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HUMANA
Introducción
Empezaremos, con el esfuerzo de mostrar qué es el hombre en tiempos en
que es difícil de saberlo por la pluralidad de versiones que afirman tener la
verdadera respuesta, y asumiendo que la realidad humana es demasiado rica y
compleja como para abarcarse en una sola mirada. Con esta salvedad, nuestra
primera tarea será la consideración del hombre como ser vivo. Ello nos llevará
a revisar sus características básicas y el común denominador que comparte
con los animales y otros seres vivos, lo que a su vez nos permitirá adentrarnos
en aquello que lo diferencia.
Aunque todos los seres vivos comparten la característica esencial de que viven,
no todos son iguales, es decir, no todos viven de la misma manera. Esta escala
o graduación tiene que ver con los grados de inmanencia. Comer una
manzana, refunfuñar y pensar en alguien, por ejemplo, son tres grados
diferentes de una perfección cada vez mayor.
Aun así, no hay que confundir los aspectos genéticos con los aspectos
analíticos y fenomenológicos. El análisis lógico del lenguaje humano nos
conduce siempre a un elemento de importancia primordial que no encuentra
paralelo en el mundo animal. La teoría general de la evolución de ningún modo
se opone al reconocimiento de este hecho. Hemos aprendido, precisamente en
el campo de los fenómenos de la naturaleza orgánica, que la evolución no
excluye cierto género de creación original; hay que admitir la mutación súbita
y la evolución emergente. La biología moderna ya no habla de evolución en los
términos que lo hacía el primitivo darwinismo; tampoco explica sus causas de
la misma manera.
Tan dualista es el racionalista que pretende hacer una ciencia exacta del
hombre, como el historicista o relativista cultural. Para unos, la naturaleza
humana está, por así decir, por encima del tiempo y del espacio, absoluta.
Para otros, no existe tal naturaleza, sino que lo que existe son los individuos
concretos. Ambas posturas nos abren al conflicto entre naturaleza y libertad,
cuando nos preguntamos si ¿es la nuestra una naturaleza libre?, o si ¿cabe
libertad cuando se impone una naturaleza dada?, o también si ¿no implica la
libertad que la realidad humana debe ser creada por cada hombre?, y entonces
¿hay un serio conflicto entre naturaleza y libertad? Esta discusión ha sido
frecuente en algunas escuelas científicas y filosóficas modernas, para las
cuales, el hombre o es materia evolucionada, o una libertad desarraigada, que
se enfrenta a la naturaleza al tener el deber de construirse su propia esencia.
La pregunta ¿qué es el hombre? se contesta diciendo, el hombre es su historia.
Y de ese modo lo universal pierde su valor.
Esta acción corresponde con la noción de bien, pues el bien es aquello que es
conveniente para cada cosa porque la conduce a su perfección. El bien tiene la
cualidad de ser un fin, es decir que significa perfección.
Actividad de retroalimentación
Pregunta de Elección Múltiple
Thomas Hobbes
Pigmalión
Platón
Aristóteles
Sí. Filósofo francés que vivió en el s. XV III y escribió la obra El Contrato Social.
Platón
Aristóteles
Thomas Hobbes
Pigmalión
Estudia al hombre
Estudia el conocimiento
Estudia a la ciencia
Estudia el ser
Rey Chipriota, excelente escultor que se enamoró de una estatua que el mismo había
hecho.
Platón
Aristóteles
Thomas Hobbes
Pigmalión
Platón
Aristóteles
Pigmalión
Materialista
Sólo idealista
Dialéctica
Dualista
Inmutable
Conclusiones de la semana
Es precisamente en la naturaleza donde tiene su fundamento y raíz el
obrar libre.
Por eso se dice que la naturaleza o esencia es un principio fijo del obrar,
porque todo agente obra según su modo de ser.
Para obrar es preciso ser ya actualmente algo, un principio ontológico
del obrar, precisamente lo mismo que es la naturaleza.
Si no se reconoce esto, se acaba concluyendo que el agente obraría
antes de existir, lo cual es contradictorio.