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El Editorial
UN TRASFONDO IDEOLÓGICO QUE PERVIVE
Este 2018 celebramos los 200 años del nacimiento del filósofo alemán Karl
Marx. Y a pesar de que el mundo de hoy tiene poco que ver con el de los
orígenes de la industrialización en la que él se inspiró, su manera de explicar la
economía y las desigualdades perviven en el debate político, social y
económico. Aunque sus teorías, convertidas en ideario comunista, no han
cuajado, su visión dialéctica de la historia sí ha mantenido la influencia. No
tanto para definir una estrategia revolucionaria, sino para seguir buscando una
alternativa al capitalismo más duro, en busca de una justicia distributiva que
no vaya en detrimento de la libertad individual. Hoy la hegemonía ideológica
está en discusión, y la figura de Marx no es ajena.
2-BREVE BIOGRAFÍA
1842
El filósofo se hace periodista
Publica el primer texto en la Gaceta del Rin, una crítica contra la censura de
prensa introducida por el gobierno a finales del año anterior. Desde la
izquierda hegeliana, a partir de este momento Marx deja de ser un liberal para
convertirse en un demócrata radical.
06/19/1843
Se casa con Jenny von Westphalen
Se une con su promesa a pesar de las dificultades que pone la familia de la
novia. A finales de octubre el matrimonio se traslada a París, entonces núcleo
de la efervescencia política europea. Marx entra en contacto con los exiliados
alemanes. Y es allí donde conoce Engels.
01/25/1845
Ultimátum de 24 horas para que abandone Francia
La actividad política de Marx provoca que el gobierno de Prusia presione París
para que la expulse. La pareja se traslada a Bruselas. El verano de este año
vuelve a coincidir con Engels, desde entonces benefactor, en Manchester, cuna
de la Revolución Industrial.
Febrero de 1848
Se publica el `Manifiesto Comunista '
Se edita en Londres. Un texto excepcional, en un momento excepcional de la
historia europea, con insurrecciones en Italia y Francia, donde se forma un
gobierno republicano con participación de los socialistas. El texto inaugura un
género, mezclando historia, sociología y análisis político.
03/14/1883
Karl Marx muere en Londres, la ciudad de su exilio
Marx vive en Londres con la familia desde el 1849. Pasa penalidades
económicas y Engels la ayuda. En 1865 publica el primer volumen de El
capital. Los otros dos serían póstumos. Su mujer murió en 1881, y la hija
mayor, Jenny, dos meses antes que él.
MARX SOBREVIVE AL MARXISMO
Por Quim Aranda
Claro que ya no hay, como había en el Manchester del siglo XIX. ¿Sólo queda
el alienado por los móviles? ¿Se trata del mismo potencialmente comprometido
proletariado que está conectado en red gracias a los móviles?
Dos grandes defensores del libre mercado, Rupert Younger y Frank Partnoy, el
primer director del centro para la reputación corporativa de la Universidad de
Oxford, y el segundo del de la de San Diego, han reescrito el Manifiesto
comunista. En hablaron en marzo en el festival literario de Oxford. "Hemos
mantenido gran parte de la retórica, junto con el enfoque de Marx y Engels
sobre la desigualdad económica. Dos siglos después del nacimiento de Marx, y
por mucho que se haya desprestigiado el comunismo, una gran parte del
argumento es tan relevante como ahora ", admitieron.
Publica el primer texto en la Gaceta del Rin, una crítica contra la censura de
prensa introducida por el gobierno a finales del año anterior. Desde la
izquierda hegeliana, a partir de este momento Marx deja de ser un liberal para
convertirse en un demócrata radical.
Hay que volver a Manchester. Hay que hacerlo de vez en cuando y pasear
alrededor de la catedral, dejando a la izquierda las aguas ahora limpias del río
Irwell, e imaginar las muchas fábricas que había en las dos orillas, y la
contaminación que generaban durante los siglos XVIII, XIX y todavía buena
parte del XX. No queda nada, de todo aquello, sólo una memoria muy difusa
en forma de piedras y documentos que incluyen testimonios de primera mano.
Hay que hacer este recorrido lleno de historia -y de muchos de todos sus
espectres- para acercarse paulatinamente al viejo recinto de la escuela
Chetham s, en el interior del cual está la biblioteca pública abierta más antigua
del Reino Unido. La más antigua del mundo de habla inglesa, claro, fundada en
1653 gracias a la voluntad y el dinero de un mercader textil local, el señor
Humphrey Chetham, sheriff del condado de Lancashire.
Hay, por fin, volver a Manchester y en Chetham s, pues, para pisar y subir los
diecisiete escalones que conducen al primer piso del noble espacio, mientras la
vieja madera de roble se lamenta por el peso y el paso de siglos y de miles de
visitantes.
Ochenta mil libros acumulados en la planta baja, veinte mil más en los dos
pasillos en forma de L de la superior. Y, al final de uno de estos pasillos, la sala
de lectura, presidida por un cuadro de Humphrey Chetham y por una
chimenea. Y aún más al fondo, sobresaliendo de la simple estructura medieval
del edificio, la alcoba cuadriculada donde Karl Marx y Friedrich Engels se
refugiaron para trabajar durante unas semanas de los meses de julio y agosto
de 1845.
Sol y barracas
Cuando Marx y Engels trabajaron por primera vez en Chetham s había unos
21.000 libros. Ha quedado constancia de los que utilizaron: los dos volúmenes
de An Enquiry into the duties of men in the higher and middle clases of society
in Great Britain, de Thomas Gisborne; Several essays in political arithmetick,
de William Petty; The literature of political economy, de J.R. McCulloch, y los
tres volúmenes de State of the poor oro an history of the labouring clases in
England from the conquest to the present period, de Frederick Morton Eden.
Además de la estancia del 1845, Marx fue a Manchester veintidós seis veces
entre 1851 y 1880. Mantenía correspondencia frecuente con Engels, que había
llegado por primera vez en 1842, con 22 años, enviado por su padre para
cuidar el negocio y la inversión familiar, en la fábrica textil Ermen y Engels a
Weaste, Salford, entonces una ciudad en las afueras de Manchester, hoy,
físicamente, la misma red urbana continuada. Es en la fábrica, y al terrible
Manchester del estallido industrial, donde Engels encuentra las evidencias para
denunciar las condiciones de vida del proletariado. Marx se da cuenta de la
relevancia del estudio de su amigo (The condition of the woorking class in
England, 1844) y de la necesidad de pisar el terreno. El interés de Marx por el
corazón de la Revolución Industrial rompe la a veces falsa representación que
se ha dado, de un hombre empeñado entre libros en la sala de lectura del
British Museum. Al contrario. Ciento cincuenta años y pico después del paso de
los dos hombres por la gran ciudad inglesa del norte, más allá de Chetham s, y
del recuerdo en forma de placa que hay en las diferentes direcciones donde
vivió Engels en sus más de veinte años de estancia, quedan pocos rastros de la
presencia física de ambos. Lo que tal vez era el último, la chimenea de la
fábrica textil Ermen y Engels, fue derribada en 1988.
Los marxistas rusos creen que el experimento soviético fue más bien una
especie de capitalismo de estado bajo una bandera roja que enseguida se vio
engullida por la burocracia. Aleksei Tsvetkov, escritor y uno de los grandes
estudiosos y defensores del marxismo en Rusia, considera que a principios del
siglo XXI con el poco nivel de desarrollo industrial que había, no se podía
construir el socialismo. Opina que la élite política encabezada por Lenin y
Trotsky estaba totalmente convencida de que debía ser un proceso mundial,
que no podía funcionar si se construía en un solo país porque entonces la
economía se convertiría en autárquica. Los planes de extender la Revolución
en el resto del mundo fracasaron.
Tsvetkov, que estos días presenta en Rusia una nueva edición en ruso de El
capital prologada por él mismo, explica en sus conferencias que "David
Riazanov, revolucionario socialdemócrata y gran estudioso del pensador
alemán, le decía a Josif Stalin que no entendía nada de las teorías marxistas ".
Riazanov fundó en 1921 el Instituto Marx y Lenin en Moscú y se lo llevó
muchos archivos de Marx que habían quedado en Alemania y Austria. Resulta
que en enero de 1938, durante el momento álgido de las purgas estalinistas,
Riazanov fue fusilado. A partir de los años 30, según ha documentado
Tsvetkov, en la URSS se acabaron las discusiones sobre El capital y las teorías
marxistas: todo esto se convirtió en una actividad peligrosa y se entró de lleno
en el periodo de ritualización del marxismo soviético. El último que habló
públicamente fue Nikolai Bujarin, que fue a París a buscar más archivos de
Marx. Más adelante, Bujarin sería acusado de haberse vendido al espionaje
occidental en aquel viaje a París y sería fusilado en marzo de 1938. A Marx no
le podía remover.
Desde los años en que Marx escribió obras como La ideología alemana (1846)
o El capital (1867), la sociedad ha experimentado cambios enormes, y la clase
obrera, hoy mucho más fracturada, ha dejado en buena medida de entenderse
a sí misma como el sujeto portador de la emancipación de la humanidad. Pero
muchos de los conceptos que Marx nos legó como instrumentos para
comprender la realidad siguen siendo útiles. En este sentido, y tal como explica
el filósofo Josep Ramoneda, "la lucha de clases, el antagonismo social como
motor de la historia, sigue teniendo sentido para el análisis histórico y para la
interpretación del presente". Sin embargo, añade, "lo que sí que hemos
aprendido es que los conflictos no se superan, sino que se transforman: no hay
nunca un volver a empezar, el pasado está vivo en el presente". En nuestra
manera de entender el mundo, dice Ramoneda, también siguen siendo
importantes las ideas, heredadas del marxismo, "que la lucha por la
hegemonía ideológica es primordial, y que debe haber un horizonte de
progreso que nos guíe y nos lleve a construir objetivos compartidos ". La
doctrina de la alienación también sigue siendo actual: el individuo, en los
procesos sociales (no sólo en el trabajo), "sigue hipotecando a, desdibujando
en un medio que busca crear individuos formateados en función del modelo de
dominación algorítmico ", que propician entre otros factores las redes sociales.
La filósofa Marina Garcés apunta que de Marx hemos aprendido "que la lucha
por la transformación social no puede convertirse en una lucha por el poder y,
aún menos, para mantenerlo a toda costa en manos de un partido político ni
de los sus dirigentes ", y reivindica la vigencia de la mirada del filósofo de
Tréveris sobre los antagonismos que atraviesan la vida social, unos
antagonismos que hoy entendemos de manera diferente porque incluyen las
relaciones de género, de raza, culturales o de edad, pero que todavía nos
revelan como individuos "que no sólo tienen intereses, currículos y cuentas
corrientes, sino que también forman parte de clases sociales afectadas por
relaciones de desigualdad y de explotación."
Por su parte, la doctora en ciencia política Sonia Arribas destaca que hoy
seguimos constatando que el sistema de producción capitalista se expande sin
cesar a través de nuevas formas de organización y nuevos desarrollos
tecnológicos, un fenómeno que Marx apuntó, y que este sistema continúa
creando valor mediante la extracción de la plusvalía, la fracción no remunerada
del trabajo. El más contundente, sin embargo, es el editor Gonzalo Pontón, que
va más allá y afirma que la manera de hacer historia de Marx no ha sido
superada. Autor de La lucha por la desigualdad (2016), Pontón apunta que el
materialismo histórico, la doctrina según la cual el motor de la historia se
encuentra en la lucha de clases y en la realidad económica, "sigue siendo, hoy,
el mejor método de trabajo para comprender cómo los hombres se han
agrupado en sociedad y cómo esta sociedad se desarrolla entre la cooperación
y el enfrentamiento ".
Ahora bien, de Marx también han quedado cosas por el camino. Y para muchas
voces, aparte de los fragmentos de teoría económica marxista que han
quedado obsoletos, lo que ha muerto es la misma ideología comunista. Es el
punto de vista del politólogo francés Sami Naïr, que responsabiliza de este
hecho "la experiencia soviética y la transformación de China en un capitalismo
totalitario y global". Ahora bien, también hay que argumentan que, en
realidad, el socialismo real no ha fracasado de una manera sustantiva, sino
que sólo ha quedado descalificado de una manera estética, entre otras cosas
porque los regímenes que la han concretado han caído en el crimen de estado.
En opinión de Jordi Mir, profesor de la UPF y experto en movimientos sociales,
"el comunismo a los que aspiraba Marx no ha tenido lugar nunca, como
tampoco su noción de democracia, y no debemos confundir países que se han
presentado como comunistas con lo que él analizó y proponer ".
Marx, pues, sigue constituyendo una caja de herramientas que nos ofrece una
manera de dar sentido a los acontecimientos de nuestro entorno, y pervive,
también, en forma de controversia. Con todo, el mercado de las ideas parece
reservar un lugar cada vez más marginal al comunismo, en un arrinconamiento
que reforzarían la apertura de Cuba y el posible deshielo, aunque hipotético y
embrionario, de Corea del Norte.
Marx, 2018:
un pensador horrorizado?
El historiador Josep Fontana está convencido de que hoy, Marx, como toda su
vida, haría un análisis crítico del mundo en que vivimos para contribuir a
transformarlo. "Sus herederos -dice Fontana- son todos aquellos que
denuncian los abusos sociales y proponen caminos para encontrarlos remedio".
¿De qué abusos hablamos? Gonzalo Pontón los enumera: antes de iniciarse la
Gran Recesión había en el mundo 500 familias que tenían tanto poder
económico como la mitad de la población mundial (3.500 millones de
personas), en 2015 sólo eran 65 y Oxfam calcula que a finales de este año
serán 8; más de 1.000 millones de personas se mueren de hambre; cerca de
1.000 millones más viven con un ingreso de 40 euros mensuales; cada año
mueren 6 millones de niños por hambre y enfermedades; hay 125 millones de
niños sin escolarizar...
Y es que, como señala Susana Arias, los epígonos del pensamiento marxista
han ensanchado la descripción del sistema capitalista hasta pintar el cuadro no
sólo de un sistema económico, sino de todo un modelo de sociedad que
atraviesa todas las esferas de nuestra vida . "El pensamiento feminista y
ecologista -dice Arias- ha contribuido radicalmente a explicar que las luchas
contra la dominación de género, la explotación arrogante y egoísta de la
naturaleza y la transformación de la democracia son también luchas
anticapitalistas". "La soberanía energética, la política educativa, la
comunicación, la autogestión de la vida reproductiva ... Todos estos serían
debates en los que entraría Marx", añade el profesor de la UB David Casassas.
"Hemos tendido a ver Marx muy ligado al trabajo; pero lo que nos cuenta es la
gran expropiación de medios, también de los simbólicos. Hoy sigue habiendo
expropiadores y expropiados, pero hay nuevas esferas de expropiación; por
ejemplo con el feminismo, las culturas minoritarias o las sexualidades no
normativas ", concluye.
Marx, pues, tiene sus continuadores. Pero es una continuidad plural. Como
indica Marina Garcés," actualmente el espíritu de Marx no está representado
por intel · intelectuales únicos, sino por colectivos de discusión y de acción
muy amplios que en todo el mundo plantean retos teóricos y prácticos muy
diversos ya la vez comunes ". de manera similar, Josep Ramoneda y Sami Naïr
coinciden en señalar que, a diferencia de lo filósofo alemán, los proyectos
transformadores de hoy, como el feminismo y el ecologismo, no parten de una
pretensión de totalidad como la que animaba la obra de Marx. Pueden, claro,
acabar conduciendo a una modificación sustancial de las relaciones de poder
en el mundo, pero no han dado lugar a un pensador capaz de articular la
totalidad en un paradigma nuevo. Según Naïr, esto es, de hecho, "porque nos
encontramos no sólo en una metamorfosis del capitalismo sino en un momento
de cambio de civilización, como en el siglo XVI". Hay un escenario fragmentado
le corresponde un sujeto revolucionario también fragmentado en corrientes
transformadores que, para Marina Garcés, son los que miran el sistema actual
"desde los límites ecológicos del planeta, desde la vida de las mujeres y desde
la necesidad de tomar decisiones colectivamente de verdad ". acabar
conduciendo a una modificación sustancial de las relaciones de poder en el
mundo, pero no han dado lugar a un pensador capaz de articular la totalidad
en un paradigma nuevo. Según Naïr, esto es, de hecho, "porque nos
encontramos no sólo en una metamorfosis del capitalismo sino en un momento
de cambio de civilización, como en el siglo XVI". Hay un escenario fragmentado
le corresponde un sujeto revolucionario también fragmentado en corrientes
transformadores que, para Marina Garcés, son los que miran el sistema actual
"desde los límites ecológicos del planeta, desde la vida de las mujeres y desde
la necesidad de tomar decisiones colectivamente de verdad ". acabar
conduciendo a una modificación sustancial de las relaciones de poder en el
mundo, pero no han dado lugar a un pensador capaz de articular la totalidad
en un paradigma nuevo. Según Naïr, esto es, de hecho, "porque nos
encontramos no sólo en una metamorfosis del capitalismo sino en un momento
de cambio de civilización, como en el siglo XVI". Hay un escenario fragmentado
le corresponde un sujeto revolucionario también fragmentado en corrientes
transformadores que, para Marina Garcés, son los que miran el sistema actual
"desde los límites ecológicos del planeta, desde la vida de las mujeres y desde
la necesidad de tomar decisiones colectivamente de verdad ".
Capitalismo insaciable
En 1989 cayó el Muro y, con él, el comunismo en Europa. Tres años después,
en 1992, Francis Fukuyama, un pensador de corte neoliberal, publicaba El final
de la historia, una obra que, como habían hecho Hegel y Marx, identificaba la
historia con un proceso dialéctico (un proceso donde dos fuerzas contrapuestas
generan una síntesis, que a su vez se encuentra una nueva fuerza antitética,
etcétera) que en un determinado momento alcanza un estadio armonioso, sin
conflicto, en el que finalmente se realiza la justicia. Al final de este hilo, Marx
había situado el comunismo; Fukuyama hay ubicaba la democracia liberal
capitalista.
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