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29.I.1. INTRODUCCIÓN
La ejecución dineraria es la actividad jurisdiccional de ejecución forzosa que
tiene como finalidad obtener del patrimonio del deudor una determinada cantidad de
dinero para entregarla al acreedor. ,
Dicha forma de ejecución es la forma de ejecución más utilizada en la práctica,
ya que tiene lugar, no solo cuando el título determina una obligación de entregar dinero;
sino también cuando no puedan cumplirse específicamente las prestaciones "in natura",
en el caso de títulos que contengan obligaciones de hacer, no hacer o dar alguna cosa, y
sustitutivamente haya de cumplirse por el equivalente: entregando al acreedor una
cantidad de dinero como resarcimiento de daños e indemnización de los perjuicios
sufridos.
El procedimiento en la ejecución dineraria se desarrolla básicamente, partiendo
de la solicitud de ejecución, a la que sigue el despacho de ejecución, a través del em-
bargo y la realización de los bienes embargados para pagar al acreedor. Sin embargo, si
en el proceso de declaración se acordó la medida cautelar de embargo preventivo, con la
firmeza de la sentencia el mismo se convertirá en ejecutivo (art. 731). También puede
faltar la realización de los bienes cuando lo embargado haya sido efectivamente dinero,
en cuyo caso se procederá a entregarlo al acreedor después de haberlo ingresado en la
Cuenta de Depósitos y Consignaciones (art. 621).
A) CONTENIDO DE LA DEMANDA:
La ejecución dineraria se inicia siempre con una demanda efectuada por la parte
interesada ante el juez de la ejecución, que en el caso de ejecución de sentencia firme
será el que conoció en primera instancia, o el del lugar en que el laudo se hubiera
dictado), al objeto de que éste ordene el despacho de la ejecución y realice los actos
conducentes ala satisfacción del derecho del acreedor.
Se requiere que se cumplan os requisitos generales de la demanda ejecutiva (art.
549.1), pues en caso contrario el despacho de la ejecución podría plantear múltiples
problemas. Así, incluso cuando la L.E.C. sólo exige que se solicite el despacho de la
ejecución con identificación de la resolución de que se trate, es decir, cuando el título sea
una sentencia o resolución dictada por el juez que deba despacharla (art. 549.2), resulta
imprescindible hacer constar en la demanda no sólo el título y la petición que dicte el
auto despachando ejecución, sino el resto del contenido exigido con carácter general.
- Será necesario "determinar la cantidad" por la que se inste la ejecución, que
representará la medida del auto judicial, pues precisamente la L.E.C. ha querido imponer
fuertes restricciones a las operaciones de liquidación en ejecución de sentencias (art.
219).
- De igual modo, será importante el "determinar los bienes del deudor" que
resulten conocidos para trabar el embargo, pues éste sólo puede recaer sobre bienes
concretos, siendo nulo el embargo indeterminado (art. 588). En el caso de que no se
pudieran fijar los bienes en la demanda se deberá de adoptar las "medidas de
localización e investigación" de bienes del patrimonio del ejecutado que pida el
ejecutante para ordenar su embargo.
Estas dos menciones de la demanda de ejecución pueden resultar determinantes
del resultado de la ejecución; en efecto, como el embargo se efectúa desde el momento
en que el juez lo decrete, aunque no se hubieran adoptado las medidas de garantía del
mismo (art. 587.1), y la orden de embargo se realiza, si fuera posible, en el propio auto
despachando la ejecución (art. 553.1.4°), la celeridad en la designación de los bienes es
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vital para impedir que desaparezcan del patrimonio del deudor. Por ello, si el acreedor no
conociera bienes concretos del ejecutado, deberá de solicitar en la demanda que se
adopten las medidas pertinentes para su localización o investigación, que sólo podrán
acordarse a instancias del ejecutante (art. 590), ya que el requerimiento de oficio al
ejecutado para que manifieste una relación de bienes para cubrir la cuantía de la
ejecución (art. 589) puede resultar ineficaz frente al deudor.
- De igual forma, deberá de identificar a la "persona o personas" frente a las que
se pretenda el despacho de la ejecución, que pueden haber cambiado en relación con las
que figuren en el título, en cuyo caso se hace imprescindible determinar en la demanda
frente a quién debe despacharse.
B) DETERMINACIÓN DE LA CANTIDAD:
La determinación de la cantidad es uno de los aspectos más importantes de la
demanda, aunque se trate de resolución dictada por el mismo tribunal que conoció de la
misma.
Ello es patente, por un lado, cuando se hubiera producido un cumplimiento
parcial, de modo, que no se pretenda ejecutar por la totalidad de la condena; por otro
lado, porque junto con el principal reconocido en el título, se pretenderá legítimamente
obtener, las costas del proceso principal que ya se hubieran liquidado, más los intereses
devengados hasta la demanda de ejecución, y además una cantidad aproximada para
responder de los intereses que se devenguen durante la tramitación de la ejecución y las
costas que se causen en ella.
Cuando se trate de condenas dinerarias la cantidad que ha de satisfacer el
ejecutado deberá venir determinada en el título, y cuando resulte de realizar algún
cálculo, éste ha de expresarse en la demanda, pues en otro caso no despachará la
ejecución (art. 575.3).
En cualquier caso, la ejecución se despachará por la cantidad que resulte en la
demanda, en concepto de principal, intereses ordinarios e intereses moratorios vencidos,
incrementada por la que se prevea en el propio escrito para hacer frente a los intereses
que puedan devengarse durante la ejecución y a las costas (art. 575.1), sin que se pueda
denegar el despacho de la ejecución porque el juez entienda que la cantidad debida es
distinta de la fijada en la demanda (art. 575.2).
Ante una resolución judicial de condena al pago de cantidad líquida, ha de te-
nerse en cuenta, que ésta devenga, desde que la resolución se dictó en primera instancia
hasta su ejecución total, un interés moratorio anual en favor del acreedor igual al del
interés legal del dinero, incrementado en dos puntos o el que corresponda por pacto de
las partes, o disposición especial (art. 576.1), salvo que interpuesto el recurso la
resolución fuere totalmente revocada. En los casos de revocación parcial, el tribunal
resolverá conforme a su prudente arbitrio, razonándolo al efecto (art. 576.2).
Respecto a los intereses que se pueden devengar durante la ejecución y las costas
de ésta, la L.E.C. prevé que se fije provisionalmente, sin perjuicio de efectuar al final la
liquidación, una cantidad máxima total con el límite máximo del 30 por 100 de la que se
reclame por principal e intereses hasta la fecha de la demanda (art. 575.1). Deberá de
hacerse constar en la demanda ejecutiva la cantidad que se pretenda en este concepto, y
si supera el porcentaje referido, el juez podrá denegar el despacho de la ejecución; sin
embargo, parece que, por los términos en que está redactado el precepto, el juez no
estaría facultado para modular lo solicitado por el ejecutante si no excede del límite del
30 por 100. No obstante, excepcionalmente se podrá superar el límite si el ejecutante
justifica que los intereses y las costas de la ejecución serán superiores en razón de la
previsible duración de la ejecución y del tipo de interés aplicable (art. 575.1.11).
29.II.1. CONCEPTO.
Cuando el título condene al pago de una cantidad ilíquida, previamente a las
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actividades ejecutivas es necesario precisar o liquidar esta cantidad.
De este modo, la L.E.C. exige que cuando se reclame el pago de una cantidad
determinada, o el pago de frutos, rentas, utilidades o productos, ha de cuantificarse su
importe, sin dejar su determinación para ejecución de sentencia o, al menos, fijar con
claridad las bases, al punto de que la liquidación consista en una simple operación
aritmética (art. 219.1); y, al propio tiempo se prohibe fuera de esos casos pretender que
la condena se efectúe con reserva de liquidación (art. 219.3), por lo que será en el
proceso de declaración donde habrán de realizarse, con el respeto escrupuloso del
principio de contradicción, las operaciones necesarias para cuantificar lo que exacta-
mente se haya de satisfacer al acreedor.
De este modo, parece que en la ejecución no cabe la posibilidad de determinar las
condenas a indemnizar daños y perjuicios, que es uno de los supuestos más frecuentes de
¡liquidez de resoluciones, de este modo, como en dicho supuesto no se trata del pago de
una cantidad determinada, de frutos, rentas o utilidades, se considera que la L.E.C. exige
que en el proceso de declaración se discuta y determine tanto la propia existencia del
daño así como su cuantificación, sin que se pueda dejar dicha cuestión para la ejecución
de la sentencia. No obstante, la L.E.C. permite la posibilidad de que se ejecute una
sentencia que declara un daño sin cuantificar, y que con posterioridad se inicie otro
proceso de declaración para establecer el "quantum" (art. 219.3).
Así, como la L.E.C. pretende hacer desaparecer las liquidaciones en ejecución,
nada se establece respecto de otros títulos que, como los laudos arbitrales, permiten
pasar a las actuaciones de ejecución forzosa. De este modo, al no prohibirse los laudos
con reserva de liquidación, cuando se haya de ejecutar lo ordenado por los árbitros,
aunque no aparezca liquidado, deberá de admitirse la demanda ejecutiva y realizar en ese
momento procesal las pertinentes operaciones para satisfacer el derecho del acreedor
ejecutante.
Necesitan, así, de liquidación o integración:
- Las sentencias que se dicten sin determinar la cantidad líquida, cuando hubiere
condena de frutos, rentas, utilidades o productos (art. 219 y 718).
- Los laudos arbitrales que contengan una condena a cantidad sin liquidar,
cualquiera que fuera su contenido.
- Los casos de transformación de condena a hacer, no hacer o entregar cosa
determinada en obligación de abono de daños y perjuicios por su incumplimiento, que
debe liquidarse como ser ordena en los arts. 712 y siguientes (arts. 701.1, 702.2, 703.3,
706.2, 707II, 708.2), salvo que en el título se haya fijado la cuantía para el eventual
incumplimiento.
- Los supuestos de condena a entregar el saldo de las cuentas de una admi-
nistración, previa rendición de las mismas (art. 720).
- Los supuestos en que hubiera que fijar la cantidad debida en concepto de daños
y perjuicios (arts. 533.3, 534.1, 712, 742 y 745).
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A) DETERMINACIÓN DEL EQUIVALENTE DE PRESTACIÓN NO
DINERARIA.
En las ejecuciones específicas de hacer, no hacer o dar cosa determinada, cabe
que dichas actuaciones ejecutivas puedan ser sustituidas por el equivalente en dinero.
En la solicitud por la que se inste dicho procedimiento han de expresarse las
estimaciones pecuniarias de la prestación específica debida las razones que la fun-
damenten, debiéndose acompañar de los documentos que se consideren oportunos (art.
717). De dicha solicitud se dará traslado a la otra parte, para que en un plazo de diez días
formule oposición, siguiendo los trámites establecidos para la liquidación de los daños y
perjuicios, de modo, que se sustancia en adelante como un juicio verbal.
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