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PRESENCIA DE DIOS

La Prelatura del Opus Dei no agota PRESENCIA DE DIOS


la figura de las prelaturas personales. En
el futuro la Santa Sede podría erigir otras 1. Presencia de Dios, filiación divina y co-
con características diversas: de ámbito munión con Dios. 2. Medios para fomentar
la presencia de Dios. 3. Presencia de Dios
sólo nacional o regional, para necesidades
y unidad de vida.
surgidas de circunstancias no ligadas a un
fenómeno carismático, sino meramente La expresión “presencia de Dios” tie-
humanas (étnicas, profesionales, nacidas ne un sentido objetivo y un sentido subje-
de la movilidad humana, etc.), con una mi- tivo. Objetivamente significa que Dios, en
sión pastoral que comprenda también los cuanto creador y providente, está presente
servicios típicamente parroquiales, etc. En en todas las cosas confiriéndoles el ser y
todo caso, la aplicación de la figura jurídica manteniéndolas en el ser; y también que,
de las prelaturas personales al Opus Dei en virtud de su libertad y de su amor, se ha
constituye un claro criterio interpretativo hecho presente en Cristo y en la Eucaristía.
de la normativa canónica sobre este tipo Subjetivamente, significa que el hombre se
de circunscripción. hace consciente de esa presencia divina y
crece en ella hasta dejar que ilumine toda
Voces relacionadas: Descripción general del su vida. Esta es la perspectiva desde la
Opus Dei (ver Introducción); Itinerario jurídico que ordinariamente la considera san Jose-
del Opus Dei. maría.

Bibliografía: IJC, pp. 421-503; Juan Ignacio 1. Presencia de Dios, filiación divina y
Arrieta, “Prelatura personal”, en Diccionario
comunión con Dios
General de Derecho Canónico, VI, Pam­ plona,
Thomson - Reuters - Aranzadi, 2012, pp. 389- Es el sentido de la filiación divina
399; Eduardo Baura (ed.), Estudios sobre la Pre- –columna vertebral del espíritu del Opus
latura del Opus Dei. A los veinticinco años de la Dei– la fuente de la que mana la cons-
Constitución apostólica Ut sit, Pamplona, EUN- tante presencia de Dios en la vida de san
SA, 2008; Amadeo de Fuenmayor, Escritos sobre Josemaría. Es además el rasgo concreto
prelaturas personales, Pamplona, EUNSA, 1992; y palmario que testimoniaron los que lo
Sandro Gherro (ed.), Le prelature personali ne-
conocieron y convivieron con él, junto –en
lla normativa e nella vita della Chiesa, Venezia.
Scuola Grande di San Rocco, 25-26 giugno
lo humano– con la simpatía, el ingenio y
2001, Padova, CEDAM, 2002; Javier Hervada, el buen humor y la fina caridad. Fue una
“Aspectos de la estructura jurídica del Opus tenaz conquista, fruto de la gracia y de su
Dei”, Persona y Derecho. Suplemento Lex Nova correspondencia. Se aprecia, ya desde los
de derechos fundamentales del fiel, I (1991), pp. comienzos, que el Espíritu Santo le otorgó
301-322; Gaetano Lo Castro, Las prelaturas el don de una continua presencia de Dios,
personales. Perfiles jurídicos, Pamplona, EUN- que fue incesante a lo largo de toda su vida
SA, 1991; Pedro Rodríguez, Iglesias particulares y se hizo creciente con el paso de los años.
y prelaturas personales. Consideraciones teoló-
gicas a propósito de una nueva institución ca- “En Dios vivimos, nos movemos y
nónica, Pamplona, EUNSA, 1986; Antonio Viana, existimos” (Hch 17, 27-28): vivimos por-
Introducción al estudio de las prelaturas, Pam- que Él nos ha creado, y permanecemos
plona, EUNSA, 2006. en la vida porque Él nos sostiene con su
amorosa providencia. Asimismo tenemos
Eduardo BAURA
la convicción de que Dios está con noso-
tros, siempre, no como un ente abstracto
o una fuerza impersonal, sino como Padre
que es, amoroso y misericordioso. “Es pre-
ciso convencerse de que Dios está junto a

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nosotros de continuo. –Vivimos como si el 11, 25; Jn 11, 41; Lc 23, 34; Mt 9, 36-38).
Señor estuviera allá lejos, donde brillan las No hay mejor modo de ver las cosas y las
estrellas, y no consideramos que también personas que verlas tal como las ve Dios,
está siempre a nuestro lado. Y está como mirarlas “con los ojos de Cristo” (cfr. RH,
un Padre amoroso –a cada uno de noso- 18). En sus últimos años san Josemaría,
tros nos quiere más que todas las madres ante dificultades que padecía en la vis-
de este mundo pueden querer a sus hijos–, ta, solía repetir esta jaculatoria: “Que yo
ayudándonos, inspirándonos, bendicien- vea con tus ojos, Cristo mío, Jesús de mi
do…y perdonando. (…) Preciso es que nos alma”, mientras crecía en él el hambre de
empapemos, que nos saturemos de que contemplar el rostro del Señor: “Vultum
Padre y muy Padre nuestro es el Señor que tuum, Domine, requiram (Sal 26 [Vg 25],
está junto a nosotros y en los cielos” (C, 8), buscaré, Señor, tu rostro. Me ilusiona
267; cfr. S, 658). cerrar los ojos, y pensar que llegará el mo-
La presencia de Dios no estriba en mento, cuando Dios quiera, en que podré
meras prácticas piadosas, sino en la pro- verle, no como en un espejo, y bajo imáge-
funda conciencia de que Dios, creador nes oscuras... sino cara a cara (I Co 13, 12).
del universo, está presente en todas par- Sí, mi corazón está sediento de Dios, del
tes con una presencia íntima y operativa Dios vivo: ¿cuándo vendré y veré la faz de
que “sosteniendo todas las cosas, hace Dios? (Sal 41 [Vg 40], 3)” (SRECH, Cuarto
que sean lo que son (…). Pues la criatu- Misterio Luminoso).
ra sin el Creador se esfuma” (GS, 36). Con El Catecismo de la Iglesia Católica cita
incomparable belleza describe el Salmo un texto de la Const. Past. Gaudium et
139, 7-10, esta presencia de inmensidad: Spes en el que se destaca esta esencial
“Señor (…) ¿Adónde alejarme de tu espíri- referencia de la persona a Dios: “La razón
tu? ¿Adónde huir de tu presencia? Si subo más alta de la dignidad humana consiste
al cielo, allí estás Tú; si bajo hasta el seol, en la vocación del hombre a la comunión
allí te encuentras. Si monto en las alas de con Dios. El hombre es invitado al diálo-
la aurora y habito en los confines del mar, go con Dios desde el nacimiento: pues no
también allí me guiará tu mano, me suje- existe sino porque, creado por Dios, por
tará tu diestra”. Dios brilla de tal modo en amor, es conservado siempre por amor, y
lo creado, que los hombres serían ciegos no vive plenamente según la verdad si no
para no verlo: “los cielos pregonan la gloria reconoce libremente ese amor y se entrega
de Dios y el firmamento anuncia la obra de a su Creador” (GS, 19). Tener presencia de
sus manos” (Sal 19 [Vg 18], 2). Dios es asumir plenamente nuestro ser y
En las criaturas elevadas al orden so- nuestra realidad: la de estar llamados a la
brenatural, esa presencia real de Dios al- comunión con Dios correspondiendo libre-
canza dimensiones nuevas y superiores: el mente a su amor.
alma en gracia se convierte en templo de San Josemaría invitaba, en conformi-
la Trinidad Santísima. Inhabita en el alma dad con el específico carisma del espíritu
de quienes le aman. Cuando nos persua- del Opus Dei, a vivir la presencia de Dios
dimos de esta dichosa realidad, aprende- también en el trabajo ordinario: “el hombre
mos a ver a Dios en todo, nos sabemos no debe limitarse a hacer cosas, a cons-
contemplados por Dios a toda hora. Es el truir objetos. El trabajo nace del amor, ma-
mismo Jesucristo quien nos da ejemplo de nifiesta el amor, se ordena al amor. Reco-
ello al aprovechar cualquier ocasión y si- nocemos a Dios no sólo en el espectáculo
tuación y referirla a Dios Padre, sea para de la naturaleza, sino también en la expe-
alabar, renovar la acción de gracias o re- riencia de nuestra propia labor, de nuestro
parar (cfr. Mt 6, 29-30; Jn 11, 4 y 15; Mt esfuerzo. El trabajo es así oración, acción

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de gracias, porque nos sabemos coloca- al revés: en lugar de acordarme del mundo,
dos por Dios en la tierra, amados por Él, cuando trate Contigo, que me acuerde de
herederos de sus promesas. Es justo que Ti, al tratar las cosas del mundo” (F, 1014).
se nos diga: ora comáis, ora bebáis, o ha- Esta constante presencia de Dios no
gáis cualquier cosa, hacedlo todo a gloria fue la propia de quien se retira del mundo.
de Dios (1 Co 10, 31)” (ECP, 48). San Josemaría enseñaba a sus hijos que
La llamada a santificar el trabajo profe- debían ser contemplativos en todas las
sional y los quehaceres de la vida ordinaria encrucijadas de la vida social, valiéndose
lleva a conjugar y a unir lo que frecuentes de su quehacer temporal; solía afirmar:
dualismos separan: vida contemplativa y “nuestra celda es la calle”. Por tanto, no
activa, lo profano y lo sagrado, lo tempo- se trata de momentos sublimes, estelares,
ral y lo eterno. La Encarnación del Verbo “místicos”, sino de una continua presencia
es la gran verdad que debe presidir este de Dios en el transcurrir de la vida corriente
afán unitario: “la profunda percepción de y en los afanes cotidianos. La noción de
la riqueza del Verbo encarnado fue el ci- vida ordinaria, de cotidianidad, en los es-
miento sólido de la espiritualidad del fun- critos de san Josemaría es una verdadera
dador” (Del Portillo, 1993, p. 77). “Unir el categoría teológica y el marco de su vida
trabajo profesional con la lucha ascética contemplativa: se trata de vivir santamente
y con la contemplación –cosa que puede
la vida ordinaria. Tener presencia de Dios
parecer imposible, pero que es necesaria,
no es, pues, segregarse de las ocupacio-
para contribuir a reconciliar el mundo con
nes ordinarias, sino que, por el contrario,
Dios–, y convertir ese trabajo ordinario en
es el modo más pleno y verdadero de estar
instrumento de santificación personal y
en la realidad. Podría decirse que consiste
de apostolado. ¿No es éste un ideal no-
ble y grande, por el que vale la pena dar en un simultáneo estar y no estar. Se está
la vida?” (Instrucción, 19-III-1934, n. 33: todo y del todo en los asuntos corrientes
Aranda, 2001, pp. 173-174). y concretos que ocupan manos y cabeza,
pero, a la vez, no se está porque se está en
Precisamente este empeño unitario Dios. Puede parecer paradójico, pero ese
preside el esfuerzo ascético por cultivar
no estar es el modo más pleno y profundo
y fomentar la presencia de Dios. “Nunca
de estar en las cosas temporales, porque
compartiré la opinión –aunque la respeto–
cuando se tiene presencia de Dios, de al-
de los que separan la oración de la vida
guna manera se accede a ver las cosas
activa, como si fueran incompatibles. Los
como las ve Dios, es decir, se las ve del
hijos de Dios hemos de ser contemplati-
modo más verdadero y objetivo. Esa mi-
vos: personas que, en medio del fragor de
la muchedumbre, sabemos encontrar el rada sobrenatural en san Josemaría llega-
silencio del alma en coloquio permanente ba al punto de permitirle ver una multitud
con el Señor: y mirarle como se mira a un de detalles materiales –arreglos y mejoras
Padre, como se mira a un Amigo, al que que convenía hacer, por ejemplo–, y tener
se quiere con locura” (F, 738). De ahí que una perspicacia, muy por encima de la
todas las circunstancias puedan conducir meramente psicológica, para detectar las
a Dios: “En tu vida, si te lo propones, todo necesidades, aflicciones y problemas de
puede ser objeto de ofrecimiento al Señor, quienes conocía y trataba. Su presencia
ocasión de coloquio con tu Padre del Cie- de Dios empapaba desde dentro su que-
lo, que siempre guarda y concede luces hacer cotidiano –desde leer el diario hasta
nuevas” (F, 743). Conmueve la lucha de subir las escaleras– y su relación con los
san Josemaría por tener presencia de Dios demás. En varias ocasiones mencionó que
cuando escribe en sentida oración: “Jesús: no solía saludar a nadie sin antes saludar a
que mis distracciones sean distracciones su Ángel Custodio.

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2. Medios para fomentar la presencia de que fueran muchos, incluso cientos. Para
Dios ganar el hábito de la presencia de Dios
Múltiples son los medios que reco- será necesaria la lucha ascética, valerse
mendó san Josemaría para buscar y fo- de “industrias humanas” y recurrir a “mu-
mentar la presencia de Dios. La oración letas”, pero tras esos esfuerzos –añadía–,
mental (por la mañana y por la tarde), cen- Dios podía conceder –pues se trata de un
trar el día en torno a la santa Misa, la lectu- don– una verdadera vida contemplativa.
ra del Evangelio y de algún libro espiritual, Para ayudar a sus hijos a ser almas
la contemplación y rezo del santo Rosario; verdaderamente contemplativas, escribió
en fin, todo aquello que denominó “plan la homilía Hacia la santidad, que –así lo co-
de vida espiritual”, es decir, prácticas de mentó–, podía ser como la falsilla que se
piedad diarias y constantes en las que se usaba en la escuela para que las líneas no
actualiza la fe y el amor a Dios. La fideli- se desviaran y sobre la que se debía escri-
dad a esas prácticas de piedad conducirá bir la propia vida: “Empezamos con oracio-
paulatinamente a lo que denominó “nor- nes vocales, que muchos hemos repetido
mas de siempre”, es decir, actitudes del de niños: son frases ardientes y sencillas,
alma constantes, las cuales, todas ellas, enderezadas a Dios y a su Madre, que es
manifiestan y fortalecen la presencia de Madre nuestra (…). Primero una jaculato-
Dios (considerar la filiación divina, comu- ria, y luego otra, y otra..., hasta que parece
niones espirituales, acciones de gracias, insuficiente ese fervor, porque las palabras
actos de desagravio, oraciones jaculato- resultan pobres...: y se deja paso a la inti-
rias, etc.). Con la palabra jaculatorias de- midad divina, en un mirar a Dios sin des-
signaba –siguiendo la tradición espiritual canso y sin cansancio. Vivimos entonces
ya desde san Agustín– las frases breves, como cautivos, como prisioneros. Mientras
cual saetas, que manifiestan el amor a realizamos con la mayor perfección posi-
Dios y ayudan a ejercitarse en la presencia ble, dentro de nuestras equivocaciones y
de Dios. “Emplea esas santas «industrias limitaciones, las tareas propias de nues-
humanas» que te aconsejé para no perder tra condición y de nuestro oficio, el alma
la presencia de Dios: jaculatorias, actos ansía escaparse. Se va hacia Dios, como
de Amor y desagravio, comuniones espi- el hierro atraído por la fuerza del imán. Se
rituales, «miradas» a la imagen de Nuestra comienza a amar a Jesús, de forma más
Señora…” (C, 272). Entendemos por “in- eficaz, con un dulce sobresalto” (AD, 296).
dustrias humanas” diversos recursos que
Supuesta esa consideración general,
pueden servir a menudo de “despertado-
podemos enumerar a continuación algu-
res” para recordar y vivir la presencia de
Dios (crucifijo, estampas, imágenes de la nos cauces por los que animaba a que dis-
Virgen, también otros objetos profanos a curriera la presencia de Dios:
los que la persona dota de algún significa- a) Dedicar cada día de la semana a una
do y que contribuyen a acrecentar la vida devoción sólida: a la Santísima Trini-
de la gracia en su alma: “Ten presencia de dad, a la Eucaristía, a la Pasión, a la
Dios y tendrás vida sobrenatural”: C, 278). Virgen, a San José, a los Santos Ánge-
En bastantes ocasiones, durante los les Custodios, y a las benditas ánimas
años que vivió en Villa Tevere, san Josema- del Purgatorio.
ría, al cruzarse con alguno de sus hijos en b) Acciones de gracias: “Acostúmbrate a
los pasillos de la casa, incluso a temprana elevar tu corazón a Dios, en acción de
hora de la mañana, le preguntaba: “Hijo gracias, muchas veces al día. –Porque
mío, ¿cuántos actos de amor y desagravio te da esto y lo otro. –Porque te han
has hecho hoy?”. Sin dar tiempo al interlo- despreciado. –Porque no tienes lo que
cutor a esbozar una respuesta, animaba a necesitas o porque lo tienes. Porque

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hizo tan hermosa a su Madre que es el sol; y, por debajo del oleaje tumul-
también Madre tuya. –Porque creó el tuoso y devastador, reinarán en tu
Sol y la Luna y aquel animal y aquella alma la calma y la serenidad” (F, 343).
otra planta. –Porque hizo a aquel hom- A su vez, a través de ella se disipan los
bre elocuente y a ti te hizo premioso… problemas y se encuentran las auténti-
Dale gracias por todo, porque todo es cas soluciones: “Si tuvieras presencia
bueno” (C, 268). Como se puede apre- de Dios, cuántas actuaciones «irreme-
ciar, pasa con naturalidad de la bondad diables» remediarías” (S, 659).
ontológica de la Creación –fruto de la f) Vivir el plan de vida espiritual con amor,
acción creadora de Dios: todo es bue- evitando toda rutina, para fomentar la
no– a la misteriosa bondad de la Histo- piedad. El gran enemigo de la verda-
ria –fruto de la acción redentora de Cris- dera piedad es la rutina que lleva a
to: omnia in bonum– y todo lo lleva a la una monótona repetición de palabras
acción de gracias (cfr. CECH, p. 494). carentes de vida y amor: “Huyamos de
c) Actos de amor y desagravio: “Nuestra la «rutina» como del mismo demonio.
voluntad, con la gracia, es omnipoten- –El gran medio para no caer en ese
te delante de Dios. –Así, a la vista de abismo, sepulcro de la verdadera pie-
tantas ofensas para el Señor, si deci- dad, es la continua presencia de Dios”
mos a Jesús con voluntad eficaz, al (C, 551). Dios tiene derecho a exigir-
ir en tranvía por ejemplo: «Dios mío, nos que tengamos presencia suya:
querría hacer tantos actos de amor y “Convéncete, hijo, de que Dios tiene
de desagravio como vueltas de cada derecho a decirnos: ¿piensas en Mí?,
rueda de este coche», en aquel mismo ¿tienes presencia mía?, ¿me buscas
instante delante de Jesús realmente le como apoyo tuyo?, ¿me buscas como
hemos amado y desagraviado según Luz de tu vida, como coraza..., como
era nuestro deseo. Esta «bobería» no todo? –Por tanto, reafírmate en este
se sale de la infancia espiritual: es el propósito: en las horas que la gente
dialogo eterno entre el niño inocente y de la tierra califica de buenas, clamaré:
¡Señor! En las horas que llama malas,
el padre chiflado por su hijo: –¿Cuánto
repetiré: ¡Señor!” (F, 506). Por tanto,
me quieres? ¡Dilo! –Y el pequeño sila-
deber nuestro es exigirnos y luchar por
bea: ¡Mu-chos mi-llo-nes!” (C, 897).
ganar en hábitos de presencia de Dios:
d) Diálogo con Dios en el trabajo: “Pon un “Para tu examen diario: ¿he dejado
motivo sobrenatural a tu ordinaria la- pasar alguna hora, sin hablar con mi
bor profesional, y habrás santificado el Padre Dios?... ¿He conversado con Él,
trabajo” (C, 359). Cuanto más dentro con amor de hijo? –¡Puedes!” (S, 657).
del mundo estemos, tanto más hemos
g) Recogimiento interior. Para que este
de ser de Dios (cfr. F, 740). “Debes
empeño por ser contemplativos en
mantener –a lo largo de la jornada–
medio del mundo, en el tráfago de los
una constante conversación con el
asuntos de la vida ordinaria, sea posi-
Señor, que se alimente también de las
ble, se requiere fomentar cierta disci-
mismas incidencias de tu tarea pro- plina mental, un recogimiento interior,
fesional. –Vete con el pensamiento al que es fruto de la vida interior: “¿Cómo
Sagrario…, y ofrécele al señor la labor vas a vivir la presencia de Dios, si no
que tengas entre manos” (F, 745). haces más que mirar a todas partes?...
e) Paz ante las dificultades y contradic- –Estás como borracho de futilidades”
ciones: “Si tienes presencia de Dios, (S, 660). Del mismo tenor es el siguien-
por encima de la tempestad que en- te texto: “¿Minucias y nimiedades a
sordece, en tu mirada brillará siempre las que nada debo, de las que nada

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PRIMEROS CRISTIANOS

espero, ocupan mi atención más que continúa: “No hay compartimentos estan-
mi Dios? ¿Con quién estoy, cuando no cos en nuestra vida, ni podemos distinguir
estoy con Dios?” (F, 511). –insisto– dónde acaba la oración y dónde
empieza el trabajo, ni dónde se encuentran
3. Presencia de Dios y unidad de vida los límites del apostolado. Porque el apos-
tolado es Amor de Dios que se desborda,
Para captar el sentido profundo de dándose a los hombres; y la vida interior
todo lo dicho se hace necesario señalar contemplativa es clamor de almas; y el
que, para el fundador del Opus Dei, el ob- trabajo, un esfuerzo sostenido de abnega-
jetivo al que se encamina la lucha espiritual ción, de caridad, de obediencia, de com-
es precisamente la unidad de vida, es de- prensión, de paciencia y de servicio a los
cir, la armonía intrínseca, verdadera causa- demás” (ibidem, n. 40).
lidad circular, que debe darse entre las tres
dimensiones presentes en la búsqueda de Voces relacionadas: Amor a Dios; Contemplati-
la santidad en el mundo, a saber, trabajo, vos en medio del mundo; Jaculatorias; Oración;
oración y apostolado. El hilo que une es- Trabajo, Santificación del; Unidad de vida.
tas distintas dimensiones de la existencia
cristiana es precisamente la presencia de Bibliografía: Juan Pablo II, Cart. Enc. Redemp-
Dios. Si hay una característica que denota tor hominis, 1979; Antonio Aranda, “El bullir de
la madurez en la vocación en el Opus Dei, la Sangre de Cristo”. Estudio sobre el cristocen-
la plena encarnación de su espíritu, es el trismo del Beato Josemaría Escrivá, Pamplona,
logro o, mejor, la lucha siempre reiniciada y EUNSA, 2001; Álvaro del Portillo, Entrevista
sobre el Fundador del Opus Dei, Madrid, Rialp,
nunca del todo lograda, fruto de la gracia y
1993; Pedro Rodríguez, Vocación, trabajo, con-
de correspondencia personal, de la unidad templación, Pamplona, EUNSA, 1986.
de vida. Es una característica esencial de
la vocación de cristianos corrientes, pues Jorge PEÑA VIAL
“o sabemos encontrar en nuestra vida or-
dinaria al Señor, o no lo encontraremos
nunca” (CONV, 114).
PRIMEROS CRISTIANOS
Terminemos citando un texto de san
Josemaría que, al describir el concepto 1. El ejemplo de los primeros fieles, como
teológico de unidad de vida, sintetiza lo referencia explicativa. 2. La vida ordinaria,
hasta ahora expuesto: “No vivimos una ámbito de santificación cristiana. 3. Pro-
doble vida, sino una unidad de vida, sen- yección apostólica del cristiano corriente.
cilla y fuerte, en la que se funden y com-
El aprecio de san Josemaría por los
penetran todas nuestras acciones. Cuan-
primeros seguidores del cristianismo está
do respondemos generosamente a este
ya presente en los comienzos de la Obra.
espíritu, adquirimos una segunda natura-
Se refirió a ellos en muchas ocasiones, en-
leza: sin darnos cuenta, estamos todo el
tendiendo por primeros cristianos no sólo
día pendientes del Señor y nos sentimos
la primitiva comunidad de Jerusalén, sino
impulsados a meter a Dios en todas las
las primeras generaciones de cristianos,
cosas, que sin Él, nos resultan insípidas.
que vivieron tanto en la época apostólica
Llega un momento, en el que nos es im-
como en la inmediata posterior.
posible distinguir dónde acaba la oración y
dónde comienza el trabajo, porque vuestro
trabajo es también oración, contempla- 1. El ejemplo de los primeros fieles,
ción, vida mística verdadera de unión con como referencia explicativa
Dios –sin rarezas–: endiosamiento” (Carta Una de las enseñanzas más reiteradas
6-V-1945, n. 25: AGP, serie A.3, 92-4-2). Y por san Josemaría ha sido la llamada uni-

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