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Gustavo Adrián Alvarado García

Afinidades y discrepancias políticas-sociales en dos de los textos de Juan Pablo


Viscardo y Fray Servando.

En el presente trabajo se cotejarán algunas de las ideas políticas y sociales de Juan Palo
Viscardo y de Fray Servando Teresa de Mier. Los textos empleados serán la “Carta
dirigida a los españoles americanos” (1799), del primero, e “Idea de la Constitución
dada a las Américas por los reyes de España antes de la invasión del antiguo
despotismo” (1820-1821), del segundo. Antes de comenzar, se expondrán algunos datos
biográficos e históricos que contribuyan a entender sus posicionamientos.

Viscardo nace en Perú y Servando en México, esto es, provienen de los dos virreinatos
más grandes de América, el del Perú (1542-1824) y el de la Nueva España (1535-1821),
respectivamente. Además, los dos son sacerdotes católicos: Viscardo, jesuita; Servando,
dominico. Ambos son exiliados de sus respectivos virreinatos; Viscardo, junto con el
resto de los jesuitas que se encontraban en América, fue exiliado en 1776, mientras que
Servando lo fue en 1794 debido a su “Sermón guadalupano de 1794”, texto que le
mereció también la excomunión. Por otro lado, mientras que Viscardo no pudo volver
nunca a América y murió en Londres, en 1798, trabajando para el gobierno británico,
Fray Servando sí volvió América en 1816 junto con Xavier Mina para apoyar el
movimiento independista mexicano. Por último, y como se desprende de los datos aquí
vertidos, Viscardo no pudo estar presente en el momento en que se desplegaron los
movimientos independentistas en América, mientras que Servando estuvo presente tanto
en el final de la Colonia como en la Independencia, y también en los primeros años del
México independiente, donde incluso fue miembro del Segundo Congreso
Constituyente.

Primeramente hay que señalar que, aun cuando tanto Viscardo como Servando fueron
criollos, establecieron sus discursos —al menos en los textos aquí tratados— desde dos
posiciones perspectivas distintas. Viscardo, asumiéndose como criollo —español
americano—, dirige su texto, panfletario a todas luces, especialmente al resto de criollos
que, como él, han sido despojados de la herencia legítima que, desde Colón, les ha sido
confiscada por la Corona. Por su parte, Servando escribe su texto con un carácter crítico
más que como una forma de propaganda política; en este sentido podemos decir que no
busca un receptor específico como en el caso de la “Carta” de Viscardo.

Ciertamente podemos leer en ambos autores una condena total a la manera como se
llevó a cabo la conquista de América y la forma brutal como se siguió tratando a los
americanos durante la Colonia. “En conclusión, quien dudare de lo que se hizo en
América en el siglo XVI, venga a ver lo que se ha hecho y se está haciendo en el siglo
XIX”1. Los autores señalan, cada uno con estilos y argumentos distintos, la total infamia
que representó la llegada de los españoles para los pueblos de América. Sin embargo, a

1
Fray Servando Teresa de Mier, “Idea de la Constitución dada a las Américas por los reyes de España
antes de la invasión del antiguo despotismo” en Fray Servando Teresa de Mier, Cal y Arena, 2001, p. 500.
diferencia de Servando, Viscardo de alguna manera legitima el descubrimiento de Colón
(“el gran Colón”, le llama) y la conquista posterior —aunque no la manera brutal como
ésta se realizó—. Viscardo, aun siendo español, reconoce a América como su auténtica
patria y de ahí que sienta como una injusticia que España haya confiscado, y lo siga
haciendo trescientos años después, lo que desde la conquista debiera pertenecer
legítimamente a los españoles americanos (aun cuando ésta no haya sido del todo justa).

Otro punto de ruptura importante en la argumentación de ambos escritores es lo


relacionado al “patriotismo criollo” de Viscardo frente al “protonacionalismo” de
Servando2. Este último apela al hecho de que los pueblos americanos tienen el derecho
de vivir y gobernar los territorios en los que viven debido únicamente al derecho natural
de los pueblos, esto es, debido a que sus padres y madres en algún momento “ganaron”
la América3. Por otro lado, Viscardo, como se dijo antes, se asume de nacionalidad
española, pero de patria americana. Su tierra, la que ha dado de comer a él y a su
familia, es América. Sin embargo, apelando a la nacionalidad española y al derecho que
los criollos tienen sobre el resto de las castas que viven en América, busca formar con
ellos una élite que, sin depender ya de España en lo absoluto, pueda erigirse como un
tipo de nobleza americana (semejante al clero y las cortes europeas) que, sin embargo,
no reproduzca los esquemas de humillación y explotación que padecían el resto de las
castas. “Una vez que la autoridad del rey español fuera destruida, la nobleza, los
abogados y el clero criollos recibirían entonces su herencia, el gobierno de su país,
aunque concediendo un papel honorable a la nobleza india”4.

Otra cuestión a destacar, relacionada con el punto anterior, es la concepción que tienen
los autores de la manera como racialmente se han constituido los habitantes, tanto de
América como de España. Para Viscardo es muy clara la diferencia entre criollos,
mestizos y blancos. Aun cuando posiciona de mejor manera a los dos primeros, siempre
tiene en cuenta esta división al momento de expresar sus argumentos. Servando, por su
parte, relativiza dichas distinciones a grado tal que considera que “todos los criollos
somos mestizos”5 pues la cantidad de mujeres que llegaron a la Nueva España eran tan
pocas que necesariamente los hijos de los conquistadores tuvieron que tener por madre a
una mujer originaria de América. Aunado a eso, y haciendo una especie de genealogía
racial, considera que en última instancia la llamada “raza blanca” española es un
combinado de razas de muy distinta estirpe (moros, africanos, godos), muy inferior a la
raza de los habitantes originarios de América.

Por último, a mi parecer, la manera más importante como se distancian los discursos de
Viscardo y Servando es analizando la manera como proyectan su anticolonialismo. En
el caso de Viscardo hay una búsqueda por lograr una independencia total (política y
económica) respecto a España y lograr así un gobierno compuesto totalmente de

2
Ambos términos son acuñados por Brading en la Introducción a la Carta dirigida a los españoles
americanos, Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 53.
3
Id.
4
ibid., p.42.
5
Íbid., “Idea de la Constitución…”, p.112.
americanos (especialmente españoles americanos), el cual no tenga una relación con
España más que el vínculo natural entre dos naciones independientes. Por otro lado,
Servando apela en su texto a regresar a la concepción política de la Nueva España que
había sustentado Carlos V hacia 1550 en su corte de Valladolid. Lo que ahí se proponía,
según Servando, era mantener el tipo de gobierno que había en América antes de la
llegada de los españoles, con sus reyes y señores, con tal de que se mantuviese al
monarca español como “emperador de las Indias” y se pagase un tributo a cambio de su
protección6. Esta figura política tendría la ventaja que los virreyes —con su
omnipotencia— ya no tendrían más cabida en América, pues ésta se transformaría en un
reino con cierto grado de independencia, al igual que los otros reinos españoles, que
sólo responderían en última instancia al emperador en turno.

Bilbiografía

Fray Servando Teresa de Mier, “Idea de la Constitución dada a las Américas por los reyes de
España antes de la invasión del antiguo despotismo” en Fray Servando Teresa de Mier, Cal y
Arena, 2001.

Juan Palo Viscardo y Guzmán, Carta dirigida a los españoles americanos, Fondo de Cultura
Económica, 2004.

6
Íbid., “Idea de la Constitución…”, p.115.

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