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taesencia de Oriente, he aqui a Kissy Suzwet (zserd obra de la ca- sualidad la referencia al apellido del mas popular vulgarizador de la espiritualidad Zen?). Indtil es hablar de las mujeres de menor interés como Mary Goodnight 0 Miss Trueblood. Y si el nombre de Bond fue elegido, como lo afirma Fleming, casi al azar, para dar al personaje una apariencia muy comtin, sed en- tonces también por azar, pero por derecho propio, que ese mo- delo de estilo y de éxito evoque tanto la refinada Bond-Street ‘como los Bonos del Tesoro. Se entiende entonces por qué las novelas de Fleming han podido tener un éxito tan contundente: ponen en marcha una red de asociaciones elementales, recuerdan una dinémica origi- nal y profunda. Gustan al lector sofisticado que en ellas encuen- cia estética, la pureza de la epope- pudor y con malicia en términos de actualidad y aplaude en Fleming al hombre culto. Lo reconoce como uno de los suyos: el més habil y desprovisto de prejuicios. Universidad de Turin. LA LOGICA DE LOS POSIBLES NARRATIVOS CLAUDE BREMOND El i del relato | % investigacién de las. i jo. Estas leyes mismas derivan de dos niveles de or- ganizaciGn: a) reflejan las exigencias Idgicas que toda serie de acontecimientos ordenada en forma de relato debe respetar 50 pena de ser ininteligible; b) agregan a estas exigencias validas para todo relato, las convenciones de su universo particular, ca- racteristico de una cultura, de una época, de un género literario, del estilo de un narrador yen ditima insfancia del relate mismo. El examen del método’ seguido por V. Propp para descubrit los caracteres especificos de uno de estos universos particulares, ‘el del cuento ruso, nos ha convencido de la necesidad de trazar, previamente a toda descripcién de un género literario definido, el plano de las posibilidades légicas del relato.1 Con esta condi- cién, el proyecto de una clasificacién de los universos de relato, basada en caracteres estructurales tan precisos como los que si- ven a los boténicos o a los naturalistas para definir los objetos de su estudio, deja de ser quimérico. Pero esta ampliacién de perspectivas provoca una flexibilizacién del método. Recor demos y precisemos las modificaciones que parecen im is dad pyalehtomannamstinn sleeee ee, -secuencias, engendran un relato. ‘tres funciones engendra la se- ct tal. Esta triada corresponde a las tres fases obli- sedae de todo proceso dad del “ a) ‘abre In posibilidad del proceso.en forma de conducta a observar o de acontecimiento a prever; b) i forma de con- ducta o de acontecimiento en acto; ‘e) una funcién que cierra el proceso en forma de resultado alcanzado. '3. A diferencia de Propp, ninguna de estas funciones necesita” de la que la sigue en la secuencia. Por el contrario, cuando la 5 el : ‘erlang estado de wirtualidad? si una, conducts, et presentada como debiendo ser ot , si un acontecimiento debe ser pre~ Visto, la actualizacién de la conducta o del acontecimiento puede tanto tener lugar como no producirse. Si el narrador elige actua- lizar esta conducta 0 este acontecimiento, conserva Ia libertad de dejar al proceso que legue hasta su término o detener su cur- 0: la conducta puede alcanzar 0 no su meta, el acontecimiento seguir o no su curso hasta el término previsto. La red de posi- bles asi abierta por la secuencia elemental responde al siguiente modelo: a | eek Bee eee rede mfsin echo retvibuido Se eee ee gen. i ible se califica In Ia pacemereies Oe a "ao curr doo, rae (eco) see fe canl ow, papel pat tte 7 ome b) por ejemplo: 100 Fetele oot bo psa Dato} ate om dente Fens ecko retiai Dato tio Esta disposicién aparece cuando un proceso, para alcanzar su fin, debe incluir otro, que le sirve de medio, el cual a su vez puede incluir un tercero, etc, Tl enclave es el gran resorte de los mecanismos de especificacién de las secuencias: aqui, el pro- ceso de retribucién se especifica como proceso agresivo’ (accién Punitive) correspondiente a Ia funeién fechoria cometida. Habra podido especificarse como proceso servicial (recompensa) si hu- biera habido beneficio cometido. ¢) El cenlaces, por ejemplo: Datios s infigir ve, Fechoria « cometer 4 4 Ptcoso agresivo ve. Fechoria 4 4 Das infigido vs. Fechoria cometida = Hecho « retibuir La sigla vs. (versus) que sirve aqui de lazo a ambas secuen- ‘as, significa que el mismo acontecimiento, que cumple la ferent By Ela ps Buibels pootbilded do operat una conversién sistematica de los puntos de vista y de formular sus reglas, debe permitimos delimitar las esferas de accién corres- pondientes a los diversos roles (0 dramatis personae). En nues- tro ejemplo, la frontera pasa entre la esfera de accién de un agresor y la de un justiciero desde cuya perspectiva la agresion se vuelve fechoria. Estas son las reglas que some Sin pretender ex- plora tltimas, trataremos de seguir las principales arterias, reconociendo a lo largo de cada recorrido bifurcaciones en que las ramas principales se escinden engendrando subtipos, Trazaremos asi el cuadro de las secuen- cias-tipos, mucho menos numerosas de lo que podria creerse, entre las que debe necesariamente optar el narrador de una his- toria. Este cuadro mismo pasaré a ser la base de una clasifica- cién de los roles asumidos por los personajes de los relatos. 101 EI CICLO NARRATIVO peién (si los objetos del discurso estin asociados luna contigtiidad espacial), deduccién (si se implican uno al otro), i se evocan por metfora o metonimia), ete. Don de no hay integracién en la unidad de una accién, tampoco hay relato, sino s6lo cronologia, enunciacién de una sucesiOn de he- chos nos coordinados. i (donde los acontecimientos narrados no producidos por agentes ni su! 08 i mérficos), no pu A “‘Segtin favorezcan o contrarien este proyecto, los acontecimien- tos “a welato pueden clasificarse en’ dos tipos fundamentales, {que se desarrollan segtin las secuencias siguientes: Proceso de Mejoraento obtenido ‘neforamiento > Mejorami no. obtenido. Mejoramiento obtener | Auvencia dle proceso de ‘mejorumiento Degradacién previsble ‘Todas las secuencias elementales que_aislaremos a continua- cién son especificaciones de una u otra de estas dos categorias, ‘que nos proporcionan asi un primer principio de clasificacion di: eotémica. Antes de emprender su exploraciGn, precisemos as mo- des segtin las cuales el meioramiento y la degradacién se combinan ambos en el rel 102 Degradcién producida = Mojoramieato «obtener A 4 Proceto de degredacisn Praceo de meoramieto - 4 Degradecién poibe = Meforamiesto obtenido Es menos evidente que esta alternancia es no sélo posible sino necesaria. Tomemos por ejemplo un comienzo de relato que plan- tee una deficiencia (que afecte a un individuo o a una cole vidad en forma de pobreza, ent estupidez, falta de he- redero varén, flagelo erénico, deseo de saber, amor, etc.). Para que este comienzo de relato’se desarrolle, es necesario que este estado evolucione, que suceda algo capaz de modificarlo. En qué sentido? Se puede pensar tanto en un mejoramiento como en una dogradacién. Por ldgica, en estricto sentido, sin embargo, s6lo el mejoramiento es posible. No porque el mal no pueda ‘todavia imper en este caso, el estado deficiente que marca el fin de la primera dlogradacién no es el verdadero punto de partida de la segunda, Ese momento de detencién —ese aplazamiento— equivale fun- cionalmente a una fase de mejoramiento 0, al menos, de preser- vacién de lo que ain puede ser salvado. El punto de partida de la nueva fase de degradacién no es el estado degradado, que no puede ser sino mejorado, sino el estado aun relativamente satis- factorio, que s6lo puede ser degradado. Del mismo modo, dos proceso’ de mejoramiento sélo pueden sucederse en tanto que el mejoramiento realizado por el primero deje atin algo que desear. Implicando esta carencia, el narrador introduce en su equivalente de una fase de degradacién. Tos esquemas siguientes: 103, Mejoramiento| Degradacién a obtener posible v 4 Proceso de Degradacién | Proceso de Mejommiento = —_posble degradacion = 4 Proceso de degradacion 4 Mejoramiento Degradacién | Deyradacion no obtenido, = cumplida "| evitada = fen cambio, posible si el acontecimiento afecta a la vex a, dos agentes animados por intereses opuestos: la degradacién de la Suerte de uno coincide con el mejoramiento de la suerte del otro. ‘Obtenemos este esquema: Mejoramiento a obtener vs Degradacién posible 4 4 Pinceso. de mejoramiento ” Frey oe ena 4 Mejonamiente.obtenido vs ‘Degradacién realizada La posibilidad y la obligacién de pasar ast por conversién de los puntos de vista, de la perspectiva de un agente, la de otro son capitales para ia continuacién de nuestro estudio. Ellas im- plican el rechazo, al nivel de andlisis en que trabaiamos, de_ las hociones de Hérve, 0 del narrador—, los modelos ‘que elaboramos integran en la unidad de un mismo esquema ia pluralidad de perspectivas de los diversos agentes. ejemplo, que los asuntos del héroe se arreglan, que se cura, se vuelve més razonable, se embellece, se enriquece, estas determi naciones que recaen sobre el contenido de la evolucién sin espe- cificar el cémo, no pueden servirnos para caracterizar su estruc- tura. En cambio, si nos dice que el héroe reorganiza sus asuntos al cabo de largos esfuerzos, si refiere la cura a la accién de un medicamento 0 de un médico, el erabellecimiento a la compasién de un hada, el enriquecimiento al éxito de una transaccién ven- tajosa, la prudencia a las buenas resoluciones tomadas luego de una falta, podemos apoyarnos sobre de estas operaciones para ient Ubiquémonos, efi. ciario del mejoramiento. 2 Su estado deficiente inicial implica la presencia de un obstdculo que se opone a la realizacién de un es- tado més satisfactorio y que se elimina a medida que el proceso de mejoramiento se desarrolla, Esta eliminacién del obstaculo im- plica a su vez la intervencién de factores que operan como me- dios contra el obstaculo y en pro del beneficiatio. Si, pues, el narrador elige desarrollar este episodio, su relato seguir este es- ‘quema: Proceso de “Medios osibles ‘mejoramiento liminaciga oe ‘iiiacién de los medios Mejoramiento t blend Obstéculo climinado Exito de los medio En este estadio, nosotros podemos no tener que ocuparnos més que de una sola dramatis persona, el beneficiario del mejo- ramiento, quien aprovecha pasivamenté de un feliz concurso de circunstancias. Ni él ni nadie carga entonces con la_responsabi- lidad de haber reunido y puesto en accién los medios que han derribado el obstéculo. Las cosas en el tratado que él suscribe con un aliado obligado, Este queda comprometido a observarlas para gozar o seguir go- Zando de un servicio (permanecer en el paraiso terrestre, eta). La transgresién de la deuda perjudica al aliado cacreedor> y 08 este dafio el que requiere, eventualmente, la intervencién de un retribuidor que sancione la traicién al pacto. La falta consiste aqui, no en la infraccién misma, sino en la ilusién de poder in- fringir impunemente la regla. Dado que el elemento motor de la falta es el enceguecimiento, esta forma de degradacién requiere una forma de proteccién es: pecifica: la advertencia (destinada a prevenir el error) o el des- engafio (destinado a disiparlo). A veces los hechos mismos se encargan oportunamente de ello; en otros casos, aliados clari- videntes asumen la tarea. Enunciando recordando la regla tien- den a encarnarla, aunque no sean sus autores; si el engafiado asa por alto sus advertencias, esta perseverancia en el error los erjudica y la catistrofe resultante es al mismo tiempo la san- cién de esta nueva transgresién. Mientras el aliado que encarma la regla es tratado como ad- versario, el adversario que ayuda a infringirla es tratado como aliado. Segin ignore 0 conozca las consecuencias de la_pseudo avuda que procura, es él mismo engafiado o engafiador. En este iiltimo caso, el engafio se inserta, como fase preparatoria de una celada, en una maniobra de agresién. La degradacién que resulta de la falta puede marcar el fin del relato. El sentido de éste esta dado entonces por la distancia que separa la meta apuntada del resultado obtenido: encuentra un equivalente psicolgico en la oposicién presuncién/humilla- ién. Si el narrador elige proseguir, los diversos tipos de mejora- miento que hemos sefialado estén’a su disposicién. Entre ellos, sin embargo, hay uno que conviene electivamente a la reparacién de las consecuencias de Ia falta porque representa el proceso in- verso: es el cumplimiento de la tarea mediante la cual el agente, usando esta vez de medios adecuados, restablece por mérito propio la prosperidad arruinada»por su torpeza. _ LA OBLIGACION © ‘Vimos, més arriba el caso de mejoramiento obtenido gracias la ayuda de un aliado acreedor. Esta prestacién, al obligar al beneficiario a pagar ulteriormente su deuda, trae como con- secuencia una fase de degradacién. Esta sok ie del mismo modo en todos = cagos en que a un sujeto se le ree quiere que cumpla un deber penoso. igacién, como vimos, Puede resultar de un contrato en debida forma, explicitado en tuna fase anterior del relato (cuando un héroe ha su alma, 116 al diablo). Puede igualmente derivar de las disposiciones «natu- rales» del pacto social: obediencia del hijo al padre, del vasallo al soberano, etc. Intimado a cumplir con su deber, el sujeto obligado puede esforzarse por protegerse de la degradacién que lo amenaza. Su acreedor pasa a ser un agresor del que trata de escapar, ya sea rompiendo el contacto (huyendo), ya sea por medios pacificos y leales (negociando una revisién del contrato), ya sea por medios agresivos (utilizando la fuerza o tendiendo una celada). En el caso en que estime haber sido victima de una maniobra engafio- sa, la elusién agresiva de sus compromisos se le aparece, no slo como una defensa legitima, sino como una accién justiciera. Des- de la perspectiva del acreedor, por el contrario, la elusién de los compromisos duplica la deuda: el sujeto obligado deberA pagar, ‘no sélo por un servicio, sino por un perjuicio, Si, por el contrario, el deudor no puede o no quiere escapar asus call cuits si las cumple voluntariamente o si es, de buen o mal grado, obligado a respetar sus compromisos, la degradacién de su estado que de ello resulta puede marcar el fin relato (cf. La Fille de Jephté, etc.). Si el narrador quiere proseguir, puede recurrir a las diversas formas de mejoramiento que hemos sefialado. Una de ellas, sin embargo, es: privilegiada: consiste en transformar el cumplimiento del deber en sacrificio meritorio que requiere a su vez una recompensa. La liquidacién de la deuda se trastrueca asi en apertura de crédito, EL SACRIFICIO En tanto que las otras formas de degradacién son_procesos suftidos, el sacrificio es una conducta voluntaria, asumida con vista a un mérito a adquirir, o al menos, que hace digno de una recompensa. Hay sacrificio cada vez que un aliado presta ser- vicios sin ser obligado y se constituye as{ en acreedor, ya sea que un acto estipule la contrapartida esperada o que ésta se deje 1a disercién de un retribuidor El sacrificio presenta asf el doble cardcter de excluir Ia pro- teccién y de requerir una reparacién. Normalmente, el proceso de sacrificio debe alcanzar su término con el concurso de la vic- tima (si el sactificio parece ser una locura los aliados pueden hacer advertencias, pero esta protecciin se dirige entonces con tra la decisién, que constituye una falta, y no contra el sacrificio mismo). En cambio, la degradacién que resulta del sacrificio re- quiere tna reparacién, en forma de recompensa, y es en este nivel donde puede intervenir una proteccién. El pacto, con las garan- tias con que ha sido convenido (juramento, rehén, etc.) 1a con- templa. 7 LA AGRESION SUFRIDA La agresién sufrida difiere de los otros tipos de degradacién en el hecho de que resulta de una conducta que se propone in- tencionalmente el dafio como fin de su accién. Para alcanzar este objetivo el enemigo puede tanto actuar directamente, pot agresion frontal, como maniobrar indirectamente esforzéndose por suscitar y utilizar as otras formas do degradacién. Dos. de cllas se prestan a esta maniobra: la faléa por la que el agredido, inducido al error por su enemigo, se deja atraer hacia una tram- pa; la obligacién, por la que el agredido ligado a su agresor por lun compromiso irrevocable, debe cumplir un deber que le es rui- rnoso (sucede, por otra parte, frecuentemente, que el agresor com- bine ambos procedimientos: engafia a su victima embaucdndola fen una transaccién y luego la elimina exigiendo la ejecucién del contrato). EI agredido puede elegir entre permanecer pasivo ¥ prote- gerse. Si elige la segunda solucién, los modos de proteccién que se le ofrecen pueden agruparse en tres estrategias: primero, tratar de suprimir teda relacion con el agresor, ponerse fuera de su al- ceance, huir; luego, aceptar la relacién con él, pero tratar de tran formar la relacidn hostil en relacién, pacifica, negociar (cf. supra, p. 105); por iiltimo, aceptar la relaciGn hostii, pero devolver golpe por golpe, replicar.” : f Si estas protecciones son ineficaces, el agresor inflige el daiio esperado. El estado degradado que resulta de ello puede marcar, para la victima, el fin del relato. Si el narrador elige proseguir queda abierta una fase de reparacién del daiio. Esta puede ope- rarse segiin todas las modalidades de mejoramiento que hemos reconocido (la victima puede sanar, darse como tarea el reparar los perjuicios, recibir ayudas caritativas, volverse, contra otros enemigos, etc). Existe, no obstante, sumdndose a éstas, una for ma de reparacién especifica: la venganza, que consiste, ya no en restituir a la victima el equivalente del dafo sufrido, sino en in- fligir al agresor el equivalente del perjuicio causado. EL CASTIGO ‘Todo dafio infligido puede volverse, desde la perspectiva de un retribuidor, una mala accién, un delito a castigar. Desde la perspectiva dei enjuiciado, el retribuidor es un agresor y la ac- cién punitiva que inicia, una amenaza de degradacién. Ante el peligro asi creado, el enjuiciado reacciona con una actitud de su- misién o de defensa. En este iiltimo caso, las tres estrategias sehaladas mas arriba —la huida, la negociacién, la prueba de fuerza— son igualmente posibles.’ Sin embargo, sélo la segunda, Ia negociacién retendré aqui nuestra atencién, porque supone la ua eolaboracién del retribuidor y nos remite al examen de las con- diciones en que éste se deja convencer de la necesidad de renun- iar a su tarea. Para que la situacién de Mala accidn a castigar desaparezea o, al menos, deje de percibirse, es necesario que uno de los tres roles enfrentados (el culpable,'la victima 0 el retri- buidor mismo) pierda su calificacién, La victima es descalificada vor el perdén gracias al cual el retribuidor restablece entre el ex culpable y ella las condiciones normales del pacto (pues el per- én es siempre condicional:, transforma retroactivamente el daiio infligido en servicio obtenido y requiere como contrapartida un servicio proporcional). El retribuidor se descalifica a si mismo por la corrupeién (obtenida por seduccién o intimidacién) que esta- blece, entre el culpable y él, el nexo de un pacto (transforma el daiio’ a infligir al culpable en servicio a prestarle y obtiene como contrapartida un servicio proporcional). Por iiltimo, el cul- able es descalifcado por el disimulo de eu mala accién. Induce al retribuidor a error haciéndose pasar por inocente y, eventual- mente, haciendo pasar en su lugar a un inocente por culpable. Si estas protecciones son vans, la degradacién que resulta de castigo puede marcar el fin del relato. Este se construye enton- ces sobre la oposicién Mala accién/Castig proseguir, debe introducir una fase de mejoramiento. que pu ser una cualquiera de las que hemos descrito. Una de ellas, embargo, debe ser privilegiada, pues representa una reparacién espeeffica: se trata del mejoramiento obtenido por un sacrificio: a la mala accién —tentativa de _mejoramiento demeritorio que Brovoca una degradacién por castigo —responde entonces el res cate —tentativa de degradacién meritoria que determina la reha- .ci6n del culpable, segtin el esquema: Si el narrador elige de Cede Renate Meforamiento _ Degmdaciin Desradacin Mejoramiento demestarn > merecida > metoria gered (rman scein) —” —easigo) (vena accén) “ fecompensa) Mejoramiento, degradacion, reparacién: el circulo del relato esté ahora cerrado y abre la pos‘bilidad de degradaciones segui- das de nuevas reparaciones segiin un ciclo que puede repetirse indefinidamente. Cada una de estas fases puede ella misma des- arrollarse al infinito. Pero en el curso de su desarrollo, se verd evado a especificarse, por una serie de elecciones alternativas, fen una jerarquia de secuencias enclavadas, siempre las mismas, que determinan exhaustivamente el campo de lo enarrable». El en: cadenamiento de las funciones en la secuencia elemental, luego de 9 las secuencias elementales en la secuencia compleja es a la vez libre (pues el narrador debe a cada momento elegir la continua: cién de su relato) y controlado (porque el narrador sélo puede elegir, después de cada opcién, entre los dos términos disconti- nnuos ¥ contradictorios de una alternativa). Es, pues, posible tra- zara priori la red integral de las elecciones factibles; dar un nombre y asignar su lugar dentro de una secuencia a cada forma de aconiecimiento coneretado por estas elecciones; ligar orgéni- camente estas secuencias en la unidad de un rol, coordinar los roles complementarios que definen el devenir de una situacién; fencadenar devenires en un relato a la vez imprevisible (por el juego de combinaciones disponibles) y codificable (gracias a las Propiedades estables y al ntimero finito de los elementos com binados). Este engendrarse de los tipos narrativos es al mismo tiempo una estructuracidn de las conductas humanas activas o pasivas, Estas proporcionan al narrador el modelo y la materia de un de- venir onganizado que le es indispensable y que seria incapaz de encontrar en otro lado. Deseado 0 tenido, su fin exige una com- binacién de acciones que se suceden, se jerarquizan, se dicoto- mizan segiin un orden intangible. Cuando el hombre, en la ex- periencia real, combina un plan, explora imaginativamente los los posibles de una situacién, reflexiona sobre la marcha de la accién iniciada, rememora las fases del acontecimiento pa- sado, se cuenta a si mismo los primeros relatos que podemos concebir. A la inversa, el narrador que quiere ordenar la suce- sin cronol6gica de los acontecimientos que relata, darles un sen- tido, no tiene otro recurso més que ligarios en la'unidad de una conducta orientada hacia un fin. ‘A los tipos narrativos elementales corresponden asi las formas més generales de comportamiento humano. La tarea, el contrato, la falta, la celada, etc., son categorfas universales. La red de sus articulaciones internas'y de sus relaciones mutuas define a priori el campo de la experiencia posible. Construyendo, a partir de las formas més simples de la narratividad, secuencias, roles, enca~ denamientos de situaciones cada vez més complejos y_diferen- ciados, echamos las bases de una clasificacién de los tipos de relatos; pero, ademés, definimos un marco de referencia para él estudio comparado de estos comportamientos que aunque siem- pre idénticos en su estructura fundamental. se diversifican al i finito, segin un juego inagotable de combinaciones y de opcio- nes, segiin las culturas, las ;, los géneros, las escuelas, los estilos personales. En tanto técnica de andlisis literario, la semio: logia del relato extrae su posibilidad y su fecundidad de su en- troncamiento en una antropologia. Hacucla Priston de Alor Erte, 120 NoTAs en La semiologi, Bs. As, Editorial Tiempo Con- ‘Coleccn Comunicaciones, 1970. ‘2 Se sobreentiende que el benefieiario mo es necesariamente consciente del pro- ‘eso inkindo en. su favor. Su perspectiva puede mantener virtual como. la” de la Bella Durmiente del Bosque mientras espera al Principe Encantadar. 1. El mensaje narrativo 11

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