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Entre 1780 y 1848, Europa vive un doble proceso revolucionario.

En lo político, la Revolución
Francesa; en lo económico, la Revolución Industrial. La combinación y simultaneidad de ambos
procesos, producen profundos cambios sociales que transforman no sólo la sociedad europea,
sino que adquieren dimensión mundial. De esta doble revolución surge, por un lado, la república
como forma política en reemplazo de las monarquías absolutas, con todo lo que ello implica
respecto a los derechos y responsabilidades que asumen los habitantes de una nación, al pasar de
la condición de súbditos a la de ciudadanos. Por otro lado, aparece la fábrica mecanizada como
unidad de producción, reemplazando al taller artesanal, lo que produce una pérdida de valor de
los oficios, laboriosamente aprendidos, y el surgimiento de una nueva clase social, la clase obrera
o proletariado —que deberá luchar largamente para que se le reconozcan los derechos que las
nuevas ideas difundidas por la Revolución Francesa le otorgan a todo hombre—. Dos cambios que
marcan la historia de modo tan perdurable, que algunos historiadores no dudan en comparar
estos años con la lejana Revolución Neolítica en la que el hombre se transformó de nómade en
sedentario, de recolector en productor de sus alimentos.

La Revolución Francesa

Desde los inicios del siglo XVIII, comienzan a circular por Europa un conjunto de nuevas ideas,
conocidas globalmente como la "Ilustración", producto de pensadores racionalistas ingleses
(Burke) y, principalmente, franceses (Rousseau, Voltaire, Montesquieu, Diderot). Sobre la base de
la razón, condición común a todos los hombres, estas ideas pregonaban la igualdad de todos ante
la ley y el respeto del derecho de cada uno a decidir por sí mismo sobre su profesión y su vida; la
igualdad entre hombres y mujeres; la tolerancia y el respeto en cuestiones de fe religiosa (las
guerras de religión habían devastado Europa durante los dos siglos anteriores); que todo hombre
nace libre y no puede ser sometido a esclavitud; en fin, que existe una dignidad humana que los
hombres y los estados deben respetar. También era la razón la herramienta para investigar y
explicar la naturaleza, y no debía creerse en supersticiones ni en brujerías (las últimas mujeres
quemadas por brujas lo fueron en Alemania en 1749 y en Suiza en 1783). Ideas que hoy parecen
tan obvias, a comienzos del siglo XVIII eran todo una novedad que costo mucho tiempo y muchas
luchas sangrientas imponer.

Tales luchas habrían sido mayores y de mayor duración, si no hubiera habido en Europa algunos
reyes que supieron apreciar la razonabilidad y justicia de las ideas de la Ilustración y tomaron la
iniciativa en sus reinos. Prusia bajo el rey Federico el Grande, Austria durante el reinado de la
emperatriz María Teresa y, luego, de su hijo José II, fueron los primeros en introducir las reformas
necesarias para hacer realidad, al menos en parte, aquellas nobles ideas. Por la misma época, en
1776, y bajo la inspiración de las mismas ideas, las colonias inglesas en América se liberaban del
dominio inglés, conducidas por Benjamín Franklin y George Washington.

En todos los países, en mayor o menor medida, se aplicaban estas nuevas ideas. Excepto en
Francia. Luis XV y Luis XVI hicieron como si nada pasara, como si todas esas transformaciones no
tuvieran que ver con ellos. Fueron gobernantes ineptos que sólo se ocupaban de gastar enormes
sumas de dinero en mantener la pompa y el lujo de la corte. Sus ministros de Hacienda fueron
estafadores que mediante la extorsión y el engaño obtenían enormes sumas de dinero. Los
campesinos se mataban trabajando para sostener el derroche de la nobleza terrateniente; los
burgueses pagaban enormes impuestos, mientras el clero y los nobles estaban excentos de todo
tributo. Cuando esto no fue suficiente, el rey se propuso cobrar impuestos al clero y la nobleza.
Desgraciada idea que terminó costándole el reino y su cabeza.

Corría el año 1789. Los acontecimientos se suceden; revueltas populares, la toma de la Bastilla, se
alternan distintos grupos en el poder, distintas formas de gobierno, entre ejecuciones en la
guillotina, períodos de "terror revolucionario" y guerras entre la Francia revolucionaria y las demás
monarquías europeas. Hasta la restauración imperial de Napoleón en 1804, que marca el punto
más alto de la Revolución y también, el congelamiento de muchas de sus reivindicaciones. Pero a
la Revolución Francesa se la identifica fundamentalmente con la "Declaración de los Derechos del
Hombre", declaración ecuménica de liberación cuya influencia se hizo sentir en todos los rincones
del planeta y que puede considerarse como el acta de defunción de los últimos resabios de la
concepción medieval del hombre y de la sociedad. Los principios generales de la Declaración se
concretaron en la detallada legislación del llamado "Código Napoleón", cuya influencia está
presente en la legislación de la mayor parte de las naciones. Esta fue la forma particular en que se
expandió por el mundo el legado de la Revolución Francesa.

La Revolución Industrial

El mundo anterior a la doble revolución tenía menos de un tercio de la población actual y su


mayoría habitaba las areas rurales. La transformación de un mundo predominantemente rural en
otro mayoritariamente urbano es obra de la Revolución Industrial. El desarrollo de la máquina de
vapor y su aplicación al transporte y a la maquinaria que sustituiría el trabajo humano, va a
producir una creciente desocupación del artesano que trabajaba en su domicilio o en pequeños
talleres, en el campo o en las aldeas rurales, y que, hasta el advenimiento de la mecanización,
constituían la base de toda la producción industrial de bienes de consumo.

La creación de la fábrica mecanizada produjo una gran conmoción en las formas de vida (y de
ganarse la vida!) de la época. La industria textil fue la primera en sacudir un orden que permanecía
casi sin modificaciones desde la Edad Media. Los gremios medievales habían sobrevidido hasta la
época de la Revolución Francesa y aún más. La base productiva estaba dada por talleres con unos
cuantos telares manuales, cuyo dueño, el "maestro", empleaba oficiales e instruía y capacitaba a
los aprendices que, con el tiempo, adquirirían el oficio necesario para llegar a oficial. Si bien en
esta época, era mucho más dificil que antes llegar a la categoría de maestro, siempre estaba la
esperanza de alcanzar ese grado. En las primeras décadas del siglo XIX, de pronto, todo cambia.
Algunos acaudalados empresarios con el capital necesario, totalmente fuera del alcance del
propietario de un taller artesanal, montan fábricas con telares mecánicos, capaces de producir
cada uno, más que lo producido por decenas de expertos tejedores, y a un costo muchísimo más
bajo. Con el agravante que para manejar uno de estos telares no se requería un oficial experto con
años de experiencia y duro aprendizaje del oficio. Cualquier hombre, mujer o niño, en pocas horas
podía aprender su manejo.

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Jean-Jacques Rousseau (Ginebra, 28 de junio de 1712-Ermenonville, 2 de julio de 1778) fue un


polímata suizo francófono. Fue a la vez escritor, pedagogo, filósofo, músico, botánico y naturalista,
y aunque definido como un ilustrado, presentó profundas contradicciones que lo separaron de los
principales representantes de la Ilustración, ganándose por ejemplo la feroz inquina de Voltaire y
siendo considerado uno de los primeros escritores del prerromanticismo.

Sus ideas imprimieron un giro copernicano a la pedagogía centrándola en la evolución natural del
niño y en materias directas y prácticas, y sus ideas políticas influyeron en gran medida en la
Revolución francesa y en el desarrollo de las teorías republicanas, aunque también se le considera
uno de los precursores del totalitarismo; incorporó a la filosofía política conceptos incipientes
como el de voluntad general (que Kant transformaría en su imperativo categórico) y alienación. Su
herencia de pensador radical y revolucionario está probablemente mejor expresada en sus dos
frases más célebres, una contenida en El contrato social, «El hombre nace libre, pero en todos
lados está encadenado», la otra, presente en su Emilio, o De la educación, «El hombre es bueno
por naturaleza».

(François-Marie Arouet; París, 1694 - 1778) Escritor francés. Figura intelectual dominante de su
siglo y uno de los principales pensadores de la Ilustración, dejó una obra literaria heterogénea y
desigual, de la que resaltan sus relatos y libros de polémica ideológica. Como filósofo, Voltaire fue
un genial divulgador, y su credo laico y anticlerical orientó a los teóricos de la Revolución Francesa.

Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu; La Brède, Burdeos, 1689 - París, 1755)


Pensador francés. Perteneciente a una familia de la nobleza de toga, Montesquieu siguió la
tradición familiar al estudiar derecho y hacerse consejero del Parlamento de Burdeos (que presidió
de 1716 a 1727). Vendió el cargo y se dedicó durante cuatro años a viajar por Europa observando
las instituciones y costumbres de cada país; se sintió especialmente atraído por el modelo político
británico, en cuyas virtudes halló argumentos adicionales para criticar la monarquía absoluta que
reinaba en la Francia de su tiempo.

La geografía y sus ciencias auxiliares:

✍ Astronomía: Ciencia que estudia los astros.

✍ Cosmografía: Ciencia que estudia la descripción del Universo.

✍ Cosmología: Ciencia que estudia la historia y evolución del Universo.

✍ Geodesia: Ciencia que estudia la división imaginaria de la Tierra.

✍ Geomorfía: Trata sobre las latitudes y longitudes.


✍ Cartografía: Ciencia que se encarga de elaborar mapas, planos y cartas topográficas.

✍ Espeleología: Ciencia que estudia cuevas y cavernas.

✍ Geogenia: Ciencia que estudia el origen de la Tierra.

✍ Geología: Ciencia que estudia la formación y naturaleza de la tierra (rocas).

✍ Geomorfología: Ciencia que estudia las formas de la Tierra.

✍ Topografía: Ciencia que trata sobre los cálculos de dimensiones menores a 25 km.

✍ Petrología: Ciencia que estudia las rocas.

✍ Edafología: Ciencia que estudia los suelos.

✍ Orografía: Ciencia que estudia montañas y cordilleras.

✍ Potamología: Ciencia que estudia a los ríos.

✍ Limnología: Ciencia que estudia lagos y lagunas.

✍ Talasología: Ciencia que estudia a los mares.

✍ Criología: Ciencia que estudia los glaciares.

✍ Hidrología: Ciencia que estudia el ciclo del agua.

✍ Eología: Ciencia que estudia los vientos.

✍ Botánica: Ciencia que estudia las plantas.

✍ Agrostología: Disciplina que estudia los pastos naturales.

✍ Demografía: Ciencia que estudia las características de las poblaciones.

12 de 2 de febrero de 1945, el cual tuvo que firmar Ricardo Adolfo de la Guardia. Esa fue la
primera norma que le reconoció a la mujer el derecho a votar en igualdad de condiciones. Pero
quien institucionalizó el sufragio femenino fue la Constituyente, pues el artículo 97 de la
Constitución de 1946 estableció: "Son ciudadanos de la República todos los panameños mayores
de 21 años, sin distinción de sexo".

http://bdigital.binal.ac.pa/hechos/contenido.php?hecho=1&cat=1

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