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Los Caminos Reales en España.

“Se llama al mas ancho, principal, fácil y cursado de los pasageros, y el mas
público, y por eso tiene obligación las Justicias de tenerlo llano y compuesto y
en partes empedrado. Llámase Real, porque es público o guía a parages
grandes y se camino por él con mas conveniencia.”

Aún podemos ver en muchas ciudades y pueblos la denominación de Calle Real


o Camino Real que hace referencia a estos antiguos caminos reales.

Este “Camino Real” en donde os encontráis, se cita ya en las Relaciones


topográficas de Felipe II de 1575. A la pregunta número 34, que comienza: “Si el
pueblo fuere pasagero, en qué camino real estuviese…”, se respondió: “… esta en
el camino real que va de Toledo a Madrid y Murcia, ...”

La red actual de carreteras de nuestro país está basada fundamentalmente en la


que se perfiló durante los siglos XVI-XVIII, lo cual, a su vez, tuvo su origen en
las calzadas romanas.

Con la llegada a España de la dinastía de los Borbones en el Siglo


XVIII proyectan una red de caminos permanente en el país. La solución
fue hacer una red radial de caminos reales que uniría la capital del Estado con
las poblaciones más importantes. Además de unir entre sí otras poblaciones
menos importantes.

Conocemos los caminos que existían en los siglos XVI y XVII gracias a los
“Repertorios de Caminos” o guías del viajero. El más importante es el
“Repertorio de todos los Caminos en el que hallarán cualquier viaje
que quieran andar muy provechoso para todos los
caminantes” cuyo autor es Pero Juan de Villuga de 1546.

Todos caminos reales estaban pensados para permitir el paso de los carruajes de
la época en ambas direcciones.

Respecto al trazado, una cuestión que resultaba prioritaria era el acortamiento


de las distancias entre poblaciones utilizándose, siempre que se podía, “la línea
recta”, lo cual tenía como ventaja la eliminación de curvas peligrosas, aunque a
veces la consecuencia era las pendientes excesivas.

La conservación de los caminos se introdujo en la Instrucción de Caminos


de 1785 y de ella se encargaban cuadrillas de vecinos que se turnaban. Estos
vecinos habían de salir con: pala, pico y azadón además con algunas espuertas o
canastas para poder mover la tierra, cascajo o piedra.

En el año 1799, -en tiempos de Carlos IV-, se creó la Inspección General de


Caminos pero es en el año 1852 la Reina Isabel II cuando se crea el Cuerpo de
peones camineros, que es cuando se establece en la red de caminos una
conservación permanente ya que los peones camineros cuidaban una legua
desde su casilla de peones camineros. Su medición era a través de leguarios, una
legua era veinte mil pies, es decir, 5.572 metros.

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