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LECCIÓN 9: POSTRIMERÍAS O REALIDADES ÚLTIMAS DEL HOMBRE

MUERTE:
La Muerte, es “la separación del Alma y el Cuerpo” (CIC 1005). No obstante, esta muerte es solo un paso,
ya que solo muere el cuerpo pues el Alma es eterna. La verdadera muerte, es la que San Juan llama en su
Apocalipsis “segunda muerte” (Ap 20, 14) que es la condenación eterna, la muerte del alma. Sin embargo,
la primera muerte es el “salario del pecado” (Rm 6, 23) y fue una maldición, hasta que vino Cristo, que con
su obediencia la convirtió en bendición (Rm 5, 19-21).

Nadie ignora que ha de morir, pero el mal está en que muchos miran la muerte tan a lo lejos, que la
pierden de vista. Hasta los ancianos más decrépitos y las personas más enfermizas se forjan la ilusión de
que todavía han de vivir algunos años más.
¡Si verdaderamente viviéramos todos los días como si fuera el último! ¡Si hiciéramos cada acto de piedad,
cada meditación, cada comunión, cada obra de caridad, como si fuera la última de nuestra existencia!
¡Cuán Santos seríamos!
Los soberbios y poderosos de la tierra que hoy la pisan con altanería y orgullo, mañana se verán
sepultados bajo ella misma. Hoy no les vasta la tierra entera para satisfacer sus ambiciones…
mañana tendrán suficiente con unos cuantos metros encima de ellos. ¿Para qué invertir los años y
pensamientos en adquirir grandezas de este mundo? Llegará la muerte y se acabarán todas esas
grandezas y todos esos planes fantásticos sobre una vida que no les pertenece.
JUICIO:

Hay dos juicios: el particular y el universal. El primero inmediatamente después de la muerte; el


segundo en el fin del mundo, cuando Jesús venga a “Juzgar a vivos y muertos “(Mt 25, 31-46).

Juicio Particular:
“Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en el juicio particular
que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación (purgatorio), bien para entrar
inmediatamente en la bienaventuranza (cielo), bien para condenarse inmediatamente para siempre
(infierno)” (CIC1022).
Jesús “vendrá con amor para los buenos – dice san Agustín – y con terror para los malos”.
Lagrimas allí no valen, los arrepentimientos ya no aprovechan, las oraciones ya no son escuchadas, las
promesas para el futuro no son admitidas, tampoco hay tiempo para hacer penitencia. El tiempo de
misericordia acabó con la muerte, aquí empieza el tiempo de la justicia.

¿De qué se nos juzgará? Dios nuestro Señor nos juzgará sobre:
- Las cosas buenas que hemos hecho, incluidos los buenos deseos.
- Las cosas buenas que hemos dejado de hacer (omisiones).
- Las cosas malas que hayamos hecho, incluidos los malos pensamientos.
- Las consecuencias de nuestros actos.

Juicio Universal:
“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en el Trono de
la gloria, que es suyo. Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y separará a unos de otros, al igual
que el pastor, separa las ovejas de los chivos. Colocará a las ovejas a la derecha y a los chivos a su
izquierda” (Mt 25, 31-33).
Será el Juicio Final, en el que será juzgada toda la humanidad, desde Adán, hasta el último hombre de la
tierra y dónde se verán al descubierto los pecados de toda la humanidad (Lc 12, 2-3). Será el día de la
vergüenza universal, pues "si te avergüenza declarar tu falta a un hombre, y hombre pecador, ¿qué harás
en el día de la venida final, cuando todos los hombres vean al descubierto toda tu conciencia?" (San
Bernardo).
Y los condenaos arderán de más rabia, pues verán que muchos de ellos cometieron semejantes o aún
menos pecados que los justos, pero no se arrepintieron y por ello no se salvarán.

INFIERNO:

La existencia del infierno, es dogma de fe (verdad que debe ser creída) definida en el IV concilio de Letrán.
El infierno es un lugar de tormentos, donde sufrirán eternos suplicios los que mueren en pecado mortal
(1Cor 6, 9-10). Quienes van a este lugar, llegan por autoexclusión, es decir, por “no estar arrepentidos ni
acoger el amor misericordioso de Dios” (CIC 1033).
Respecto al infierno son verdades de fe:
1) que existe;
2) que hay en él pena de fuego;
3) que sus tormentos son eternos;
4) que van a él los que mueren en pecado mortal.

LAS PENAS DEL INFIERNO SON:


La Pena de Daño:
Es la privación de todo reposo, alegría, amor y esperanza; y en especial la privación de Dios. Es la más
terrible de las penas del infierno. En efecto, nos priva para siempre de Dios, el Bien infinito para el que
fuimos creados; y al privarnos de Dios nos priva de todo otro bien y felicidad.
En el preciso momento que se muere, todos contemplaremos a Dios en su belleza y grandeza. Sentiremos
en ese momento la alegría más grande que se pueda experimentar. Al ver a Dios sentiremos que hemos
hallado aquello que durante toda nuestra vida habíamos buscado a través del pecado: la felicidad. Para
nuestra desgracia nunca la pudimos encontrar, pero allí, al contemplar a Dios cara a cara, nadie se querrá
separar de Él… Sin embargo ¡Cuan doloroso será saber que por nuestra maldad seremos arrancados para
siempre de Dios y arrojados lejos de Él, en el fuego eterno

Pena de Sentido:
Consiste en el fuego y demás tormentos que experimentarán los condenados.
PURGATORIO:

“Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están
seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la
santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo… La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final
de los elegidos que es completamente distinta al castigo de los condenados” (CIC 1030-1031).

1. ¿Qué es el purgatorio?
Se llama purgatorio al destino intermedio de sufrimiento de quienes mueren en gracia de Dios pero sin
haber purificado del todo sus pecados. Es la situación de dolor necesaria para limpiar por completo el
alma y así entrar dignamente en el cielo.

2. ¿Es conveniente el purgatorio?


En el cielo no se puede entrar con restos de pecados porque se pasaría una vergüenza insoportable. Sin
embargo, Dios nuestro Señor no quiso enviar a esas personas al infierno e inventa el purgatorio como
modo de purificación previo al cielo para quienes mueren en gracia.

3. ¿Si hay purgatorio, no sobra el infierno?


El pecado mortal causa una ruptura tan grande con Dios que impide el arrepentimiento después de la
muerte. Al faltar el arrepentimiento no cabe el deseo de purificación imprescindible en el purgatorio.

4. ¿Qué sufrimientos hay en el purgatorio?


Los sufrimientos del purgatorio son temporales y suelen agruparse en dos:
Pena de daño.-
Es la más dolorosa. Consiste en la privación temporal de la visión de Dios.
Pena de sentido.-
Con este nombre se reúnen diversos sufrimientos que también suelen expresarse mencionando un fuego
especial (1 Cor 3, 15). Respecto a su grado de dolor se dice que la pena más grande de esta vida es inferior
a la pena más pequeña del purgatorio; los dolores del purgatorio son de una intensidad superior a los de
esta vida.

5. ¿Es conveniente rezar por los difuntos?


Es importante rezar por las almas del purgatorio para conseguir que vayan pronto al cielo (2 Mac 12,
46). Ellas son las personas que más sufren, y nuestras oraciones son una gran obra de caridad. Además,
nos lo agradecerán mucho pues es inmenso el favor que les hacemos.

6. ¿Cómo evitarse el purgatorio y entrar directamente al cielo?


Algunos consejos que suelen darse son:
1.-Evitar los pecados con firmeza, para no tener que purificarlos. Confesarse frecuentemente,
Fomentando el arrepentimiento y el dolor de los pecados para que la confesión sea más eficaz.
2.-Llevar una vida sacrificada ofreciendo esos dolores a Dios como penitencia purificadora. Esto da
Mayor sentido al dolor.
3.-Procurar ganar indulgencias. Sobre todo indulgencias plenarias. Pues cada indulgencia plenaria
Purifica el alma completamente.
4.-Procurar acercar a otros a Dios. Dios nuestro Señor premia el apostolado con gracias ab
Alma.

7. ¿Cómo aparece el purgatorio en la Biblia?


La palabra purgatorio no aparece en la Biblia. En cambio, sí está presente el concepto, la idea, de dos
maneras:
a) Cuando en la Biblia se recomienda orar por los difuntos. Esta oración no tiene sentido si ya están en
El cielo o en el infierno.
b) Cuando la Biblia menciona pecados que se perdonarán en la otra vida. Es decir habrá otra situación
Donde se perdonan pecados, y por tanto no es el infierno ni el cielo, que son estados eternos.
Veamos unos textos bíblicos:
2 Mac 12, 46: "hizo el sacrificio expiatorio por los difuntos, para que fueran perdonados sus pecados".
Mt 12, 32: "al que hable contra el Espíritu Santo no se le perdonará ni en este mundo ni en el
Venidero".
1 Cor 3, 15: "él se salvará, pero como a través del fuego".
CIELO:

San Pablo, quien según sus escritos pudo vislumbrar el Cielo, sólo puede referir que "oyó palabras que
no se pueden decir: cosas que el hombre no sabría expresar… ni el ojo vio, ni el oído escuchó, ni el corazón
humano puede imaginar lo que tiene Dios preparado para aquéllos que le aman" (2 Cor.12, 2-4 y 1 Cor.
2,9).
Así es el Cielo: indescriptible, inimaginable, insondable, inexplicable para el ser humano, pues
somos limitados para comprender y describir lo ilimitado de Dios... y el Cielo es básicamente la presencia
de Dios en forma clara, "le veremos tal cual El es" (1a. Jn. 3,2).

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