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Pablo de Marinis, Gabriel Gatti, Ignacio Irazuzta (Eds.) La comunidad como pretexto En torno al (re)surgimiento de las solidaridades comunitarias | | i} PENSAMIENTO CRITICO @ PENSAMIENTO UTOPICO PENSAMIENTO CRITICO/ PENSAMIENTO UTOPICO 189 Pablo de Marinis, Gabriel Gatti, Ignacio lrazuzta (Eds.) LA COMUNIDAD COMO PRETEXTO En torno al (re)surgimiento de las solidaridades comunitarias Luis Enrique Alonso Jestis Izquierdo Martin José Angel Bergua Amores Daniel Muriel Josetxo Betiain César Ore Miquel Doménech Ramon Ramos Torre Gabriel Gatti Silvia Rodriguez Maeso Ander Gurrutxaga Abad José Santiago: Ignacio lrazuzta Andrés G. Sepuel Pablo de Marinis Francisco Tirade GP ANTHROPOS UNIVERSIDAD AUTONOMIA METROPOLITANA UENO ZheSLIeR Okibn Co Sessa LA COMUNIDAD como pretext mo al (re}sur ‘idaridades comunitarias / Pablo de Marinis, editores. — Rubi (Barcel pico; 189) 1.Cemunid sociales 1, De M TV, Universidad Humasid Aspectas polit Gast, Gab tana - TH Teazusta, luuacie, 8, Division Ciencias Sociales y Mexica) V, Colecesén at de Ciencias Sociales y Humanidades ersidad Autonoma Metropolitans-l2tapalapa, México ISBN: 978-84-7658-959-5 Depésite legal: B. 16.123-2019 Disefio, realizacién y coordinac’ : Anthropos Editorial (Narifio, S.L.), Rubi, Tels 93 697 22 96 Fax: 93 587 26 61 Impresién: Novagralik, Vivaldi, 5. Montcada i Reixac Impreso en Espatia Pritited in Spain LA COMUNIDAD: ENTRE EL RESURGIMIENTO DE «LO VIEJO» Y LA EMERGENCIA DE «LO NUEVO» Pablo de Marinis Gabriel Gatti Ignacio lrazuzta Comunidad es un término que circula profusamente en la actualidad. Esta palabra tan cargada de sensaciones, es decir, esta palabra-sensaci6n, suele irrumpir cada vez que {se percibe que} tambalean los referentes heredadas de las modalidades de la cohabitacién humana} y se impone entonces la definicién de unos nuevos; siempre que haya que caracterizar un espacio aco- tade de seciabilidad para las intervenciones de poder y gobier no; en cada ocasi6n en la que se torme imperioso ponerle un nombre a cierta tonalidad y temperatura de los lazos sociales que le dan forma 4 una determinada colectividad. Quizas no resulte posible hacer un listado de los cultores de la comunidad o de los responsables de su actual reactivacién, dada la vastedad y heterogeneidad de quienes podrfan integrar- la: desde las personilicaciones mas diversas del conocimiento experto, hasta los activistas de movimientos sociales de las mas dispares caracteristicas, pasando por académicos a la pesca de nuevas (nuevas?) palabras claves, politicos profesionales en bUsqueda de renovadas clientelas, funcionarios de organismos internacionales preocupados por los elevadas costes de las inter venciones que promueven, etc. También en el pasado la preocupacién por la comunidad fue variopinta, cama lo fueron las significados que se le atribuy: ron, Comunidad fue siempre —y a veces incluso simultéaneamen- te— palabra de lucha y de invocacidn de lo que es imperioso hacer, de denuncia de lo que falta, escasea o se ha perdido, y de conjure de los cuantiosos males existentes. Un buen ejemplo de esta polisemia lo constituyen los textos producidas por aquella SOCIOLOGIA CLASICA Y COMUNIDAD: ENTRE LA NOSTALGIA Y LA UTOPIA (UN RECORRIDO POR ALGUNOS TEXTOS DE FERDINAND TONNIES)* Pablo de Marinis 1. Intreduccién Un fantasma recorre la emodernidad Ifquida»: la comunidad. Lacomunidad es el nombre que, cada vez. con mayor frecuencia e intensidad emotiva, se le asigna a muy diversas cosas 0 entida- des de la vida colectiva: desde una «tribu urbana», pasando por un conjunto de «beneficiaries» de politicas sociales focalizadas, un grupo de «consumidores» de determinada sustancia u objeto. cultural, un colectivo de personas que comparten una costum- bre, una inclinacién ideolégica, una confesidn religiosa, cierta sensibilidad estética o una orientacién sexual, hasta un agrupa- miento de paises territorialmente contigues y conectados por lazos econémicos y culturales. A todo esto y a mucho mas, se lo suele lamar «comunidad». La comunidad ha arrastrado siempre una semantica asocia- ble a «uniéms, «comunién», efraternidad», «solidaridad», etc., entre otras palabras de resonancia positiva y que remiten a esta- bilidad y permanencia. Por eso resulta sugerente que esta infla- cién discursiva de motivos comunitarios emerja justo en una * Este trabajo surge de un proyecto que desde 2007 y bajo mi coordi- nacién desarralla un equipo de investigadores en el Instituto de Investi- gaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Univer- sidad de Buenos Aires. El proyecto, financiade por UBACyT yla ANPCyT, se titula «Teorfas sociolégicas sobre la comunidad». Los miembros del equipo han discutido en reiteradas ocasiones los contenidos de este tra- bajo y realizado importantes sugerencias. A todos ellos mi mayor agrade- cimiento. 347 época come la actual, cuande pocos de los viejos «sé dernos parecen sostenerse en pie.! Quizds sea este contexto de inquictante volatilidad lo q) mente la utilizacion de «frases de conjuro» o de «arg cambates que permitan sugerir que, después de tado, ineli condiciones inestables e inciertas, todavia resulta posible . tay, viviry hacer algo juntos, Ambivalencia es uno de los si nuestra época, Por un lado, aquella realidad a la que p comprimirtuna de las més importantes nociones del pen social moderno (come es la vsociedad») se esia resintienda # ficativamente, perdiendo aquellas notas de integridad, inte \ y tolalidad que la sociologia clasica (al menos parte de eli atribuy6.* Pero por otro lado, explotan por doguier Jas rel y vocabularios comunilarios, y las formas de accién coleeti pulsadas en nombre de la comunidad. Pese a que algunas voces anuncian (prematuramente) tal futilidad de las ciencias sociales y humanas para dar @ de «lo que realmente pasa» ,* estas disciplinas no se quedan aly y tratan de comprender la proliferacién de debates «com! rios* en curs, ya sea en sus variantes mds tedricas v abs' como en las mas «aplicadas». e / No se trata de que las disciplinas sociales y humanas deb empre corrersimplemente detris de agendas de problemas de manera heterénoma, les son impuestas desde afuera and pichoe quien hace siglo y medio inicié Ia esaga Kiquida» con a dost ido y clo que se desvanece en el aire». Pero Fue yemunt Ba cae eed un considerable impulse en los iiltimos afios, en esp aon e ) Ang a estas alturas resulte ya bastante reiterativa su lh wae la metafora de la asolidezs y la «liquideze de las ord sociales el, Lunch, 2006), hay que aulntir quetene na potencia yuna c ables, Sobre la resonancia ivariablemeni va de nidad véase también Banman (20034: 7). postin ‘i 2 En efecto, no habria que abusar aqui de durkheimismo, Weber f de amente reacio al uso del concepto de «sociedada, y dedicé sus maya isla Borsa reemplazarlo por lormulaciones que Te permaltlerel t 1 lc las posiciones organicista par cisanels fe aici Oana alas que repudiaba. Vi 3. Ir6nico, comosive, pera esquemati : ; . pero esquemdticn y generalizador, un texto de B ans duramente a la socialogia convencional, acusdindola de no tenery hada que decir. en contraste con el Banco Mundial, que describe y anal 6 feliacientemente los sistemas y proporciona ademas mantles para tuar sobre elloss (1997: 4). " ae 348 lente cardcter performative, justo cuando «lo social Inventando y en cuy nente (Osborne y Rose, 1997; Donzelot, 2007 ¥ no dejan de jenerlo ahora, nar la agonia o la «desconversion» de aquel (viejo, pesado, por casi un siglo vigente) edificio de «lo social» (De Mar 20085), proceso enel que también ellas juegan su papel.* leitmotiv para legiones de cul manas, radicales pensadores impo! Jn se estaba inveneién participaron de manera promi: cuando lo que se esta haciendo es apenas gestio- ris, 2005; Asi, el tema-problema de «la comunidads sigue siendo un tores de las ciencias sociales y hu- Jiticos, pretendidamente asép- ticas consultores de los poderes publices o modestos profesares universitarios. Y asi lo atestiguan innumerables publicaciones, programas de politica ptiblica, ONG y dependencias estatales, que cargan en sus titules y nombres el sustantivo de «la comunidad o el adjetive de «lo comunitarios. De manera que la comunidad no es un tépico nuevo, mien Jas practicas sociales y politicas nien Jas elaboraciones de las discipli- has sociales y humanas. Inspirado por preguntas y preacupacio- nes que atraviesan firmemente nuestro presente, ¥ sobre las que luego se volver, el foco de este trabajo estaré puesto en aquellas epentiltimo cambio de siglo en Buro- décadas que rodearon el ant pa, cuanclo la problematica de la comunidad también estaba a la orden del dia, y constituia el centro de las clisquisiciones de antro- pologos, economistas, historiadores, filésofos, socidlogos. Hoy, como entences, el formato de las preguntas es similar, que no tiene el mismo significade plantearlas en una w 5 En efecto, plantear por entonces la pregunta por ela zara como antecedente histérico del cual broté «la “sociedad” moderna, a.como una posibilidad siem- pre preserite aun en condiciones de predominio de las relaciones de tipo societal, no puede tener el misma aleance que hacerlo en nuestros dias, cuando la sociedad, como realidad social y como seminarios, proyectos, pese a otra época. comunidad» y conceptuali s heterogéneas y yuxtapuestas Lormas de la practica a aciencia puras de base académica, los saberes onversiGn de le social», 4, Sobre el papel de la: de las ciencias sociales (ks rises del sandlisis simbdlicer, etc.) en esta odese véase De Marinis (2009). 5. Es apasionante, aunque no s¢ lo abordars aqui, él establectmiento de conmlaciones entre unos momentos «densnse de 1a historia, en los que se pereibe una suerte de «mipturas chilizatoria o de gran «mutaciéne de los pedenamicntns sociales, + Ia (necesidad de lz) emergencia de un spensamiento de la cormunidads. 349 — concepto socioldgico, ha perdido el peso y el caracter au dente que tuvo hasta, por lo menos, el declive de las racionalidy des politicas keynesianas. Entonces, ¢qué podria significar «comunidad», cuando va no existe «sociedad» —en un senti Tanto las viejas como las nuevas preguntas han apuntadasi prea develar los perfiles actuales y/o las potencialidades ful de unas formas de convivencia, de serestar con otros, de modalidades de lazo-relacién-vinculacién entre sujetos-in duos-personas." Las preguntas de hoy y las de ayer pueden mejarse en su formato, pero eso no les quita su cardcter prob! matico, Asi, :qué significa «con otvos»?; gapenas «uno al la del otro»?; ¢con otros y con «algo mas» en juegoen los puntos contacto entre uno y esos otros?; ¢qué podria ser ese walgo mas gcudiles son los atributos de eso llamado «comunidad» en lo que hace a la temperatura de los lazos en ella presentes," su alcanes territorial, sus referencias temporales, sus probables destin zha dejaco alguna vez de existir una suerte de siones de objetividad y wma fuerte vocacién de intervencidn en el mundo practico no poclia haber sino una enorme tensié q Aquella fue una época vertiginosa, en todo sentide dela pala= bra. Asi lo evidencia un rapiclo recuento de acontecimientos que transcurrieron alolarge dela vida de nuestro ccaso de estudign Tannies (1855-1936), el mds longeve de los clasicos sociolégicgall 10. De hecho, en otra texto, se I echo, € . S@ presenta un ejercicio anélogo, que parte de net nas hipétesis, pero valcadas al artdllsis de ta obra de tat wee Dem asin (2010), Véanse también los otras textos en el mismo monograti+ se =i revista, donde aparecen interpelacos estos mismes y otros socidla- ge ios iat 2 eels sobre Weber, Grondona sobre Durkheim y ‘onnies; Bialakowsky y Sasin insertan una reflexion sobre clasicos en un contexto mas amplio} tne rfleién sobre ig 352 lorio que habia pertenecido a Dinamarca), v podria conch corel ascenso al pader de Hitler en 1933 y los pl Jormando en cuenta sélo eventos politicos fundamentales, limi- Wosa Alemania y.«zonas de influencias, podria camengar apure Andose la anexidn por Prusia en 1864 del ducado de Schleswig, e 6 y vivid en varios tramos de su vida (un terri rimeros aiios del smo. Este periodo incluiria asi momentos densos, como la a Franco-Prusiana, la unificacién alemana bajo Bismarck, del fmperio Aleman, la consolidacion del movi- iniento obrero, sus sindicatos y partidos, la Primera Guerra Mundial," la Reptiblica cle Weimar y su violento hundimiento, ple. ¥ esto sélo mencionande acontecimientos relacionados con. cambios en los regimens politicos y en las formas de orgamiza- cidn social, Pero se sabe que aquella. vertiginosidad inclayé tam- bién enormes transformaciones de la estructura cconémica ¥ demografica, asi como la constitucion biopolftica de variados dispositivos de sinvencidn de lo social» (Donzelot, 2007). La comunidad ha sido siempre una palabra clave para la so- cjologia (tal como lo sigue siendo ahora, al menos para wna par te del campo), pero quizas valga esto en mayor medida para aquellas décadas en las que logré su asentamiento institucional. Sera precisamente en este period de la historia dande este tra- hajo posaré su mirada." Con esta, se han efectuado ya dos recor tes de los aleances del mismo. El primero es de caracter disci- plinario, porque la sociologia no ha sido la tiniea disciplina que 11, Septin Ténnigs, «esa horrible catastrofes (1942; 16), o esa seatisirole dela snoral europea, principalmente de la alemanay (1947: 14). Teas posicio nes de los clisicos de la sociologia ante la Primera Guerra Mundial han sido ‘intetizadas por Joas (1989), Allf se habla tambien de Tonnies (194 $8). 12. El tema de Ja «biopolitica» ha venido Henando biblioweas en, por fe menos, Jas dostiltimas décadas. Aqui se ln refiere, simplemente, en elsentide de Foucault (1987; 2000; 2006). 13, Merece una consideracién detallada el hecho de que en las dltimas déeadas la comunidad haya resultado prolificamente abordada por autores proclives al ensayisme a a la critica cultural (lales como Sennelt, Bauman, Mallesoli, etc.), yno haya constituide una palabra clave, al menns de maners explicita, para autores con ambiciones tedricas mis complejas (lales come: Habermas, Lhmarn, Giddens, Bourdieu, etc.), La elucidacién de esta dis- paridad constituye un abjelivo del prayecte aetualmente en curso qué se evenciond en la primera nota de este trabajo. CE. Bialakowsky (2010) 14. Un comprimide panorama de esta etapa, de «construccién dela sacto- logian véase en Berthelot (2003) ha tomado a la comunidad como centro de sus preocupaciol sino que sus propias elaboraciones se han montade sobre, han nutrido dey han convergido con aportes antropolégi econdmicos, historiograficas, juridicos y sobre todo filasé cos, tanto contemporaneos como anteriores a Tonnies. El gundo recorte es temporal, ya que interesara especialmente lla generacion de socislogos que Lame (2001) llamé los «ins! cionalizadores», Es en autores como Témnies y Webe! 'S por cas donde puede encontrarse un pensamiento especilico acerea di Ja comunidad, y no tanto en las sociologias de Comte o Sa Simon, o en una critica de la economia polftica de aristas soci logicas (Marx)," Habra una tercera limitacion de los alcances este trabajo, de cardcter «espacial-nacional»: Alemania. Alli, ] problematizacién de la comunidad adquiere pertiles distintives, interesantes para explorarse en su contrapunte con otra palabra clave, también muy «alemanav: racionalizacion.” Asi se propone revisitar la obra de Ténnies, un clasico alvidado, cuyos enormes tméritos y su caracter pionero le Di drian haber deparado una mejor suerte en la recepcién poste: rior. En este aspecto, como en otros, los contrastes can Web son notables, Como se sabe, Weber ha legado.a consagrase co: clasico, y constituye un buen exponente de lo que puede lograr la «industria de la interpretacién» cuando es exitosa.!® Nada de esta ha sido el caso con Tonnies, como luego se vera, La tillima delimitacion que se planteara aqui se relaciona co el significado que ha asumide la comunidad y con la orientacia que ha tomado el pensamiento sociolégico acerca de ella, Como fundador de una discursividad peculiar, a caballo entre el racik 15. En términos generacionales, Simmel y Durkheim también deberia haber entrade aqui, aunque en ellos el pensamiento sobre la comunidad se encuentra bestante mas «encriptados, Sobre la comunidad en Durkheim véase Rainos, en este libro, 16, CE Nisbet (1996), quien encuentra un pensamiento de la comuni dade ya en Comte. 17. Son importantes las diferencias que hubo entre una slinea alemanae (centrada en la «racionalizaciéme1y una elinea francesa» (cuya palabra clave fue «diferenciaciéns} en la sociologia de finales del siglo XIX y comienzas del XX. Los perfiles dela linea alemana» son desplegades por Breuer (1996), quien traza un detallado recorrido que va de Tannies a Weber, pasando par Sembart, Scheler ¥ Simmel 18. Sobre los vericuetos de Ia eindustria de la interaretacion» en la obra” weberiana se explaya Kasler, en la entrevista de De Marinis {2008a) 334 lismo y el historicisme (Bickel, 1991}, Témnies tive varias preten- siones sirmultaneas: por un lado, otorgarle a la comunidad un es- tatus de econcepto normal», abstracto y «vaciado» de historia, orientado a identificar unas modalidades de agregacion de suje- tos en grupos o colectividades. Esto se relaciona con su proposite de hacer de la sociologia cla» ciencia de las relaciones sociales par excelencia. Por otro lado, en este autor la comunidad también aparece como antecedente histérico de cuyo seno brat la socie- dad moderna, es decir, una comunidad que se vincula aun pasado irremediablemente acabado (o bien en retroceso) ante la potencia arrolladora de las configuraciones societales de la modernidad. Pero hay también una tercera arientacion de comunidad en el pensamiento de Ténnies. En fuerte tensién con este vaivén entre la rememoracién de lo ido, lo sido, lo pasado y lo acabado, por un lado, y la observacién-deseripeién de lo-que-es en el presente, por cl otro, se perfila otro lugar para la comunidad, mas ambiguo que los orrasdos. En esta orientacién, «comunidads es el nombre con el quese pretenden conjurar los cuantiosos males del presente, los que trajo consigo la racionalizacion moderna, pero es también la proveccidn utépica hacia un future que pudiera negar o superar este presente o que, mis modestamente, quizas pudiera limar sus, mas punzantes y dolorosas aristas. Es posible asi hipotetizar que la comunidad haya sido para Ténnies no solamente un concepto cientifico, sino también, al mismo tiempo, uno de los mis impor lantes valores morales. Yendo atin mas lejo la comunidad haya sido el valor supremo respecto del cual se miden todos los otros valores, los heredados del pasado, los que marcan el presen- te y los que prefiguran el porvenir. Resumiendo, tres problematizaciones diferentes acerca de la comunidad seran exploradas en «el caso Tonnies! 1) Una ineorpora el concepto de comunidad como fundamen- tal para Ja fundacidn de un disezerso sociolégico formal, abstrac- to y con clevadas pretensiones de cientificidad: una especie de «sociologia sistematica» o de csociologia pura» que pretende deseribir la realidad «tal cual es», procurando dar cuenta de las «duras realidades de la vida» moderna. / 2) Otva apuntala este discurse sociolégica formal y vaciado de historia por medio de una consecuente narractan histdviea, que a menudo llevé consige —aungue no siempre ni necesaria- 355 mente—una actitud en cierto modo nostalgica respecto del sado comunal de la modernidad, Se ve aqui un esfuerzo conformar una «sociologia histérica» que intenta comprendey explicar causalmente un presente moderno eminentemente cietal, partiendo de la consideracién del pasado comunal. 3) La tercera problematizacién de la comunidad supone actitud de «proyeccion utdpica», que utiliza el concepto dispositive tedrico-idealégica que permite, por un lado, co nar el presente eminentemente societal resultado de la modern zacion, y a la vez proyectar o esbozar los perfiles de un fut comunitario como posible salida del «poze ciego» de la raciont lizacién, justamente en el mismo momento en el que estes pn cesos estaban teniendo lugar. En esta empresa, los instrument) de la ciencia se disponen para apuntalar una «imaginacian p tica». Esto no implicaria, por supuesto, que la ciencia se hay inundado de valores, o que se haya puesto al servicio de la met propaganda ideolégica. Una demarcacién precisa de ambitos 4 de incumbencias aspiraba no obstante a establecer fructiferas relaciones entre ambos campos de intervencién: la ciencia y la palitica, el saber y el poder.'? 3. Ferdinand Ténnies y la comunidad: hito histérico, concepto ¥ proyecto Mas alla de su sitial menor, es incliscutible la pertenencia de Snnies al pantedn de clisicos socialégicos. Fue autor de uw obra extensa y variada, donde destacan algunos libros basica para la historia de la disciplina: Conminided y sociedad (1887) y Principios de Soctolagia (1931). primero cle ellos es conside- rado su obra principal (Hauptwerk), y como la obra de su vida’ (Lebenswerk), pero también fue unaJugendwerk, ya quela publi- ec cuando sdlo tenia 32 afios. El segundo es una obra Lardia (Spanwerk), punto de lepada o resumen del recorrids realizado: en su larga trayectoria (Bickel, 1991; 44). La primera edicion de. 19. Aqui resuenan conocides tapor i a poi Weberianos, que valen también pa pensamiento ténniesiano, ; miter _, 20, De estas das Libros hay versiones castellanas (1927, 1988), Sigue pen- diente la traduccidn de los fundamentales tres tomos de Soziologisehe Stu- dien und Keittken, publicados en 1925, 1926 y 1929, 356 iiciones ¥ reimpt Connmidad ¥ sociedad de 1887" tayo muy escasa difusi6n* A tir de la seaunda edicién (1912) se sucederian numerosas ree- ones (Clausen, 1994: 96). «Una disciplina se construye», dice pertinentemente Berthelot (2003: 7). En esa construccion se anudan aspectos tedricas, meto- dolégicos ¢ institucionales, Por eso, cabe mencionar aqui la desta- cada participacién de Ténnies en la fundacidn de la «Deutsche Gesellschaft ltr Saziologie» (DGS), la Sociedad Alemana de So- jologfa, en 1909, junto a Max Weber, Werner Sombart v Georg Simmel. De esa entidad [ue presidente hasta 1933 cuando, forza- do par las circunstancias politicas dle la época y dada su explicita oposicién al régimen nazi, debié resignar su cargo.” Pero Ténnies es un clasico peculiar, mucho mas citado inci- dentalmente que proftindamente estuciado. No ha dado lugar a una «industria de la interpretacién» comparable en su magni- tud a la weberiana, Mas que como el demiurgo de un pensa- rniento original y precurser, su nombre suele apenas mencionar- se come mero «antecedente». Resulta curioso el destino que tuvo la obra de quien, si bien debiclo a sus ikleas politicas y sus posi- eionamientas puiblicos permanecié buena parte de su vida ex- cluido de puestos académicas de peso (Mitzman, 1973; Cars- tens, 2005), fue un referente indiscuticio del mundo de las cien- clas sociales y del espiritu alemanas, ¢ incluso del mas amplio debate politico-cultural en el antesiltimo cambio de siglo y en las primeras tres décadas del siglo XX, En efecto, Tonnies fue muy Ieido, conocido y citado por sus contemporancos mas relevan- tes, o por los que Inego se habrian de convertir en tales." Hoy carece de esa reputacion, Las razones de esta situacion merecen una reflexion. Debe haber en juego algo més que lo 21. Una primera versi¢n de esta obra ya la habla constituide su escrite de Habilisat presentado ante la Universidad de Kiel en 1881. 22. Apenas 750 ejemplares en 25 alos (Adair-Toieff, 1995: 61), Resulra inte- regante la reflexién que plantea Bickel, relacionando las crisis y los perioctos de bonanza econdémica de Alemania con la recepcion de este libro (1991: 46). 33, Lo sucedia Hans Freyer. Acerca del papel de Tonnies en la DGS vease Rammstedt (1991) 24, Hay numerosas referencias a la obra tinniesiana en Weber y Simmel, y fuera de Memania en Francia y EB.UU. (Durkheim, per ejemplo, public ian pronto come en 1889 una resenia de Consutidad y sociedad). Por demas, sn obra catisé gran impacioen movinientos palitico-culturales alemanes de la época, como la Jugendhewegung, 357 intrincada de su pensamiento o la tonalidad vetusta de su erilura, como algunos sostienen (Deflem, 2001), Es probable en el «olvide de Ténnies» hayan tenida mayor peso consid ciones ideologicas, en especial en Alemania, donde el té Gemeinschaft mantiene atin hoy una resonancia en cierto me emaldita»** a ratz del uso y abuso que el nazismo hizo de ¢ través de la invencién de! mito de la Volksgemeinschaft, po cual Tonnies fue injustamente responsabilizado.” En contraste, aqui se intentaré una relectura de la obra d este autor, donde quizdés se puedan encontrar sugerencias pal comprender un presente en el que las «ansias de comunid lejos de haber desaparecida, mas bien se exacerban, ante las no nos aloja, ni nos da certezas. ¢Podré recuperarse algo de aqui esquema interpretativo témniesiano acerca de la modernidad p pensar aunque sea en algunos de los multiples rostros de época «postmoderna» y «postsocial»? 3.1, Comunidad como tips histévico y come tipa ideal Comunidad es fe antigua y sociedad lo nuevo, come cosa y no bre (Tonnies, 1947: 21]. Comprender la naturaleza de la «meclernicdad», promoavers potencialidades y advertir acerea de los peligros que ella 25. En ese aspecto no habria grandes diferencias con la obra de Webel también compleja y de una textura abierla y entreverada como pocas. 26. En esig punto, es notable el contraste con la inocente «community en el mundo de habla inglesa, un constructo al que inexorablemente se I atnbuyen connotaciones positivas. Para profundizaracerca dela pesada cca ga semdntion» de la comunidad en el campo intelectual aleman, y sabre] injusta calpabilizacién de que ha sido objeto Tonnies, pueden consultaray Honneth (1999), Breuer (2002) » Gebhardt (1999), reconstruir agul exhaustivamente la historia de la re cldn alemana de Tonnies, Sdlo se dira gue una relativa rehabilitacion de Hguray de su obra se dio a partir delos anos ochenta. Antes, reins el silen: el olvide o la dura critica, Para uno de los mas influyentes socidlogos posguerra, René Konig (1955), Ténnies fue apenas uni antecedente «file » de una sociologia verdaderamente cientifiea. Califies duramen| Gemeinschaft und Gesellschaft como una recaida en la tradicidn del dere natural del sigho XVII. Lichthlan (1989) comenta estas criticas, 358 jwarrear: asi puede resumirse en pocas palabras el imulo de {areas que asumié la sociologia de la segunda generacién de «pa- dres fundacores», a la cual pertenecié Tonnies. Para esta gene- fucién, emodernidads es un claro producto del siglo XIX, un com- plejo agregado de consecuencias de «las das revoluciones», la industrial y la demoeratica, por ese entonces ya constatables de manera contundente, en una forma que a Comte y Saint-Simon todavia no les habia resultado posible. Un conjunto de palabras claves giraban alrededor de ambas revoluciones: capitalismo, industrialismo, mercado, trabajo asa- lariado, urbanizacién, clase social, soberania popular, masas. Habfa que poner manos a la obra para comprender todo esto junto, pero ya no desde una mera sociograffa abocada al releva- miento de datos de la realidad,** o desde una economia politica L sea inclinada a la teorizacién abstracta o bien todavia dema- siado careada de filosofia moral, sine recurriendo # unas herra- mientas concepruales nuevas, cientilicas, sociolégicas. Elesfuerzo tedrico de Tonnies se inserta justamente aqui. Co- ynunidad » seciedad (1887) constituyé el primer intento de esta comprensiGn, ¢ inauguré un sistema: decategorias que, en lo esen- cial, su autor mantendria hasta sus tltimas obras. Segtin Liclt- blau 2001}, Tannies podrie incluido dentro de ese tipo de au- tores que se caracterizan por elaborar una tinica ¥ fundamental distincién conceptual que se repite permanentemente a lo largo de toda una obra, ofreciéndole a sus lectores en cierto modo «un tema con variaciones», una y otra vez «la mistna melodia basicas.” Ens primera edicion el libro llevé el subtitulo «Tratade sobre el comunismo ¥ el socialismo como formas empiricas de cultu- ra», Desde la segunda edicién de 1912 en adelante, el subtitulo fue cambiade por una menos ambivalente («Conceptos fundamenta- 28, Sobre cl papel de esta sociografia en la sinvencion de lo socials, véase Osborne y Rose (1997) y Berthelot (2003) 29, Siempre sein Lichiblau, a este mismo grupo pertenececia Habermas. En este caso la distineién seria trabajo-interaccitm, o «accién orientada al éxi- lo-accién orientada al entendimiento», Otro seria el caso de aquellos autores que presentan numerosas distinciones conceptuales, las que son permanentc- mente reelaboradas, y que por tal motive hacen necesaria una reconstruceién, posterior de los sinuosos recerridos de Is historia de la obra. Weber y Luh- mann serian aqui los ejemplares. CE con el viejo articule de Heberle (1937), donde sostiene que el «sistema saciolégicos de Tannies recién quedo comple tamente desarrollada en los afios finales de su vida (1937: 9). les de soviologia pura»), para esquivar los problemas deri del hecho de que, va por entonces, «socialismon y «comunisny eran percibidos como algo que iba mas alla de unas meras fot m1 dle «convivencia humana», sino mas bien camo ideologfas y, sob lode, como movimientos politicos. Ademis, el nuevo subtitulo f mas adecuado para apuntalar su intento de inscribirse en (01 contibuira la fundacién de) una disciplina en un —por entont apenas langacdo— procese de institucionalizacién: la social , Gemeinschafi-Gesellschaj?, comunidad-sociedad, es la p vidad conceptual fundamental desplegada por Ténnies util zando [érmulas diversas pero siempre equivalentes de aay li cousecuentemente, desde el principio hasta el final de su libp homonimo. A continuaciGn, se resumiran brevemente aleu| f contenidos de ese libro, donde Ténnies desarrolla un doble p| teamiento del problema. 7 Por un lado, intenté reconstruir un proceso histérico de lap ga duracién (una especie de Enrwickhingsgeschichte), donde m propuso captar los rasgos mas salientes de la rhutacidn fund mental de su época, detectando los puntos de partida y los llegada de la misma, los orfgenes de la sociedad moclerna ‘ probables destinos, recogiendo evidencias acerca de las wif das consecucucias de «las dos revoluciones». Asi, la obra de Th nies reconstruye un recorride evolutive (ne precisarnente linea en el que se marca claramente una tendencia que va cde la e munidad a la sociedad+, uniéndose asia Iineas del pensamien| evolucionista tan en baga en el siglo xix. i / Por otro lado, en un sentido formal y tipolégico, trate de des cribirel contraste entre la tradicidn y la modernidad a través «conceptos normales»! de formas de agregacion de individuos y grupos. Eso también sintonizaba con la orientacién cientifieo empfrica de la naciente cisciplina sociolégica. - Estas dos intenciones se mezclaron siempre en la obra de Tonnies, vy asi sucedié ya en Comurtidad y sociedad. Asi lo ye) __ 20: Asitambien Lichtblau (2006: 248) visualiza esta estrategia del cambig) de subtittlo. Para Mitzman, en cambio, este hecho simboliza la sadise sonal ¢ intelectual» de Ténnies, a través de la cual habria ido matiza ‘i zyme xpesimismo cultural» inicial (1971: 507). mae - Exactamente a eso Weber Io Hamaria «tipos 2, ‘ aes mds larde, y. con mayor éxito que 1 snnies, seni pena 7 mentarios que realiza el propio Tonnies (1942: 1D) ‘ 3e0 Galvan Diaz (1986: 3), quien habla de «cos enfoques —que sin exeluirse o ser antagénicos, si marcan dos modos de acercarse al acontecer social concreto— relativamente diferentes». Por un lade, para este comentarista, tiene lugar una relacién de tipo aevolutive-progresivo» (dela comunidad a la sociedad) y secun- dariamente de complementariedad (la wna no existe sin la otra), Por otro lado, se da preponderanternente una relacién de com- plementariedad: simultaneas en el tiempo, Jas relaciones socie- tarias son hegemdénicas sobre las comunitarias. Resulta innece- sario separar los componentes de esta merela, Lncluso podria decirse que, quizas, la caracterizacion lipaldgica de dos tipos de iniepraciéa esté al servicio del andlisis histérico del proceso de modernizacion en direccion hacia una Gesellschaft. La obra esta dividida en tres secciones. La primera es la mas propiamente sociolégica, y apunta a deseribir dos tipos fumda- mentales de relaciones humanas (de «comunidad» y de «socie- dad»), aveces separadamente, a veces juntas, siempre en su inma- nente tension. En la seaunda seccién Tonnies realiza una suerte de fundamentacién psicolegista de la anterior, donde explica el tema crucial de las dos «formas de la voluntad (es neial y ar traria, Wesemwille y Krtrwille) usando el mismo recurso expositi- vo que en la primera, combinando deseripciones separadas del alcance y caracteristicas de cada uno de los tipos de voluntad con complicadas presentaciones de las tensiones, mezclas y derivacio- nes entre ellos. Estas dos primeras secciones dejan a menudo la sensacién de que Ténnies intenta realizaruna caracterizacion con- ceptual abstracts y desligada de la historia, pero a veres tambien pareciera que pretende explicar un desarrollo histarico demasia- do conerelo.* Se cierra la obra con el libro tercera, donde se refie- re a las bases socioldgicas del derecho natural.”* 32. Calman (1976; 840) resuelve este atolladero sesteniendo que el dle Tonnies constituye un doble sistema de andlisis, « la-vez transhistérico & histérica, Asi, los dos abordajes son levados a cabo por lo que Tanntes Ma- maha, respectivamente, , «vida en comin pasajera y aparentes, La comun dad es «organismo vivos y la sociedad es cagregado y artefag mecdnicos (1947; 19 y ss.), Esto va aparece anticipada desde |; primeras paginas, cuando el autor bosqueja su «tema», z En la primera seccidn, en el primer capitulo, contintia con stl presentaciGn de la «teoria de la comunidad», lo que implica larga enumeracion de «conceptos normaless, en los que pasa vista a diversos tipos de relaciones, siendo las de mayor intensi lade madre e hijo, la de los conyuges y la de los hermanos, gamente, de la consideracin de la «comunidad de sanigres (par tesco} pasa a analizar la «comunidad de lugar» (vecindad) yla munidad espiritual (amistad), siendo este ultimo el tipo mis cleva do de comunidad. Sigue luego describiendo, respectivamente, la casu, la aldea y la ciudad. En todas estas afirmaciones Ténnie subraya un cierto sentido de secuencia evolutiva en la que intervie nen, respectivamente, lo evegetativos, lo «animals y lo «mentale, 362 Fl segunde capitulo desarrella la steoria de la sociedads, sin ofrecer todavfa ninguna explicacién aeerea de las copier us podria habercon la comunidad. La sociedad es un circule deh om bres que conviven™ pacificamente, yen ello no hay se a guna con la comunidad. Pero en la sociedad los indivi ics ; estan esencialmente unidos» come en aquella, esino Seen) ia ic separacas«, Y continua: «mientras en la comunidad pees re cen unidos a pesar de todas las separaciones, en la socie oy p manecen separados a pesar de todas las uniones» ey SD Las resonancias hobbesianas en esta Imagen de ta ee schajt son obvias.* «Cada cual esta para sisolo, ¥ en esta jo fe tensi6n contra todos los demas» (ibédem). Para Tonnies, es sociedad es la «guerra de todos contra todos que un ne sador imaginé como estado natural del género humeno: e 81). Pero en las vicisitudes de esa misma unre est inscripte la posibilidad de que llegue a su fin, cuando los in i Le conocen que en cierias circunstancias «es mais ventajos Oe tarse, abstenerse de desollarse mutuamente y hasta unirse p ‘i cin» Cibvcer ) ; ie lealan sobre «teoria de la sociedad» esta leno de referencias al capitalisma moderno, y es evidente gue Tonnies tiene en mente la transicién de formas eminentemente agrice- las y feudales hacia formas incipientes de capitalismo cones cial: por eso, las palabras claves som ahora contrato, line, intercambio, mercancfa, plusvalia, y los personajes pi ancay : son los acreedores y los deudores, los comerciantes y los aes ros, los compradores y los vendedores de furtca de ale, todo regado por algunas citas de Marx ¢ incidenta i a usione a Adam Smith y David Ricardo, ademas de las ya menciona eferencias hobbesianas e eonpanie revelador, Tonnies establece una analogia cue los intercambios de valores materiales y las formas de la sociabi- 34. La palabra «convivens en la traduccion cnstellana es saulvos rn Tonnies es muy claro al respecto: enebeneinander leben a pe spony 34), «Nebeneinanders transmite la idea de estar «une al Ia no st gue implica algo mis «frio» ¢ impersonal que el sconvivirs, aus Bor tus He remitiria no sélo al coexistir uno al lado del atro, sino que invol 3 1 stenciales o subjetivas ; . us Hall fue um gran estudiose de la obra de Hobbes (1988). Bickel (1997), Willms (1991) y Rosler (1993) subrayan la importancie de estos estu- dies para Comunidad y sociedad. 363 lidad propias de la sociedad, en la cual la cortesia pasa a ser regla suprema, Gracias a ella, «parece que todos estén a dispay cién de todas, y que cada cual considere como ignales suyos las demas, cuando en realidad cada cual piensa en si mismo procura imponer su imporlancia y sus ventajas en oposicién todos los demiis» (ibieden), Por eso, la unidad de la sociedad « una ficcion, y «no existe en realidad un bien comtine (1947: 6 La sociedad no aparece como otra cosa que come un me para la persecucién individual de fines, mientras que la corm un sentido postico, en ab man, el verbo kéiren signifies «elegir». De alli a la Kuirwille, « luntad arbitraria» hay apenas un paso.* Estos son los temas, Ja segunda seccién del | bro, la mas propiamente epsicologica § de donde Ténnies toma los argumentos para sostenerla prim seceion, la «sociolégicas: la contraposicion entre yoluntad es cial (Wesenwille) v la voluntad arbitraria (Kanwilfe), estrecha directamente conectadas con los temas de la primera (respecti— vamente, comunidad y sociedad}. Bajo la forma de la veluntad esencial, el pensamiento est contenide en la voluntad. Bajo la forma de la voluntad arbie waria, la valuntad esta contenida en el pensamiento. Ambog conceptos tienen en comin el ser causas o disposiciones para la accién. La voluntad esencial descansa sobre el pasado, v la voluntad arbitraria apunta a lo venidero (1947: 120), La vos” luntad esencial «es el movimiento inmanente» Ubider), v la voluntad electora «precede a la actividad a gue se refiere y permanece fuera de ellax (1947: 121}. Agrado, costumbre ya ecuerdo, son las figuras de la primera; propésite, resolucian: yeoncepto, las de la segunda, La distincién entye vida vegeta- mimal ¥ mental, otra vez, subvace a ambas. segunde capitulo de esta segunda seccidn del libro es alge menos abstracto que los anteriores, Ténnies nos recuerda aqui 36, No casualmenute, el traductor al espanol a menude vierte este concep. to Lambién como «voluntad electarax o welectivan -aun.cuando en el original em aleman aparece siempre el misma termino: Kanwille, que a su vez es un neologismo gue Tonnies introdujo en la segunda edicién. En la primera to- davia aparecia Wier, una palabra mds difundida en el habla coticiana ale. mana. v que pociria traducirse de manera literal come «arbitrariedads, 364 que estamos ante «artificios del pensamiento>, sconceplos OR maless, «instrumentos destinados a factlitar la een ent la realidad» (1947: 175). En un plano te6rico, volunte oe a y voluntad arbitraria se exclayen muluamente. ee at ne puede ser ineluido en la atra. Sin embargo, al ne e ae riencia, «no puede presentarse ninguna yoluntad Hee voluntad arbitraria en que s¢ exprese, ni ninguna ea i iraria sin voluntad esencial en la que se apoyes (il id em a = lendencias empiricas se chocan. El argumento, noe , - historiza: llegado cierto punto en la evolucién nisin oe humanidad, la voluntad arbitraria pretende AY eee : funcién de les fines que se persiguen, de las mee ae = buscan, ¥ para ello arrincona y acorrala las rea 2 3 ue costumbres tradicionales y arraigad s. Bajo la volun! Ba ria, el hombre esta caislado frente a a naturaleza " on carécter de dador y receptor» (1947: 173}. Intenta domina naturaleza, recibir mcs de ella que lo que le da él, ! oa. Desde luego, al tratarse de un texte con pretensions ste a gicas, Tonnies no puede dejar de advertir que el sulets e ae luntad arbitraria mo se encuentra solo, sino que nn en ex re otros poseedores de igual voluntad arbitraria, em ites aH s ciones que necesariamente se contraponen. Fi im ume! at jante: «Para poder permanecer uno al Jaco del otro, pa moat jos de voluntad arbitraria, es necesario que no tengan 7 prio que se toleren» (1947: 173). Y mas aun: mediante “evo ucion especial constante» los individuos van aislinclose enbre 8 rooms si olvidaran su origen comin. «Ya no quisieran elercer fur 0 nes para um todo gue los una» (1947: 174). Lonties aes fecsst en mantener clara esta distincion entre las dos aes eh we luntad, que incican a su vez dos formas poslbies le pos ae de conducir la vida como un ora. y organ : I nM MeZOCIO . 5 . pe 6s ais Dee aoe desarrolla Tonnies la sgn cain empiricay de las dos formas de la voluniad: St fs decom prender por medio * ier ane ve lai mea sibles de los hambre AF: . Asi, re os ZG los que trata la oposicién entre los sexos (hombre y Justamente lo contrario que bajo la voluntad esencial, donde lo natu- tal y lo humane apareeen superpuestos y mezcladas, 365 mujer}, entre las edades (juventud y senectud) y entre el « bre del pueblo» y el «hombre cultivado». Estas tr oposici corresponden, otra vez, a las distinciones que ya venia sosteni entre vida vegetativa, vida animal y vida mental. Puede facil imaginarse quiénes en estas taxonomias caerén del lado comunidad y quiénes del lado de la sociedad. Obviament Jer, joven y hombre de pueblo, para la primera: y varén, adulte) hombre cultivaclo, para la segunda. Atrapado en los estereot! de género propios de su tiempo (y ne sélo de su tiempo), Ti nies asigna a hombres y mujeres determinados atributas que. serian intrinsecos, naturales (vg. la fria calculabilidad de los y rones vs, la emocionalidad y la sensibilidad de las mujeres), bre esa base, a los primeros les corresponde el mundo de lop blico, de las actividades lucrativas, de la ciencia y de la vida co mopolita ya las segundas el mundo de lo privado (el hogar), la crianza de les hijos y del cultivo de las artes." Resumiendo: comunidad y sociedad, voluntad esencial y vi luntad arbitraria, mujeres y hombres, son sede, respectiva te, de la autenticidad y la apariencia, del sentimiento y el en dimiento, de la verdad y del engaiio, del espiritu artistico yd utilitarismo del mundo moderna, Estos, y muchos otros, son Piezas fundamentales de lo que Villacanias (1995: 28) caractel como el «cosmos dualistax de Tonnies. Pero, como hacer e trar en relacién —si es que fuera posible— los respectivos items de las dos colummas en las que Ténnies apoya todos sus arg mentos? {Hay en Tonnies sélo el intento por construir tipalogias formales y ahistéricas? Si fuera asi (0 si sélo fuera asi), no hae bria mas que completar las listas de conceptos y mantenerlas” una al lade de Ja otra ¢O hay también atravesando estos argue mentos alguna ley evalutiva de un proceso que conduzca de la preponderancia de lo primero a la de Io sezundo? Las dos preguntas (en apariencia excluyentes) podrian ser contestadas por la afirmativa. Todo su libro esta leno de deriva. ciones, cruces, superposiciones, avances ¥ retrocesos entre co munidad y sociedad Es la sociedad el efecto de la disolucién de _ Ja comunidad? ¢Pueden darse relaciones de sociedad en la co- munidad? ¢Pueden sostenerse —a la inversa— relaciones de cox 38. Sobre cuestiones de género en Tannies, cf. Lichthlau (1989-1990), - Stafford (1994) y Adair-Toteff (1993). 366 munidad en la sociedad? Si la voluntad esencial es «ser como pasada, como sido» (1947; 169), y Ja voluntad arbitraria es er come future, come irreal» see ee mee pensable, », alguna forma futura de comunidad? ‘ eee aesto tillimo: gera Tonnies un prince eee temente nostdlgico del orden premodemo, come piensan algue nos comentaristas como Nisbet (1996)? ¢O era mas bien un cri tico moderno de la modernidacl, portador de una wise uti pies orientada a apuntalar una. a de rehabilitacién dela com: mundo post-societal? a desl vebasddloe USO tipalgico-sociolégicos e nes dela comunidad en la obra de Tonnies. Bn lo que sigue, sr peer lard una tercera forma de la problematizacién, ala que se core a rizara como la «comunidad utapica». En este context, pa dad ya no sélo es lo que «fue», ni lo que «es», sina que tam i = es el nombre de lo que «puede ser», o de lo que quizas «leba sere. 3.2, La conuimidad utépica. Hacia una recuperacion dela evirtud comamitarian No rechazo ni ridiculizo las reformas sevias y tadicales me = hagan ex lo ético y social en nuestra situacion de la socieda : antes bien, mi intencién fue siempre muy al contrarie, prapug mauias. Tampoco repudio en Jo més minima tes hechios pose del progreso, de la ilustracién, de desarrollo y ae 5 como $i carecieran de valor: mi epinién nunca fue la - a qnantices deslumbrados por el pasuee a la luz de la poesia [Ton- nies, 1947: 10]. / Mein «Pessimismus» betrifft héchstens die Zukunft der gegenvvir- tigen Kultur, aber nicht die Zukunft der Kultur dberhaupt [Lom nies, 1899; citade por Frisby, 1988: 205]? La segunda afirmacién sintetiza adecuacdamente la vision te ‘Ténnies. Asi también lo ve Clausen (1994: 99), para quiene oe rresponderia hablar de pesimismo en este autor, ne = e cescepticisto», el cual atafie especificamente alamos ern ad pero noa las posibilidades que abriria el porvenir. Algo similar's 39. aMi “pesimismo” ataiie, como oucho, al furure de la cultura actual, pero no al future de la cultura en. general». Ringer, cuando dice que Tonnies «se consideraba a si mismo cot un pesimista, pero eso no le impidié defender la adopeién de didas radicales en el campo de la politica social» (1995: 165). Es usual considerar a Ténnies como un critico ferviente de sociedad moderna. Y en ello, se esta basicamente en lo ci Como hemos visto, las explicaciones ténniesianas del proce histérice que condujo de la comunidad a la sociedad no escal man en imagenes de descomposicién, degeneracién, cafda, di cadencia, etc. En muchos pasajes aparecen duras palabras coy las que se connota el praceso de modernizacién como una «d integracién incontenible en su Pprogresivo avance» (1947: 272), Asi, por ejemplo, desde un punto de vista ético, mentira, hipo: cresia, vanidad, apariencia y ambi tas di. imagenes de autenticidad, verdad, virtud, etc., predominant bajo condiciones comunitarias.*! Pero hay muchas formas distintas de ejercer la critica de la sociedad moderna. Una de ellas la adoptaron poco antes de Ton- nies los pensadores reaccionarios de la «escuela retrégradas, como’ Burke, De Maistre, De Bonald, etc.:" ante el avance inexorable de la Gesellschaft propusieron simplemente la rehabilitacién de la vieja Gemeinschaji, Para ellos, los males a los que condujo la sa- ciedacl moderna se curaban con «menos modernidad», a través” de la rehabilitacion de las asociaciones «naturales» de familia, te- rrufio y religién que las dos revoluciones habfan hecho estallar, dejando a los individuos «a la deriva». Nisbet (1996), por su par 40. En obras posteriores, este «vocabulario de la decadencia» va a mitigarse. 41. Villacahas (1996) no sc equivoca cuando enfatiza este sesgo de la mis Tada tonniesiana, pero sus aseveraciones terminan siendo. quizas algo unila- terales. Poco atento a los matices resulta ser Milzman (1971; 1973), Asi, sos- tiene que Cormumidad y sociedad representa una «total rejection of moderni- tye (1971: 509), También afirma que detris de ese libro sobrevuela «a total spiritual and intellectual alienation from the modern agen (1973: 49 y s8.), Como podra verse luego, hay en Ténnies mucho mas en juego que el mero lamento por la «conmunidad perclida 42, Zeitlin (1970); Nisbet (1996), 43. Aunque no tan «a la deriva», Segtin Bauman disolucién de los sdlides de la sociedad tra inal le sucediG histéricamente fa constitucién de nuevos sélidos, atin mas sélidos que los anteriores, Es evidente la relacién que estos temas mantienen con la conocida metdfora weberjana de la «stalthartes Gelidises, usualmente (mal} wraducida como sjaula de hierron (20036), a In pasajera 368 le, exagera en su insistencia por acercar estas posiciones conser vadoras a las de los socidlogos clasicos, un ejercicio que, como se demostrara en el caso de Ténnies, no seria del todo pertinent. Otras razones autorizarian a considerar el discurso de Ténnies como portador de una visién nostalgica de la comunidad. Una es su procedencia rural: Ténnies es el vinico clasico saciolégico gue no puede ser vinculado.a una gran ciudad, como Simmel (Berlin), o Durkheim (Paris) o incluso Weber (Heidelberg).* Otra esla dis- tancia (geogréfica y mental) que mantuvo con las grandes ciudda- des. Pago muy cara esta distancia, quedando excluido de posicio- nes académicas importantes en muchos momentos de su vida, aunque ella le permitié sostener posiciones intelectuales relativa- mente auténomas de las modas, las camarillas y las presiones aca- démico-politicas de la épeca. En efecto, excepto algunos breves lapsos en que residid en Berlin, Hamburgo, Kiel y Londres, Tén- nies transcurrié buena parte de su vida en pequefias localidades de lo que hoy es el estado federal de Schleswig-Holstein, regi6n rural del Norte de Alemania, donde también nacié y murid, Algo también notoria en Comuttidad y sociedad es la verborragica des- eripcién que alli realiza de la comunidad, en contraste con da par quedad y la sobriedad de su vocabulario acerea de la sociedad, asi como el catdlogo de referencias positivas que acompafiaban ala primera (autenticidad, concordia, virtud, etc.) y negativas acerca de la segunda (mentira, hipocresia, vanidad, egoismo, ambiciGn, etc.), Finalmente, la ya mencionada y recurvente presencia dle ima. genes de «caida», «legeneraci6na o «decadencia» en sus explica- clones acerca de los pracesos de disolucion dela comunidad. Por eso, Villacafias ve en Comunidad v sociedad un ejercicio de filosofia de la historia, una «secuencia temporal de caida in- eludible regida por el destino» (1996: 23 y ss.). Seguin el le igual- dad estructural de un par de conceptos de «sociologia pura» (Co- mumnidad y sociedad) se rompe y quizds lame a engafio, porque la filosofia de la historia debe necesariamente introducir una asimetria temporal Seria por ello «Comunidad versts Sacie- dad» un titulo mas pertinente para este libro?, se pregunta. 44, Asi suele expresarse Nisbet: #Toda la sociologia del siglo XIX esta imbuida de un tinte de nostalgia en su propia estructura (1996: 104), 45. Heidelberg nunca ha side una gran ciudads, pero es evidente que Weber ha sido nn surbanitas, y quese sentia comodo en una atméslera inte- lectual intensa y variada como la que aquella ciudad Ie ofrecta. 309 Sin embargo, hay muchas otras razones que habilitarian otro lugar posible para Ténnies: el de critics eseéptico de la moderni- dad, sin duda, pero con una fuerte impronta utopista, consisten= te en la proyeccién imaginativa de un futuro de rehabilitacién pastsocietal del hecho comunitario. Varios textos apuntalan esta perspectiva, subrayande les publicos compromisos de Ténnies’ con algunas fracciones (las mas moderadas) de |a socialdemo- cracia alemana, asi como su expreso apoyo a experiencias de impronta «comunitarista» del movimiento obrern, coma comi- tés de huelgas, sindicatos, mutuales, cooperativas, etc. Honneth deliende también esta posicién, Reconoce que si bien es cierto que para Tammies con la puesta en marcha de la sociedad capitalist las esferas «sociales» de accién reprimen o diluyen poca, @ poco aquellas relaciones que poseen la tonalidad distintiva de las comunidades, «este diagndstico [...] no fue concebido como una tesis de Filosofia de la historia que debiera afirmar la irrever sibilidad o inevitabilidad de una determinada tendencia evoluti- va; ni tampoco pretendia oficiar como uma suerte de romantica social que de modo meramente nostdlgico anhela arcaicas formas de la vida comunitaria del mundo rural. Antes bien, la totalidad- del compromiso del sacialdemdécrata Tonnies iba encaminado a ja tarea de explorar la posibilidades sociales de crear comunida- des tales que, come las corporaciones o los sindicatos, se adecua- sen a las condiciones de la era industrial» (1999; 10),7 Andlogamente, para Ringer tampoco hay que asociar a Tén- nies con una nostalgia por el orden prernoderne perdido. Segtin este autor, Ténnies «no creia en la revalucién social, pero se mostré activamente interesada por los sindicatas y las coopera- tivas. Consideraba estas asociaciones como los clermentos comus nales mas prometedores de la moderna vida social» (1995: 165), 46. Vearse sus referencias acerca del movimiento cooperative (1942: 73-! 1947: 259 y ss.) y el mavimiente obrere (1942; 72). Es de interés ver coma Lukacs describe estas posicic alas que, como era de esperarse, caracteriza como mera apoyatura ideoldgica del «reformismo en el movimiento obrerox (1976: 484). Sobre Ténnies y las relaciones industriales y las huelgas veanse, respectivamente, los trabajos de Fiirstenberg (1991) y Przestalski (1991). 47. Esto muestra bastantes similitudes con el Durkheim del prefacio dela segunda edicién de su De fa divisidn det srabajo social (1985), donde abogs: por Ia rehabilitacién de las corporaciones profesionales para contrarrestar las tendencias a la anomia dela sociedad moderna, En Honneth (1999; 10-y 48.) se jhastran también algunas diferencias entre ambns pensadores, CE, Brint (2001: 2 y ss.) y Cahnman (1976), 370 Tampocoe Portantiero acdscribe a Tonnies «a una suerte de neorromanticismo nostélgico» (1997: 4), El ideal de Ténnies «era la articulacién entre ambas (comunidad y sociedad, P. de M.)a favor de una armonia entre el altruismo de un comunis- mo original ¥ el empuje civilizatorio de un socialisno anclado en la practica asociativa modernas (ihidem). Haciendo referen- cia a los relatos histéricos cierlamente andlogos entre «solida- ridad mecdnica» y «solidaridad organica» en Durkheim, «do- minacién tradicional» y «dominacién legal-racional» en Weber y, por supuesto, «comunidad» y «sociedad» en Tonnies, agrega Portantiero que cen cada cago esta secuencia ideal-tipica inten- taba dar cuenta del pasaje de lo simple a lo complejo, de lo no diferenciado a lo diferenciado, de lo homogéneo a lo heteragé- neo en la evolucién de las sociedades occidentales bajo el im- pulse poderoso del desarrolle capitalista. Pero esa descripcidn de los nuevos problemas ne significaba una apologia del pasa- do: antes bien, se proponia como un diagndéstico para entender el malestar de la modernidad y [...] como una terapéutica para resolverlo en el futuror (1997: 61. Rosler también se opone a la atribucién a Ténnies de una visién «nostalgica del Medinevo o de la cosmovision premoder- na en general» (1993: 10), Toca su investigacidén apunta a de- mostrar el «cardcter incdiscutiblemente moderno de su pensa- miento» (1993: 9). En la misma linea, Bickel afirma que para Tonnies «no hay vuelta atrds de la modernidad» (1991: 17)48 Y comparando los pensamientos de Ténnies, Veblen y Marx, Til- man llega exactamente a la misma conclusidn (2004; 599). En suma, la critica acida del presente que Ténnies no se can- saba de realizar no necesariamente deberia inhabilitarlo a esta- blecer proyecciones anricipativas de un future de igualelad y li- bertad, reeuperando asf al menos algo de aquella fuerte cdlimen- sién ética que supo impregnar en el pasado a las relaciones comunitarias, pero articuladas a la vez con el avance civilizato- rio que las relaciones socielarias supusicron, Porque come se ha visto en el epigrafe que introduce esta seccién, para Tonnies el 48. Bickel desarrolla muchos otros temas «politienss en la obra de Tom nies. Para este autor, Ténnies se habria opuesto tanto a las usurpaciones ideolégicas del concepto de Volksgemeteschaft que los nazis Hevarian hasta el parexisme, come a definiciones sustancialistas del Estado que se intenta- ron desde diversas posiciones filosdificas durante el Kaiserreiclt (1991: 17) progreso, la ilustracién, el desarrollo y la civilizacién constituye: ron indudablemente «hechos positives». Asi, Tonnies moviliza, tensiona y entrevera dos de las racias nalidades politicas mds importantes del siglo xix y de buena parte del xx: liberalismo y socialismo. Pero como corresponde ante un pensamiento leno de ambigiiedades como el suyo, esto debe. ria ser también relativizado: — El suyo es sin duda un liberalismo no manchesteriano, y no supone una celebracién triunfalista ¢ inocente del Homo o¢cu- romicus que la Gesellschaft entroniz6, sino mas bien, al contra- rio, implica una defensa de la libertad entendida como conquis= ta de la modernidad, una libertad que para él requeria de res- ponsabilidad y de algiin contrapeso ético de raiz comunitaria que pudiera poneral menos algiin coto al imparable egoismo ya la «guerra de todos contra todos», — Su socialismo, por otra parte, tiene una impronta refor- mista y evolucionista, de inspiracién marxista,"” pero se aleja tanto del determinismo economicista de la Segunda Interna- cional como del ethos revolucionario de la Tercera, cisma poli- tico-ideolégico profundo por el que, como secuela de la Prime- ta Guerra y de la Revolucion de Octubre, se fracturé el mavi- miento obrero alemén y curopeo. Asif afirma en 1931 en una Republica de Weimar a punto de estallar: «el conocimiento his- térico y socioldgico ensefian que, si bien un nuevo principio se abre paso a menudo mediante la revolucién, la evolucidn es mas saludable en cualquier circunstancia. Y que hoy es mas necesaria que nunca para salvar el porvenir de los mas nobles valores de nuestra civilizacion, amenazada ya tan gravernentes (1942: 15). En el apéndice agregado a la edicidn de 1922 de Camuni- dad y sociedad, Tonnies reconstruye y actualiza el argumento principal del libro, pero dotandolo de una suerte de movilidad histérica de la que carecian las ediciones anteriores, Casa/con- 49. El vocabularie del capitulo «teorfa de la sociedad» en Comunidad y sociedad evoca sistematica y permanentemente a Marx, en especial al tomo | de El capital, une de los poss libros expresamente citados. Sobre las umbi- guas relaciones entre Tonnies y Marx (y el marxismo) véase Kozvr- Kowalski (1991) y Tilman (2004). 372 cordia, aldea/consuetud, ciudad/religiém: hasta aqui, «la edad de la Gemeinschaft», en la que dan la nota fundamental la vida de familia y la economia doméstica. Luego, en la edad de «Gesellschaft», la gram ciudad/eonvencién, ciudad capital! politica y Estado, ciudad cosmopolita (Weltstad7)fopinién pu- blica, la edad societal en la que dan la nota distintiva el comer- cio y la vida en la gran ciudad, todo en el marco de «movimien- to total» (1947: 317), en el contexto de un «desarrollo general parejox (1947: 318). Através de estas figuras conceptuales se dibuja un recorrido histérico en el que, aun «con vigor decreciente», se conserva de algtin modo «a virtud de la comunidad» (1947: 315). La cultura misma habria de sucumbir en este recorride que va del scomu- nismo originario» (sencillo, familiar), al incividualismo que sur ge de él (aldeano-urbano), luego al individualismo independien- te (de gran ciudad-universal) y de alli al socialismo (estatal € internacional). Pero como bien lo advierte Sasin, para Ténnies eng hay lazo social posible en las condiciones materiales de la sociedad capitalista. Por sf misma, la sociedad marcha hacia su disgregacién» (2010). Ano ser que (y aqui la esperanza y la apuesta) «las ideas dela comunidad sean de nuevo fomentadas y vuelvan a desarrollar en secreto una cultura nueva en el seno de la que se esta hundien- do» (1947: 313; mi énfasis}, Sasin designa esta jugada utépica como «una huida hacia adelante de la mano del pasada> (2010). La comunidad, asi, no aparece como lo que siempre ha sido, como lo que siempre estuve alli » como lo que irremediablemen- te se ha perdido, sino como aquello que debe hacerse, construi- s¢, recuperarse, En suma, un futuro comunitario pero postso- cietal, que ne llegard por si mismo o siguiendo alguna inexora- ble ley de la historia, sino un estado de cosas que debera ser activamente construido por los alanes incansables de quienes puedan/quieran imprimirle a las relaciones que establezcan en- Ire ellos un tono ético yun caracter propiamente «chumano», que pueda ir mas alla del mero «estar uno al lado del otro», del mero nebeneinander sein, algo que permita preservar la tonalidad de la virtud comunitaria guardandose «de recaer en la practica de un, mero negocio» (1947: 260). 373 4, Conclusiones (que ne concluyen): el futuro ya legs Se esbozaran ahora unas conclusiones que permitan salir texto dejando abiertas (0, mejor, volviendo a plantear) alg de las preguntas que se lanzaron al inicio. Asi, geamo poner relacién el extenso desarrollo que se ha realizado aqui del peng miento ténniesiano con la explosién de (permitaseme Hama asi} «motives comunitarios» actualmente en curso, presentes ¢ cualquier accién colectiva, poli f rio?; ¢existe una suerte de perenne «problematizacion de la munidad» que se actualiza de maneras cambiantes en cada mento hist6rico? Avanzando en esa direccion, intentaré det trarse que algunas de las «preguntas» tonnicsianas siguel mayormente vigentes mas de un siglo después, al igual que nas de sus erespuestas», Otras, en cambio, han envejecido i parablemente. Y quizas merezcan una nueva formulacién, Como se ha visto, uno de los principales legados de Ténnies | la pionera formulacién de una pregunta sociolézica por la com nidad. A través de esto Témnies intenté, también, plantear la cién por la comunidad fue su pretexto para pensar la sociedad ( manera que los diversos ensayos que componen este libro no so} de ninguna manera los primeros que toman ala eormunidad co pretexto para pensar en «otras cosas», aun cuando sean bien d tintos los objetos de estos otros pretextos)}, Pera esta operacit (énniesiana no fue tan univeca como suelen indicar los manuale de sociologia. Asi, sc ha podido agui detectar un triple formato de social moderna, como realidad inmanente y posible aun en presente dominade abrumadoramente por la modernidad sacie tal, y como destino recreable (y deseable) en el futuro. A este lth mo sentido lo hemos denominado aqui (um tanto esquemética mente) la «comunidad utépica», encubrienda en ello una doble veecién, igualmente presente en Ténnies: por un lado, un impetu planificadorestatal, «jardinerom, «socialista» y civilizatorio; po otro lado, un elemento mas bien mesidnico, primordial, de rata identitaria, comunitarista, «comunista» y cultural. La mirada cle Tonnies se sentia indudablemente cémoda evo. cando el pasado, aunque también (y esto es justamente lo menos conocido de su obra) avizorando algtin futuro, Pero experimentax 374 ba grandes dificultades para soportar el presente, esa moderni- dad signada por la provisoriedad derivada de uns ificative dé- ficit fundacional de orden. Cuando encaré su ejercicio en una veta ahistévico-universal-evolutiva», el sentido del pasaje ode la transi- cién histérica postulado partia de la «comunidads y se dirigia inexorablemente hacia la «sociedad» ¢Pero qué sucederia una vez llegados a esa «sociedad»? Resulta relativamente sencillo recono- cer quéera lo que mantenia unidos a los individuas bajo condicio- nes de comunidad (esto es, ni mas ni menos, lo que siempre los habia mantenido unidos). Pero no se puede hallar en Comunidad y sociedad ni una sola indicacién acerca de aquella cuestién que también aquejé a Weber, Durkheim, Simmel y demas socidlagos de aquella generacion (y no sdlo de ella}: geomo es posible la «so- ciedads, o el «orden social»?; gcomo es posible que tenga cierla estabilidad y consistencia un estado de cosas en el que no existe propiamente «bien comin», donde cada uno persigue individual- mente sus intereses y toma a los demas como objetos, como me- dios, como obstaculos para esa persecucion?; (es posible sostener algtin registro de «orden» para el mundo societal moderne sin recurrir a la estratagema conceptual de la «diferenciaci6n» —y a su colofén: la «interdependencia»—, segiin la cual seriamos tan necesarios para los demas come los demas lo son para nosotros? . Precisamente por eso, por su evidente deficit fundacional de orden, la sociedad s6lo pudo ser pensada por Tonnies como una entidad provisoria, destinada inexorablernente a perecer; como bebida amarga que debe engullirse rapidamente porque a su vex es. condicidn necesaria para «otra cosa»; yfinalmente, come «gue- tra de todos contra todas» que, sin embargo, no termina resol- yiéndose por el eficaz accionar de ningain Leviathan al cual te- mer y ante el cual subyugarse. Retomando un viejo feitmotiv parsoniano, podria decirse que Tonnies no suminisirs ninguna solucién de peso para el eproble- ma hobbesiano del orden» caracteristico de aquella época y de los. diagnésticos que la acompatiaban. Por eso, para él, la solucion sélo 50, Eatratagema de la odiferenciacién» a la que recurrieron autores tan diversas como Spencer, Simmel y Durkheim, aunque debe admitirse que fue sobre toda el tiltimo quien «patentée el concepte y lo colacé en el centro del repertorie discursive de la sociologia, siendo pasteriormente retomado por autores fundamentales para el debate sociolégice del siglo XX como Par sons, Habermas y Luhmann. podia consistir en dar vuelta la pagina, haciendo fluir la hist hacia delante. Asi legaria Tonnies a caracterizar al «socialism (difusamente explicitado, pero socialismo al fin) como un nu: espacio trascendente, de fuga, de posibilidad de un nuevo comit zo, Eva justamente en ese socialismo, en el que ademas se superar las estrecheces culturales-nacionales dela mana de un cosmopolitismo postsocictal, donde podrian reabrirse nuevas op clones civilizatorias, graci ; snpuesto, pero si de algunas de) las viejas virtudes comunitarias, Si bien de un signo no propiamente «socialistay (al menos el sentido que al socialismo le asignaron, cada uno a su moda, tanto Ténnies como el materialismo histérico), ese futuro va lh g6, en Europa y Norteamérica, y también —al menos tendenci: mente— en otras partes del mundo, unas cuantas décadas des» pués de la publicacién de Comatidad y sociedad. Las racionalida des politicas keynesianas que se impusicron en muchos lugares: en las décadas centrales del siglo Xx y en especial después de la segunda posguerra mundial, pudicron reinstalaral menos alge esa agradable sensacion de «estar juntos y solidariamente uni= dos», todo sellado con la firme garantia estatal y del pacto social, Asu vez, ese futuro, como sabemos, ya se ha tornado nuevamenie nuestro pasado. Porque aquel mundo, pese a toda la apariencia. de solidez que tenfa, también termina resultando provisoria y breve, Asi, en el recorrido que plantea este texto hemos Hegado a. nuestro presente (el futuro de aquel futuro que vislumbraba Tén- nies), sisnado par racionalidades neoliberales y configuraciones «pastsocietales», y que nos ha vuelto a dejar abruptamente «a la intemperie». Cada vez mas lejos de esa reliquia de la vieja comu- nidad de lo dado, de lo que siempre fue y siempre estuvo aht, nada nos puede parecer mas hundido en el tiempo que ese rigi- do mundo de estatus adscriptos, de costumbres ancestrales, de Plexos de interaccién Uenos de sentido (cierto es que tampoco hoy lo pocriamos soportar, por agobiante vy restrictive)” S51. Al fin y al cabo, también nosotros semos hijos de la «libertad», on el sentido en el que la entendia Simmel al referirse al urbanita, csc protoripa del individue moderne. Tenbién + udivertirse que, al decir esto, no se eleva pretensidn alguna de universslidad. Como se dijo ya al comienzo de esle Lrubaj isten hoy muchas maneras distintas de invocar «comunidad, yagui se estd hablando, apenas, sélo de lng experiencias vitales de quicnes son como UNG, ¥ COR gliienes ung consiruye cotidianamente aquello alo — gue, guizds por lalla de mejor nombre, sigue Damando ocormunidads. 376 Lo cierto cs que, hoy como siempre, planteamos sdemandas de comunidad, ansiamas comunidad, aoramos incluso aquello que nunca hemos vivide plenamente, pero cada vez que alguna «formula comunitaria» parece contener la movilidad, la capaci- dad de maniobra, eso que las racionalidades politicas dominantes Taman entreprenewship, nos fugamos, huimos, buscamos refu- gio ylovelvemos a buscar (aunque, desamparados y a la intempe- ne, también sabernos que no existe tal refugio). Por otra parte, ese costado mesidnico de la «comunidad uto- pica», la comunidad que hay que inventar, recrear, consliluir, no deja de estar a la orden del dia. Pero ya ne de la mano de la vitalidad y del «empuje civilizatorio» que traccionaba hacia el futuro y que Témnies identificd en las pricticas politicas y de sociabilidad del movimiento obrero, sino de la mano de una ex- én incontenible de «politicas de la identidad»,* emergidas én del derrumbe-corrosién-desfondamiento de las otrora slidas estructuras donadoras de sentido tan tipicas de la «mo- demidad simple»: Estado-Nacién y trabajo asalariada, por sdlo mencionar dos y de las mas importantes entre ellas. La nuestra, lo sabemos, es una época de imparable «globali- zacién», por un lade, y de mera realizacién de «fragmentos de trabajo», por el otro, Dos conceptos que, mas alla de la polisemia que los habita, no pueden menos que sacarse chispas con los otros dos recién mencionados (respectivamente, Estado-Nacién ytrabajo asalariado), En un contexto tal, es altamente probable que aquella polaridad «comunidad-sociedad» que atravesd to- dos los pensamientos de Tonnies y de muchos otros de su gene- racién haya dejado de ser la Leidifferenz de la época. Porque uno de los polos de la antinomia se ha desfondado (sociedad). Y 52. Ala que también observamos criticamente come aquello que ocuka o hace flegibles las nuevas {6rmulas de dominacién: las que fustamente nos gobiernan a tad de nuestra libertad (Rose, 1999). 53. Motivado para intervenir en estos debates actuales es que Farfan (1997; 1998; 2007} ha realizado en diferentes textos una explicita recuperacidn del pensamiento de Tonnies. Sus trabajos son una saludable y rara avis en el debate latinoamericana, donde la obra de Térmies es casi tan desconocida como en otras part mundo. Un untecedente de estos textos, lam mexicano, es Galvan Diaz (1986). 54. Quizas haya que explorar més detenidamente si, como sestiene Luh- mann (1996: 238), la Lairdiferenc de nuestra époce ha pasado a ser «inclu- sidn-uxclusiéns. ow mi Ss porque el otro (comunicad), hace ya tiempo que ha dejado ser eminentemente el nombre de lo Uno, de lo adserito, de elerno, de lo territorialmente asentado, y en tal sentido gu lan pocas semejanzas con aquella «voluntad esencial» tonniesi na que quizds no merezca seguir levando el mismo nombre.* Bibliografia citada AbAIR-TOTEFF, Ch. (1995), «Ferdinand Témnies: Utopian Visionarys Sociological Theory 13, 58-68. BAUMAN, Z, (20034): Comuidad. En busca de seguridad en un mundo hrostil, Madrid, Siglo XXI. i — (20036): Modernidad Kiguida, Buenos Aires, FCE. j BERTHELGT, J. 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[Nancy, 2007: 32]. Para que se reconozcan y garanticen mutiamente sus derechos, es preciso que previamente los hombres se amen, que por la razén que sea se tengen apego les unas alos otros y a una mis- ma sociedad de la que forman parte [Durkheim, 1893: 90-91]. No pretendo en estas lineas iniciales aclarar de forma sufi- ciente lo que por comunidad se ha de entender cuando se abor- da su estatute en la sociologia (actual o clasica), sino tan sdlo. fijar muy sintéticamente algunos de los planos semanticos perti- nentes en lo que sigue. Me parecen especialmente interesantes tres. El juego que se traza entre los dos primeros ha sido desta- cado por Esposito (1998), Por un lade, la comunidad es lo que es comin, lo que es de todos (un tener, hacer, pensar, creer sentix, elc., comin) o, dicho a partir de su anténimo, lo que no es pro- pio, privativo o apropiable por uno. Por otro lado, y atendiendo asu etimologia latina en el latin wiiets (officitr, onus, dorm), se refiere al conjunto que forman aquellos que estan obligados a hacer donacién de algo de lo que ne pueden disponer libremen- te. En este plano, la comunidad es la carga con la que pechan sus componentes; se identifica, pues, con el deber, el sacrificio y, even- tualmente, la expiacién y la muerte. Un tercer plano, que es mas 383

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