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¿Y si el Reino Unido se saliera de la

Unión Europea?
Estas son las implicaciones para la región si decide alejarse del grupo de naciones; este 23 de junio los
británicos decidirán la permanencia en un referéndum.

Sábado, 20 de febrero de 2016 a las 16:30


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La Unión Europea y el Reino Unido alcanzaron un acuerdo que debe aprobar la ciudadanía británica en referéndum. (Foto: Getty Images)

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LONDRES (AFP) — De entrada, una pesadilla para los eurófilos y un peso menos para los eurófobos. Pero
unBrexit - salida del Reino Unido de la Unión Europea- supondría en realidad un salto al vacío puesto que
hasta ahora ningún país se ha separado del bloque.

La UE, a través del presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, afirmó que no existe un plan B y
Downing Street no tiene uno alternativo. Paso entonces a la improvisación.

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Algunos incluso lo han convertido en el tema de un War Game (simulacro) organizado en enero en Londres en
presencia de exresponsables europeos. El juego se avinagraba ante la eventualidad de un Brexit.

La primera etapa para una eventual salida pasa por una negociación entre las dos partes, como prevé el
artículo 50 del Tratado de Lisboa. En dos años tendría que hallarse una solución, a no ser que las dos
acordaran prolongar el plazo.

De "benéfica", nada

La segunda fase dependería del desenlace de estas negociaciones: Reino Unido permanecería en el Espacio
Económico Europeo (EEE) como Noruega o Islandia, y por lo tanto seguiría como miembro del mercado
único. ¿O no?

En la City londinense, el barrio de negocios más importante de Europa, contrario al Brexit, se han estudiado
todas las posibilidades. El presidente del gigante bancario europeo HSBC, Douglas Flint, que optó por
quedarse en Londres, adelantó que podría deslocalizar 1,000 empleos.

El primer ministro, David Cameron, ha advertido del peligro de pensar que una salida de Europa sería
benéfica.

Según un estudio del think tank Open Europe, un Brexit costaría alrededor de un punto del Producto Nacional
Bruto en 2030. "Salir del mercado único y de la unión aduanera no se compensaría con un nuevo acuerdo
comercial con la UE", estima.

La prosperidad del país fuera de la UE pasa, según el estudio, por una "liberalización comercial y una
desregulación".

Pero abrir sus fronteras a la competencia de países de mano de obra barata contradice la voluntad declarada
de limitar drásticamente la inmigración, espina dorsal del Brexit.

Una evidencia en cualquiera de los casos. Reino Unido retomaría el control de sus fronteras y limitaría la
inmigración de todos los países, incluidos los de Europa del Este, privando a sus ciudadanos de subsidios
sociales.

Y es que el parlamento podría derogar las normas de la UE integradas en la legislación británica.

Queda otro asunto: ¿la policía fronteriza británica seguiría apostada en Francia o este país decidiría detener
los controles y dejar partir por el Eurotúnel (túnel ferroviario submarino en el Canal de la Mancha) a los miles
de migrantes bloqueados en la llamada Jungla de Calais?

También tendría consecuencias para los ciudadanos de la UE residentes en el Reino Unido, que serían
tratados como los demás extranjeros y necesitarían un permiso de residencia y de trabajo. Los países de la
UE podrían responderle con la misma moneda aplicando las mismas reglas a los británicos.
En el ámbito de la seguridad y la defensa, es razonable apostar por que todo el mundo tendría interés en
proseguir con la cooperación y el intercambio de información.

Vuelta a las "medidas imperiales"

Pero el papel del Reino Unido a nivel mundial se debilitaría. El presidente estadounidense, Barack Obama, y
el chino Xi Jinping pidieron a Londres que siga en la UE.

Las consecuencias no se limitan a lo dicho. Escocia organizaría un nuevo referéndum sobre su


independencia, furiosa por un divorcio por la fuerza de una UE de la que quiere seguir formando parte. Y esta
vez, al contrario de 2014, la secesión sería un hecho.

Para Cameron también sería un duro golpe. Pasaría a la historia como el primer ministro que no ha sabido
lidiar con el euroescepticismo consustancial a su país. Yendo un poco más allá en las quinielas, podría
aventurarse que sería desbancado por el euroescéptico Boris Johnson, alcalde de Londres y candidato a su
sucesión.

Todo ello sin contar con una infinidad de repercusiones más inesperadas: nada impediría el abandono del
sistema métrico impuesto por una regulación europea en 2009 y la vuelta a las "medidas imperiales", dando la
razón al grupo de presión de los "Mártires métricos".

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