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3) Actitud de un siervo
La palabra siervo significa esclavo. Describe entonces a alguien que está sujeto
a la voluntad de su Señor, y está a su total disposición.
El apóstol Pablo nos da mandamiento en Gálatas 6:10 para que “hagamos bien
a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” ¿Cómo podremos hacer bien a
la familia de la fe, si no nos reunimos con ella? No hay forma de escaparse a este
razonamiento.
La analogía con el cuerpo humano usada por Pablo en Romanos 12 ilustra este
punto en forma maestral. Somos llamados a estar unidos formando un cuerpo,
porque Cristo ha fundado una sociedad y establecido una unión entre sus
discípulos, lo mismo que sucede entre los miembros de un cuerpo humano.
2) Ser siervo de Dios no es una opción, es un llamamiento.
Dios no es como el jefe que le ordena al empleado hacer un trabajo para el cual
no está capacitado o no ha sido entrenado.
Dios ha dado a cada uno de nosotros dones o habilidades, algo que el cuerpo de
Cristo necesita. Es Dios Espíritu Santo el que distribuye los dones: “Pero todas
estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere” (1 Co. 12:11). ¿Con qué propósito? Respuesta:
“Perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo” (Ef. 4:12), y además para la organización de la iglesia. Sí, ya
sé, la iglesia es un organismo, pero también es una organización (a nivel de la
iglesia local). Cuando el organismo no está organizado se enferma o se muere.
Romanos 12:6 y pasaje circundante nos enseña que cada uno de nosotros debe
administrar su don (o dones) de acuerdo a la gracia que nos es dada sin mezclarse
en lo que concierne a otros: tampoco debemos desear hacerlo todo, sino que
debemos contentarnos con lo que Dios nos ha dado y no debemos usurpar la labor
de los demás. Esta es la raíz de los problemas en muchas iglesias, donde los
pastores u otros líderes quieren estar en todo, sin perderse detalle, y queriendo
tener la última palabra. Cuando eso sucede vamos a tener un desastre de mayores
proporciones.
Entonces, recordemos que somos miembros los unos de los otros, nos
pertenecemos, y cuando uno no cumple con su función o quiere cumplir con las
funciones de los demás, todo el cuerpo sufre. Hoy en día el cuerpo de Cristo sufre
tremendamente porque carga sobre sus hombros un número de precedentes de
miembros que están atrofiados.
A modo de aclaración digamos que usted no tiene que saber cuál es su don para
comenzar a servir a Cristo. Por si acaso alguno de nosotros tiene dificultad para
identificar sus dones, es un alivio saber que no es necesario primero identificar el
don o los dones. Quiere decir que no tener claridad al respecto no puede servir de
excusa para no ponerse a trabajar para Cristo. Hay gente que lleva años tratando
de descubrir sus dones y van a la tumba sin haberlos descubierto. ¿Por qué?
Porque nunca se han puesto a trabajar.
4) Servir no es algo que usted hace por Dios, es algo que Dios hace a
través de usted.
“No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de
nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios” (2 Co. 3:5)
Daniel pudo haber respondido, “Sí, yo puedo”, pero contesta, “¡No! No puedo,
pero Dios puede”.
Enseñanza:
¿Usted piensa que puede hacerlo? ¿Piensa que está capacitado para hacerlo?
¿Qué tiene el carisma y personalidad para hacerlo? Dios le va a decir: “No te
necesito, gracias”. Extraña forma de evaluar, ¿Verdad?
¿Busca gloria usted? ¿Quiere ser predicador? Dios dice: “Lo siento, no estoy
llamando predicadores esta semana”. ¿Quiere ser un héroe de la fe? La respuesta
es “Estoy buscando obreros anónimos”. ¿Ministro de alabanza? Lo siento,
necesito un encargado del equipo de sonido. ¿Quiere ser conferencista, viajar por
diferentes lugares? Lo lamento, quiero que vayas de misionero al altiplano
boliviano.
Déjenme ser franco para terminar. Hay dos formas de presentarse en el cielo:
1) 2 Juan 8 dice: “Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de
vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo”. (esto es para los
que se quedan a medio camino, o simplemente no dan el 100%). A su vez, 1
Juan 2:28 expresa: “Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando
se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos
de él avergonzados”.
2) Pedro, luego de instarnos a vivir la vida cristiana nos dice en 2 Pedro 1:10-
11: “por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firmes vuestra
vocación (llamado) y elección: porque haciendo estas cosas, no caeréis
jamás. Porque de esa manera os será otorgada amplia y generosa entrada
en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
III. Una petición hecha con fe y fe concedida petición: Ven pon su mano
sobre ella, y vivirá. Tenemos que pedir el toque de Jesús, que él nos toque,
que toque nuestra necesidad, Él lo hará. Cristo está siempre dispuesto a
acceder al ruego de los que están quebrantados delante de Él. El vers. 19
dice que se levantó Jesús y le siguieron los discípulos.
“Cristo sufrió por ustedes, dejándoles [el] modelo para que sigan sus pasos con
sumo cuidado y atención”. (1 Pedro 2:21)
Jesús es humilde
Su manera de actuar: Jesús eligió llevar una vida sencilla (Mateo 8:20). Estuvo
dispuesto a realizar tareas poco importantes (Juan 13:3-15). Y siempre fue
obediente (Filipenses 2:5-8). A diferencia de las personas arrogantes que odiaban
tener que obedecer a otros, Jesús cumplió humildemente con la voluntad de Dios
y fue “obediente hasta la muerte”. No cabe duda de que Jesús, el Hijo del hombre,
era “humilde de corazón” (Mateo 11:29).
¿Qué es la ternura? La palabra tierno se utiliza para describir a una persona que
demuestra a otras “cariño con atenciones y cuidado”. Se relaciona con cualidades
como el amor, la compasión y la misericordia. En la biblia hallamos expresiones
como “tierna compasión”, “tiernas misericordias” y “tierno cariño” (Lucas 1:78; 2
Corintios 1:3; Filipenses 1:8). Según un diccionario bíblico la compasión
envuelve más que sentir lástima por los necesitados. Implica preocuparse por ellos
y hacer algo para aliviar su situación. La persona compasiva no se queda de
brazos cruzados ante el sufrimiento de los demás, en lugar de eso, los ayuda.
Nuestra manera de actuar: La compasión nos motiva a hacer algo por otras
personas, especialmente por las que se sienten como una caña doblada o como una
llama a punto de apagarse. ¿De qué forma podemos ayudarlas? Romanos 12:15
dice: “Lloren con los que lloran”. A veces, quienes están desanimados solo
necesitan que alguien los escuche y los entienda.
Para comenzar este ejercicio, cierra tus ojos, imagina que no hay nadie más
cerca de ti, puedes ubicarte en un lugar en el que sientas comodidad. Ahora
imagina que eres la mejor versión de ti, piensa en las cualidades que tendrías, pero
también ten en cuenta los defectos, enfócate en las dos cosas. Identifica ahora las
diferencias que hay entre cómo eres ahora, y lo que necesitas para ser esa versión
mejorada de ti mismo.
Si la mejor versión de ti, es o está cerca de lo que eres ahora, ¡Felicidades! Sin
embargo, te invito a seguir mejorando cada momento, porque cada día tenemos la
oportunidad de aprender algo nuevo.
Si la mejor versión de ti, está alejada de lo que eres ahora, te puedo asegurar
que el primer paso a dar es el de la voluntad propia; si tienes las ganas de mejorar,
lo harás, si tienes la motivación para hacerlo, lo harás, porque todos los cambios
comienzan con un pensamiento, y si esos cambios nos acercan al propósito que
Dios tiene para nosotros, todos los esfuerzos serán recompensados por Él.