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El estudio del contenido de lípidos que presentan los alimentos es importante,

debido a que estos compuestos son una fuente concentrada de energía y de nutrientes

esenciales que promueven el crecimiento y sobrevivencia de los peces de aguas frías,

medias y cálidas. Además actúan como vehículo para la absorción de las vitaminas

liposolubles. La concentración lipídica de las dietas analizadas en este trabajo satisface

las demandas energéticas de numerosos organismos cultivados. Al respecto, Tacón

(1989) señaló que especies de peces omnívoros requieren un 7% de lípidos totales,

mientras que camarones marinos poseen requerimientos lipídicos de un 11%.

Los lípidos, especialmente fosfolípidos y esteroles, desempeñan un papel

fundamental en la estructura de las membranas biológicas, tanto a nivel celular y

subcelular. Además, están relacionados con el sabor y consistencia no sólo de los

alimentos consumidos por los peces, sino que influyen positivamente en las

características organolépticas del filete de los mismos. Además, los lípidos constituyen

la estructura de muchas sustancias como hormonas, intervienen en el metabolismo de

otras, y forman las cadenas de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), las cuales son
precursores de las prostaglandinas (Halver, 1980). 2Esta ausencia de criterio se debe en gran medida a los hábitos alimenticios
carnívoros/omnívoros de la mayoría de las especies de peces y crustáceos cultivados, también a la capacidad de los peces y
camarones para sintetizar carbohidratos a partir de sustratos que no sean carbohidratos, tales como proteínas y lípidos
(gluconeogénesis) y finalmente a la habilidad de los peces y crustáceos para satisfacer sus requerimientos energéticos a partir
del catabolismo únicamente de proteínas y lípidos, si es necesario (Robinson y Wilson, 1985).

Resultados similares a los encontrados en la presente investigación, relacionados con el bajo contenido de carbohidratos en los
camarones, fue reportado por Rosas et al. (2002) en Litopenaeus vannamei, quienes indicaron que este organismo recurre a las
proteínas, en lugar de los carbohidratos, para suplir los requerimientos energéticos y mantener las funciones metabólicas, en
lugar de emplearla para el crecimiento. Por tal razón, las investigaciones futuras deben ser proyectadas para determinar si
ocurre lo mismo con M. jelskii.

No obstante, las concentraciones de carbohidratos totales obtenidas M. jelskii serían suficientes para

cubrir los requerimientos de especies de peces de agua dulce cultivadas, tales como la cachama, cuyas exigencias no
sobrepasan 0,37% en carbohidratos totales (Natural Marine Fisheries Service, 1989). De esta forma, a pesar de que este
organismo fue cultivado con una dieta sumamente económica, arrojó resultados aceptables para su utilización como alimento
para el cultivo peces.

Los contenidos de lípidos totales en M. jelskii variaron entre 9,8-11,35% (Cuadro 1). Concentraciones similares de lípidos se han
obtenido en otras especies de camarones sometidas a cultivo, así se tiene que Cabrera (2001), determinó en Farfantapenaeus
brasiliensis y Litopenaeus schmittii porcentajes lipídicos de 9,0% y 10,9%, respectivamente.

El contenido de lípidos de la biomasa M. jelskii podría satisfacer los requerimientos de peces y camarones omnívoros y
camarones carnívoros, ya que según criterios de la FAO (1989) estos organismos necesitan para su normal crecimiento entre 7
-11% de lípidos totales.

Los datos cuantitativos sobre los requerimientos precisos de lípidos y carbohidratos en cachamas y sus híbridos, no han sido
estandarizados concretamente (Ramírez, 2009). Sin embargo, cabe resaltar que González y Heredia (1998) sugieren un 4% de
grasa en dietas para peces y 36% de glúcidos para lograr un óptimo crecimiento y eficiencia nutricional. Por otro lado, los
valores reportados en las tablas nutricionales de los alimentos para cachamas de varias marcas comerciales (nacionales e
importadas), oscilan entre 3-6% de lípidos y 40-42,5% de carbohidratos (Ramírez, 2009).

2Para elaborar el concentrado comercial para peces, las plantas de alimento, elige en primer

lugar la cocción-extrusión antes que la granulación, debido a que, mediante éste proceso se

obtienen piensos flotantes o en su defecto se incorporan porcentajes de lípidos (25-32%) para

conservar la propiedad de flotabilidad; aún con este método, es necesario garantizar una textura

sólida al granulado, siendo común la elección de almidón pre-gelatinizado o proteínas naturales


para mantener la consistencia ideal del pellet (Guillaume, 2002).

Para elaborar el alimento concentrado extruído, el acondicionamiento de la mezcla amerita

altos valores de humedad, temperatura y presión. La cuota porcentual de humedad en la fórmula

se ubica entre 20-30%, temperatura de 65 a 95 °C; luego, la mezcla es llevada a un barril de

extrusión presurizado donde se somete a cocción, bajo un rango de temperatura que alcance los

130-180 °C, la cual es obtenida por medio de calor y presión mecánica (59 Kg/cm²) durante 10 a

60 segundos dependiendo del tamaño de partícula de los ingredientes, composición de la mezcla

y propiedades físicas requeridas.

Las dietas experimentales se elaboraron en el Laboratorio de Química de la Universidad

Nacional Experimental Sur del Lago “Jesús María Semprum” Núcleo La Victoria Estado Mérida

LN 08°25'28.32'' LO 71°36'7.54''. Cada ingrediente fue pesado en función de los gramos totales

requeridos, luego se agruparon de acuerdo al tamaño de las partículas y se mezclaron por 10

minutos, seguidamente ambos grupos fueron sometidos a mezclado (15 min) para obtener una

mezcla homogénea. A continuación se añadió aceite de pescado y agua destilada (600 mL/Kg de

ingrediente) para homogeneizar el compuesto haciendo uso de un procesador de alimentos


durante 5 minutos, para lograr una masa homogénea (Vásquez-Torres, 2001; Ramírez, 2009).

El producto obtenido se introdujo en un molino para carne, y así, efectuar el prensado de la

mezcla final, dando origen a tiras cilíndricas, que fueron distribuidas sobre una superficie

metálica (bandeja metálica) para su secado en estufa ventilada GLOBE de 30L a una temperatura

constante de 65 °C durante 24 horas. Finalizado el periodo de secado, las dietas se sometieron a

un molino doméstico de rodillo sinfín parar reducir su tamaño y ser tamizadas a partes de 2 mm

(tamaño del gránulo) y de 1 mm para el descarte de partículas muy pequeñas (Vásquez-Torres,

2001; Ramírez, 2009).4Por su parte, la harina de maíz amarillo, es una excelente fuente energética en la alimentación

animal, los datos obtenidos en su análisis bromatológico indican, que posee niveles de PC y grasa

de 11,7% y 4% respectivamente, los cuales resultan estar por encima del valor mínimo

establecido por la Norma COVENIN 2135-1996, ésta indica 7% para proteína cruda y 2% para

grasa, sin embrago, son valores aceptados para la formación de dietas en peces de aguas cálidas

(Gutiérrez et al., 2010); por su parte, el valor de humedad y ceniza se ajusta correctamente al

teórico y obtenido. La proporción del ingrediente citado, en cada dieta experimental, fue
constante en 10% para mantener la condición isocalórica en cada uno de los tratamientos. 5

El contenido de humedad en el alimento es una propiedad muy importante y es clave

porque predice la estabilidad de las dietas con respecto a sus propiedades físicas,

influenciando la vida de anaquel, el color, olor, sabor y consistencia de los mismos,

por lo que una considerable cantidad de humedad nos lleva rápidamente a las

reacciones de deterioro y al crecimiento indeseable de hongos y bacterias (Moncada,

1999). Además, la actividad del agua juega un papel en la actividad enzimática y

vitamínica en los alimentos lo que altera su calidad nutritiva (Sandbol, 1993).

En general se puede considerar que todos los alimentos empleados presentan un

contenido de humedad que oscila entre (5.46 a 7.22%) (cuadro 2), estos valores

cumplen con el rango citado por las etiquetas de especificaciones nutricionales que

marcan como límite máximo 12% de humedad en el producto terminado; a su vez, la

humedad registrada está dentro del rango (10% o menos) mencionado por Moncada

(1999).

Por lo que respecta a la grasa, es una fuente importante de energía para los peces y
los niveles requeridos dependen de factores tales como edad del pez, niveles de

proteínas en los alimentos y la naturaleza de los lípidos suplementarios. En el canal 6digestivo las grasas son desdobladas
especialmente mediante las lipasas, en glicerina

y ácidos grasos. Los órganos de importancia en el depósito de las grasas son los

músculos blancos, aún cuando puede ser mayor la acumulación en la musculatura o

en el intestino (Noel, 2003). Se ha encontrado que niveles crecientes de inclusión de

lípidos en el alimento mejoran la tasa de crecimiento, eficiencia proteica y reduce la

tasa de alimentación.

Martino et al., (2002), realizaron estudios con bagres carnívoros y compararon

alimentos con diferentes niveles de proporción de lípidos, los resultados obtenidos

indican que alimentos con valores de 6.1 por ciento presentaron un menor

crecimiento en los peces que con los niveles de 10, 14.8 y 18.1 por ciento. Sin

embargo, la presencia de una gran cantidad de grasa en el alimento acuícola puede

provocar rancidez en poco tiempo durante su almacenamiento, dañando la calidad

del alimento e inclusive exponiendo a los peces a problemas por toxicidad (Masson,
1994).7

En lo referente al contenido de ceniza y fibra (cuadro 3), las cuatro dietas

presentaron niveles por abajo de los máximos recomendados por Robinson y Li,

(1995) y por los rangos manejados en las etiquetas de los alimentos comerciales,

ambos establecen como límite superior un 6 y 14% respectivamente. La atención de

estos valores es importante porque un exceso de ceniza tiende a disminuir la

digestibilidad de los nutrientes probablemente haciendo que los contenidos del

intestino se vuelvan más viscosos, esto impide que las enzimas digestivas trabajen

libremente.7

Tamaño de pellets

El aspecto visual del alimento acuícola es un indicativo útil de su calidad global. Para

toda especie acuícola el tamaño del alimento juega un papel relevante y se ha

correlacionado con el peso corporal, longitud y tamaño de la boca de los peces (Rust,

2002). Esto hace que las compañías de fabricación de alimentos balanceados diseñen

sus productos con distintas granulometrías, ya que el tamaño del alimento debe

incrementarse a medida que el pez se desarrolla, por lo que cada marca comercial
ofrece alimentos adecuados para cada etapa de crecimiento así como una tabla de

recomendación alimenticia.8

Dos de los tres alimentos comerciales Purina® y Malta-Cleyton® presentaron

parámetros físicos similares como diámetro, número de pellets por gramo y

porcentaje de finos, lo cual se vio reflejado al no existir diferencia significativas

(p˃0.05) entre ellos; sin embargo, si hubo diferencias entre la longitud y densidad;

por lo que respecta a Api-Aba® presentó diferencia estadística significativa en cuatro

de los cinco parámetros analizados con los alimentos ya mencionados (cuadro 4). En

relación a esto Cruz-Suárez et al., (2002), resaltan que el tener pellets grandes

ocasiona que la cantidad de partículas alimenticias por kilogramo sea menor.

También, Obaldo y Masuda (2006), mencionan que al ofrecer un alimento de mayor

tamaño, apreciaron un cambio en el comportamiento de los peces, aumentando su

agresividad al momento de ingerir el alimento. Esto sucede porque se incrementa la

competencia por alimento, los peces más grandes y voraces comerán primero,

mientras que para los peces más pequeños son demasiado grandes y no las podrán
comer. Lo anterior, causará una mayor disparidad entre las tallas de los animales y

posiblemente hasta una desnutrición en los peces más pequeños, debido a que no

alcanzaran a cubrir sus requerimientos nutricionales diarios con el poco alimento que

pudieran estar consumiendo. Lo ideal es utilizar un tamaño de pellet que le permita al

pez tragarlo completamente y que en cada alimentación se ofrezca al menos un pellet

por animal (Botero, 2004).9

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