a poner como una sopa.

CHINDASVINTO Es lo que se merece.

REGINA Puede coger una pulmonía... Sé bueno y déjalo entrar.

CHINDASVINTO Porque tú me lo pides, pero en cuanto escampe: ¡puerta! Los dos


no podemos estar bajo el mismo techo. (Al CAZADOR.) ¿Has
oído?

CAZADOR Siempre a sus órdenes, Jefe.

Los cuatro corren a guarecerse en la cabaña. Saltando y cantando


aparecen las RANAS, felices bajo la lluvia.

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RANAS Croac, croac; croac, croac; croac, croac...
cantamos las ranitas
al ritmo de la lluvia,
como somos anfibias
agua y tierra nos gustan.

Croac, croac; croac, croac; croac, croac...


En lo firme saltamos
alegres bajo el sol
y al agua nos tiramos
si viene el pescador.

Croac, croac; croac, croac; croac, croac...


Con grillos y lechuzas
de noche competimos,
cantándole a la luna
un himno divertido.

Croac, croac; croac, croac; croac, croac…


Hoy estamos contentas
después de la sequía;
esta fuerte tormenta
nos dará media vida.

Croac, croac; croac, croac; croac, croac...

Vence la tormenta en su titánica lucha con el incendio del bosque y se


despide con el más cegador relámpago y el más restallante trueno. Se marchan
las RANAS y vuelve la LUNA a bajar en su columpio en cuarto creciente, más
atractiva y deslumbrante que antes. Descabalga y se acerca a la cabaña.

LUNA Despertad, dormilones, ha pasado el peligro.

Con caras de sueño van saliendo los cuatro.

REGINA ¿Ya no nos achicharraremos?

LUNA Ni tampoco os mojaréis. Las nubes cumplieron su misión de apa-

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gar el incendio y se han marchado.

DAVID ¿Hemos dormido mucho?

LUNA Toda la noche. Vengo de despedida, está al salir el sol y he de


irme.

REGINA ¿Ya?

LUNA Cada cual tiene marcada una obligación. La mía es alumbrar la


noche; la vuestra, estudiar; la de Chindasvinto, recolectar zanaho-
rias y correr; la de éste..., no sé, antes no estaba.

CHINDASVINTO Provocó el incendio, es de los que prefieren la sombra. Si quieres,


como homenaje y en agradecimiento por habernos salvado,
podemos ofrecértelo en sacrificio.

DAVID No seas salvaje Chindasvinto. Ya no se hacen sacrificios humanos.

CHINDASVINTO Pero sí conejiles, ¿verdad?

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LUNA Tengamos la fiesta en paz. Me daré por satisfecha con que pro-
metáis cumplir siempre con vuestro deber.

CHINDASVINTO Como el mío es defender el bosque y defenderme yo, no tengo


más remedio que exigirle a este gamberro un cambio completo
de conducta, si no...

CAZADOR ¡Lo prometo! No volveré a cazar, ni a fumar, ni a encender cerillas


en el bosque, ni a hacer nada que te disguste...

CHINDASVINTO Así, así, obediente como un esclavo.

DAVID Tampoco te pases, Chindasvinto. Es un humano y tú, aunque


gigante, un simple conejo.

CHINDASVINTO Naturalmente abogas por los de tu raza. Tampoco podré fiarme


de vosotros.

REGINA De mí sí, soy tu amiga.

DAVID Y yo, mucho más de lo que te figuras. ¡Soy nada menos que eco-
logista!

CHINDASVINTO ¿Eco... qué?

DAVID E...co...lo...gis...ta, que quiere decir defensor de la naturaleza.


Pero otro día, más despacio, te lo explicaré con detalle.

LUNA Adiós a todos. Ya no puedo esperar más, está saliendo el sol...

El brillante amarillo solar va sustituyendo al pálido azul de la LUNA que


sube a su columpio en cuarto creciente y va ascendiendo muy despacio,
debiendo coincidir su desaparición en lo alto con el final de la representación.
PAJARILLOS, CONEJITOS, RANAS y demás variopinta fauna del bosque
acuden retozones a despedir a la LUNA y a saludar al ALBA.

CHINDASVINTO Habitantes del bosque:


festejemos al día,

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despidamos la noche
con bailes de alegría,
con alegres canciones.

TODOS (Cantando.) Adiós, Luna;


bienvenido, Sol;
todos a una
cantemos al amor.

CAZADOR Sumo mi voz al coro


de los ecologistas.
En nuestros tristes días
es el mejor tesoro
salvaguardar la vida.

TODOS (Cantando.) Adiós, Luna;


bienvenido, Sol;
todos a una
cantemos al amor.

REGINA Adiós, Lunita, esta noche me asomaré a la ventana a saludarte.


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DAVID En tu honor me dedicaré a estudiar las mareas y el magnetismo y
te prometo no fanfarronear.

LUNA Calentaros ahora que ha llegado el padre Sol; aprovechad su luz


no perdiendo el tiempo; a la noche volveré para velar vuestros
sueños. Adiós a todos, adiós...

TODOS (Cantando.) Adiós, Luna;


bienvenido, Sol;
todos a una
cantamos al amor.

FIN

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MATERI AL G RÁF I CO

PROCEDENCIA: Documentos cedidos por el autor Fernando Macías. Año 1980.

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