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LOS MITOS
Hasta hace poco tiempo existía una apreciación negativa del mito.
La crítica al mito es una constante de todo período de ilustración.
Período en que se hace la crítica de la realidad en nombre de la pura
razón.
Esta razón lee el mito como alegoría, es decir, como testigo de un saber
que se codifica en un lenguaje imaginativo.
Se trata de un saber que se expresa de manera infantil.
El mito correspondería a una etapa infantil de la humanidad.
Estado que desaparecería a medida que el hombre se hace adulto.
Los críticos racionales del mito no están de acuerdo en su origen.
Para algunos el mito sería producto del sentimiento.
Para otros es pensamiento pero prelógico, indeferenciado.
Esta crítica al mito se ha trasladado al lenguaje común como un discurso
falso y opuesto a la realidad.
Actualmente, sin embargo, se asiste a una revalorización del mito.
Esta revalorización ha emergido desde el ámbito intelectual
proveniente de las ciencias de la religión.
Para las ciencias de la religión el mito aparece con cuatro características:
El mito en primer lugar es una palabra que se refiere a la realidad.
El hombre tiene la experiencia de inadecuación con la realidad.
Y por medio de esta palabra intenta situarse adecuadamente en ella.
El mito pretende mediar entre el hombre y su realidad.
En segundo lugar, el mito es una palabra primordial y multidimensional.
En el mito están contenidos diversos tipos de palabra.
En este sentido, el mito es el humus (tierra nutricia) de toda palabra.
Después en la evolución cultural estas palabras se separarán y adquirirán
independencia.
En el mito están contenidas las palabras de la filosofía, de la estética, de
lo erótico …
En tercer lugar, el mito es la palabra per se de lo sagrado.
El mito cuenta una historia sagrada que ha tenido lugar in ille tempore.
Los personajes de los mitos son seres sobrenaturales.
Se les conoce por lo que han hecho en los tiempos primordiales.
Los mitos describen las diversas irrupciones de lo sagrado en el mundo.
Es esa irrupción la que fundamenta realmente el mundo y lo que le hace
tal como es hoy día.
El hombre es lo que es hoy: mortal, sexuado, trabajador, moral… por
esas intervenciones sobrenaturales.
Por esto en las culturas en que el mito está aún vivo se distingue entre
mitos sagrados e historias profanas.
Los mitos son historias verdaderas y las profanas son falsas en cuanto
son fábulas y cuentos.
Por esto los mitos no se pueden narrar o recitar en cualquier momento, ni
lugar y ante un no iniciado.
Mientras las historias profanas pueden contarse en todo momento y sitio.
Esta distinción entre historia mítica y profana es significativa.
Las dos categorías presentan historias, pero radicalmente diferentes.
En el mito la historia modifica la condición humana de dos maneras.
Por una parte, los mitos no solo relatan el origen primordial de todo lo
existente
sino también todos los sucesos in ille tempore a causa de los que el
hombre ha llegado a ser lo que es hoy.
Si el mundo existe, si existe el hombre, es porque los seres divinos han
desplegado una actividad creadora en el principio.
El hombre tal como es hoy, es resultado de esos sucesos míticos.
Si hoy el hombre es mortal es porque algo pasó in los orígenes.
Luego, estamos constituidos por esos acontecimientos.
Luego, estamos constituidos por esos acontecimientos.
Por esta razón, para el hombre mítico esta historia es sagrada y se siente
obligado en conocerla.
Conocer el mito para rememorizarlo, pero de un conocimiento que se
vive ritualmente.
Y aquí el mito cumple su segunda forma en que modifica la condición
humana. Cuando se rememora el mito se reactualiza esa historia.
Al reactualizar el mito se repite lo que los dioses hicieron en los orígenes.
Pero al narrarlos se hace presente ese tiempo de los dioses.
Al celebrarlo se hace de alguna manera contemporáneo de los
acontecimientos evocados.
Se comparte la presencia de esos dioses.
Por esto al evocar el mito se sale del tiempo profano y se entra en un
tiempo sagrado.
Se vive el mito en este espacio sagrado porque se deja de vivir en el
mundo cotidiano.
Y se entra en un mundo impregnado de la presencia de los seres divinos.
No se trata de una conmemoración sino de la reiteración de esos sucesos
míticos
Las personas del mito se hacen presentes y uno se hace contemporáneo in
ille tempore.
Por esto se puede hablar de tiempo fuerte del mito.
Es el tiempo sagrado en que algo nuevo, fuerte y significativo se
manifestó plenamente.
Con Sócrates primero y Aristóteles después, que la antropología
asume connotaciones nuevas.
Sócrates
Para Sócrates no hay más que una cuestión: ¿qué es el hombre? Sócrates defiende
siempre el ideal de una verdad universal y objetiva. Pero el único universo que conoce
susceptible de ser conocido y al cual se refieren todas sus indagaciones es el universo
del hombre.
Sócrates defiende siempre el ideal de una verdad universal y objetiva.
Pero el único universo que conoce susceptible de ser conocido y al cual se refieren todas
sus indagaciones es el universo del hombre. El interés socrático por el hombre se centra
primordialmente en su dimensión moral. Sócrates sigue la práctica pitagórica del
examen de conciencia
El interés socrático por el hombre se centra primordialmente en su dimensión moral.
La finalidad del examen de conciencia consistía en despertar el sentimiento de
responsabilidad por la propia conducta.
Por esto Sócrates ofrece un análisis detallado de las diversas cualidades y virtudes
humanas.
Para Sócrates al hombre sólo se le puede describir y definir en términos de su
conciencia.
Es a través de la comunicación constante que podemos conocernos. Sólo en el trato con
los seres humanos podemos penetrar en el carácter del hombre. Para comprender al
hombre tenemos que tener un en - frente.
No es un nuevo contenido sino una nueva actitud del pensamiento lo distintivo de la
antropología socrática.
La propuesta socrática es que sólo por el diálogo podemos acercarnos al conocimiento
del hombre.
La naturaleza humana se va conociendo en la interrogación y recíprocas réplicas.
La comunicación mediante preguntas y respuestas constituye la garantía para llegar a
conocer la interioridad del hombre.
No es un objeto empírico; hay que entenderlo como el producto de un acto social.
¿Qué es el hombre? El hombre es un ser siempre en busca de sí mismo, que siempre
tiene que examinar y escrutar las condiciones de la misma.
En esa actitud crítica respecto a la vida humana radica el valor de esta vida.
En suma, Sócrates define al hombre como aquel ser que si nos hacen una pregunta
racional, puede dar una respuesta racional.
Tanto su conocimiento como su moralidad están incluidos en esta dialéctica.
Por medio de esta capacidad de dar una respuesta a sí mismo y a lo demás el hombre
resulta un ser responsable, un sujeto moral.
Aristóteles
Sigue la línea de pensar al hombre como una especie única: la posición erguida, el
volumen del cerebro y el lenguaje lo hacen considerarlo como el centro de la
Creación.
Para Buffon no existen diferencias entre las diversas poblaciones humanas: si bien hace
referencia al blanco europeo como modelo central.
Interpreta las variaciones humanas en relación a situaciones geográficas e históricas
particulares
Por lo tanto, para Buffon existen sólo diferencias ambientales entre los hombres, que
se reúnen en una sola especie.
Jean Baptiste de Lamarck fue un noble, botánico y biólogo francés, uno de los
grandes nombres de la época de la sistematización de la Historia Natural Fue
colaborador de Buffon y también profesor del Museo de Historia Natural. Lamarck fue
quien elaboró la teoría de la evolución más estructurada de la época.
Admite la existencia de una evolución de las especies y trata de darle una explicación
racional. Lamarck, siguiendo el camino trazado por Buffon, pensó que las diferencias
entre las especies fuesen imputables al influjo ambiental.
La idea central es que dicha evolución es obra de la naturaleza, que se vale de infinitos
recursos para producir especies; entre ellos dos son los más importantes: el tiempo y las
condiciones favorables.
Para Lamarck hay 3 principios que explican la evolución; 1. En los organismos vivos
existe un impulso interno a la perfección, 2. Los organismos tienen una capacidad de
adaptarse a las circunstancias 3. La herencia de los rasgos adquiridos. Los efectos de
estos factores ambientales determinan la transformación progresiva de las facultades de
los organismos, es decir, empuja a los organismos al uso de determinados órganos, que
se fortalecen poco a poco, se diversifican y dan lugar a cambios cuyo grado de
desarrollo se transmiten después a las generaciones sucesivas
Una figura decisiva para la historia del siglo XX es Karl Marx (1818-1883), filósofo,
economista, sociólogo alemán. Marx dice que los alemanes no han pasado a la
modernidad en la forma como lo han hecho los inglese y franceses con la revolución
industrial.
Para Marx, los alemanes han logrado una única revolución: la revolución del
pensamiento
Es decir, los alemanes no se han salido del terreno de la filosofía.
Por otra parte, toda la crítica filosófica alemana, según Marx, se ha limitado a la crítica
de las ideas metafísica, religiosas, morales, englobando todas éstas a la esfera teológica:
La filosofía alemana, no ha hecho sino que criticar la referencia del hombre a Dios
quedando con una concepción abstracta del hombre.
Marx, luego, procura demostrar el carácter ilusorio de una revolución meramente
teórica
Ilusión que se contenta con la crítica de construcciones conceptuales.
Según él, a los alemanes no se les ha ocurrido preguntarse todavía por el entronque de
su crítica con el propio mundo que les rodea.
El punto de partida: las premisas por las cuales se parte aquí, dice Marx, son
premisas reales y pueden comprenderse por vía puramente empírica: partimos del
individuo concreto, de sus acciones y sus condiciones materiales. Así la primera
premisa de toda historia humana es la existencia de seres humanos vivientes.
Seres humanos con un determinado contexto físico y con un determinado medio natural
que les rodea. El hombre se diferencia de los otros seres vivos, a partir del momento
en que comienza a producir sus medios de vida. Al producir sus medios de vida,
produce su propia vida material: este es el hombre de carne y hueso. Luego, tal y como
los hombres manifiestan su vida, así son: lo que son coincide con su producción: tanto
con lo que producen como el modo cómo producen. De esta manera, lo que son los
individuos depende de las condiciones materiales de producción
El hombre es el resultado de la historia económica, un predicado de la producción de la
misma. Marx afirma que el hombre se realiza modificando la naturaleza para satisfacer
sus necesidades en un proceso dialéctico en que la transformación de agente y paciente
es mutua. La autogeneración del hombre es un proceso real, histórico – dialéctico,
entendiéndose la dialéctica como el proceso y movimiento a través de la superación
sintética de las contradicciones. Cuando Marx habla de realidad hace referencia al
contexto histórico social y al mundo del hombre. Asegura que el hombre es en sus
relaciones sociales. Para Marx, lo que el hombre es no puede determinarse a partir del
espíritu ni de la idea sino a partir del hombre mismo, de lo que éste es concretamente, el
hombre real, corpóreo, en pie sobre la tierra firme. El hombre no es un ser abstracto,
fuera del mundo sino que el hombre es en el mundo, esto es el Estado y la sociedad. La
libertad, la capacidad de actuar eligiendo, está limitada a las determinaciones históricas,
pero es, al mismo tiempo, el motor de aquéllas cuando las relaciones productivas y
sociales entran en crisis. Se trata de la alienación económica, considerada para Marx
única enajenación real.
Es así que la historia humana puede leerse desde la lucha entre dominados y
dominadores (la prehistoria). Marx defiende la idea de que la alienación empobrece al
hombre sociohistórico negándole la posibilidad de modificar aspectos de los ámbitos en
los que se ve involucrado, provocándole una conciencia falsa de su realidad. Sin
embargo, éste es un hecho que puede revertirse mediante la revolución, en el contexto
histórico de Marx, la revolución del proletariado, que conducirá al hombre alcanzar su
libertad, el hombre coincide consigo mismo en la sociedad comunista, es el comienzo
de la historia.
Emile Durkheim (1858 – 1917) fue un antropólogo y sociólogo francés. Su obra fue
crucial para la formación de la sociología y la antropología. Es también el fundador de
la primera revista dedicada a las ciencias sociales l'Année Sociologique. Según
Durkheim, para convertir a la sociología en científica ésta debe estudiar los hechos
sociales, o bien aquellos aspectos de la vida cotidiana y social para ser más precisos,
que influyen en las acciones de los individuos, con los mismos métodos que se estudian
a los fenómenos científicos. Efectivamente, él está convencido que la realidad social
puede ser adecuadamente interpretada solamente si se es capaz de salir del recinto de la
especulación teórica para sumergirse en la investigación o búsqueda empírica. El
sociólogo debe liberarse de sus preconcepciones y estudiar los hechos sociales como un
observador externo.
Además, Durkheim piensa que la sociología tiene una función concreta de diagnosticar
y curar los males de la sociedad, proponiendo soluciones para sanar análogamente como
ocurre por parte de la medicina para sanar las enfermedades. Acuñando como lema el
criterio del principio estudia los hechos sociales como cosas, él presta atención al
estudio riguroso de los objetos y de algún evento de la sociedad. Durkheim considera
así los valores y las costumbres como un tejido conectivo para la sociedad.
Determinante será a este propósito su influencia en la investigación de la historia de las
religiones: individualizó, en efecto, los elementos de lo religioso con el concepto de
sagrado, entendido como el mundo que está separado de la realidad que se le opone,
designada como profana.
Durkheim a partir del concepto de lo sagrado, llegará a definir la religión como “aquel
sistema de creencias y prácticas relativas a las cosas sacras que unen a una comunidad
social por parte de sus adherentes”. El interés de la obra de Durkheim estriba en
mostrar el papel de la religión en general. Para realizarlo, él analiza lo que considera la
forma más simple de religión: el totemismo.
Según Durkheim, el totemismo abarca todos los aspectos fundamentales de la religión.
Como son, en concreto, la división de las cosas en sagradas y profanas, la noción de
espíritu, personalidades míticas y divinidad, ritos.
La sacralidad de la religión deriva del hecho de ser ésta el símbolo de la sociedad.
El tótem representa al clan y, por esto, es el símbolo de la sociedad.
Los ritos, en los que se dan en gran intensidad los sentimientos colectivos, por una
parte, reavivan y revitalizan la fe común.
Por otra parte, revelan lo imprescindible de la sociedad, sin la cual el individuo no
podría sobrevivir. El tótem deviene en objeto de la actitud sagrada, en cuanto símbolo,
por resultar más fácil y simple que el clan en cuanto tal. Este es dios. La sociedad se
deifica a sí misma a través del tótem.
Uno de los puntos cruciales de los cuales Durkheim parte para realizar este análisis es el
de lo que las cosas son. Las cosas no son simplemente aquello que aparecen en la
superficie, sino aquello que significan.
Tótems como las ratas, el canguro, un árbol ….no despiertan perse ninguna sensación
especial y son incapaces de provocar impresiones fuertes y suscitar un carácter
religioso.
No es la naturaleza intrínseca del objeto …lo que determina su conversión en objeto de
culto. Son las representaciones figurativas de una planta o un animal determinados, son
los emblemas y símbolos totémicos … los que poseen el máximo de santidad …la
fuente de la religiosidad. Durkheim señala que el tótem expresa y simboliza dos tipos de
cosas.
Por un lado, constituye la forma exterior y sensible de lo que hemos llamado principio o
dios. Por otro lado, constituye también el símbolo de esa sociedad.
Es la bandera del clan; es el signo por medio del cual cada clan se distingue de los otros.
Se trata de la marca visible de la personalidad del grupo.
Marca que lleva sobre sí todo aquello que forma parte del clan y donde los individuos
pueden entenderse dentro de ese ser.
Durkheim además, introdujo el término Así, pues, el tótem es, antes que nada, un
símbolo, una expresión material de alguna otra cosa. Pero ¿de qué? Conciencia
colectiva, para indicar el conjunto de las creencias, de las valoraciones y de los
sentimientos comunes de una sociedad.
En lo que respecta a sus estudios sobre la economía, él analiza sobre todo la división del
trabajo, esto es, la realización de diferenciaciones siempre más complejas entre las
diversas labores. Desde esta perspectiva, con la división de las actividades, los
individuos se convierten siempre cada vez más interdependientes, porque cada uno tiene
necesidad de bienes producidos por aquellos que desarrollan un trabajo distinto al de
uno.
Es así que posteriormente, para Durkheim, la división del trabajo toma poco a poco el
puesto de la religión como principal fundamento de la cohesión social.
Antes de entrar de lleno al tema que nos ocupa, una pequeña digresión: cuando
hablamos de la Cultura Moderna, estamos comprendiendo aquel fenómeno cultural que
se inició en Europa occidental.
Proceso que se emprendió hace más de quinientos años.
Con respecto al vocablo moderno hoy tiene un múltiple uso: se habla de economía
moderna, sociedad moderna, país moderno, hombre moderno, vestimenta moderna...
Lo moderno estaría asociado a lo último, a lo reciente, a lo nuevo.
Ha pasado a ser una palabra fetiche, de moda y de gran efecto publicitario.
Se usa en todas las esferas del conocimiento humano: en filosofía, arte, política,
economía, ciencias.
En todas partes, todos aspiran al título de modernos.
Nuestro punto de partida es afirmar que la cultura moderna europea ha sido la madre de
todas las modernidades. Todas las restantes han crecido a su sombra y bajo su
inspiración.
Son varios los hitos históricos que se establecen para marcar el cambio epocal o
cultural;
La invención de la imprenta en 1470 por Johann Gütemberg ( 1390 – 1468) y su
divulgación.
Alrededor del 1500, tenemos el Renacimiento italiano.
En 1517, tenemos las famosas 95 tesis estampadas por Lutero en la puerta de la catedral
de Wütenberg.
Entre 1644 y 1688, la revolución política y social inglesa, que abrió el camino al
capitalismo industrial en Inglaterra.
En 1789 tenemos la Revolución Francesa.
Todos estos acontecimientos son simultáneamente causa y efecto del proceso de
modernización.
Todos ellos son interdependientes.
Con todo, el principal pareciera el descubrimiento de América en 1492.
En él se encuentran los orígenes del capitalismo industrial y el comienzo del fin de
grandes civilizaciones.
En efecto, antiguas culturas, como la azteca, inca, china, hindú o japonesa, u otras
existentes en África, fueron interrumpidas en su continuidad histórica.
Muchas desaparecieron;
y las que subsistieron hasta ahora, se encuentran definitivamente marcadas por la
expansión de la cultura moderna.
El año 1492 establece el inicio de esta nueva y única historia, hoy de dimensión casi
global. Pasamos ahora a desarrollar cuáles son las características de la llamada cultura
moderna.
PRIMERA CARACTERÍSTICA DE LA CM: ANTROPOCÉNTRICA
Antropocéntrica/Cosmocéntrica
Desde los comienzos de los TM se abre paso la preocupación por el hombre,
desplazando la preocupación antigua por el cosmos.
En la concepción antigua, el hombre, es concebido como microcosmos, es decir, el
hombre se comprende a partir del Cosmos.
En cambio, en la cultura moderna el ser empieza a ser concebido como ser-hombre y
desde él se intenta entender todo el ser.
El hombre pasa a ser la medida de todas las cosas.
Este carácter antropocéntrico de la cultura moderna se expresa de diversas formas: el
papel que se le asigna a la razón, el protagonismo de la autonomía, y la importancia que
adquiere la historia y el futuro.
El pensamiento clásico y medieval parte del supuesto que la razón humana es capaz de
conocer la forma esencial de las cosas; el pensamiento moderno en cambio, se abre con
la duda acerca de esa capacidad cognoscitiva del hombre.
Algunos títulos de las obras fundamentales son decidores:
Discurso del método de Descartes
Novum Organum de Bacon,
Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica, Crítica del juicio de Kant
Todos títulos que apuntan al acto cognoscitivo: antes de conocer los objetos hay que
cerciorarse de que el sujeto humano es capaz de conocer objetos.
Este papel activo que se reconoce al sujeto en el proceso de conocimiento implica un
cambio en la intención cognoscitiva del pensamiento moderno comparado con el clásico
y medieval: el ideal de la contemplación de la verdad como cumbre de la vida
intelectual, es suplantado por el ideal de la acción: el conocimiento es visto como una
actividad transformadora de la realidad.
Aparece así la tendencia a validar el conocimiento por sus frutos de utilidad: utilidad
normalmente definida en función de una vida más confortable.
Pero además el conocimiento pasa a ser visto como un nuevo poder:
El lema lo intuyó Bacon: saber es poder.
El primado de la razón implica también una acentuación del conocimiento crítico, del
que busca las condiciones que hacen posible el conocimiento y sus presupuestos.
El descubrimiento de la actividad del sujeto en el proceso de conocimiento lleva a
privilegiar un nuevo tipo de ejercicio de la razón: el análisis, que suplanta en el
pensamiento moderno a la contemplación unitaria, sintética, del objeto.
En el análisis, la actividad del sujeto cognoscente consiste en desmenuzar, el objeto, en
busca de sus elementos constitutivos.
El fruto de este método está dado por las llamadas: ciencias empírico – analíticas.
La segunda dimensión antropocéntrica de la cultura moderna la podemos representar
por su carácter autónomo.
Kant nos señala que debemos aprender a usar nuestra propia razón de forma tal de
constituirnos en dueños de nuestras propias acciones, es decir, individuos ilustrados.
El individualismo consiste, en que se ve a la conciencia individual como origen absoluto
de la acción moral.
Lo anterior implica que, el individualismo es el rechazo de toda autoridad ajena al
individuo, es decir, no referido a una instancia externa al individuo.
En consecuencia, la moral se establece con la concepción de la autonomía como
principio rector de mis acciones.
La autonomía significa que el individuo se da su propia norma.
En oposición a la moral heterónoma en que la norma me viene del exterior.
Historia / eternidad
En consonancia con el descubrimiento y la acentuación del carácter activo y autónomo
del sujeto humano, va apareciendo poco a poco una preocupación por la historia.
La preocupación por la historia en un doble sentido:
Por una parte, el hombre se comprende como un ser histórico; la historia no es un
accidente de nuestra naturaleza, sino algo constitutivo de ésta.
La naturaleza histórica del hombre lo define a diferencia de su determinante eterna.
Por otra parte, el devenir histórico no es una realidad entregada al destino de los dioses,
sino que es el hombre puede imprimirle una determinada dirección, la condición utópica
de la historia en cuanto hecha por el hombre.
Pasan así al primer plano de la reflexión la humanidad y la sociedad, relegando a un
segundo plano al alma.
Unido al carácter histórico, el tiempo deja de ser algo que acontece desde fuera del
mismo hombre y se convierte en gestación y génesis del ser mismo.
Esto favorece la aparición de ideas evolutivas en todos los dominios del saber,
especialmente en geología y biología.
Pero también el tiempo adquiere un valor: la afirmación el tiempo es oro o la afirmación
no puedo perder el tiempo, expresan esta idea por valorar las acciones por su utilidad.
El descubrimiento de la historia y de la capacidad creadora de la especie humana lleva a
poner la mira en el futuro, en lo todavía no sido, pero que puede llegar a ser por obra del
hombre.
De aquí la acuñación de la palabra moderno.
Moderno viene del latín modus, es decir, modo o moda, lo que está de paso, a la espera
de la aparición de algo todavía más nuevo y así hasta el infinito.
Luego, lo moderno es el futuro, pues una vez que ha pasado cae en lo antiguo, y lo
moderno se opone a lo antiguo.
De aquí que el hombre moderno vive devorado por el afán de novedades.
Es así que se conciben fundamentales las ideas de progreso, revolución, que suplantan a
la idea de tradición, vuelta al pasado, de donde se recibe hecho lo ya sido.
El resultado es una tendencia a valorar más lo que el hombre puede hacer que la
conservación intacta de lo ya hecho y recibido de la tradición.