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29 de Agosto –Nuestra Señora de la Guardia

Misa de ordenación Diaconal

Entrada:
Queridos hermanos, hoy nuestra comunidad parroquial celebra su Fiesta Patronal en honor a
Nuestra Señora de la Guardia. Además, con profunda alegría, nos unimos a toda la diócesis para
participar de la ceremonia de Ordenación Diaconal de Daniel Lugo, que a imitación de María
entrega su vida para servir a Jesucristo en los más pobres y desprotegidos.
Nos ponemos de pie para recibir a nuestro Obispo Miguel Ángel y a los ministros, y comenzamos
nuestra celebración cantando…

Saludo Inicial

Acto Penitencial

Oración colecta

LITURGIA DE LA PALABRA
Guía:
Podemos tomar asiento. La Palabra de Dios nos enseña que la oración, la proclamación de la
Palabra y el servicio humilde a los más necesitados practicando la caridad, da sus frutos y
enriquece a la comunidad con nuevas vocaciones.

Primera lectura
Salmo responsorial cantado
Segunda Lectura
Guía:
María acude presurosa a servir a su prima, testimoniando la grandeza del Señor y la acción del
Espíritu Santo en el canto del Magníficat. Nos ponemos de pie y entonamos el Aleluya.
Evangelio.

Acabada la proclamación del Evangelio, comienza el Rito de Ordenación Diaconal.


RITO DE ORDENACIÓN DIACONAL

Mientras el Obispo besa el Evangeliario, el guía anuncia:


Comienza ahora el rito de ordenación diaconal, con la llamada y presentación del candidato.

Un diácono o un sacerdote llama al candidato por su nombre:


Acérquese el que va a ser ordenado diácono, Daniel Lugo:
(el candidato responde, adelantándose: ¡Aquí estoy!)

El sacerdote designado para presentarlo se dirige al Obispo:


Padre Obispo, la Santa Madre Iglesia pide que ordenes diácono a este hermano nuestro.

Obispo:
¿Sabes si es digno?

Sacerdote:
Teniendo en cuenta la consulta hecha al pueblo de Dios, y con el voto favorable de las personas a quienes
compete darlo, doy fe de que es digno.

Obispo:
Con la ayuda de Dios y de nuestro Salvador Jesucristo, elegimos a este hermano nuestro para el Orden
diaconal.

Toda la asamblea da gracias a Dios, cantando.

El Obispo hace la homilía.

Acabada la homilía, después de un breve momento de silencio, a la señal del Obispo el guía anuncia:
Podemos permanecer sentados. Daniel, poniéndose de pie, expresa públicamente su voluntad y
disposición para el servicio que la Iglesia le encomendará.

Obispo:
Querido hijo: antes de recibir el orden del diaconado, manifiesta delante de la comunidad tu propósito
de recibir este ministerio.
¿Quieres consagrarte al servicio de la Iglesia por la imposición de mis manos y la gracia del Espíritu
Santo? (el elegido responde: Sí, quiero)

¿Quieres desempeñar con humildad y amor el ministerio diaconal, colaborando con el orden sacerdotal
y sirviendo al pueblo cristiano? (el elegido responde: Sí, quiero)

¿Quieres vivir el misterio de la fe con alma limpia, como enseña el apóstol, y proclamar esta fe con la
palabra y las obras según el Evangelio y la tradición de la Iglesia? (el elegido responde: Sí, quiero)
¿Quieres conservar e incrementar el espíritu de oración, propio de tu modo de vida, y celebrar fielmente
y con ese espíritu la Liturgia de las Horas, junto con el pueblo de Dios, por la Iglesia, más aún, por todo
el mundo? (el elegido responde: Sí, quiero)

¿Quieres imitar siempre el ejemplo de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre administrarás con tus manos? (el
elegido responde: Sí, quiero, con la ayuda de Dios)
El guía anuncia:
Ahora, al hacer su promesa de obediencia en presencia de toda la comunidad, Daniel se acerca al
Obispo y coloca las manos entre las suyas.

El elegido se acerca al Obispo y se pone de rodillas delante de él, colocando sus manos entre las del
Obispo.

Obispo:
¿Prometes respeto y obediencia a mí, y a mis sucesores? (El elegido responde: sí, prometo) y el Obispo
exclama:
Que Dios complete y perfeccione la obra que Él mismo ha comenzado en ti.

El guía dice:
Nos ponemos de pie.

El Obispo, dirigiéndose a todos, continúa:


Queridos hermanos, pidamos a Dios todopoderoso que derrame abundantemente su bendición sobre este
hijo suyo, a quien eligió para el sagrado orden del diaconado.

El guía anuncia:
Como signo de humildad y de gratitud ante Dios, que es rico en misericordia, Daniel se postrará
en el suelo. Acompañamos este momento en profunda oración; todos los que podemos hacerlo, nos
ponemos de rodillas.

El elegido se postra y comienza el canto de las letanías. Al finalizar las mismas con las aclamaciones
“Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos” el guía interviene:
Permanecemos de rodillas.

El Obispo, poniéndose él solo de pie, hace la oración:


Señor y Dios nuestro, escucha nuestras súplicas
y confirma con tu gracia este ministerio que realizamos.
Santifica con tu bendición a quien hemos juzgado apto para el servicio diaconal.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R: Amén
El guía anuncia:
Podemos ponernos de pie.
En profundo silencio, acompañamos a nuestro Obispo, que realiza ahora el gesto tradicional de
los Apóstoles con el cual se comunica el Sacramento del Orden, y eleva a Dios la oración de
consagración.
El elegido se acerca y se pone de rodillas delante del Obispo quien, en silencio, le impone las manos.
Luego permanece de rodillas mientras el Obispo eleva la oración de consagración.

Al terminar la oración, el guía exclama:


¡Daniel ya es diácono de nuestra Iglesia Diocesana! (aplausos)

Podemos tomar asiento. Ahora, el nuevo diácono es revestido con la estola y la dalmática,
ornamentos propios de su ministerio.

Mientras el diácono es revestido se entona un canto apropiado. Al terminar el mismo, el guía anuncia:
El diácono recibe también el Libro de la Palabra de Dios que la Iglesia le encomienda proclamar

El nuevo diácono recibe el Evangeliario y lo coloca en el ambón. En ese momento el guía anuncia:
Ahora el Obispo y los diáconos presentes dan un abrazo de paz al recién ordenado.

Luego de este saludo, continúa la Misa como de costumbre con la presentación de los dones.

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

Presentación de los dones:


Permanecemos sentados. Preparemos la mesa del altar y a imitación de María hagamos nuestra
ofrenda en favor de los más necesitados.

Comunión.
Recibamos a Jesús Eucaristía, Pan de Vida que nos anima y nos fortalece para servir y anunciar
las maravillas del Señor.

Acabada la oración después de la comunión, el guía da los avisos

El Obispo imparte la Bendición Solemne. La celebración finaliza con el canto.

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