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APUNTES SOBRE EL SUICIDIO

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En esta Feria madrileña recién terminada, se ha corroborado el buen momento que atraviesa el ensayo, al menos
en cuanto a trascendencia en los medios, y en cuanto a cierto tipo de ensayo. Denominarlo “ensayo divulgativo”
parece una redundancia, pero lo cierto es que las editoriales están llenando sus catálogos de títulos accesibles al
gran público tanto en contenido como en formato.
Una buena muestra del interés que se aspira a suscitar entre los lectores es este Apuntes sobre el suicidio. Muestra
también del eclecticismo con el que Michel de Montaigne se guió en los comienzos del género, es su autor, el filósofo
Simon Critchley. El pensador y profesor inglés, radicado en Nueva York, está presente en los escaparates con esta y
con su última obra, dedicada a David Bowie.
Acostumbrados ya a desconfiar de los términos impactantes, ya sabemos que no estamos ante un opúsculo a favor
del acto suicida en general, conducta punible aún en bastantes países. El título en inglés, Notes on Suicide, nos
remite directamente al capítulo más atrayente del texto, en el que se describe la experiencia personal del autor
cuando decide impartir un taller literario sobre notas de suicidio. Un kamikaze en toda regla, y un misil contra el fofo
pseudopensamiento que nos invade en forma de frases de superación en tazas de desayuno y en breviarios de
escritores brasileños. Al mismo tiempo, el comienzo del libro desmiente una de las hipotéticas suposiciones
provocadas por el título. Esto no es mi propia nota de suicidio, afirma con sorna el autor. Sin embargo, este prisma
personal empapa todo el texto, desde los referentes históricos y culturales elegidos, hasta las menciones a
encuentros, eventos y entrevistas en las que ha coincidido con personas que han sopesado pasar por ese trance. En
este sentido, viene a nuestra memoria El demonio de la depresión, monumental estudio sobre la enfermedad que
Andrew Solomon publicó el año pasado, y que reseñamos aquí http://www.elpulso.es/el-demonio-de-la-depresion/
La tesis del doctor Critchey es clara: el suicidio debe ser considerado un acto libre en cuanto a voluntad y libre de
condena moral. Pero él no es el primero en decirlo, claro está. La miope corrección moral que llegó a nuestras vidas
antes de las tazas con mensaje deberá cruzar varias puertas del tiempo. Desde Platón, y su idea de que filosofar no
es más que aprender a morir, hasta el escocés David Hume, cuyo Tratado sobre el suicidio no pudo ser publicado en
Inglaterra hasta después de su muerte, por causas naturales, e incluido en el texto a modo de epílogo homenaje.
Siguiendo los parámetros clásicos de la argumentación retórica, se rodea nombres ilustres y heterogéneos (Cioran,
Camus, Nietzsche, San Agustín), que refuerzan sus postulados, bien por acción, bien por reacción.
La prohibición del suicidio, conviene recordar, no es patrimonio universal de todas las culturas. Ni siquiera se
menciona expresamente en los albores del judeocristianismo. Es el catolicismo medieval el que saca el tema. En
este sentido, el libro procura al lector amigo de la controversia un catálogo verdaderamente útil para desmontar
cada uno de los peros de índole religiosa, en el improbable caso de que surja el tema en una comida familiar, o en
una pausa en el trabajo.
En un texto como este, dirigido al gran público, no puede obviarse la relación entre el arte, la literatura, y creadores
varios que decidieron en su tiempo cuándo poner el punto y final, pero el tono sosegado y puntualmente
humorístico de la escritura alejan estas menciones del morbo y de la simple enumeración, y a diferencia de
recopilaciones específicas, interesantes en su ámbito de estudio. Recordamos ahora, por ejemplo, la estupenda e
inquietante Antología de poetas suicidas (2005) de José Luis Gallego. No es ese el objetivo. Tampoco disuadir, por
más que el autor insista en ello. Pero no teman. La mejor solución a los males del alma nos la da el mismo Critchley
en las páginas finales, y no es nada fuera de nuestro alcance. Lean estas páginas mirando al mar y conjurarán la
desazón que brota al leer más de tres veces la palabra “suicidio”.

SIMON CRITHCLEY: APUNTES SOBRE EL SUICIDIO. ALPHA DECAY (COLECCIÓN HÉROES MODERNOS) 2016. 112
páginas.

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