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¿Qué es la Psicopatología? Es la disciplina emergente del tronco de las ciencias naturales cuyo
objeto es el estudio, la teorización acerca de las enfermedades mentales, tratando de
determinar semiología, curso y etiología. La actividad del psicopatólogo es eminentemente
teórica, no psicoterapéutica. Va allí donde está el enfermo, pero su centro de interés es la
enfermedad en general, no el enfermo en particular.
La psiquiatría esta impedida por una urgencia, la curación.
El psicopatologo, nada lo apremia, solo concluir su tarea, elaborar un cuerpo de conocimiento
validos para todos (o la mayoría) de los enfermos mentales.
Recibe aportes de otras ciencias, como de la genética, neurología, endocrinología, sociología,
antropología, psiquiatría, etc.
Para conocer las enfermedades mentales, se pueden seguir distintos métodos, que nunca
serán ajenos a la cientificidad vigente.
Antes de FREUD, se estudiaba lo psíquico desde las ciencias naturales y exactas. Lo psíquico
era sólo la conciencia, e incluso ésta funcionaba como límite. El hombre era considerado una
totalidad/unidad.
Con FREUD, lo psíquico es lo ICC. La psicopatología es de la vida cotidiana (sueños, actos
fallidos, olvidos), y el sujeto ya no es una unidad, está escindido (FREUD era determinista,
individualista).
Ramas de estudio
Etiología: Es el estudio sistemático, por medio de métodos adecuados, de los determinantes
de la enfermedad mental (de sus causas). Esto está determinado por la escuela a la que
pertenece quién investiga.
Los autores contemporáneos sostienen que las enfermedades mentales no son el resultado de
causas únicas, la enfermedad es el producto de la articulación progresiva en el tiempo y
espacio de situaciones y condiciones que al encadenarse de determinada manera posibilita la
entrada del hombre al mundo de la enfermedad.
Si la escuela es órgano-genética (acento en lo orgánico), dirá que su causa es una lesión
cerebral, una disfunción metabólica, etc.
Si la escuela es psico-genética (acento en lo psíquico), puede pertenecer a una psicología de
la CCIA (Jaspers) o de lo ICC (Psicoanálisis).
Para la psicología de la CCIA, por ejemplo, la causa de un “olvido” es un fracaso en la cadena
asociativa de la conciencia, en cambio para la psicología de lo ICC, el “olvido” es un síntoma y
tiene un sentido.
Semiología: Es el estudio de los signos y los síntomas de la enfermedad mental. Los signos son
los datos objetivos (perceptibles por los sentidos de quién investiga), y los síntomas son los
datos subjetivos, es decir, que sólo se los puede conocer a través del relato del paciente. A
veces existen coincidencias entre ambos.
Filosófico
CONOCIMIENTO
Científico
Filosófico: Saber sin supuestos. Saber de los principios “primeros” o “últimos”. Saber
objetivo, sistemático y universal. Cuestiona los principios en su validez. Posibilidad de cambio.
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La Ciencia: Rigurosa, objetiva (informe sobre sus resultados) Verificable, sistemática
(integrada por teorías científicas vinculadas) Universal, cuyo grado de generalidad permite
explicar los hechos singulares
Un científico puede dar respuestas sólo de una parte de la realidad, en tanto un filósofo
tratará de responder qué es la realidad.
La filosofía es un saber objetivo, porque sus formulaciones deben formar parte de una
comunidad y no de un individuo aislado; y también es un saber sistemático, ya que sus
proposiciones tienen que tener lógica entre sí.
El conocimiento científico adquiere importancia a partir de la edad moderna (BACON,
GALILEO, DESCARTES).
El método aristotélico propone que la ciencia, para serlo, debe tener ciertas
características:
Debe ser universal (proposiciones generales y constantes).
Debe ser objetiva.
Debe ser verificable (no sólo verdadera).
Debe ser sistemática (relación lógica entre sus enunciados).
Debe también ser autocorrectiva, con sistemas científicos abiertos, y aunque sus enunciados
sean universales, no deben ser “absolutos”, y deben tener la posibilidad de corregirse.
Debe existir una triple adecuación entre el objeto a conocer, el método a emplear para
conocerlo, y el acto de conocimiento.
Nos referimos entonces a una coherencia epistemológica de tres niveles:
1. Objeto (nivel óntico).
2. Método (nivel metodológico).
3. Acto de conocimiento (nivel gnoseológico).
La primera tarea que tiene la fenomenología es la descripción rigurosa y exacta de los fenómenos,
entendida ésta como profundización progresiva de los aspectos de lo real, no para deducirlos unos
de otros, sino para determinarlos y definirlos con claridad.
JASPERS define la misión de la psicopatología fenomenológica de la siguiente
manera: “La fenomenología tiene la misión de presentarnos intuitivamente los estados psíquicos
que experimentan realmente los enfermos, de considerarlos según su afinidad, de limitarlos y
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distinguirlos lo más estrictamente posible, y de aplicar los términos precisos. En la
fenomenología importa más ejercitar la contemplación exacta de lo experimentado
directamente por los enfermos, para hacer reconocible lo idéntico en lo múltiple”.
Sobre esta concepción metódica es que JASPERS desarrolló los fundamentos del
“método de las 4 D”: Delimitar, Discriminar, Describir y Denominar las distintas patologías.
Éste es un ‘método estático’, que hace abstracción de la génesis y de las contemplaciones
teóricas.
Pero justamente en psicopatología no sólo es importante el fenómeno aislado, sino
también el dinamismo y la génesis de los mismos, y por tal motivo, JASPERS agrega entonces
un ‘método dinámico’, el método comprensivo, que implica un intento de explicar cómo surge
lo psíquico de lo psíquico. ‘Comprender’ es un encuentro creador de dos intencionalidades, la
del terapeuta que quiere conocer motivos, dinamismos y relaciones, y la del enfermo que
busca aliviarse de su padecer.
Mientras que la fenomenología trabaja con elementos singulares y con criterio
descriptivo, la psicopatología comprensiva se ocupa de las relaciones de lo psíquico. Establecer
estas relaciones, penetrar en sus conexiones, permite comprender genéticamente cómo los
hechos psíquicos tienen su origen en el psiquismo.
Reflexológicas
1) Órgano-genéticas
Jacksonismo
b) Dinámicas. Neojacksonismo
Organodinamismo
Fenomenología Psiquiátrica
a) Psicología de
la Conciencia. Análisis existencial
2) Psico-genéticas
FREUD
b) Psicología del Melanie Klein
Inconsciente
Lacan
Culturalistas
3) Socio-genéticas Sistémica
b) Macrosocial. Marxismo
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Corrientes en Psicopatología: diferentes escuelas dan sus enfoques sosteniendo para
algunas que el fundamento de enfermar tiene puesto el acento en lo orgánico, otras harán
relación al hombre como ser social, y por otro lado la naturaleza de lo psíquico determinara la
corriente psicogenética de doble vertiente consciente e inconsciente.
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El hombre es concebido por la filosofía de la existencia como un ser autoconciente, capaz
de tomarse a sí mismo como objeto, que es responsable de sus actos, que su libertad, como
dice SARTRE, es una ‘libertad situada’, en tanto elige a partir de sus condicionamientos y
facticidades.
Comparten la concepción según la cual la enfermedad es una desviación de las
estructuras existenciales de ese paciente en particular, como ruptura de la condición
humana.
a1) La fenomenología psiquiátrica: El fenómeno, la enfermedad, debe ser estudiada tal
cual aparece, poniendo entre paréntesis todo saber o prejuicio que sobre el mismo se
tenga, en la medida que ese saber no hace sino oscurecer el hecho que se presenta ante
nuestros ojos. Esta suspensión de todo es la “epojé”.
La fenomenología Descriptiva, el Método Genético Estructural y el Análisis Categorial
constituyen 3 métodos de análisis de la psiquiatría.
La fenomenología descriptiva, intenta describir las vivencias subjetivas del paciente
para compararlo con los relatos de otros pacientes. Se trata de una verdadera
recopilación de datos.
El Método Genético estructural, busca la interrelaciones, las conexiones que permiten
las variaciones en la estructura (estructura en permanente modificación, que posee una
historia y una génesis)
La fenomenología categorial: reconstruye el mundo interior de los pacientes mentales
en base a alteraciones que presentan las categorías de Tiempo, Espacio, Causalidad. Ej.
El tiempo no es igual para el que espera a un ser querido que para un maníaco que el
tiempo no le alcanza.
a2) El análisis existencial: Parte de la filosofía existencialista y reconoce como maestros
a KIERKEGAARD, NIETZCHE y HEIDEGGER. Una existencia auténtica es aquella en la
cual el hombre asume la responsabilidad de su propia existencia. La enfermedad mental
del hombre tiene que ver con la imposibilidad de vivir una existencia auténtica.
b) Psicología del Inconsciente: Enfermedad desde el estudio de las series complementarias,
complejo de Edipo, complejo de castración, noción de conflicto, economía de las investiduras,
etc.
Capitulo 5 -Semiología
Es el estudio de los signos y síntomas que nos interesan desde el punto de vista del
diagnóstico y del pronóstico.
Descriptiva: suma de datos clínicos.
Estructural: el modo en que se articula y el efecto que producen como
conjunto (no es una mera suma de signos y síntomas. Mirada desde lo:
a) Sincrónico.
b) Diacrónico.
Sincrónico: Se analiza el conjunto de las manifestaciones clínicas que presenta el paciente en
un momento dado (transversal).
Diacrónico: Se investiga el momento, modo y forma de aparición de cada uno de estos signos y
síntomas en la historia personal del sujeto (longitudinal).
La suma de partes no nos dice nada. Siempre hay que relacionar estos datos con la
personalidad toda del sujeto, con su entorno, relaciones, etc. Siempre nos interesa el sujeto
como una totalidad.
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Los signos son los datos objetivos y los síntomas son los subjetivos (vivencias
afectivas, sensaciones, etc.). Estos elementos se relacionan entre sí constituyendo entidades
más amplias, los síndromes o cuadros, de los que se estudia tanto el nivel de manifestaciones
como el origen de la patología (estudio sintomático y etiopatogénico).
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Posibles secuelas de una enfermedad o síndrome
Déficit: Debilitación psíquica como consecuencia de brotes. Tiene origen
psicógeno. Ej. Esquizofrenia.
Deterioro: Fenómeno deficitario de origen orgánico, típico de las demencias.
Residuos: Luego de un brote y su remisión posterior, pueden quedar
microdelirios o inhibiciones
Capitulo 7 –Conciencia
De la CONCIENCIA:
La conciencia es la actividad que nos permite conocer nuestro propio ‘Yo’, el mundo
circundante, y todas las operaciones que tienen lugar en el psiquismo, como las
sensopercepciones, representaciones, sentimientos, etc. No existe perturbación psíquica que
transcurra sin que la conciencia esté alterada, por ser ella el ‘todo’ de esa parte.
Llamamos foco de la conciencia a la zona central más iluminada y que es la zona
consciente. A la contigua a ésta la llamamos preconsciente, y es la zona de penumbra. Diremos
que la restante, la que se halla en la oscuridad, es la zona inconsciente.
Para el psicoanálisis no hay una separación neta entre ICC, y PRCC/CC. Siempre hay
infiltrados, como son las fantasías, fallidos, olvidos, etc.
La teoría psicoanalítica se opone a considerar al ICC como apéndice oculto de la CC. El ICC no
es la negación o ausencia de la CC sino comprende diferentes contenidos y procesos
dinámicos a su vez en relación dinámica con la CC.
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La CC cumple con 2 funciones:
Conocimiento del propio yo
Conocimiento de los objetos de la realidad exterior.
El contenido de la CC:
Es frecuente designar como contenido de la CC al conjunto de sensopercepciones,
representaciones, afectos y otros procesos psíquicos que se hacen concientes tanto voluntaria
como involuntariamente.
El mundo exterior proporciona material a la CC, nuestro cuerpo también, contenidos dotados
de carga afectiva.
Una vez arribados al campo de la CC todos los elementos mencionados, esta los enlaza y
asocia diversamente integrando. Así se constituye la CC personal que fluye constantemente y
se nutre durante el transcurso de la vida de nuevos elementos.
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una incapacidad completa. Hay entorpecimiento del conocimiento, hecho que
incluso se revela en el rostro. En general no se tiene interés por nada, se está
apático. Hablamos siempre de un oscurecimiento de la conciencia,
desorientación temporoespacial, incoherencia del pensamiento y de la
conducta, escasas asociaciones, lentitud en los procesos de la sensopercepción y
de la memoria, y de que las operaciones intelectuales están dificultadas. Como
etiología endógena, ésta puede ser tóxica, infecciosa, epiléptica, metabólica, por
tumores cerebrales, etc., y como etiología exógena, puede deberse a un shock
emocional, y a veces puede estar indicando el inicio de un proceso
esquizofrénico.
Confusión mental simple o astenia: estupor, inercia, torpeza
Confusión Mental agitada: fenómeno alucinatorio, más gran ansiedad.
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realmente. La diferencia entre estado onírico y onirismo, es que éste último tiene tendencia a
actuarse, a diferencia del sueño normal. Se trata de actuar la fantasía, y hay también mayor
permeabilidad a los estímulos externos. En general, los ‘delirios oníricos’ son denominados
por V. TAUSK, “delirios de acción”. Hay peligro de reacciones violentas por falsas percepciones
y por el intenso contenido afectivo de las vivencias. A veces van acompañados de trastornos
somáticos, como por ejemplo, taquicardias, cefaleas, trastornos del sueño, etc.
De la conciencia temporal:
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a) En la percepción del tiempo actual: La velocidad y la lentitud. El tiempo se
expresa de dos maneras: a través de un medio físico que regula la actividad en
todos los casos en que se desarrolla la sociedad, medible a través del reloj, y
existe también el ‘tiempo vivido’, que es aquel que corresponde a las vivencias del
sujeto. La lentitud o rapidez conque transcurre el tiempo para el hombre, tiene
que ver con el estado afectivo en que éste se encuentra, ya que una situación
agradable tiende a ser percibida como si transcurriera muy rápidamente, y muy
lentamente si se tratara de una situación displacentera. En esquizofrenia
encontramos varios trastornos de la conciencia del tiempo: detención, derrumbe
del tiempo y discontinuidad. En la manía, el tiempo se vive muy aceleradamente,
inclusive el futuro se vive anticipadamente. En la melancolía y la depresión, la
vivencia del tiempo es de un transcurrir muy lento. El futuro es cerrado, y el
pasado incide intensamente, como algo muy ampliado.
Ausencia de la conciencia del tiempo: Se observa en situaciones donde se
destaca la hipoactividad, agotamiento intenso, melancolía, esquizofrenia
catatónica, procesos demenciales graves.
Vivencia de detención del tiempo: Se percibe el tiempo como inmóvil,
detenido. El presente no avanza hacia el futuro, ni retrocede al pasado.
“Cumplo años, lo sé, pero estoy siempre igual”.
Ensamblamiento de los tiempos: Trastornos típicos de la esquizofrenia;
vivencia de que el pasado y el futuro avanzan sobre el presente,
desapareciendo el momento actual.
Derrumbe del tiempo: La vivencia del tiempo ha desaparecido. La vida no
tiene ni pasado, ni presente, ni futuro, Para el esquizofrénico, la vida no
tiene tiempo.
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pasado: “todo tiempo pasado fue mejor”. En el ansioso, se da una espera
anhelante de lo porvenir, siempre está anticipándose a los sucesos. Esto trae
aparejado trastornos en el vivir presente, al no poder vivenciarlo ‘en el aquí y
ahora’, en función de que la mirada está puesta en el futuro.
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d) Imagen del doble o Heutoscopía. Visión de la propia imagen ‘en espejo’, total o
fragmentaria. Para JUNG es la ‘sombra’. Se sienten perseguidos, y a veces le
adjudican un nombre a este doble, que es un ‘otro’ generalmente diabólico.
Emerge lo reprimido en él. Sentimientos de culpa. Aparece en los mitos y
supersticiones (FRAZER). Hay culturas en las cuales, si nace un niño muy
parecido al padre o si tiene el mismo nombre que él, piensan que uno de los dos
va a morir. Los nombres que se le adjudican al doble van variando según la época.
Del ‘Yo Psíquico’: La captación del ‘Yo psíquico’ nos permite el logro de la
identidad a través de considerar propias ideas, sentimientos, deseos,
pudiéndolos diferenciar de los demás y del mundo externo.
Alteraciones de la actividad del ‘Yo’.
Despersonalización: el sujeto se vive enajenado, realizando actos que parecen surgir de otro,
extraños a él. El hombre no puede sentir mas su existir. Lo hecho no se realiza desde un yo
soy. Propio de la esquizofrenia.
Suelen decir que son movidos desde afuera, atribuyéndoselo a máquinas esotéricas y
maniobras hipnóticas, etc. Varía según las épocas. Se padecen vivencias de influencia. V. TAUSK
(discípulo de FREUD) “Máquina de influir”. “Delirios de acción”. Lleva a la
despersonalización. Es común en la esquizofrenia y demencia. “Me siento sin nombre, no soy el
que siente, no soy”. En neurosis también aparecen, pero acompañadas de vivencias de
extrañeza y de sensaciones de pérdida de la espontaneidad, tanto de la conducta como del
pensamiento.
Alteraciones de la identidad del ‘Yo’. En la normalidad de un sujeto se reconoce idéntico a si
mismo a traves del tiempo (mas alla de los cambios) La vivencia de un Yo como totalidad. La
alteración es descripta como un proceso de cambio “Me han cambiado, soy otro”.
Transformación o metamorfosis. Hablan de sí mismos en 3ra. persona (esquizofrenia), igual
que los niños. Es común el “signo del espejo”, es decir, van a mirarse al espejo a cada momento
para poder ver cómo se van transformando, tocándose a veces la cara para confirmarlo.
Alteraciones de la unidad del ‘Yo’. La CC de unidad del yo nos permite la vivencia de nuestras
experiencias como una unidad coherente y armónica. La alteración mas frecuente es el
desdoblamiento. El paciente lo describe como si se hallara en diálogo entre 2 personas en
posiciones opuestas. Frecuente es esquizofrenia.Vivencia de desdoblamiento, de disolución
del ‘Yo’. Ambivalencia típica de neurosis y de psicosis. En histeria esta ambivalencia recae en
objetos distintos. Unos son amados y otros son odiados. En neurosis obsesiva, aparece sobre
un mismo objeto, pero en distintos tiempos. En la psicosis, se da sobre un mismo objeto y los
dos sentimientos, amor y odio, aparecen al mismo tiempo.
Alteraciones de la conciencia del ‘Yo’ respecto del mundo externo: El yo diferenciado conduce
a una mayor discriminación entre los pensamientos y vivencias propias de los otros. La
alteración consiste en un sentimiento de indiscriminación de lo que respecta a lo subjetivo y
objetivo.
Fusión entre el ‘Yo’ y el exterior. “Porqué me golpeas allí”, hablándole a la alfombra. “Ven mis
ideas, saben todo de mí”. Propio de la esquizofrenia, se sienten invadidos por el otro.
De la ATENCIÓN:
La atención es la capacidad psíquica que permite discriminar entre dos puntos. Es
la “actitud de un sujeto que se concentra sobre un factor determinado de la realidad”. Es
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una actividad psíquica de gran complejidad, en busca de captar selectivamente los objetos
para convertirlos en conocimiento.
Características de la atención:
Es una de las funciones que menos podemos separar de todas las otras funciones, como
la percepción, conciencia, memoria, afectividad, etc. En el fluir constante de la conciencia, nada
se distingue hasta que no se “atiende” o “recorta”.
La atención puede ser espontánea o voluntaria:
Espontánea: Es la conducida sin gran esfuerzo. Se produce por simpatía,
natural inclinación, dominancia de intereses individuales, simple afinidad
afectiva. También es llamada pasiva, refleja o involuntaria. En la manía hay un
predominio de este tipo de atención sobre la voluntaria, por lo que un sujeto
maníaco capta una mayor cantidad de estímulos en igual cantidad de tiempo
que uno normal.
Voluntaria: Es cuando está dirigida a objetivos claros y por propia decisión.
Atiende a una finalidad que se debe a una anticipación de propósitos. Este
tipo de atención, llevada a un grado máximo de intensidad, conduce a la
obnubilación de los estados crepusculares histéricos o de la exaltación mística.
De la PERCEPCIÓN:
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La percepción se construye. Es la captación de la realidad en forma selectiva, ya
que los estímulos son pensados como umbrales de significación. En la percepción, está
absolutamente implicado el sujeto y todo su mundo interno.
Dice HENRY EY: “Los síntomas perceptivos son organismos bipolares (órganos de los
sentidos en la periferia y centros de elaboración cortical), que no son tan específicos y
autónomos como pretendía la teoría clásica sensacionista de la percepción. Su actividad es
regulada por la motivación del sujeto y el conjunto de los acontecimientos exteriores e interiores.
En definitiva, la percepción actúa más filtrando las informaciones, que recibiéndolas de los
órganos receptores”.
Intervienen en la percepción 3 procesos psicológicos:
La sensación propiamente dicha.
Evocación de recuerdos anteriores.
Asociación de ideas.
Es imposible separar esta función de otras funciones psíquicas, como la afectividad, la
conciencia, memoria, atención, etc. En la selección del material está totalmente implicado el
sujeto. Este hecho, llevado al extremo, implica la pregunta ¿Lo que percibimos es la realidad
como tal?.
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Alucinación: Percepción sin objeto real o presente. Ante la ausencia de todo estímulo
externo, se percibe lo que no existe.
Lo que diferencia a una persona normal de una psicótica, es que en la primera, estas
alucinaciones son egodistónicas, en cambio en la segunda, son egosintónicas.
En los psicóticos, la convicción de lo percibido suele ser absoluta (certeza psicótica). Si tiene
dudas, dudamos también del diagnóstico (quizás ya no hay psicosis).
Son más graves cuando aparecen con ‘claridad de conciencia’. Cuando es primaria,
generalmente va acompañada de perplejidad, lo que suele traer secundariamente un delirio,
que es una forma de darle una interpretación.
Hay diversos tipos:
o Auditivas: Son las más comunes en la esquizofrenia, y las que cursan con mayor
lucidez, son las de peor pronóstico. Generalmente son palabras ordenadas en
oraciones más o menos completas, siendo a veces solamente ruidos. Siente que
son dirigidos a él, y puede conversar o pelear con estas “voces”, las que a veces
son placenteras (místicas) y en otras todo lo contrario (demonios), en cuyo caso
representan la proyección de aspectos y deseos repudiados de la propia
personalidad.
o Visuales: Son menos frecuentes que la anteriores, y cursan con menor lucidez,
porque tienden a acompañarse con obnubilación de la conciencia. Provocan más
miedo que las auditivas porque distorsionan más la realidad. Son frecuentes en
delirium tremens (imágenes aterradoras), en psicosis tóxicas o confusionales, en
delirios místicos (aquí suelen ir acompañadas de afectividad eufórica o
exultante). En histeria pueden acompañar a estados crepusculares, y en el aura
de la epilepsia suelen aparecer como llamaradas o luces.
o Olfativas y del gusto: Alucinan olores nauseabundos, sobre todo en
esquizofrenia. En místicos, suelen estar asociadas a olores agradables. Su causa
suele ser una lesión del lóbulo temporal.
Las del gusto son más raras y se asocian a las anteriores. Cuando se dan juntas en un delirio
prolongado, son de peor pronóstico, porque suelen ir acompañadas de delirios de
envenenamiento, y entonces, antes de alimentarse, toman muchas precauciones o
directamente se niegan a ingerir alimentos. Pueden aparecer juntas también es estados
crepusculares o confusionales.
o Táctiles: En general se dan en procesos agudos de carácter tóxico, y en la
adicción a la cocaína, morfina, etc. Son activas cuando el sujeto cree tocar
alguna cosa que no existe, y pasivas cuando percibe la sensación de ser tocado
por una persona u objeto. Las alucinaciones táctiles activas son bastante raras, y
por lo general se las observa en los delirios tóxicos (delirium tremens), en donde
son muy vivas y el sujeto tiene la sensación de que toca insectos, escarabajos,
hilos, copos de mucosidades, etc. Las pasivas se confunden en cierto modo con
las de la cenestesia y sensibilidad general, o con ciertas parestesias, pues tienen
la sensación de hormigueo, quemadura, etc. Se las observa principalmente en la
esquizofrenia, en donde el enfermo cree que le ahogan serpientes, o que
sabandijas alojadas en sus genitales le corroen el cuerpo, etc.
o Álgicas: Son frecuentes en neurosis e histeria. En procesos crónicos queda
afectada con predilección la sensibilidad térmica y dolorosa. Frecuente en zonas
genitales, lo que las convierte en muy torturantes.
o Cenestésicas: Son típicas de la hipocondría. Las más comunes son las de
miembro fantasma. Los miembros pueden cambiar de forma o tamaño, o
moverse, habiendo también distorsiones de la imagen corporal (síndrome de
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despersonalización), como en el caso del esquizofrénico y en estados tóxicos con
mescalina, LSD, etc., en los que también creen estar poseídos por algún ser.
Las alucinaciones cenestésicas son multiformes: agradables o desagradables, fijas o móviles,
locales o generalizadas, elementales o diferenciadas. A veces se refieren al tamaño de los
órganos “el corazón me ocupa todo el pecho”, “el cerebro se me ha atrofiado”, otras a
desplazamientos de su posición habitual (el corazón ha descendido al vientre), o bien los
órganos se han podrido, han desaparecido, se han convertido en piedra, en oro, etc. Pueden
ser alucinaciones de violación, de masturbación, de coito, con o sin partenaire. Delirios
hipocondríacos.
o Alucinaciones-eco o sonorización del propio pensamiento: Oyen en voz alta sus
propios pensamientos. Propio de la esquizofrenia y suelen combinarse con
alucinaciones acústicas y verbomotoras.
o Alucinaciones verbomotoras: El sujeto siente voces que hablan a través de él. Utilizan
sus cuerdas vocales, labios, lengua, etc. Nos indican la cronicidad del proceso. Es típica
de la esquizofrenia y de otros cuadros delirantes. Cuando habla el otro a través de él, el
sujeto cambia el tono de voz. Provocan una vivencia de pérdida de libertad y
esclavitud. Suelen llevar al mutismo por el temor a las palabras que pueden
pronunciar.
Alucinosis: Tiene como definición la misma que la alucinación, pero el sujeto aquí es
consciente de esa deformación de la realidad (egodistónicas), entonces no se continúa
con una interpretación delirante. Son típicas del alcoholismo, y también pueden tener
como causa otros elementos tóxicos o febriles.
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De la MEMORIA:
La memoria es una actividad que tiene que ver por sobre todas las cosas con la
asimilación. JASPERS dice que funciona relacionada a una significación afectiva, y también con
el deseo de olvidar. Toma una frase de NIETZCHE que dice “Esto he hecho, dice mi memoria.
Esto no pude haberlo hecho, dic mi orgullo, con lo cual, cede la memoria”.
Es algo que se significa. Tenemos historia porque tenemos memoria. Se conserva en el
pasado y se actualiza en el presente. Se necesita una biografía, y no todos los datos son que
contamos son fidedignos.
Las fases que constituyen el proceso de la memoria son:
Aprehensión y fijación.
Conservación.
Evocación
Reconocimiento.
Primero debe hacerse la aprehensión o fijación del objeto. En segundo lugar, se realiza la
conservación del material adquirido, que pasa a integrar la suma del conocimiento individual.
En una tercera fase, los elementos conservados pueden ser revividos por medio de la
evocación, cuando las circunstancias surgidas del desenvolvimiento psíquico así lo requieran.
Como fase final, y para que el proceso mnemónico sea realmente tal, es necesario comprobar
que el recuerdo que aflora del fondo de la memoria es exacto y que pertenece a una vivencia
registrada por la conciencia. Es pues la etapa del reconocimiento y, al mismo tiempo, de la
localización cronológica, que ubica al hecho exactamente en el tiempo de adquisición.
Fijación: Se entiende por capacidad de fijación el número de imágenes o ideas posibles
de ser captadas y fijadas en un solo acto de atención. Esta capacidad varía de una
persona a otra, se produce mejor en una conciencia lúcida que en una que no lo está,
está condicionada por el interés y la correspondiente concentración de la atención,
depende también de la intensidad y de la frecuencia del estímulo, y por último, mejora
cuando uno va haciendo vínculos asociativos.
Es mayor en los primeros años de vida, alcanza su máximo en la pubertad, pero por ejercicio
constante o por intereses particulares, también se puede mejorar. Disminuye en la vejez por
desgaste neuronal.
Conservación: Hay dos teorías que tratan de explicarla. La teoría materialista sostiene
que todo estado mental que la conciencia ha registrado, persiste almacenado en el
cerebro, en el que produjo una modificación fisiológica indeleble. Cada idea, para
poder ser conservada, debe tener un sostén material, un substractum anatómico, es
decir, debe disponer de una porción de tejido nervioso donde se ubicará y persistirá
mientras perdure el individuo.
La teoría psicológica, sostiene que todo estado de conciencia fijado, continúa siendo
psicológico y formando parte de la vida subconsciente del individuo, sin que esto presuponga
que debe necesariamente plasmarse en el tejido nervioso.
Evocación: Durante la ‘fase de evocación’, la memoria actualiza los hechos pasados
mediante su reproducción en la conciencia. Es la capacidad de actualizar las
experiencias pasadas, y nos permite un enlace entre el pasado y el presente. Puede
estar facilitada o entorpecida, no solamente por lo emocional, sino por estados de
fatiga.
Puede ser inconsciente y automática, relacionada con la ‘memoria hábito’, salvo en la
eclosión de la sintomatología psicótica, en donde aparece como una alucinación auditiva.
También puede ser consciente, y dentro de esta modalidad, espontánea, sin ningún esfuerzo, o
voluntaria, que es con la sensación plena de todo nuestro esfuerzo mental.
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Reconocimiento: Tenemos además una memoria de reconocimiento y de localización
(tiempo y espacio). La posibilidad de evocar un recuerdo, tiene que ver con que hubo
una huella mnémica, y entonces lo podemos reconocer como un acontecimiento
pasado. Durante este reconocimiento, se suelen agregar a la imagen mnemónica todos
los atributos aportados por las relaciones asociativas, que pertenecen en general a la
imagen real que la conciencia registró. Son los elementos que se hallan ligados por
lazos indelebles al recuerdo, y que hacen posible su localización en el tiempo y en el
espacio.
Durante los análisis, a menudo aparecen los recuerdos encubridores, que por lo general son
productos de fantasías ICC (recuerdos infantiles), debido a que estos recuerdos están
formados con muchos elementos. Tenemos relatos que tienen palabras y no tienen imagen, y
otros que tienen ambas cosas. A veces tenemos imágenes de escenas que no fueron relatadas
y tampoco tienen palabras, porque fueron anteriores al habla. Estos recuerdos son
metafóricos, ya que recuerdos nimios encubren las relaciones asociativas importantes, y por
eso lo de encubridores (casi siempre relacionados con sexualidad y muerte).
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que por su actividad tienen un entrenamiento especial (estudiantes??, intelectuales,
matemáticos, etc.) y patológicamente aparece en manías y delirantes interpretativos
(paranoia).
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adquiriendo los caracteres de una situación nueva, recién captada o elaborada. Hay un
olvido de su naturaleza pretérita. Esquizofrenia.
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Del PENSAMIENTO:
El pensamiento es la actividad psíquica que realiza la selección y el orden de nuestros
conocimientos, a fin de orientarlos de acuerdo con un tema y según una finalidad. Está ligado
a la conciencia, y sobre todo a la conciencia lúcida en tanto pensamiento normal.
El pensar es una operación superior de análisis y síntesis, que además tiene todo un
progreso y desarrollo, donde al inicio se maneja con datos concretos y de causalidad, para
cada vez ir acercándose más a un pensamiento abstracto, el que se va apartando
progresivamente de la realidad sensible.
Un trastorno del pensamiento es primario cuando se da en una conciencia lúcida.
Cuando es consecuencia de un estrechamiento de la conciencia, es secundario a dicho
trastorno.
El pensamiento, para ser considerado normal, debe tener ciertas características: ser
lógico (sin contradicciones), ser organizado (debe tener una idea directriz de mayor
jerarquía), y debe tener una finalidad. Debe ser coherente, seguir las leyes de contigüidad,
semejanza y contraste. Esta coherencia puede ser quebrada por un ‘fallido’, sin que esto tenga
características patológicas.
Debe ser elástico, para poder pasar de un tema ya desarrollado a otro. A esto se opone
la rigidez de pensamiento, típica de la esquizofrenia.
Debe tener una capacidad ideopráxica, es decir, poder llevar a cabo diversas acciones
relacionadas con lo que se está pensando. Debe poder terminar en la realización del acto,
cuando el juicio así lo autoriza.
Alteraciones de la coherencia.
1. Incoherencia: Se da una anarquía del pensamiento, y salvo en
esquizofrenia, es secundaria a una alteración de la conciencia. En
esquizofrenia, tiene características de una ‘ensalada de palabras’.
Las frases son incomprensibles, se pierde la idea directriz y la
finalidad. Parece como si hablara un idioma extraño.
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Existen diferencias entre un individuo con un onirismo y otro confuso. El primero, suele
expresar una mínima parte de lo que está viviendo. No hay respeto ni de espacio ni de tiempo.
La contradicción no existe y cuando sale de este estado, trata de reconstruir la pesadilla que
vivió. En el confuso, según el grado, se puede observar que el sujeto hace un esfuerzo por salir
de la ‘nube’ en la que se encuentra.
2. Fuga de ideas: Es típica de la manía. Se pierde la idea directriz,
porque aparecen ideas secundarias que a su vez se transforman
en la idea directriz. Se comprende fragmentariamente y se
diferencia de la disgregación en que a veces se puede retomar la
idea directriz, y al poder retomarla, llegar a la finalidad del
pensamiento.
3. Disgregación: Es típica de la esquizofrenia, como efecto de toda la
fragmentación que se produce. Algunos la piensan como una
forma de incoherencia. El discurso tiene algunas pautas lógicas y
otras plagadas de neologismos y fusiones de palabras. No es una
secuela de una alteración de la conciencia, aunque en algunos
casos de esquizofrenia, en los que el sujeto está inmerso en un
estado de excitación muy pronunciado, conjuntamente con un
estado alucinatorio, puede darse una obnubilación de la
conciencia.
El pensamiento está más impenetrable que nunca, es como un discurrir extraño. Se pierde la
idea directriz y no llega nunca a la finalidad.
Alteraciones de la fluidez.
1. Perseveración: Típica de epilepsia. Es la expresión de un pensamiento
patológico. Es la repetición de una idea, lógicamente integrada al contexto,
innumerables veces, lo que produce que interfiera y desvíe el pensamiento. Es
común también en enfermedades orgánicas (patologías del cerebro) y
ocasionalmente se da por fatigas, intoxicaciones y estados confusionales.
En el estado confusional aparece como un eco, repite como un eco. La respuesta puede ser
correcta o no. Su intención es ganar tiempo como para encontrar la respuesta adecuada.
En el afásico, hay una impregnación por el vocablo. Halla una respuesta y contesta todo con
ella.
Puede presentarse este trastorno también en oligofrenias y demencias.
2. Estereotipia: También es una repetición, pero no sólo de una idea, sino también
de palabras o frases que se intercalan en cualquier tramo del curso del
pensamiento. No están integradas al contexto, con lo cual no interfieren ni
desvían el pensamiento (muletillas). Puede no ser patológica, pero si afecta no
sólo el pensamiento o el discurso, sino también los actos, las posturas, los
gustos, es típica de la esquizofrenia catatónica.
3. Verbigeración: Es típica de la esquizofrenia. Es la repetición de cosas ya dichas
durante horas, días, semanas o meses. Si bien podría verse como una variedad
de estereotipia, a ambas las diferencia la descarga emocional. La verbigeración
es siempre un lamento, un sentimiento angustioso (Mi Dios, qué desgracia...).
Puede darse en una melancolía ansiosa y también en el ‘Síndrome de Cottard’, en
el que pueden comer agujas, vidrios, etc. La repetición es aquí mucho más
monótona que en la esquizofrenia, y aparece más alejada de lo ‘emocional’.
4. Interceptación: Es típica de la esquizofrenia. Afecta no sólo al pensamiento, sino
también a la acción y a toda la vida psíquica. Es una suspensión brusca del curso
del pensamiento, que puede ser breve o prolongada. Es vivida con sufrimiento y
25
perplejidad, y es consciente y mnésica. Suele acompañarse secundariamente de
ideas delirantes de ‘robo de pensamiento’ o de ‘influencia’ (con ellas intenta dar
una justificación a lo ocurrido). Cuando sale de este estado, salvo raras
excepciones, no puede retomar lo que estaba diciendo o haciendo. Es diferente
a la ausencia del ‘petit mal’, que es de origen orgánico, donde la conciencia se
suprime totalmente, y por lo tanto el hecho es inconsciente y con amnesia
posterior. Cuando se sale de la ausencia, todo continúa como si nada hubiera
pasado.
5. Pararrespuestas: Son respuestas ‘de lado’ o sin relación alguna con la pregunta.
En esquizofrenia, es porque no hay interés por el interlocutor, se lo
menosprecia. Son respuestas por el camino del menor esfuerzo. Hay pobreza
ideatoria y algunas veces aciertan la respuesta. En el ‘Síndrome de GANSER’
(histerias gravísimas, en papel psicótico), hay mucha preocupación por el
interlocutor y teatralidad. Se toman su tiempo para elegir respuestas absurdas,
y el error es sistemático (no aciertan nunca la respuesta).
6. Viscosidad del pensamiento: Típico de epilepsias. Tiene que ver con la adherencia
intelectual, volitiva, afectiva del epiléptico. Pensamiento lento, pesado. Hay
detallismo, y es comúnmente un pensamiento tautológico, donde se repite
siempre lo mismo sin poder avanzar.
7. Rigidez del pensamiento: Típica de esquizofrenia. Fijación inmutable,
persistencia inmodificable de una idea directriz. Generalmente desemboca en
una acción, aunque ésta le sea perjudicial. Implica un trastorno global del
psiquismo que se expresa como trastorno de la conducta, testimoniando la
alteración de la personalidad. Esquizofrenia, cuadros delirantes, y un menor
grado de rigidez puede aparecer también en la neurosis obsesiva.
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El individuo se esfuerza en desalojarlas, porque las considera absurdas, patológicas, pero no
lo consigue (si lo hiciera, aparecería la angustia). Esta lucha es característica de este tipo de
ideas.
Son el prototipo de lo que es la ‘idea parásita’. Provocan malestar subjetivo e ideas de
privación de la libertad. Hay permanente crítica de la idea y una noción general de
enfermedad, que no siempre se lleva a consulta.
En cuanto a los temas de estas ideas, son comunes la manía de profundizar (adónde van las
almas), ideas de dudas y escrúpulos, dudas sobre el futuro, ideas de muerte, etc. Hay también
ideas de perfección y de inimputabilidad (siempre diría “yo no fui”).
Si el contenido de la idea es inocuo, le provoca solamente fastidio por este discurrir continuo,
pero si el contenido es antagónico con su moral, costumbres o creencias, termina
preguntándose si esa no será su verdadera naturaleza (“¿seré un asesino?”). Aparecen manías
de discurrir filosófico, científico, pero sin un objetivo o un fin claro. Lo hace sólo por el hecho
de discurrir.
Cuando la idea obsesiva es antagónica, puede desarrollar secundariamente una fobia, porque
en estas ideas suele haber un germen de repulsión, que entonces es solucionado con dicha
fobia.
Hay ideas obsesivas impulsivas (tirarse del balcón, clavarse un cuchillo), pero muy raramente
se llevan a la acción. Si no implican ninguna rareza o extrañeza, suelen llevarse a cabo.
Dinámicamente, podemos entender las ideas obsesivas como producto del enfrentamiento de
la conflictiva edípica mediante la regresión a la etapa sádico anal (anal II o retentiva).
Este tipo de ideas no desemboca jamás en una idea delirante.
Ideas fijas: Suelen aparecer a repetición, pero son aceptadas por quién las sustenta
(egosintónicas).
No condicionan a la conducta y no interfieren el pensamiento. Generalmente son ideas que
surgen como consecuencia de una experiencia individual, personal, que tuvo una gran carga
afectiva inicial.
Pueden tomar el carácter de sobrevaloradas cuando se constituyen en una creencia (ideas
políticas, religiosas, etc.). Si estas ideas sustentan una posición que choca contra el común de
la opinión pública, subordinan absolutamente la conducta y no son pasibles ni de duda ni de
rectificación, transitan el camino que puede llevarlas a ideas delirantes.
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En cuanto a la tonalidad afectiva de las ideas delirantes, las hay de tono expansivo, que son
aquellas que se comunican espontáneamente, y en general van acompañadas de alegría.
Cuanto más megalómanas, más comunicativas y van acompañadas de un mayor grado de
alegría (delirios místicos).
Las ideas delirantes depresivas son típicas de la melancolía. Suelen ser monótonas (culpa,
ruina). Otro tipo de ideas delirantes son las defensivas, que son en general las de carácter
social (querellantes, idealistas, inventoras).
Delirio
Es el producto de un juicio desviado y tendencioso que elabora una trama más o
menos compleja, más o menos verosímil, siempre patológicamente errónea, de cuya
realidad el sujeto tiene absoluta certeza y es irreductible en sus convicciones. Es difícil
marcar una clara diferencia entre idea delirante y delirio. Falla el juicio de realidad. Se prende
al delirio porque es lo único que le queda.
Etiología
1. Restitutivos: En general, es secundario a lo alucinatorio, y es un intento de
curación o restitución.
2. Tóxicos: Alcoholismo, drogadicción.
3. Infeccioso o febril: Neumonía, fiebre tifoidea.
4. Por traumatismo craneano: El típico es el ‘delirio onírico’.
5. Por tumores cerebrales.
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a) Sistematizados: Son aquellos que tienen una lógica interna. Son monotemáticos o
pluritemáticos. Se toman elementos de la realidad y se van incluyendo en el delirio. Es
absurdo pero verosímil. (Paranoia o “locura razonante”).
b) No sistematizados: Reina la incoherencia. Se empobrecen con el tiempo. Suelen ser
extravagantes, grotescos. A lo absurdo se agrega lo inverosímil. (Esquizofrenia
paranoide).
Por su CONTENIDO:
a) Delirio de persecución: Temor a un ataque. Lo persiguen, lo quieren envenenar. Seres y
objetos lo asedian permanentemente. Es distinto en la paranoia, en la que tiene toda
una lógica, que en la esquizofrenia paranoide, donde es ilógico y va acompañado de
vivencias de influencia. Se le inculcan pensamientos, no se los deja pensar, o le roban
sus pensamientos.
b) Delirio de perjuicio: Es víctima de hostilidades y molestias. Se ponen contra él, lo
perjudican, etc. No aparece solamente en la psicosis. Para poder confirmar si es
patológico, es fundamental saber si está acompañado por alteraciones del lenguaje,
como estereotipias, neologismos, etc. Si lo está, estamos frente a una psicosis.
c) Delirio de grandeza: Son de forma megalómanas. El sentimiento de omnipotencia
impera, y el delirante se cree capaz de realizar toda clase de hazañas y milagros. Puede
tomar una forma histórica, mística o extraterrena.
d) Delirios místicos: En general, va asociado a sentimientos placenteros. Se acompaña de
alucinaciones y es común que Santos o Vírgenes se comuniquen con ellos, porque son
elegidos o enviados.
e) Delirios pasionales: Integran el cuadro de la paranoia, y se los divide en:
Celotípico: Se trata de una relación triangular. El delirio se centra en torno a la
sensación de ser objeto de infidelidad por parte de su pareja. Siempre hay una traición,
un rival. Los mínimos indicios pueden ser la prueba, y suele negar toda referencia real y
lo que contradiga el delirio celoso.
Erotomaníaco: El paciente se siente objeto de amor de personas, habitualmente de un
rango social más elevado, quienes por lo general no se enteran nunca, pasando en su
delirio por las etapas de esperanza, despecho y rencor. Se elabora en base a ilusiones,
falsas demostraciones, interpretaciones, y sin alucinaciones. Típico de la paranoia.
f) Delirios de reivindicación: Se trata de delirios que buscan reivindicar un derecho, un
beneficio, un honor, etc., del que sienten que han sido desposeídos injustamente. Son
típicos de la paranoia, y el individuo se convierte en extremadamente peligroso, ya que
su sistema de conexión con la realidad se mantiene indemne, y a la hora de la
exasperación reivindicativa, puede llegar al homicidio. Lo mismo ocurre con los delirios
pasionales. Se conocen, siguiendo a HENRY EY, tres tipos de delirios de reivindicación:
Idealistas: que buscan reformar el mundo, y para llevarlo a cabo, cualquier forma es
válida.
Querellantes: Acumulan proceso tras proceso. Quizás parten de uno real, y luego claman
por derechos y propiedades que a veces llegan a ser irrisorios.
Inventores: Demandan o temen el plagio de alguna de sus creaciones. Si inventan algo, no
lo patentan. Ocultan sus ‘descubrimientos’ y toman muchísimas precauciones.
g) Delirios hipocondríacos: Estos delirios se desarrollan basados en alteraciones
cenestésicas, que se pueden centrar en torno a padecer enfermedades viscerales,
carecer de algún órgano, sensación de transformación de órganos, etc.
h) Delirios depresivos: Son característicos de la melancolía delirante. El cuadro
melancólico que no delira cursa con ideas de culpa, ruina (económica, moral),
indignidad y también de enfermedad. En la melancolía delirante aparecen estas mismas
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ideas, pero con algunos caracteres particulares. Se trata de ideas delirantes pobres en
contenido, pero ricas en afecto displacentero.
De la AFECTIVIDAD:
El afecto se caracteriza por ser el tipo de organización de un nivel donde la conducta
halla una particular forma de concentrarse en el mundo circundante. Lo afectivo implica, de
esta manera, un tipo de relación entre el sujeto y el mundo externo poco mediatizada. La
‘conducta afectiva’ responde a una resonancia inmediata que compromete la totalidad del ser
humano, y que puede estar referida a objetos internos o externos, reales o imaginarios,
pasados, presentes o futuros. No hay, por lo tanto, ninguna función separada de ella.
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Hipotimia: Disminución global de los afectos. Esquizofrénicos, dementes y
oligofrénicos.
Atimia: Ausencia total de ‘tono afectivo’. Psicosis esquizofrénicas, oligofrenias muy
profundas y demencias terminales
2) Exógenas: o reactivas
Hiperemotividad: Respuesta exagerada respecto del medio afectivo. Reacción
afectiva neurótica desproporcionada respecto a una situación estímulo (fobias,
depresión, histeria, etc.).
Hipoemotividad: Escasa reacción afectiva ante los estímulos del medio. Típica de
la esquizofrenia por la apatía que la caracteriza. En la depresión hay
hipoemotividad respecto del medio externo e hiperemotividad en relación al
medio interno.
2) Exógenas o reactivas:
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Indiferencia afectiva: Propia de la esquizofrenia. Dentro de las esquizofrenias, es
típica de la Hebefrenia (psicosis típica de la pubertad o adolescencia).
Irritabilidad: Máxima susceptibilidad ante mínima estimulación. Puede darse en
oligofrenias o en estados de angustia y ansiedad.
Labilidad afectiva: Es la variación periódica en la respuesta afectiva al medio.
Psicosis maníaco depresiva. En histeria y en esquizofrenia, el cambio es más
brusco, pasando inmediatamente de la risa al llanto.
De la VIDA INSTINTIVA:
Desde lo fenomenológico, la vida instintiva tiene que ver con los instintos que
caracterizan a cada especie. Estos instintos poseen fuerza y direccionalidad, de modo tal que
la conducta persigue un fin que está asignado por la perpetuación del sujeto y de la especie.
En psicoanálisis, hablamos de ‘pulsión’, y el instinto prefijado hereditariamente, es más
propio de los animales que del hombre. La pulsión viene de afuera.
El hombre necesita de un auxilio ajeno para satisfacer sus necesidades biológicas. Lo
instintual se va transformando en pulsional.
La pulsión tiene 4 elementos constitutivos:
1. Fuente: Somática.
2. Fin: La satisfacción, aún cuando esté deformada en un síntoma.
3. Objeto: Es lo más contingente. Puede ser cualquiera.
4. Drang o perentoriedad: Es el esfuerzo de trabajo que lo somático impone a lo
psíquico.
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2) Instinto sexual: El profundo significado de lo sexual ha sido puesto de relieve
por FREUD, quién ubicó en este plano la base fundamental de los fenómenos
patológicos psíquicos. Fue el primero en hablar de sexualidad infantil y a él
debemos los estudios sobre el impulso libidinal y su evolución hasta llegar a la
genitalidad adulta normal La conducta sexual patológica casi siempre se ubica
junto a otros síntomas emergentes de una entidad psicopatológica y expresa
regresiones más o menos profundas a etapas anteriores del desarrollo libidinal.
Los trastornos de la sexualidad constituyen elementos constantes en los
distintos cuadros neuróticos. Las alteraciones son:
Anafrodisia: falta de deseo sexual. Puede ser temporario o
permanente. Depresiones graves, epilepsias, alcohólicos.
Frigidez: No hay ausencia del deseo, sino que hay imposibilidad de
lograr placer con el orgasmo, y entonces no se realiza el acto sexual. En
la actualidad, histeria.
Impotencia: Subsiste el deseo, pero no hay erección o eyaculación.
Degradación de la vida erótica.. Puede deberse a causas psíquicas
(división de la mujer en madre y puta) o físicas.
Masturbación: Si es episódica, no es patológica ( y además, hagamos
bien en recordar todos (o por lo menos la gran mayoría, como para no
generalizar) que en los albores de la adolescencia fue una gran
compañera!). Si es compulsiva, es patológica en el sentido de síntoma.
Perversiones: Desviación del objeto (no tiene como fin la
reproducción). Homosexualidad, necrofilia. Por desviación de los
medios, sadismo, masoquismo. Respecto del fin, detención en los juegos
preliminares, como por ejemplo el coito anal.
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no poder’, o ‘no ser capaz’, lo cual se mantiene por días, semanas o meses.
También aparece en neurasténicos.
b) Bradibulia: Es una forma intermedia y menos intensa que la abulia. El enfermo
da claras muestras de la disminución global de su capacidad para iniciar
comportamientos, que cuando se ejecutan, se hacen de manera lenta y pausada.
c) Hiperbulia: La actividad voluntaria está exacerbada y consecuentemente, hay
mayor concentración y rendimiento. Entra en lo patológico cuando se
transforma en excitación psicomotriz, bajo el comando de la atención
espontánea, en detrimento de la voluntaria.. Delirantes, maníacos.
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Estupor epiléptico: Puede estructurarse a posteriori de una crisis convulsiva o
independientemente de ella. El rostro adopta un rictus de perplejidad, los movimientos
son pesados y torpes, la comprensión ideativa y verbal se encuentra alterada o
disminuida, el lenguaje puede ser incoherente y regularmente confunde los nombres
de los objetos. Son relevantes los espasmos faciales que se mantienen durante todo el
episodio.
Estupor maníaco: Su característica principal son las ideas múltiples y desbordantes,
acompañadas de alucinaciones auditivas.
Estupor catatónico: Frecuentemente es precedido por depresión, descontento o
agitación emocional. El paciente tiende a aislarse y se acentúa su falta de interés,
desatención y pobreza emocional. Niega al mundo externo y resiste activamente al
medio ambiente. Se resiste a cambiar las actitudes, las posiciones forzadas y peculiares
que adopta, que pueden durar meses. Se rehúsa a vestirse y a comer, aunque a veces,
cuando cree no ser observado, come vorazmente. Con frecuencia retiene la saliva,
orina y heces, suele ensuciarse con ellas, y muestra una aparente actitud de desprecio
por todo propósito de limpieza en sus hábitos de excreción. Son observables gestos,
muecas y sonrisas sarcásticas. Aunque no da muestras de darse cuenta de lo que
ocurre a su alrededor, el paciente registra todos los acontecimientos de su ambiente.
Un fenómeno contrario al estupor, lo constituye la agitación, que se caracteriza por
movimientos continuos y desordenados. Pueden diferenciarse distintos tipos de
agitación:
Agitación catatónica: Suele aparecer al salir de un estado de estupor. Es una reacción
súbita, violenta, descontrolada e intempestiva, cuya máxima intensidad se alcanza en el
‘furor catatónico’. Es como una explosión o descarga generalizada inmotivada, a la que
el sujeto se ve llevado automáticamente por una impulsión incoercible.
Agitación maníaca: Esta alteración psicomotriz está teñida por los afectos y el humor
exaltado de la manía. El paciente se mueve y habla sin cesar, denotando en su rostro
animación o furia. Hay aceleración y extravagancia en sus movimientos. Es además
incansable e insensible a la temperatura. El punto de máxima intensidad es el ‘furor
maníaco’, donde los disturbios psicomotrices son graves.
Agitación ansiosa: Es una intensa agitación motriz. El enfermo llora, grita, gime o
golpea el cuerpo y la cabeza contra las paredes. Pierde el sueño y se siente apoderado
de una profunda ansiedad, desarrollando comportamientos suicidas como correlato de
fuertes ideas de culpa y persecución que lo dominan. Es típica de la melancolía.
Agitación onírica: Va acompañada de confusión mental, ideas delirantes y onirismo.
También aparecen estados de sudoración y temblor, junto con otras alteraciones
cenestésicas y de órganos de la percepción. Estos estados se dan en la epilepsia.
LENGUAJE:
El lenguaje es la función psíquica que posibilita la vida de relación y el entendimiento
entre los sujetos, a través de sonidos articulados o inarticulados, trazos y signos
convencionales, que vehiculizan la expresión de pensamientos, deseos y afectos.
Dentro del lenguaje, hay que diferenciar lengua de habla. La lengua es un sistema
convencional de signos y códigos, ya sea orales o escritos, que posibilitan la
intercomunicación entre sujetos que comparten igual idioma, cultura y civilización. El habla
es el ejercicio del lenguaje que realiza cada sujeto mediante una lengua determinada.
La lengua es un producto social de la facultad del lenguaje, y a la vez, un conjunto de
convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social. Es adquirida, convencional, exterior
al individuo, y resultante de un contrato establecido por los componentes de una sociedad, lo
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que hace que sea necesario un aprendizaje progresivo de la misma. El lenguaje en cambio es
un legado de la naturaleza.
Tipos de lenguaje
Los tipos de lenguaje hacen referencia a las diversas maneras de hablar que se escuchan en los
pacientes con afecciones mentales.
Tipo elíptico: Presenta lagunas o vacíos en la organización de la oración. Puede
aparecer bajo la forma de telegrama o imaginativo. Se da en cuadros demenciales y
en confusiones mentales.
Tipo ansioso: Las oraciones no las completa, superponiendo temas, debido a que
antes de terminar con uno, ya está en el otro. Se da en crisis de angustia, fobias, etc.
Tipo amanerado: Se caracteriza por el tono, por lo rebuscado, y por el preciosismo
para hablar. Se da en esquizofrenia.
Tipo pueril: Es un lenguaje infantil que aparece en débiles mentales, demencias y
sujetos seniles.
Tipo lógico: Las frases carecen de afecto, son lógicas y muy detalladas, no abordando
el tema central. Se da en obsesivos.
Tipo ganseriano: Las respuestas son incongruentes e inconexas. Esquizofrenia.
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Es la más grave de todas las psicosis.
Hay una fragmentación del ‘Yo’.
Fijación al autoerotismo.
Es deficitaria.
Se da en dos fases:
a) Desestructurante.
b) Restitutiva. Aparece un delirio que intenta dar una interpretación a lo que sucede.
Alucinaciones auditivas, cenestésicas.
A veces cursa al comienzo con un delirio hipocondríaco.
Hay delirios con mecanismos intuitivos, en la ‘paranoide’ y en la ‘hebefrenia’. En las demás
no.
Estereotipia.
Todo es bizarro.
Paranoia:
Es un delirio sistematizado (locura razonante).
No es deficitaria, igual que la parafrenia.
Delirios pasionales y de reivindicación.
El mecanismo de los delirios es interpretativo.
Tiene lógica interna.
No cursa con alucinaciones.
Son peligrosos para los demás (buscan “justicia”).
Regresión al ‘Narcisismo’.
Parafrenia:
Es la ‘fantástica’.
Tiene mecanismos imaginativos.
No es sistematizada.
El contenido del delirio es típico (leyendas, mitos, etc.).
Es crónica.
No es deficitaria.
Regresión al ‘autoerotismo’. Está más cerca de la esquizofrenia.
Melancolía:
Se retrae de todo.
Está aislado del mundo externo.
Hay mucha vivencia del mundo interior (la libido está concentrada allí).
Negativismo.
Mutismo.
Rechazo de alimentos.
Todo está en menos (diferente a la tristeza común).
Manía:
Es inversa a la anterior.
Está todo el tiempo sobre el objeto.
Es distinto a la ‘euforia común’.
Fuga de ideas.
Euforia.
Hiperfrenia.
Puede terminar en furor maníaco.
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Hipocondría: Se deben considerar tres distintos niveles:
1) Ideas hipocondríacas (temores comunes a enfermarse, dolores de cabeza, etc.).
2) Hipocondría (Tiene todo centrado en el órgano)
Habla todo el tiempo de ese órgano, de cómo le duele, de cómo se enfermó, etc.
Enloqueció el cuerpo para salvarse de enloquecer lo psíquico.
Funciona como una defensa.
Es como una ‘psicosis del cuerpo’. La libido está toda allí.
Escisión entre cuerpo y psique.
3) Delirio hipocondríaco (“El corazón me ocupa todo el cuerpo...”).
Esquizofrenia, melancolía.
Alucinaciones cenestésicas primarias.
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CONCEPTOS FUNDAMENTALES EN PSICOANÁLISIS (Lección XVI)
Metapsicología.
Es la escritura clínica del proceso sintomático, incluso del propio sujeto. Es una
superestructura hipotética que permite describir un proceso psíquico conforme a sus
relaciones tópicas, económicas y dinámicas.
Es un momento teórico, necesario en toda experiencia clínica, en el cual nos retiramos
de la clínica para teorizar sobre lo que está sucediendo en ella. Siempre hay una permanente
dialéctica entre la clínica y lo teórico.
Tópicos.
ICC – PCC – CC / Yo – Ello – Súper Yo / Ideal del Yo (aparato psíquico).
Económicos.
Investidura y contrainvestidura de las representaciones. Resistencia cómo
manifestación clínica de la represión. Pulsión (cuantitativo).
Dinámica.
Es el ICC por excelencia. Pulsión (cualitativo). Conflicto.
Aparato psíquico.
Ya habla de él en el año 1895 en el “Proyecto de una psicología para neurólogos”,
publicado en 1950. En 1896, en “Psicoterapia de la histeria”, es en donde lo piensa como un
aparato estratificado. También en 1896, en la carta 52 a FLIESS, introduce la dimensión
temporal. Desarrollo y complejización.
Primera tópica (1900) “Interpretación de los sueños”. Segunda tópica (1923) “El Yo y el
Ello”.
Es un aparato virtual, no anatómico. Virtual además quiere decir que es real, o se
convierte en real, en cada una de las acciones específicas que desarrollamos, por ejemplo,
para la satisfacción de nuestras necesidades
Primera tópica.
ICC, PrCC/CC, y el conflicto se da entre ICC ≠ PrCC/CC. La función del aparato
psíquico es servir a la intención de dominar y eliminar las magnitudes de excitación que
le llegan tanto desde el mundo interno como del externo (principio de homeostasis). Lo ICC
es lo que rige el conflicto.
En esta primera tópica habla de ‘sistemas’, y luego en la segunda habla de ‘instancias’.
‘Sistemas’ porque alude fundamentalmente a cómo es recorrida la estimulación
(pasivamente). Ya había hablado de ‘Instancia’ con la censura, debido a que ésta permite el
pasaje o no de un sistema al otro activamente.
Pasa de la 1era. a la 2da. tópica debido a que ya no le coinciden los polos del conflicto,
porque descubrió partes del ‘Yo’ que eran ICC. También por las identificaciones, que tienen
que ver con las formaciones permanentes que éstas depositan en las instancias. Como
ejemplo, podemos mencionar identificaciones con instancias críticas en el ‘Súper Yo’, y el ‘Yo’,
que está constituido por identificaciones durante toda la vida.
Además, en la neurosis, el conflicto es generalmente entre el ‘Yo’y el ‘Ello’. En las
neurosis narcisistas (que en 1924 las separa de la psicosis), el conflicto es entre el ‘Yo’ y el
‘Súper Yo’, y en la psicosis, el conflicto es entre el ‘Yo’ y el mundo externo.
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El ICC es atemporal. En él no hay contradicción, no hay negación, se rige por el
principio del placer / displacer. Opera con los mecanismos de condensación y desplazamiento
(proceso primario). Hay una sustitución de la realidad externa por la realidad psíquica.
El PrCC está separado del ICC por la censura, y se rige por el principio de realidad y por
el proceso secundario (lógica habitual).
Tenemos ‘aparato psíquico’ porque nacemos prematuros y necesitamos del auxilio
ajeno. La madre va libidinizando al niño.
La necesidad misma, todavía, no constituye un llamado. El aparato psíquico es un
aparato de intermediación o de traducción entre el cuerpo y la función madre. La necesidad, al
ser traducida, deviene pulsión (concepto límite entre lo psíquico y lo somático).
La pulsión sólo puede circular y ser conocida a través de representaciones, o también
por los afectos que produce. El afecto por excelencia es la angustia.
PP P
M
P
PP P
M
P
PP P
M
P
Hambre - Pecho
Hambre” - Pecho” (alucina el pecho)
Pulsión.
“Tres ensayos.....”(1905) Primera teoría pulsional.
Pulsiones del ‘Yo’ o de autoconservación.
Pulsiones sexuales.
“Introducción al narcisismo”. Encuentra que el ‘Yo’está libidinizado y entonces ahora no le
queda lugar para pulsiones que no sean sexuales. Libido objetal ≠ Libido del ‘Yo’.
Investidura.
Esta palabra alude a ‘ocupación’ (término militar), y es utilizada cuando se hace
referencia a que una persona puede ser “investida” con un determinado cargo (por ej.
presidente), y cuando esta persona deja ese cargo se “desinviste”.
Con las representaciones ocurre lo mismo:
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Huella mnémica.
Es el estado en que se convierte un percepto en el momento de ser inscripto en el
sistema. Además recibe cualidad psíquica (investidura) y esto lo hace a partir de una red de
representaciones previas. Aquí ya se pierde como percepto y se instala como huella mnémica.
Es un sistema de pérdidas y ganancias. La red de representaciones previas es filogenética.
El núcleo del ICC está constituido por las ‘protofantasías’ o ‘fantasías originarias’
(seducción, escena primaria y castración).
La representación es la que aparece a la conciencia. La huella mnémica es la inscripción
de un acontecimiento. Lo que hace la representación es ir cualificando estas huellas mnémicas.
ICC
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - (represión)
Represión originaria.
La enlaza con tres conceptos:
Fijación.
Inscripción.
Contrainvestidura.
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1) Fijación. Como fijación es cuando se refiere a que a partir de ese momento la agencia
representante en cuestión persiste inmutable y la pulsión sigue ligada a ella..
Yo: Es aquella parte del ‘Ello’ modificada por las influencias del mundo externo.
Debe perderse el objeto (presencia/ausencia). Mundo externo es todo lo que no es ‘Yo’. Es la
proyección de una superficie. Precipitado o cementerio de identificaciones. Es quién media
entre el ‘Ello’, el mundo externo, el ideal, y el ‘Super-Yo’. Su mayor parte es ICC y la menor CC.
La cura se refiere a una ampliación de la parte consciente de este ‘Yo’. “Dónde el ‘Ello’ era, el
‘Yo’debería advenir”. El ‘Yo’ sólo, sin el ‘ideal del Yo’ y el ‘Super-Yo’, no puede superar el
examen de realidad.
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conocidos. Se pone en una posición de autoridad para que lo respeten, del mismo modo que
ante un acto sintomático de un paciente (por ejemplo, cuando alguno dejaba las puertas
abiertas al entrar a su consultorio). El acto sintomático cobra sentido en relación al contexto.
Son ICC.
Poseen un sentido, y por eso se interpretan.
No son casuales ni inmotivados. Tienen siempre un sentido.
Acto sintomático.
Son actos psíquicos que se ejecutan automática e inconscientemente (casi como
jugando), a los que se les niega toda significación, declarándolos indiferentes y casuales
(cuando uno se los marca, el paciente dice no tener nada que ver con eso). FREUD decía
“Aquellos cuyos labios callan, hablan con los dedos”. El síntoma tiene que ver con la historia
del paciente, en cambio el acto sintomático es más actual. Es revelador de un estado de ánimo.
Su fin es ICC. En general, son fugaces. El síntoma en cambio, como despliega un deseo ICC,
suele ser permanente, y la fuerza represora solo actúa para desfigurar. El motivo de un acto
sintomático suele ser una desilusión, un desengaño, y su propósito es testimoniar desprecio u
hostilidad (este es el sentido en relación al ejemplo de la puerta). En general son jugueteos
con las manos, como por ejemplo hacer bolitas de pan, sacarse y ponerse la alianza, jugar con
monedas, etc. Es difícil mostrar al paciente el origen y el sentido del acto sintomático, por lo
cual nos contentamos con decir que armoniza con la situación del mismo (tiene que ver con el
contexto y con lo que venía hablando). A veces está ligado a lo más importante e íntimo del
sujeto (DORA monederito masturbación). Una formación del ICC, aún cuando a estos
actos no les da esa jerarquía, es posible de ser interpretada. Se diferencia de los actos fallidos
porque en general estos van acompañados de una racionalización, donde damos una
explicación de porqué nos equivocamos. El acto sintomático es totalmente ICC.
Síntoma.
En el caso que nos ocupa, FREUD los llama ‘celos delirantes’. Pueden ser denominados
‘celos delirantes’ en un sentido amplio, pero en realidad son ‘celos obsesivos’. Ambos tienen
distinta Metapsicología.
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Celos delirantes
Celos obsesivos
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Definición de Síntoma.
Es un conjunto psíquico sobrevenido de la vida del paciente y de gran
envergadura. Surge de un conflicto que entraña un padecer, un sufrimiento subjetivo.
Por lo tanto se impone como un fenómeno trascendente, y no pasa inadvertido por el
paciente (a diferencia del acto sintomático). Simboliza ciertos rasgos de la situación
moral del paciente (en realidad, en la neurosis se trata de un conflicto moral).
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Habla de síntomas, y hace una diferencia entre los síntomas histéricos y los obsesivos.
Los histéricos tienen una manifestación somática (histeria de conversión), pero esto no es lo
único. Aunque no haya síntoma, diagnostica histeria cada vez que lo placentero sexual genera
repugnancia (caso DORA).
Los síntomas obsesivos se dan en el dominio de lo psíquico, y realiza una descripción de
las manifestaciones más habituales en la neurosis obsesiva. Habla de impulsión y tentación
(luego dirá compulsión), de la cual el paciente trata de protegerse con prohibiciones,
renunciamientos y privación de la libertad. Estos síntomas son: actos obsesivos, rituales,
ceremoniales.
Las características más comunes de los obsesivos son:
Complican los actos más comunes de la vida cotidiana (acostarse, lavarse, salir de
paseo, etc.).
Tienen una alta disciplina moral, llevada hasta el escrúpulo.
Extrema corrección.
Son muy tenaces (hasta que aparece el síntoma).
Tienen una religión privada (hombre de las ratas). Pueden ser ateos, pero los
síntomas tienen que ver con mandatos y prohibiciones, igual que en cualquier
religión (sólo que ésta es propia).
A lo sumo, pueden desplazar o sustituir la obsesión, la coerción, pero no
suprimirla. Sus rituales y ceremoniales pueden ser variados por otros, pero no
dejados de lado. Esta capacidad de desplazamiento de los síntomas constituye
uno de los principales caracteres de la neurosis obsesiva.
Ambivalencia. El obsesivo vierte todo el odio al objeto amado, y por eso no puede
amar.
Las oposiciones o polaridades de la vida psíquica se encuentran particularmente
acentuadas.
Junto a la obsesión de contenido positivo o negativo, vemos aparecer en el
terreno intelectual un estado de duda que, extendiéndose sobre las cosas más
ciertas y seguras, provoca en el sujeto una perpetua indecisión, despojándole de
toda su energía y haciéndole imponerse prohibiciones cada vez más rigurosas.
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Repite, anula (intentando que se haya consumado) y rectifica (por medio de un simbolismo
motor, a través del acto obsesivo).
La defensa es proteger al marido y es la tendencia represora, que tiene que ver con el síntoma.
Todo síntoma es un intento de elaborar lo traumático.
Su otra paciente tiene 19 años, es hija única, y se trata de un típico ceremonial que lleva
a cabo al acostarse. Tenía una particular hostilidad contra su madre, una atracción erótica
hacia el padre que excedía el Edipo normal, y se manifestaba descontenta, deprimida e
inclinada a la indecisión y la duda hasta el punto de no poder atravesar sola las plazas ni las
calles anchas (agorafobia).
Los ceremoniales normales son racionales y llevan poco tiempo. Cuando las circunstancias
exteriores le imponen alguna modificación o lo impiden, se adaptan fácilmente a ella, sin
trabajo ni pérdida de tiempo o no se llevan a cabo
Los ceremoniales patológicos carecen de flexibilidad, se imponen a costa de grandes
sacrificios, ocultándose detrás de fundamentos en apariencia racionales, y examinados
superficialmente, no parecen diferenciarse del ceremonial normal, sino por una exagerada
minuciosidad. Estas racionalizaciones quedan contradichas, porque cuando ella decía que
necesitaba dormir sin ruido alguno, realizaba actos que producían un efecto contrario, los
repetía innumerables veces, no dormía, ni tampoco dejaba dormir a sus padres.
El nódulo de estos ceremoniales tiene que ver con mantener separado hombre/mujer,
intentando que no se reactive la escena primaria.
Lo particular de esta paciente era permanecer junto al padre. También espiaba con las
‘orejas’ (típico de la neurosis obsesiva, ya que la histeria tiene que ver más con lo visual).
El ceremonial es la cristalización de varias fantasías (concepto de
sobredeterminación) en un punto dado (nódulo).
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sufrido, porque todo lo pulsional funciona para el aparato psíquico del mismo modo que un
accidente que provenga del mundo externo.
Sus dos pacientes conservan la fidelidad a un hombre. La primera, a su marido, e
incluso por ello no podía hacer regalos a nadie (regalo de virginidad a su marido). La segunda,
a su padre, por una fijación erótica que trasciende el Edipo normal.
Ambas se “sustraen al destino normal de la mujer”, con lo que se refiere a salir de la
satisfacción autoerótica y pasar a la elección objetal. Las dos tienen una fijación a su padre.
La Represión.
Es el pilar fundamental sobre el que descansa el edificio del psicoanálisis. Es uno
de sus conceptos fundamentales.
Es un concepto solidario al de ICC, porque por un lado necesitamos de la represión para
fundar lo ICC, y a posteriori, toda represión secundaria o propiamente dicha, trae como
consecuencia que las representaciones reprimidas devengan ICC.
Su manifestación clínica es la resistencia, y FREUD descubre y conoce a estas
resistencias a partir de una innovación técnica, que es el abandono de la hipnosis y la
instauración de la asociación libre.
En sus primeros textos, habla indistintamente de represión y defensa. Cuando habla de
defensa, las diferencia entre defensa patológica y defensa normal. Una de las defensas
patológicas es la represión, porque está regida por el proceso primario. Un ejemplo de una
defensa normal es una evitación.
Defensa es la designación general que da para todas las técnicas de que se sirve
el ‘Yo’ intentando resolver los conflictos, y que eventualmente pueden llevar a una
neurosis.
FREUD se preguntaba cuál era la causa de la represión. Al comienzo creyó que era la
sexualidad, en el sentido del conflicto entre pulsiones sexuales y pulsiones del ‘Yo’ o de
autoconservación.
Su primera teoría de la angustia (Conferencia XXV, 1916/7) decía que la represión
creaba a la angustia.
Su segunda teoría (Conferencia XXXII, “Angustia y vida pulsional”, 1932) dice que la
angustia (angustia señal) provoca la represión.
En “pulsiones y sus destinos” dice que la represión es uno de los destinos de la pulsión.
La represión va de la mano de la noción de ‘conflicto’, y el conflicto está dado por una
moción pulsional que busca la satisfacción y un ‘Yo’ que se opone, pero no ya al servicio de la
autoconservación, sino un “Yo’ narcisista, que está preservando al sujeto en virtud de otras
aspiraciones éticas, morales, etc.
El ‘Yo’ reprime a instancias del “Ideal del Yo”.
La represión aparece como el prototipo de las defensas.
La represión se ejerce en función de una prohibición (Ley de lo que se puede y no se
puede), y en ese sentido la pensamos como una guardiana de la salud, pero que nos que cobra
muy bien (su precio son los síntomas).
Nos enteramos de ella por su fracaso, porque si no hubiera retorno de lo
reprimido, es decir, si fuera exitosa, no tendríamos noticias de ella.
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Desde el punto de vista tópico, y referido a la primera tópica, la represión parte del
PrCC. En cambio, en la segunda tópica, la represión parte del ‘Yo’, pero a instancias del ‘Ideal
del Yo’ o ‘Super-Yo’, que son dos caras de una misma moneda.
Desde el punto de vista económico, la represión tiene que ver con las fuerzas que se
oponen a lo pulsional. (Contrainvestidura).
Desde el punto de vista dinámico, la represión queda enlazada al conflicto (lo que es
placer para un sistema, el ‘Ello’, es displacer para otro).
El dolor nace cuando el estímulo perfora los dispositivos de protección antiestímulo. Aquí
actúa como un estímulo pulsional continuado.
El dolor corporal genera una investidura elevada que además es narcisista y produce una
introversión libidinal hacia el lugar doliente del cuerpo (Me duele la muela, soy una muela).
En el dolor anímico o psíquico (propio de la melancolía), es en donde se da una intensa
investidura de añoranza del objeto perdido, y crea las mismas condiciones económicas que la
investidura del lugar lastimado del cuerpo.
El paso del dolor corporal al dolor anímico, tiene que ver con la mudanza de la
investidura narcisista (corporal) en investidura de objeto.
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El elevado nivel de investidura y ligazón a representaciones traumáticas, es
responsable del displacer que nace del dolor.
¿Porqué una moción pulsional puede caer bajo represión?. Porque es inconciliable con
otras exigencias o designios.
Una pulsión nunca encuentra la satisfacción, porque trata de encontrar el objeto
perdido, y éste se ha perdido para siempre.
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Si pertenecen al sistema PrCC, su legalidad es el proceso secundario (energía ligada,
lógica habitual del PrCC).
La posibilidad de que una representación cambie de estado, se da por ‘mudanza de la
investidura’.
¿Porqué la representación reprimida sigue investida y hace renovados intentos de
acceder a la conciencia?,
a) Porque tiene investidura ICC.
b) Porque no logra acceder a la conciencia, ya que la investidura que se le ha quitado se
ha aplicado a la representación sustitutiva PrCC, que a partir de ahora funciona como
contrainvestidura (En JUANITO, caballo).
3. Retorno de lo reprimido.
Aparece aquí la formación del síntoma por el fracaso de la represión.
¿Qué es lo que queda tras la represión?. Síntomas, formación sustitutiva, angustia y
resistencias.
Antes de la formación de síntoma hubo huída a la fantasía. Se da una frustración
externa y se trata de refugiarse y hallar la satisfacción en la fantasía. Si esto no se logra, se
produce ahora una frustración interna. Si la fantasía no necesita ser reprimida, no sucede
nada, pero si tiene que ser reprimida (tiene conexión con sexualidad y muerte), ya se ha dado
un paso hacia la formación de síntoma.
La fantasía es un conjunto de representaciones que conforman una escena. Incluye una
escena más el goce autoerótico (cuando fantaseo no cambio nada aloplásticamente).
El goce pulsional es un goce autista. Esto es lo que significa autoerotismo. La pulsión se
‘subjetiviza’ cuando es canalizada a través de una fantasía. A través de la fantasía, el sujeto
logra ‘personalizar’ ese goce autoerótico y acéfalo de la pulsión incorporándolo a una escena.
Toda escena supone un sujeto y un otro, que es lo que está ausente en el autoerotismo. Para
comprender mejor esto basta con prestar atención a un dato cotidiano como el acto de fumar:
hay ciertos cigarrillos que son fumados en momentos especialmente elegidos, como por
ejemplo, después de hacer el amor, o en una reunión con amigos, o durante el café solitario y
pensativo. En estos momentos, el sujeto está dentro de una escena, “se hace una película”, que
puede ser romántica, nostálgica, etc., pero que en todo caso es algo personal. En cambio hay
otros cigarrillos que son fumados automáticamente, como si el sujeto no fuese más que una
boca que aspira humo. Aquí está más cerca del goce acéfalo de la pulsión.
Si la pulsión no tiene representaciones, podemos hablar de pulsión de muerte.
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Esta representación no debe estar ni demasiado lejos ni demasiado cerca de la
representación reprimida. Demasiado cerca sigue representando al deseo y hay que volver a
reprimir. Demasiado lejos, ya no lo representa, y entonces no sería posible el análisis.
También es móvil, es decir, que representa un gasto permanente de energía, porque no
se consuma de una sola vez. El equilibrio que se produce entre investidura y contrainvestidura
justifica su duración.
La cancelación de la represión implica un ahorro de energía. Puede ser factible en el
sueño, que es elaborativo, dónde predomina el deseo ICC. Por eso es la vía regia para acceder
al ICC. El sueño es en sí mismo una elaboración, ya que a través de él se pueden encontrar
diversas soluciones para distintos problemas.
En el análisis se produce un desgaste, y por lo tanto empieza a haber un levantamiento
de la represión, y con ello un ahorro de energía. El desgaste se produce porque las
representaciones empiezan a circular por distintas vías, por donde se canalizan los conflictos
(rodeo para la satisfacción).
El factor económico es decisivo en el conflicto y también en lo traumático. Si la
representación se refuerza, el conflicto se deviene actual, y la activación lleva a la represión
(el caso de Emma).
Un aumento de investidura funciona de la misma manera que un acercamiento a lo ICC,
y una disminución lo hace como un distanciamiento del mismo. Por lo tanto, el desgaste que
se produce en análisis a través de los enlaces, produce un debilitamiento de lo desagradable,
de lo displacentero, y como consecuencia, un sustituto de la represión (juicio adverso).
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Tanto la formación sustitutiva como el síntoma implican un retorno de lo reprimido.
Muchas veces no coincide el mecanismo de la represión con la formación sustitutiva, como por
ejemplo en la formación reactiva (formación sustitutiva: ante lo sucio, limpieza). Esto no
quiere decir que desde el punto de vista clínico la formación reactiva pueda devenir como
síntoma para el propio sujeto, porque por lo general falla la conciencia (aparece lo contrario
de lo que quería dar vuelta). La formación reactiva en general es rígida, ya que quiere algo y le
sale lo contrario (el obsesivo lucha por lo hostil, por lo agresivo). La formación reactiva se
instituye como rasgo de carácter
En el síntoma, que es una formación de compromiso entre el deseo y la defensa,
puede haber predominio de uno o de otro. El predominio del deseo se da
fundamentalmente en el síntoma conversivo, y el de la defensa en la neurosis obsesiva.
Tanto en la fobia como en la neurosis obsesiva, no coincide el mecanismo de la
formación sustitutiva con el del síntoma. Esto último se da en dos tiempos y predomina el
desplazamiento.
En la histeria el mecanismo de la formación sustitutiva y el del síntoma se dan en un
solo tiempo y hay predominio de la condensación.
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Vías de formación de síntomas
No es lo mismo hablar de enfermedad que de síntoma. Curar el síntoma no significa
curar la enfermedad.
La neurosis está determinada entre la 1ra. y la 2da. series, pero se necesita de la 3ra.,
el factor desencadenante, para que ésta se manifieste. Por este motivo, todos llevamos la
capacidad para formar síntomas neuróticos (1ra. y 2da. series), y de allí es que FREUD dice
que todos somos ‘neuróticos’.
Como definición de síntoma, podemos decir que éstos son “actos nocivos e inútiles que
el sujeto realiza contra su voluntad, experimentando con ello sensaciones displacenteras y de
dolor”. Los síntomas se padecen. Son efecto de un conflicto, y el concepto de conflicto es nodal
en la teoría psicoanalítica (aspecto dinámico): Conflicto Edípico, conflicto entre el deseo y la
defensa, conflicto entre sistemas e instancias, y conflicto (en esta época) entre pulsiones del ‘Yo’y
sexuales.
A estas tendencias opuestas que se presentan en el conflicto, el síntoma trata de
reconciliarlas por medio de una transacción o solución de compromiso, que intenta
equilibrarlas, satisfaciendo a ambas tendencias (el deseo y la defensa). Esta es una de las
razones que fundamenta la resistencia de los síntomas.
Al comenzar a explicar la vía de formación de síntomas, habla de la libido, como de una
energía que pulsa, que tiene representación (en la represión ya no es libido).
Esta libido busca su satisfacción, pero la realidad se le opone (tal cual los deseos de
ISABEL por su cuñado, que no se pueden satisfacer por la realidad), y esto opera de factor
desencadenante.
La primer defensa que se utiliza es la regresión (en relación al esquema del peine),
para buscar algunas otras huellas a quien enlazar esa libido, a modos de satisfacción antiguos,
o para volver a los objetos primitivos.
Regresión y puntos de fijación son dos conceptos que se relacionan, y son hasta
paralelos. Es la fijación la que funciona como polo de atracción. No sólo hay regresión por que
no se puede satisfacer la libido por la realidad, sino también porque hay fijación.
Hay tres tipos de regresión: a) a las etapas anteriores (oral, anal, fálica); b) al
autoerotismo y al narcisismo, desde el amor objetal (desarrollo libidinal del ‘Yo’); o c) a
los objetos incestuosos (es la regresión a los puntos de fijación).
Otro retorno que se produce con la regresión es el del proceso secundario al proceso
primario (condensación y desplazamiento), y entonces no se pueden hacer modificaciones
aloplásticas ni regirse por el principio de realidad.
Hay fijación por exceso de placer, porque el modo de satisfacción era placentero, y hay otra
parte que tiene que ver con lo displacentero, que es lo que lo lleva a la repetición, ya que se
trata de tramitarlo y de enlazar representaciones.
El síntoma es también un resurgimiento del pasado al presente, y se caracteriza por la
compulsión a la repetición. Como ejemplo, se puede hablar de la paciente de la noche de bodas,
que vive esa situación como presente, la actualiza. Para ella no pertenece a su pasado, a su
memoria. Por eso no la olvida, y además repite y no puede dejar de hacerlo.
También podemos hablar de una fijación como inscripción. Es la fijación de una
representación a la pulsión. En este sentido, lo que hace la regresión es poner de nuevo en
funcionamiento lo que fue inscripto, con lo cual vuelve lo que FREUD denominó “el lenguaje
de la pulsión”. Si la fijación fue oral, lo que vuelve es la modalidad oral, como comer, hablar,
fumar, etc., debido a que el amamantamiento ya no es posible, porque a través de la represión
produce asco o repugnancia.
Lo que sucede con la regresión es que activa pulsiones parciales, las que, según FREUD,
también van a buscar una salida, y si ocurre que el ‘Yo’ acepta y satisface esta salida sin
represión perversión (Ej. me quiero acostar con mi papá).
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Si el ‘Yo’ no acepta la salida conflicto, con lo cual se activan las defensas (regresión
antes de la represión propiamente dicha) y la libido es reprimida, se le quita la representación
PrCC, y entonces esta investidura se transforma en angustia señal
Cuando se produce la angustia señal, ésta le advierte al ‘Yo’ del peligro, y le da la
oportunidad de poner en movimiento las defensas. El ‘Yo’puede entonces anticipar el peligro
y poner en funcionamiento sus mecanismos de defensa (la represión por excelencia).
El ‘Yo’, en este intento defensivo, fracasa, ya que puede hacerlo con la representación,
pero no con el montante de afecto que busca una salida. La investidura recorre
representaciones hasta que encuentra una a la que pueda desplazar o condensar (distancia
óptima). Como fracaso de la represión,, hay un retorno de lo reprimido, y con ello una
formación sustitutiva, una formación reactiva o una. formación de síntoma.
Formación sustitutiva: Tiene que ver con reemplazar el contenido ICC, sobre todo el
deseo ICC (En Juanito, el deseo por el padre queda reprimido caballo). Sería una sustitución
simbólica jugada con la defensa, pero suele haber predominio del deseo.
Formación reactiva: Es un refuerzo de la represión, y lo que aparece con ella es
totalmente opuesto a la pulsión. Prevalece el proceso defensivo, pero esta formación reactiva
o bien puede fallar, o bien rigidizarse y entonces tener un valor sintomático. Queda instituida
en la persona como rasgo de carácter.
Transformación en lo contrario: Se da sólo ante determinadas situaciones, típica de la
histeria.
Ambivalencia: Es típica de toda neurosis. Tiene que ver con lo edípico. La neurosis
obsesiva la resuelve de un modo particular, ya que lo que produce es una parálisis de la
voluntad, debido a que confluyen amor y odio sobre el mismo objeto. El neurótico obsesivo no
sabe que luchando contra el odio lucha también contra el amor.
Formación de síntoma: Comprende no sólo el retorno de lo reprimido, como sucede
con la formación sustitutiva o de compromiso. Los sueños y los chistes son una formación
sustitutiva y no una formación de síntoma, porque la tendencia represora suele estar presente,
pero sólo para desfigurar. Por ello es que FREUD dice que el sueño es la vía regia de acceso a lo
ICC. La formación de síntoma es una transacción entre lo represor y lo reprimido. En el sueño
no hay una rotunda negativa.
El investimento regresivo de las fijaciones permite eludir la represión y conduce a una
satisfacción de la libido dentro de las condiciones establecidas, por lo que luego va a ser la
transacción. En un segundo momento, ya no elude la represión, y las regresiones son las que
aparecen entonces apenas reconocibles, deformadas en el síntoma, porque han sido sometidas
a la defensa (condensación y desplazamiento).
Una fijación es una cristalización de una determinada cantidad de energía
(catexia, investidura).
Una regresión sin una fijación que atraiga no podría hacer nada. La regresión implica
una huída de la realidad.
Decir fijación es lo mismo que decir ‘inhibición del desarrollo de la libido’. FREUD
ubica el origen de la fijación en las actividades y sucesos de la sexualidad infantil (pulsiones
parciales abandonadas y en los primeros objetos infantiles). Esto lo lleva al desarrollo de las
“Series Complementarias”.
1ra. serie: Constitución sexual o disposición hereditaria. Herencia arcaica. Está en la
cultura. Tiene que ver con el deseo de los padres. Está relacionada con lo filogenético
(Protofantasías, que son anteriores a la constitución del ‘Yo’). Esto cae bajo ‘represión
originaria’ y no es pasible de ser recordado o historiado.
2da. serie: Vivencias infantiles. Es lo ontogenético (no de genes, sino de origen). Es lo
posterior a la constitución del ‘Yo’. Tiene que ver con el complejo de Edipo. Es lo recordable, lo
historiable.
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3ra. serie: Factor desencadenante. Es lo traumático.
Para FREUD, la 1ra. y 2da. series constituyen lo que es la fijación libidinal, lo endógeno.
En estas dos está la neurosis, y si se suma la 3ra., aparece la formación de síntoma.
Cuando el aparato hace una regresión de la libido (primera defensa del aparato) y la
vuelca a la fijación, refuerza todo lo infantil. Actualiza allí modos de satisfacción antiguos (Ej.
oralidad en sus modos de inscripción: comer, fumar, hablar, etc. En el obsesivo, la analidad
aparece relacionada con el dinero).
La 2da. serie está absolutamente ligada al concepto de ‘prematuración’ (complejo de
Edipo) o sujeto inacabado. Esto no sólo nos deja indefensos y dependientes de alguien que nos
auxilie, sino que además somos inacabados en otros sentidos, y toda la libidinización o
erotización que vamos recibiendo, no podemos tramitarla (ni vía oral, ni vía corporal) y por
eso se torna traumática.
En el trauma hay una 1ra. escena de seducción, y una 2da. escena, generalmente
anodina, la que por asociación resignifica a la primera (factor desencadenante) y la torna
traumática.
Según FREUD, todos luchamos con los mismos complejos; habrá que ver como los
resuelve cada uno. A lo largo de toda la vida, las arborizaciones asociativas se van
acomodando, y es por eso que se puede hacer análisis y producir cambios.
Ecuación Etiológica: Una frustración externa, por sí sola, no alcanza para desencadenar nada;
se debe enlazar a otra cosa. FREUD dice que a mayor fijación, se necesita una menor
frustración y viceversa.
Si salgo al mundo y me frustro, retorno a los puntos de fijación, hago una regresión y
me satisfago. Si hay poca fijación, voy a necesitar mucha frustración, porque si no, voy a
necesitar resolverlo en la realidad.
Para FREUD, el síntoma implica una satisfacción inmediata, antes de hacer un rodeo,
que con un gasto mayor de tiempo no hubiera sido tan conflictivo. Funciona a través del
proceso primario, y por eso no utiliza el rodeo.
El acontecimiento traumático no necesariamente debe ser un hecho real; ya que
también puede ser fantaseado. FREUD plantea la fantasía como la etapa intermedia en la
formación de síntoma. Dice que en la fantasía es en donde perduran las fijaciones.
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se lo sustituye por el principio del placer. Los síntomas son satisfacciones autoeróticas,
porque se satisface algo antiguo en el cuerpo, en las ideas, etc. Provocan una modificación
autoplástica en vez de una aloplástica (llevada a cabo en la realidad, en el mundo externo).
El síntoma no sólo es satisfacción del ‘principio del placer’, sino también lo es del ‘más
allá del principio del placer’, porque con él hay sufrimiento, padecimiento. Lo traumático
produce compulsión a la repetición.
El síntoma es condensación y desplazamiento, y esto responde a la lógica del proceso
primario.
Fantasías: Son una mezcla de verdad y mentira, pero tienen el efecto de recuerdos
encubridores de la infancia. Por un lado, tienen una categoría de “realidad psíquica”, y con ello,
provocan los mismos efectos que si fueran reales.
En la neurosis, la realidad psíquica es predominante. Son escenas infantiles, en su
mayor parte falsas, y en algunos casos contrarias a la verdad histórica, pero no por ello menos
reales (eficacia de las fantasías en la determinación psíquica de los sueños, los fallidos, etc.).
Son sucesos imaginarios con los cuales los sujetos encubren a sí mismos la historia de
su infancia. Del mismo modo que los pueblos lo hacen con los mitos y las leyendas, nosotros
también colocamos una fantasía allí donde no encontramos una respuesta.
Protofantasías: Son intentos de dar respuesta al origen, cada una de algo distinto.
La escena primaria: Respuesta a la pregunta por el origen del sujeto.
Seducción: Respuesta a la pregunta por el origen de la sexualidad.
Castración: Respuesta a la pregunta por la diferencia sexual.
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Sabía que le harían muchas objeciones, ya que los adultos coartan toda la actividad
sexual infantil, además de desconocerla. Una objeción segura era que los recuerdos no son
fieles: sin embargo estos recuerdos se traducen luego en síntomas y los sujetos han enfermado
de neurosis. Otra es por la resistencia a aceptar el psicoanálisis.
El estudio de la sexualidad infantil es determinante para la comprensión de las
neurosis. El psicoanálisis no es una psicología evolutiva, lo que implica que no hay en él
tiempos cronológicos, sino lógicos.
Esta sexualidad aparece más tarde o más temprano, pero siempre antes de la pubertad
(Si no lo hiciere, podría aparecer una psicosis).
La sexualidad no es instintiva, sino pulsional, y en este sentido es conflictiva y
traumática. No está predeterminada como en los animales. Que es pulsional quiere decir que
es contingente, y no sabemos cuál es el objeto, porque como no está predeterminado, puede
ser cualquiera. Es conflictiva y traumática porque está en relación al deseo, y por sobre todo al
deseo de la ’madre’ (escena de seducción).
Estas teorías son universales, y son comunes a todos los niños.
Hay una diferencia entre un sujeto sano y uno neurótico. Ambos luchan contra los
mismos complejos, pero el neurótico solo consigue dominarlos al precio de costosos productos
sustitutivos (los síntomas).
FREUD toma como fuente al varón, pero como no se trata de algo descriptivo, sino
dinámico, lo que deriva de aquí son las formas lógicas que van a tomar las fantasías ICC.
Las teorías implican represión o desmentida de la diferencia sexual, y su
sustitución imaginaria como defensa del sujeto respecto del complejo de castración. A
su vez, esta lógica es manifestación del retorno de lo reprimido.
Las teorías sexuales infantiles conservan su valor en la neurosis e influencian en
los síntomas.
La curiosidad sexual no despierta por casualidad, sino bajo el “aguijón narcisista”. Hay
una madre que ha hecho una ecuación falo=niño, y el niño no encuentra otro lugar en donde
ubicarse. La madre lo ubica en ese lugar simbólicamente y el niño se ubica allí
imaginariamente.
Las manifestaciones orgánicas se plantean en lo psíquico. Las equivalencias o
ecuaciones simbólicas: heces, regalo, dinero, pene, niño son equivalentes e intercambiables en
lo ICC.
El momento de control de esfínteres es precursor del complejo de castración, ya
que es la primera vez que el niño tiene que separarse de algo de su propio cuerpo, y
sólo lo hace como sacrificio de amor y lo ofrenda como regalo (a la madre).
Es necesario que el niño caiga de la ecuación falo=niño. Cuando nace un hermano, el
niño piensa “yo no la conformo, necesita otro”. Empieza a percibir que hay otras cosas
(semejantes) con las que compartir el amor de la madre. Tiene entonces que empezar a dejar
de ser el falo de la madre, y comienza allí uno de los primeros enigmas de la vida (¿De dónde
vino éste?).
Aquí comienza la pulsión “escoptofílica” (ver) y se transforma en “epistemofílica”
(saber). Se le pregunta a los padres, pero la renegación de la diferencia sexual siempre se filtra
por alguna parte.
Las teorías sexuales infantiles, en general, son inventadas por los adultos para los niños.
Hay diferentes creencias, como magos, supersticiones, horóscopos, etc., en las que luego se
desplazan estas teorías.
En general, se curiosea para renegar. Se presenta el primer conflicto psíquico entre lo
que en realidad los niños ya saben y lo que les cuentan sus padres. Habitualmente, el
mecanismo implementado es la desmentida o renegación (desmentida originaria).
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La que más cuesta es la desmentida o la falta en la madre. Hay un conflicto entre
una versión “oficial” y la que aportan los propios sentidos. A partir de este conflicto, se instala
un complejo nodular de las neurosis, que es el “Complejo de Edipo”. Comienza la
triangularidad.
Si hay desmentida, aparece una escisión (por un lado acepta y por el otro rechaza). Si
esto continúa más allá de la pubertad, se produce una escisión en el ‘Yo’, en el que coexisten
dos corrientes simultáneas.
La investigación de los niños fracasa, porque desconocen dos elementos
fundamentales: el semen y la vagina. Entonces elaboran teorías. Igualmente, si uno se los
explica, lo niegan, porque sino deben admitir la falta de pene en su mamá, y eso es
insoportable.
Las teorías tienen partes de verdad y partes de mentira, porque quedan conectadas con
los componentes de la vida sexual. Por eso son “típicas o universales”. Cada uno conecta con el
momento pulsional por el que está pasando. Teoría cloacal control de esfínteres la barra
fecal produce placer queda conectada la sexualidad con las heces. Si somos paridos por el
ano, los varones también pueden parir.
Bisexualidad originaria: Cuando empieza a pasar esto, el niño está entrando en el ‘complejo de
Edipo’. El pene o la vagina no garantizan nada, sino que lo que define el sexo es el predominio
de las identificaciones con el propio sexo, el deseo y los emblemas paternos, etc.
En esta época, la satisfacción es autoerótica, y tiene que ver con la masturbación. Si
percibe la falta en alguien, supone que ‘ya le va a crecer’.
Hay 3 condiciones para que se dé el “complejo de castración”:
1. Masturbación (más las fantasías que la acompañan).
2. Visión de genitales femeninos.
3. Amenaza de castración.
El varón sale del “complejo de Edipo” por temor a la castración, y la niña, justamente
por la envidia del pene, entra en este complejo. Lo preedípico es mucho más largo en la mujer
que en el varón.
La fijación a la madre fálica podría traer como consecuencia la homosexualidad.
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Complejo de masculinidad. Si se queda fijada aquí puede traer como consecuencia la
homosexualidad.
Salida a la feminidad. Por represión de la masculinidad.
Tanto para el hombre como para la mujer, lo traumático es la posición pasiva. La
relación con el progenitor del mismo sexo suele ser generadora de síntomas. La
compensación de la falta de la mujer se da por la posibilidad de tener un hijo.
Teoría de la “couvade”. Es una fantasía muy común en el hombre. Cree que estuvo
embarazado y que va a parir. En el momento del parto de la mujer, se pone en su lugar y tiene
los mismos síntomas. La maternidad es cierta (MATER CERTISSIMA), y la paternidad tiene
que ser confirmada por una madre (PATER SEMPER INCERTUS EST). Esta fantasía tiene que
ver con un intento de confirmación de que él es el padre.
Siempre sobre sexualidad tenemos un saber fragmentario, porque es pulsional y
no instintiva.
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Pérdidas ya hubo antes (pérdida del cuerpo materno, del pecho, de las heces). Lo que va a
resignificar al ‘Complejo de castración’ es lo que suceda en la fase fálica. De acuerdo a lo que
suceda, quedará resignificado como ‘castración’, ya que hasta ahí eran solo huellas (con la
teoría del ‘Trauma’ recién se puede comprender la significación de la castración durante la
fase fálica en la caída narcisística).
Pero el niño no generaliza tan rápido la falta de pene en las personas del sexo femenino. Ya es
un obstáculo para ello el supuesto de que la falta de pene es consecuencia de la castración a
modo de castigo. Cree que sólo personas despreciables, culpables de las mismas mociones
prohibidas en que él también ha incurrido, han perdido su genital, pero las personas
respetables, como su madre, siguen conservando el pene.
Sólo más adelante, cuando se da cuenta de que sólo las mujeres pueden parir hijos, también la
madre perderá el pene, y entre tanto, se edificarán complejísimas teorías destinadas a explicar
el trueque del pene a cambio de un hijo. Estas teorías son un resguardo narcisista, e
intentan dar respuesta al origen. ¿Quién soy yo?. Mi madre necesita a otro fuera de mí, ¿qué
lugar ocupo ahora, si yo era el falo?. Se construyen entonces las teorías con el fin de
resguardarnos narcisísticamente. Si desconocemos el origen, el sexo, no hay falta, no hay
castración. Se pueden elaborar porque hay desconocimiento del origen. Tienen que ver con la
desmentida de la diferencia sexual. La teoría sería una defensa frente al complejo de
castración.
Las mudanzas de las polaridades durante el desarrollo sexual, como ya dijimos, son:
1. Sujeto / Objeto.
2. Activo / Pasivo.
3. Fálico / Castrado.
4. Masculino / Femenino.
Lo masculino supone sujeto, actividad y posesión del pene, y lo femenino supone objeto
y pasividad.
El temor a la castración moviliza la libido incestuosa y viene a conmover la fijación al objeto
materno. El padre (la función paterna, lo paterno), tiene que funcionar como agente de la
castración y la operación simbólica de corte, cuyo resto es la pérdida de un objeto imaginario
(el falo). Éste es un desprendimiento que se opera por medio de una ley, y que instaura la
diferencia sexual.
La operación de corte, de castración, evacua la satisfacción autoerótica, que es una
satisfacción incestuosa, y entonces se evacua el goce del propio cuerpo para poder
gozar de otros cuerpos.
Otra cuestión que permite la exogamia es un intercambio a costa de una pérdida o renuncia.
Manuscrito “E”.
Es la primer teoría de la angustia. Es una teoría económica, relacionada a ‘neurosis
actuales’, que están ligadas a sexualidad, pero a una sexualidad actual, todavía no histórica (no
pasó aún por el eje falo / castración).
Actual: Excitación sexual somática que no encuentra su significación, su correlato psíquico.
No es una teoría fisiológica (como por ejemplo, la falta de orgasmo de REICH).
Dice que contrariamente a lo esperado, es decir, que aumente el deseo por la falta de
significación en la satisfacción del deseo sexual somático, esto trae una merma del deseo
sexual en los pacientes. El deseo no ha sido fantasmatizado.
Habla de la angustia como libido estancada. La excitación sexual somática, se descarga
por otra vía somática (por ej. taquicardia). Habría una inadecuación entre la excitación
sexual somática y la posibilidad de elaborarla en el nivel psíquico. Va de soma a soma.
En el año 1926, en “Inhibición, síntoma y angustia”, elabora su segunda teoría de la angustia.
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Las ‘neurosis actuales’ (Lección XXV, neurosis de angustia y neurastenia), son una
facilitación somática de las psiconeurosis. Son núcleo y fase precursora de los síntomas
psiconeuróticos.
Para las ‘psiconeurosis’, en tanto teoría económica, habla de libido despegada de sus
representaciones, debido a la represión, que se transforma en angustia. En las ‘neurosis
actuales’ es una transformación directa.
Su 1° Teoría de la angustia tiene que ver con que la represión es la causa de la angustia.
En su 2° Teoría, la angustia es la causa de la represión, ya que está en el origen de la
defensa (angustia señal). Esta 2° teoría no se opone a la 1°, sino que solamente la limita.
El peligro tiene que ver con la realidad, y ésta está entrelazada con la castración. El
peligro es en definitiva interno, porque tiene que ver con lo pulsional e incestuoso.
Siempre una frustración externa se enlaza con una interna.
Es una teoría funcional, porque le adjudica a la angustia una función: hace de alarma. La teoría
histórica pone en relación, como símbolo de otras experiencias angustiantes, que la angustia
repite, y que al mismo tiempo es como una “vacuna” contra su retorno.
De la angustia que es traumática.
“Señal” para que no aparezca.
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La angustia como afecto es percibida por el ‘Yo’. El ‘Yo’ percibe que hay una investidura
libidinal ICC que busca satisfacerse, y por eso se angustia. La angustia me anoticia de algún
deseo ICC que está buscando realizarse, y por eso dice FREUD que la angustia no miente.
Si puede percibirla es porque repite algún acontecimiento incorporado por herencia en
un primer momento: el trauma del nacimiento.
Este trauma O. RANK lo piensa distinto que FREUD. Para él es la etiología de las
neurosis, y es lo que hay que tramitar en el análisis. FREUD lo piensa en relación a la
separación de la madre, al cambio respiratorio y cardíaco, que provoca una “angustia tóxica”.
Ahora, ¿cómo puede ser que quede registrada si todavía no hay ‘Yo’?. Queda registrada
en el cuerpo, por eso se repite, y cuando tenemos angustia nos duele el pecho.
¿Qué pasa con el peligro?. En este primer momento es un peligro hiper-real, se trata de
ser o de no haber sido nunca, de vivir o de morir. Esto tiene que ver con el concepto de
‘prematuración’, por lo cual dependemos de un auxilio ajeno (la libidinización de alguien), que
si no lo recibimos, podemos morir, y este peligro es percibido como fenómeno en el cuerpo, se
inscribe como huella en lo somático.
Ahora la angustia, ¿cómo puede ser una consecuencia y una causa de la represión?.
Represión angustia.
Busca un resorte el ‘Yo’.
Angustia represión
Si hay un ‘Yo’, pasa de ser una angustia automática a una rememorada. La primera
tópica era económica, automática. A partir de la existencia de un ‘Yo’, la angustia puede
funcionar como señal.
3) Tiene que ver con el estudio de los niños y los pueblos primitivos. Cuando plantea un
estado en donde la libido está puesta en el ‘Yo’, como manía o delirio de grandeza, ya se
observaba la supervaloración del influjo que se puede ejercer sobre el mundo externo. En los
niños y en los pueblos primitivos podemos encontrar una sobreestimación del poder de la
palabra y de los deseos (ídem en neurosis obsesiva). Es una técnica dirigida al mundo exterior,
que tiene que ver con la magia.
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fantaseamos y luego volvemos a la realidad, no pasa nada. El problema es cuando la
fantasía tiene que ser reprimida y ésta se vuelve ICC.
La retracción libidinal está relacionada con las parafrenias (psicosis, melancolía
y paranoia). Se trata de desinvestir de libido el mundo de los objetos y colocarla toda
en el ‘Yo’. Puede haber una restitución de la libido en forma secundaria, que funciona
como intento de curación (delirio). Provoca una pérdida de la realidad.
Pueden darse dos consecuencias:
d) Megalomanía o delirio de grandeza: se desinviste el mundo
externo y se sobreinviste el ‘Yo’.
e) Vivencia del fin del mundo: una retracción libidinal del
‘Yo’solamente no le alcanza a FREUD para explicar el
desencadenamiento de una psicosis, ni tampoco porque a partir
de aquí el sujeto modifica sus relaciones con el mundo externo.
Tiene que haber además una falla en la represión originaria y
en algunas instituciones del ‘Yo’(censura, examen de realidad,
Ideal del ‘Yo’). La vivencia del fin del mundo la adjudica a dos
mecanismos: o bien por el flujo de toda la libido sobre el objeto
amado (igual a enamoramiento), o bien por su retracción total al
‘Yo’.
Para FREUD no se pierde nunca toda la realidad. Siempre hay algún resto de realidad que se
conserva (diplopía). En una esquizofrenia, hay pérdida respecto de las alucinaciones, pero
sabe que está internado, quién lo atiende, quién lo visita, etc.
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Narcisismo normal Narcisismo patológico
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El desarrollo del ‘Yo’ no es lo mismo que el desarrollo libidinal, aunque en alguna parte
se tocan.
Narcisismo primario: Por un lado, dice que es tomarse a sí mismo como objeto de amor. Al
final del segundo capítulo, habla del ‘narcisismo de los padres’. El narcisismo del niño es el
narcisismo redivivo de los padres, con lo cual podemos decir que el narcisismo es
prestado por nuestros padres.
Narcisismo primario
Narcisismo secundario elección
homosexual
objetal
Autoerotismo
heterosexual
En 1923, en “El Yo y el Ello”, FREUD plantea al ‘Yo’ como narcisismo secundario, porque
ya tiene teorizadas las identificaciones (el ‘Yo’ es el cementerio de las identificaciones).
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Comienza con parafrenia y psiconeurosis, y luego toma la hipocondría, la enfermedad
orgánica y la vida erótica de los sexos.
En la enfermedad hay un ‘sustrato orgánico’. Hay una retracción libidinal que tiene que
ver con el dolor como imperativo, y de todas maneras, no se trata solamente del dolor
somático, sino también del dolor psíquico (estados de duelo).
En la hipocondría no hay sustrato orgánico, aunque dice FREUD que puede haberlo,
porque a pesar de que esto suceda, no impide que igualmente haya una hipocondría. En
relación con la hipocondría, podemos hablar de:
Ideas hipocondríacas: Miedo a una enfermedad que puede tener cualquier persona
‘normal’.
Hipocondría: Implica poner toda la libido en un órgano. De lo único que pueden hablar es
de ese órgano, de cómo les duele, de cómo se enfermaron, etc., etc. Si le diagnostican que
de salud está bien, el médico no sabe nada. Los órganos más proclives a ser tomados son
los del aparato digestivo. Enloquece el cuerpo para que no enloquezca lo psíquico.
Delirio hipocondríaco: “me retuercen los intestinos”, “me desapareció el corazón”
(psicosis).
ELISABETH VON R.
Es una cura sintomática. No está planteada desde la sexualidad al ‘Complejo de Edipo’.
Motivo de consulta: Hace un año y medio que está apartada del trato social y de los placeres
propios de la edad. Hay una introversión libidinal, con la consiguiente ‘incapacidad de amar’.
Estaba dedicada a su madre, quien sufría de depresión y que también tenía problemas en la
vista.
ISABEL estaba descontenta, debido a que desde la muerte de su padre, su hogar ya no
brillaba (brillo fálico). Padecía de dolores en las piernas y dificultades para andar. Se trataba
de una parálisis diagnosticada como Astasia – Abasia (Astasia = abolición de una función,
como por ejemplo estar de pie o deambular. Abasia = de un segmento de un miembro, la parte
anterior de los muslos (histeria)).
Había padecido de una serie de desdichas familiares, como la muerte del padre y de la
hermana, la operación de la vista de la madre y el alejamiento de la hermana mayor.
Descripción clínica: “Belle indifference”. Aunque estaba ‘descontenta’, contaba con una
extraordinaria conformidad. Andaba inclinada hacia delante y sentía dolores al andar. Tenía
fatiga, y no podía permanecer en pie. Hiperalgesia de la piel y de los músculos de toda la
superficie de las piernas (típico de la histeria y distinto de la hipocondría, en la que se refieren
a un órgano).
Tenía ideales masculinos, por todo lo que su padre le inculcaba, y también ideales
científicos e inclinación por el arte musical.
Historial patológico: Era la menor de tres hermanas (y su padre había deseado un hijo varón).
Su madre estaba a su cargo, y para su padre, ella era como un hijo varón, un amigo. Éste había
sufrido hacía dos años de una afección cardiaca, y durante un año y medio estuvo en la cama
con la plena dedicación de ISABEL a su cuidado.
Su hermana mayor estaba casada con un hombre que la había alejado de la familia. Su
segunda hermana se había casado con un hombre que había hecho reconciliar a ISABEL con la
idea de ‘matrimonio’. El hijo de esta hermana era su sobrino preferido y ella es la que muere.
FREUD realiza un diagnóstico diferencial entre ‘neurastenia’, una ‘enfermedad
orgánica’, o una ‘conversión histérica’ en base a la descripción que hace ISABEL de sus dolores,
en la que aparece un difícil trabajo intelectual, un lenguaje pobre, cree que no logra hacerse
comprender y añade detalles. Si se tratara de una enfermedad orgánica, el relato
generalmente es muy claro y preciso.
La fuente de excitación es somática, el síntoma es somático y todavía no tiene
simbolización.
“La retracción es al ‘Yo’, la introversión es a la fantasía”. Lo que determina el enfermar
no sólo es la cantidad de libido que cada uno puede soportar estancada, sino también lo que se
hará luego con esa libido.
En una ‘conversión’ o una ‘histeria’, la conducta es diferente a la de la ‘neurastenia’. La
atención está retenida por algo distinto que los dolores físicos. Hay pensamientos y
sensaciones asociadas a los dolores. La fuente de excitación es psíquica, por lo tanto, está
simbolizada.
La libido está primero puesta en la fantasía y luego recién hace síntoma. ISABEL
desarrollaba un ‘pequeño ataque histérico’: doblaba el torso hacia atrás.
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Lo define como un ‘acto motor’, donde la fantasía ICC y lo traumático son mímicamente
representados. Se trata de una formación del ICC, lo que entonces permite que sea
interpretado, porque tiene un sentido. Estos ataques pueden ser sustituidos por un sueño, y
por tal motivo, FREUD los trata del mismo modo. Pide asociaciones, ya que al ataque lo piensa
también como sobredeterminado, siempre con más de una fantasía. Estas fantasías tienen que
ver con la ‘bisexualidad’.
Habla de una inversión antagónica de las inervaciones. Si la fantasía es abrazar, tiran los
brazos hacia atrás. También hay una inversión temporal de la fantasía, como en los sueños, lo
que se debe a una deformación de la represión (primero aparece la consecuencia y luego la
causa).
Se trata de una sustitución de una satisfacción autoerótica que retorna a través del
‘ataque’. Está al servicio de tendencias primarias y secundarias (beneficio primario y
secundario). El beneficio primario es la satisfacción pulsional y del deseo. El beneficio
secundario tiene que ver con la autoconservación, lo que no deja de ser algo ‘narcisista’ que se
satisface allí.
El carácter somático del síntoma conversivo: Demuestra haber sido ‘elegido’ entre aquellas
sensaciones e inervaciones motoras que acompañaron un día la fantasía de que se trate.
El beneficio primario está ligado a la satisfacción pulsional y del deseo (relacionado con el
conflicto que originó el síntoma).
El beneficio secundario, es secundario con respecto al primero. Se muestra a distancia del
conflicto, está al servicio de las pulsiones de autoconservación y luego es una satisfacción
narcisista. Ej. Una persona sufre un accidente, queda paralítico, recibe una indemnización y no
trabaja más. El beneficio secundario que obtiene a partir de lo que le pasó es que recibe una
indemnización y ya no volverá a trabajar. Cuando FREUD deja el tema de las pulsiones de
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autoconservación y lo plantea como una satisfacción narcisista, habla de una satisfacción para
el ‘Yo’, que no deja de ser libidinal.
Cuando este beneficio secundario es egodistónico, tiene posibilidad de tratamiento. Si es
egosintónico con el ‘Yo’, no será posible de tratar.
En ISABEL, el beneficio es primario, y no hay un beneficio secundario. Hay que
averiguar el sentido y el propósito del síntoma. Con éste, sigue manteniéndose fiel al padre. (si
no arma una pareja, mantiene la fidelidad a su padre).
Siempre en un síntoma hay un beneficio primario. Lo que se instala después del síntoma
es un beneficio para el ‘Yo’.
El método utilizado con ISABEL fue el ‘apremio’. Lo que guardaba ISABEL más que un
secreto era un cuerpo extraño (aquello que era motivo del síntoma y que no puede ser
extirpado limpiamente). Cuando en el cuerpo hay un ‘cuerpo extraño’, éste tiene
ramificaciones y no puede ser limpiado por completo. Cuando dice ‘cuerpo extraño’, por un
lado se refiere a algo que está infiltrado por conexión asociativa en la conciencia, y por el otro
al trauma.
Todas las representaciones tienen arborizaciones que a su vez tienen un núcleo
patógeno, Hay varios y distintos núcleos patógenos, y cuentan cada uno de ellos con distintas
arborizaciones.
Psicoterapia de la histeria.
Hay una ordenación cronológica. Primero aparecen los recuerdos más superficiales y
más cercanos en el tiempo (ordenamiento al estilo de las capas de la cebolla). A medida que el
paciente se va aproximando al núcleo patógeno, van aumentando las resistencias que opone.
Se lo deja asociar en la capa superficial, y a partir de allí irá dando como saltos del caballo de
ajedrez. El médico avanza en sentido radial y el paciente en sentido lateral.
El infiltrado tiene conexiones asociativas. La resistencia es el agente infiltrante. La
resistencia es la manifestación clínica de la represión. Funciona como una
contrainvestidura que refuerza la represión para evitar que aparezca lo reprimido.
Cuanto más nos acerquemos al ‘núcleo patógeno’, más resistencia aparecerá. El análisis
consiste en fundir las resistencias.
FREUD marca distintos períodos en el tratamiento de ISABEL. En el primer período,
no encontraba el motivo de sus síntomas. A partir de los recuerdos que ella va teniendo, va
ubicando algunos enlaces. Los dolores conversivos aparecieron dos años después de la muerte
de su padre. Tenía dolor en las piernas y dificultad para caminar en el lugar de veraneo. En
este período decía “sigo mal”, y resultaba imposible hallar la conexión entre el historial
patógeno y la enfermedad (motivo y determinación del síntoma). Lo único que podía hacer
FREUD en este período era teorizar. Había un conflicto entre una ‘representación erótica’ y las
‘aspiraciones morales’.
En un momento descubre que ISABEL tiene un recuerdo relacionado a un día en el que
había salido con un muchacho, y que al volver a su casa, su padre había empeorado. Por ello se
prometió no salir nunca más con nadie. Este recuerdo marca el inicio del segundo período, y
aquí FREUD encuentra el sentido de los síntomas, y dice que se trata de un conflicto entre
’representaciones eróticas’ y ‘aspiraciones filiales’.
El motivo de los primeros dolores fue que la representación erótica fue expulsada de las
asociaciones (reprimida), y su investidura intensificó el dolor físico dado simultáneamente con
el dolor psíquico. El síntoma conversivo es como una soldadura, y necesita ambas vertientes
(dolor psíquico y físico). El primer mecanismo del síntoma es una conversión, dada por
simultaneidad (entre dolor psíquico y físico), encaminada a la defensa.
76
Este segundo período, que comienza cuando FREUD descubre el motivo, fue más
fructífero que el anterior, y dio lugar a que aparezcan recuerdos más cercanos al núcleo
patógeno.
ISABEL cuenta aquí que su padre apoyaba su pierna en la parte interior del muslo de la
suya (la derecha) para el cambio de vendajes. Esta zona queda entonces asociada con su
padre. Cada vez que aparecían estos recuerdos, eran acompañados con sensaciones dolorosas
en el rostro, con angustia, y esta angustia a FREUD le sirvió de brújula, de faro, ya que según él
la angustia no se equivoca.
FREUD empieza a notar que ISABEL mejora a partir de que estos dolores eran
relatados (mejoraba tanto psíquica como somáticamente). Está hablando de la derivación por
reacción (= abreacción). El ‘montante de afecto’ que había quedado retenido en el síntoma,
estaba siendo derivado en el tratamiento; estaba siendo enlazada la investidura libre. La
abreacción está relacionada con la rememoración y la elaboración psíquica a partir de
las asociaciones.
FREUD también pensaba que no era una ‘histeria monosintomática’, sino que había una
multiplicación de síntomas fundidos todos en uno solo. El síntoma era uno sólo, pero estaba
sobredeterminado por condensación, que era el segundo mecanismo del que hablaba
FREUD.
Después dice “Parálisis asociativa psíquica”, refiriéndose a la sobrecondensación, y “Parálisis
funcional simbólica”. No son dos síntomas distintos, sino el mismo, y se dan al mismo tiempo.
En la primera tenemos todos los recuerdos, todo lo que asocia. A cada recuerdo le asocia una
fantasía. La segunda está relacionada conque todo el síntoma tenía una significación simbólica.
Para que se forme un síntoma, hay una libido insatisfecha, que ha quedado estancada por la
represión (esto es lo cuantitativo del síntoma). Esto lo plantea al hablar de ‘parálisis asociativa
psíquica’.
Cuando habla de ‘parálisis funcional simbólica’, se refiere a que lo cualitativo tiene que ver con
lo que simboliza el síntoma. El síntoma conversivo de la histeria es simbólico y
metafórico por excelencia (astasia-abasia).
Los primeros dolores no tenían que ver con la conversión, sino que se trataba de un
‘síntoma neurasténico’, sobre el cual luego se va a basar lo que es la conversión.
Empiezan después a aparecer los dolores relacionados con el muslo izquierdo, y esto
tenía que ver con la hermana muerta y los cuñados. El dolor del muslo derecho, que tenía que
ver con la asistencia al padre, creció por oposición. La zona se fue extendiendo al muslo
izquierdo a consecuencia de nuevos traumas, ya que hay más de una escena traumática, y cada
una de estas escenas dejó una huella en conexión con distintas funciones.
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El tercer mecanismo de la Astasia-Abasia es por simbolización ( reino de la
sustitución). Implica poder representar algo de otra manera, sin dejar de sustituir al
trauma (Ej. JUANITO con ‘caballo’).
ISABEL siempre cerraba sus relatos con una palabra: STEHER (estar, estar en pie). El
significado era “lo sola que estaba”. Aparecía continuamente un sentimiento de impotencia y
la sensación de que no lograba avanzar un solo paso en sus propósitos. Era el fracaso de no
poder cumplir con un mandato que ella tenía, que era reconstruir la felicidad perdida de la
familia por la muerte del padre.
En dicha Astasia-Abasia estaban incluidas las dos parálisis. No se trataba sólo de una
‘parálisis asociativa psíquica’, que tiene que ver con un determinismo asociativo y es lo
‘individual’, sino también de una ‘parálisis funcional simbólica’, que posee un determinismo
simbólico, que va más allá del lenguaje personal de cada sujeto, y está relacionada con aquello
que compartimos en una misma cultura.
Se da una conexión entre las dos parálisis. Esta conexión queda asegurada por ciertas
expresiones susceptibles de ser analizadas tanto en los sentimientos morales (“esto no
marcha!”), como en los físicos (ISABEL no puede caminar). En el síntoma histérico se da una
conexión entre lo físico y lo moral.
También hay una ‘facilitación somática’ por la cual se tiende a simbolizar, a canalizar a
través de esas vías. Puede ser entonces que el síntoma no tenga siempre la misma
significación, pero aparece a través de la misma vía facilitada.
El método del apremio fracasaba en las ocasiones en que se oponía una resistencia,
hecho que a su vez confirmaba el método. Los obstáculos aparecían cuando ella estaba alegre
y sin dolores, sin angustia. Muchas veces declaraba no recordar nada luego de una larga
pausa. A veces sucede que el paciente no tiene en realidad nada para decir, porque agotó el
tema, llegó a un punto en el que no hay nada más para recordar. Pero en ISABEL se trataba de
una crítica consciente, de lo que FREUD se daba cuenta por la expresión de su cara. Ella daba
motivos, ya que decía que no seguía hablando porque lo que pensaba no tenía relación con el
tema que venía tratando o que no quería comunicarlo porque era desagradable.
Luego del trabajo contra la resistencia comienza el tercer período del tratamiento.
Aquí es cuando un día aparece el cuñado a buscarla por el consultorio, e ISABEL, que hasta allí
se sentía muy bien, comienza a padecer dolores, y esto confirmó las sospechas que FREUD
tenía. Ante la pregunta por las circunstancias y causas de la primera aparición de los dolores,
sus pensamientos se orientaron nuevamente hacia los paseos veraniegos con su cuñado.
Hasta esta época ella se consideraba lo suficientemente fuerte como para prescindir del
apoyo de un hombre, y ahora se apoderaba de ella el sentimiento de su debilidad como mujer.
Con este cambio de posición empieza a aparecer lo traumático del ‘Complejo de Edipo’
(posición femenina / pasividad). Con el discurrir de estos paseos, se le había hecho
presente un deseo muy fuerte de poseer un hombre que se pareciera a su cuñado.
Luego, tras la partida de su familia, ella realizó sola su paseo predilecto, y soñó con una
dicha de amor como la de su hermana, y con un hombre que supiera cautivar su
corazón como ese cuñado. A partir de aquí, se instalaron los dolores que ya no la
abandonaron (Astasia-Abasia).
El estancamiento de la libido no es lo que enferma, sino lo que se haga con ella después,
cómo se logre tramitarla. Esta libido estancada produce displacer, pero se la puede derivar
por vías distintas a las del síntoma (Ej. sublimarla).
En el texto, se denomina como traumática a una ‘primera escena’ (la del muchacho), y
en realidad es la ‘segunda escena’ (la de frente al cajón), que por conexión de algunos nexos,
resignifica a las demás. Esta resignificación produce un reflujo de la excitación, en el sentido
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en que se activan las investiduras, y se invisten las asociaciones traumáticas (punto de vista
económico).
Lo traumático está relacionado a una ‘escena de seducción’ vivida en forma pasiva. Se
produce un cúmulo de excitación que no puede ser tramitado ni vía cuerpo ni vía palabra.
Luego hay una nueva escena que hace que la anterior tome otra significación, que la
resignifica como traumática.
A partir de que en análisis se descubre algo, a medida que se va asociando, van
apareciendo otras representaciones, otros recuerdos, otras reminiscencias. (La histérica sufre
de reminiscencias...).
En esta época FREUD estaba de acuerdo con BREUER en que había tres tipos de
histeria:
Hipnoide.
De retención.
De defensa.
El acuña el término “de defensa” y dice que en el origen siempre hay una ‘histeria de defensa’
de una representación intolerable.
Para JANET (discípulo de CHARCOT) hay personas que nacen con una debilitación de la
conciencia y por eso hay determinados sucesos que no tuvieron conexión con esta conciencia
debilitada.
Para BREUER en algún momento determinado de nuestras vidas, la conciencia está en un
estado ‘hipnoide’, y entonces algunas representaciones no entran en conexión con las demás.
Para FREUD esto sucede como consecuencia de la ‘defensa’, lo que después va a ser la
‘represión’. Se produce una disociación de conciencia, la constitución de un ‘grupo psíquico
separado’ (ICC), que no entra en asociación con la conciencia.
La ‘Histeria de retención’ tiene que ver con lo traumático que no entra en conexión asociativa,
con un montante de afecto retenido en el cuerpo que no se puede derivar. Retención: no ha
sido derivado por reaccionar la defensa.
FREUD le interpreta a ISABEL el amor por su cuñado, y trata de hacerla derivar por
reacción, instándole a hablar nuevamente del tema, haciendo emerger todos los recuerdos
que tenga de él. Intenta la ‘elaboración psíquica’, que implica rememoración como
abreacción, derivación por reacción. Para él lo importante era la conexión “historia –
síntoma”.
Aquí comete un error, y le comenta todo esto a la madre de ISABEL, quién a partir de
allí no vuelve a tener ninguna relación más con él. Lo indujo a cometer dicho error el creer
que se había tratado de una ‘cura sintomática’ y que el trabajo ya estaba terminado.
Epicrisis.
Habla aquí del íntimo vínculo entre ‘historia de padecimiento’ y ‘síntomas patológicos’,
válido para todas las neurosis.
Describe el carácter de ISABEL , aclarando que no parece que los síntomas se puedan
atribuir a una degeneración del mismo: talento, ambición, fuerza moral, necesidad hipertrófica
de amor, que al comienzo halla su satisfacción dentro de la familia, la independencia de su
naturaleza, que rebasaba en mucho el ideal femenino y que se exteriorizaba en una buena
porción de terquedad, espíritu combativo y reserva o repugnancia para comunicar sus asuntos
íntimos (típico de la histeria, aunque no haya conversión).
Habla de conversión, por un lado como una magnitud de afecto que se transforma en
sensaciones somáticas dolorosas. Es un mecanismo por el cual en lugar de sufrimientos
anímicos que ISABEL se ahorró, aparecen dolores físicos, eludiendo de este modo un
insoportable estado psíquico a costa de una ‘anomalía psíquica’ (la escisión de la conciencia) y
de un ‘padecer corporal’ (los dolores sobre los cuales se edificó la astasia-abasia).
79
Por otro lado, desde un punto de vista económico, la investidura de la ‘representación
intolerable’ queda debilitada (desinvestidura PrCC), y esta investidura quitada a la
representación es el objeto de la conversión, que a partir de ese momento funciona como
‘contrainvestidura’ de la ‘representación intolerable’.
Los dolores no surgieron en ocasión de las vivencias primarias, sino cuando ISABEL
reproducía en sus pensamientos dichas impresiones. La conversión tuvo efecto en ocasión de
su recuerdo.
Tótem y tabú
Tabú: Tiene dos sentidos. Es tanto lo sagrado (en el sentido de superior) como lo peligroso, lo
prohibido, lo impuro. Es todo aquello que por cualquier razón inspira inquietud o temor.
FREUD plantea que el estudio del tabú le va a dar algún esclarecimiento sobre el
imperativo categórico (Super-Yo “tú debes porque tú debes”).
Los tabúes son prohibiciones de las que no se sabe el origen ni el motivo, pero
que están ahí desde siempre. Son prohibiciones transmitidas vía oral. Está hablando de
la prehistoria cultural y del ‘Complejo de Edipo’. Son prohibiciones culturales
(relacionadas con el incesto y la prohibición de matar). No tienen explicación. No
tienen fundamento ni biológico, ni psicológico ni sociológico. Es así y punto.
Dónde nos enfrentamos a algo que no tiene explicación, colocamos allí un mito, una
leyenda, una fantasía.
A la ‘neurosis obsesiva’ la llama la enfermedad del tabú.
A la ‘fobia’ la llama la enfermedad del tótem.
En la neurosis obsesiva, se crean a sí mismos prohibiciones. En el ‘hombre de las ratas’,
habla de la religión privada de este tipo de neurosis. Quiere decir que un obsesivo puede ser
ateo, y sin embargo, ser religioso, porque se rige por todo un sistema de mandatos y
prohibiciones que son particulares y privados, y tratan de llevarlas a cabo sin testigos.
Las analogías entre el síntoma de la neurosis obsesiva y el tabú son:
80
Carencia de toda motivación y enigma de sus orígenes. Surgen un día y deben
observarse, porque si no, aparece la angustia.
Hay una convicción interior de que su violación traería consigo una desgracia, en
general, a un ser querido. Esto se relaciona con la ambivalencia y principalmente
con ‘terminar de matar al padre’. El obsesivo siempre encuentra una
racionalización para que se cumpla el tabú. En la neurosis obsesiva se está
terminando de matar al padre todo el tiempo. El temor de que algo suceda se
interpreta como deseo, ya que si hay una renuncia, es porque alguna vez hubo un
deseo. En la fobia en cambio, como el padre no es temible, se tiene que forjar
alguien o algo a quien temer. Funciona un mandato cultural que no coincide con lo
que se está dando, y en ese intento de responder a lo cultural, aparece el síntoma.
Se enlaza siempre a actos de expiación o de defensa. Ablución (purificación a través
de las aguas). Lavarse las manos constantemente. Estos actos (ablución y
purificación), son posteriores a los de expiación (castigo, masoquismo). Son menos
primitivos, más tramitados.
La prohibición central es el ‘tabú de contacto’, tanto para la neurosis obsesiva como
para el tabú. Evitar el contacto tiene que ver con evitar el amor y el odio, ya que el
contacto está estrechamente relacionado tanto con amar como con matar. Es un
desplazamiento de la ambivalencia que se tiene hacia el padre.
En la neurosis obsesiva siempre predomina la defensa, la prohibición sobre el deseo. El deseo, al
buscar realizarse, se va desplazando a distintas representaciones, y va contaminando todo
hasta volverse imposible (metonimia).
El ‘tabú de contacto’ tiene que ver también con la masturbación y las fantasías incestuosas que
la acompañan. No queda reducido a lo que es contacto físico (personas u objetos), sino
también se prolonga a las representaciones que no entran en contacto o conexión asociativa
(aislamiento).
Ello Super-Yo
(parricidio, incesto) (Está al tanto de los deseos
del Ello y castiga)
Yo
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FREUD reconstituye la historia del tabú a partir de las prohibiciones obsesivas. Las
prohibiciones del tabú son antiquísimas, impuestas desde el exterior, y recayeron sobre
actividades a cuya realización tendía el sujeto. Son transmitidas por medio de la tradición, la
autoridad paterna (Super-Yo) y social. Pertenecen a la herencia filogenética. No sólo se juega
la prohibición, sino también el deseo de violarla (ambivalencia). “Le temen porque lo desean”.
Las dos prohibiciones más antiguas son las de ‘matar al tótem’ y la del ‘incesto’. Son los
dos placeres más antiguos que coinciden con la vida optativa (deseo) infantil. Son nódulo de
las neurosis (Complejo de Edipo).
La comida totémica implicaba un sacrificio como acto sagrado. Era un
sacramento, porque era la unión del hombre con su DIOS. También la unión de todos
los participantes entre sí (lazo social y de parentesco).
El clan y la horda son organizaciones anteriores a la familia. A partir de la comida
totémica, se sustituyó el matriarcado por el patriarcado.
La fiesta era una ocasión de elevarse sobre los intereses egoístas y resaltar los lazos
que unían a la comunidad.
Todo sacrificio es un sacrificio colectivo del clan, y la muerte de la víctima pertenece a
los actos prohibidos, solo justificados cuando la tribu entera asume la responsabilidad. Se
ofrecía el sacrificio a DIOS, y el sentido más profundo tenía que ver con establecer un lazo
sagrado entre la comunidad y su DIOS. Tomaban su sangre (vino) y comían sus huesos (pan).
Ambivalencia de los sentimientos: a la muerte le sigue una fiesta.
Es el punto de partida de las organizaciones sociales, las restricciones morales y
la religión.
A consecuencia de la ambivalencia, surge el remordimiento y la conciencia de
culpa.
Obediencia retrospectiva: Lo que antes era prohibido, ahora adquiere mucha más
fuerza, porque rige desde dentro (Super-Yo).
Parricidio e Incesto: Es la conciencia de culpabilidad la que generó estas dos
prohibiciones.
La horda paterna queda sustituida por el clan fraterno. La sociedad reposa sobre la
‘responsabilidad común’ del crimen cometido, la religión reposa sobre la conciencia de culpa y
el remordimiento y la moral reposa sobre las necesidades de la nueva sociedad y sobre la
expiación exigida por la conciencia de culpabilidad.
A partir de la comida totémica, hay salida a la exogamia.
La ley (es lo que es) no pertenece al padre, sino que lo determina a él como a todos. Es
sin sentido (ni biológico, ni psicológico ni sociológico), fundante de toda cultura y se transmite
de generación en generación.
El final del ‘Complejo de Edipo’ tiene que ver con la ‘introyección del padre’ (instancia
paterna, aquello que funciona como ley) y la identificación es con los emblemas, con las
tradiciones, y esto se transmite vía ‘Super-Yo’.
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Inhibición, síntoma y angustia
Los síntomas no sólo son de ‘naturaleza negativa’, sino que también son satisfacciones
sustitutivas. La formación de síntomas triunfa cuando puede amalgamar el deseo y la defensa.
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Prohibición Mandato
“No pagarás la deuda para que no suceda “Pagarás la deuda”, para que suceda
aquello”. aquello
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En la neurosis obsesiva, la estructura ulterior de la enfermedad queda modificada por
un factor constitucional (regresión, como paralelo de fijación).
Algunos obsesivos no han pasado nunca de la etapa ‘sádico anal’, y en cambio otros
reemplazaron dicha fase por la siguiente (fálica), y por regresión (+fijación), volvieron a ella.
El motivo de la defensa es el ‘complejo de castración’ y las tendencias rechazadas del
‘Complejo de Edipo’. A partir de la formación reactiva, se generan escrúpulos,
hiperemotividad, compasión, limpieza, etc.
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Es la realización de una fantasía ICC al servicio del deseo.
Sirve a la satisfacción sexual y representa una parte de la vida sexual del paciente.
Corresponde al retorno de una satisfacción sexual realmente utilizada en la vida infantil y
reprimida.
Nace como transacción de dos movimientos contrarios, uno de los cuales tiende a la
exteriorización de una pulsión parcial, y el otro a evitar dicha exteriorización.
El síntoma histérico puede tomar la representación de distintos movimientos ICC
asexuales, pero no puede carecer de una significación sexual.
El síntoma es una satisfacción inmediata. Rige entonces el principio del placer y el proceso
primario.
El síntoma tiene que ver con la historia del paciente, en cambio el acto sintomático es más
actual.
El síntoma es deseado como consuelo y alivio (distinto al acto sintomático). Se relaciona
con culpa y castigo. Es preferible el síntoma como compromiso entre el deseo y la defensa,
que una neurosis traumática o de angustia, que no tienen simbolización. El beneficio
primario está referido a todo lo pulsional, y el beneficio secundario a lo narcisista que trae
el síntoma.
Todo síntoma es un intento de elaborar lo traumático.
El síntoma es siempre una satisfacción autoerótica (esto se ve claramente en la
conversión).
Como definición de síntoma, podemos decir que éstos son “actos nocivos e inútiles que el
sujeto realiza contra su voluntad, experimentando con ello sensaciones displacenteras y de
dolor”. Los síntomas se padecen. Son efecto de un conflicto, y el concepto de conflicto es
nodal en la teoría psicoanalítica (aspecto dinámico): Conflicto Edípico, conflicto entre el
deseo y la defensa, conflicto entre sistemas e instancias, y conflicto (en esta época) entre
pulsiones del ‘Yo’y sexuales.
El síntoma conmemora o recuerda hechos traumáticos.
Es un conjunto psíquico sobrevenido de la vida del paciente y de gran envergadura. Surge
de un conflicto que entraña un padecer, un sufrimiento subjetivo. Por lo tanto se impone
como un fenómeno trascendente, y no pasa inadvertido por el paciente (a diferencia del
acto sintomático). Simboliza ciertos rasgos de la situación moral del paciente (en realidad,
en la neurosis se trata de un conflicto moral).
El beneficio primario está referido a todo lo pulsional, y el beneficio secundario a lo
narcisista que trae el síntoma.
Todo síntoma neurótico posee –como los actos fallidos y los sueños- un sentido propio, que
está en íntima relación con la historia y las vivencias del sujeto (series complementarias).
Los síntomas individuales tienen una interpretación histórica.
Los síntomas típicos, en definitiva, son también pasibles de una interpretación, porque
tienen que ver con el lenguaje común que compartimos en una cultura. Van más allá del
lenguaje individual de cada uno. Como en los sueños, hay elementos comunes, pero a su
vez independientes del discurso personal de cada sujeto.
Los síntomas típicos están anticipando aquí el concepto de fantasías originarias, ya que
éstas son una herencia filogenética que no es transmitida a través de la cultura.
Mientras el sentido es ICC, el síntoma permanece, y cuando aquel se hace consciente, éste
desaparece.
No sólo es necesario encontrar el factor desencadenante del síntoma (desde dónde), sino
también su propósito o tendencia (hacia dónde).
Un síntoma intenta mantener un equilibrio, y esto es lo que fundamenta que perdure en el
tiempo. El equilibrio es entre el ‘principio del placer’ y el ‘más allá del principio del placer’.
También es un equilibrio entre investidura y contrainvestidura.
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La relación entre síntoma y represión no es directa, ya que si la represión fuera exitosa, no
habría síntoma.
Toda formación de síntoma es una formación sustitutiva, pero no toda formación sustitutiva
es una formación de síntoma (Por ejemplo, en los terrores nocturnos de los niños todavía
no hay síntoma).
Para FREUD, la 1ra. y 2da. series constituyen lo que es la fijación libidinal, lo endógeno. En
estas dos está la neurosis, y si se suma la 3ra., aparece la formación de síntoma.
El síntoma conmemora o recuerda hechos traumáticos.
Los síntomas no sólo son de ‘naturaleza negativa’, sino que también son satisfacciones
sustitutivas. La formación de síntomas triunfa cuando puede amalgamar el deseo y la
defensa.
NOSOGRAFÍA y ETIOLOGÍA
Una primera gran diferenciación podemos establecerla entre “Neurosis” y “Psicosis”.
NEUROSIS PSICOSIS
Hay juicio de realidad. No hay juicio de realidad. Éste puede estar desviado,
debilitado, o ser insuficiente.
Hay conciencia de No hay conciencia de enfermedad.
enfermedad.
Egodistonía de los síntomas Egosintonía de los síntomas.
Síndrome neurótico
Es un conjunto de signos y síntomas comunes a todas las formas clínicas de neurosis.
1) Conservación del juicio de realidad.
2) Conciencia de enfermedad (“algo está mal”, y debe modificarse).
3) Sentimientos de angustia, culpa y depresión.
4) Vivencia egodistónica de los síntomas (las producciones patológicas las vive como algo
extraño a él. No le pertenecen).
5) Trastornos sexuales.
6) Trastornos del dormir.
7) Puede determinarse una época o momento de comienzo de la enfermedad.
8) Concurrencia voluntaria al consultorio.
9) Agresividad, astenia, tics, tartamudeo.
10) Trastornos funcionales fisiológicos.
Los principales síntomas y signos que permiten un diagnóstico de las neurosis son:
Trastornos sexuales: Los más comunes son: Masturbación (es un síntoma sólo si
es compulsiva), Abstinencia sexual (es un síntoma sólo si es producto de una
inhibición), Impotencia (falta permanente o transitoria de erección), Frigidez
(comparable aunque no equivalente a la impotencia en el hombre), Vaginismo
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(expresión directa de las defensas musculares que inhiben la excitación y el acto
sexual).
Angustia: Es el síntoma clínico fundamental de las neurosis. Cumple tanto una
función defensiva como de descarga. Es un afecto caracterizado por una trilogía de
sensaciones: inquietud, incertidumbre y desamparo, que no guardan relación como
respuesta con ningún peligro real externo o interno. La acompañan
manifestaciones fisiológicas tales como temblores, sudoración, ahogos, mareos.
La angustia puede ser funcional o estructural. Desde el punto de vista funcional, puede ser
ineficaz, cuando un problema ya pasó, o eficaz, cuando avisa de algo y luego desaparece. Desde
el punto de vista estructural, puede ser una crisis o un estado.
Angustia aguda (crisis). El paciente es como si se desrealizara. Pierde la conciencia de
enfermedad y el juicio de realidad. Se puede dividir en:
1) Confuso ansiosa: Estupor, agitación y confusión mental. Son las crisis
que suelen aparecer en las grandes catástrofes.
2) Histero ansiosa: Es un paroxismo emocional con vertientes psíquicas
y somáticas (temor, miedo, con palpitaciones, taquicardias, etc.).
Temor de muerte inminente.
3) Angustia psicosomática: Es una tormenta neurovegetativa
(taquicardia, apnea, sudoración, etc.).
La ansiedad es un foco permanente de inquietud y desasosiego, sin compromisos orgánicos
tan intensos. Es no saber esperar. Es una tendencia a la acción motora que se adelanta al
tiempo. Parece ser un efecto de la pulsión, en tanto que la angustia sería una oposición a la
misma.. La ansiedad juega con la espera y la angustia lo hace con el miedo.
Alteraciones de la agresividad: El humor es inestable, intolerante,
contradictorio. La agresión puede ser CC o ICC, pero siempre es vivida por el
neurótico (a diferencia del psicópata) con angustia y culpa, y en general intenta
desplazarla, invertirla, volverla contra el ‘Yo’ o reprimirla. La frustración
engendra en el neurótico agresión como respuesta.
Trastornos del dormir y del sueño: Insomnio, sonambulismo, etc. Lo más
frecuente es encontrar que en las perturbaciones del dormir juega tanto el temor
al deseo, a las tentaciones, como al castigo y las privaciones. La reducción de las
funciones del ‘Yo’que tiene lugar en el dormir, es temida al mismo tiempo como
una pérdida de la función de censura sobre los instintos, es decir, como una
oportunidad de hacer todo lo que se desee, y como una muerte menor, una
castración, consecuencia del hecho de proponerse actividades instintivas.
Trastornos de la psicomotricidad: Tics, tartamudeo, enuresis, etc.
Astenia neurótica: Estado de agotamiento y desgano sin causas orgánicas que lo
motiven. En la astenia psíquica, el sueño no tiene un efecto reparador como lo
tiene en la física. El conflicto central de la ‘astenia neurótica’ radica entre dos
tendencias opuestas: por una parte, el enfermo siente una imperiosa necesidad de
descarga, y al mismo tiempo, una falta de interés para realizar cualquier actividad
que le sea útil para alcanzar esa finalidad. De esta forma el conflicto paraliza al
neurótico, lo agota y lo empobrece progresivamente.
Ideas hipocondríacas: Son ideas sobre la constante preocupación por la salud, lo
cual lleva a una permanente y continua búsqueda de dolores y sensaciones
anormales en diversas zonas del cuerpo.
Depresión: Es la pérdida de la autoestima relacionada con una valoración
narcisística. La acompaña una sensación de tristeza y suele aparecer como
consecuencia de una frustración, de pérdidas o de situaciones que hacen resurgir
un sentimiento de inseguridad reprimido.
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Culpa: Puede designar un estado afectivo consecutivo a un acto que el sujeto
considera reprochable, pudiendo ser la razón que para ello se invoca más o menos
adecuada, o también un sentimiento difuso de indignidad personal, sin relación
con un acto preciso del que el sujeto pueda acusarse.
Neurosis actuales
FREUD dividió las neurosis en dos grandes grupos:
Neurosis actuales
Neurosis de angustia.
Neurastenia.
Hipocondría.
Neurosis de defensa
Histeria.
Neurosis fóbica.
Neurosis obsesiva.
Neurosis de angustia
Síndrome que se caracteriza por la acumulación de excitación sexual, que se
transforma directamente en síntoma, predominantemente angustia, sin mediación
psíquica. Esta falta de descarga está relacionada a factores como “coitus interruptus”,
abstinencia sexual, etc. Se trata de que la ‘excitación somática’ no encuentra su correlato en el
‘nivel psíquico’, y es por esta ausencia de elaboración que se produce la derivación bajo la
forma de angustia. Lo patógeno es la ausencia o insuficiencia de simbolización de la
excitación somática.
Cuadro clínico:
Excitabilidad general: Es la traducción psicofísica de la acumulación de
excitación que el sujeto no está en condiciones de tramitar ni soportar.
Perturbación económica. Excitación somática que se hace excesiva en la
medida que no encuentra su correlato en el nivel psíquico.
Neurastenia
El cuadro gira en torno a una fatiga física de origen nervioso, y comprende síntomas en
los más diversos registros.
Desde el punto de vista etiológico podemos decir que se trata de un modo inadecuado de
descarga de la excitación sexual. Hay incapacidad de resolver en forma adecuada la tensión
libidinal, que se deriva a lo somático, sin intervención de mecanismo psíquico alguno.
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Desde el punto de vista sintomático, describimos su aspecto clínico como monótono, con
fatiga física, cefaleas, dispepsia, constipación, sensación de asco, parestesia espinal,
debilitación sexual, etc.
Cuadro clínico:
Astenia intelectual: Pero sobre todo física. Se parece a la fatiga, pero es de
ritmo invertido, es decir, el sujeto está más fatigado al despertar a la mañana
que por la noche antes de acostarse, e incluso más cuando no hace esfuerzos
que cuando los hace.
Síntomas dolorosos: Dolores de cabeza y raquídeos.
Trastornos funcionales neurovegetativos: Digestivos (dispepsia),
cardiovasculares (taquicardia) y alteraciones del sueño
Estado de depresión, tristeza e indiferencia.
Abulia, inquietud y falta de emotividad.
Se trata fundamentalmente, como vemos, de una afección somática o psicosomática.
Hipocondría
Se trata de la preocupación morbosa por las enfermedades físicas que supuestamente
se padecen, sobre todo, por el funcionamiento del cuerpo, y que por lo general no se
restringen a un patrón lógico de síntomas. Estos suelen ser variados, dolorosos y
displacenteros, sin causa orgánica. Se presentan en cualquier parte del organismo, pero
resalta la preocupación por las funciones digestivas y excretoras.
Estos sujetos peregrinan interminablemente por consultorios médicos, laboratorios de
exámenes químicos y gabinetes radiológicos. Suelen someterse a estudios cruentos a fin de
confirmar sus temores, lo que acrecienta su ansiedad. Pero un diagnóstico negativo no es
suficiente para convencerlos; algo se le debe haber escapado al médico, o quizás éste no
prestó la debida atención.
Esta intensificación o disminución de la erogenización de los órganos del cuerpo, está
relacionada con la alteración de la carga de libido en el ‘Yo’ (estancamiento), similar a lo que
ocurre con la distribución de esta libido en los casos de enfermedad material de los órganos.
Esto llevó a FREUD a correlacionar esta neurosis actual con las psiconeurosis narcisísticas
(psicosis, especialmente la esquizofrenia), en la medida en que parece concernir a
problemáticas vinculadas a la libido del ‘Yo’, contrariamente a las neurosis de angustia y a la
neurastenia, que conciernen a la libido de objeto, y que son puestas en relación con las
psiconeurosis de transferencia (histeria de conversión, fobia y neurosis obsesiva). La
hipocondría comparte entonces con las otras neurosis actuales el ser a menudo fase
precursora de los síntomas psiconeuróticos y además sería el efecto, también como las
otras, de un déficit simbólico. Pero la especificidad que remarca FREUD para la
hipocondría reside en que es el núcleo y fase precursora de los fenómenos sintomáticos
de las psiconeurosis narcisísticas (psicosis), y en que el déficit correspondería tanto a la
constitución del cuerpo como totalidad, como al ‘Yo’ en tanto proyección de la
superficie corporal.
Histeria de conversión
El nombre de histeria proviene del griego “histerum”, que significa útero. Durante el
siglo XVIII, SIDEENHAN planteaba la idea de que la histeria fuese una imitadora de todas las
enfermedades, y que su origen no era la matriz del útero, sino el sistema nervioso. El Dr.
HÉCTOR FISCHER adhiere a esta idea, llamando a la histeria “el camaleón de la
psicopatología”, pues se puede decir de ella que adopta cualquier color según las necesidades.
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Es con CHARCOT, recién en la segunda mitad del siglo XIX, que los estudios sobre la
histeria alcanzan su apogeo. Este eminente neurólogo trabajaba, experimentaba y estudiaba
esta enfermedad en el hospital de LA SALPETRIERE, en París, y analizó el gran ataque
histérico, distinguiendo en el mismo cuatro fases: 1) Epileptoide, 2) De convulsiones y
grandes movimientos, 3) De actitudes pasionales y 4) El período delirante.
Comenzó a reproducir artificialmente estas parálisis histéricas surgidas después del
‘trauma’, las que ya anteriormente había diferenciado de las orgánicas, y se servía para ello de
pacientes histéricos, a los que transfería por medio de la hipnosis a un estado de
sonambulismo. De este modo logró demostrar que tales parálisis eran consecuencia de
representaciones psíquicas dominantes en el cerebro del enfermo, en momentos de especial
disposición, quedando así explicado por vez primera el mecanismo de un fenómeno histérico.
Se integraron a estos avances las investigaciones de PIERRE JANET, discípulo de
CHARCOT.
En 1885, SIGMUND FREUD llega a este hospital con el deseo de estudiar con CHARCOT,
conociendo ya sus ideas acerca de la histeria. A medida que iba trabajando, se le fueron
planteando diferencias con las ideas del maestro, sosteniendo en principio que la patología
del paciente es influenciada por la personalidad del hipnotizador.
En viaje de regreso a Viena, FREUD pasa por Nancy, observando aquí las
investigaciones de LIEBAULT, que estaban basadas en las experiencias A y B de BERNHEIM
acerca de la hipnosis. Si con CHARCOT había aprendido que las parálisis y contracturas
histéricas podían ser reproducidas a través de la hipnosis, con LIEBAULT aprende que, a través
de la hipnosis, se puede retroceder el síntoma a las causas que lo precedieron.
Se contacta en este momento con JOSEPH BREUER, quién le informa acerca de una
psicoterapia que estaba realizando con una paciente muy particular, llamada ANA O, con un
método al que llamó “catártico”, que consistía en dejar hablar a la paciente libremente. Este
prestigioso médico clínico sostenía que el síntoma histérico estaba en relación con un
‘recuerdo’, al cual denomina retenido, y que, al acceder éste a la conciencia y a la palabra,
provocaba la desaparición del síntoma.
BREUER y FREUD comenzaron a trabajar juntos, siendo fruto de esta labor la
publicación de un trabajo que se llamó “Estudios sobre la histeria. Sobre el mecanismo psíquico
de los fenómenos histéricos: comunicación preliminar”, publicado en 1895.
FREUD sostiene en “Las neuropsicosis de defensa”, que la histeria supone una
‘disociación de la conciencia’, acompañada por la formación de grupos psíquicos
separados. La característica de la histeria de conversión es la inervación somática, es
decir, la transformación de energía psíquica en respuesta orgánica.
En todas se plantea un conflicto entre el ‘Yo’ y una idea intolerable de carácter
penoso, conflicto en el que el ‘Yo’ separa la idea de la investidura libidinal
concomitante, instrumentando así la defensa.
La representación queda separada de la conciencia, deviene ICC, y la investidura
libidinal da el salto al cuerpo, inervando una parte del mismo.
En el aspecto dinámico, el síntoma proviene de la represión de una representación,
mientras que en el aspecto económico, la investidura del síntoma es equivalente de la
investidura de la representación que fuera reprimida.
En “La etiología de la histeria”, de 1896, FREUD dice “cualquiera que sea el síntoma que
tomemos como punto de partida, llegamos indefectiblemente al terreno de la vida sexual”.
Supone que las impresiones de orden sexual acaecidas en la pubertad, tienen como base
sucesos sexuales infantiles, siendo éstos de naturaleza uniforme e importante.
Los síntomas histéricos son derivados de recuerdos inconscientemente activos, y
es por eso que menciona que la histérica sufre de reminiscencias.
El síntoma histérico es descrito por FREUD con toda riqueza diciendo que:
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Es el símbolo mnémico de ciertas impresiones y experiencias eficaces
traumáticas.
Es la sustitución creada por conversión para el retorno de lo reprimido.
Es el resultado de la expresión de una realización de deseos.
Es la realización de una fantasía ICC al servicio del deseo.
Sirve a la satisfacción sexual y representa una parte de la vida sexual del
paciente.
Corresponde al retorno de una satisfacción sexual realmente utilizada en la
vida infantil y reprimida.
Nace como transacción de dos movimientos contrarios, uno de los cuales
tiende a la exteriorización de una pulsión parcial, y el otro a evitar dicha
exteriorización.
El síntoma histérico puede tomar la representación de distintos movimientos
ICC asexuales, pero no puede carecer de una significación sexual.
Conversión:
Es el mecanismo de formación de síntomas prototípico de la histeria, siendo su
sentido primario el económico. Se trata de una energía libidinal que se convierte en
inervación somática.
La conversión cursa paralelamente al desprendimiento de la libido de la representación
en el proceso de represión. La investidura libidinal desprendida es trasladada a lo corporal..
La representación deviene ICC y la investidura inervará a la representación que se
tenga de un órgano somático, arrogándose la expresión simbólica de aquello que fuera
reprimido.
Mientras que en las manifestaciones patológicas de las neurosis actuales no hay
‘mediación simbólica’, en los síntomas conversivos el cuerpo habla, expresando la
representación reprimida, constituyéndose así en el sustrato material de ese lenguaje.
Descripción clínica:
En una mujer histérica encontraremos:
“Belle indiference”.
Sugestibilidad.
Condición de sugestión.
Hiperconsumo médico y medicamentoso.
Seducción.
Son quisquillosas.
Sensibles.
Fácilmente humillables.
Vigilan constantemente al otro.
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Desean despertar el deseo de un hombre, no sólo para
frustrarlo, sino para construir especularmente un deseo.
Exhiben dificultades de la vida cotidiana (“nadie me ama”,
“nadie me comprende”).
Tienen un sentimiento de minusvalía y de inexistencia.
Viven un mundo de malentendidos.
Todo es conflicto e insatisfacción.
Sus respuestas son característicamente ambiguas.
Si no le responden, es el padre frustrador, desilusionante,
hipócrita, que promete y no da.
Si le responden, si la respuesta es positiva, es violador,
amenazante.
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En cuanto a las manifestaciones clínicas que no constituyen rasgos de personalidad
(síntomas que emergen del cuerpo), son múltiples y variadas. Se pueden combinar entre sí o
sustituirse unas a las otras. Estos síntomas que emergen del cuerpo se clasifican en:
3) Manifestaciones viscerales.
3.1) Espasmos: Digestivos (nauseas), Bolo histérico (cólicos, constipaciones), Urinarios
(retención), Genitales (vaginismo).
3.2) Algias.
3.3) Trastornos tróficos y generales: Anorexia, oliguria, constipación.
Epilepsia
La epilepsia es susceptible de una definición fisiológica, de una definición neurológica y
también de una definición psiquiátrica.
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Hay tres tipos de epilepsias:
1) Ictocomiciales
(generalizadas desde el comienzo).
2) Parciales
(de gran interés para el neurólogo).
3) Graduocomiciales
(epilepsia parcial con generalización
consecutiva).
1) Ictocomiciales:
a) Crisis de gran mal: Comienza de forma brutal, sin pródromos. La crisis se inicia por la
caída de frente, con posibilidad de heridas y de un grito breve. Durante 10 o 20
segundos el cuerpo permanece contraído en un espasmo tónico, con frecuencia
asimétrico en su inicio. Los músculos dominantes están contraídos (manos agarrotadas
y pies estirados). La cara aparece lívida en un principio, para adquirir después,
progresivamente, un color cianótico (azul). Las pupilas están dilatadas, mientras todos
los reflejos oculares se hallan abolidos. Esta contractura intensa, tetaniforme, se relaja
en una serie de contracciones rítmicas que corresponden a su agotamiento progresivo:
se trata de las ‘convulsiones’. Durante un minuto aproximadamente, las sacudidas
musculares rítmicas, simétricas, generales, van aumentando en intensidad en tanto
que disminuye su frecuencia.. Luego le sigue una relajación muscular que deja al sujeto
completamente fláccido, con una reanudación respiratoria ruidosa y un relajamiento
esfinteriano. La conciencia se va recuperando en forma progresiva: al coma sucede el
sueño. El período de crisis propiamente dicho dura alrededor de un minuto, el coma y
el sueño postcrítico duran de 5 a 15 minutos. Aún cuando el sujeto no guarda ningún
recuerdo de la crisis, reconoce y recuerda los trastornos que la siguen, por lo que sabe
que la ha sufrido cuando experimenta la cefalea y el deseo de dormir.
b) Crisis del pequeño mal: Sus manifestaciones clínicas son las que conforman la “Tríada
de LENNOX”:
Ausencias.
Crisis atónicas.
Mioclonías bilaterales.
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fenómenos lo bastante parciales como para no alterar los procesos globales de integración
psíquica.
Aura: (palabra latina que significa “soplo de aire”) El término aura hace referencia a la
experiencia vivida al comienzo de la crisis. La epilepsia graduocomicial se caracteriza
especialmente por la frecuencia y repetición de las auras. Se describen tres tipos de auras:
2. Auras olfatogustativas:
Crisis uncinada.
Alucinaciones olfativas.
Alucinaciones gustativas.
Fenómeno de lo “nunca visto”.
Fenómeno de lo “ya visto”.
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Automatismos de larga duración.
Automatismo ambulatorio (robos, agresiones sexuales, incendios, homicidios).
Cuanto más se aleja el síntoma de las “crisis” descriptas (paroxismos), nos aproximamos a
conductas cada vez más complejas.
DOSTOIEVSKI
Escritor ruso, autor de la novela “Los hermanos Karamasov”. FREUD distingue cuatro
fachadas en la personalidad de este literato:
El literato. Es la menos dudosa, ya que su novela es una de las más grandiosas que se haya
escrito.
El neurótico. Es un signo de que el ‘Yo’ no consiguió una síntesis, de que perdió su
unicidad en el intento.
El pensador ético. Ético es quién reacciona ya frente a la tentación interiormente sentida,
sin ceder a ella. Pero quién alternativamente peca, y luego, en su arrepentimiento, formula
elevados reclamos éticos, se expone al reproche de que arregla las cosas de manera harto
cómoda. No ha realizado lo esencial de la eticidad: la renuncia, pues la vida ética es de un
interés práctico de la humanidad.
El pecador.
DOSTOIEVSKI se calificó de epiléptico, y por tal lo tuvieron los demás. Ahora bien, es en un
todo probable que esta llamada epilepsia, sólo fuera un síntoma de su neurosis, que por tanto,
debía clasificarse como histeroepilepsia.
FREUD hace toda una descripción de la epilepsia, y luego dice que la ‘reacción epiléptica’
puede sin duda ponerse también a disposición de la neurosis, cuya esencia consiste en
tramitar por vía somática masas de excitación que ella no puede liquidar psíquicamente. El
‘ataque epiléptico’ deviene así un síntoma de la histeria, que lo adapta y modifica. Por eso hay
que distinguir entre una epilepsia orgánica y una epilepsia afectiva. Quién sufre de la
primera, es un enfermo del encéfalo; quién sufre de la segunda, es un neurótico. En el primer
caso la vida anímica padece de una perturbación de afuera, ajena a ella; en el otro, la
perturbación es expresión de la vida anímica misma. Es sumamente probable que la epilepsia
de DOSTOIEVSKI fuera del segundo tipo.
El abordaje psicoanalítico está tentado a discernir en el parricidio el trauma más grave, y en
la reacción de DOSTOIEVSKI, el punto axial de su neurosis. Sus tempranos ataques (entonces
sin una reacción de tipo epiléptico) tenían una intencionalidad de muerte, eran introducidos
por una angustia de muerte y consistían en estados de dormir letárgico. Su hermano cuenta
que solía dejar cartas diciendo que temía dormirse de noche y caer en un estado de ‘muerte
aparente’.
Estos ataques significan una identificación con un muerto, con una persona que efectivamente
falleció o que todavía vive y cuya muerte se desea. El ataque tiene así un valor de punición. En
el caso de los muchachos, ese otro es por regla general el padre, y el ataque (que se denomina
histérico) es entonces un autocastigo por haber deseado la muerte del padre odiado.
La relación de un muchacho con el padre es ambivalente, ya que quisiera estar en el lugar de él
porque lo admira (le gustaría ser como él identificación) y porque quiere eliminarlo. Luego
por ‘angustia de castración’, resigna el deseo de poseer a la madre y de eliminar al padre. Es
este deseo, en la medida en que se conserva en el ICC, el que forma la base del sentimiento de
culpa. El parricidio queda sepultado en el ICC y es universal en cualquier cultura. Hasta aquí
FREUD hizo una teorización del ‘complejo de Edipo’ normal, y luego habla de las
complicaciones que surgen en éste, cuando en el niño se ha plasmado con intensidad el factor
constitucional llamado “bisexualidad”, ya que ésta es una de las condiciones o refuerzos de la
neurosis. Buscará aquí una escapatoria por el lado de la feminidad, poniéndose en el lugar de
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la madre, y adoptando un papel de ‘objeto de amor’ del padre, sólo que la angustia de
castración imposibilita también esta solución, ya que tendría que admitir la castración si
quisiera ser amado por el padre como una mujer. La angustia frente al padre es lo que vuelve
inadmisible el odio a él. La castración es terrorífica, tanto en su condición de castigo como en
la de precio del amor. Esto puede suponérselo con certeza en DOSTOIEVSKI, y una de sus
formas posibles de existencia (homosexualidad latente) se muestra en el valor que tuvieron
para su vida sus amistades con hombres, en su conducta raramente tierna hacia sus rivales en
el amor, y en su notable comprensión para situaciones sólo explicables por una
homosexualidad reprimida, como lo atestiguan muchos ejemplos de sus novelas.
El temprano síntoma de los “ataques de muerte” puede comprenderse como una
identificación-padre del ‘Yo’, consentida por el ‘Super-Yo’ a modo de castigo. Para el ‘Yo’, el
síntoma de la muerte es una satisfacción masoquista y para el ‘Super-Yo’ una satisfacción de
castigo, vale decir sádica (‘Yo’ masoquista y ‘Super-Yo’ sádico).
Tales reacciones infantiles provenientes del ‘Complejo de Edipo’, pueden extinguirse cuando
la realidad no les aporta alimento alguno. Pero el carácter del padre se empeora con los años y
entonces también se conserva el odio de DOSTOIEVSKI, su deseo de que muera ese padre
malo. Ahora bien, es muy peligroso que la realidad cumpla tales deseos reprimidos. La
fantasía deviene realidad, y entonces son reforzadas todas las medidas de defensa.
En lo sucesivo, los ataques de DOSTOIEVSKI cobran carácter epiléptico. Siguen significando la
identificación-padre a guisa de castigo, es cierto, pero se han vuelto terribles, como lo fue la
propia muerte terrorífica del padre. Hay algo curioso: dentro del “aura” del ataque, es
vivenciado un momento de beatitud suprema, que muy bien puede haber significado el triunfo
y la liberación por la noticia de la muerte, a los que siguió en el acto el castigo tanto más cruel.
Si fuera cierto que DOSTOIEVSKI se vio liberado de sus ataques en SIBERIA, ello no haría sino
confirmar que esos ataques eran su castigo. Ya no le hacían falta, pues era castigado de otro
modo.
Puede decirse que DOSTOIEVSKI nunca se liberó de la ‘hipoteca’ que el propósito del
parricidio hizo contraer a su conciencia moral. Determinó también su conducta hacia los otros
dos campos en que es decisiva la relación con el padre: hacia la autoridad política y hacia la fe
en Dios.
En la novela del autor ruso, éste significativamente le atribuye al parricida su misma
enfermedad, la supuesta epilepsia, como si quisiera confesar que el epiléptico, el neurótico en
mí, es un parricida. Luego, en el alegato frente al tribunal, viene el famoso escarnio a la
psicología, que no era más que un disfraz, ya que su verdadero sentido era que no es la
psicología la que merece el escarnio, sino el procedimiento judicial mismo. En efecto, es
indiferente quién ejecutó de hecho el crimen; a la psicología sólo le importa quién lo quiso en
su sentimiento y, una vez producido, lo saludó con beneplácito.
La simpatía de DOSTOIEVSKI por los criminales es ilimitada. El criminal es para él casi un
redentor, que ha tomado sobre sí la culpa que los otros habrían debido llevar. Después que él
ya ha asesinado, no hace falta asesinar; antes bien, es preciso estarle agradecido, pues de lo
contrario uno mismo habría debido asesinar. No hay duda de que esta simpatía de
identificación ha presidido decisivamente la elección temática de DOSTOIEVSKI. No debemos
olvidar que la producción artística tiene mucho que ver con el ICC.
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¿Cuál es la clínica que observó FREUD en la corriente homosexual de DOSTOIEVSKI? (Perdón
a los amantes de la mujer).
¿Qué significa aura y convulsión?
¿Para qué le sirve a FREUD saber si tuvo o no convulsiones en Siberia? (Histeroepilepsia).
¿Porqué DOSTOIEVSKI elogia tanto el tema de la delincuencia?.
1) Mecanismos defensivos.
2) Vida pulsional.
3) Tópico.
Definición:
La neurosis obsesiva se caracteriza por la aparición de ideas, sentimientos o actos que
invaden al sujeto, los cuales son vividos como ajenos (egodistónicos), extraños y hasta
patológicos, y aunque el sujeto se esfuerza por desalojarlos, se le imponen a su pesar,
parasitando al ‘Yo’, quién no puede neutralizarlos.
Cuadro clínico:
El conflicto que domina en la neurosis obsesiva es entre el ‘Ello’ y el “Super-Yo”, aliados
contra el “Yo”, que se presta como escenario de la formación de síntomas. Toda esta
sintomatología que se despliega en dos campos: el del pensamiento y el de la actividad, lleva
al sujeto a un malestar subjetivo, con sensación de privación de la libertad, crítica
permanente, y muchas veces, una noción general de enfermedad, que no siempre lo lleva a
consulta.
Los síntomas, como dijimos, se pueden dividir para su mejor comprensión en dos
campos:
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1.1) Rumia mental: Son interminables interrogaciones sobre la muerte, la realidad del
infierno, la existencia de otros mundos, etc., sin la presencia de un fin claro, ni
provecho propio, ni afán científico.
1.2) Duda: Signada por la incertidumbre y por la ambivalencia, necesita la posibilidad de
la muerte para resolver cuestiones que deja sin solución.
1.3) Escrúpulos: Se expresan en una ardiente búsqueda de moralidad, de reparación, de
purificación. También puede tratarse de palabras o de cifras, las que es preciso
repetir en serie un número determinado de veces, sin omisiones ni errores, y
siempre de la misma manera.
1.4) Omnipotencia de las ideas: Se trata de una especial forma de relación mágica con el
mundo. Esta neurosis es el paradigma donde este tipo de ideas se desarrollan en
extensión, no siendo otra cosa que la sobrevaloración del influjo que pueden
ejercer sobre el mundo exterior. Es así que las palabras adquieren características
mágicas, con la creencia de que éstas pueden matar, resucitar, etc. Si no puede
vencer al universo, va a conjurarlo.
1.5) Obsesiones: Son ideas tenaces que aparecen en el campo de la conciencia en forma
insistente, repetida, injustificada e irracional para el sujeto que las padece. Se
esfuerza en desalojarlas por considerarlas absurdas, pero no lo consigue. Estas
ideas pueden llevar un germen de impulsión, como por ejemplo frente a una
ventana, la idea de arrojarse a través de ella, o frente a un arma de fuego, usarla
contra sus seres queridos. Sin embargo, el paso al acto temido es muy excepcional,
y tras la idea aparece un estado de angustia o tormentos de castigo. Entre las
obsesiones podemos distinguir:
1.5.1) Delirio o tabú de contacto: Es un temor injustificado e irracional al contagio, a lo sucio.
Tocar y establecer algún tipo de contacto físico son el fin más próximo de la carga de objeto,
tanto amorosa como agresiva. Por la regresión a la etapa sádico-anal, lo erótico se tiñe o
disfraza de agresión, por lo tanto nada hay que pueda serle prohibido más rigurosamente, ni
tampoco más apropiado como para constituirse en el nódulo de esta neurosis.
1.5.2) Obsesiones religiosas: Ideas de pecado, sacrilegio y el correspondiente castigo,
perviven en atención permanente y generalizada, revisando y controlando permanentemente
todos sus pensamientos.
1.5.3) Aritmomanía: Es la compulsión a realizar infinitos cálculos, a retener determinados
números, generalmente con una excusa que aparece a la conciencia como lógica y genuina.
1.5.4) Onomatomanía: Compulsión a pronunciar, en forma permanente y sin mediar razón
alguna, palabras obscenas.
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puede postergarlos, y durante su ejecución suele excluir la presencia de otras personas,
dándole a sus actos un carácter de privados, dejando a menudo intacta su imagen social.
Formación de síntomas:
La situación inicial es la misma que en la histeria, estando el ‘conflicto edípico’
planteado en términos de ambivalencia. Las tendencias libidinales surgen en forma de
tendencias agresivas y destructoras, por lo que la defensa, bajo la forma de una formación
reactiva, refuerza la carga libidinal y la represión de dichas tendencias hostiles.
Como consecuencia de ello, y como síntomas primarios de la defensa, se establecen
como rasgos de carácter los escrúpulos, el pudor y la desconfianza de sí mismo. Es éste un
período de salud aparente y de una defensa exitosa.
Si esta defensa fracasara, como consecuencia del retorno de lo reprimido, surgen los
autorreproches y la angustia (moral y social). A partir de este momento, se inicia el período de
la enfermedad, dando lugar a los mecanismos de defensa secundarios. Estos son, en su
totalidad, medidas preventivas, prohibiciones y penitencias que prestan buenos servicios en la
lucha contra las representaciones obsesivas, que surgen para alcanzar la conciencia con el
contenido mnémico reprimido.
Si en esta lucha defensiva se reprime de nuevo los síntomas del retorno impuesto al
‘Yo’, la obsesión se transferirá a las medidas preventivas mismas, y creará una tercera forma
de neurosis obsesiva: los actos obsesivos (rituales, conjuros y ceremoniales).
Los casos graves culminan en la fijación de los actos, de los ceremoniales y la emergencia
de la locura de la duda, o en una existencia extravagante del enfermo, condicionada por las
fobias.
En esta neurosis, la lucha contra lo reprimido es constante, participando activamente
tanto el ‘Yo’ como el ‘Super-Yo’ en la formación de síntomas.
Si nos referimos al ‘Yo’, podemos decir que la regresión es el ‘primer tiempo’ en su
lucha defensiva contra las exigencias libidinales, mientras que en relación al ‘Super-Yo’, y por
temor a perder su amor o su protección, surge la angustia moral y social, dando ocasión a la
represión.
El proceso defensivo en la neurosis obsesiva se caracteriza por la participación de los
siguientes elementos:
1) Regresión.
2) Represión.
3) Formación reactiva.
4) Anulación o deshacer lo sucedido.
5) Aislamiento
6) Desplazamiento.
Los dos primeros y el último son comunes a diversas neurosis, y los tres restantes son
casi específicos de la neurosis obsesiva.
102
Su fracaso facilita el retorno de lo reprimido y se acompaña generalmente de
autorreproches y angustia (moral y social), dando lugar a los mecanismos de defensa del
segundo tiempo.
4) Anulación o deshacer lo sucedido: Mecanismo por medio del cual el sujeto se esfuerza en
actuar como si pensamientos, palabras o actos no hubieran ocurrido. Para ello utiliza
pensamientos o comportamientos dotados de significación contraria, estableciéndose una
compulsión de tipo mágico. En realidad, han sucedido los dos, dado que interviene la díada
amor / odio. A veces repite indefinidamente el mismo acto, para despojarlo de su significación
inconsciente (tapete con mancha de tinta o la piedra en el camino).
Rasgos de carácter:
La formación de carácter en el neurótico obsesivo, se encuentra determinada por el
erotismo anal y en particular por la regresión y fijación a pulsiones sádico-anales.
En 1908, en su trabajo sobre el “Carácter y el erotismo anal”, FREUD descubre una
tríada compuesta por cualidades de carácter, que se corresponden casi totalmente con las
características de la neurosis obsesiva. Esta tríada sería el resultado de la sublimación del
erotismo anal.
Podemos discernir en su cuadro clínico dos tipos de síntomas, uno formado por
prohibiciones, censuras, medidas precautorias, penitencias, reprimendas o reproches, que
pertenecen a la lucha defensiva contra la pulsión, y el otro tipo se encuentra formado por
satisfacciones sustitutivas, en muchos casos con suficiente disfraz simbólico como para no
permitir sacar a luz su satisfacción libidinal, que realmente ha quedado encubierta.
Estas dos corrientes pueden organizarse en una sola modalidad, donde se afirman
ambas, lo que consolida el síntoma, o bien descomponerse en dos tiempos separados, donde
el primero afirma el deseo y el segundo tiempo es de cancelación sobre el primero. Es una
forma ingeniosa en la que ambos encuentran su expresión sin consecuencias del deseo sobre
la realidad.
En la concepción del síntoma como transacción entre el deseo y la defensa,
triunfa siempre la censura.
El neurótico obsesivo guarda una peculiar relación con sus deseos, se defiende
tenazmente de ellos, los posterga hasta lo imposible, duda entre dos tendencias hasta
paralizarse. Rechaza lo que desea y se abandona a lo que teme.
103
El deseo neurótico, y particularmente el deseo obsesivo, se encuentra profundamente
empantanado y contaminado por las ramificaciones del ‘complejo de Edipo’ y por la regresión.
Podemos decir que la sombra del objeto incestuoso cayó sobre el objeto del deseo, y la sombra
de la regresión, cayó sobre el deseo.
Frente a la amenaza de castración, se presenta la paradójica situación donde el
obsesivo, para resguardar su pene, renuncia a la actividad que afirma la masculinidad. Y así
como es necesario plantearse la diferencia entre la histeria y la feminidad, la obsesión muestra
una renuncia a la masculinidad. La obsesión no es una neurosis masculina, sino una
neurosis que guarda con la masculinidad una relación de mutua exclusión.
Si los fantasmas del incesto se posan en la mujer, la impotencia puede ser la última
instancia para evitar el goce prohibido. La mujer ha quedado maternizada. El sujeto no puede
desear allí donde ama, y no puede amar allí donde desea, dado que ambos objetos
reconocerán un mismo origen: la madre.
“En la neurosis obsesiva, una regresión a la organización infantil anal sádica, permite
que las tendencias eróticas se transformen en impulsos agresivos contra el objeto”.
“Hay una particular tiranía del ‘Super-Yo’ (‘Super-Yo’ sádico, ‘Yo’ masoquista)”.
“La angustia que caracteriza a la ‘neurosis obsesiva’ sería la del ‘Yo’ frente al ‘Super-
Yo’”.
“El ‘Yo’ de acuerdo con la realidad, y como producto de la regresión a la etapa sádico
anal, apela al carácter mágico del pensamiento, retorno del narcisismo y megalomanía
infantil”.
Abdica: quedará el obsesivo en una particular posición respecto del deseo, donde renuncia al
mismo desde su misma gestación, desde su comienzo. Quedará fuera del campo deseante, y si
bien no corre riesgos, paga el precio de quedar muerto como sujeto de deseo. Es la patología
de la cobardía”.
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El síntoma principal de esta neurosis es la fobia que, por presentar una ‘sistematización
de la angustia’, se diferencia de la ‘neurosis de angustia’.
La fobia, tanto sea considerada como síntoma, tanto como entidad independiente de los
contenidos intrapsíquicos en juego, tiene dos aspectos constitutivos:
2) La perspectiva del afecto: Esta perspectiva se da cuando no hay relación lógica entre la
cualidad amenazante con la cual se ha investido al objeto fobígeno y el afecto capaz de
generar en el sujeto, que lo lleva a perder el control sobre sí mismo. Únicamente podemos
diagnosticar una fobia cuando existe un temor desproporcionado respecto de un objeto o de
una situación, el cual alcanza una intensidad tal que sólo la evitación de esta situación yugula
la angustia, lo cual produce limitaciones en la acción del sujeto.
2) Fobias sociales.
Se refieren al miedo social. Son las relaciones individuales o colectivas con los otros, los
prójimos, las que constituyen el objeto de angustia. El arquetipo sería la ereutofobia.
Un enfermo ereutofóbico no se atreve a mostrarse más en público, ni siquiera salir a la calle. Si
se trata de una mujer, no se atreverá a permanecer en presencia de un hombre, por temor a
que su rubor intempestivo llegue a dar ocasión a pensamientos o palabras malintencionadas.
Si se trata de un hombre, huirá de las mujeres. En este grupo de fobias, aparece el temor a
estar ante un público, el miedo a dar exámenes (especialmente Psicopatología I, como el que
te está agarrando ahora!!), etc.
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comporte de manera de evitar encontrar el objeto tabú, lo que lo lleva a
desarrollar conductas de fuga muy diversas (trayectos definidos de modo muy
particular para hacer un recorrido, constante vigilancia, etc.).
1.2) Conductas de tranquilización: En general, a la situación fóbica corresponde una
conducta de tranquilización. Se trata de no estar solo. Se busca la presencia de
un personaje, a veces elegido, a veces anónimo. Puede ser un objeto o un lugar
evocador de protección. Un factor corriente de todas las fobias es la regresión
a la infancia. Todos los fóbicos se comportan como niños, cuya angustia se
aplaca cuando la madre está sentada a la vera de su camas y tiene su mano
entre las suyas.
Evolución:
Muchas veces se observa que las fobias de la infancia han durado más de lo habitual.
Los ‘terrores nocturnos’, que normalmente desaparecen a los dos años, han durado varios,
siendo relevados luego por zoofobias y más adelante, por habituales ‘conductas de desafío’.
Muchas veces, los permanentes estados de evitación y restricción, derivan en crisis depresivas
secundarias. Otras veces se estabilizan (si las conductas de evitación y tranquilización son
eficaces).
Es importante establecer una diferencia entre evitación e inhibición.
En la evitación, como la palabra lo dice, el sujeto se rehúsa a encontrarse con el objeto
fobígeno, percatándose de ello. Cuando no lo logra, experimenta emociones desagradables.
A diferencia de lo que ocurre en la evitación, en la inhibición, la situación o sentimiento
perturbador no se conoce, no existe para el ‘Yo’. Cuando se realiza la evitación sistemática
de una situación, actividad o pensamiento, se produce una inhibición. Se llega a suprimir
de tal modo el deseo, que éste no alcanza a desarrollarse. Pueden ser inhibiciones sociales,
motrices o psíquicas. Habitualmente, las inhibiciones del carácter comienzan como evitaciones.
Otro modo posible de evolución son las manifestaciones con predominio psicopático.
En un sujeto fóbico, aparecería la psicopatía como técnica destinada al mantenimiento del
control sobre el objeto acompañante. En algunos casos, este control puede adquirir un
carácter sádico, y así asistimos a la aparición de vínculos perversos.
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LACAN trabaja, en el Seminario, Libro IV, titulado “Las relaciones de objeto”, el caso del
pequeño HANS. Allí reubica la fobia infantil al animal como una ‘producción imaginaria’, que
aparece como solución ante el déficit (por la poca consistencia de la función paterna) de una
ley que pueda estar más allá de la relación dual con la madre. La angustia de HANS surgiría al
quedar capturado en una relación especular con su madre. No sería miedo a un objeto-padre
del cual se temería la castración (función de corte), sino que a lo que se temería es a que esta
castración no se produzca.
Diagnóstico diferencial.
1) Neurosis de angustia: Este cuadro corresponde al grupo de las llamadas ‘neurosis
actuales’. En esta entidad, es frecuente que aparezcan temores, pero éstos tienen un carácter
pasajero. Son temores variables, imprecisos. Si se sistematiza la angustia, se constituye una
‘histeria de angustia’.
2) Histeria de conversión: Pueden aparecer también aquí transitoriamente fobias (de tal
sitio, de tal encuentro). El diagnóstico diferencial se hace por las características de la
personalidad histérica, que permite diferenciar los cuadros.
3) Neurosis obsesiva: Acá lo temido son ideas o actos (compulsiones), representantes de
impulsos incompatibles con el ‘Yo’. Puede haber temores a contraer enfermedades, a la
muerte, al destino. Sobre estos temas, se realizan elaboraciones teóricas racionales,
generalmente complicadas y fundamentadas en extensas argumentaciones lógicas. Estas son
verdaderas fortificaciones inexpugnables. Un paciente obsesivo basa sus temores a las
enfermedades en estudios estadísticos a cuya lectura compulsivamente acude. Está atento a
cualquier publicación que pudiera aparecer sobre el tema para sostener e incrementar sus
artilugios lógicos. En cambio, el paciente fóbico siempre denota una carga afectiva más
elevada y una mayor angustia que el paciente obsesivo.
4) Ideas delirantes hipocondríacas: El diagnóstico diferencial deberá ponderar los
antecedentes del sujeto. Algunos autores piensan que los síntomas corporales involucrados en
una fobia tienen un alto poder expresivo. El hipocondríaco, a diferencia del neurótico fóbico, no
se calma con las conductas de tranquilización que pudieran provenir de los otros.
5) Esquizofrenia: Se puede ver que algunos de los cuadros que devendrán psicosis
esquizofrénica, inicien su curso presentando temores similares a los cuadros fóbicos, previos al
‘brote agudo’. Se trata de intentos defensivos contra la desestructuración psicótica. Pueden
aparecer también en la ‘fase restitutiva’, pero en este caso obviamente no hay ya dudas
diagnósticas. El fóbico mantiene intacta su afectividad, conservando sus apetencias e
inclinaciones afectivas (si las inhibiciones no son muy importantes). El esquizofrénico en
cambio se muestra siempre desafectivo, en mayor o menor grado, con tendencia al
negativismo y la introversión.
6) Melancolía: Se puede confundir con la fobia por las manifestaciones de preocupación,
depresión, caída de la voluntad, cenestopatías y ansiedad.. La diferencia reside en que el
neurótico interroga constantemente, necesita y desea saber la causa de cuanto le ocurre. El
melancólico no habla ni interroga, sólo desea aislarse.
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