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Señor

JUEZ DE TUTELA (Reparto)


E. S. D.

Asunto: ACCION DE TUTELA de JONATHAN SANTOS GUZMAN en


contra del BIENESTAR FAMILIAR DE BARRANCABERMEJA

Yo, JONATHAN SANTOS GUZMAN identificado con cédula de


ciudadanía número 1096.195.352 expedida en el municipio de
BARRANCABERMEJA y domiciliado quien puede ser notificada en la
carrera 36 B 47-138 Barrio Miraflores y actuando en nombre propio, a
usted con el debido respeto manifiesto que hago uso de lo establecido
en el Artículo 86 de la Constitución Política de Colombia, en contra del
BIENESTAR FAMILIAR DE BARRANCABERMEJA según los siguientes:

HECHOS:

PRIMERO: tengo una hija que se llama EMILY ROSE SANTOS RUEDA, con
edad de 3 años, por la cual la madre tiene la custodia y la patria
potestad de la menor.

SEGUNDO: El domingo 23 de julio del 2017 fui a entregarle a mi hija a


su progenitora dado que se encontraba compartiendo conmigo.

TERCERO: El domingo 23 de Julio del 2017, en las horas de la noche, fui


a entregarle mi hija A la señora LEDY PAOLA RUEDA HERNANDEZ quien
es su madre, le realice una llamada para entregarle a mi hija y la señora
LEYDI PAOLA RUEDA HERNANDEZ me informa que se encontraba
tomando, por lo anterior, tenía que quedarme con la niña ya que ella no
podía cuidarla dado que se encontraba en estado de embriaguez y por
el temor que tenía que le hiciera un daño a mi hija decido ir a la
estación de policía para manifestar mi molestia al policía de infancia y
adolescencia donde me comentan que debía ir al CENTRO DE
CONVIVENCIA CIUDADANA (C.C.C) y después dirigirme el martes 25 de
julio al Bienestar Familiar.
CUARTO: El 24 de julio del 2017, fui al Bienestar familiar de la floresta
para contar lo sucedido, el comisario de familia que me atendió me
informa que me quede con la menor mientras se soluciona el proceso de
custodia y patria potestad.

QUINTO: El 25 de julio del 2017, recibí una llamada donde me


comentan que me debía presentar al Bienestar familiar con mi hija y una
vez estando allá, el comisario de familia me informa que debe quedarse
con la menor con el fin de realizar un estudio psicológico y físico por un
término 8 días.

SEXTO: el 27 de julio del 2017, fui de nuevo al Bienestar Familiar para


preguntar por mi hija y el comisario de familia manifiesta que el término
ya no son 8 días, dado que había otros niños en espera.

SEPTIMO: en reiteradas ocasiones he trato de ver a mi hija y se me ha


sido imposible, como quiera, que el bienestar familiar me ha negado
toda clase de comunicación, de igual forma no me han dado respuesta
alguna de los “estudios” que se le están realizando a mi hija

OCTAVO: En el trascurso de este año y del 2016, el bienestar familiar


y/o policía de infancia y adolescencia, no le han realizado ningún
seguimiento a mi hija donde demuestre vulneración a los derechos, si
bien, en reiteradas ocasiones he solicitado la custodia de mi hija dado
que la madre prefiere tener activadas recreativas sin la menor,
dejándomela para el cuidado.

NOVENO: El Bienestar familiar, nunca realizo un estudio con trabajador


social y un psicólogo donde demuestre que como padre no me
encuentro en la capacidad económica y mental para tener el cuidado de
mi hija aun conociendo que solicite que intervinieran las autoridades
competentes con el fin de que la custodia y patria potestad me fuera
otorgada.

DECIMO: En mi afán de saber sobre mi hija y del cuidado que está


recibiendo en el bienestar familiar me informan que debo interponer un
Derecho de Petición con el fin de conocer la historia y/o estudios que le
están realizando a la menor, de igual forma, esto solo genera una
dilatación en el proceso ya que el termino de respuesta son 15 días, por
lo anterior, interpongo acción de tutela ya que se están vulnerado
Derechos constitucionales.

Fundamentos de Derecho

Derecho al Debido Proceso artículo 29 de la constitución policita de


Colombia, artículo 42 de la carta política Derecho a la familia,
DERECHOS DEL MENOR A TENER UNA FAMILIA Y NO SER
SEPARADO DE ELLA, DERECHOS DEL NIÑO A TENER UNA FAMILIA-
Protección real por la comunidad internacional DERECHOS DEL NIÑO

Como bien lo ha manifestado la Corte Constitucional al definir la razón


de ser del derecho aquí reclamado en la sentencia T 591/09

En este orden de ideas, y recapitulando, la Sala considera que la


familia, en tanto que núcleo fundamental de la sociedad, debe ser
protegida de manera integral por el Estado. En tal sentido, más allá de
la definición que de aquélla se tenga, las autoridades públicas, en tanto
que se esta ante un derecho fundamental, deben abstenerse de adoptar
medidas administrativas o judiciales que, en la práctica, impliquen
violar la unidad familiar, so pretexto, por ejemplo, de amparar los
derechos fundamentales de alguno de sus integrantes. Al mismo
tiempo, desde la faceta prestacional del derecho a la unidad familiar,
aquéllas se encuentran constitucionalmente obligadas a diseñar e
implementar políticas públicas eficaces que propendan por la
preservación del núcleo familiar, medidas positivas que apunten,
precisamente, a lograr un difícil equilibrio entre la satisfacción de las
necesidades económicas de las familias y la atención y cuidados
especiales que merecen los niños, en especial, aquellos de menor edad.
En otras palabras, las autoridades nacionales, departamentales y
municipales deben contar con programas sociales dirigidos a brindarle a
las familias opciones para que los niños permanezcan en un ambiente
sano y seguro, mientras que sus progenitores cumplen con sus deberes
laborales. En este orden de ideas, la acción estatal no puede
encaminarse exclusivamente hacia la implementación de medidas de
restablecimiento de derechos (ubicación del menor en centros de
emergencia, hogares de paso, adopción, etc.), en tanto que
mecanismos legítimos y necesarios dirigidos a proteger los derechos de
los niños frente a peligros o amenazas verdaderamente reales contra
sus derechos fundamentales, sino que igualmente, y de manera
prioritaria, debe encausar su accionar, presupuestal y burocrático, hacia
la puesta en marcha de medidas que, como se ha señalado, les faciliten
a los padres poder cumplir con sus deberes constitucionales y legales
en relación con la prole, y al mismo tiempo, suplir las necesidades
económicas del núcleo familiar (vr. Programas de madres comunitarias,
jardines del ICBF, etc.).

La preservación de la unidad familiar presenta una


dimensión iusfundamental, amparable en sede de tutela, en tanto que
aquella de contenido exclusivamente prestacional quedará sometida a
los avances legislativos, al igual que al diseño y ejecución de políticas
públicas encaminadas a su preservación.

En tal sentido, desde temprana jurisprudencia la Corte ha entendido que


“la familia no puede ser desvertebrada en su unidad ni por la sociedad
ni por el Estado, sin justa causa fundada en graves motivos de orden
público y en atención al bien común y sin el consentimiento de las
personas que la integran, caso en el cual dicho consenso debe ser
conforme al derecho[5]”

En armonía con lo anterior y en relación con el derecho de los niños a


tener una familia y no ser separados de ella, esta Corte en sentencia T-
408 de 1995, al resolver un asunto donde a una niña no se le permitía
visitar a su madre, quien se encontraba privada de la libertad, estableció
lineamientos respecto de las relaciones directas y permanentes entre los
hijos y sus progenitores, determinando:

“La Corte reiteradamente ha señalado que la Constitución consagra


un derecho fundamental de los hijos y padres a mantener
relaciones personales estrechas. Sobre este punto, la Corte ha
manifestado:

“Un análisis de la preceptiva en cuestión lleva necesariamente a


concluir, como lo hace esta Corte, que los mandatos
constitucionales relativos a la familia consagran de manera directa
y determinante el derecho inalienable de los niños –aún los de
padres separados- a mantener relaciones personales y contacto
directo con sus dos progenitores.

La Corte no vacila en calificar de fundamental este derecho,


aplicando la expresa referencia del artículo 44 de la Carta Política.

DEBIDO PROCESO SEGÚN LA CORTE CONSTITUCIONAL:


La Ley 1098 de 2006, en su artículo 52, ubicado en el Capítulo II
referente a “Medidas de restablecimiento de los derechos”, prevé una
obligación general, a cargo de las autoridades públicas, en el sentido de
verificar la garantía de los derechos de los niños, las niñas y los
adolescentes, examen que comprenderá la realización de un examen
sobre los siguientes aspectos:

“1. El Estado de salud física y psicológica.

2. Estado de nutrición y vacunación.

3. La inscripción en el registro civil de nacimiento.

4. La ubicación de la familia de origen.

5. El Estudio del entorno familiar y la identificación tanto de


elementos protectores como de riesgo para la vigencia de los
derechos.

6. La vinculación al sistema de salud y seguridad social.

7. La vinculación al sistema educativo.

Parágrafo 1°. De las anteriores actuaciones se dejará constancia


expresa, que servirá de sustento para definir las medidas
pertinentes para el restablecimiento de los derechos.

Parágrafo 2°. Si la autoridad competente advierte la ocurrencia de


un posible delito, deberá denunciarlo ante la autoridad penal.

Una vez adelantada la anterior verificación, la autoridad competente


contará con los suficientes elementos de juicio para adoptar alguna de
las siguientes medidas de restablecimiento de derechos, consignadas en
el artículo 53 de la Ley 1098 de 2006:

“1. Amonestación con asistencia obligatoria a curso pedagógico.

2. Retiro inmediato del niño, niña o adolescente de la actividad


que amenace o vulnere sus derechos o de las actividades ilícitas
en que se pueda encontrar y ubicación en un programa de
atención especializada para el restablecimiento del derecho
vulnerado.

3. Ubicación inmediata en medio familiar.

4. Ubicación en centros de emergencia para los casos en que


no procede la ubicación en los hogares de paso.

5. La adopción.
6. Además de las anteriores, se aplicarán las consagradas en otras
disposiciones legales, o cualquier otra que garantice la protección
integral de los niños, las niñas y los adolescentes.

De manera complementaria, los artículos 54 y siguientes


desarrollan in extenso el contenido y el alcance de cada una de estas
medidas de restablecimiento de derechos. Para efectos de la resolución
del caso concreto, interesa destacar las siguientes:

Artículo 54. Amonestación. La medida de amonestación consiste


en la conminación a los padres o a las personas responsables del
cuidado del niño, niña o adolescente sobre el cumplimiento de las
obligaciones que les corresponden o que la ley les impone.
Comprende la orden perentoria de que cesen las conductas que
puedan vulnerar o amenazar los derechos de los niños, las niñas y
los adolescentes, con la obligación de asistir a un curso
pedagógico sobre derechos de la niñez, a cargo de la Defensoría
del Pueblo, so pena de multa convertible en arresto.

(…)

Artículo 56. Ubicación en familia de origen o familia


extensa. Es la ubicación del niño, niña o adolescente con sus
padres, o parientes de acuerdo con lo establecido en el artículo 61
del Código Civil, cuando estos ofrezcan las condiciones para
garantizarles el ejercicio de sus derechos.

Si de la verificación del estado de sus derechos se desprende que


la familia carece de recursos económicos necesarios para
garantizarle el nivel de vida adecuado, la autoridad competente
informará a las entidades del Sistema Nacional de Bienestar
Familiar, para que le brinden a la familia los recursos adecuados
mientras ella puede garantizarlos.

Artículo 57. Ubicación en hogar de paso. La ubicación en hogar


de paso es la ubicación inmediata y provisional del niño, niña o
adolescente con familias que forman parte de la red de hogares de
paso. Procede la medida cuando no aparezcan los padres,
parientes o las personas responsables de su cuidado y atención.

La ubicación en Hogar de Paso es una medida transitoria, y su


duración no podrá exceder de ocho (8) días hábiles, término en el
cual la autoridad competente debe decretar otra medida de
protección.
(…)

Artículo 59. Ubicación en Hogar Sustituto. Es una medida de


protección provisional que toma la autoridad competente y
consiste en la ubicación del niño, niña o adolescente en una
familia que se compromete a brindarle el cuidado y atención
necesarios en sustitución de la familia de origen.

Esta medida se decretará por el menor tiempo posible de acuerdo


con las circunstancias y los objetivos que se persiguen sin que
pueda exceder de seis (6) meses. El Defensor de Familia podrá
prorrogarla, por causa justificada, hasta por un término igual al
inicial, previo concepto favorable del Jefe Jurídico de la Dirección
Regional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. En ningún
caso podrá otorgarse a personas residentes en el exterior ni podrá
salir del país el niño, niña o adolescente sujeto a esta medida de
protección, sin autorización expresa de la autoridad competente.

Ahora bien, en la práctica, la realización de algunas de estas medidas


administrativas provisionales de restablecimiento de derechos comporta
el adelantamiento de un allanamiento y rescate del niño:

“Artículo 106. Allanamiento y rescate. Siempre que el


defensor o el comisario de familia tengan indicios de que un
niño, una niña o un adolescente se halla en situación de peligro,
que comprometa su vida o integridad personal procederá a su
rescate con el fin de prestarle la protección necesaria. Cuando las
circunstancias lo aconsejen practicará allanamiento al sitio donde
el niño, niña o adolescente se encuentre, siempre que le sea
negado el ingreso después de haber informado sobre su propósito,
o no haya quien se lo facilite. Es obligación de la fuerza pública
prestarle el apoyo que para ello solicite.

De lo ocurrido en la diligencia deberá levantarse acta.

“Para garantizar el cumplimiento de la finalidad preventiva y


protectora de la medida, será suficiente que existan indicios serios
de los cuales sea razonable inferir la existencia de una situación
de peligro grave para la vida o integridad del menor. Este estándar
probatorio, mucho menos riguroso que “los motivos fundados”
exigidos en el allanamiento judicial, asegura que la información a
partir de la cual se analiza si existe un peligro grave para la vida o
integridad del menor que justifique el allanamiento con fines de
rescate, contenga algún elemento objetivo que permita valorar su
seriedad y veracidad, y que luego de tal valoración, el defensor o
comisario de familia concluya sobre la necesidad de acudir a un
fiscal.

Para la Corte, las anteriores circunstancias justifican


constitucionalmente la medida, que resulta adecuada y
proporcionada para proteger el interés superior del menor, su vida
e integridad personal.

Sin embargo, dado que las normas bajo revisión no establecen un


procedimiento mínimo que evite abusos y arbitrariedades en la
aplicación de la medida, es necesario condicionar la exequibilidad
de la medida a que el defensor o el comisario de familia adopte
una decisión escrita, en la que se valoren los indicios serios de los
que razonablemente se infiera que en cada caso los requisitos
para que proceda el allanamiento, con la finalidad exclusiva de
efectuar el rescate y proteger al niño, niña o adolescente.

Respecto al soporte probatorio con el cual debe contar el Defensor o el


Comisario de Familia al momento de decretar una diligencia de
allanamiento y rescate, es preciso tener en cuenta que, de conformidad
con la jurisprudencia constitucional, los informes de policía judicial no
constituyen prueba. En tal sentido, en sentencia C- 392 de 2000
consideró lo siguiente:

“Los informes de la Policía si bien muchas veces revelan


situaciones objetivas que han verificado sus agentes, en
otras, son producto de indagaciones con terceros, muchas
veces indeterminados, que estructuran conjeturas o apreciaciones
que materialmente no son idóneos para fundar una prueba;
pero en todo caso en su producción no intervienen las personas
sindicadas que pueden verse afectados por ellos.

El legislador ha descartado el valor probatorio de dichos


informes sobre la base de conveniencias políticas, que él
libremente ha apreciado, como podrían ser la unilateralidad de
éstos, y la de evitar que los funcionarios que deban juzgar se
atengan exclusivamente a éstos y no produzcan otras pruebas en
el proceso, en aras de la búsqueda de la verdad real, con
desconocimiento de los derechos de los sindicados. Por ello la
Corte, en ejercicio del control constitucional, no se encuentra en
condiciones de cuestionar dichas consideraciones políticas, pues
ello corresponde a la competencia y libertad del legislador para
diseñar la norma jurídica procesal.

Sin embargo, lo anterior no obsta para que el funcionario judicial


competente pueda, a partir de dichos informes, producir dentro
del proceso la prueba que se requiera para establecer la realidad
y veracidad de los hechos que son relevantes en éste, la cual
naturalmente puede ser controvertida por el sindicado. Pero se
anota que lo que dicho funcionario puede valorar es la prueba
producida regularmente en el proceso, mas no los mencionados
informes”. (negrillas agregadas).

Así las cosas, la adopción de medidas de restablecimiento de derechos


(amonestación, ubicación en familia de origen o extensa, en hogar de
paso o sustituto llegando hasta la adopción), debe encontrarse
precedida y soportada por labores de verificación, encaminadas a
determinar la existencia de una real situación de abandono, riesgo o
peligro que se cierne sobre los derechos fundamentales del niño, niña o
adolescente.

En este orden de ideas, el decreto y la práctica de medidas de


restablecimiento de derechos, si bien se amparan en la Constitución, en
especial, en el artículo 44 Superior, también es cierto que las
autoridades administrativas competentes para su realización deben
tener en cuenta (i) la existencia de una lógica de gradación entre cada
una de ellas; (ii) la proporcionalidad entre el riesgo o vulneración del
derecho y la medida de protección adoptada; (iii) la solidez del material
probatorio; (iv) la duración de la medida; y (v) las consecuencias
negativas que pueden comportar algunas de ellas en términos de
estabilidad emocional y psicológica del niño, niña o adolescente.

En pocas palabras, las autoridades administrativas, al momento de


decretar y practicar medidas de restablecimiento de derechos, deben
ejercer tales competencias legales de conformidad con la Constitución,
lo cual implica proteger los derechos fundamentales de los niños, niñas
y adolescentes con base en criterios de racionalidad y proporcionalidad;
lo contrario, paradójicamente, puede acarrear un desconocimiento de
aquéllos.

Medidas provisionales

PRIMERO: solicito de manera respetuosa su señoría que en el trascurso


de los estudios que le están realizando a mi hija en el bienestar familiar,
me entreguen la custodia de EMILY ROSE SANTOS RUEDA, ya que en
estos momentos mi hija debe encontrarse en estado depresivo, como
quiera que no se encuentra ningún pariente cercano que le pueda
brindar afecto y cuidado.

PRETENSIONES.
PRIMERO: solicito de manera respetuosa su señoría que en el trascurso
de los estudios que le están realizando a mi hija en el bienestar familiar,
me entreguen la custodia de EMILY ROSE SANTOS RUEDA, ya que en
estos momentos mi hija debe encontrarse en estado depresivo, como
quiera que no se encuentra ningún pariente cercano que le pueda
brindar afecto y cuidado.

SEGUNDO: Que se designe un trabajador social, un psicólogo y un


comisario de familia para establecer el lugar adecuado para el cuidado
de mi hija HIJA EMILY ROSE identificada con número NUIP 1097201205

PRUEBAS

1. Registro civil de EMLY ROSE


2. Derecho de petición al Bienestar familiar.

NOTIFICACIONES:

Del accionante a la dirección:

Dirección: en la carrera 8 No 6-19- edificio súper estrella- la carrera 36


B 47-138 Barrio Miraflores
Teléfono: 322399500

Del Accionado, por estar domiciliado en Barrancabermeja-


Santander, se le pueden enviar notificaciones BIENESTAR FAMILIAR
# a 32-94, Cl. 76 #322, Barrancabermeja, Santander
Esperando una pronta y positiva respuesta.

Atentamente,
JONATHAN SANTOS GUZMAN
Cédula: 1096.195.352 De BARRANCABERMEJA

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