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Lesiones formales

Deformación excesiva
Dado que la deformación es inherente a todos los elementos constructivos, lo que
entendemos por deformación excesiva se refiere a la deformación de los elementos
metálicos cuando ésta es superior a lo seguro o permisible.
Las deformaciones de los elementos mecánicos suelen estar causadas por dos tipos de
acciones:

- Acciones MECÁNICAS: la deformación viene producida por una carga que,


si incide sobre un elemento que trabaja a FLEXIÓN, producirá flecha excesiva.
si afecta a un elemento que trabaja a COMPRESIÓN, producirá pandeo excesivo.
Las causas de estas acciones son variables.

- Acciones TÉRMICAS: la deformación es el resultado de someter al elemento


metálico a elevadas temperaturas. Las causas de estas elevadas temperaturas
pueden ser desde la radiación solar al fuego.
Tanto las acciones mecánicas como las térmicas producirán deformaciones que,
siempre que se sitúen por debajo del límite elástico del metal en cuestión, podrán
ser reversibles. Sin embargo, tanto cargas de gran magnitud como las
exposiciones al fuego prolongadas pueden producir deformaciones irreversibles
que en ocasiones el edificio no puede asumir sin la necesaria reparación.

Rotura dúctil
La rotura de la mayoría de los elementos metálicos por procesos comunes, a excepción de
la fundición, viene precedida de un estado de deformación previa que, por lo general,
permite la detección del problema con suficiente antelación y la acometida oportuna de
medidas paliativas.
Aún así, en ciertos elementos, la combinación de grandes cargas y secciones escasas
produce rápidos procesos de deformación y rotura. Suele ser el caso de chapas y
conectores.
Rotura frágil
Existen casos concretos en los que los elementos metálicos pueden sufrir pequeñas
figuraciones propias de materiales de rotura frágil y no dúctil, como corresponde a los
metales.

Los casos más comunes de este tipo de rotura son:


- Desgarro Laminar: rotura o fisuración en el sentido de laminación de estructuras
de acero laminado que produce un dibujo escalonado con tramos longitudinales
mucho mayores a los transversales. Afecta al acero por su limitada resistencia en
la citada dirección, como consecuencia de la aparición de inclusiones no metálicas
en el proceso de laminado.
El origen o causa de esta deformación y fisuración puede encontrarse tanto en la
elección del material de aportación en las soldaduras, que al retraerse puede
producir tensiones en dicha dirección, como en el diseño de las uniones y nudos,
que también pueden favorecer la aparición de tensiones perpendiculares a la
dirección de laminación.

- Rotura por fatiga:

rotura o fisuración resultado de una modificación permanente y localizada del


metal. Este proceso se ve favorecido cuando la estructura del metal presenta
cristalización, que puede venir causada por un sobrecalentamiento excesivo, por
ejemplo, durante el proceso de soldado.
Las causas de esta modificación permanente suelen encontrarse en los dos tipos
de acciones que con más frecuencia afectan a los elementos metálicos, las
acciones mecánicas, que deberán ser variables a la vez que permanentes para
producir la rotura por fatiga, y las acciones térmicas que produzcan movimientos
de dilatación y contracción alternativos.
Este tipo de lesiones presenta difícil reparación, que en la mayoría de los casos
pasa por una sustitución parcial del elemento.

Erosión
Desgaste o pérdida de sección producidas por el arrastre de materiales de un líquido que
circula a grandes velocidades y sufre turbulencias. La erosión en estos casos supone un
doble proceso, mecánico y químico al actuar conjuntamente con el proceso de oxidación.
El movimiento del fluido en el interior produce el desprendimiento de las partículas de
óxido, con menor resistencia, y favorecen la aparición de un nuevo proceso de oxidación.
En el caso del cobre la erosión se ve favorecida cuando el agua es blanda y circula
a elevadas temperaturas.
Serán precisamente los factores que produzcan una elevada velocidad de
circulación y las turbulencias los que causen la aparición de esta lesión.
La reparación vuelve a pasar, casi de modo obligado, por la sustitución del
segmento afectado.

Lesiones sustanciales

Oxidación

Reacción de la superficie de un metal con el oxígeno del aire o del agua produciendo una
capa superficial de óxido metálico (vuelta al estado natural más estable de los metales no
preciosos), sin capacidad portante, que puede derivar en una pérdida de capacidad
resistente del elemento al verse reducida su sección. Todos aquellos factores que faciliten
la acumulación de agua o humedad se establecerán como causas que la favorezcan.
El hierro y sus aleaciones (entre ellas los aceros) forman una capa de óxido porosa
que además permite la acumulación de agua y favorece el proceso de oxidación y
la aparición del fenómeno de corrosión electrolítica, que se trata de forma
independiente en el apartado de oxidación-corrosión.

Corrosión química: ataque de un metal por la acción de agentes químicos causantes de


una serie de reacciones químicas producidas en la interfase metal-medio corrosivo y
dando lugar a unos productos químicos que, si depositan en la superficie del metal, llegan,
en algunos casos, a proteger al propio metal de una corrosión mayor.

- AMBIENTAL: agresión por parte de los compuestos presentes en el aire


contaminado: dióxido de azufre, dióxido de carbono, sulfatos, cloruros, cenizas y
escorias.
- MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN: agresión por parte de otros materiales
constructivos: cemento Pórtland (hidróxido sódico y potásico), morteros y pastas
de cal (calcio y magnesio libres), pastas de yeso (ácidos), madera (ácidos
orgánicos y sales solubles) y cementos porosos (amoniaco presente en agentes
espumantes).
- SOLUCIONES QUÍMICAS: agresión por parte de sustancias químicas ajenas a la
propia construcción: productos de limpieza (sales solubles de calcio, magnesio y
potasio), agua de las conducciones (cloruros, sulfatos y dióxidos de carbono).
- AGUAS ÁCIDAS: disolución de los metales por inmersión en soluciones ácidas,
que producen la redisolución de la capa de hidróxido resultado de la combinación
de los iones metálicos con los hidrógenos del agua.
- AGUA DE MAR: agresión por proximidad o contacto directo con el agua de mar
(cloruros).
- MATERIA ORGÁNICA: agresión por parte de las sustancias que producen ciertos
organismos, como algas, mohos y líquenes (ácidos orgánicos y dióxido de
carbono).
Corrosión electrolítica: el agente agresor es otro metal de diferente potencial
eléctroquímico puesto en contacto con el metal corroído a través de un medio acuoso
(electrolito) que induce entre ellos un par eléctrico. Entre los elementos del par se
producirá una corriente eléctrica, concretamente desde el ánodo (más negativo) al cátodo
(más positivo), perdiendo el primero electrones, con la consiguiente descomposición del
material, y acumulando el segundo los productos insolubles de la corrosión.
- POR AIREACIÓN DIFERENCIAL: la diferencia de potencial electroquímico se produce
entre dos piezas del mismo metal, cuando una de ellas se encuentra permanentemente
húmeda y la otra permanentemente seca. La zona húmeda se establece como ánodo y la
seca como cátodo, produciéndose una corriente de electrones desde la parte húmeda a la
seca y produciendo la corrosión de la primera.
- INTERGRANULAR: aparición de pares eléctricos y corrosión puntual entre las
partículas de los distintos metales de una aleación, cuando en ésta no se ha
completado el proceso de unión de los mismos.
Se trata del único ataque posible en el acero inoxidable. Viene causado por un
defecto del material y si su efecto destructivo es importante, el único modo
de reparación es la sustitución.
Lesiones. Casuística.
Estructuras metálicas
Lesiones típicas
Teniendo en cuenta que las estructuras metálicas suelen estar constituidas por
elementos de acero laminado, situados en un ambiente lo suficientemente
protegido de la agresiones del medio, las lesiones más frecuentes serán las
siguientes:

Elementos metálicos expuestos. Fachadas y cubiertas.


Lesiones típicas
En este caso, se emplea una mayor variedad de materiales metálicos, que además
se ven sometidos a las acciones térmicas, las humedades y otras agresiones
típicas de la intemperie.

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