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carituLo 10 Este es este y oeste es oeste El pasado es, desde luego otra tierra, Nadie duda de que en alla gente acta la cosas dle manera diferente, Pero eran, en gran medida, las mismas cosas La gente acta, ta bajaba, engendraba, moriay sus cuerpos pasaban a ser el centro de la atencién eitual ~al igual que lo son actualmente en entierros sencilloso en elaborados funerales de es {ado~ Siempre vemos el pasado através de un cristal, envuelto en el mister, Peto las imagenes que vernos en el cristal son tanto inquietantemente familiares como diferen tesde lo que conocemos y experimentamos hoy ia, Esa ea gran fascinacin de aa ‘queotogia, El Viajero de Walter De La Mare dejéa su caballo smordisqueando la hiet- ba / del suelo de helechos del bosques mientras Hamaba a la puerta iluminada por la ‘Luna, Exclam6: «Hay alguien ahi. Silencio, El sabia que los Oyentesestaban ahi, pero ellos no respondieron, y cuando se fue, wel silencio regres suaverentes!. E silencio 4al pasado es lo que resulta intsgante, En nuestro intento de combatr es silencio, elegimos dos polos temporalesy geo= sificos del Neolitico: los aemtamientos neolticos primitives de Oriente Prdximo y as sosiedades que crearon los grandes monuumentos de la Europa atlantica. Los compara tos ycontrastamos para mostrar a gente que hacia las mismas cosas de manera dife- rente, La pregunta dificil es: que procesos mentale inherentes consituian el marco tanto de los cenudos bucrania de Catalhoytk como de las ricamente grabadas piedras Perimetrales, corredores y cimaras dela Curva del Boyne? Nuestra respuesta no es simple yunitaria, No afirmamos que este aque factor fuera la tnica motivacién que dieraorigen alos exqueetos bajo los suelos de las viviendas de Gatalhytky a los os- curos corredores a cuyo interior los antiguos pobladores del oeste transportaban los restos incinerados y desaticulados de sus muertos. Por el contrario, apuntamos hacia tos complejos e interrelacionados pactos (0 «contratss) sociales y psicoldgicos que to- das las sociedades deben forjar de un modi u oto. Los aspectos concretos de estos pac- 294 Dentro de la mente neoitica x 174 os grads de dificult en la expla arquendcaetablecdes por Christopher Hawkes se seman a avs de la exceed Jah. Tndiionalmente los anueloos ha considera que as rents ya reign se enconttaban fur del akance de os investiga. tos duales differen de un sitio a otro y de una época a otra, pero la compleja interac- cion generadora de sus elementos debe tener en cuenta ~y de hecho, ser modelada @ partir de- los universales humanos. Desde la década de 1960, cuando James Mellaart publicd sus evocadoras recons- trucciones de Catalhéyik, y de hecho desde las primeras especulaciones en torno a los ‘monumentos megaliticos, nadie ha dudado de que, en ambos casos, los esfuerzos hu: ‘manos estaban alentados por unas creencias profundamente arraigadas que los inves- tigadores podian llamar religiosas de forma razonable. La gente estaba construyendo cen este mundo para contactar con otro mundo oculto, siendo los rituales celebrados en estas construcciones los que establecian contacto con ese otro reino. Pero esa explica~ cién general resulta insuficiente. Necesitamos més detalles. ¥ es aqui donde los inves- tigadores se topan con un pétrea muro. Es concebible, se preguntan, que podamos lle~ {gar a entender las creencias religiosas de una gente que vivié hace tanto tiempo? A dliferencia de las herramientas de piedra, ls edificios y las tumbas, las creencias no se «fosilizans, No puedes excavar las creencias, Han sido silenciadas. Fue esta vision la que llevé a Christopher Hawkes a proponer una metéfora para la investigacin arqueol6gica que ha moldeado las expectativas de los investigadores ‘gue haciéndolo, aunque pocos arqueélogos expresarian en la actua- Este es este y oeste es oeste 295 lidad una lealtad sin reservas al tropo. A pesar de ser raramente mencionado de ma- nera completa, se convirtié en una de esas metiforasinvisibles que acompanan Ia vida y€l trabajo de los arquasiogos. Hawkes imaginé una escalera de deduccién arqueol6- ice que conducia de la tecnologia la economia, de ést alas normas sociales, y de esta “ima, finalmente a as ereencis y la religion (fig. 74)-Al igual que la escalera de Ja- cob, conducta de lo material, la piedra sobre la que el vsionario apoy6 su cabeza, ao inmateril el reno del que descendian los angeles. Desde luego, la escalera de Hawkes recuerda ala escaleratranscosmol6gica de la que hablamos (capitulo 4). Havekes consiceraba los peldanos mas bajos bastante seguros: I tecnologta ant: tua, crea dl, se podia infrir con bastante facilidad de las hertamientas de picdra y de ores objetos. En las puntas de flecha, los arqueslogos pueden pricticamente con- templar el proceso de lacaza. A partir de ese proceso, pueden deducir algo dela tec- nologia antigua y también del tipo de economia practicado par los atifices de las puntas de flecha, aunque steenologia» y secanomiaw son, desde luego, conceptos abs- tractos, no cosas que los invesigadores puedan sostener en sus manos. Los peldafos mas altos de a escalera sostenla Hawkes, son mucho menos seguros. Las estructuras sociales en cuyo seno la gente fabricaba objets, epartia los despojos dela caza y vt ‘ia sus vidas cotidianas y poliicas, son cosas mas abstractas que algo concreto que pueda excavarse.¥ To que es peor, mientras los arqueslogos pueden poner litralmen- te sus manos sobre los objetos (aunque no sobre la «tecnologia» nila «ecanomia), creencias resultan més escurriizas. La distancia deductiva entre, pongamos, as tum: boas megalticas y la eeligién que promovi6 su construccién es mayor que la que hay entre los abjetos de piedra y las ténicas de caza. Reconocemos parte de verdad en las afirmaciones cle Hawkes, pero exsten ciertas formas de aproximacién a fos antiguos, sistemas de creencias que es posible que dl, en la década de 1950, desconociera por completo. Mas alld de la escalera Nuestra eleccién de Oriente Préximo y Europa occidental nos permitis sefalar tanto las diferencias como las similitudes entre ambas regiones. El Neolitico no fue una en- tidad unitaria, homogénea e inmutable. De modo que el este puede ser el este, el 0s tel oeste, pero no existe ni este ni oesteen el andlisis final, o en palabras de Rudyard Kipling: «cuando la tierra y el cielo se presentan ante el gran tribunal de Dios» (y tam- bign en algunas situaciones algo patrioteras y repletas de testosterona que involucran 1 chombres fuertes»). Alejéndonos de la apocaliptica vision de Kipling, nosotros he- ‘mos sostenido que eel anilisis final» es neurol6gico. Estey oeste, en sus distintas en- carnaciones neoliticas, fueron los resultados de diferentes formas de gestionar Ios re: ‘cursos neuroligicos en el seno de comunidades agricolas incipientes y también mas desarrolladas. > Kiln. 1980, p28 296. Dentro de la mente neoiticas Julian Thomas expone la cuestion de manera bastante diferente. Describe el Neoli- ‘ico como sun conjunto de recursos materiales y simbolicos interelacionados»*, Llega «esta conclusién en parte como resultado del estudio de isdtopos estables en huesos hhumanos. El andlisis de istopos estables puede decir si las personas cuyos huesos es- tin siendo analizados subsistian prineipalmente a base de plantas o de animales; tam- bien puede determinar si estas personas comieron pescado o animales terrestres dx rante los tltimos diez aos de sus vidas. Los resultados de esta investigacion muestran «que, al comienzo del Neolitco en la 2ona sur de Bretaia, la gente dejé de comer pes- «ado, Pero se encuentran conchas marinas, a veces en gran nlimero, en tumbas neoli- ticas de Iranda, Gales y Escocia*, El argument de que los bienes mortuorios comesti- bles estaban destinados simplemente al sustento de los muertos en su camino al mundo de los espiritus necesita ser reconsiderado. No obstante, puede que no sea totalmente cerr6neo: los alimentos marinos pueden haberse considerado mas apropiados para la ntricién en el inframundo que para la vida material. En cualquier caso, ubo un canm- bio significativo. ‘Thomas ve esta anomalia -abandonar los alimentos marinos después de muchos rilenios pero colocartos en contextos funerarios~ como un arechaz0 positivo» causa- tin de los dos contratos. El conocimiento arcano y la capacidad de explorar el cosmos pueden tener importantes repercusiones politica ‘Actualmente, en Occidente, el péndulo se inclina hacia la parte derecha dela figura 75, El contrato social esta unido a un nuevo contrato de conscienei, fandamentado ea torno 200 Dentro de la mente neoitica Contato 0 \ conetiercia Conate seca! 73. Las tes dimensiones de a reign se encoadan en el interior de os contvats social y de conscieaca Algunas personas se desvian ata squint y pen és en le experiencia ctoso hacen ala drach y ‘one ens ea eecncia intelectual yen la practic ritual, Ta ciencia, que rechaza la realidad de la clarividencia sobrenatural, Por supuesto esta Visién no es compartida por todo el mundo. Adin hay algunos que creen que Occiden- te debera ser una teacracia, como lo son numerosos palses en su mayorfa musulma- nes, pero, por lo genera, en las cuestiones politcas y econémicas occidentales Ia inje- rencia de la revelacion divina no se acepta. Durante el Neolitico (como también en épocas posteriores) el péndulo estaba inclinado en la direceién opuesta, ra la expe- riencia religiosa la que otorgaba alas personas el poder para ordenar la construccién cde monumentos megalitcos y para sacificar animales y, muy probablemente, sees hu- ‘manos con objeto de mantener el orden del cosmos. Otra forma de expresar este pun. to ex decie, por supuesto, uc los sacrifcios animales y humanos el conteol sobre una ‘ransici6n cosmolbgica impuesta~ mantenian ala élite en el poder. Para los arque6logos, actualmente existen indicios de que deberos considerar nue- ‘0s tipos de explicacidn gue no admin la impotencia de la humanidad frente al en tomo. Volvemos ala distincion entre explicaciones éticas y émicas (capitulo 3)-Las ex- plicaciones éicas son aquella formuladas desde fuera de una sociedad. Un arqueslogo que propone que cirtos cambios politicos fueron una reaccion al cambio del clima ‘std planteando una explcacion ética. No obstante, resulta muy improbable que los ‘miembros de esa sociedad en proceso de cambio hubieran descrito lo que les estaba jcurtiendo en términos de una teoria ecoldgica. Flos habrian dado una explicacion ‘mica, una que taviera sentido en el contexto de su propia interpretacion de la causa~ lidad, desu rligin y de sa sistema de simbolos. Este tipo de expliacién no ha resul- tado atractiva para los arqueSlogos. Al igual que Gordon Childe y ottos marxistas, la rmayoria de los investigadores sitdan la base material de la sociedad, la infraestructura, ene punto de cambio, Ls cambios en la creencia eran, desde su punto de vst, sim- Este es este y ceste es veste 301 ples creencias populares, supersticiones que no tenian un verdadero impacto sobre el cambio. Hallegado la hora de que los arquedlogos tomen en cuenta las explicaciones émicas”. Lo que antes se veia, de manera bastante comprensible, como insustanciales divaga- comes fantasticas, debe ser ahora, a la luz de unos contratos social y de consciencia in- terconectados que no pueden ignorarse, reevaluado. En el contexto de las interrelacio- ‘nes mostradas en la figura 75, la gente formula creencias que, independientemente de suentorno, conducen al cambio social, politico, arquitecténico y artistico. El poder para cel cambio gue puede ejercer una vision émica debe ser tomado en se ‘Aungue hemos utilizade la metafora del péndulo para describ el cambio en el énfa- sis sobre las experiencias en el extremo introvertido del espectro de consciencia, cree ‘mos que resulta inapropiada si repasamos la historia intelectual. En la Antigitedad clisica, la escuelas de flosofiagriega expresaban reservas acerca de Jos dioses y su impacto sobre la vida humana, Situando su énfasis en la razén y no en la revelacién, pensadores como Arist6teles comprendieron los principios de la logica in ductiva y deductiva, La razén, no los dioses, se consideraba supreme y, de manera im- portante, algo a disposicién de todos. Toda autoridad era vulnerable de ser cuestionada. Postetiormente, esas reservas fueron desechadas cuando la filosofia platonica y sus creencias sobre formas ideales en un reino sobrenatural fueron abrazadas y reelabora das por la Iglesia crstiana, después de que el emperador Constantino comprometiera al Imperio romano con el cristianismo. Entonces los edictos imperiales y las supuestas revelaciones, no la razén, resolvian las disputas. i, como ensefiaba Platén, existe un reino de formas ideales, la revelacién, no la observacidn de réplicas imperfectas de esas formas en la Tierra, debe ser Ia fuente suprema de autoridad. De hecho, Platén legs a afirmar: «Deberiamos abordar la astronomia como hacemos con la geometria, por me~ dio de los problemas, e ignorar lo que esté en el cielo si pretendemos aleanzar una com- prensién real de la astronomias!?, Aqui tenemos un temprano paraleismo de la vision ‘adoptada por los oponentes eclesisticos de Copérnico y Galileo: las formulas matemé- ticas que se corresponden con los acontecimientos celestes observados no son necesa- riamente representaciones de la verdad (capftulo 3). En tiempos medievals, la incredulidad en el dogma recibido era précticamenteim- posible. El péndulo habia retrocedido de nuevo, aunque los escolisticos, y especial ‘mente Tomas de Aquino (ca, 1225-1274), trataron de reincorporar la logica en la teo logia, Pero la especulacién no estaba al alcance de todo el mundo. Mucho antes, Origenes (ca. 185-ca, 253) lo habia dicho asi: «Aceptamos (la fe) como algo stil para la plebe, y reconocemos que ensefiamos a creer sin razonar a aquellos que no pueden abandonar- ld de la tristeza eterna "fe Swenson, 208 "Gado en Fema, 200, p. 302 Deno de la mente neoitica lo todo en pos del estudio de la argumentacdn racional! Un caso escalofriante de la instauracion del conocimiento como base del poder. Pero tinicamente estaba repitien doe consejo ce Palo alos corintios (I Co 2, 5): eTu fe no deberia descansar sobre Is sabiduria de los hombres, sino sobre el poder de Dios». ¥ de nuevo: #¥a que la sabiduria de este mundo es la insensatez para con Dios» (I Co 3,19). También escrbi6 a ls co losenses (Col 2,8) «Culdad de que ningtin hombre os malogr através de la filosofas Quiz el resurgimiento deo sobrenatural y dela autoridad dea reelacién fue po- sible gracias a que las reservasgriegas anteriores eran filosoficas en vez de se el resul tado de a investigacion cientifica del cerebro humano y del Universo, Una vez acepta- ‘mos que el funcionamiento del cerebro es el que genera tanto la creeneia como la logica, pasamos. estar en un area de investigacion muy distinta, Las especulacionesso- bre si el alma es parte de cuerpo 0 no se vuelven tan carentes de sentido como e peo- blema de cudntos éngeles pueden caber en la punta de un afl Una vez la tendencia a teconacer lo sobrenatural como un producto del cerebro het mano se haya asentado con firmeza,probablemente no haya forma de volver para atris, sin importa lo feramente reaccionatios que sean algunos creyentes. En verdad el au :mento del fundamentalismo en algunas partes de Occidentey su deseo de controlar la investgacin cientfca puede hacernos vaca, pero parece improbable que, ala larga, el avance cientifio y su echazo de la mediacion sobrenatural puedan ser detenidos. Los intentos de lograr un acercamiento entee la cienciay la religin son algo comin hy dia, pero terminan de manera inevitable en ajustes dela creenciareligiosa, no de los hallazgos cientificos Fn las décadas inmediatamente posteriores @ Darwin, la gente ois el srugido me- lancélico, largo y en retitada del Mar de la Fe shacia los vasos y sombrios bards y los desnudos guijaros del mundor. Actualmente, la alada de la marea prosigu. Pero, mis ‘de un siglo despues de as melancéliasreflexiones de Matthew Arnold en la playa de Do- ‘er, no hay ninguna «nota eterna de tristeza. Ls habitantes del io xx1 no tienen por «qué lamentar la pérdida del ebillatecintueon de a fe que rodeé en su dia ela orilla de la edonda Tierra! El mar en retirada muestra sos desmudos guijarros del mundo y sa

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