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La Ley y el Orden
Es obvio que me refiero a las leyes de oferta y demanda, que en una de sus tantas
versiones a la letra dicen:
Cuando digo que estas leyes están por encima de las leyes aprobadas en el Congreso, no
exagero, hace muchos se estableció la jornada de 8 horas. Respetada por nuestra
legislación laboral, la cual establece una serie de beneficios para los empleados, que en la
práctica son respetados solo por empresarios responsables. Por otro lado, el grueso de los
empresarios que no respetan estos derechos sabe que la cantidad de personas dispuestas
a trabajar en su empresa (oferta laboral) en malas condiciones es lo suficientemente
grande como para prescindir de quien no esté dispuesto a acatarlas.
Pongámoslo en un ejemplo sencillo, digamos que tengo una granja donde crío
cerdos y pollos y noto que el precio del pollo en el mercado sube y el precio del
cerdo baja. Es obvio que optaré por criar más pollos que cerdos ya que buscaré
irme por el producto que incremente mis ingresos. Y adicionalmente me veré
alentado a criar menos cerdos porque ahora son menos rentables.
Nótese que marcamos una diferencia entre OFERTA y CANTIDAD OFERTADA así
como entre DEMANDA y CANTIDAD DEMANDADA, porque se suele cometer el
error de definir a la DEMANDA como la cantidad de bienes y servicios
consumidos en el mercado… que quede claro que tanto LA OFERTA como LA
DEMANDA son RELACIONES que existe entre el precio del mercado y la
CANTIDAD OFERTADA o CANTIDAD DEMANDA respectivamente.
Estas leyes no serían nada sin las palabras mágicas Céteris Páribus… para entender mejor
qué significa, veamos el siguiente ejemplo:
Hemos dicho que a medida que baja el precio aumenta la cantidad demandada ¿Y qué
pasa con los helados vendidos en la playa? Si comparamos lo que vende una bodega de un
barrio pobre un día de semana y lo que vende un heladero en una playa exclusiva en un
día de verano. Veremos que a pesar que el heladero tiene un precio más alto que la
bodega, venderá más helados en un día
¿Eso significa que la ley de demanda no sirve? No, es para eso que se usa la palabra
mágica CETERIS PARIBUS, que vendría a significar “Para un mismo escenario” o “Siempre
que no cambien las otras condiciones”. De manera que la ley de demanda podrá ser válida
siempre que comparemos un cambio en el precio sin que cambie ninguna otra variable,
por ejemplo la estación, los ingresos del consumidor, el precio de los bienes sustitutos (Si
sube el precio de la carne de pollo, consumiré más carne de pescado) o el precio de los
bienes complementarios (Si sube el precio del pan, consumiré menos mantequilla).
¿Pasará lo mismo con la oferta? Claro que sí, analicemos un ejemplo cotidiano.
Hace poco experimentamos un alza en el precio del pollo, y esta se debía al incremento en
el precio de la soya (insumo básico en la crianza de pollos). Poniéndonos en los zapatos
del productor, en este escenario no nos va a resultar atractivo producir más, sino que
tendremos que ofrecer la misma cantidad a un precio más alto (no implica
necesariamente que al subir el precio produciremos más) para no afectar nuestras
ganancias. Entre los principales aspectos que podrían cambiar tenemos el precio de los
insumos, el precio de los factores de producción* y las expectativas sobre el mercado.
Imagínate que estás en el mercado regateándole al vendedor, cada uno dará su propuesta
de precio hasta que lleguen a un acuerdo. El desarrollo más abierto lo haremos en clase,
pero quiero dejar en claro unos conceptos importantes, surgidos de esta interacción
El excedente del consumidor, representado por el área fucsia, nos indica la diferencia
entre lo que el consumidor está dispuesto a pagar y el precio que tiene el mercado.
Veamos un ejemplo.
Muchas veces explico de forma gráfica al excedente del consumidor como “el vuelto” que
se recibe después de una compra, pero no son exactamente iguales. El vuelto por la
compra sería 32 soles (100 – 68 = 32), pero el excedente del consumidor 12 soles (80 – 68
= 12).
El excedente del productor, representado por el área celeste, representa a las utilidades
que obtiene el productor (o el vendedor de ropa en el caso del ejemplo). Existe un
volumen de dinero de 68 soles que pasó del bolsillo del comprador al bolsillo del
vendedor, el vendedor deberá repartir ese dinero entre cubrir sus costos y generar su
ganancia. Veamos qué pasó después que se fue de la tienda el chico del ejemplo anterior:
El vendedor vendió 10 casacas ese día, lo que le significó un ingreso total de 680
Soles (68x10=680, multiplicando el precio por la cantidad vendida) con esto tendrá
que cubrir sus costos (área amarilla) y generará ganancias (área celeste).
¿Qué pasaría si el precio fuese menor que el precio de equilibrio? Pues los costos del
productor pasarían a ser mayores que sus ingresos llevándolo a tener pérdidas.
Los balones de gas son tan necesarios para el consumo cotidiano que éstos podrían
subir su precio a 40 soles y eso no implicaría que compremos menos balones de
gas. Una familia promedio siempre estará en un consumo de más o menos uno por
mes. Por otro lado su uso es tan específico que si su precio bajara a 10 soles no
implicará que consumamos más. Por lo tanto sin importar qué tanto varíe el precio
del balón de gas, el consumo anual de una familia se conservará por el orden de los
12 balones al año más o menos.
En Tacna, las tarifas de los taxis han sido tan bien reguladas por el mercado que sin
importar cuántos servicios se hagan en la ciudad el precio no varía (salvo que se
deba a un alza en el precio del combustible – céteris páribus). Sin embargo si las
tarifas empezaran a subir, el público no tendría problemas en empezar a
desplazarse en micro o incluso caminando dado que las distancias no son muy
grandes (al menos dentro del centro).
Esto se debe a la elasticidad que presente la demanda con respecto al precio. Que no es
otra cosa que el porcentaje en que varía la cantidad demandada dado un cambio en el
precio del mercado. Habrán productos más sensibles que otros. Por ejemplo, se puede ser
tan insensible al cambio del precio como en el caso del balón de gas, como tan sensible al
cambio del precio como en el caso de los taxis.
Más que ahondar en el cálculo de la elasticidad, busquemos entender las razones a las
que se debe una elasticidad mayor o menor. En el caso del balón de gas hemos visto que
no se tienen muchas alternativas para cubrir esa necesidad, tendríamos que hacer un
cambio radical en nuestro hábito de cocinar si decidiéramos remplazar el gas por leña. En
efecto un cambio que ha venido dándose es el uso de conexiones directas de gas, lo que le
Como hemos visto en el caso de los taxis, se cuentan con alternativas que permitirían al
consumidor prescindir del servicio si la tarifa subiera. Por lo tanto uno de los factores que
podría determinar la elasticidad precio de la demanda de un producto sería la cantidad de
sustitutos que tenga el producto.
Este mismo análisis de sensibilidad puede hacerse para diferentes variables, cuánto
variará la cantidad demandada de un producto si varía el precio de los bienes sustitutos, o
cuánto variará la oferta si se da un alza en el precio de los insumos.
Cerremos esta sesión dejando como tarea pensar en la elasticidad de distintos productos
para que sean discutidos en clase.