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siones (Burke, 1987; Cherniss, 1980; Gil- el trabajador, como los problemas fami-
Monte y Peiró, 1996; Harrison, 1983; Mas- liares, o las dificultades económicas; y
lach y Jackson, 1982). juegan también un papel importante las
El burnout es uno de los problemas propias características del individuo
más graves que afectan al mundo laboral, (variables demográficas, rasgos de perso-
con enormes consecuencias tanto perso- nalidad, etc.) a la hora de determinar la
nales como económicas. Puede afectar a naturaleza y amplitud de los recursos
la salud física y mental, dando lugar a biológicos y psicológicos que puede uti-
alteraciones psicosomáticas (cardio-res- lizar para responder a las demandas
piratorias, jaquecas, úlceras, insomnio, (Lázarus y Folkman, 1994). Éstas últimas
etc.), estados ansiosos, depresivos, alco- suelen considerarse variables modulado-
holismo, etc. (Bronsberg y Vestlund, 1997; ras o variables antecedentes del estrés
Buceta y Bueno, 1995). Para la empresa (Buceta y Bueno, 1995; Gil-Monte y Pei-
supone un mayor índice de absentismo, ró, 1996; Parkes, 1998). Varios autores
rotaciones excesivas, incluso abandono han tratado de definir el proceso por el
del puesto por parte del trabajador, tra- cual el estrés deviene en burnout. Para
duciéndose en deterioro del rendimiento Cherniss (1980), se trata de un proceso de
y de la calidad (Maslach y Leiter, 1999). acomodación psicológica progresiva
El estrés es la segunda causa de baja labo- entre un trabajador estresado y un traba-
ral en la Unión Europea, afectando anual- jo estresante, distinguiendo varias etapas:
mente a cuarenta millones de trabajado- 1) una fase de estrés, caracterizada por un
res y suponiendo para sus países desajuste entre las demandas laborales y
miembros un coste de 20.000 millones de los recursos del trabajador; 2) una fase de
euros al año, entre gastos sanitarios, sin agotamiento, al producirse de forma cró-
contar la pérdida de productividad. Es nica respuestas de preocupación, ten-
pues un problema que no sólo preocupa sión, ansiedad y fatiga; y 3) una última
a las personas afectadas, sino también a etapa de agotamiento defensivo, en la
los directivos y a los responsables de que se aprecian cambios en las actitudes
recursos humanos y de prevención de y en la conducta, como la robotización y
riesgos laborales. Por ello, cada vez es el cinismo. Por su parte, Leiter (1988)
más común que las empresas promuevan estableció la siguiente secuencia: can-
programas de evaluación y tratamiento sancio emocional, fruto del desequilibrio
del estrés entre sus empleados. entre demandas y recursos; despersona-
Sería prácticamente imposible tratar de lización, en respuesta a la situación cre-
identificar todas las variables implicadas ada; y falta de realización personal, como
en el síndrome de quemarse por el traba- resultado del choque entre las estrategias
jo, pero sí suelen agruparse en fuentes de de afrontamiento y el compromiso que se
estresores y en ciertas características per- exige (Manzano y Ramos, 1999). Algunos
sonales que presentan mayor vulnerabi- modelos explicativos ponen más énfasis
lidad ante estos estímulos (Gil-Monte y en las variables de tipo personal (Harri-
Peiró, 1996). Un grupo de variables tie- son, 1983), otros en los procesos de inte-
nen que ver con las características orga- racción social (Buunk y Schaufeli, 1993)
nizacionales del puesto de trabajo, como y otros en la importancia de las variables
el ambiente físico, la cultura de la empre- organizacionales (Golembiewski, 1982;
sa, las relaciones interpersonales, o el cli- Leiter y Maslach, 2000). Una única pers-
ma laboral (Jenkins y Calhoun, 1991; pectiva no parece dar una explicación
Mallet, 1991); otras proceden de factores completa y satisfactoria sobre la etiología
externos a la empresa y relacionados con del síndrome, que pasa por integrar varia-
La prevención del burnout 57
bles recogidas en las tres perspectivas. La en crisis (Pines y Aronson, 1988; Ramos,
evidencia empírica de los modelos expli- 1999) abordándose normalmente desde
cativos es muy limitada por razones con- programas de entrenamiento para el
ceptuales y metodológicas y son necesa- manejo del estrés, que suelen agrupar
rios estudios de carácter longitudinal que distintas técnicas dirigidas a producir
den apoyo empírico a cualquiera de los cambios en la persona. Existen progra-
modelos. mas específicos para tratar algún aspecto
El diagnóstico y evaluación del burnout concreto del problema, pero son más
se ha venido realizando desde la observa- comunes los que contemplan distintas
ción clínica, entrevistas estructuradas, téc- variables relacionadas con el proceso de
nicas proyectivas y autoevaluación con estrés y sus antecedentes, junto con
escalas de estimación. Exceptuando las entrenamiento en gestión del tiempo, en
medidas de autoinforme, que recogen estrategias de afrontamiento y modifica-
información de los cambios emocionales, ción de los estilos de vida (Olmedo y
cognitivos y conductuales, el resto de las Santed, 1999). Sin duda esto es debido a
técnicas han sido raramente empleadas en que la visión generalizada ha sido la de
investigación. Algunos de estos instru- que el individuo se quema por algún
mentos son: el Staff Burnout Scale for defecto en su carácter o en su conducta
Health Professionals (SBS-HP; Jones, (Maslach, 1999; Maslach y Leiter, 1999),
1980), el Tedium Measure (TM; Pines, de modo que si el problema está en el
Aronson y Kafry, 1981). Maslach y Jackson individuo, la solución es que éste cam-
(1981, 1996) elaboraron el Maslach Bur- bie. Como resultado de sus trabajos, Lei-
nout Inventory (MBI) para medir el bur- ter y Maslach (Leiter y Maslach, 2000;
nout como constructo multidimensional. Maslach y Leiter, 1999) creen que el bur-
La escala evalúa las tres dimensiones de nout es fundamentalmente responsabili-
cansancio emocional (CE), despersonali- dad del medio social en el que se trabaja,
zación (DP) y falta de realización (RP), por cuya estructura y funcionamiento se for-
medio de tres subescalas. Por su sencillez, ma por interacción entre las personas.
el MBI ha sido ampliamente utilizado y los Lamentablemente, el síndrome de que-
estudios de validación han mostrado el marse en el trabajo suele afrontarse cuan-
contenido exclusivo y diferencial del sín- do ya es un problema, suponiendo un
drome de burnout respecto de otros con- alto coste en compensaciones, subsidios,
ceptos psicopatológicos como el estrés, la bajas y pérdidas por errores laborales y
fatiga, la insatisfacción laboral, la ansiedad deterioro de la calidad. Por ello, en los
o la depresión (Leiter y Schaufeli, 1996; últimos años va siendo cada vez más nor-
Maslach y Jackson, 1981; Maslach, Jackson mal que las empresas tomen la iniciativa
y Leiter, 1996; Shirom, 1989). de cara a la prevención, ya que son res-
ponsables del diseño y configuración del
entorno laboral y han comprendido que
TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN es una buena inversión para el futuro.
DEL BURNOUT Pero, incluso desde un punto de vista
preventivo se ha mantenido el énfasis en
Como se ha apuntado, el síndrome de dotar a los trabajadores de estrategias
quemarse en el trabajo es un problema para su afrontamiento, más que en cam-
complejo y difícil de abordar, dada la biar las condiciones objetivas de la orga-
cantidad de variables implicadas. El tipo nización (Golembiewski, 1986).
de intervención predominante ha sido la Al hablar de prevención debemos dis-
individualizada y centrada en la persona tinguir entre los factores de riesgo y los
58 Santiago Gascón, Margarita Olmedo, Héctor Ciccotelli
mecanismos mediante los cuales estos tes de los recursos del individuo (Lazarus
factores de riesgo llegan a producir un y Folkman, 1994). Las estrategias de
trastorno determinado y que suelen afrontamiento pueden estar dirigidas a
incluir una secuencia compleja de inte- regular la respuesta emocional (dismi-
racción entre las características persona- nuir el grado de trastorno emocidnal que
les y el ambiente laboral. Por ello, hay genera la situación estresante), o dirigi-
dos formas de prevenir: reducir esos das a manipular el problema. Las estrate-
posibles factores de riesgo, e identificar gias de afrontamiento de control previe-
los casos pre-clínicos. Dicho de otro nen el síndrome de burnout porque
modo: eliminar los estresores que desen- aumentan los sentimientos de realización
cadenan el bumout, mejorando la calidad personal en el trabajo, mientras que las
de vida y la cultura organizacional y de escape facilitan la aparición del bur-
dotar de estrategias de afrontamiento a nout (Ceslowitz, 1989; Leiter, 1990;
las personas con mayor vulnerabilidad 1991). Tanto el uso de estrategias centra-
de sufrir estrés. Phillips (1984) incide en das en el problema, como las dirigidas a
la necesidad de conocer todas las varia- la emoción, predicen una significativa
bles implicadas en el síndrome de que- proporción de cambio en los niveles del
marse a la hora de establecer un progra- síndrome (Boyle, Grap, Younger y
ma preventivo. Según este autor, la Thornby, 1991). Según algunos estudios,
intervención debe contemplar tanto los las formas de afrontamiento pueden tener
procesos cognitivos de evaluación de los efectos directos e indirectos sobre el sín-
sujetos y el desarrollo de estrategias cog- drome de quemarse en el trabajo (Boyle y
nitivo-conductuales que les permiten col., 1991; Leiter, 1990,1991); sin embar-
mitigar la fuente de estrés, como la go, para Koeske, Kirk y Koeske (1993),
adquisición y fortalecimiento de las habi- estas estrategias tendrían una relación
lidades sociales y del apoyo social, así más moduladora que directa entre el
como intentar eliminar o disminuir los estrés laboral y el síndrome de burnout.
estresores del entorno organizacional que Matteson e Ivancevich (1987) clasifican
dan lugeir al deseirrollo del síndrome. Los los programas de adquisición de destre-
programas de intervención pueden dis- zas de afrontamiento del estrés en pro-
tinguirse, pues, según su objetivo, ya sea gramas dirigidos a las estrategias instru-
sobre el control de estresores, o sobre los mentales, cuando tienen como objetivo la
procesos de evaluación o estrategias de adquisición de destrezas para la resolu-
afrontamiento, y según el nivel en el que ción de problemas, y programas dirigidos
se centra la intervención: individual, a las estrategias de carácter paliativo,
organizacional o en el nivel individuo- cuando su objetivo es la adquisición de
organización (Gil-Monte y Peiró, 1997). destrezas para el manejo de las emocio-
Las estrategias individuales tienen sen- nes. Entre las técnicas más empleadas en
tido si consideramos que el síndrome de los programas dirigidos a estrategias ins-
quemarse por el trabajo es un proceso trumentales se encuentran: la resolución
cognitivo mediante el cual el sujeto eva- de problemas (D'Zurilla y Goldfried,
lúa y se enfrenta a una experiencia de 1971), asertividad (Lange y Jakubowski,
estrés o convive con el síndrome. En este 1976), manejo de tiempo (Reiner y Harts-
proceso, el afrontamiento sería el esfuer- horne, 1982), etc. Los programas dirigidos
zo cognitivo y conductual que se desa- a las estrategias de carácter paliativo sue-
rrolla para manejar las demandas especí- len ocuparse del entrenamiento y adqui-
ficas externas y/o internas que son sición de habilidades para la expresión de
evaluadas como excedentes o desbordan- emociones, manejo de sentimientos de
La prevención del burnout 59
organizacional, igual que un auditor ope- zan, pero no existe una fórmula a medi-
raría para ayudar a la organización a da para un problema concreto y en cada
afrontar sus responsabilidades fiscales. El organización serán necesarias distintas
propósito es obtener información para estrategias para abordarlos.
saber hacia dónde se quiere ir, de modo En esta segunda fase, tras interpretar y
que la organización pueda usar sus recur- discutir los resultados del informe, un
sos para dirigir los temas importantes de equipo de cambio, que incluiría a directi-
forma eficaz. A la hora de interpretar los vos y trabajadores, establecerá un plan de
resultados de la encuesta, es necesario acción que sea ampliamente aceptado y
atender especialmente a los niveles de que tendrá que ser evaluado pasado un
burnout y compromiso, a la magnitud de tiempo desde su implementación. La
los desajustes entre la persona y su tra- organización necesita considerar las dis-
bajo (sobrecarga, control, recompensas, tintas visiones que tiene la plantilla sobre
sentimiento de comunidad, equidad y las seis áreas de posible desajuste entre la
conflicto de valores) y a las relaciones persona y su trabajo y sobre las estructu-
entre las estructuras y procesos de direc- ras y procesos relevantes de la adminis-
ción con estas seis áreas de desajuste. tración. Para conocer los temas candentes
Una vez procesados y analizados los de la plantilla y poder emprender accio-
datos de la encuesta, y con el informe nes ante problemas críticos, es necesaria
resultante, se está en posición de discu- en todo momento una óptima comunica-
tir, tanto con los directivos como con los ción, de modo que nadie se vea frenado a
empleados, las posibles acciones a la hora de expresar sus puntos de vista
emprender, diseñar con ellos y llevar ante la dirección. Por ello, debe respetar-
adelante el cambio, centrando su inter- se al máximo el anonimato de las res-
vención en los problemas identificados puestas al sondeo. La intervención puede
en el informe. centrarse en una sola área de la vida orga-
Exceptuando el modelo de encuesta, el nizacional o abarcar un conjunto de ellas.
programa para procesar los datos de la Los autores recomiendan no intervenir
misma, y algunos materiales de ayuda, el sobre todas a la vez, ya que la interven-
chequeo preventivo de Leiter y Maslach ción sobre un aspecto suele repercutir
no incluye más herramientas para imple- beneficiosamente sobre los otros. En cada
mentar el cambio en una empresa dada. caso, se discutirán y se decidirán las
A partir de aquí, los instrumentos con los estrategias que se consideren más ade-
que cuentan los profesionales a la hora cuadas para resolver los desajustes entre
de producir un cambio son: la discusión las personas y su medio laboral. Para que
creativa para desarrollar ideas que rediri- el proceso no se detenga, advierten de la
jan las áreas conflictivas identificadas, la necesidad de que toda la plantilla se sien-
resolución de problemas para diseñar un ta implicada en él y de que se haya alcan-
plan que sea reconocido y aceptado por zado un consenso sobre el área o áreas de
la plantilla y la dirección, un calendario desajuste en las que se va a actuar prime-
que permita controlar el proceso y los ro, y priorizar las acciones que se tomarán
resultados, así como la nueva informa- para dirigirlo. El proceso de intervención
ción que vaya surgiendo y que ayudará a organizacional necesita un proyecto
reconducir ciertos aspectos del plan, inclusivo y compartido, en el que cada
incluso a reconsiderarlo. Al igual que en miembro del equipo tenga un papel sig-
un chequeo médico, un chequeo en la nificativo. Debe tenerse muy presente en
organización nos informa de qué áreas todo momento que se trata de una inter-
presentan problemas y dónde se locali- vención a largo plazo, que sólo puede
62 Santiago Gascón, Margarita Olmedo, Héctor Ciccotelli
tener éxito si parte de un firme compro- su éxito depende de lograr que sean en
miso de la dirección con el bienestar de todo momento muy participativos. Los
sus trabajadores y un compromiso de cambios llevan tiempo, particularmente
estos con el proceso de cambio en las áre- cuando se trata de un problema crónico
as que se han marcado. y a largo plazo como el caso de este sín-
Cualesquiera que sean las soluciones drome. Por ello, los autores insisten en
propuestas, no pueden ser implantadas que las herramientas básicas deben ser: el
en el vacío, sino dentro del contexto compromiso por parte de todos los
organizacional. Aunque se explica que miembros de la empresa, altas dosis de
no existen fórmulas previas para enfren- perseverancia y ceñirse al proceso hasta
tarse a cada área de desajuste, los autores que se produzca algún avance. Advierten
ofrecen descripciones detalladas de dis- también que la implementación de los
tintas intervenciones en diferentes orga- cambios es lo más difícil porque las
nizaciones, en las que se ha actuado expectativas de éxito no suelen ser rea-
sobre problemas de sobrecarga laboral en listas. Las intervenciones organizaciona-
una sección concreta, sobre el conflicto les llevan su tiempo y el objetivo debe ser
entre los valores de la empresa y los del más ambicioso que el de reencauzar una
trabajador, o sobre la falta de control o de fuente específica de tensión o preocupa-
equidad, por ejemplo. En todos los casos, ción. El objetivo es transformar las prác-
la vía para enfrentarse al burnout y alen- ticas y esfructuras que influyen en la vida
tar un compromiso efectivo con el traba- laboral y esto no sólo es difícil de imple-
jo es la de redirigir cualquiera de estas mentar sino también de evaluar. Por todo
seis áreas de desajuste que se hayan iden- ello, en el plan de intervención se deben
tificado como fuente de riesgo. Como se tener en cuenta en todo momento meca-
ha dicho, las seis áreas de posible desa- nismos para que no se detenga el proce-
juste están interrelacionadas, de modo so, tanto en la fase de transición, como
que la acción en cualquiera de ellas tien- cuando se considere que ya se ha alcan-
de a mejorar al menos a alguna de las zado el éxito en alguna de las áreas.
demás. Si en este proceso se produce una Cualquier empresa que ponga en mar-
buena colaboración entre los individuos cha este proceso necesitará una evalua-
y grupos, se incrementará el conocimien- ción, pasado el tiempo, para comprobar
to mutuo de la gente, resaltándose el sen- si tuvo éxito y efectuar posibles ajustes.
timiento de comunidad, lo que influirá Esto aumentará la credibilidad de la orga-
también de manera positiva en el resto de nización hacia sus trabajadores a la hora
las áreas. de plantear una mejora de la vida laboral.
Los resultados nunca son un fin en sí Con el primer chequeo como referencia,
mismos, sino que deben ser tomados la organización tiene capacidad para anti-
como un proceso en marcha para seguir cipar objetivos razonables de cambio. El
transformando con éxito los desajustes seguimiento y la evaluación proporcio-
en el trabajo. Si el equipo de cambio se nan datos comparativos y requieren
había dirigido inicialmente a una o dos mucho menos esfuerzo que el chequeo
áreas sobre las que trabajar, podrá conti- inicial para su puesta a punto, ya que los
nuar, según las conclusiones que se equipos han desarrollado las habilidades,
obtengan en la evaluación, tratando de perspectivas y capacidad necesarias, y
transformar los desajustes en otras áreas. para el resto de la empresa es algo que ya
La característica más definitoria del desa- resulta familiar. La evaluación debería
rrollo del chequeo y de la intervención es producirse, según Leiter y Maslach
que constituyen procesos a largo plazo y (2000), entre doce y treinta meses des-
La prevención del burnout 63
cional más eficaz y colaborativa, fomen- la empresa, para que no quede reducido
tando un ambiente que propicie el creci- sólo a buenas intenciones o a la simple
miento personal y aumente la capacidad declaración de principios. Por otro, el
de autonomía de los trabajadores. punto ya mencionado de la ausencia de
Desde esta perspectiva de cambio a lar- apoyo empírico sobre su eficacia. Cree-
go plazo, Leiter y Maslach (2000) se cen- mos que es necesaria más investigación
tran en los niveles organizacional y gru- sobre la eficacia de este programa de
pal, considerando que no son las intervención comparada con la de otros
características individuales las que cons- tratamientos centrados en la persona, o
tituyen u n factor de riesgo de burnout, incluso con la de tratamientos mixtos
sino las propias estructuras y procesos (organizacionales y personales), donde se
que forman la vida en una organización, evalúen los cambios producidos en la
por interacción entre la persona y su empresa, los niveles de burnout y estrés,
medio laboral. Aunque los autores, en los así como indicadores objetivos del grado
manuales que acompañan al tratamiento, de salud de los trabajadores y su reflejo
se refieren a sus éxitos en múltiples inter- en las incidencias laborales, como el
venciones organizacionales llevadas a absentismo, las bajas, o los abandonos
cabo en diferentes empresas de los Esta- del puesto; en estudios preferiblemente
dos Unidos, incluyendo varios estudios longitudinales.
de casos, no ofrecen ningún dato empíri-
co comparando su eficacia con otros
tipos programas preventivos. Por otro REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
lado, manifiestan un excesivo énfasis en
cargar la responsabilidad del burnout a la Aber, J.L. (1983). Social policy issues in the
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porción del problema podría ser resuelta zational psychology {pp. 937-993). Chica-
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cambiando las condiciones objetivas que
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generan estrés y mejorando las estructu-
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ras y procesos de comunicación, no coping, social support and burnout in cri-
podemos olvidar que nunca se consegui- tical care nurses. Journal of Advanced Nur-
rá minimizar absolutamente el riesgo de sing, 16, 850-857.
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Este programa preventivo, aunque pro- Burke, R.J. (1987). Burnout in pólice work:
metedor, plantea algunas objeciones. Por An examination of the Cherniss model.
u n lado, las enormes dificultades que Group and organization studies, 12, 174-
conlleva su implementación efectiva en 188.
La prevención del burnout 65
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