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SANTO TOMÁS DE AQUINO

Exposición sobre los Ocho Libros de la Física de Aristóteles

Libro I – lección 1

TEXTO DE ARISTÓTELES1

184 a 10 Puesto que en toda investigación sobre cosas que tienen principios,
causas o elementos, el saber y la ciencia resultan del conocimiento de éstos -ya que
sólo creemos conocer una cosa cuando conocemos sus primeras causas y sus primeros
principios, e incluso sus elementos- es evidente que también 15 en la ciencia de la
naturaleza tenemos que intentar determinar en primer lugar cuanto se refiere a los
principios.
La vía natural consiste en ir desde lo que es más cognoscible y más claro para
nosotros hacia lo que es más claro y más cognoscible por naturaleza; porque lo
cognoscible con respecto a nosotros no es lo mismo que lo cognoscible en sentido
absoluto. Por eso tenemos que proceder de esta manera: desde lo que es menos claro
por naturaleza 20, pero más claro para nosotros, a lo que es más claro y cognoscible
por naturaleza. Las cosas que inicialmente nos son claras y evidentes son más bien
confusas; sólo después, cuando las analizamos, llegan a sernos conocidos sus
elementos y sus principios. Por ello tenemos que proceder desde lo universal a lo
particular.
En efecto, un todo es más cognoscible para la sensación 25, y lo universal es de
alguna manera un todo, ya que lo universal comprende una multiplicidad de partes.
184 b 10
Esto mismo ocurre en cierto modo con los nombres respecto de su definición,
pues un nombre significa un todo sin distinción de partes, como por ejemplo «círculo»,
mientras que su definición lo divide en sus partes constitutivas.
También los niños comienzan llamando «padre» a todos los hombres, y
«madre» a todas las mujeres; sólo después distinguen quién es cada cual.

1. Puesto que la Física, cuya exposición nos proponemos, es el primer tratado de


la ciencia natural, corresponde determinar cuál es la materia y el sujeto de dicha ciencia.
En efecto, ha de saberse que, puesto que toda ciencia reside en el intelecto, algo
se hace inteligible en acto por el hecho de ser abstraído de algún modo de la materia. Y
según la diversa relación de los objetos con la materia, pertenecerán a diversas ciencias.
Además, dado que toda ciencia se posee por demostración, y el término medio
de la demostración es la definición, resulta necesario distinguir las ciencias según el
distinto modo de definir.

2. Téngase en cuenta que hay algunas cosas cuyo ser depende de la materia, y no
pueden ser definidos sin ella. Otras, aunque no pueden existir sino en una materia
sensible, esta materia no se incluye, sin embargo, en su definición. Y estas cosas

1
Según las versiones de G. de Echandía (Gredos, 1995) y M. Boeri (Biblos, 1993). La versión del texto
de Santo Tomás es propia y sigue la numeración de la Editio Leonina (Roma, 1884). Los puntos y aparte
siguen la edición de Marietti.
2

difieren entre sí como lo curvo y lo chato. Pues lo chato se da en la materia sensible, y


es preciso que en su definición se incluya dicha materia, ya que lo chato es la nariz
curva. Y así son todos los seres naturales, como el hombre o la piedra. En cambio,
aunque lo curvo no puede existir sino en la materia sensible, esa materia no se incluye
en su definición; y tales cosas son los seres matemáticos, como los números, las
magnitudes y las figuras. Otras cosas, por último, no dependen de la materia, ni según el
ser ni según la razón, ya sea porque nunca existen en la materia, como Dios y las demás
substancias separadas, ya sea porque no existen de un modo universal en la materia,
como la substancia, la potencia y el acto, y el mismo ente.

3. De tales se ocupa la Metafísica. De aquello que depende de la materia sensible


según el ser mas no según la definición, se ocupa la Matemática. Y de aquellas cosas
que dependen de la materia no sólo según el ser sino también según la definición trata la
Ciencia Natural, llamada Física.
Y porque todo lo que tiene materia es móvil, se sigue que el sujeto de la filosofía
natural es el ente móvil. Pues la filosofía natural trata acerca de las cosas naturales; pero
las cosas naturales son aquellas cuyo principio es la naturaleza, esto es, un principio de
movimiento y quietud en aquello en que se da. Así pues, la ciencia natural versa acerca
de aquello que posee en sí un principio de movimiento.

4. Ahora bien, primeramente y en forma separada debe determinarse todo


aquello que se siga de algo común, a fin de evitar que, al tratar cada parte de aquello
común, tengan que repetirse las mismas consideraciones. Fue pues necesario poner en
primer término en la ciencia natural un libro que tratase sobre aquello derivado del ente
móvil en común, así como por delante de todas las ciencias se pone la filosofía primera,
en la que se determina respecto de aquello que es común al ente en cuanto ente.
Este es el libro de la Física, también llamado Acerca de lo físico o Natural
aprendido, porque fue transmitido a los alumnos por la vía doctrinal. Su sujeto es el
ente móvil tomado en absoluto.
Empero, no digo "cuerpo móvil", porque se probará en este libro que todo móvil
es cuerpo, y ninguna ciencia prueba su sujeto. Por eso, inmediatamente al comienzo del
libro Sobre el cielo, que es continuación de éste, se parte de la noción de cuerpo.
A la Física siguen los otros libros de la ciencia natural, en los que se tratan las
especies de entes móviles. Por caso, en el tratado Sobre el cielo se habla del móvil
según el movimiento local, que es la primera especie de movimiento. En el libro Sobre
la generación, acerca del movimiento hacia la forma y acerca de los primeros móviles,
es decir los elementos, en cuanto a sus transmutaciones en común, y el libro Sobre los
meteoros en cuanto a las transmutaciones específicas; acerca de los móviles mixtos
inanimados el libro Sobre los minerales. Acerca de los animados, el libro Sobre el alma
y los que le siguen.

5. Al libro de la Física antepone el Filósofo un proemio, en el que muestra el


orden que ha de seguirse en la ciencia natural. Y así hace dos cosas:
1) muestra que es preciso comenzar por la consideración acerca de los principios;
2) entre los principios, debe comenzarse por los más universales.
Ante todo, pone el siguiente argumento: en todas las ciencias a las que
pertenecen los principios, causas y elementos, la intelección y la ciencia proceden por el
conocimiento de esos mismos principios, causas y elementos. Pero la ciencia que versa
sobre la naturaleza tiene principios, elementos y causas. Por lo tanto, en ella debe
comenzarse por la determinación de los principios.
3

Ahora bien, cuando dice "entender" se refiere a las definiciones, y cuando dice
"saber" alude a las demostraciones. Pues, así como las demostraciones se obtienen a
partir de las causas, también las definiciones, dado que la definición es la demostración
misma, de que solo difiere según la posición.
Cuando dice "principios", o "causas" o "elementos" no quiere significar lo
mismo. Pues la causa abarca más que el elemento, ya que, en efecto, elemento es
aquello de lo que se compone una cosa ante todo y que está en ella2, como las letras son
elementos de las palabras, y no las sílabas. Causas, en cambio, son aquello de lo cual
algo depende según su ser o su engendrarse; de donde también lo que esté fuera de la
cosa, o que esté en la cosa sin que ésta se componga en primer lugar de ello, puede
decirse causa, mas no elemento. Principio, por su parte, implica cierto orden de algún
proceso. Por lo que algo puede ser principio sin ser causa, como en el caso de aquello de
donde se inicia un movimiento, que es principio del movimiento mas no su causa; y el
punto, que es principio de la línea, pero no su causa.
De modo que por "principios" parece entenderse las causas motrices y agentes,
en las que sobre todo se observa el orden de un proceso. "Causas" parece entenderse
como las causas formales y finales, de las que en grado máximo depende la cosa según
su ser y su generación. Y por "elementos" propiamente parece entenderse las primeras
causas materiales.
Estos nombres se emplean en forma disyuntiva y no copulativa para dar a
entender que no toda ciencia demuestra a través de todas las causas. Pues la matemática
no demuestra sino por medio de la causa formal. La metafísica, por su parte, demuestra
principalmente a través de la causa formal y final, y también por la causa agente. La
ciencia natural, en cambio, lo hace por todas las causas.
La primera premisa del argumento expuesto la prueba a partir de la opinión
común3, porque cualquiera estima conocer algo cuando conoce todas sus causas, desde
las primeras hasta las últimas. Y no es necesario tomar aquí las causas, elementos y
principios de distinta manera que como se hizo más arriba, según pretende el
Comentador, sino del mismo modo. No obstante, dice "hasta los elementos" porque lo
último en conocerse es la materia, pues la materia es por causa de la forma, y la forma
procede del agente por causa del fin, a menos que ella misma sea el fin, como cuando
decimos que la sierra posee dientes para cortar, y es preciso que éstos sean de hierro
para que sean aptos para cortar.

6. Después muestra que entre los principios debe determinarse anteriormente


acerca de los más universales, y esto, en primer lugar, por un razonamiento, y luego por
un ejemplo.
Respecto a lo primero plantea el siguiente argumento: al conocer procedemos
por naturaleza desde lo más conocido para nosotros a lo más conocido en sí; mas lo que
es más conocido para nosotros es lo confuso, como es lo universal. Por lo tanto, es
necesario que procedamos de lo más universal a lo singular.

7. Para aclarar la primera premisa, agrega que no es lo mismo lo más conocido


para nosotros y lo más conocido en sí, sino que lo que es más conocido en sí es lo
menos conocido para nosotros. Y porque ese es el modo natural u orden del aprendizaje
para pasar de lo conocido para nosotros a lo desconocido, se sigue que es preciso pasar
de lo más conocido para nosotros a lo más conocido en sí.

2
Metafísica V, 4
3
como en Analíticos Posteriores I, 2 n.1
4

Mas ha de notarse que es lo mismo ser conocido en sí que ser conocido en


absoluto. Son más conocidas en absoluto las cosas que en sí mismas son más conocidas.
Ahora bien, son más conocidas en sí mismas las cosas que poseen más entidad, porque
cualquier cosa es cognoscible en la medida en que es ente. Pero es más ente lo que está
más en acto. De donde esas cosas son máximamente cognoscibles en sí mismas.
Pero con nosotros sucede al revés, dado que al entender procedemos de la
potencia al acto, y el principio de nuestro conocimiento está en lo sensible, que es
material e inteligible en potencia. Por lo tanto, esto último es para nosotros conocido
antes que las substancias separadas, que son más conocidas en sí mismas4.
Por lo tanto, no dice "más conocido por naturaleza" como si la naturaleza
conociera esas cosas, sino porque son más conocidas en sí mismas y según su propia
naturaleza. Y dice "más conocido y más cierto" por cuanto en las ciencias no se busca
cualquier conocimiento, sino un conocimiento cierto.
Para entender la segunda premisa debe saberse que aquí se llama "confuso" a lo
que contiene algo en potencia y de manera indiferenciada. Y porque conocer algo
indiferenciadamente es un estado intermedio entre la pura potencia y el acto perfecto de
conocer, por eso, en tanto nuestro intelecto procede de la potencia al acto, le adviene
primero lo confuso que lo distinto. Mas la ciencia completa en acto se da cuando se
alcanza por resolución un conocimiento distinto de los principios y elementos. Y esta es
la razón por la cual lo confuso es conocido por nosotros primeramente que lo distinto.
Por otra parte, que lo universal sea confuso se manifiesta en que lo universal
contiene en sí sus especies en potencia, y quien sabe algo de modo universal lo sabe
indiferenciadamente. Su conocimiento se volverá distinto cuando cualquiera de las
cosas contenidas potencialmente en lo universal se conozca en acto. En efecto, quien
conoce "animal" no conoce "racional" sino en potencia. Pero conocer algo en potencia
es anterior a conocerlo en acto. Así pues, según este orden de aprendizaje por el que
procedemos de la potencia al acto, conocer "animal" es para nosotros primero que
conocer "hombre".

8. Pero parece en contra de esto lo que dice el Filósofo5, a saber, que lo singular es más
conocido para nosotros y lo universal es más conocido en sí o absolutamente.
No obstante, ha de entenderse que en este pasaje lo singular indica los
individuos singulares mismos, que son más conocidos para nosotros porque el
conocimiento sensible, que es de lo singular, precede en nosotros al conocimiento
intelectual, que es de lo universal. Mas porque el conocimiento intelectual es más
perfecto lo universal es inteligible en acto, no en cambio lo singular, por ser material.
Absolutamente y en sí mismo, lo universal es más conocido.
Pero aquí lo singular no se refiere a los individuos mismos sino a las especies,
que son más conocidas en sí, en cuanto existen de modo más perfecto y permiten un
conocimiento más distinto. Los géneros son conocidos anteriormente para nosotros, en
cuanto dan lugar a un conocimiento en potencia y confuso.
Ha de saberse, empero, que el Comentador lo expone de otra manera. Dice en
efecto que este pasaje el Filósofo pretende manifestar el modo de demostración de esta
ciencia, porque demuestra por los efectos y lo que es posterior según la naturaleza. De
modo tal que lo allí dicho deba entenderse como proceso de demostración y no de

4
Metafísica II, 1 (993b 10-11): “Pues el estado de los ojos de los murciélagos ante la luz del día es
también el del entendimiento de nuestra alma frente a las cosas más claras por naturaleza.”
5
Analíticos Posteriores I, 2, n.10 (72 a 1-5): “Llamo anteriores y más conocidas para nosotros a las cosas
más cercanas a la sensación, y anteriores y más conocidas sin más a las más lejanas. Las más lejanas son
las más universales, y las más cercanas, las singulares: y todas éstas se oponen entre sí.”
5

determinación. Según este autor, cuando dice [Aristóteles] “solo para nosotros”, quiere
manifestar que lo que es más conocido para nosotros y menos conocido en sí es lo
compuesto de elementos simples, entendiendo lo compuesto en vez de lo confuso.
Finalmente concluye que debe procederse de lo más a lo menos universal, como si fuera
un cierto corolario.
De donde es evidente que su exposición resulta inconveniente porque no unifica
todo bajo un mismo sentido, y porque aquí no pretende el Filósofo mostrar el modo de
demostración de esta ciencia, lo cual hará en el libro segundo conforme al orden de
determinación. Y nuevamente porque lo confuso no debe referirse a lo compuesto, sino
a lo indistinto. En efecto, no se puede concluir nada de lo universal, dado que los
géneros no se componen de las especies.

9. Y luego manifiesta lo propuesto mediante tres ejemplos. El primero está


tomado del todo integral de orden sensible. Y dice que el todo sensible es más conocido
según el sentido; por lo tanto, el todo inteligible es más conocido según el intelecto.
Pero lo universal es un cierto todo inteligible, porque comprende muchas cosas a modo
de partes, a saber, sus inferiores. Luego, lo universal es más conocido para nosotros
según el intelecto.
No obstante, esta prueba parece ineficaz porque emplea los términos "todo",
"parte" y "comprensión" de manera equívoca. Pero debe decirse que el todo integral y el
todo universal tienen en común que uno y otro son confusos e indistintos. Pues, así
como el que aprehende el género no aprehende la especie en forma distinta sino sólo en
potencia, así también el que aprehende la casa aún no distingue las partes. De donde,
puesto que el todo es más conocido para nosotros en razón de la confusión, la misma
razón se aplica a uno y otro todo. En cambio, el ser compuesto no es común a ambos,
por lo que resulta manifiesto que el autor haya dicho "confuso" y no "compuesto".

10. Después propone otro ejemplo a partir del todo integral inteligible. Pues lo
definido se halla respecto de lo que lo define, en cierto modo, como un todo integral, en
cuanto las partes que definen están en acto en lo definido. Pero sin embargo quien
aprehende un nombre, p.ej. "hombre" o "círculo", no distingue inmediatamente los
principios que lo definen. De donde el nombre es como un cierto todo indiferenciado,
mientras que la definición divide en elementos singulares, es decir pone de modo
distinto los principios de lo definido.
Sin embargo, parece que esto contradice lo dicho más arriba, pues las partes que
definen parecen ser más universales, lo cual se dijo era más conocido para nosotros. Así
mismo, si lo definido fuese para nosotros más conocido que lo que lo define, no se haría
más conocido para nosotros por medio de la definición, ya que nada se nos hace más
conocido sino a partir de algo más conocido.
Pero ha de decirse que los elementos que definen, en sí mismos, son conocidos
para nosotros antes que lo definido. Pero lo definido es conocido para nosotros antes
que aquello que lo define. Como "animal" y "racional" son conocidos para nosotros
antes que "hombre"; pero primero es conocido para nosotros el hombre de modo
confuso, que "animal" y "racional" como elementos de su definición.

11. Después propone un tercer ejemplo tomado de lo más universal a nivel


sensible. Pues, así como lo inteligible de más universalidad es primeramente conocido
para nosotros según el intelecto, como "animal" antes que "hombre", así también lo más
común en el plano sensible primeramente conocido para nosotros según el sentido,
como p.ej. este animal antes que este hombre.
6

Y digo primeramente tanto según el sentido como según el lugar y según el


tiempo. Según el lugar porque cuando alguien es visto de lejos, primero percibimos que
es un cuerpo antes que es un animal, y esto último antes que es un hombre, y esto antes
que es Sócrates. Y de modo semejante según el tiempo, el niño aprehende primeramente
a este hombre como un cierto hombre, que como este hombre que es Platón, o que es su
padre. Y por eso se dice que "al principio los niños llaman padre a todos los hombres y
madre a todas las mujeres, pero posteriormente los determinan", es decir, conocen de un
modo determinado.
Por lo cual se muestra manifiestamente que primero conocemos algo bajo
confusión que de manera distinta.

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