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Demóstenes fue uno de los oradores más relevantes de la historia y un

importante político ateniense. Nació en Atenas, en el año 384 a. C. y falleció


en Calauria, en el año 322 a. C.

Sus dotes de oratoria constituyen la última expresión significativa de las


proezas intelectuales atenienses, y permiten el acceso a los detalles de la
política y la cultura de la Antigua Greciadurante el siglo IV a. C. Demóstenes
aprendió retórica mediante el estudio de los discursos de oradores anteriores.
Pronunció sus primeros discursos judiciales a los veinte años de edad, cuando
reclamó a sus tutores que le entregaran la totalidad de su herencia. Durante un
tiempo, Demóstenes se ganó la vida como escritor profesional de discursos
judiciales y como abogado, redactando textos para su uso en pleitos entre
particulares.

Demóstenes se interesó por la política durante esa época, y fue en


el 354 a. C.cuando dio sus primeros discursos políticos en público. Dedicó sus
años de plenitud física e intelectual a oponerse a la expansión del reino de
Macedonia. Idealizaba a su ciudad y luchaba por restaurar la supremacía
ateniense y motivar a sus compatriotas para oponerse a Filipo II de Macedonia.
Buscó preservar la libertad de Atenas y establecer una alianza contra
Macedonia en un intento sin éxito de impedir los planes de Filipo de expandir
su influencia hacia el sur, conquistando las ciudades-estado griegas. Dos años
antes de la muerte de Filipo, Demóstenes tuvo un papel capital en el
levantamiento de Atenas y Tebas contra el rey macedonio y su hijo, Alejandro
III, en la batalla de Queronea, si bien sus esfuerzos no tuvieron éxito cuando la
revuelta se encontró con una enérgica reacción macedonia. Más aún: para
prevenir una revuelta similar contra su propio líder, el sucesor de Alejandro,
el diádoco Antípatro, envió a sus hombres para que acabaran con Demóstenes.
Demóstenes, sin embargo, se suicidó con el fin de evitar caer en manos de
Arquias, confidente de Antípatro.

El llamado Canon Alejandrino, compilado por Aristófanes de


Bizancio y Aristarco de Samotracia, reconoce a Demóstenes como uno de los
10 mayores logógrafos y oradores áticos. Según Longino, Demóstenes
"perfeccionó al máximo el tono del discurso idealista, pasional, abundante,
preparado, rápido".[1] Cicerón le aclamó como "el orador perfecto" al que no le
faltaba nada y Quintiliano le alabó dirigiéndose a él como "lex orandi" ("la
norma de la oratoria") y diciendo de él que "inter omnes unus excellat" ("se
encuentra solo entre el resto de oradores

Demóstenes nació en el año 384 a. C., durante el último año de la


98.ª Olimpiada o el primero de la 99.ª.[4] Su padre, del mismo nombre,
pertenecía a la tribu (phylai) pandionisia y vivía en la Demo de Peania,[5] en las
afueras de Atenas.
Pertenecía a una rica familia mercantil, lo que le valió el desprecio de las viejas
familias aristocráticas. Su padre, Demóstenes de Peania, poseía una fábrica de
armas.[6] Esquines, el mayor rival político de Demóstenes, mantendría más
tarde que su madre, Cleóbula, era de origen escita,[7] si bien algunos
estudiosos modernos ponen en duda esta afirmación.[8]
A los 7 años Demóstenes se quedó huérfano. Su padre le dejó una fortuna
en fideicomiso, quedando al cuidado de sus tíos, Afobos y Demofón, así como
de un tal Terípido. Sus tutores dilapidaron su fortuna,[9] ya sea por error de
gestión o por mala intención, quedando el joven Demóstenes en extrema
pobreza.
Tan pronto como Demóstenes alcanzó la mayoría de edad, exigió una auditoría
de cuentas de la gestión realizada por sus tutores. Según Demóstenes, la
revisión de las cuentas demostraba la apropiación indebida de su patrimonio.
Aunque su padre le había dejado un patrimonio de casi catorce talentos[10] que
equivaldrían de forma aproximada a unos 400.000 dólares estadounidenses
actuales,[11] Demóstenes dijo en el juicio que sus tutores no le habían dejado
nada salvo la casa, catorce esclavos y treinta minas de plata (30 minas
equivalían a medio talento).[12]
A los 20 años, Demóstenes demandó a sus tutores, intentando recuperar su
patrimonio. Durante los juicios pronunció cinco discursos: tres Contra
Afobos entre el 363 a. C. y el 362 a. C. y dos Contra Ontenor entre el 362 a. C.
y el 361 a. C. El tribunal fijó los daños y perjuicios sufridos por Demóstenes en
diez talentos (285.000 dólares estadounidenses de 2008).[13] Cuando
finalizaron todos los pleitos, Demóstenes sólo logró recuperar una porción de
toda su herencia.[11][14]
Entre el 366 a. C., fecha en la que alcanzó la mayoría de edad, y el 364 a. C.,
Demóstenes y sus ex-tutores buscaron arduamente una salida negociada al
conflicto, si bien no consiguieron llegar a un arreglo porque ninguna de las dos
partes estaba dispuesta a hacer concesiones.[11] Al mismo tiempo,
Demóstenes se preparó para los juicios mediante el entrenamiento de sus
habilidades oratorias.
A los 16 años Demóstenes había asistido a un proceso de Calístrato de
Afidna (367 a. C.), quedando sorprendido por el talento del orador. Calístrato
estaba entonces en el momento cúspide de su carrera y ganó un pleito de una
importancia considerable.[15] Al parecer esa experiencia le llevó a decidirse por
aprender la retórica.

Según Friedrich Nietzsche, filólogo y filósofo alemán, y Constantine


Paparregopoulus, historiador griego, Demóstenes fue alumno de Isócrates.[16]
[17] Según Cicerón, Quintiliano y el biógrafo romano Hermipo, fue un alumno
de Platón.[15] Luciano, un retórico y satírico romano-sirio, incluye a los
filósofos Aristóteles, Teofrasto y Xenócrates entre sus profesores.[18] Sin
embargo, todas estas afirmaciones son hoy en día puestas en duda.[19]
De acuerdo a Plutarco, Demóstenes se convirtió en alumno de Iseo, otro orador
ático, aunque enñ esa época Isócrates también daba clases en el área,
especializándose en los problemas de sucesiones. El motivo puede ser o bien
que no pudiese pagar los honorarios de Isócrates, o porque pensaba que el
estilo de Iseo encajaba mejor con su forma de ser, más vigorosa y astuta.[15]
Ernst Curtius, un arqueólogo alemán, describía la relación entre alumno y
profesor como "una alianza armada intelectual".[20]
También se ha dicho que Demóstenes pagó a su profesor unas
10 000 dracmas (aproximadamente medio talento) a condición de que dejase la
escuela de retórica que había abierto y se dedicase por entero a la enseñanza
de Demóstenes.[20] Otra versión dice que Iseo no cobró nada a Demóstenes
por la enseñanza.[21] Sin embargo, según Richard C. Jebb, estudioso británico
clásico, «la relación entre Iseo y Demóstenes como profesor y alumno apenas
pudo haber sido ni muy íntima ni de muy larga duración».[20] Konstantinos
Tsatsos, profesor y académico griego, cree que Iseo ayudó a Demóstenes en
la creación de sus primeros discursos judiciales contra sus tutores.[22]
Según una biografía de autor desconocido pero atribuida a Plutarco, que ha
llegado hasta nuestros días, Demóstenes se casó una vez. La única
información que aparece sobre su esposa, de la que se desconoce el nombre,
es que era hija de Heliodoro, un ciudadano importante.[23] También tuvo una
hija, "la primera y única que alguna vez le llamó padre", según Esquines, en un
comentario ácido.[24] Su hija murió joven, antes de haberse casado, pocos días
después de la muerte de Filipo.[24] Su sobrino Demócares fue también político y
orador.[25]
Acusaciones concernientes a su vida personalEditar
En sus discursos, Esquines a menudo utilizaba las relaciones pederastas de
Demóstenes para atacarle. El contenido de los ataques no era el hecho de que
Demóstenes tuviese relaciones con chicos (algo que en aquella época no era
raro ni socialmente inaceptable), sino que su comportamiento
como erastés había sido inadecuado, y que su forma de actuar no beneficiaba
a los chicos (como era lo esperado) sino que les dañaba. En el caso de
Aristión, un joven de Platea que vivió durante mucho tiempo en la casa de
Demóstenes, Esquines se burlaba de su falta de control sexual y de su posible
comportamiento afeminado.[26] En el caso de Cnosio, Esquines hace otra
acusación de índole sexual, si bien en este caso acusa a Demóstenes de
acostar a éste con su mujer para que la dejase embarazada.[27] Ateneo, por su
parte, nos muestra otro punto de vista, argumentando que fue la mujer la que
se acostó con el joven en un ataque de celos

Esquines también acusaba a Demóstenes de conseguir dinero a través de sus


relaciones con jóvenes adinerados. Decía que engatusó a Aristarco, el hijo de
Moscos, con la idea de que le podría convertir en un gran orador.[29]
Aparentemente, estando todavía bajo la tutela de Demóstenes, Aristarco mató
y mutiló a un tal Nicodemo de Afidna, arrancándole los ojos y la lengua.
Esquines acusaba a Demóstenes de complicidad en el asesinato, utilizando
como argumento el hecho de que Nicodemo se había querellado anteriormente
con Demóstenes acusándole de deserción. También acusaba a Demóstenes
de haber sido tan mal erastés para Aristarco como para no ser digno de recibir
tal nombre. Su crimen, según Esquines, era haber traicionado a
su erómeno apropiándose de su patrimonio mientras que pretendía estar
enamorado del joven (se decía que se había apropiado de tres talentos —
86.000 dólares estadounidenses de 2008— de Aristarco mientras que éste huía
al exilio para evitar el juicio). Por ello, en pago a la confianza que Aristarco y su
familia habían puesto en él, y en palabras de Esquines "Entraste en un hogar
feliz [...] lo arruinaste".[30] En cualquier caso, la historia de las relaciones de
Demóstenes con Aristarco es más que dudosa, y no se conoce a ningún pupilo
de Demóstenes con ese nombre.[29]
Carrera como logógrafoEditar
Si os veis obligados a actuar en el espíritu de esa dignidad, en el momento en el que
vengáis al tribunal a juzgar las causas públicas, debéis recordar que con el báculo y el
cargo cada uno de vosotros recibe la confianza del ancestral orgullo de Atenas.

Demóstenes (Sobre la Corona, 210) - La defensa que hace el orador del honor
del tribunal contrastaba con las acciones impropias que Esquines le imputaba
en el juicio.

Al finalizar los pleitos contra sus tutores y como forma de ganarse la vida,
Demóstenes se dedicó a redactar discursos para su utilización en pleitos
privados de terceras personas. Destacó mucho en su trabajo, y fue
consiguiendo una cartera de clientes ricos y poderosos.

Por otra parte, un logógrafo ateniense podía permanecer en el anonimato y no


figurar como tal en ninguna parte, lo cual en ocasiones podía ocasionar que un
profesional de este estilo se dedicase a sus intereses personales en perjuicio
de los de su cliente (no se podían examinar los posibles conflictos de intereses
de una persona anónima). Esquines también acusó a Demóstenes de
comportamiento poco ético en su trabajo, diciendo que había transmitido a los
oponentes de sus clientes algunos de los argumentos que utilizarían en el
juicio.[31]

Y al traidor nato, ¿cómo le reconocemos? ¿No te imitará a ti,


Demóstenes, en su trato con aquellos que el azar pone en su camino y
que confían en él? ¿No cobrará por escribir discursos para recitar a los
tribunales, y luego revelará el contenido de los discursos a sus
oponentes?

Esquines, El Discurso en la Embajada[32]

Por ejemplo, Esquines acusó a Demóstenes de haber escrito un discurso para


un tal Formión, un rico banquero, y luego habérselo comunicado a Apolodoro,
que estaba preparando cargos contra Formión.[32] Plutarco apoyaba esta
acusación, diciendo que Demóstenes "se cree que había actuado de forma
deshonesta".[33]

Antes incluso de haber cumplido los 21 años en el 363 a. C., Demóstenes


había demostrado un cierto interés por la política.[11] En el 363, 359 y 357 a. C.
desempeñó el puesto de trierarca, encargándose del mantenimiento y
abastecimiento de un trirreme.[34] En el 348 a. C. se hizo cargo de una coregía,
y pagaba los gastos de una producción teatral.[35]
Aunque Demóstenes dijo que nunca abogaba en ningún caso privado, [36] no
está claro todavía cuándo abandonó Demóstenes la lucrativa (aunque no tan
prestigiosa) profesión de logógrafo, y si es que llegó a hacerlo.[37]
Cuando era niño, Demóstenes tenía un defecto de elocución en el habla. [38]
Esquines se burlaba de ello, y se refería a él en sus discursos por el apodo que
le ponían, Bátalo,[39] que al parecer podrían haber inventado o bien sus
pedagogos o bien sus propios compañeros de juegos.[40][41]
Según Plutarco, durante el primer discurso público del joven Demóstenes, la
audiencia se burlaba de su problema de elocución (dificultad en pronunciar la
/R/) y su extraño y correoso estilo, que estaba plagado de largas frases con
argumentos formalistas hasta un extremo duro y desagradable. Afirmaba el de
Queronea que tenía una debilidad en la voz, un habla extraña y difícil de
entender y una falta de aire que, al romper y desenlazar las frases, oscurecía
mucho el sentido y el significado de lo que decía.[42]
Demóstenes llevó a cabo un estricto programa para superar esas deficiencias y
mejorar su locución. Trabajó la dicción, su voz y sus gestos[43] hasta el punto
que su ahínco y su devoción se volvieron proverbiales. Sin embargo, no se
sabe con certeza si estos relatos son verdaderos hechos de la vida de
Demóstenes o meras anécdotas utilizadas para ilustrar su perseverancia y
determinación.[11]
Algunos ciudadanos, sin embargo, sí que se dieron cuenta de su talento. La
primera vez que abandonó apesadumbrado la Ekklesía (la asamblea
ateniense), un anciano llamado Eunomo le animó diciendo que su dicción era
muy parecida a la de Pericles.[42] En otra ocasión, después de que la Ekklesía
se negase a escucharle y mientras marchaba a casa habiendo sido rechazado,
un actor llamado Sátiro le siguió y le entretuvo en una amistosa
conversación.[44]
Incremento de la actividad políticaEditar
Aunque se cree que continuó con la práctica legal privada como logógrafo, el
hecho es que a partir del año 354 a. C.Demóstenes se interesó cada vez más
por los asuntos públicos, haciéndose famoso por sus discursos que versaban
sobre el restablecimiento del espíritu público en Atenas y sobre la conservación
de la cultura griega en un momento en que el modelo de ciudad-estado se veía
amenazado.
En el 355 a. C. escribió Contra Androcioy en el 354 a. C., Contra Leptino, dos
fieros ataques contra individuos que pretendían eliminar unas exenciones de
impuestos. En Contra Timócrates y Contra Aristócrates abogó por la
eliminación de la corrupción, denunciando medidas que veía como
deshonestas o contrarias de las tradiciones atenienses.[45] Todos estos
discursos ofrecen unas primeras muestras sobre sus ideas de política exterior,
como pudieran ser la importancia de la flota, las alianzas, o el honor
nacional.[46]
"Mientras que el navío está a salvo, ya sea uno grande o pequeño, entonces es
el momento para que el marinero y el timonel y todos los demás cargos
muestren su empeño y tengan cuidado de que no zozobre por la malicia o
negligencia de alguno; pero cuando el mar lo ha superado, entonces el empeño
es inútil".

Demóstenes (Tercera Filípica, 69) - El orador advierte a sus compatriotas de


los desastres que sufriría Atenas si permanece indiferente a las amenazas de su
tiempo.

Partidario de Eubulo, en 354 a. C.Demóstenes pronunció en favor de éste su


primer discurso político, Sobre las symmorías, en el que defendía la
moderación a la vez que proponía la reforma de las symmorías como una
fuente de financiación para la flota ateniense, defendiendo el aumento de las
obligaciones con respecto a las trierarquías.[45][47]
Sin embargo, pronto rompió con Eubulo, al que atacó en el 352 a. C. (Sobre la
sintaxis), al tiempo que se pronunciaba contra la política exterior ateniense con
el discurso Por los megalopolitanos(353 a. C.), que atrajo la atención de los
atenienses sobre el peligro que representaba el poder de Esparta, tras la
debacle de Tebas. También se opuso a Eubulo en el 351 a. C., con el
discurso Por la libertad de los rodios. Eubulo era por entonces el político más
influyente de Atenas, situación que mantuvo en el periodo entre el 355 y el
342 a. C., y estaba en contra de la intervención en los asuntos internos de otras
polis griegas.[48]
Si bien ninguno de sus primeros discursos tuvo éxito, Demóstenes fue poco a
poco haciéndose un hueco dentro del grupo de las personalidades políticas de
importancia a la vez que, por otro lado, rompía con la facción política de Eubulo
(facción a la que pertenecía Esquines). En esa época Demóstenes fue
plantando los cimientos de sus futuros éxitos políticos, lo que le llevaría a
convertirse en el líder de su propio partido. Sus argumentos mostraban su
deseo de articular las necesidades e intereses de Atenas.[49]
En el año 351 a. C., Demóstenes se sintió lo suficientemente fuerte como para
mostrar su visión sobre el asunto de política exterior más importante al que se
enfrentaba Atenas por entonces: la postura que debería tomar la ciudad con
respecto a Filipo II de Macedonia. Según comenta Jacqueline de Romilly,
filóloga miembro de la Academia francesa, la amenaza de Filipo daría a
Demóstenes un enfoque y una razón de ser.[46] La carrera política de
Demóstenes es virtualmente la historia de la política exterior ateniense

Demóstenes dirigió sus energías contra el creciente poder del rey Filipo II de
Macedonia, a quien veía como una amenaza no sólo para Atenas sino para
todas las ciudades-estado griegas.
Gran parte de sus mejores discursos se dirigieron contra el poder creciente del
rey Filipo II de Macedonia. Desde el año 357 a. C., cuando Filipo
asedió Anfípolisy Pidna, Atenas y Macedonia habían estado formalmente en
guerra.[50] En el 352 a. C. Demóstenes describió a Filipo como el mayor y el
peor enemigo de su ciudad. El discurso sería un avance de los fieros ataques
que Demóstenes lanzaría contra el rey macedonio durante los años que
siguieron.[51] Un año después criticó a aquellos que subestimaban el poder de
Filipo y avisaba de que era tan peligroso como el propio rey de Persia.[52]
En el 352 a. C. las tropas atenienses lograron con éxito enfrentarse a Filipo en
las Termópilas,[53] pero la victoria macedonia sobre los focios en la batalla del
Campo de Azafrán supuso un duro golpe para Demóstenes.
Su primer discurso contra Filipo, conocido como la Primera Filípica (351-
350 a. C.), tenía como tema la preparación y la reforma del fondo social de
Atenas,[54] el pilar principal de las políticas de Eubulo.[46] Exhortó a los
atenienses a que despertaran de su falsa seguridad y pidió que la guerra se
extendiera a Tracia, pero no tuvo éxito.
"Necesitamos dinero, seguro, atenienses, y sin dinero nada de lo que debería
ser hecho podrá hacerse".
Demóstenes (Primera Olíntica, 20) - El orador se empleó con esfuerzo para
convencer a sus conciudadanos de que la reforma del fondo social era
necesaria para financiar los preparativos militares de la ciudad.

Desde ese momento y hasta el 341 a. C., todos los discursos de Demóstenes
se referían al mismo asunto: la lucha contra Filipo. En el 349 a. C., para
completar su dominio del mar EgeoFilipo marchó contra Olinto, aliado de
Atenas y la última ciudad de la Calcídicaque le quedaba por dominar. Olinto
pidió ayuda a Atenas, y Demóstenes pronunció con tal motivo las tres Olínticas,
en las que solicitó a Atenas ayuda para su aliado. En los tres discursos,
Demóstenes criticaba a sus compatriotas por no hacer nada, y urgía a Atenas a
ayudar a Olinto contra el "bárbaro"[55] macedonio.[56][57]
A pesar de los avisos de Demóstenes, los atenienses se enzarzaron en una
guerra inútil en Eubea y no ofrecieron apoyo militar a Olinto.[58] El tratado
subsiguiente, la paz de Filócrates, resultaba insoportable para él, que no lo
consideró más que un respiro entre dos batallas.
El caso de Meidias (348 a. C.)Editar
"Sólo pensad: en el momento en que este tribunal se levante, cada uno de
ustedes andará a casa, unos más rápido, otros con más calma, sin ansiedad,
sin mirar por encima del hombro, sin miedo a que él vaya a ir corriendo contra
un amigo o enemigo, un hombre grande o uno pequeño, fuerte o débil, o nada
por el estilo. ¿Y por qué? Porque en su corazón conoce y confía, y ha aprendido
a confiar en el Estado, en que nadie le acosará o insultará o agredirá".

Demóstenes (Contra Meidias, 221) - El orador pide a los atenienses que


defiendan su sistema legal, solicitando un tratamiento ejemplar para la defensa
que sirva para disuadir a otros.[59]

En el 348 a. C. ocurrió un caso peculiar: Meidias, un rico ateniense, abofeteó


públicamente a Demóstenes, que por entonces ocupaba un cargo en
la Coregía, un gran festival religioso en honor al dios Dioniso.[35] Meidias era un
amigo de Eubulo y apoyaba la campaña militar en Eubea.[58] También era un
viejo enemigo de Demóstenes que había entrado violentamente en su casa en
el 361 a. C., junto con su hermano Trasíloco, para apoderarse de ella.[60]
Demóstenes decidió presentar una querella contra su rico oponente y escribió
el discurso judicial Contra Meidias. El discurso ofrece información muy valiosa
sobre la ley ateniense en esa época y especialmente sobre el concepto griego
de Hibris o ambición excesiva, que se trataba en esa ciudad como
un crimen que iba no sólo contra la ciudad sino contra la sociedad en sí
misma.[61] Demóstenes defiende que el estado democrático perece si
el gobierno de la ley se ve socavado por los hombres ricos y sin escrúpulos, y
que todos los ciudadanos adquieren poder y autoridad en todos los asuntos de
estado gracias a "la fuerza de las leyes".[62]
Según el filólogo Henri Weil, Demóstenes retiró finalmente los cargos contra
Meidias por razones políticas, y nunca llegó a pronunciar Contra Meidias,[63] si
bien Esquines mantuvo que Demóstenes había sido sobornado para retirarlos. [
En el año 348 a. C., Filipo II conquistó Olinto y la arrasó hasta sus cimientos.
Luego siguió avanzando y conquistó la Calcídica y todos los Estados de la Liga
Calcídica que antes estaban liderados por Olinto.[65] Tras estas victorias
macedónicas, Atenas se dirigió a ese Estado en busca de la paz. Demóstenes
se encontraba a favor de firmar un tratado con Filipo II. En 347 a. C. se envió
una delegación ateniense a Pellacon el objetivo de negociar un tratado de paz
y Demóstenes estaba entre los doce embajadores enviados (346 a. C.) para
entrevistarse con Filipo, delegación en la que también se encontraban
Esquines y Filócrates. Según Esquines, en su primer encuentro con Filipo,
Demóstenes se habría desmayado del miedo.[66]
La ekklesía aceptó oficialmente los duros términos que Filipo había impuesto.
Sin embargo, cuando la delegación ateniense llegó a Pella para recibir el
juramento de Filipo necesario para considerar que el tratado había sido
acordado, éste se encontraba en plena campaña militar.[67] Filipo estaba
retrasando de forma deliberada el momento de la negociación y posible
acuerdo porque esperaba poder mantener bajo su soberanía todas aquellas
posesiones atenienses que pudiera conquistar antes de ratificar el tratado.[68]
Demóstenes, ansioso ante el retraso, insistía en que la embajada debería viajar
al lugar en el que se encontrase Filipo, y conseguir el juramento sin demora[68]
pero, sin embargo, los enviados atenienses (incluidos tanto él como Esquines)
permanecieron en Pella hasta el regreso de Filipo de su exitosa campaña
en Tracia.[69] Finalmente se juró la paz en Feres, pero Demóstenes acusó al
resto de enviados de haber actuado negligentemente por intereses
económicos.[70]
Justo después de la firma de la Paz de Filócrates, Filipo atravesó las
Termópilas y conquistó Fócida, mientras que Atenas permaneció inactiva y no
envió ninguna ayuda a la región.[71][72] Apoyada por Tebas y Tesalia,
Macedonia tomó el control sobre los votos de Fócida en la Anfictionía, una
organización religiosa formada para apoyar a los grandes templos
de Apolo y Deméter.[73] A pesar de una cierta reticencia por parte de los líderes
atenienses, Atenas finalmente aceptó la entrada de Filipo en el Consejo de la
Liga,[74] estando Demóstenes entre aquellos que apoyaron esta opción, tal y
como nos indica en su discurso Sobre la paz.

Entre sus discursos de este periodo destacan la Segunda Filípica, el discurso


conocido como Sobre la falsa embajada, contra Esquines, y la Tercera
Filípica en la que se exigía una acción resuelta contra Filipo (341 a. C.). De
éstos, las Filípicas se consideran discursos políticos, mientras que Sobre la
falsa embajada es un discurso pronunciado en el ámbito judicial.
En 344 a. C. Demóstenes viajó al Peloponeso, con la finalidad de conseguir
alianzas y apartar al mayor número posible de ciudades de la influencia
macedonia, si bien sus esfuerzos fueron generalmente infructuosos. [75] La
mayor parte de los peloponesios veían a Filipo como el garante de su libertad,
e incluso enviaron una embajada conjunta a Atenas para presentar sus quejas
ante la actividad de Demóstenes.[76] En respuesta a dicha embajada,
Demóstenes pronunció la Segunda Filípica, un vehemente ataque contra la
persona de Filipo. En el año 343 a. C.Demóstenes pronunció Sobre la falsa
embajada, dirigida contra su rival político Esquines, que estaba enfrentándose
a un cargo de alta traición. Esquines fue finalmente absuelto por un estrecho
margen de treinta votos, en un jurado cuyo número podría haber sido de hasta
1.501.[77]
En 343 a. C. las fuerzas macedonias se encontraban realizando una nueva
campaña militar en la región de Epiro y, en 342 a. C., Filipo hizo una incursión
en Tracia.[78] También negoció con los atenienses algunas modificaciones de
los términos pactados en la Paz de Filócrates.[79]
Cuando el ejército macedonio se aproximaba al Quersoneso Tracio, un general
ateniense llamado Diopeites arrasó el distrito marítimo de Tracia, incitando la
respuesta de Filipo. La asamblea ateniense se reunió para estudiar la situación
y Demóstenes pronunció su discurso Sobre el Quersoneso, con el que
convenció a los atenienses a no llamar a Diopeites de vuelta a Atenas.
También en el 342 a. C.pronunció la Tercera Filípica, que se considera como el
mejor discurso político de toda su carrera.[80] Utilizando todo el poder de su
elocuencia, Demóstenes exigió a la asamblea ateniense una firme respuesta
contra Filipo, pidiendo al pueblo ateniense una enérgica demostración de
fuerza. Les decía que sería "mejor morir mil veces que rendir tributo a
Filipo".[81] Tras este discurso Demóstenes tomó el control de la política
ateniense y fue capaz de debilitar considerablemente a la facción pro-
macedonia liderada por Esquines, convirtiéndose en el líder político más
influyente de Atenas.
Gracias a ello Demóstenes conseguiría que se anulara el tratado de paz, que
se aumentaran las asignaciones militares y se reforzara la marina e hizo
de Tebas, ciudad largo tiempo hostil hacia Atenas, una aliada.

La Cuarta Filípica (340 a. C.), fue en realidad una declaración de guerra que
condujo a otra derrota griega a manos de los macedonios: En gran parte
gracias a los esfuerzos de Demóstenes, el intento de Filipo, en el 340 a. C., de
capturar Bizancio (actual Estambul) se retrasó.
En 341 a. C. Demóstenes fue enviado a Bizancio, en donde buscó la
renovación de la alianza con Atenas. Gracias a sus maniobras
diplomáticas, Abidostambién se unió a la causa. Por otra parte, estos
acontecimientos preocuparon a Filipo e incrementaron su animadversión contra
Demóstenes. La asamblea ateniense, sin embargo, no tuvo en cuenta las
quejas de Filipo contra la conducta de Demóstenes y denunció el tratado de
paz, lo que de hecho significaba una declaración de guerra.
En 339 a. C. Filipo hizo su último y mayor movimiento en busca de la conquista
del sur de Grecia, asistido por el apoyo de Esquines en el marco de la
Anfictonía.[82] Durante la reunión del Consejo, Filipo acusó a la ciudad
de Anfisa, en la Lócrida, de haber invadido suelo consagrado.[83] El oficial que
presidía el Consejo, un tesalio llamado Cotifo, propuso la convocatoria del
Congreso de la Anfictonía para que impusiese un castigo ejemplar.[84] Esquines
estaba de acuerdo con esta propuesta y mantenía que los atenienses deberían
participar en el Congreso,[84] si bien Demóstenes revirtió las iniciativas de
Esquines y Atenas finalmente se abstuvo.[85] Tras el fracaso de la primera
excursión militar a la Lócrida, la sesión de verano de la Anfictonía dio el mando
de las fuerzas de la liga a Filipo, y le pidió que dirigiese una segunda
excursión.[86]
Filipo decidió actuar de inmediato. El invierno de 339-338 a. C. atravesó las
Termópilas y entró en Anfisa, en donde venció rápidamente a la población de la
ciudad. Tras esta significativa victoria, Filipo entró en la Fócida en 338 a. C. y
luego se dirigió al sudeste, bajando el valle del río Cefiso, para asediar y
capturar la ciudad de Elateia, en donde restauró las fortificaciones.[86]
Mientras tanto, Atenas se dedicó a forjar una alianza con las ciudades de
Eubea, Megara, Acaya, Corinto, Acarnania, así como con otros estados menos
importantes del Peloponeso. En cualquier caso, la alianza más deseada para
Atenas era con la ciudad-estado de Tebas.
Con el objetivo de conseguir dicha alianza, Atenas envió a Demóstenes a la
ciudad de Beocia. Filipo, por su parte, también envió su propia delegación con
la finalidad contraria, pero no logró evitar que Demóstenes adhiriese a Tebas a
su causa.[87] No ha llegado a nuestros días el discurso completo de
Demóstenes ante el pueblo tebano, por lo que las argumentaciones que utilizó
para convencer a Tebas para unirse a la alianza las desconocemos. En
cualquier caso, la alianza se produjo a cambio de un precio: Políticamente, el
control de Beocia por parte de Tebas fue reconocido de forma oficial.
Militarmente, Tebas consiguió el mando supremo de las tropas aliadas de
tierra, y el mando conjunto con Atenas de la armada en el mar. Además,
Atenas pagaría dos tercios del coste militar total de la campaña.[88]
Mientras que los atenienses y los tebanos se preparaban para la guerra, Filipo
hizo un último intento para apaciguar a sus enemigos, proponiendo un nuevo
tratado de paz que no fue aceptado.[89] Tras esto, y tras una serie de pequeños
enfrentamientos entre los dos bandos que terminaron con victorias menores del
bando ateniense, Filipo logró llevar a las falangesconfederadas a un
enfrentamiento en campo abierto en una llanura cercana a la ciudad
de Queronea. A pesar de la alianza entre Tebas y Atenas, Filipo derrotó a los
ejércitos aliados en la batalla del año 338 a. C. Durante la batalla Demóstenes
participó como un mero hoplita más, e incluso algunas fuentes hablan de un
comportamiento poco honorable. Según Plutarco, Demóstenes desertó
del campo de batalla y "no hizo nada honorable, ni su comportamiento estuvo a
la altura de sus discursos".
Tal era el odio de Filipo contra Demóstenes que, según relata Diodoro Sículo,
el rey se burló tras la batalla de los infortunios del político ateniense. Sin
embargo, el también orador y político ateniense Démades se dice que hizo el
siguiente comentario al rey:

Oh Rey, cuando la Fortuna te ha colocado en el puesto de Agamenón,


¿no te avergüenzas de actuar como Tersites?
Según cuenta Diodoro, Filipo reaccionó ante estas palabras y detuvo
inmediatamente su actitud.[90]
Tras su victoria, Filipo fue sólo severo con Tebas, la cual pasó a controlar
directamente mediante el nombramiento de gobernantes macedonios. Atenas
fue tratada de forma más magnánima, obligándole sólo a que disolviera su liga
naval y a que abandonase sus posesiones en Tracia, mientras que a cambio le
garantizaba la independencia. A pesar de todo ello, Demóstenes continuó
hablando en contra de Macedonia, incluso tras la derrota de Queronea

Tras la batalla de Queronea, Filipo impuso un severo castigo a la ciudad de


Tebas, si bien fue bastante transigente a la hora de imponer a Atenas las
condiciones de un acuerdo de paz. Demóstenes defendió la fortificación de
Atenas y fue elegido por la ekklesía para pronunciar el discurso fúnebre por los
ciudadanos muertos en la guerra contra Macedonia.[91][92]
En el 336 a. C. Filipo fue asesinado durante la boda de su hija, Cleopatra de
Macedonia con el rey Alejandro de Epiro. Tras su muerte, el ejército proclamó
rey a su hijo primogénito, Alejandro. Mientras tanto, ciudades como Atenas o
Tebas veían en este cambio de líder una oportunidad para recuperar su total
independencia, y Demóstenes estuvo entre los atenienses que tomaron un rol
más activo en la dirección de la revuelta de Atenas. Según Esquines, "era tan
sólo el séptimo día tras la muerte de su hija, y a pesar de que las ceremonias
de luto no se habían completado, se puso una corona de flores en la cabeza y
ropajes blancos por su cuerpo, y estuvo ahí, haciendo ofrendas en
agradecimiento, violando toda decencia".[24]
Demóstenes también envió mensajeros al general Átalo, padre de la última
esposa de Filipo, a quien consideraba un oponente interno al trono de
Alejandro.[93] En cualquier caso, Alejandro se desplazó rápidamente a Tebas,
que se sometió al poco tiempo de verle aparecer frente a sus puertas. Cuando
los atenienses se enteraron de que Alejandro se había movido tan rápido a
Beocia cundió el pánico y suplicaron piedad al nuevo rey de Macedonia.
Alejandro, por su parte, se limitó a amonestarles, y no impuso ningún castigo
por la sublevación.
"Estás al descubierto en tu vida y en tu conducta, en tus actuaciones públicas y
en tus abstinencias. Un proyecto aprobado por la gente comienza a avanzar.
Esquines ya no tiene voz. Se ha reportado un lamentable incidente. Esquines
está en evidencia. Recuerda a una vieja torcedura o fractura: en el momento en
que disminuye la salud vuelve a estar activa".

Demóstenes (Sobre la Corona, 198) - En Sobre la CoronaDemóstenes ataca


fieramente y finalmente neutraliza a Esquines, su gran oponente político.

En 335 a. C. Alejandro se sintió con suficiente fortaleza como para enfrentarse


a Tracia e Iliria. Mientras estaba luchando en el norte, los tebanos y los
atenienses se rebelaron una vez más, creyendo los rumores que se habían
extendido sobre la posible muerte de Alejandro. Darío III de Persiafinanció a las
ciudades griegas que se levantaron contra Macedonia, y se dice que
Demóstenes podría haber recibido unos 300 talentos (unos 8,5 millones de
dólares) en nombre de Atenas, motivo por el cual se enfrentó después a
acusaciones por apropiación indebida.[94]
Alejandro reaccionó de manera inmediata y arrasó Tebas hasta sus cimientos.
No atacó Atenas, pero exigió que todos los políticos de la facción anti-
macedonia fueran exiliados, siendo Demóstenes el primero de la lista.
Según Plutarco, una embajada especial de Atenas encabezada por Foción, un
opositor de la facción anti-macedonia, fue capaz de persuadir a Alejandro para
que retirase dicha exigencia.[95]
Demóstenes, por su parte, y a pesar de sus desventuras que había sufrido en
sus enfrentamientos contra Filipo y Alejandro, todavía era respetado por el
pueblo de Atenas. En 336 a. C. el orador Ctesifonte propuso a Atenas que
honrara a Demóstenes por sus servicios prestados concediéndole, de acuerdo
a la tradición, la corona de oro. Sin embargo, la existencia en Atenas de un
importante partido promacedonio hacía que la posición de Demóstenes
estuviese siempre sujeta a oposición y la propuesta se convirtió en un
controvertido tema político que desembocó, en 330 a. C., en que Esquines
utilizase un tecnicismo legal para procesar a Ctesifonte. El motivo del
procesamiento era haber ofrecido la corona a Demóstenes tras incurrir en una
serie de irregularidades en el ofrecimiento.
En su discurso más brillante,[96] Sobre la Corona, Demóstenes defiende a
Ctesifonte y ataca vehementemente a todos aquellos que prefirieron la paz con
Macedonia. No estaba arrepentido por sus acciones pasadas ni por sus ideas
políticas e insistía en que, cuando estaba en el poder, el objetivo constante de
todas sus acciones fue el ensalzamiento del honor y la ascendencia de su
pueblo, y que en todas las ocasiones y en todo lo que hizo preservó su lealtad
a Atenas.[97] Finalmente venció a Esquines, a pesar de que las objeciones
legales que oponía su enemigo al otorgamiento de la Corona eran
probablemente válidas.[98]
Éste sería su discurso más famoso, en el que realiza una defensa global de
toda su carrera, defendiendo a Ctesifonte y atacando al partido promacedonio.
Su elocuencia y lógica fueron tan convincentes que Ctesifonte fue absuelto y
Esquines, humillado, se vio obligado a exiliarse de forma voluntaria.

El caso de HárpaloEditar
En el año 324 a. C. la influencia política de Demóstenes comenzó a decaer por
culpa de un nuevo caso en el que se le acusó de corrupción.
En 324 a. C. un aristócrata macedonio llamado Hárpalo, a quien Alejandro
había nombrado gobernador de Babilonia y había confiado una cuantiosa
cantidad de tesoros, se fugó de Macedonia, huyendo con el botín, y buscando
refugio en Atenas. Demóstenes exigió que Hárpalo fuese capturado[99] y,
finalmente, Hárpalo fue encarcelado a pesar de la oposición de Hipérides, un
político de la facción anti-macedonia que era un antiguo aliado de
Demóstenes.[100] La ekklesía, tras una propuesta de Demóstenes, decidió
confiscar el dinero de Hárpalo, que fue confiado a un comité presidido por
Demóstenes.[100] Cuando el comité contó el tesoro encontró que sólo había la
mitad del dinero que Hárpalo había declarado que tenía,[100] pero no revelaron
públicamente el déficit. Más tarde, cuando Hárpalo escapó, el Areópago llevó a
cabo una auditoría al final de la cual acusó a Demóstenes de haber malversado
20 talentos (570.000 dólares estadounidenses de 2008). Durante el juicio
contra él, Hiperides argumentó que no había revelado el enorme déficit porque
había sido sobornado por Hárpalo.[100]
Demóstenes fue condenado a pagar una multa de 50 talentos (1,4 millones de
dólares estadounidenses de 2008), que no pudo reunir, por lo que fue
condenado a prisión, aunque escapó en poco tiempo.[101] Todavía no está claro
si las acusaciones contra él tenían o no fundamento[102] aunque, en cualquier
caso, los atenienses pronto revocaron la sentencia.[103] Demóstenes huyó
a Eginahasta la muerte de Alejandro.
"Tomemos el caso de una casa, una nave o algo parecido, que debe basar su
fuerza en su estructura; y así es también en el caso de asuntos de estado, en
los que los principios y los cimientos deben ser la verdad y la justicia".

Demóstenes (Segunda Olíntica, 10) - El orador se enfrenta a serias acusaciones


más de una vez, pero nunca admite ninguna acción impropia e insiste en que es
imposible "ganar el poder de forma permanente mediante la injusticia, el perjurio y la
falsedad".

Un año más tarde, la muerte de Alejandro Magno provocó en toda Grecia una
rebelión contra Antípatro, sucesor a Alejandro como gobernador macedonio de
Grecia, hecho que Demóstenes aprovechó para terminar su exilio y entrar
triunfalmente en Atenas, a la vez que reclamaba una nueva guerra contra
Macedonia. Demóstenes vuelve a insistir a los atenienses en la persecución de
su independencia de Macedonia, que se convertiría en la llamada Guerra
Lamiaca. Sin embargo, Antípatro sofocó la rebelión y acabó con la oposición a
su poder, tras lo cual exigió que los atenienses entregasen a Demóstenes y a
Hipérides, junto con otros políticos antimacedonios. Démades, jefe en ese
momento del partido promacedonio, consiguió que la ekklesía se plegara a las
exigencias a Antípatro votara y aprobara un decreto con la condena a
muerte de los agitadores políticos.
Demóstenes escapó a un santuario de la isla de Calauria, en donde finalmente
fue descubierto por Arquias, un confidente de Antípatro. Demóstenes se suicidó
en el templo de Poseidón de Calauria antes de ser capturado mediante un
engaño a Arquias: pretendiendo ir a escribir una carta a su familia, aprovechó
para tomar veneno escondido en una caña.[104] Cuando notó que el veneno
comenzaba a surtir efecto le dijo a Arquias: "Ahora, cuando te parezca, puedes
comenzar a jugar el papel de Creonte en la tragedia, y llevarte de aquí este
cuerpo mío sin enterrar. Pero yo, gracias a Neptuno, por mi parte, mientras
todavía estoy vivo, me levanto y dejó este sagrado lugar; aunque Antípatro y
los macedonios casi no han dejado nada, salvo el templo, sin contaminar". Tras
decir estas palabras, cayó al lado del altar y falleció.[104]
ValoracionesEditar
Carrera políticaEditar
La figura histórica de Demóstenes ha sido objeto de opiniones encontradas y
de distintas valoraciones a lo largo de los siglos.

Plutarco, por ejemplo, alaba a Demóstenes por su carácter. Rebatiendo al


historiador Teopompo, el biógrafo insiste en que Demóstenes mantuvo "el
mismo partido y dirección política que tenía desde un principio, los mantuvo
constantes hasta el final; y estuvo tan lejos de abandonarlos mientras vivió que
llegó a preferir dar su vida a traicionar sus principios".[105] Por otro
lado, Polibio un historiador griego del mundo mediterráneo, era muy crítico con
las políticas defendidas por Demóstenes. Polibio le acusa de haber lanzado
ataques verbales injustificados contra grandes hombres de otras ciudades,
tildándoles injustamente de traidores a los griegos. El historiador mantenía que
Demóstenes medía todo en función de los intereses de su propia ciudad,
imaginando que los griegos deberían tener sus visión centrada en Atenas. Sin
embargo, y según este historiador, lo único que los atenienses llegaron a
conseguir gracias a su oposición a Filipo fue la derrota en Queronea, "y si no
hubiera sido por la magnanimidad del rey y su cuidado por su propia
reputación, sus infortunios habrían sido todavía mayores, gracias a la política
de Demóstenes".[106]
"El hombre que piensa que debe su nacimiento sólo a sus padres esperará
hasta que llegue su natural y destinado final; el que es hijo de su nación está
dispuesto a morir antes que verla esclavizada, y vigilará esos agravios e
indignidades, que en la sujeción al bien común se ve impulsado a soportar,
como más aterradores que la propia muerte".

Demóstenes (Sobre la Corona, 205) - Durante su larga carrera política


Demóstenes urgió a sus conciudadanos a defender su ciudad y a preservar su libertad y
su democracia.

Paparrigopoulos ensalza el patriotismo de Demóstenes, pero le critica por ser


corto de miras. De acuerdo a su crítica, Demóstenes debería haber entendido
que los antiguos Estados griegos sólo podían sobrevivir unificados bajo el
liderazgo del reino de Macedonia.[17] Por lo tanto, acusa a Demóstenes de no
haber juzgado bien los acontecimientos, los oponentes y las oportunidades, y
de haber sido incapaz de prever el inevitable triunfo de Filipo.[85] Le critica por
haber sobrevalorado la capacidad de Atenas de revivir y de retar a
Macedonia.[107] Su ciudad había perdido a la mayoría de aliados en el Egeo,
mientras que Filipo había consolidado su control sobre la región de Macedonia
y controlaba una gran riqueza mineral.
Chris Carey, profesor de griego en la University College de Londres, concluye
que Demóstenes era mejor orador que estratega y político,[85] si bien también
subraya que los "pragmáticos" como Esquines y Foción no tenían una visión lo
suficientemente inspiradora como para rivalizar con la de Demóstenes. El
orador pedía a los atenienses que eligiesen entre lo que es justo y honorable y
lo antepusieran a su propia seguridad y a la preservación de la ciudad. [105] La
gente, por su parte, prefería el activismo de Demóstenes hasta el punto de que
la agria derrota de Queronea fue recibida como un precio que valía la pena
pagar en el intento de retener la libertad y la influencia sobre la península.[85]
Por otra parte, según el también profesor de griego Arthur Wallace Pickard-
Cambridge, el éxito es un pobre criterio para juzgar las acciones de la gente
como Demóstenes, que actuaban motivados por el ideal político de la
libertad.[108] Filipo había pedido a Atenas que sacrificase su libertad y su
democracia, mientras que Demóstenes intentaba revivir el brillante pasado de
la ciudad.[107] Buscaba revivir esos valores imperecederos y, por tanto,
convertirse en un "educador de la gente" (en palabras de Werner Jaeger).[109]
El hecho de que Demóstenes luchase en la batalla de Queronea como un
mero hoplita más, así como su huida del campo de batalla, indica que carecía
de capacidad militar. Según el historiador Thomas Babington Macaulay, en la
época en la que vivió Demóstenes estaba fuertemente marcada la diferencia
entre los oficios políticos y los militares.[110] Casi ningún político, con la
excepción de Foción, era al mismo tiempo un buen orador y
un general competente. Demóstenes era muy competente en el ámbito de la
política y de las ideas, pero no en el de la guerra.[110] El contraste, por otra
parte, entre la capacidad intelectual de Demóstenes y sus deficiencias en
términos de vigor, resistencia y conocimientos o habilidad militar,[17] así como
de visión estratégica[85] se ilustra en la inscripción que sus conciudadanos
pusieron en la base de su estatua:[111]

Si hubieras sido para Grecia tan fuerte como sabio, los macedonios no la
habrían conquistado

De acuerdo a Dionisio de Halicarnaso, historiador griego y profesor de retórica,


Demóstenes representa la etapa final del desarrollo de la prosa ática. Este
autor afirma que Demóstenes reunió las mejores características de los estilos
básicos; utilizaba habitualmente el estilo de tipo medio o normal y aplicaba el
estilo arcaico y el de elegancia llana cuando era necesario. En todos y cada
uno de los tres estilos era mejor que sus maestros especializados.[112]
Demóstenes es considerado un orador consumado, adepto de todas las
técnicas de la oratoria que utiliza de forma conjunta en su trabajo. [109] En sus
discursos judiciales iniciales, la influencia de sus primeros maestros es obvia,
pero no enmascara su estilo marcado y original, que también aparece. [20][113]
Según Harry Thurston Peck, perteneciente a la escuela clásica, Demóstenes
"no incrementa el conocimiento; su objetivo no es la elegancia; no busca
brillantes ornamentos; en raras ocasiones toca el corazón de la gente con
suaves apelaciones, y cuando lo hace, produce sólo un efecto que podría
mejorar cualquier orador de tercera clase. No tenía agudeza, gracia o
vivacidad, tal y como nosotros entendemos estos términos. El secreto de su
poder es simple, puesto que se encuentra esencialmente en el hecho de que
sus principios políticos estaban ligados a su propio espíritu".[6] En su juicio,
Peck coincide con Jaeger, que dijo que las decisiones políticas inminentes
imbuían los discursos de Demóstenes con un poder artístico fascinante. [114]
Demóstenes era capaz de combinar mensajes escuetos con explicaciones
extensas, armonizando con su cometido.[109] Su lenguaje es simple y natural,
no utiliza palabras extrañas o artificiales. Según Jebb, Demóstenes era un
artista capaz de hacer que su propio arte le obedeciera.[20] Por su parte,
Esquines estigmatizaba su intensidad, atribuyendo a sus rivales hilos de
imágenes absurdas e incoherentes.[115]
Dionisio establece que el único punto débil de Demóstenes era su falta de
sentido del humor, si bien Quintiliano veía esta deficiencia como una virtud. [116]
[117] Sin embargo, la principal crítica que se ha hecho a Demóstenes parece
que se ha apoyado principalmente en su negativa a hablar extempore;[118]
habiéndose negado a menudo a comentar asuntos que no se había estudiado
previamente.[6] En cualquier caso, dedicaba una elaborada preparación a todos
sus discursos y, por tanto, sus argumentos son los productos de un estudio
cuidadoso de cada asunto. También era famoso por su capacidad de sátira. [119]
De acuerdo a Cicerón, Demóstenes veía la forma de entregar el mensaje (los
gestos, la voz, etc.) como algo más importante que el estilo.[120] Aunque no
tenía la voz de Esquines, o la capacidad improvisatoria de Demades, utilizaba
de forma muy eficiente su cuerpo para acentuar sus palabras,[16] consiguiendo
proyectar sus ideas y argumentos con una mayor fuerza. Sin embargo, dicha
puesta en escena no era bien acogida por todo el mundo de la
antigüedad: Demetrio de Falero y los comediantes ridiculizaban la "teatralidad"
de Demóstenes, mientras que Esquines opinaba que Leodamas de Acarnas
era superior a él.

La fama de Demóstenes perduró a través de los siglos. Los estudiosos de


la Biblioteca de Alejandría editaron cuidadosamente los manuscritos de sus
discursos, y los colegiales de la antigua Roma estudiaron su arte como parte
de su propio entrenamiento en retórica.[38] Juvenal le aclamó diciendo que
era largus et exundans ingenii fons (una ‘larga y desbordante fuente de
ingenio’).[123] Los discursos de Cicerón contra Marco Antonio también
mencionaban las Filípicas.
Por su parte, Plutarco hizo una mención en su Vida de Demóstenes recalcando
las fuertes similitudes entre las personalidades y las carreras políticas de
Demóstenes y de Marco Tulio Cicerón:

El poder divino parece haber diseñado originalmente a Demóstenes y a


Cicerón bajo el mismo plan, dándoles muchas similitudes en sus
caracteres naturales, tales como la pasión por la distinción y su amor por
la libertad en la vida civil, o su exigencia de coraje frente a los peligros y
la guerra, a la vez que añadió muchos parecidos accidentales. Creo que
difícilmente se puede encontrar otros dos oradores que, desde unos
comienzos oscuros e insignificantes, se hicieran tan grandes y
poderosos; que ambos se enfrentaran a reyes y tiranos; ambos perdieran
a sus hijas; fueran expulsados de su país y retornasen con honor; que,
huyendo de nuevo de ahí, fuesen ambos capturados por sus enemigos y
finalmente acabasen sus vidas a la vez que la libertad de sus
compatriotas.

Plutarco, Demóstenes, 3

Durante la Edad Media y el Renacimiento Demóstenes mantuvo una buena


reputación por su elocuencia.[38] Sus textos eran los más estudiados y leídos
de todos los oradores antiguos, con quizás Cicerón como único competidor
real.[124] El autor y jurista francés Guillaume du Vair alaba sus discursos por su
elegante estilo y artística composición; John Jewel, Obispo de Salisbury,
y Jacques Amyot, escritor y traductor renacentista francés, ven a Demóstenes
como un magnífico orador, incluso "supremo".[125]
En la historia moderna, oradores como Henry Clay han imitado la técnica de
Demóstenes. Sus ideas y principios sobrevivieron e inspiraron a personajes y
tendencias políticas de nuestra época. Demóstenes constituyó una fuente de
inspiración para los autores de los artículos federalistas (una serie de 85
artículos defendiendo la ratificación de la Constitución de los Estados Unidos
de América) y para los principales oradores de la Revolución francesa.[126]
El primer ministro francés Georges Clemenceau estuvo entre aquellos que
idealizaron a Demóstenes e incluso escribió un libro sobre él.[127] Por su
parte Friedrich Nietzsche a menudo compuso sus frases de acuerdo a los
paradigmas de Demóstenes, cuyo estilo admiraba.[128][129]
Durante la Segunda Guerra Mundial, los luchadores de la resistencia
francesa se identificaron con Demóstenes, y dieron a Adolf Hitler el nombre de
Filipo. Demóstenes se reconoció como el símbolo de la independencia y se
utilizó como sinónimo de la resistencia contra la opresión tiránica.[109] También
constituyó una fuente de inspiración para escritores de la literatura moderna
tales como Mary Renault o Orson Scott Card.[130]
Por otra parte, la Demosthenian Literary Society, sociedad perteneciente a
la Universidad de Georgia, recibe su nombre en honor a Demóstenes, siendo
un tributo a su habilidad retórica y a la forma en que mejoró su habilidad
oratoria.

Parece que Demóstenes publicó la mayoría de sus discursos, si no todos. [131]


Tras su muerte, los textos de sus obras le sobrevivieron, siendo guardados en
Atenas y en la Biblioteca de Alejandría. En Alejandría los textos se incorporaron
al cuerpo de literatura griega clásica que fue preservado, catalogado y utilizado
por los estudiosos del período helenístico. Desde entonces y hasta el siglo
IV se multiplicaron las copias de sus discursos, por lo que estuvieron en una
situación relativamente buena para sobrevivir al oscuro periodo comprendido
entre los siglos VI y IX d. C.[132] Finalmente, han llegado a nuestros días un
total de sesenta y un discursos de Demóstenes. Friedrich Blass, de la Escuela
Clásica alemana, cree que el orador escribió otros nueve discursos más, pero
que no han sobrevivido.[133]
Las ediciones modernas de los discursos se basan en manuscritos de los
siglos X y XI d. C.[134][135] La autoría de al menos nueve de los sesenta y un
discursos se discute.[136]
También han llegado a nuestros días cincuenta y seis prólogos y seis cartas.
Los prólogos eran aperturas de discursos de Demóstenes, y fueron recopiladas
para la Biblioteca de Alejandría por Calímaco, que creía en la autoría de
Demóstenes.[137] Los estudiosos modernos, sin embargo, están divididos:
algunos los rechazan,[11] mientras que otros, como Blass, opinan que son
auténticos.[138] Las cartas están escritas con el nombre de Demóstenes, pero
su autoría ha sido duramente discutida.[139]

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