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¿Cuándo comienza?
Las escrituras nos enseñan que el hombre sin Dios tiene el entendimiento
entenebrecido, que vive según la corriente del mundo, y que su conciencia
no percibe la voz de Dios. (Efesios 4:18; Efesios 2:2;) En este estado moriría
sin esperanza. Pero a Dios le pareció bien escoger la predicación como
medio de llevarle la salvación al hombre, por decirlo así, a su casa. (1ª.Cor.
1:21) Esto quiere decir que Dios, por su Espíritu, y a través de su Palabra
alcanza al hombre.
“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la
palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1ª.Pedro 1:23).
Jesucristo nos dice que este método no es otra cosa que el Espíritu Santo en
acción:
(Juan 6:44; San Juan 14:6; Juan 16:8.) Así que la reacción del ser humano es
bajo la presión del Espíritu de Dios.
Aquí se inicia la operación de regeneración que debe culminar con el
perfeccionamiento del creyente
En el caso del capitulo cuatro se nos informa que el numero de los que
creyeron fue como de cinco mil de los cuales tampoco se afirma que
recibieran el bautismo del Espíritu Santo.
En la ocasión de Samaria, Felipe les había predicado el evangelio pero ellos
no habían recibido el bautismo del Espíritu Santo hasta que descendieron
los apóstoles de Jerusalén. (Hechos 8:14-17). De estas personas se afirma
que la obra de Dios había sido efectiva en ellos y que habían sido
incorporados al cuerpo, pero todavía no habían recibido el bautismo del
Espíritu un verso que no debemos pasar por alto porque resume toda una
posición doctrinal ya que la discusión que la genera es doctrinal: “Y Dios que
conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles es Espíritu Santo lo
mismo que a nosotros”. (Hechos 15:7 –8)
¿Cómo es esto posible? Esto es posible si comprendemos la escritura
contenida en Galatas 4:4 -6). Porque primero el Señor nos quito el yugo de en
esclavitud y nos hizo sus hijos, luego, por cuanto éramos hijos, envió el
Espíritu de su hijo…
La palabra bautizar quiere decir “sumergir”.Cuando somos bautizados en
agua, somos “sumergidos” en el agua. Cuando somos bautizados en el
Espíritu, somos “sumergidos” en el Espíritu.
Los cristianos somos bautizados, sumergidos, en el Espíritu por la experiencia
del bautismo en el Espíritu. Pero somos bautizados, sumergidos, en el cuerpo
por la obra del Espíritu. (1ª.Cor. 12:13). En la versión “Dios habla Hoy” dice:
De la misma manera, todos nosotros, judíos, o no judíos, esclavos o libres,
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fuimos bautizados para formar un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu;
y a todos se nos dio a beber de ese mismo Espíritu”.
No es escrituralmente sano pensar que siempre que la Biblia habla de la
presencia del Espíritu o la acción del Espíritu Santo en nuestra vida se refiera
al bautismo del Espíritu.
Las sagradas Escrituras nos hablan de ser como Cristo, de tener su carácter
de proyectar su naturaleza haciendo referencia a la identificación del
cristiano con los principios y naturaleza del Cristo. (Romanos 8:9 y Filipenses
2:5 – 7).
Una escritura que ha generado confusión por su fraseología es Efesios 1:13-
14. Pero veamos otra versión: “Lo recibieron como prueba de que Dios
cumplirá su promesa cuando haya liberado totalmente a los que formamos
su pueblo. Por eso, alabamos la grandeza de Dios. (Biblia Lenguaje Sencillo) El
derramamiento del Espíritu sobre su pueblo es una reafirmación colectiva de
el plan de Dios es en serio.
¿Cuál es el regalo?
No hay duda ni discusión de que los que recibieron el bautismo del Espíritu
hablaron en Otras lenguas. Eso es evidente. (Hechos 2:4; 2:7 – 8)
(Hechos 10:45 – 46)
Así es hoy todavía: Todo el que recibe el bautismo del Espíritu, habla en
lenguas. La única forma de saber lo que esta ocurriendo dentro del hombre
es que de alguna manera externa lo sepamos. Y en el caso que nos ocupa esta
señal externa son las lenguas.
Hagamos la diferencia
Tendríamos que hacer una diferencia entre las lenguas como señal inicial y
las lenguas como “carisma” o Don del Espíritu. La función del primero es
detectar al que recibe el bautismo del Espíritu y la segunda es para la
edificación del cuerpo de Cristo.
Las primeras eran una posesión en la que el poseído no siempre era conciente
de lo que le acontecía y no entendía la experiencia. En el nuevo Testamento la
experiencia es generalmente conciente y el que la experimenta no pierde su
voluntad La Biblia dice: “y si alguno habla y no hay quien interprete calle en
la congregación y hable para si…” Esta disciplina supone mantener un
dominio sobre la voluntad. Así que la manifestación del Espíritu Santo en el
nuevo Testamento no anula al hombre.
Palabra de sabiduría.
Palabra de ciencia o de conocimiento
Fe.-
Dones de Sanidades.
El hacer Milagros.
Don de Profecía
Discernimiento de espíritus.
Diversos géneros de lenguas.
Interpretación de lenguas.
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Este fruto consiste de:
Amor.
Gozo.
Paz.
Paciencia.
Benignidad.
Bondad.
Fe.
Mansedumbre.
Templanza
La vida en el Espíritu.-
El apóstol Pablo nos dice en Romanos 8:5: “Porque los que son de la carne
piensan en las cosas de la carne; Pero los que son del Espíritu, en las cosas
del Espíritu”.
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La Biblia afirma que si por el Espíritu dominamos las obras de la carne
viviremos.
La certeza de que somos hijos de Dios viene reforzada por la seguridad de ser
guiados por el Espíritu de Dios.
Aun desde el Antiguo Testamento para poder ministrar había que ser ungido.
Ningún sacerdote, jamás ministro sin haber recibido el aceite de la unción
santa. En el Nuevo Testamento encontramos la misma mentalidad. Cuando
se anuncio el Bautismo del Espíritu Santo se conecto a testificar con poder.
Cuando se escogieron los diáconos en el libro de los Hechos se exigió que
fueran varones llenos del Espíritu Santo. Así que siempre Dios ha querido que
los que ministran lo hagan desde una perspectiva espiritual.
Hermano,
Álvaro Torres