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TEMA 13.

La arquitectura del Barroco: Bernini y Borromini

1. Introducción
Para empezar debemos contextualizar el arte barroco y entender su significado en la
época histórica en la que se dio. Tras el Renacimiento, el barroco se desarrolló entre los siglos
XVII (aunque se puede decir que empieza a finales del siglo XVI) y XVIII (sobre todo, la
primera mitad). Posteriormente, dejaría paso al neoclásico. Esta corriente artística nació en
Italia, sobre todo en torno a la capital del catolicismo, Roma, desde donde se difundió al resto
de Europa y por América Latina. El término barroco no es la forma en la que estos artistas
conocían a su época, sino que viene de un término que fue utilizado por los neoclásicos
posteriormente, por considerar a este arte como un algo negativo, ya que veían en el Barroco
una oposición a los ideales clásicos (orden, armonía, proporción). Hay que tener en cuenta que
el Barroco constituye una reacción frente al arte intelectual y difícil de entender que suponía el
manierismo (últimas consecuencias del Renacimiento), por tanto defendían la necesidad de
recuperar un arte humano, fácilmente comprensible y que apelase a la emoción de los seres
humanos que contemplarían estas obras. Esta recuperación de la realidad se da sobre todo
promovida por la Iglesia Católica, que busca hacer frente a la Reforma protestante, para ello lo
que hace es desarrollar un arte comprensible y emotivo (es un arte que busca impactar en los
sentidos, no tanto en la razón), para así evitar la pérdida de fieles que suponía la creciente
influencia del protestantismo. Por tanto, el arte se pone al servicio de los fines propagandísticos
de la Iglesia Católica. Además, las monarquías absolutas construirán grandes palacios y
desarrollarán un programa urbanístico en el que también podemos ver unos intereses de hacer
propaganda en una masa de población mayoritariamente analfabeta (que no puede evitar quedar
impresionada por la magnificencia de las obras realizadas.

2. Características generales de la arquitectura barroca.


Partiendo de ese arte incomprensible para la mayoría de la población, que era el
manierismo, en el Barroco se trata de recuperar la realidad, lo que se aprecia en diferentes
características de la arquitectura:
- El arte barroco aspira a una concepción integral de las artes, es decir, no se entiende
arquitectura, escultura y pintura como algo separado, sino como elementos que forman parte de
un todo conjunto.
- Por otro lado, las obras más importantes tienen una función religiosa
(mayoritariamente iglesias,…), lo que no impide también otras manifestaciones arquitectónicas,
como palacios, grandes avenidas, plazas, fuentes,…
- Si algo caracteriza al barroco es el predominio de las formas curvas frente a la línea.
Ya no se busca tanto el orden, la proporción y la armonía, sino que el equilibrio pierde fuerza
frente a la búsqueda de construcciones que reflejen un mayor dinamismo. En este sentido, se
busca que la arquitectura sea algo vivo (orgánico), que adquiere una elasticidad, con formas
cóncavas y convexas. Se contrapone el dinamismo barroco al estatismo y equilibrio del
Renacimiento.
- Las plantas también experimentan importantes cambios frente al Renacimiento:
pasamos ahora a plantas que se caracterizan por el predominio casi total de las curvas (en
ocasiones se hace difícil encontrar formas rectas). Esto se aprecia en el predominio de las
plantas centralizadas, en las que se dan formas elípticas u ovaladas, que se encuentran
culminadas por formas abovedas. Por tanto, las plantas también reflejan esa idea del edifico
como algo vivo. El espacio interior no tiene límites claros: es sinuoso, indefinido y dinámico.
- Los elementos constructivos (el lenguaje de la arquitectura) se toman del
Renacimiento, eso sí ahora ya no son puestos al servicio de los ideales clásicos del
Renacimiento, sino que toman un nuevo sentido, en ese intento de apelar a los sentidos. Es un
arte que busca más provocar sentimientos (pasión) que una lectura intelectual del mismo.
- A ello se unen los juegos de luces y sombras, a través de las diferentes formas en los
edificios (formas cóncavas y convexas, salientes, entrantes,…). Todo esto va muy relacionado
con la característica por excelencia del arte barroco: la teatralidad. El espectador se sitúa ante
una obra de teatro, que no puede por menos que sobrecogerle, de ahí el sentido propagandístico
del barroco. Esto se aprecia en el caso de la fachada Imafronte de la Catedral de Murcia,
realizada en el siglo XVIII por parte de Jaime Bort.

3. La figura de Bernini
Lorenzo Bernini es una de las grandes figuras del Barroco en Italia. Este autor fue
arquitecto, pero también desarrolló la escultura, convirtiéndose en prototipo de la escultura
barroca. Por tanto, continua el idea de hombre polifacético en las arte. De él, dentro de la Roma
de la Contrarreforma, debemos destacar su profundo espíritu religioso. Su gran obra, un hito en
la Historia del Arte, fue la Columnata de la Plaza de San Pedro del Vaticano, realizada para
culminar el acceso a la Iglesia del Vaticano, una vez Maderno y Miguel Ángel habían realizado
la fachada y la cúpula, respectivamente, de la Iglesia de San Pedro. Bernini utilizó una forma
elíptica, mostrando el gusto por la curva tan característico del Barroco, y simbolizando así el
gran abrazo que la capital del orbe católico, sede de la Contrarreforma, daba a todos aquellos
que llegaban allí. Esto nos muestra su carácter simbólico, en una obra en la que Bernini fue
capaz de unir escultura y arquitectura. Entre los elementos vemos cuatro filas de columnas
gigantes de orden toscano, que son culminadas en la parte superior por esculturas. Pero para
Bernini la construcción que recogía las características propias de su ideal de edificio fue la
Iglesia de San Andrés del Quirinal, en la que podemos ver como partiendo del lenguaje del
Renacimiento, Bernini muestra un edificio con varios pisos, en el que se alternan formas
cóncavas y convexas. El edificio, como hemos dichos, se presenta como algo vivo, dinámico,
contribuyendo a la teatralidad propia del Barroco. Esto se aprecia en su fachada. La planta es
ovalada y el interior muy barroco, resultado de la fusión de lo arquitectónico con lo escultórico
y lo pictórico.

4. La arquitectura de Francesco Borromini


Borromini creó una arquitectura compleja y dinámica. Su obra más destacada sería la de
San Carlino, también conocida como “San Carlino alle quatro fontane”, o lo que es lo mismo
sería en castellano San Carlos y las cuatro fuentes. Esta obra refleja las ideas del barroco con
una fachada elástica, con formas cóncavas y convexas, con dos pisos y tres calles (efecto
ondulante). Predomina la curva y la planta es elíptica, muy dinámica. Es difícil definir los
límites de cada uno de los elementos del edificio, pues se trata de perfiles sinuosos. La cúpula
también es ovalada y lleva como decoración casetones hexagonales, octogonales y cruciformes
combinados. La aspiración integral de las artes se observa en la decoración (estatuas, cornisas
salientes, una balaustrada, motivo oval, en lugar del frontón,…). Junto a ello podemos
mencionar otras obras de Borromini: Santa Inés, San Ivo,…

5. Conclusión

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