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05 de Noviembre 2014
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Los sistemas de producción urbanos y periurbanos son una opción para muchos países, sin importar que
se consideren desarrollados o en vías de desarrollo. En el caso de Colombia el tema de agricultura
urbana y periurbana no es nuevo, se han adelantado proyectos en Bogotá desde el Jardín Botánico
José Celestino Mutis (2005), así como Corpoica y la Fundación Granitos de Paz en Cartagena
(2008).
Bajo esta línea, Corpoica a través del C.I. Turipaná, vio la necesidad de retomar estas alternativas
aprovechando los espacios que hay en la región en los cuales se pueden establecer diferentes sistemas de
producción que conllevarán a mejorar la seguridad alimentaria, la nutrición, la generación de ingresos
familiares y la calidad ambiental de las diferentes comunidades.
Blanca Arce, investigadora Ph.D. de Corpoica, se refirió a esta estrategia: “el tema se viene
desarrollando en Corpoica desde el año 2007 por medio de diferentes proyectos enfocados a técnicas de
producción de hortalizas y aromáticas con orientación en agricultura urbana, que se refiere a cultivar en
los patios de las
casas. La visión del proyecto es desarrollar e implementar módulos demostrativos de agricultura
urbana donde los asistentes técnicos, productores, instituciones educativas, cooperativas, entre
otros actores, conozcan diferentes maneras de sembrar en contenedores comunes de la zona,
canecas, botellas reciclables y todo recipiente que se pueda usar para este fin, los cuales por sus
estructuras resisten entre 8 y 10 años aproximadamente”.
En el C.I. Tibaitatá (Mosquera, Cundinamarca) se vienen realizando producciones con esta técnica
aplicando buenas prácticas agropecuarias las cuales son de gran importancia para el éxito de una
cosecha. (Lea: Buscan saber si colombianos comen lo quieren o lo que les toca)
“Hoy un gran porcentaje de la población vive en la ciudad lo que ha venido ocasionando problemas
como hacinamiento o falta de empleo que conllevan a la inseguridad alimentaria y mala nutrición de las
familias en especial los niños, por esta razón se pensó en microhuertas familiares (siembras en patios)
con especies de hortalizas, aromáticas y medicinales tales como como tomate, berenjena, ají, patilla,
zanahoria, col de hoja, pimentón, pepino blanco, pepino criollo, pepino cohombro, calabaza, cebolla
junca, cilantro, habichuela y lechuga", además de otras especies como fríjol mungo, fríjol criollo,
yuca, batata, cebollín, orégano, cúrcuma, jengibre, limoncillo, albahaca, hierbabuena, albahaca
morada, paico, entre otras, cultivos que de una u otra forma ayudan a mejorar la calidad de vida
del hombre”, anotó Liliana Grandett, investigadora Máster de Corpoica.
El C.I. Turipaná planea producir 22 especies para microhuertas familiares y 21 especies para huertas
intensivas o conocidas como habitacionales.
“Hemos tomado como ejemplo el proyecto de biodiversificación ejecutado en el C.I. Turipaná el cual ha
sembrado en la zona algunas hortalizas propias del clima frío y que ya llevan 2 meses establecidas, como
la zanahoria y la cebolla larga”, afirmó Grandett. arly Paternina, ingeniera agrónoma y especialista en el
trabajo con las comunidades indígenas en las que se implementa esta técnica destacó: “Es importante
apoderarse de este tipo de sistemas agrícolas debido a que nos permite llevar una dieta balanceada
sobre todo en los niños y ancianos, un hábito que se ha ido perdiendo. Es necesario recuperar la
tradición de cultivar hortalizas para consumir alimentos sanos y no contaminados, así prevenimos
enfermedades”.
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