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LA ORATORIA

PRINCIPIOS

El mundo moderno impone cada vez como una mayor exigencia la necesidad de poseer un dominio cabal de la expresión oral. Ese es un
imperativo ineludible.

El hombre debe ser capaz de transmitir sus ideas y sentimientos mediante el uso de palabras pronunciadas con corrección y cuyo
significado represente con precisión y exactitud su pensamiento.

Hasta hace muy poco tiempo la oratoria era considerada como un arte al cual sólo tenían acceso algunos señalados hombres que parecían
tocados por una varita mágica - o por el destino -, para hacer uso de la palabra de modo elegante y persuasivo; sin embargo esta idea ha
ido perdiendo validez progresivamente a causa de las obligaciones comunicativas impuestas por la celebración de las relaciones y por la
certidumbre que nada se puede realizar, en ningún ámbito de la vida, sino ha existido, con anterioridad, un mensaje claro y conciso.

Hoy es cada día más necesario poseer una adecuada capacidad de transmisión oral a cualquier nivel, no sólo con forma específica de
contacto de los grupos humanos, sino, más frecuentemente, como una manera de relacionarse en forma individual con las personas bajo
los más distintos enfoques y situaciones. De este modo el diálogo diario en la oficina, la entrevista circunstancial en la calle, la conversación
familiar y de amistad, etc., están exigiendo al hombre moderno el manejo de recursos oratorios y elocuentes que le permitan persuadir a
sus interlocutores o, por lo menos, causar en ellos una impresión favorable: La Oratoria o la Elocución también se ejerce en pequeño, y si
sus recursos ante un gran público son necesario, en el trato personal lo son aún más, ya que en ese momento cuando se requiere
probablemente el uso de una capacidad de razonamiento más poderosa y acabada.

El acto comunicativo oral es entonces una responsabilidad que atañe a todos los hombres y que todos los hombres tienen que resolver: la
verdad es que las personas que por disposición innata tienen facilidad de expresión son contadas; es más, la mayoría de ellas ha logrado
llegar a dominar esta capacidad luego de grandes estudios y esfuerzos y es por eso que se puede afirmar que todo hombre está en
condiciones de llegar a ser un orador, entendiendo por tal a un hombre que pueda entregar un mensaje claro, sin rodeos, con pleno sentido
común: un hombre que sea capaz de dialogar con sus iguales en un ámbito de seguridad y confianza.

El dominio de la oratoria se inicia, pues, en el marco de la comunicación diaria y personal; es allí donde se empieza a adquirir la seguridad
en sí mismo tan necesaria para proyectarse luego en las reuniones familiares, amistosas, oficinescas y masivas.

Todo lo que se diga a continuación tiene su aplicabilidad en cualquier ámbito de la comunicación y será valido tanto para el contacto
personal como para el masivo.

Es necesario, no obstante, que al seguir los principios y técnicas que se señalan deben entenderse bajo el prisma de la total
relatividad de las situaciones.

Recuerde que: Todo campo y situación son siempre originales y únicos en el sentido de que no se
repiten jamás totalmente de la misma manera.

 CONCEPTO DE ORATORIA O ELOCUCION


 PROCESO ORATORIO = CREACION POR EXCELENCIA
 FUNDAMENTOS FONETICOS
 LAS LETRAS
 TECNICAS DE FONIATRIA
 LAS DIFICULTADES Y PROBLEMAS PSICOLOGICOS QUE SE GENERAN EN TODO PROCESO ORATORIO.
 LAS NECESIDADES BASICAS INTERPERSONALES
 LA E M PATIA

CONCEPTO DE ORATORIA O ELOCUCION

¿QUE ES LA ORATORIA POR EXCELENCIA?


Para responder a esta pregunta se pueden encontrar muchas y variadas definiciones, nosotros nos inclinamos a definirla como un acto de
relación más que como un proceso de exposición, de allí que decimos que es un juego de responsabilidad mutua en que coparticipan el
emisor y el receptor bajo condiciones que el medio les proporciona. Es una empresa en que ambas partes arriesgan la integridad de sus
personalidades para llegar a un común denominador: el acuerdo, si hay éxito, o el desacuerdo, si hay fracaso.

Esta es una definición definitivamente no ortodoxa, pero que tiene una validez extrema considerando las actuales características de la vida
moderna. Hablar de la Oratoria como “el arte de hablar en público” resulta hoy una definición que no abarca ni siquiera en forma cercana lo
que ha llegado a ser la oratoria como medio de aproximación e interrelación en nuestra época.

La Oratoria no es más que la relación imprescindible entre quien habla y quien escucha. Ambos participantes se condicionan y se dan vida
en el mutuo interés provocado por el tema común. Esta es la razón por la cual en ocasiones nos resulta tan insulsa una conversación banal
o, contrariamente, nos sentimos cautivados por quien habla en forma correcta, con una pronunciación cuidada - sin afectación - empleando
una sintaxis elegante y con una entonación y ritmo que le dan sentido al tema de su exposición. Las exigencias de la vida actual no
permiten al hombre desaprovechar ni desperdiciar su tiempo al punto que, cuando desea distraerse, elige cosas que si le dan un placer o
una respuesta adecuada a su interés.

Es necesario, en suma, que el orador tenga siempre presente que para llevar a cabo su tarea de convencimiento y dominio sobre el público
(empleamos la palabra público no sólo para referirnos a un grupo de personas, sino también al interlocutor individual, de igual modo,
cuando decimos acto oratorio o proceso oratorio u oratoria simplemente, queremos indicar cualquier acto comunicativo en que se transmita
un mensaje receptor) requiere no sólo de su más profunda y adecuada capacidad, sino también de que ese público esté dispuesto a
aceptar esa influencia y dispuesto a aportar toda su capacidad para coparticipar en el proceso comunicativo.

PROCESO ORATORIO = CREACION POR EXCELENCIA

A lo anterior debe sumarse, también, las mejores y más adecuadas y oportunas circunstancias de ambiente, lo cual no quiere decir ni
exquisitez ni elegancia excesiva ni un sitio determinado, sino sólo las condiciones propicias para que el ánimo y la disposición puedan
desarrollar su trabajo, creando una atmósfera comunicativa adecuada.

Esto significa que entre el orador y su público se debe producir una retroalimentación tan viva y motivante que el orador se transforme en
guía de su público, sintiendo que , a su vez, el público le señala la senda a seguir. El proceso oratorio debe ser tan creador que el auditorio
debe tener la impresión que, ante sus ojos, se está levantando un edificio cuidadosamente esbozado, el cual se va convirtiendo poco a
poco en una realidad sólida y contundente, en la que no hay dudas ni vacíos, debilidades ni titubeos.

Visto así, el proceso oratorio es la creación por excelencia porque en él no sólo se contempla la obra sino que también a su autor. Es como
si el dramaturgo fuera haciendo el mismo su representación, una representación que nunca más se volverá a repetir ni con las mismas
palabras ni con los mismos gestos y actos.

Desde este concepto, la característica más sobresaliente del orador es su capacidad de transparencia la cual lleva implícita como base la
autenticidad y la empatía. La misión del orador es, por lo tanto crear, el interés por lo que va a decir, despertar en sus auditores el ansia de
saber, provocar en ellos, en suma, la motivación intrínseca para que así el receptor quiera y busque la comunicación.

FUNDAMENTOS FONETICOS

En la entrega de su mensaje, el orador debe tener presente que en todo comunicado existen tres niveles:

1. Nivel técnico

2. Nivel semántico

3. Nivel influencial

NIVEL TECNICO

Se entiende por nivel técnico al nivel integrado por todos los elementos mecánico-lingüísticos que permiten la transmisión sonora (audible)
del mensaje.
Este nivel comprende, básicamente, la calidad fonética del mensaje y, por tal razón, la carga emotiva-sensitiva que se le puede dar cuando
se emplea bien los recursos fonéticos, de allí que no sólo abarca la pronunciación, el timbre de voz, la respiración, el ritmo, el acento de la
frase, entre otras características, sino además los gestos, la calidad de la mirada, los movimientos físicos, los desplazamientos y, en
general, todo aquello que acompañe al acto de pronunciar las palabras y que, en repetidas circunstancias, puede llegar a tener un valor
comunicativo más poderoso que las palabras que lo representan.

El mensaje total del compuesto, sin dudas, por la suma de las palabras y todo lo extra lingüístico que lo acompaña, al punto insistimos que
esto último puede llegar a tener más importancia en cuanto a la transmisión del significado que el fondo del mensaje.

El manejo del tiempo en la transmisión, los silencios, las aceleraciones, las repeticiones, los gestos de todo tipo, adquieren un valor
fundamental en el momento de enviar y de captar el mensaje. No es posible olvidar que un cambio de tono implica, casi de inmediato, un
cambio de significado.

El tono y la intención están íntimamente unidos.

NIVEL SEMANTICO

Nivel Semántico es el que engloba calidad significativa del mensaje. Dice relación con el acuerdo que debe existir entre la idea que se
quiere comunicar y las palabras que representan dichas ideas y, por supuesto, también dice relación con el significado total del mensaje,
esto es, con lo que el mensaje lleva en sí de comunicación.

Este nivel está en directo acuerdo con el axioma que dice: “Se debe emplear la palabra adecuada en el momento debido y con el tono e
intención apropiados”. Desde este punto de vista, el nivel semántico tiene una importancia mayor a la del nivel técnico.

NIVEL INFLUENCIAL

Nivel Influencial es aquel en el cual se encuentran los problemas que se refieren al éxito o fracaso obtenidos con la comunicación. El nivel
influencial o de efectividad se logra cuando mediante el mensaje se consigue que el receptor modifique su conducta de modo que lo desea
el emisor. Si el nivel influencial falla, la comunicación fracasará. Este es el nivel más importante de los tres, podría suceder que los otros
dos niveles estuvieran muy mal empleados o fueran muy defectuosos, pero si se logra el último nivel entonces habrá comunicación. El nivel
influencial es el único que puede darse solo, aunque los otros estén muy deteriorados.

Si la comunicación sólo alcanza el segundo nivel, es decir, sólo llega al nivel semántico -comprensión racional del mensaje- y no se logra el
nivel influencial, entonces la comunicación se reducirá a una información (un dato que puede o no considerarse como importante, pero que
no produce cambios significativos).

Desde el punto de vista de los niveles de comunicación el emisor debe:

a. Procurar que la emisión sea buena.

b. Esforzarse porque sea comprensible.

c. Conseguir el propósito de la comunicación, mediante un mensaje simple, conciso y efectivo.

IMPORTANCIA DEL NIVEL INFLUENCIAL

No es posible olvidar que la comunicación provoca en el receptor un procesamiento de ella. El éxito o fracaso de este procesamiento va a
depender de una serie de circunstancias, actitudes o formas de ser que viven en el receptor, las que son absolutamente incontrolables por
parte del emisor, pero que deben ser presumidas por él.

Algunas de estas circunstancias pueden ser: suspicacia del receptor, timidez, ingenuidad, diferencia de niveles de comprensión, interés y
compromiso con el tema, diferencia de escala de valores y, en fin, diferencias individuales, sociales y culturales.

Como un ejemplo de que lo más importante es el nivel influencial se puede citar el caso de un vendedor de La Vega que vocea su
mercadería.
Su nivel técnico dejará mucho que desear en cuanto a lo lingüístico, pero esto será suplido por su expresividad. Semánticamente lo más
probable sea que utilice términos poco apropiados, pero influencialmente puede conseguir su propósito: vender, gracias al énfasis que
coloca y a que sus receptores están motivados a comprar.

En otras palabras, el comunicador procurará por todos los medios darle la mayor fidelidad y efectividad a su mensaje, y esto sólo se puede
conseguir en la medida en que la receptor, sea cada vez más estrecha y exacta.

Weaver (“La matemática de la comunicación”) dice al respecto: “El significado y la efectividad están inevitablemente restringidos por los
límites teóricos de la Exactitud de la transmisión de los símbolos”.

INFORMACION - COMUNICACION

Como dijimos previamente si la comunicación llega sólo al nivel semántico en ese caso se ha alcanzado únicamente entregar información.

Paul Watzlawick ha dicho que la incomunicación es imposible, es decir, siempre comunicamos algo, incluso cuando pretendemos no decir
nada, por tanto, todo es comunicación; sin embargo, para considerar los efectos que produce la comunicación es posible hacer una
diferencia básica entre comunicación e información. Entendemos que hay comunicación, como resultado positivo o negativo, cuando el
receptor acepta el mensaje conscientemente y se mueve o modifica su actitud y su conducta en relación con el mensaje captado, es decir,
el receptor actúa según lo comunicado por el emisor, en cambio, decimos que hay información cuando el receptor, habiendo registrado el
significado del mensaje, lo ve sólo como un dato que puede o no tomar en consideración.

LAS LETRAS

A. “La voz con que se articula un sonido simple y determinado” (acepción fisiológica).

B. “El signo de que nos servimos para representar los diversos fonemas” (aceptación gráfica).

Martínez Amador “Diccionario Gramatical y de dudas de idioma”.

Desde el punto de vista de la articulación, las letras se dividen en vocales y consonantes.

Desde el punto de vista formal, en mayúsculas y minúsculas.

1. Las vocales

Son letras vocales aquellas que se pronuncian mediante una simple aspiración que hace vibrar la laringe, sin que el sonido producido por
ésta halle en su paso por la boca ningún obstáculo que lo modifique.

2. Las consonantes

Son consonantes aquellas en cuya pronunciación los órganos de la voz forman en algún punto del canal vocal un contacto que interrumpe
el paso del aire aspirado, como en “p”, “t”, o en una estrechez que le hace salir con fricción como “f”, “s”, “z”.

Por supuesto, para que las consonantes tengan sonoridad es necesario que se pronuncien con la ayuda de una vocal.

CLASES DE CONSONANTES

Para clasificar las consonantes es necesario tomar en consideración tres aspectos:

1º El punto de articulación

2º La manera en que son pronunciadas

3º Si tiene o no vibraciones laríngeas que acompañen el sonido.


Las distintas partes del órgano bucal donde se encuentran los diferentes puntos de articulación - “lugar de la cavidad bucal donde los
órganos articuladores se tocan o se aproximan y donde se produce le ruido característico de cada consonante” (Gramática Castellana, 172)
- son:

a. La lengua (que tiene varios sectores de articulación)

b. El paladar

c. Los dientes

d. Los alvéolos

e. Los labios

PUNTO DE ARTICULACION

Las consonantes españolas se clasifican, por el punto de articulación, de la siguiente manera:

Bilabiales - p, b, m. El labio inferior y el superior actúan activamente con preponderancia del inferior.

Labiodentales - f. Aquí el órgano activo es el labio inferior y el pasivo los dientes superiores.

Intendentales - z, c (ce - ci). Este punto de articulación es prácticamente inusual en Chile, donde igual se pronuncia “caza” que “casa”,
“asesinar” que “acecinar”, lo que provoca, por consiguiente, graves problemas ortográficos en la palabras que se escriben con “s”, “z”, “c”,
ya que ellas, todas, se transforman en homófonas. Esta pronunciación es aceptada por la RAE.

Dentales - t, d. El órgano activo es aquí el ápice de la lengua y, como pasivo, la cara inferior de los dientes superiores.

Alveolares - s, n, r, rr. Tiene también, como órgano activo, el ápice de la lengua y, como pasivo, los alvéolos superiores.

Velares - c (ca, co, cu) o qu, j, g (ge, gi); g, en ga, go , gu. El órgano activo es el postdorso lingual y, el velo del paladar, el pasivo.

Palatales - ch. Y, l, ll, ñ. Su órgano activo es el predorso o el dorso lingual y como pasivo, el velo del paladar duro.

MODO DE ARTICULACION

Naturalmente que muchas consonantes cambian su punto de articulación según sea la palabra que esté integrando.

Por su modo de articulación, las consonantes españolas se dividen en: oclusivas, fricativas, laterales, africadas y vibrantes. Se entiende por
modo de articulación la forma como los órganos articuladores producen la consonante en el punto de articulación.

 p, t, c, (ca, co, cu), m, n, siempre son oclusivas (son las que oponen un cierre total a la salida del aire por la boca).

 f,c (ce, ci), z, s, ll, j, siempre fricativas (en ellas el cierre no es total).

 ch, ñ, siempre son africadas (en este modo de articulación hay un momento de contacto completo como en la oclusiva, el que se
resuelve en una estrechez con salida de aire como en la articulación fricativa).

TECNICAS DE FONIATRIA

El aire es el elemento básico de la emisión de los sonidos, por lo tanto es imprescindible saber administrarlo en forma adecuada para
conseguir un buen sonido.
La primera regla de respiración es aquella que señala que es necesario tomar aire empleando para ello los intercostales (las costillas falsas
son las que deben subir y bajar para producir un buen fuelle, tanto para la admisión del aire como para la expulsión del mismo y su control
de salida).

Para lograr un buen dominio de esta forma de respiración debe tenerse presente que jamás deben levantarse los hombros ni encerrar el
aire en el pecho, éste debe ser el último lugar que se utilice para darle fuerza a la emisión, ya que siempre se debe estar impulsando el aire
con el diafragma, el que se convierte así en un verdadero fuelle.

Junto a la buena administración del aire debe recordarse la necesidad de una buena ubicación de las letras en los órganos de fonación de
manera que ellas salgan bien pronunciadas; es importante también, por supuesto, que junto a esta emisión y pronunciación adecuadas, se
dé el tono apropiado y el sentido expresivo que el mensaje debe llevar.

Se insiste que es fundamental que el orador procure que la columna de aire parta desde el diafragma, suba por la tráquea mediante la
presión del diafragma hasta llegar a la boca. Esto permite un buen control de la emisión de la voz, pudiéndose manejar la emisión del
sonido de forma adecuada.

TECNICAS MINIMAS DE EDUCACION DE LA VOZ

Aprender el siguiente trabalenguas para manejarlo de distintas maneras.

Memorizarlo.

“El cielo está engarambintintangulado.

¿Quién lo engarambintintanguló?

El desengarambintintangulador que lo

desengarambintintangulare,

buen desengarambintintangulador será”

1. Iniciar el ejercicio de la lectura con el ejercicio respiratorio de distinto tipo inflando los intercostales.

2. Mientras se bota el aire:

 a. Hacer vibrar lo labios

 b. Hacer vibrar la lengua

 c. Hacer vibrar los labios y luego la lengua en forma sucesiva, después ambos en forma simultánea e
independiente.

3. Mover la mandíbula hacia izquierda y derecha y hacia arriba y abajo guiándola con una sola mano (para adquirir soltura).

4. Mover el cuello a izquierda y derecha, dejar descansar el cuello a la izquierda y a la derecha para tener conciencia de los músculos y
adquirir dominio de ellos.

EJERCICIO DE LA LECTURA

1. Leer el trabalenguas con naturalidad.

2. Leer tratando que la voz salga por la cabeza (poner la mano en la cabeza. Variar intensidad: mayor fuerza, menor fuerza).

3. Leer destacando como antes, pero ahora con la mano en el pecho. Destacar las “n” y las “m”. Sentir la vibración en el pecho. Variar ritmo
e intensidad.
4. Leer destacando las consonantes siempre (vibración exagerada de ellas) siempre pensando que la voz sale por la cabeza.

5. Hacer lo mismo que antes con la mano en la espalda, también con la mano en la nariz.

6. Leer en susurro con las más variadas formas. Buena respiración siempre.

7. Leer sólo con movimientos de los labios, pero sin emisión de la voz.

8. Leer, con la totalidad del aire, de una inspiración, una línea de trabalenguas y botar los labios por entre los dientes en forma medida,
tratando de prolongar lo más posible esta emisión. Hacerlo con todas las otras líneas de igual modo.

9. Hacerlo con dos líneas, de igual modo, variar intensidad, duración, etc. (En una sola inspiración).

10. Hacerlo con tres líneas en una sola inspiración. Repetir los mismos ejercicios anteriores.

11. Leer el texto con una sola respiración.

TRABAJAR CON LAS VOCALES

Buena ubicación fonética de cada una de ellas.

AEIOU AE I O U

1. Alargar las vocales.

2. Leer lentamente las vocales y luego más rápido, todo sin modular como si tuviéramos una papa en la boca, sin diferenciación una de
otra, sin ritmo, luego con ritmo.

3. Leerlas haciendo diferencia entre las vocales, lento, pausado, bien moduladas. Aumentar gradualmente la velocidad, mantener la
columna de aire que debe venir de los intercostales.

4. Volver al trabalenguas:

 Darle modulación

 Darle ritmo

 Darle mayor entonación

5. Procurar el cambio de las consonantes finales, combinarlas, hacerlo en forma simple y luego compleja (consonantes finales: f, t, c, d, p,
x, etc. Por ejemplo: tac, paf, mad, mex, rat, pal, mag, cak, mut, fic, log, baf, lib, buj, pum, cat, dav. Crear otras combinaciones).

Pronunciación de fonogramas: (dr, tr, cr, tl, pl, etc.)

1. De un solo golpe: frafrefrifrofru

2. Alargar vocales: fraaafreeefriiifrooofruuu

3. Separarlos: fra-fre-fri-fro-fru

4. Cambiar intensidad y ritmo, llegar al susurro y luego casi al grito. Todo muy bien respirado, cambiar los fonogramas.

5. Crear combinaciones de fonogramas con consonantes finales: crak, drup, pref, tlac, plac, drex, frap, clap, plar, brec, drel, gruf, trans, glop,
plic, fril. Y también palabras completas: cradmax, plevtro, drumtresflic, etc.
LAS DIFICULTADES Y PROBLEMAS PSICOLOGICOS QUE SE GENERAN EN TODO PROCESO ORATORIO.

Todo proceso oratorio encierra una amplia variedad de dificultades sociales, culturales, psicológicas que el orador debe captar, entender y
resolver al hacer uso de la palabra. Estos problemas no sólo se hayan en los receptores (o receptor), sino también en el emisor y pueden
ser de exclusiva responsabilidad de cada uno de ellos o pueden estar parcial o totalmente presentes en los dos en forma simultánea.

Todos ello pueden resolverse si entre el emisor y el receptor se establece una corriente comunicativa plena de autenticidad.

Si el proceso no es auténtico, las relaciones interpersonales -que pueden parecer confiadas y positivas- estarán profundamente falseadas
porque la falta de autenticidad impedirá la comunicación abierta entre los interlocutores.

Sólo si la postura de los interlocutores es auténtica, la comunicación será coherente y solidaria, por lo tanto, eficaz. La comunicación
humana en su esencia no existe en verdad sino cuando entre dos hasta más personas se establece un contacto psicológico. No basta que
seres con deseo de comunicación se hablen, se entiendan e incluso se comprendan. La comunicación humana existirá entre ellos desde
que y mientras logren encontrarse.

Estas relaciones, en que un grupo de hombres se encuentran y se integran, sólo se producen cuando los participantes sienten satisfechas
ciertas necesidades fundamentales. Para el psicólogo William C. Schutz las necesidades básicas interpersonales son tres: La necesidad de
inclusión, la necesidad de control y la necesidad de afecto (o más adecuadamente, de imprescindencia).

LAS NECESIDADES BASICAS INTERPERSONALES

LA NECESIDAD DE INCLUSION

La necesidad de inclusión es definida por Schutz como necesidad que experimenta y siente todo nuevo miembro de un grupo de percibirse
y sentirse aceptado, integrado, valorado en su totalidad por aquellos a los que se une (parte de eso, se logra, por ejemplo, al colocar, en un
curso o seminario, los rótulos con los nombres de los integrantes del grupo; esta individualización provoca que cada persona se empiece a
sentir reconocida por el resto y él mismo acepte a los demás, por la misma causa).

El individuo procura comprobar su grado de aceptación, buscando pruebas de que no es ignorado, aislado o rechazado por los que, a su
entender, son los preferidos del grupo (que, para el caso, son el resto de los integrantes del mismo grupo). Esta necesidad de inclusión es
más fuerte en el momento en que se toman decisiones. Un miembro se siente definitivamente incluido en el grupo si se siente
completamente participante en cada una de las fases del proceso de tomar una decisión. Esta necesidad es, pues, la expresión de un
deseo, que experimenta todo miembro de un grupo, de poseer un status positivo y permanente dentro del grupo, de no sentirse, en
momento alguno, marginal al grupo.

Según el grado de madurez social de cada individuo, según su nivel de socialización, la necesidad de inclusión condicionará y determinará
actitudes en grupo más o menos adultas, más o memos maduras.

Considerando lo anterior, Schutz indica tres formas de inclusión:

De dependencia (individuos menos socializados) respecto, sobre todo, de aquellos miembros que tienen un status privilegiado.

De contradependencia (individuos de tipo adolescente que no han superado la etapa de rebelión, típica de esa edad). Según esta posición
los individuos tratan de forzar a que se le incluya en el grupo.

De interdependencia (individuos mejor socializados). En esta posición los individuos muestran una actitud más positiva, una satisfacción
adecuada a sus necesidades de inclusión, adoptando, hacia los otros miembros del grupo, actitudes de autonomía basadas en la
independencia (individuo de tipo adulto).

LA NECESIDAD DE CONTROL

Es aquella por la cual cada miembro se define a sí mismo sus propias responsabilidades en el grupo, así como también las del resto de los
integrantes del grupo. Es, en otros términos, la necesidad que experimenta todo nuevo miembro de sentirse plenamente responsable de lo
que constituye el grupo: sus estructuras, sus actividades, su crecimiento, sus superaciones. Pretende responder a preguntas como: El
grupo a que está adherido, a que pertenece ¿está bajo control?, ¿de quién?, ¿quién tiene la autoridad sobre quién, en qué y por qué ?.
Buscando respuestas a tales preguntas, todo miembro nuevo se transforma en un investigador de indicios y de criterios que le permitan
desentrañar la conducta gradual que observa el grupo hasta llegar a descubrir de manera articulada, tanto las estructuras del grupo como
las líneas de autoridad que en él se manifiestan.

Todo miembro de un grupo desea y siente necesidad de que la existencia y la dinámica del grupo no escapen totalmente a su control.
Según su grado de socialización esa necesidad se expresara e intentará satisfacerse en forma más o menos desarrollada.

Los más infantiles expresarán una fuerte necesidad de control. Tendrán tendencia a quitarse de encima toda responsabilidad y a remitirse a
otros, a aquellos que a su parecer tienen poderes carismáticos. Schutz dice que adoptan actitudes de abdícratas (hombres que renuncian a
toda acción en beneficio de otros que la asumen).

Quienes son conscientes de ser rechazados y marginados de las responsabilidades en el grupo tenderán a codiciar el poder y a asumir, en
caso de necesidad, ellos solos el control del grupo adoptando actitudes, cuando se les confía alguna responsabilidad, de autócratas.
Algunos de ellos llegarán incluso a ambicionar la responsabilidad última y absoluta del grupo.

Los más socializados, los que son capaces de mayor madurez social, tienen tendencia a mostrarse demócratas, es decir, a pensar y a
querer el control del grupo en términos de responsabilidad participada.

LA NECESIDAD DE AFECTO (IMPRESCINDENCIA)

La tercera y última necesidad interpersonal señalada por Schutz es la necesidad de afecto, denominada de imprescindencia, y consiste en
procurarse pruebas de que cuentan plenamente ante el grupo. Vale decir, es el deseo de todo individuo perteneciente a un grupo de
sentirse insustituible dentro de él. Trata por todos los medios de recoger indicios concluyentes de que los demás miembros no podrán
imaginar el grupo sin él. Aquel que se une a un grupo no sólo aspira a ser respetado o estimado por su competencia o por sus recursos,
sino a ser aceptado como persona; no sólo por lo que tiene sino por lo que es.

Como en las anteriores, también esta necesidad se manifiesta a través de tres conductas básicas:

a) Algunos intentan satisfacer sus necesidades de afecto buscando relaciones privilegiadas, exclusivas y, frecuentemente, posesivas. Sus
actitudes generales son más bien infantiles, pretenden ser el niño mimado y acariciado del grupo. Sólo aspiran a recibir. Buscan lo que
se denomina relaciones hiperpersonales

b) Están también los que se sienten rechazados o ignorados en el grupo. Se muestran, como una forma de autodefensa, indiferentes,
adoptan actitud de frialdad calculada y demuestran no desear sino relacionados puramente formales y estrictamente funcionales entre
los miembros del grupo. Evaden o no quieren dar ni recibir y, por esa causa, se apartan de toda relación de solidaridad interpersonal
basada en la amistad. Disimulan metódicamente sus ansias de afecto y hacen alarde de autosuficiencia. Son los hipopersonales.

c) Por último están los altruistas, quienes son los más socializados. En ellos no funcionan ni mecanismos de defensa ni de compasión. Su
aspiración es ser aceptados en su totalidad y, por ese motivo, transformarse en forma natural en los preferidos del grupo por ser
quienes son. Como buscan esa forma de actuación sin artificio, su necesidad de afecto queda satisfecha en forma natural puesto que,
se motivan por la solidaridad y la fraternidad, recibiendo, en compensación, la estima del grupo. Son los aglutinantes, los que permiten
que el grupo mantenga la unidad. Por el hecho de dar afecto y de recibirlo, sus relaciones se entablan en un nivel auténticamente
interpersonal.

Sobre la base de estas tres necesidades es posible plantear la comunicación oral y su expresión como una relación de profundo sentido
empático.

LA EMPATIA

La empatía es una actitud profunda, al revés de la simpatía que es una actitud superficial. La empatía supone una posición alterocéntrica
que está determinada por convicciones, necesidades e intereses profundamente anclados en la organización temporal. Es una cualidad
que puede desarrollarse, pero cuya adquisición, cuando no se posee, exige una modificación de toda la personalidad, pues el
comportamiento empático no puede adoptar a voluntad. No podemos mostrarnos más empáticos de lo que somos, del mismo modo que no
podemos mostrarnos más inteligentes; lo que si podemos intentar es poner en juego constantemente nuestra más amplia capacidad
empática en cada encuentro para conseguir la mejor comunicación posible.

EMPATIA Y PROBLEMAS PSICOLOGICOS


Difícil o no, adquirible o no, la empatía implica, en cualquier caso, un esfuerzo personal que excluye todo fingimiento. No basta mostrarse
abierto, hay que ser abierto. Servirá de poco hacer como si uno se preocupa por los demás, o hacer como si a uno le interesa lo que
importa al receptor, si esa preocupación no responde a un sentimiento profundo, real, y auténtico. La falsedad queda al descubierto en la
primera intervención, en la primera mirada, en el primer apretón de manos.

De todo esto devienen los problemas psicológicos:

a. Inhibiciones.

b. Prejuicios.

c. Complejos.

d. Supervaloración.

e. Infravaloración, etc.

PREGUNTAS ANTES DEL DISCURSO

La posición empática frente a nuestro interlocutor va a permitir la real comunicación, va a generar confianza mutua, va a destruir barreras y
obstáculos. Al término de la elaboración del discurso el orador debe preguntarse, antes de darlo a conocer al público, lo siguiente:

1. ¿Empleé las palabras apropiadas, precisas?

2. ¿Reflejan ellas la idea o ideas que quiero expresar?

3. ¿No se desvían del propósito comunicativo?

4. ¿Está claro el sujeto de mi mensaje?

5. ¿Obedece la distribución de las ideas al proceso comunicativo?

6. ¿La organización de mi discurso conduce al auditorio hacia un buen clímax?

7. ¿Hay otras formas de decir lo mismo con igual o mayor efectividad?

PREGUNTAS AL ORADOR

1. ¿Por qué empleó esas palabras?

2. ¿Qué quiso decir?

3. ¿Reflejó su mensaje la idea interna que quería expresar?

4. ¿Por qué eligió esa expresión sintáctica?

5. ¿Tiene conciencia de su estilo?

6. ¿Cree que su público sintió, vivió, comprendió el sujeto (objeto) de su mensaje?

7. ¿Cree que estuvo claro el sujeto?

8. ¿Cómo cree que las palabras condujeron su sujeto hasta alcanzar la meta?

9. ¿Es capaz de parafrasearse su propio discurso?


EL RITMO EN EL DISCURSO

El orador debe sentir el ritmo inserto, metido, escondido en el fondo del discurso, vibrante, vivo, lleno de calor, de fuerza contenida y
controlada y debe ser capaz de hacer vivir eso mismo en cada auditor para que la emoción, el sentimiento, el raciocinio, la lógica, broten,
exploten como una eclosión independiente o sumatoria de todos esos efectos.

Recuérdese que el discurso se dice sobre la base del silencio, ese es el tapiz sobre el cual se trabaja. Cada palabra da color, sentido, forma
al silencio - página inalterable del tiempo - que se llena de imágenes y de líneas hasta constituir el tapiz que es el discurso.

Lo importante es que el auditor perciba el crescendo de la idea, el develamiento del misterio del pensamiento que sienta como las ideas se
van, simultáneamente, descubriendo y construyendo ante él.

El crescendo debe pasar de un párrafo a otro sin causar sobresaltos, sin romper la cadencia, sin distraer ni separar al auditor de la línea
definida, de la idea que se está entregando.

Es posible que el crescendo sólo se dé al final del discurso para lo cual el orador debe contener la manifestación de este crescendo y
permitir que la idea final se destaque como un fortísimo, un destacadísimo.

El fortísimo puede ser solamente un efecto que permita romper el nivel común general, pero lo importante es saber elegir el momento en
que se debe producir. Este momento depende en gran medida del público, del lugar, de la sensación de dominio sobre el auditorio, del
instante, en fin, de muchos factores concomitantes y cruzados. Todos estos factores deben ser instruidos inteligentemente por el orador
para darle forma y provocar en el público la reacción esperada.

HABLAR EN EL BLANCO Y NEGRO O EN COLORES EL SILENCIO

El destacadísimo puede ser, incluso, un patético suave, incluso, que provoque la conmoción deseada por el auditorio.

Se puede hablar en blanco y negro o en colores.

Es importante saber cuándo, por qué y a quién hablar en blanco y negro o en colores (eso implica dominar el cómo).

El orador debe dominar primeramente el qué.

Quién no domina el qué va a errar su camino.

Así como la vida se construye sobre la base de la inconciencia y el desconocimiento, para llenarse de experiencia y llegar a ser lo que
pretende o ambiciona, la música se crea sobre la base del silencio y la palabra se escribe sobre el papel en blanco, del mismo modo el
mensaje se dice sobre la base del silencio.

Dicho, pensado o escrito el mensaje, el papel, el silencio, el éter dejan de ser callados y se convierten en el ser vivo de la idea.

EL PASADO Y EL PRESENTE EN EL MENSAJE. PERSPECTIVAS

La vida se construye sobre las imágenes ya estructuradas del pasado, así se pintan, se arman las imágenes de presente. De este modo se
constituye la totalidad del ser. Es un tono en que se confunden pasado y presente con su diversidad de vaivenes. De ese modo resulta la
personalidad total.
Y muchas veces dejamos traslucir las imágenes del pasado como imágenes del presente. Este es el concepto del palimpsesto y es lo que
sucede muchas veces con el discurso que permite ver las ideas más ocultas a través del mensaje evidente.

El orador no puede olvidar que así como él considera la perspectiva de su mensaje desde el punto de vista desde el cual habla, el auditorio
lo hace desde la perspectiva de su propia comprensión y visión, por lo tanto, el buen orador trata de comprender su mensaje desde la
perspectiva del que escucha. Al hacerlo, la garantía de una mejor comprensión se hace más efectiva y posible. Siempre hay una
perspectiva distinta a la del orador.

El punto de vista del que habla y del que escucha es diferente.

El otro está siempre en la vereda de enfrente. El problema estriba en que la vereda de enfrente para el otro es exactamente la que habla,
no la de él (que escucha).

EL DISCURSO, PÁGINA MUSICAL

Es responsabilidad del orador mantener la transparencia de cada tema en cada línea, o por lo menos, de los más importantes, hasta el
final, de modo que le auditor tenga ante sus oídos y su comprensión un espectro claro, completo de lo que se comunica.

El orador no debe olvidar que debe dar a cada párrafo el ritmo, la intensidad, en suma la intención en un equilibrio constante con el resto
del discurso. Un todo sin disonancias, sin estridencias.

El discurso se debe comparar a una página barroca musical. Dicho de otra manera, en una obra coral la figura va apareciendo en cada voz
(entiéndase párrafo) y, al mismo tiempo, parece oculta por el resto de las voces y, sin embargo, todos estos temas cantados por las
diferentes voces se van integrando en una suma total de estímulos que concluye en un todo final que es la propia figura barroca. Es el
triunfo final, es el motivo resaltante y pleno, el objetivo final de la obra.

Igual sucede con el discurso: La línea se va manifestando a través de todo el discurso, en cada palabra, en cada idea, en cada párrafo y
hasta se puede dar la sensación de que las ideas están en disputas (disonancias menores o mayores) y, sin embargo, la idea central irá
emergiendo con sus propias características, sus particulares signos y significados, rutilantes como un haz de la luz inalterable.

La idea o ideas surgirán como el motivo fundamental del discurso.

LOS CAMBIOS EN EL DISCURSO

El orador debe apoyarse en el silencio, sentir que en el silencio continúa allá del sonido, casi como un sonido íntimo que vive en los oídos
y, más aún, en la mente del auditor.

Recuérdese también que el acento de la frase debe estar en el núcleo de ella, en lo sustantivo apoyado en el verbo como vital elemento de
movimiento, acción y sentimiento.

Cada cambio se debe hacer en la estructura de la línea total, porque lo que importa es la obra total (esto sobre todo debe tenerse presente
cuando se trata de un discurso largo).

El discurso breve hace los cambios a través de su ritmo.

El discurso largo debe seguir una línea continua de tratamiento de manera tal que el mensaje no sufra alteraciones abruptas ni tenga
excesiva lentitud.

En un discurso todo se ve a través del prisma de una persona (el orador) con las respectivas limitaciones y deformaciones que se pueden
producir cuando es un solo ojo el que ve, con los respectivos prejuicios que una mirada unilateral puede provocar. De allí que el orador
debe ampliar su criterio y su capacidad de entender, ver y transmitir.

EL ORADOR, CONSTRUCTOR DE ORACIONES

Nunca exagere, deje que la emoción brote por consecuencia, no la fuerce, permita que llegue sola, enredada, adherida en las palabras,
inmersa en ellas, en el tono, en la intensión, en las figuras, en la construcción, en las metáforas: No se recargue, sólo insinúe (Greta Garbo
dejando caer el cigarrillo en la escena de una película), lo explícito tiene menos fuerza de convicción que lo implícito.
Después de un silencio puede dejar que (o puede aprovechar para que) brote una idea importante. Así aparecerá nítida. Independiente,
resaltante, inconfundible, sin impedimentos para ser comprendida, captada, saboreada, percibida sin que nada la obscurezca.

En el momento del silencio el público estará atento, todo será atención: la idea será la dueña del momento.

De la apropiada construcción del mensaje depende también que éste adquiera la trascendencia que conmueva al público como es su
deseo de informador eficaz.

El orador es un seleccionador de palabras. Su tarea consiste en encontrar en primer lugar las palabras, de ellas, de su buena y adecuada
selección depende, en gran medida, que el impacto del mensaje sea efectivo y que está efectividad se apoye en el verdadero sentido, la
real intención, y el profundo contenido persuasivo que intenta transmitir como orador.

Por consecuencia, el orador es un adecuado constructor de oraciones.

DOMINIO DE PANICO DE ESCENA

Una manera de alcanzar dominio del pánico de escena es sentir que se está experimentando ese pánico al máximo y a partir de eso
empezar a mostrar o tener serenidad. El pánico de escena se debe enfrentar con tranquilidad, debe ser encargado de frente, frente a
nuestros ojos, a nuestra mente, en fin, jugar con él como inadvertidamente, como si nada nos asustara, de ese modo va a llegar el
momento en que lo habremos dominado casi por completo.

Es imprescindible saber tomar la primera palabra con la energía, el ritmo y el tono necesarios.

De esa manera, cada frase resaltará con su propio valor y se integrará al todo como una parte apropiada a dicho todo.

Cuando el discurso se inicia, la idea se debe destacar. Si se hace, así la idea o las ideas se mantendrán como faros de distinta potencia
que están presentes en cada párrafo. Sólo así la imagen del discurso total tendrá la lucidez que es necesaria y con ello la posibilidad de
dominar el pánico de escena es mayor.

Como una forma de adquirir dominio discursivo se pueden practicar las siguientes experiencias:

 Practicar el discurso en un espacio abierto, solo, sin ningún auditor. Cuando se realiza este ejercicio sin nadie enfrente se carece de
retroalimentación, este hecho dificulta aún más la exposición y permite valorar en su real dimensión la importancia que tiene el
auditorio.

 Practicarlo en una habitación pequeña.

 Practicarlo en un ámbito mayor. Un salón amplio, por ejemplo.

 Forzar el pánico de escena hasta que aparezca para tener una imagen de lo que provocaría en caso de manifestarse.

 Aumentar la capacidad de autocontrol:

 Control respiratorio

 Control de ritmo

 Control de la intensidad

 Control del contenido

 Control del público.

SENTIDO DEL DISCURSO

Lo importante no es hacer lo que queremos sino querer lo que hacemos.


En todo discurso la dinámica es fundamental, gracias a ella es posible modificar totalmente el sentido de una frase, de un párrafo o de un
discurso completo.

O confirmar dicho sentido.

No se debe olvidar que la frase es más importante que la palabra y que el párrafo lo es más aún que la frase.

Eso significa que el sentido total del discurso es más importante que todas las particularidades que en él se hallan contenidas.

Evite siempre el peligro de quedarse en la forma perdiendo la importancia del contenido. Y vice - versa.

El orador debe ser capaz de otorgar el ritmo adecuado a la palabra, frase y el párrafo.

Cada uno de ellos tiene su propio peso y valor, tiene su propio ritmo, su propio acento, su propio misterio. El orador tiene la responsabilidad
de dar la real dimensión al misterio de su discurso, a sacar de él todo su contenido, toda su fuerza significativa.

El discurso se puede comparar con lo que sucede en un coro: Las sopranos deben estar en la superficie de la música. (El orador tiene en
su discurso su propia soprano - la idea o ideas que quiere transmitir), sin embargo, los bajos, las contraltos y los tenores pueden,
eventualmente disputar esa superficie aunque sólo sea por breves instantes.

UN BUEN DISCURSO...

Lo importante es la superficie del discurso, como lo que suma, lo que da tonalidad, el brillo y, finalmente, el sentido.

Un buen discurso se puede comparar a la faena de un torero en la arena.

También es posible comparar la preparación de un discurso a la preparación de una torta y el resultado final del discurso a la torta misma.

LA PREPARACION DEL DISCURSO

El proceso de preparación de un discurso, de estudio y de su posterior exposición ante el público se puede comparar, metafóricamente, a la
acción de hacer un volantín y su consecuente posibilidad de vuelo en manos de un elevador de volantines.

1. Preparación:

1.1 Papel adecuado tanto por su resistencia liviandad, colores, por su elasticidad. Maderos livianos, elásticos, flexibles y de todos modos,
suficientemente fuertes. Pegamento liviano, elástico, estético.

1.2 El que hace el volantín determina la parte estética:

 colores

 formas

 Tamaño

1.3 Determina colores: vivos, tenues, apagados, agresivos, suaves, combinaciones de ellos o sólo un color o colores puros.

1.4 Unión: forma de unir los papeles para crear el total, las fracciones de papel y sus formas diversas. Comprueba que las uniones no
quedan débiles.

1.5 Tamaño y forma: grande, pequeño, rectangular, cuadrado, etc.

2. Representación: Si representa algo específico o es simplemente una figura libre o simbólica.


3. Propósito: Será para divertimiento, para desafío, para que vuele muy alto o sólo planee sobre las colinas.

El propósito hará que se confeccione un volantín ágil o pesado, con gran movilidad o estático.

Las combinaciones deben resistir el impacto del viento o, en su defecto, emplear un solo color para que el papel ofrezca más resistencia en
su vuelo. También debe pensarse en el peso pues lo fundamental es que el volantín se eleve, que vuele. Por esta causa, los maderos, que
constituyen la estructura fija, deben ser fuertes, flexibles, elásticos para dar la posibilidad a que el papel se acomode según cómo y dónde
sople el viento. Los maderos y los tirantes deben atraer al elemento fundamental para el vuelo: el viento, sin atrapar viento es imposible
volar. El viento es el gran impulsador.

4. Los apoyos para que vuele: Luego de armado el volantín, con los maderos estirando el papel, viene el proceso de ponerle los tirantes
que conectan el hilo sustentador (tan liviano y fuerte que permite mantener el control del volantín y que no se corte en el esfuerzo).

Tal vez sea necesario ponerle una cola para mantenerlo en la posición adecuada cuando esté en el aire.

Los tirantes deben estar equilibrados, puestos de modo tal que dejen al volantín en situación de poder elevarse bien.

Concluidas todas estas operaciones preparatorias, viene el verdadero juego del volantín.

5. El lugar desde donde se elevará: Buscar, para lanzarlo al aire, el sitio propicio y la hora adecuada (incluso, tal vez, a alguna persona
para que ayude a lanzarlo al aire y asegurar el despegue hacia el espacio abierto).

Ubicarse de modo que el viento favorezca el posible vuelo del papalote.

6. El vuelo: Ya en el aire, buscar corrientes propicias para alzarlo con la suficiente cantidad de hilo y permitir que se desplace “libre”
aunque guiado y mantenido, a la distancia aconsejable, por el conductor, con la velocidad apropiada, con los giros adecuados. El
manejador del volantín no debe permitir que se vaya muy lejos donde sea imposible controlarlo o donde la presión del viento provoque el
rompimiento del juguete o el corte del hilo que lo sustenta bajo nuestro dominio o donde, peligrosamente otros volantines lo amenacen en
su vuelo.

7. Mantenerlo: Mantenerlo en el aire con elegancia y quietud, con tranquilidad y paciencia o moverlo con agresividad, fuerza y desafío,
esquivando ataques o atacando, vigilante y presto - astuto - para saber qué hace en cada momento o decidirse a atacar en el momento
más aconsejable, prolongar su vuelo tanto como desee el conductor y tanto como lo permitan los otros volantines, el viento y las distintas
circunstancias. Bajarlo cuando sea oportuno, sin insistir en que permanezcan más tiempo en el aire, pero esta operación debe ser realizada
con sumo cuidado, teniendo la precaución de no romperlo al llegar a tierra, de que no se destruya en el último momento y que,
simultáneamente, deje en la retina de quienes han observado su vuelo, la imagen de su galanura, de su bravía de su energía, de su fuerza,
emoción y belleza.

Al descender debe mantener todo lo que ha sido y lo que es.

8. El conductor: Es el gran realizador. Si él no sabe como guiar su volantín, aunque todo lo haya hecho con la precisión necesaria su
esfuerzo quedaría anulado. La hora de la verdad del orador está en el instante en que eleve el volantín, si no sabe actuar, si duda de su
eficiencia es posible que ni siquiera pueda su papalote, elevarse sin un centímetro del suelo.

Finalmente no olvide que: por muy perfectos que sean los signos gráficos de la escritura que
representan las palabras, no pueden retener la grandiosidad del tono, la intención y los silencios,
sobre todos los silencios, de la palabra.

ORATORIA DINAMICA

El discurso se divide en tres partes que son:

1. Introducción o Exordio

2. Medio o Cuerpo del Discurso


3. Final o Patético

1. En el EXORDIO O INTRODUCCION el orador debe señalar de manera muy breve y lo más tranquilo posible el tema que va a
desarrollar. No es aconsejable el discurso diciendo:

Ej. “El tema de hoy es la lluvia”

Sino que intentará un pequeño desarrollo para enunciar dicho tema:

Ej. “Las condiciones climatológicas en el mundo sufren constantes cambios, dichos cambios son importantes para el desarrollo de la vida
sobre la tierra; uno de estos procesos es la lluvia que puede ser bendición o maldición para la humanidad”.

2. MEDIO o CUERPO DEL DISCURSO. Las ideas pronunciadas en la introducción se deben desarrollar de modo tal que el tema quede
abarcado en la totalidad del enunciado, lo cual no significa que el orador va a pretender agotar dicho tema, sino que intentará desarrollarlo
en la medida que fue enunciado, sin exageraciones ni de datos ni de ideas. En esta parte del discurso se recomienda no manejar más de 3
ó 4 ideas fundamentales, puesto que si son más, el auditorio no será capaz de retenerlas todas.

3. EL FINAL O PATETICO.

En el FINAL o PATETICO el orador debe ponerse como meta concluir las ideas enunciadas en el Exordio- y desarrolladas en el Cuerpo del
Discurso- de manera que no queden elementos sueltos. Es importante también que en este Final o Patético el mensaje produzca una fuerte
conmoción en el auditorio, de modo que quede en dicho auditorio una sensación prevaleciente de las ideas expuesta por el orador.

DISTRIBUCION DEL DISCURSO (FONDO Y FORMA)

Para poder hacer una buena distribución del discurso en cuanto a fondo y forma (se entiende como fondo las ideas que se van a exponer y
como forma la manera en que se van a distribuir dichas ideas), son fundamentales estas cinco preguntas:

1. ¿Qué?

2. ¿Cómo?

3. ¿Cuándo? Todo esto apunta a un PARA QUE

4. ¿Quién?

5. ¿A quién?

A estas cinco preguntas que son básicas deben agregarse las preguntas “¿Cuánto?” y “¿Dónde?”.

ANALISIS Y DESARROLLO DE ESTAS PREGUNTAS

1. ¿Qué?

Gracias a la pregunta “¿Qué?” el orador podrá discernir o determinar cuál es el tema que desarrollará.

Para esto deberá investigar profundamente el tema aunque lo domine totalmente; en el caso que no lo domine, su investigación y estudio
debe ser más intenso hasta lograr una absoluta confianza y seguridad en él, llegándolo a incorporar a su fuente propia. Si lo anterior no
sucediere, de ningún modo deberá intentar siquiera hablar acerca de ese tema puesto que, con seguridad, será un fracaso, primero por
desconocimiento y segundo por temor psicológico al tema y al público. Además, el eventual orador deberá buscar el material de apoyo
necesario ya sean gráficos, reproducciones, esquemas, etc.

Es fundamental darle forma al QUE.

2. ¿COMO?
Al responder la pregunta ¿Cómo?, el expositor podrá discernir la manera en que debe distribuir sus materias para dar la correspondiente
relevancia al ¿Qué?. Esto significa estructurarlo de manera que cause un real interés en el receptor.

Algunos tratadistas de oratoria colocan en pugna el “qué” con el “cómo”, esto es, el fondo con la forma; para algunos es más importante el
fondo de la exposición y para otros es más importantes la forma, estos últimos sostienen incluso que gracias a la forma se puede cambiar
fundamentalmente el sentido del “qué”.

Las consideraciones al respecto son variadas, personalmente estimamos que no puede afirmarse apriorísticamente que una de las dos
formas sea más importante que la otra, sino que ambas deben estar equilibradamente distribuidas para que el planteamiento sea realmente
ético; puede suceder, sin embargo, que la tendencia en la exposición se inclinará preferencialmente ya por el fondo, ya por la forma, pero
esto en relación directa con lo que finalmente se pretende con el discurso.

Es probable que algunos tipos de mensajes especialmente los publicitarios o propagandísticos puedan establecer mayor importancia a una
de las formas sobre la otra, pero en la relación coloquial, o en la comunicación docente o familiar, el equilibrio debe mantenerse.

Es importante establecer todas estas cosas porque un emisor inteligente puede perfectamente puede guiar a un público mediante estos
recursos. Es posible ejemplificar esto con la manera distinta en que puede ser analizada una misma noticia por distintos medios de
comunicación; la noticia puede ser absolutamente manipulada para provocar en un receptor inadvertido una impresión o una sensación
determinada en todo caso esto nos permite subrayar lo peligroso que es recibir una información de manera pasiva sin ningún espíritu de
crítica, el cual le permitiera al auditor estar alerta respecto a los propósitos del emisor.

¿CUANDO? ¿QUIEN?

3. ¿CUANDO?

Es importante saber qué y cómo y también lo es saber “¿Cuándo?”, ya que cualquier comunicado va a tener mayor o menor importancia
según el momento en que es entregado. Significa que el emisor debe saber en qué oportunidad, en qué momento es bueno transmitir el
mensaje, pues de ello depende muchas veces la efectividad de lo que se está diciendo.

Un trabajo elaborado cuidadosamente puede destruirse totalmente si se da en mal momento.

Podemos concluir que este “cuándo” nos permitirá planificar cualquier trabajo, ordenar cualquier acción y anticipar cualquier suceso.

4. ¿QUIEN?

Esta pregunta pareciera tener una respuesta obvia ya que apunta al emisor del mensaje. Pero es muy probable que existan varias
posibilidades de emisores para decir un mensaje, por lo tanto es fundamental saber elegir a dicha persona entre todas ellas, ésta debe ser
la más apropiada, puesto que si elige mal, aunque los pasos anteriores estén perfectamente meditados y ejecutados, lo más probable es
que el mensaje no tenga el éxito esperado o pueda simplemente fracasar.

“Quién” está relacionado con la simpatía que posea la persona, esto se denomina también ángel o rapport.

¿A QUIEN?

5. ¿A QUIEN?

Se refiere a la persona o al grupo de personas hacia quienes está dirigido el mensaje, este receptor puede ser individual o colectivo,
considerando el número de ellos y, desde el punto de vista de la motivación, pueden ser:

a) voluntario

b) relativamente obligado

c) definitivamente obligado
Estas tres situaciones conjuntas van a apuntar a la necesidad de que el emisor conozca realmente a su público, aunque sea en forma
general.

Existen desde este punto de vista distintos tipos de públicos:

 Maduros o responsables

 Inmaduros o infantiles

 Indiferentes, etc.

Es obvio entonces que el emisor reaccionará de distintas maneras frente a este público diverso, lo que indicará definitivamente en la
conducta del emisor, en su modo de entregar el mensaje y en la retroalimentación que reciba por parte de ese mismo público.

EL RECEPTOR

Por supuesto que, además de lo dicho previamente, el conocimiento del público en forma previa hará que el emisor adopte determinadas
formas de distribuir su discurso como así también la elección de recursos que permiten un mejor manejo de este público, una mejor manera
de impresionarlo.

En cuanto al receptor o receptores del mensaje se pueden plantear varias alternativas.

Algunas de ellas son:

1. El receptor acepta el mensaje por obligación, pero lo escucha y participa de él.

2. El receptor acepta el mensaje por obligación, pero adquiere motivaciones y se incorpora honesta y vitalmente en la comunicación.

3. El receptor tiene una motivación interior por lo que participa entusiastamente del comunicado produciendo con ello una gran
retroalimentación positiva.

4. El receptor sólo está físicamente presente, no se interesa en el proceso, es más, su actitud negativa daña el proceso comunicativo, lo
que es captado por el emisor provocándole serias incomodidades que impiden de hecho la entrega de un mensaje que posea toda la
fuerza necesaria.

Esta última alternativa del receptor puede también tener dos formas:

a) Ser absolutamente pasiva, es decir no participa en nada del proceso, ni para bien, ni para mal, lo cual provoca que la retroalimentación
sea negativa pasiva.

b) El receptor mueble puede ser activo (lo que parece un contrasentido), pero su actividad de mueble consistirá en negarse a la
comunicación y en procurar que otros se incorporen a esta no comunicación.

De lo anterior se deduce que existen tres posibilidades comunicativas:

1. Aceptación del mensaje

2. Rechazo del mensaje

3. Respuesta cero.

Este último tipo de respuesta daña definitivamente la comunicación.

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