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Se trata de un compromiso que genera obligaciones entre las partes, con lo cual supone

cumplir con la conducta pactada.


Por generalidad se presume que los negocios se realizan de buena fe, pensando que
ambas partes van a cumplir con lo pactado, pero lamentablemente esto no es así y en
la mayoría de los casos los acuerdos se ven traicionados. De ahí la importancia de
plasmar por escrito, con la ayuda de profesionales especializados en la materia, de
forma concreta y clara los acuerdos y voluntades convenidos por las partes para
proteger y delimitar los derechos y obligaciones de las mismas.
Cuando alguna de las partes del contrato incumple sus obligaciones nos encontramos
ante un incumplimiento contractual, el cual jurídicamente cabe entender en dos
sentidos:
 Sentido material: el incumplimiento del contrato viene dado por cualquier falta de
realización, realización irregular, defectuosa o incompleta de las conductas asumidas
contractualmente.
Lo que determina este incumplimiento es el propio contrato, no hay incumplimiento si
se realiza lo pactado.
 Imputación del incumplimiento: es imprescindible una conducta o situación que permita
atribuir las consecuencias del incumplimiento a aquella persona a quien le corresponde
realizar la previsión contractual incumplida.

Son 3 los criterios de imputación del incumplimiento en sentido material a un


contratante:

 Dolo: incumplimiento consciente y voluntario, que no precisa intención especial de


causar daño, malicia, fraude o mala fe.
El Tribunal Supremo reconoce para la mayoría de las resoluciones que todo
incumplimiento voluntario es doloso.
 Culpa o negligencia: basta con que la parte contractual incumplidora no haya ajustado
su comportamiento a las conductas contractuales, medidas de cuidado, atención o
desenvolvimiento exigidas por el contrato, los usos o la buena fe.
 Responsabilidad objetiva: aún sin culpa, el incumplimiento es imputable a la parte
contractual si existe alguna conexión relevante entre el incumplimiento y el sujeto.
Como límite a la responsabilidad por incumplimiento de contrato la Jurisprudencia del
Tribunal Supremo recoge el caso fortuito y de fuerza mayor como exoneración de la
responsabilidad contractual, ya que de acuerdo con el artículo 1105 del Código Civil,
nadie responderá de aquellos sucesos que no hubieran podido preverse o que,
previstos, fueran inevitables.
Si te encuentras ante un incumplimiento de contrato debes saber que el sistema jurídico
español pone a disposición de la parte perjudicada distintas posibilidades de reacción:
 Cumplimiento en forma específica o cumplimiento forzoso: supone una actuación
formal del perjudicado dirigida al órgano competente por la cual reclama la ejecución
por la parte incumplidora de la prestación a que está obligado y que no ha cumplido
voluntariamente.
Para poder solicitar el contratante insatisfecho el cumplimiento forzoso basta con que
se hubiera producido el incumplimiento.
 Indemnización de daños y perjuicios: supone el pago de una cantidad de dinero para
resarcir a la parte perjudicada de los perjuicios derivados del incumplimiento.
Es necesario que se trate de un incumplimiento imputable.
 Cláusula penal: Se trata de una indemnización de daños y perjuicios que viene fijada
por las partes en previsión de un incumplimiento del contrato.
Las partes contratantes pueden establecer sus propios remedios frente al
incumplimiento al amparo de la autonomía de la voluntad.
 La resolución por incumplimiento: la parte contractual perjudicada del incumplimiento
puede optar por resolver el contrato con la consecuente indemnización de daños y
perjuicios.
La acción resolutoria se trata de una acción principal que sólo puede ser accionada por
las partes intervinientes en el contrato y está sujeta a un plazo de prescripción de 15
años.

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