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CAPÍTULO VIII: LA PLURALIDAD DE LAS PARTES

PROCESALES

1. CONCEPTO Y MANIFESTACIONES DE LA PLURALIDAD DE


PARTES PROCESALES
Cuando las posiciones procesales de parte activa y pasiva no son integradas por un
único sujeto de derechos y obligaciones sino por varios, se habla de modalidades de
pluralidad de partes en el proceso, los cuales, siguiendo a GUASP, son las siguientes:

1.- Si los diversos sujetos que componen las distintas posiciones procesales se
encuentran todos ellos situados en un régimen de igualdad (mismos derechos,
obligaciones, posibilidades y cargas) se habla de pluralidad de partes principales, que
técnicamente se denomina litisconsorcio (art. 12 LEC).

2.- Si los diversos sujetos que componen las distintas posiciones procesales no se
encuentran todos ellos situados en un régimen de igualdad se habla, entonces, de
meras o simples intervenciones procesales (art. 13 a 15 LEC). 3.- Si cuando a lo largo
del proceso comparezcan diversos sujetos en una única posición procesal, se habla
entonces de la existencia de una sucesión procesal, en los que, como consecuencia de
un negocio traslativo inter vivos o mortis causa, un tercero sucede a una de las partes
procesales, pasando a convertirse él mismo en la única parte protagonista de una
posición procesal (art. 16 a 18 LEC)

2. EL LITISCONSORCIO
2.1. Concepto y clases

El litisconsorcio constituye un fenómeno de pluralidad de partes procesales


principales, donde la posición procesal de demandante o la de demandado, o de
ambas, se encuentran integradas originariamente, desde el mismo inicio del proceso,
por varios sujetos, todos ellos en régimen de igualdad y con idénticas posibilidades de
alegación, prueba, conclusión e impugnación, y todos ellos, en su momento,
igualmente afectados por los efectos de la cosa juzgada material que puedan surtir de
la resolución firme que ponga término al conflicto. Pueden ser voluntario, necesario y
cuasinecesario.

2.2. Litisconsorcio voluntario

Es fruto del acuerdo entre diversos sujetos consistente en actuar en la misma posición
procesal de demandante contra uno o varios demandados, o de la voluntad de un
sujeto de actuar contra varios demandados, acuerdos y voluntades que se traducen en
el proceso por la vía de la acumulación de acciones.

Así lo establecen, respectivamente, los arts. 12.1 y 72.I LEC, disponiendo el primero de
ellos la posibilidad de que varias personas puedan comparecer en el proceso, como
demandantes o demandados, cuando las acciones que ejerciten provengan de un
mismo título o causa de pedir, y autorizando el segundo la acumulación de aquellas
acciones que ejercite simultáneamente uno contra varios sujetos o varios contra uno,
siempre que entre esas acciones exista un nexo por razón del título o causa de pedir.

Este primer tipo de litisconsorcio se justifica fundamentalmente en la relevante


economía procesal que supone el enjuiciar en un único proceso, y decidir a través de
una única sentencia, un número amplio de pretensiones provenientes de diversos
sujetos legitimados.

2.3. Litisconsorcio necesario


2.3.1. Concepto y caracteres generales

Era una figura de construcción preferentemente jurisprudencial y doctrinal, pero la


vigente LEC la ha incorporado en su art. 12.2: Cuando por razón de lo que sea
objeto del juicio la tutela jurisdiccional solicitada sólo puede hacerse efectiva
frente a varios sujetos conjuntamente considerados, todos ellos habrán de ser
demandados, como litisconsortes, salvo que la ley disponga expresamente otra
cosa. El litisconsorcio necesario presupone la exigencia de que una determinada
posición procesal se encuentre integrada por todos los sujetos que, ostentando
una vinculación directa con el objeto procesal, se encuentren ligados en
condiciones de igualdad, de manera que la definición judicial del litigio no pueda
realizarse sino en atención a todos ellos, sobre la base de que todos ellos van a
quedar afectados por igual con la sentencia que ponga fin al proceso (ejemplo
arquetípico pretensión sobre obligaciones indivisibles art. 1139 CC).

En contraste con el voluntario, el litisconsorcio necesario se produce solamente en


el lado pasivo de la relación jurídica procesal, porque sólo los demandados,
conjuntamente considerados, son quienes pueden hacer frente válidamente a la
obligación reclamada en el proceso (litisconsorcio pasivo necesario).

El fundamento del litisconsorcio necesario no es la economía procesal, ni tampoco


la prohibición constitucional de indefensión que proclama el art. 24.1 de nuestra
Constitución, sino que radica en exigencias derivadas del objeto litigioso deducido
en el proceso.

2.3.2. Tratamiento procesal

Si han de ser litisconsortes necesarios todos los titulares de una obligación con
relación al objeto litigioso, ha de concluirse en que el litisconsorcio necesario
envuelve un problema de legitimación: solo quien tenga esa relación directa,
resultará afectado de ese modo por la sentencia que en el futuro se dictase.

De ahí que la figura analizada posea una naturaleza idéntica a la de la legitimación


(material no procesal) y que su tratamiento procesal sea el mismo.

Con todo, la vigente LEC posibilita la realización de un examen judicial preliminar


del defecto de litisconsorcio pasivo necesario en el seno de la audiencia previa al
juicio en el proceso ordinario (416.1.3º LEC/ 443.2 Juicio Verbal: que se efectúa en
la vista principal).
2.4. Litisconsorcio cuasinecesario

El litisconsorcio se caracteriza porque, sin necesidad de demandar o que sean


demandados todos los sujetos afectos por la relación material deducida en el proceso,
la cosa juzgada, sin embargo, producirá sus efectos frente a todos ellos.

Si han de ser litisconsortes necesarios todos los titulares de una obligación con
relación al objeto litigioso, ha de concluirse en que el litisconsorcio necesario envuelve
un problema de legitimación: sólo quien ostente legitimación tendrá una relación
directa con el objeto litigioso, y sólo quien tenga esa relación directa resultará
afectado de ese modo por la sentencia que en el futuro pueda dictarse.

Con todo la vigente LEC, a nuestro juicio con buen criterio, posibilita la realización de
un examen judicial preliminar del defecto de litisconsorcio pasivo necesario en el seno
de la audiencia previa al juicio en el proceso ordinario (en el juicio verbal dicho control
no se efectúa preliminarmente, sino ya en el momento de la vista principal).

3. LA INTERVENCIÓN PROCESAL. CONCEPTO Y CLASES.

La intervención procesal implica la participación de un tercero en un proceso


pendiente, ajeno y distinto a las partes procesales principales, el cual puede ocupar o
situarse de diversas formas con relación a éstas.

En función de cuál es la legitimación del interviniente, se distingue entre:

- Intervención principal: desconocida en nuestro derecho positivo, e inadmisible


porque entraña la deducción de la pretensión distinta a las pretensiones de las partes
originarias.

- Intervención adhesiva: donde la pretensión del tercero coincide con alguna de las
planteadas por las partes principales, a la que se adhiere. A su vez se distingue dentro
de ésta:

• Intervención adhesiva litisconsorcial: en caso de que el tercero ostente una


legitimación análoga a la de la parte principal a la que se adhiere (supuesto éste que
constituye un auténtico litisconsorcio voluntario de carácter sobrevenido).

• Intervención adhesiva simple: si lo que se tiene por el tercero es tan sólo un interés
en el éxito de la pretensión de la parte principal.
-Intervención voluntaria y provocada: con un marcado carácter formal la doctrina las
distingue según obedezca la entrada del tercero en el proceso a su propia y
espontánea voluntad o a un llamamiento en este sentido por parte de alguna de las
partes procesales originarias.

La vigente LEC clasifica, diferenciando entre la intervención voluntaria de sujetos


originariamente no demandantes ni demandados (art. 13 LEC) y la intervención
provocada, bien por el demandante (art. 14.1 LEC) o bien por la persona del
demandado (art. 14.2 LEC).
La actual regulación incurre en el grave error de tratar por igual a todos los
intervinientes, con independencia de cuál sea su título de legitimación.

Por eso el art. 13 LEC atribuye al interviniente voluntario, titular de un simple interés
directo y legítimo 10 en el resultado del pleito (apdo. 1) la plena condición de parte en
el proceso a todos los efectos (apdo 3), es decir, en pie de igualdad con quienes fuesen
las partes procesales originarias, y todo ello con independencia de cuál sea el título de
legitimación invocado por estas últimas.

4. LA SUCESIÓN PROCESAL. CONCEPTO Y CLASES.

La sucesión procesal estriba en al sustitución en un proceso pendiente de una parte


por otra persona que ocupa su misma posición procesal por haber devenido titular de
derechos u obligaciones transmisibles sobre la cosa litigiosa (RAMOS), supuesto en el
cual el sustituto que adquiere los enunciados derechos, bienes u obligaciones objeto
del litigio se convierte en la auténtica parte procesal, sucediendo de manera absoluta
al sujeto de quien provienen en todos sus derechos, obligaciones, posibilidades y
cargas procesales.

Como ejemplos pueden citarse la muerte de una de las partes (herederos), hasta la
celebración de negocios traslativos de la titularidad de la cosa litigiosa. La LEC
contempla todas las referidas hipótesis distinguiendo según que la transmisión del
bien litigioso se lleve a cabo mortis causa (art. 16 LEC) o inter vivos (art. 17 LEC).

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