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Para Aristóteles el alma y el cuerpo constituyen una sustancia y por tanto son

indisoluble, es decir están unidos entre ellos sustancialmente. El cuerpo es la materia y


el alma es la forma. Dice Aristóteles: “No es el cuerpo el que contiene el alma, sino el
alma la que contiene al cuerpo” (Rodríguez Ángel, 2012, p.42).
Para Aristóteles el cuerpo es una sede natural del alma, ya que a diferencia de su
maestro Platón, él no creía que el cuerpo era una prisión donde se expiaban culpas,
pues según él pensaba, que todos los seres vivientes estamos compuestos de cuerpo
y alma, por otra parte su concepto de que si el alma es inmortal o no, no es tan clara.
Para Aristóteles existen tres tipos de almas: alma vegetativa para las plantas, alma
sensitiva para animales, y alma racional, propia de los seres humanos; él también
distingue el alma para humanos (alma racional) en dos niveles: el intelecto agente y el
intelecto pasivo, el intelecto agente, recoge, capta y entiende las cosas del exterior y
unifica las cualidades captadas por los sentidos y, el intelecto pasivo es el que abstrae
lo universal, haciendo conceptos generales. (Aristóteles, libro 2 De Ánima, pp 175-176).
En cuanto a que modelo antropológico pertenece Aristóteles a mi parecer el pertenece
al modelo Dualista, y sin embargo, me queda la duda de si esta visión aristotélica de
que cuerpo y alma son uno solo, no constituye un modelo monista y materialista de
pensamiento.
Para Fernando Rielo, desde el momento de la concepción ya somos personas, porque
según él, en ese preciso momento, existe una Divina Presencia Constitutiva influida con
un elemento increado, mismo que se complementaría con el elemento creado,
constituido por el complejo cuerpo – alma- espíritu, también llamado espíritu
psicosomatizado. Esta Presencia Divina será la que constituye a los seres humanos, y
según Rielo, es la que nos hace personas, para él, el espíritu tiene prioridad ya que es
la parte creada directamente por esta Presencia Divina (Dios) y es esto lo abre el diálogo
con Él. (Rielo Fernando, 2001, p. 26.)
Para este autor, el espíritu en la sede de la personalidad a diferencia de Aristóteles, que
cree que el cuerpo es sede natural del alma, Rielo afirma que “El hombre tiene una
definición mística, desde el omento en el que es engendrado, en su dialogo con Dios”
(Rielo, citado por: Angelis B., Zordán P., 2012, pág. 3) y sólo gracias a esta Presencia
Divina, un ser humano, puede llegar a ser tal, y esto, se produciría desde el momento
mismo en que un ser humano es concebido.
Por otra parte, Rielo trata de conciliar el problema que existe entre las teorías
creacionistas y evolucionistas, mismas que históricamente han estado en una
contraposición irreconciliable, argumentando que, es posible que esta evolución se diera
en la naturaleza, pero que en cierto momento del proceso evolutivo, una Divina
Presencia infundió el espíritu a un homínido, para convertirlo en el primer hombre. En
cuanto a su modelo antropológico, el pertenece al modelo dualista, por que divide al ser
humano en dos partes, una que es dada por la presencia divina y la otra por la naturaleza
psicosomática.

Bibliografía
Angelis B., Zordán P., Antropología, Loja, 2012.
Aristóteles, Acerca del alma, Gredos, Madrid, 2003.
Rielo Fernando, Definición mística del hombre y sentido del dolor humano, Madrid,
2001.
Rodríguez Ángel, La persona humana es más que sí misma, Loja, 2012

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