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Lidia Arroyo García

MÁSTER DE FORMACIÓN DE PROFESORES DE ENSEÑANZA SECUNDARIA

REFLEXIÓN FINAL

1ª Parte: ¿QUÉ SACO EN CLARO DE TODO ESTO?

1. Ideas fundamentales sobre la innovación


Innovar no solo implica recurrir a la tecnología (como muchos profesores
piensan), sino también cambiar profundamente la metodología de la enseñanza.

2. Necesidades de innovación en el área de lengua española y literatura


Se deben replantear los contenidos de la asignatura atendiendo al tiempo que se
les dedica y a su distribución, puesto que resulta muy interesante estudiarlos de
forma integrada y carece de sentido dividirlos en bloques.

3. Dar clase con la boca cerrada


Que los estudiantes reflexionen por ellos mismos fomenta el desarrollo de un
aula sumergida en una atmósfera de democracia, lo que supone el primer paso
para vivir en una sociedad democrática en la que se participa de manera activa.

4. Innovar desde la emoción


1. Conectar, interrelacionar
2. Leer para comprender el mundo
3. Desarrollar competencias y estrategias
4. Integrar lengua y contenidos
Innovar desde la emoción permite, en todas sus posibilidades, trabajar
cuestiones de índole social (competencias ética y cívica) que favorezcan el
aprendizaje mediante la producción de estímulos fuertes, puesto que es así como
realmente se consigue la fijación de los contenidos en el cerebro.

5. Evaluar para aprender. La evaluación como estrategia docente


El proceso de evaluación implica atender y valorar todos los aspectos que
forman parte del aprendizaje del alumno, mientras que el acto de calificar se
limita a la asignación de una nota numérica a los estudiantes y siempre debe
realizarse tras una correcta y justa evaluación global.

6. Investigación en el aula: aprendizaje, cambio, innovación


Todos los tipos de investigación resultan relevantes (investigación básica o
teórica, investigación aplicada e investigación práctica), pero la indagación
introspectiva y colectiva propia de la investigación-acción únicamente la pueden
llevar a cabo los profesores en el aula, por lo que para los docentes genera
especial interés.
Lidia Arroyo García

2ª Parte: En una escala del 1 al 10, ¿cómo valoras tus posibilidades de llevar a cabo,
cuando seas profesor, UNA ENSEÑANZA INNOVADORA?

Fortalezas: Entusiasmo, flexibilidad, honradez, responsabilidad, cercanía temporal


respecto a la adquisición de los conocimientos lingüísticos y literarios, capacidad para
mediar en conflictos, empatía, carisma, ganas de innovar.

Debilidades: Inexperiencia, temor al fracaso, cierto grado de mal genio.

Oportunidades: Aportaría progreso con un cambio en la metodología tradicional de la


enseñanza hacia una metodología innovadora con la finalidad de preparar a individuos
autosuficientes que sean capaces de gestionar su propio proceso de aprendizaje en un
ambiente de trabajo, respeto y motivación.

Amenazas: Reacciones adversas del equipo educativo, de los padres y de los alumnos.

Por todo ello, valoro mis posibilidades en un 8/10.

3ª Parte: Imagina que es septiembre empiezas a trabajar en un instituto como profesor


de Lengua Castellana y Literatura. Fíjate en esta escalera. Es la escalera de la
innovación. Tiene 13 peldaños. ¿Cuál es tu grado de compromiso?
Lidia Arroyo García

Me situaría en el peldaño 13. Tengo clarísimo que mi compromiso con la innovación es


absoluto debido a que he experimentado en mi propia piel sus virtudes. Estudié la
carrera en la Universidad Rovira i Virgili y todo el peso del trabajo (que era de corte
tradicional) recayó sobre mi espalda, lo que supuso un agobio excesivo e innecesario
durante dicho periodo educativo. En el máster, en cambio, he descubierto gracias a la
asignatura de Innovación Docente e Iniciación a la Investigación Educativa en Lengua
Castellana y Literatura que trabajar en grupo, recurrir a herramientas tecnológicas
llamativas como por ejemplo un blog o la aplicación Canva, aprender conectando con la
emoción, tener libertad para decidir e incluso equivocarme, integrar contenidos,
fomentar el desarrollo de un aula democrática y recibir valoraciones basadas en una
evaluación global y no solo en la calificación numérica de un examen (de esos que en la
carrera me ponían los pelos como escarpias porque suponían la nota íntegra de la
asignatura) es sin duda lo que se necesita para que los estudiantes aprendan de verdad y
además lo hagan motivados, felices y sin sufrir absurdamente, por lo que mi misión es
lograr que la innovación florezca y perdure en todas las aulas de los institutos.

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