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Excerpta Marcuse, Herbert (2003): Comentarios acerca de una nueva definición de la cultura, en: Farfán Hernández,

Rafael; Girola, Lidia (eds.): Cultura y civilización. El pensamiento crítico alemán contemporáneo, México: Universidad
Autónoma Metropolitana. Unidad Azcapotzalco, pp. 207-223.
Por: Mayra Vera
Palabras claves: Cultura, Ciencia, Civilización, Progreso, Sociedad.
Marcuse nos habla del concepto de Cultura y cómo se relaciona con el desarrollo de la humanidad, el progreso, entrando
en una discusión sobre las diferencias entre cultura y civilización tomando en cuenta los avances tecnológicos e
intelectuales.
El texto trata en forma general de la cultura como base para el progreso, cómo la cultura es el telón de fondo para el
desarrollo de una sociedad y de la misma manera cómo la cultura y la civilización se llegan a transponer.
Para empezar Marcuse nos presenta una definición de cultura a partir de la cual desarrolla su análisis “…definiríamos
la cultura como un proceso de humanización caracterizado por el esfuerzo colectivo para conservar la vida humana, para
apaciguar la lucha por la existencia o mantenerla dentro de límites controlables, para consolidar una organización
productiva de la sociedad” (Marcuse, 2003: 208). En este sentido el autor cuestiona la reducción de la violencia y la
miseria con el avance de la civilización, siendo que dentro de la cultura la violencia puede servir como medio para la
realización de los objetivos. Entonces propone “…la diferenciación entre cultura y civilización, según la cual "cultura"
se refiere a una dimensión superior de autonomía y plenitud humana, mientras "civilización" designa el Reino de la
Necesidad, del trabajo y de la actuación socialmente necesarios…” (Marcuse, 2003: 209). Esta diferenciación estará
presente por ejemplo en la academia, donde se separa a las ciencias naturales de las demás ciencias. “…el progreso de
esta civilización exige modos de pensar operacionales y que puedan traducirse en actitudes apropiadas para aceptar la
racionalidad productiva de los sistemas sociales dados.” (Marcuse, 2003: 210) La división en las ciencias resulta
superficial. En el caso de las ciencias del espíritu no deben calificarse como no científicas solo por el hecho de no ser
traducibles en términos operacionales, sino que siguen su propia lógica. Dentro de la civilización existe un afán por
organizar y hacer útil la cultura, trasladándola al proceso de evolución metodológico, social y político. (Marcuse, 2003:
211/212)
A continuación, el autor conduce la reflexión de los métodos en la civilización industrial avanzada que permitirán
integrar la cultura en la sociedad. “Una dimensión cada vez mayor de fuerzas invictas (e invencibles) son vencidas hoy
por la racionalidad tecnológica y las ciencias naturales y sociales.” (Marcuse, 2003: 2013). Mediante el uso de la razón
se traspone cultura y civilización intentando operativizar la cultura y hacer que encaje en el sistema, esto según el autor
en detrimento del pensamiento crítico y la subjetividad dentro de la cultura. Se generará entonces la pérdida de
autonomía del hombre (Marcuse, 2003: 214/215). Es así como se presenta la idea de que “podemos constatar una
pasividad creciente de los hombres frente al aparato político y económico omnipresente; sumisión a su gran
productividad y a su utilización "desde arriba"; una separación de los individuos respecto de las fuentes del poder e
información que convierten a los destinatarios en objetos de administración…” (Marcuse, 2003: 216). En la educación,
el positivismo que domina actualmente en la civilización industrial hace que se corte de raíz la autodeterminación del
hombre, lo cual significa una desvinculación crítica, a partir de allí su pensamiento será reducido científicamente según
una panificación. (Marcuse, 2003: 217)
Finalmente, Marcuse nos dice que “El papel de la ciencia en una cultura establecida no se debe estimar sólo en
consideración a las verdades científicas (nadie en su sano juicio subestimaría su valor), sino igualmente en consideración
a su efecto sobre la situación del hombre.” (Marcuse, 2003: 218). La ciencia es un instrumento en la lucha por la
existencia, mejorar las condicione bajo las que esta lucha se lleva a cabo obtienen su realización e la civilización, es en
esta que la investigación cambio de explicar el por qué a hallar el cómo y de esta forma aumentaron los medios racionales
de dominio y destrucción, la ciencia no puede compensar los medios destructivos con esfuerzos constructivos esto
debido a que la ciencia ha creado su propia cultura y en ella ambos esfuerzos se relacionan y mantienen un vínculo
(Marcuse, 2003: 218-220). Es así que el autor dice “El mundo de la cultura no científica es un mundo multidimensional,
en el cual las "cualidades secundarias" son irreducibles y en el que toda objetividad está referida cualitativamente al
sujeto humano…la cultura no científica mantiene la idea de los fines que la ciencia por sí misma no puede definir, y de
hecho no define, a saber: las de la humanidad.” (Marcuse, 2003: 221-222). Para Marcuse es necesaria la liberación del
pensamiento, la educación debe alterar el papel de la ciencia, mostrar reserva y generar material sobre el mal uso de la
ciencia es un paso para ello. (Marcuse, 2003: 222/223). Como palabras finales el autor pone en evidencia que “…el
concepto de una educación en la sociedad existente, para otra sociedad mejor, futura, es una contradicción; una
contradicción que ha de resolverse si se quiere que se dé efectivamente un progreso.” (Marcuse, 2003: 223).

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