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Pues bien, a la vista de las reacciones que ha provocado mi último post –“La
lucha por las ocho horas de trabajo y la tradición socialista”, aquí- debería
agregar que también existen los defensores de “El Capital para los días de
fiesta”. En otros términos, el texto de Marx sería apropiado para los aniversarios
(como fue por estos días la conmemoración de los 150 años de su primera
edición), pero no para la lucha política e ideológica cotidiana.
Para ver por qué, recordemos lo que dije en ese post. Afirmé que el socialismo,
orientado por Marx o Engels, consideraba que la lucha por la reducción de la
jornada de trabajo era una importante consigna reformista, destinada a mejorar
las condiciones de la clase obrera en su lucha por el socialismo. Aclaré que, sin
embargo, no la consideraban una panacea, a diferencia de lo que hacían los
reformistas. Dije también que Marx o Engels jamás sugirieron que reduciendo
la jornada de trabajo pudiera acabarse la desocupación. Y expliqué que el
desempleo se recrea en el capitalismo por dos vías principales, la introducción
de la máquina, y las crisis periódicas.
Estas ideas están en la obra de Marx, pero han provocado rechazo entre
personas que se dicen partidarias de las ideas de Marx. Aunque no dicen que las
mismas estén equivocadas. ¿Por qué rechazan la nota entonces? Pues porque no
quieren reconocer públicamente que en tanto haya capitalismo no hay forma de
acabar con la desocupación. Y no quieren reconocerlo porque si lo hicieran,
entrarían en contradicción lógica con la propaganda electoral “vende humo”
(acabar con la desocupación disminuyendo la jornada laboral y repartiendo el
trabajo) en la que están embarcados. En definitiva, para esta gente El Capital
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Rolando Astarita ¿El Capital sólo para los días de fiesta?
sería un texto para honrar en los días de fiesta; o para quedar muy bien en
alguna mesa de debate en la Facultad de Ciencias Sociales. Pero no sería apto
para la clase obrera. O en todo caso, su difusión entre las masas sería perjudicial
para su “elevada táctica política”. Algo así como “las tesis de El Capital
deprimen nuestras posibilidades de conseguir votos”.
A ver si nos entendemos: según Engels, El Capital era importante para la lucha
por las ocho horas (una lucha reformista). Es que proporcionaba una
fundamentación teórica del significado de ese combate, y de sus límites. No era
un texto sólo para recitar y quedar bien ante un grupo de entendidos, sino arma
de combate.
Pues bien, siguiendo esa tradición, considero que la propagación de las ideas
fundamentales de El Capital es una tarea imprescindible para los socialistas. De
hecho, Marx pensaba que una vez que se establecieran los principios científicos,
sería relativamente sencilla su popularización. Escribía: “… los ensayos
científicos que revolucionan una ciencia nunca pueden ser verdaderamente
populares. Pero una vez que se ha establecido la base científica, la
popularización es fácil” (carta a Kugelmann, 28 de diciembre de 1862). Es el
punto de partida de la agitación socialista. Tengamos presente que la agitación,
como decía Lenin, consiste en explicar a las masas, de manera sencilla, una o
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Rolando Astarita ¿El Capital sólo para los días de fiesta?
dos ideas fundamentales (o sea, es algo más que andar con un megáfono
gritando una consigna; o mostrar una cara linda para que la voten).