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Rolando Astarita ¿​El Capital​ sólo para los días de fiesta?

¿​El Capital​ sólo para los días de fiesta?


En el ​Programa de Transición​ Trotsky dijo que la socialdemocracia solo
hablaba del socialismo en los días de fiesta. Aunque seguramente se refería al
ala derecha de la Segunda Internacional-¿alguien puede decir que Rosa
Luxemburgo, Lenin o Liebknecht hablaban de socialismo solo los días de
fiesta?-, la frase hoy se aplica a partidos políticos que se llaman a sí mismos
socialistas, pero solo hablan de las cuestiones fundamentales del socialismo en
los Primero de mayo.

Pues bien, a la vista de las reacciones que ha provocado mi último post –“La
lucha por las ocho horas de trabajo y la tradición socialista”,​ ​aquí​- debería
agregar que también existen los defensores de “​El Capital​ para los días de
fiesta”. En otros términos, el texto de Marx sería apropiado para los aniversarios
(como fue por estos días la conmemoración de los 150 años de su primera
edición), pero no para la lucha política e ideológica cotidiana.

Para ver por qué, recordemos lo que dije en ese post. Afirmé que el socialismo,
orientado por Marx o Engels, consideraba que la lucha por la reducción de la
jornada de trabajo era una importante consigna reformista, destinada a mejorar
las condiciones de la clase obrera en su lucha por el socialismo. Aclaré que, sin
embargo, no la consideraban una panacea, a diferencia de lo que hacían los
reformistas. Dije también que Marx o Engels jamás sugirieron que reduciendo
la jornada de trabajo pudiera acabarse la desocupación. Y expliqué que el
desempleo se recrea en el capitalismo por dos vías principales, la introducción
de la máquina, y las crisis periódicas.

Estas ideas están en la obra de Marx, pero han provocado rechazo entre
personas que se dicen partidarias de las ideas de Marx. Aunque no dicen que las
mismas estén equivocadas. ¿Por qué rechazan la nota entonces? Pues porque no
quieren reconocer públicamente que en tanto haya capitalismo no hay forma de
acabar con la desocupación. Y no quieren reconocerlo porque si lo hicieran,
entrarían en contradicción lógica con la propaganda electoral “vende humo”
(acabar con la desocupación disminuyendo la jornada laboral y repartiendo el
trabajo) en la que están embarcados. En definitiva, para esta gente ​El Capital

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Rolando Astarita ¿​El Capital​ sólo para los días de fiesta?

sería un texto para honrar en los días de fiesta; o para quedar muy bien en
alguna mesa de debate en la Facultad de Ciencias Sociales. Pero no sería apto
para la clase obrera. O en todo caso, su difusión entre las masas sería perjudicial
para su “elevada táctica política”. Algo así como “las tesis de ​El Capital
deprimen nuestras posibilidades de conseguir votos”.

Mi postura es la opuesta. Sostengo que ​El Capital​ es un texto para la lucha


obrera y que Marx lo escribió ​para que lo leyeran los trabajadores​. Como
explicaba en carta a Becker (17 de abril de 1867), estaba convencido de que era
“el más temible misil que jamás se haya lanzado contra las cabezas de la
burguesía”. Y pensaba también -véase la ​Crítica al programa de Gotha​- que la
actividad socialista debería poseer ese sólido cimiento. Como ejemplo de este
criterio, recordemos a Engels, en carta a Meyer del 18 de octubre de 1867,
cuando decía: “Espero que usted pueda llamar la atención de la prensa
americana y alemana y de los trabajadores al libro de Marx. Con la agitación
por las ocho horas ahora en progreso, este libro con su capítulo sobre la jornada
de trabajo viene justo en el momento correcto y también es apto para traer
alguna claridad en muchos aspectos. Usted hará un gran servicio al futuro del
partido en América con cada paso que tome para lograr esto”.

A ver si nos entendemos: según Engels,​ El Capital​ era importante para la lucha
por las ocho horas (una lucha reformista). Es que proporcionaba una
fundamentación teórica del significado de ese combate, y de sus límites. No era
un texto sólo para recitar y quedar bien ante un grupo de entendidos, sino ​arma
de combate​.

Pues bien, siguiendo esa tradición, considero que la propagación de las ideas
fundamentales de ​El Capital​ es una tarea imprescindible para los socialistas. De
hecho, Marx pensaba que una vez que se establecieran los principios científicos,
sería relativamente sencilla su popularización. Escribía: “… los ensayos
científicos que revolucionan una ciencia nunca pueden ser verdaderamente
populares. Pero una vez que se ha establecido la base científica, la
popularización es fácil” (carta a Kugelmann, 28 de diciembre de 1862). Es el
punto de partida de la ​agitación socialista.​ Tengamos presente que la agitación,
como decía Lenin, consiste en ​explicar a las masas​, de manera sencilla, una o

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dos ideas fundamentales (o sea, es algo más que andar con un megáfono
gritando una consigna; o mostrar una cara linda para que la voten).

En definitiva, lo que hice en la entrada anterior fue popularizar algunas ideas de


Marx y Engels sobre la jornada de trabajo y la desocupación. Aunque se ponga
nerviosa mucha gente, sostengo que ​El Capital​ sirve no sólo para los días de
fiesta. Y que el mejor homenaje que podemos hacerle, a 150 años de su primera
edición, es acercar, de la manera más clara y popular posible, sus ideas críticas y
subversivas a los más amplios círculos.

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