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PARENTESCO
Concepto: Es el vínculo jurídico existente entre personas en razón de la naturaleza, las técnicas de
reproducción humana asistida, la adopción y la afinidad.
Son cuatro las clases de parentesco:
- Por naturaleza: es el que existe entre dos personas, una de las cuales desciende de la otra o ambas
de un antecesor común.
- Por técnicas de reproducción humana asistida: “El Código permite la fertilización con material
genético de la pareja o de la persona que pretende alcanzar la maternidad o paternidad a través del
uso de las técnicas, como así también de material de donante anónimo” (Kemelmajer, 2014, pág. 8).
En este caso, el parentesco se crea en base a la voluntad procreacional.
-Por afinidad: es el que vincula a una persona con los parientes consanguíneos o adoptivos de su
cónyuge (pero no existe parentesco entre los parientes consanguíneos de uno u otro cónyuge, ni
existe parentesco entre cónyuges).
-Adoptivo: existente entre adoptante y/o adoptantes y adoptado (adopción simple, adopción de
integración) o entre el adoptado y sus parientes y los consanguíneos y afines de los adoptantes (en
la adopción plena).
El parentesco por adopción se origina en una sentencia judicial que constituye un vínculo jurídico
familiar similar o igual al que surge de la filiación consanguínea establecida.
-Tronco: es el grado de donde parten dos o más líneas, es decir el antecesor común de dos parientes
colaterales (art. 531 CCCN).
-Rama: es cada una de las líneas que parten del tronco por relación a su origen (art. 531 CCCN).
Mientras en la línea recta no hay un grado que marque el fin del parentesco, en la línea colateral
existe un hito divisorio del parentesco jurídico y la familiaridad biológica. En general, puede decirse
que, entre los colaterales, el límite más característico reconocido en doctrina para fijar el cese del
parentesco es el cuarto grado.
-Civiles
Penales
En el campo del derecho penal, el parentesco obra de tres maneras diferentes: como agravante de
ciertos delitos, como eximente de responsabilidad y como elemento integrante de la figura delictiva.
Procesales
El parentesco puede operar como causal de recusación y excusación de magistrados y
funcionarios judiciales. También impide el ofrecimiento como testigos de parientes
consanguíneos y afines en línea recta.
Alimentos
Conforme la Real Academia Española, los alimentos son toda “prestación debida entre parientes
próximos cuando quien la recibe no tiene la posibilidad de subvenir a sus necesidades” (2012,
http://goo.gl/4iGUCr).
En todas las legislaciones modernas existe un derecho a exigir y obtener prestación alimentaria y su
correlativa obligación de prestarla. Es una exigencia de carácter moral y equitativo. Si bien la
obligación alimentaria tiene fundamento en el interés individual, es innegable que el desarrollo y el
origen del derecho de alimentos es también una cuestión de interés público y que, por razones de
solidaridad de sangre y de vínculo parental, debe hacerse cargo a los más estrechos miembros de la
familia.
Diversidad de categorías alimentarias: según sus orígenes, según sus fundamentos, según su
naturaleza jurídica
Una primera gran clasificación distingue alimentos de fuente legal y alimentos de fuente negocial.
Alimentos legales Dentro de los alimentos legales se diferencian los que están fundados en
razones de solidaridad de los que están fundados en otros motivos, por ejemplo el deber de gratitud,
la donación o el deber de resarcir el daño injustamente sufrido. La mayoría de los alimentos ex lege
tienen naturaleza jurídica familiar extrapeculio y carácter asistencial. La raíz o principio esencial en
que estriban es la solidaridad familiar (paternal, parental, conyugal) o la solidaridad cuasifamiliar, y
su fundamento legal es el vínculo paterno-filial o los distintos nexos parentales, o bien el igamen
matrimonial y determinadas relaciones cuasifamiliares (como las relaciones protectrices pupilares o
las posdivorciales).También existen cargas alimentarias que pesan sobre la comunidad en general
(Estado, sociedad, acreedores) que reconocen como su razón última a la solidaridad social o
humana.
Alimentos negociales
Frente a los alimentos de origen legal, se ubican los alimentos negociales, que, basados en la
autonomía de la voluntad, nacen del convenio o del testamento y, como en cualquier deuda
patrimonial, se rigen por las estipulaciones del acto jurídico que los generó y, subsidiariamente, por
las reglas genéricas de los créditos comunes.
El estatuto de cada una de las diversas categorías alimentarias está determinado por la naturaleza
jurídica de la respectiva relación, según su origen y fundamento, y atendiendo, en ciertos casos, a la
plenitud o relajamiento del vínculo. Así:
o Los alimentos a favor de los hijos menores no emancipados se rigen por las disposiciones
específicas contenidas en el título De la responsabilidad parental.
o La asistencia alimentaria entre parientes. Los alimentos que impone la gratitud están escuetamente
reglamentados en el título contractual de las donaciones.
o Por último, las controversias sobre alimentos negociales se resolverán según las normas del
Derecho Civil patrimonial propias de las convenciones o contratos o de los testamentos.
Caracteres
El derecho a percibir alimentos -y la correlativa obligación de prestarlos- deriva de una relación
alimentaria legal de contenido patrimonial, pero cuyo fin es esencialmente extrapatrimonial; la
satisfacción de necesidades personales para la conservación de la vida, para la subsistencia de quien
lo requiere.
Indisponible
Los derechos concedidos en miras al orden público son irrenunciables. En esta categoría están
encuadrados los alimentos parentales que, por estar fundamentados en razones de solidaridad
familiar, hacen a la superior organización del Estado, de la sociedad y de la familia. La
irrenunciabilidad es una forma de resguardar al individuo contra su propia ligereza o inexperiencia.
Imprescriptible e intermitente
En los alimentos familiares ex lege, la obligación nace simultáneamente con el estado de familia del
cual se deriva, y permanece en latencia, haciéndose exigible sólo cuando en los hechos se
configuran las situaciones económicas que fundamentan la demanda.
El derecho es inherente a la persona de cada uno de los sujetos de la prelación asistencial porque es
inseparable del estado (parental o conyugal).
Con relación a la inembargabilidad, propia de los alimentos legales, recordemos que el sustento de
la vida es el único destino de los alimentos; por ello quedan fuera del contenido de la prenda común
de los acreedores, siendo inembargables e incompensables.
Intransigible
Requisitos de exigibilidad del débito alimentario: de los artículos 537 y siguientes del CCCN
surge que:
El derecho alimentario se hace exigible cuando en los hechos convergen simultáneamente tres
requisitos: a) vínculo familiar, b) necesidad de quien lo solicita; c) pudiencia del obligado.
a) Vínculo familiar
El pariente que requiere alimentos deberá acreditar su situación carenciada, es decir que no está en
condiciones de atender, en todo o en parte, a su propio sostén.
En otras palabras, el pariente que demanda alimentos debe probar que con el producido de su
trabajo no puede satisfacer las exigencias vitales, sea porque sus ingresos son insuficientes o sea
porque se encuentra desocupado sin su culpa: por incapacidad, enfermedad, o porque en el lugar de
su residencia existe una elevada tasa de desempleo.
c) Potencialidad económica del requerido
Este presupuesto significa que el requerido por alimentos debe disponer de medios o de recursos de
tal envergadura que, además de permitirle satisfacer prioritariamente sus necesidades personales,
incluidas las del grupo familiar conviviente, y los compromisos asumidos (pago de alquiler de su
vivienda, aranceles por educación de sus hijos, impuestos, etcétera), le hagan posible atender a la
alimentación del necesitado requirente.
Monto
El monto de la prestación parental puede ser fijado por acuerdo entre las partes o por decisión
judicial. Asimismo, siempre se tendrá en cuenta la necesidad del alimentado y la pudiencia del
alimentante. En lo legados de alimentos la cuantía se suele fijar en el testamento.
Parientes obligados
En los alimentos familiares, dado que su finalidad es satisfacer necesidades vitales del hombre,
asegurando a la persona los medios de subsistencia, resulta esencial la indisponibilidad del derecho,
porque la vida humana no está en la esfera de los poderes dispositivos de nadie. Por ello, afirmamos
que es un derecho personal extrapeculio, que integra el ámbito del orden público asistencial
indisponible (Fanzolato, 2007).
Los arts. 537 a 554 del Código Civil y Comercial, bajo la denominación “Derechos y obligaciones
de los parientes”, se limitan a legislar exclusivamente sobre la prestación de alimentos. En este
sentido, el vínculo jurídico determinante del parentesco establece una verdadera relación
alimentaria, que se traduce en un vínculo obligacional de origen legal que exige recíprocamente de
los parientes una prestación que asegure la subsistencia del pariente necesitado.
Confirmando la naturaleza extrapatrimonial del derecho alimentario, nuestro código enumera la
mayoría de las características de los alimentos familiares. Así “La obligación de prestar alimentos
no puede ser compensada, ni el derecho a reclamarlos o percibirlos, ser objeto de transacción,
renuncia, cesión, gravamen o embargo alguno. No es repetible lo pagado en concepto de
alimentos”.
Derecho de comunicación
El derecho de comunicación busca mantener los vínculos afectivos entre parientes, dotándolos del
derecho de mantener adecuada comunicación con el pariente con quien no se convive.
El art. 555 del Código Civil y Comercial establece:
Los que tienen a su cargo el cuidado de personas menores de edad, con capacidad restringida, o
enfermas o imposibilitadas, deben permitir la comunicación de estos con sus ascendientes,
descendientes, hermanos bilaterales o unilaterales y parientes por afinidad en primer grado. Si se
deduce oposición fundada en posibles perjuicios a la salud mental o física de los interesados, el juez
debe resolver lo que corresponda por el procedimiento más breve que prevea la ley local y
establecer, en su caso, el régimen de comunicación más conveniente de acuerdo a las
circunstancias. A su vez, a raíz de la reforma del Código Civil y Comercial, en el art. 556 se
establece que los beneficiarios del derecho de comunicación podrán ser todas aquellas personas que
puedan justificar un interés afectivo legítimo. Esta reforma vino a contemplar lo que ya señalaba la
doctrina, en el sentido que el derecho debe serle otorgado a quienes pueden invocar un interés
legítimo basado en el interés familiar, por ejemplo los tíos del menor e incluso extraños - no
parientes- que mantienen con la persona a la que piden visitar un vínculo afectivo nacido de
circunstancias respetables, como los padrinos de bautismo (que determina, según el derecho
canónico, el llamado parentesco espiritual). En estos últimos supuestos, la visita puede ser
MATRIMONIO
Definición
Es una institución jurídica que, basada en el consentimiento mutuo, se constituye por la unión
formal, aconfesional o civil, exclusiva, exogámica, igualitaria, estable y plena entre dos personas de
distinto o igual sexo que, emplaza a los contrayentes en el estado de familia de cónyuges o esposos
del que se derivan importantes, derechos y deberes, regidos por un estatuto legal que el estado
impone.
Se distinguen, en el concepto, dos aspectos:
in facto esse, que es el estado de familia que surge del acto jurídico inicial.
Requisitos de existencia y validez
El matrimonio como acto jurídico es subjetivamente complejo y está constituido no solo por el
consentimiento de los contrayentes, sino también por el acto administrativo que implica la
intervención de la autoridad competente para celebrar el matrimonio. Los elementos estructurales
del acto son condiciones de existencia; la ausencia de alguno de estos provoca su inexistencia, lo
cual no equivale a invalidez o nulidad.
Nulidad: cuando el acto jurídico matrimonial tiene vicios o defectos de legalidad originarios, que
existen al tiempo de la celebración del matrimonio (Bossert y Zannoni, 2007). Para que exista
matrimonio válido y lícito es necesaria la reunión de requisitos intrínsecos, o de fondo, y
extrínsecos, o de forma. Los primeros son: consentimiento y ausencia de impedimentos, y los
extrínsecos implican que dicho consentimiento sea expresado personalmente frente al oficial
público.
La ley reconoce que, para un acto de tal importancia personal y jurídica como el matrimonio, es
necesaria cierta madurez. Se pretende, así, asegurar mayor responsabilidad para el trascendente acto
de la vida civil que significa contraer matrimonio.
Nuestro Código Civil y Comercial, en el art. 403 inc. f, establece que es impedimento para contraer
matrimonio tener menos de 18 años.
Habilidad mental
Si bien el art. 403 inc. g establece, como impedimento matrimonial, “la falta permanente o
transitoria de la salud mental que le impide tener discernimiento para el acto matrimonial”3, a este
impedimento hay que complementarlo con lo dispuesto en el art. 405, el cual, bajo el paradigma no
discriminatorio, y respetando la ley de salud mental y los principios de Naciones Unidas para la
protección de enfermos mentales y para el mejoramiento de la atención de salud mental, establece
que las personas que padezcan afecciones en su salud mental puedan celebrar el matrimonio, previa
dispensa judicial.
Los requerimientos para otorgar dicha dispensa son:
Intervención de equipos interdisciplinarios: los cuales emitirán un dictamen que exprese si el
pretenso contrayente comprende las consecuencias jurídicas del acto matrimonial y si goza de la
aptitud para la vida de relación conyugal.
Entrevista personal: la norma establece que el juez debe mantener una entrevista personal con
los futuros contrayentes, pudiendo también hacerlo con sus representantes y/o cuidadores.
Clasificación
Por la índole de la sanción
o Dirimentes: aquellos cuya violación habilita el ejercicio de la acción de nulidad del matrimonio.
o Impedientes: aquellos cuya violación no da lugar a dicha sanción sino que se resuelven en
sanciones de otro tipo o bien cumplen solo una función preventiva, de modo que si el oficial público
que los conoce debe negarse a celebrar el matrimonio, una vez contraído ninguna consecuencia
jurídica produce su inobservancia.
o Absolutos: los que obstan a la celebración del matrimonio con cualquier persona (falta de edad
legal).
o Relativos: los que solo representan un obstáculo con respecto a personas determinadas
(parentesco).
Por el tiempo de vigencia
- Temporales: desaparecen o están sujetos a extinción por el transcurso del tiempo (falta de edad
legal).
Impedimentos impedientes
Los deberes que surgen a raíz de la celebración del matrimonio los podemos clasificar de la
siguiente manera:
Los mencionados, son deberes mínimos, recíprocos, incoercibles salvo el de contribución y
alimentos que tiene un contenido patrimonial.
Los deberes que surgen a raíz de la celebración del matrimonio los podemos clasificar de la
siguiente manera:
El deber de cooperación
El deber de cooperación, que es claramente un deber moral e incoercible, implica que “los cónyuges
deben obrar conjuntamente en miras a la realización de su proyecto de vida común” (Orlandi, 2014,
pág. 10).
El deber de convivencia
El deber de convivencia es un deber axiológico o moral que no genera ninguna consecuencia
jurídica frente a su incumplimiento.
Esto es coincidente con la idea de que los cónyuges son los protagonistas de su proyecto de vida,
pudiendo ser éste un modelo que presente las características de un matrimonio, en el cual sus
miembros deciden, por las razones más diversas, habitar en domicilios distintos.
Cabe destacar que esta disposición y la incoercibilidad del deber de cohabitación, ha generado en
algunos sectores grandes críticas, así, por ejemplo, el Dr. Perrino considera que “Sin la convivencia,
la comunidad de vida y amor no puede realizarse plenamente, porque ella es el medio natural, para
conservar y cultivar la unidad espiritual de los esposos, adquirir cada día mayor conciencia de su
unidad y por sobre todo para la realización de la finalidad del matrimonio, ordenado, como hemos
dicho, al bien de los cónyuges y la engendro-educación de la prole” (2012, pág. 29).
Deber de fidelidad
El deber de fidelidad es expresamente un deber moral, con lo cual, como lo hemos mencionado
reiteradas veces, su incumplimiento no trae aparejado ningún tipo de sanción civil.
La eliminación del deber de fidelidad tiene su razón de ser en la consagración del divorcio
incausado.
Como surge del artículo, la fuente de la obligación alimentaria entre cónyuges puede ser legal, es
decir derivada de la ley, o convencional, es decir de la voluntad de las partes.
El derecho – deber alimentario rige entonces durante la vigencia del matrimonio de manera
igualitaria entre ambos cónyuges, incluso durante la separación de hecho. Para estos casos, la ley
prevé cuáles son las pautas para la fijación de alimentos (Art. 433 CCyCN), siendo éstas:
a) el trabajo dentro del hogar, la dedicación a la crianza y educación de los hijos y sus edades;
b) la edad y el estado de salud de ambos cónyuges;
c) la capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo de quien solicita alimentos;
d) la colaboración de un cónyuge en las actividades mercantiles, industriales o profesionales del
otro cónyuge;
e) la atribución judicial o fáctica de la vivienda familiar;
f) el carácter ganancial, propio o de un tercero del inmueble sede de esa vivienda. En caso de ser
arrendada, si el alquiler es abonado por uno de los cónyuges u otra persona;
g) si los cónyuges conviven, el tiempo de la unión matrimonial;
h) si los cónyuges están separados de hecho, el tiempo de la unión matrimonial y de la separación;
i) la situación patrimonial de ambos cónyuges durante la convivencia y durante la separación de
hecho.
UNIONES CONVIVENCIALES
Definición
El Código Civil y Comercial de la Nación por primera vez regula las uniones convivenciales. Son
consideradas tales “la unión basada en relaciones afectivas de carácter singular, pública, notoria,
estable, y permanente do dos personas que conviven y comparten un proyecto de vida común, sean
del mismo o diferente sexo”.
Requisitos
El artículo 510 establece que para que se reconozcan los derechos establecidos en el Código Civil y
Comercial a las uniones convivenciales, éstas deben cumplir con ciertos requisitos, los cuales
analizaremos brevemente siguiendo a la Doctora Herrera (2015):
que los dos integrantes sean mayores de edad: a diferencia del matrimonio, que en
determinadas circunstancias se permite que sea celebrado entre menores de edad, la unión
convivencial, al no haber ningún tipo de formalidad para constituirla, ni control estatal previo, se
impone que involucre solo a personas mayores de edad, es decir, personas que hayan cumplido 18
años.
no estén unidos por vínculos de parentesco en línea recta en todos los grados, ni colateral
hasta el segundo grado: Las uniones convivenciales implican una relación de pareja, por ello es
requisito que no estén unidos por vínculos familiares cercanos. A través de este requisito se excluye
del régimen a otro tipo de uniones como las llamadas uniones asistenciales, en las cuales, por
ejemplo, conviven juntos dos hermanos, dos amigos, etcétera.
no estén unidos por vínculos de parentesco por afinidad en línea recta: por las mismas
razones expuestas en el inciso anterior, no serán consideradas uniones convivenciales las
compuestas por una persona y padres afines, abuelos afines, hijos afines, etcétera.
no tengan impedimento de ligamen ni esté registrada otra convivencia de manera
simultánea: este requisito es de fácil comprobación ya que tanto del matrimonio subsistente, como
de la unión convivencial registrada se obtienen los correspondientes certificados.
mantengan la convivencia durante un período no inferior a dos años: se entiende que este
requisito tiende a materializar la publicidad, notoriedad, estabilidad y permanencia que define las
uniones convivenciales.
La existencia de la unión convivencial, su extinción y los pactos que los integrantes de la pareja
hayan celebrado se inscriben en el registro que corresponda a la jurisdicción local, sólo a los fines
probatorios.
No procede una nueva inscripción de una unión convivencial sin la previa cancelación de la
preexistente.
La registración de la existencia de la unión convivencial debe ser solicitada por ambos
integrantes46.
Es decir, la registración se prevé solo a los fines de facilitar la prueba de la unión, aunque las
parejas registradas tendrán un plus de reconocimiento frente a terceros respecto de la protección de
la vivienda familiar, ya que solo para el caso de las uniones registradas, se protege la vivienda
familiar y los muebles indispensables al requerirse el asentimiento del otro conviviente en caso de
disposición, así como también se determina la inejecutabilidad por deudas contraídas con
posterioridad a la registración, excepto que hayan sido contraídos por ambos convivientes o por uno
con el asentimiento del otro.
Prueba
“La unión convivencial puede acreditarse por cualquier medio de prueba; la inscripción en el
Registro de uniones convivenciales es prueba suficiente de su existencia.
Este artículo deja claro que la registración no es obligatoria para constituir la unión convivencial,
pudiéndose probar ésta por cualquier medio. Asimismo, el beneficio de la inscripción es que es
prueba fehaciente por sí misma para probar dicho unión.
Pactos de convivencia
para solventar las necesidades ordinarias del hogar o el sostenimiento y la educación de los hijos.
del otro, disponer de los derechos sobre la vivienda familiar, ni de los muebles indispensables de
ésta, ni transportarlos fuera de la vivienda. El juez puede autorizar la disposición del bien si es
prescindible y el interés familiar no resulta comprometido.
El Código Civil y Comercial, de manera enunciativa, establece algunas de las cuestiones que
pueden ser incorporadas al pacto de convivencia.
Así, el artículo 514 establece:
Los pactos de convivencia pueden regular, entre otras cuestiones:
a) la contribución a las cargas del hogar durante la vida en común;
b) la atribución del hogar común, en caso de ruptura;
c) la división de los bienes obtenidos por el esfuerzo común, en caso de ruptura de la convivencia.
Como puede observarse, estas cuestiones son las que mayores conflictos suelen traer frente a la
separación de los convivientes.
Asimismo, es importante destacar que en virtud de la autonomía de la voluntad, estos “pactos
pueden ser modificados rescindidos por acuerdo de ambos convivientes”.
Límites
Frente a la autonomía de la voluntad que tienen los contrayentes para celebrar el contenido de los
pactos de convivencia, se establecen límites a los fines de proteger a los convivientes.
Por un lado, tenemos los límites establecidos en el artículo 513, que estudiamos ut supra y que hace
referencia a aquellas cuestiones que el pacto de convivencia no puede dejar sin efecto.
Por otro lado, el artículo 515 establece también límites a la autonomía de la voluntad, estableciendo
que: “Los pactos de convivencia no pueden ser contrarios al orden público, ni al principio de
igualdad de los convivientes, ni afectar los derechos fundamentales de cualquiera de los integrantes
de la unión convivencial”.
Cese de la convivencia
El artículo 523 del enumera taxativamente las causales por las cuales se extingue la unión
convivencial. Algunas causales son ajenas a la voluntad de las partes y otras tienen su origen en la
voluntad de los convivientes (Herrera, 2015).
En virtud de ello,
La unión convivencial cesa:
a) por la muerte de uno de los convivientes;
b) por la sentencia firme de ausencia con presunción de fallecimiento de uno de los convivientes;
c) por matrimonio o nueva unión convivencial de uno de sus miembros;
d) por el matrimonio de los convivientes;
e) por mutuo acuerdo;
f) por voluntad unilateral de alguno de los convivientes notificada fehacientemente al otro;
g) por el cese de la convivencia mantenida. La interrupción de la convivencia no implica su cese si
obedece a motivos laborales u otros similares, siempre que permanezca la voluntad de vida en
común.
.
La ruptura de la unión convivencial trae aparejado efectos, los cuales estarán regulados por las
normas de orden público abordadas ut supra y por supuesto por el pacto convivencial si lo hubiera.
Asimismo, la figura de la compensación económica establecida como un posible efecto del
divorcio, se repite frente al quiebre de la unión convivencial.
En este sentido, el artículo 524 establece que:
cesada la convivencia, el conviviente que sufre un desequilibrio manifiesto que signifique un
empeoramiento de su situación económica con causa adecuada en la convivencia y su ruptura, tiene
derecho a una compensación. Ésta puede consistir en una prestación única o en una renta por un
tiempo determinado que no puede ser mayor a la duración de la unión convivencial.
Puede pagarse con dinero, con el usufructo de determinados bienes o de cualquier otro modo que
acuerden las partes o en su defecto decida el juez.
Como puede observarse de la comparación entre la compensación económica derivada del
matrimonio y de la derivada de la unión convivencial, surge que en ésta última, si la compensación
se tradujera en una renta, ésta no puede superar lo que hubiera durado la unión.
Como se expresara al momento de abordar el divorcio, la compensación no es una figura que
necesariamente se va a dar ante la ruptura de la unión convivencial, sino que deben cumplirse los
requisitos expresados en la norma. Asimismo, conforme el artículo 525:
El juez determinará la procedencia y el monto de la compensación económica sobre la base de
diversas circunstancias, entre otras:
a) el estado patrimonial de cada uno de los convivientes al inicio y a la finalización de la unión;
b) la dedicación que cada conviviente brindó a la familia y a la crianza y educación de los hijos y la
que debe prestar con posterioridad al cese;
c) la edad y el estado de salud de los convivientes y de los hijos;
d) la capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo del conviviente que solicita la
compensación económica;
e) la colaboración prestada a las actividades mercantiles, industriales o profesionales del otro
conviviente;
f) la atribución de la vivienda familiar68.
.
Caducidad
“La acción para reclamar la compensación económica caduca a los seis meses de haberse producido
cualquiera de las causas de finalización de la convivencia”.
Acerca del breve plazo que se concede para ejercer la acción, la Doctora Herrera explica que
“pretende evitar la perpetuación de reclamos o litigios derivados de una unión de sustento fáctico,
que ya se encuentra cesada; conductas que por lo demás podrían resultar abusivas con relación al
exconviviente a quien se reclama la prestación” (Herrera, 2014, pág. 525).
REGIMEN PATRIMONIAL
A partir de la sanción del Código Civil y Comercial de 2014 hubo un giro trascendental en esta
materia, a partir de la posibilidad de elección de los cónyuges entre un régimen de comunidad y un
régimen de separación de bienes, cuestión impensada en el Código de Vélez Sársfield, donde se
tenía único régimen legal, imperativo y forzoso llamado sociedad conyugal.
Caracterización
Las características del régimen patrimonial – matrimonial argentino, según Krasnow (2014), son:
Convencional no pleno: ya que permite que la pareja antes o en el acto de celebración del
matrimonio opte por cualquiera de las dos regímenes que ofrece el sistema: comunidad de
ganancias o separación de bienes. Ante la falta de opción, funcionará por vía supletoria la
comunidad de ganancias.
Mutable: durante la vigencia del matrimonio, los cónyuges pueden cambiar de régimen la cantidad
de veces que lo consideren necesario, con la única limitación que permanezcan en el mismo
régimen al menos un año. Es decir que al momento de la celebración del matrimonio pueden optar
los cónyuges por el régimen de comunidad y transcurrido al menos un año, a través de una
convención matrimonial, mutar al régimen de separación de bienes o viceversa.
Régimen primario
Si bien el Código Civil y Comercial confiere a los contrayentes la posibilidad de optar entre dos
regímenes patrimoniales – matrimoniales, es decir, el régimen de comunidad (régimen supletorio) o
régimen de separación de bienes, se ha establecido un régimen primario.
El régimen primario implica una serie de normas que se imponen por sobre la voluntad de los
esposos y que se aplican independientemente del régimen patrimonial – matrimonial elegido, es
decir, son normas de orden público que se aplican ya sea que los cónyuges hayan optado por el
régimen de separación de bienes o se encuentren en el régimen de comunidad.
Estas disposiciones son inderogables por convención de los cónyuges, excepto disposición expresa
en contrario que prevea el Código Civil y Comercial. prevista en el ordenamiento jurídico (Art.
454).
Los cónyuges deben contribuir a su propio sostenimiento, el del hogar y el de los hijos comunes, en
proporción a sus recursos. Esta obligación se extiende a las necesidades de los hijos menores de
edad, con capacidad restringida, o con discapacidad de uno de los cónyuges que conviven con ellos.
El cónyuge que no da cumplimiento a esta obligación puede ser demandado judicialmente por el
otro para que lo haga,debiéndose considerar que el trabajo en el hogar es computable como
contribución a las cargas (Art. 455)..
En relación a esta disposición, la Dra. Marisa Herrera (2015) expresa:
erogaciones para su propio sostenimiento, el del hogar conyugal, y el de los hijos del matrimonio,
conforme sus recursos.
discapacidad, incluso cuando ellos sean hijos de uno solo de los integrantes de la unión marital,
siempre que se cumplan dos condiciones: a) los beneficiarios deben vivir bajo el mismo techo con
la pareja matrimonial. b) los beneficiarios deben ser menores de edad, con capacidad restringida o
padecer algún tipo de discapacidad.
El régimen primario, bajo el principio de solidaridad familiar que inspira el Código Civil y
Comercial, ha introducido novedosas modificaciones al régimen de deudas, sea cual sea el régimen
patrimonial – matrimonial bajo el que se encuentre los cónyuges.
En este sentido, el Art. 461 del CCyCN establece que: “los cónyuges responden solidariamente por:
Las obligaciones contraídas por uno de ellos para solventar las necesidades ordinarias del hogar o el
sostenimiento y la educación de los hijos de conformidad con lo dispuesto en el artículo 455”. Es el
deber de contribución. “Fuera de esos casos, y excepto disposición en contrario del régimen
matrimonial, ninguno de los cónyuges responde por las obligaciones del otro”.
Entonces, podemos concluir que, como principio general, se consagra el principio de separación de
deudas, en el cual cada cónyuge responde con sus bienes propios y los gananciales que administra
(en el caso de el régimen de comunidad) y con sus bienes personales (en el caso del régimen de
separación de bienes) por sus deudas personales, con la excepción de que la responsabilidad será
solidaria, es decir que el acreedor podrá atacar los bienes de cualquiera de los cónyuges, cuando la
deuda haya sido contraída para “solventar las necesidades ordinarias del hogar o el sostenimiento o
la educación de los hijos comunes”.
Como hemos estudiado, los cónyuges pueden optar por el régimen patrimonial – matrimonial que
regulará sus relaciones patrimoniales, pudiendo optar por el régimen de separación o de comunidad.
Asimismo, se establece un marco normativo que funcionará como régimen supletorio a falta de
opción, este es el régimen de comunidad.
Así, entonces:
a falta de opción hecha en la convención matrimonial, los cónyuges quedan sometidos desde la
celebración del matrimonio al régimen de comunidad de ganancias (…). No puede estipularse que
la comunidad comience antes o después, excepto el caso de cambio de régimen matrimonial52.
Bienes propios y gananciales de los cónyuges. Prueba del carácter de los bienes
En el régimen de comunidad, el sistema de calificación de los bienes según sean propios o
gananciales, reviste gran importancia sobre cuestiones impositivas, la responsabilidad por las
deudas de los cónyuges, la determinación de los bienes que integraran el acervo hereditario y
porque determina sobre qué bienes los esposos tendrán derecho exclusivo de propiedad (bienes
propios) y cuáles serán objeto de partición por mitades una vez extinguida la comunidad (bienes
gananciales) (Herrera, 2015).
Bienes gananciales
La Dra. Méndez Costa (2011) define los bienes gananciales como aquellos incorporados al
patrimonio de uno o ambos esposos durante el régimen de comunidad por causa onerosa, siempre
que no corresponda calificarlos como propios, presumiéndose la ganancialidad de los bienes
existentes a la culminación del régimen.
Son bienes gananciales, según el art. 465:
a) los creados, adquiridos por título oneroso o comenzados a poseer durante la comunidad por uno u
otro de los cónyuges, o por ambos en conjunto, siempre que no estén incluidos en la enunciación
del artículo 464;
b) los adquiridos durante la comunidad por hechos de azar, como lotería, juego, apuestas, o hallazgo
de tesoro;
c) los frutos naturales, industriales o civiles de los bienes propios y gananciales, devengados durante
la comunidad;
d) los frutos civiles de la profesión, trabajo, comercio o industria de uno u otro cónyuge,
devengados durante la comunidad;
e) lo devengado durante la comunidad como consecuencia del derecho de usufructo de carácter
propio;
f) los bienes adquiridos después de la extinción de la comunidad por permuta con otro bien
ganancial, mediante la inversión de dinero ganancial, o la reinversión del producto de la venta de
bienes gananciales, sin perjuicio de la recompensa debida al cónyuge si hay un saldo soportado por
su patrimonio propio. Sin embargo, si el saldo es superior al valor del aporte ganancial, el nuevo
bien es propio, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad;
g) los créditos o indemnizaciones que subrogan a otro bien ganancial;
h) los productos de los bienes gananciales, y los de las canteras y minas propias, extraídos durante
la comunidad;
i) las crías de los ganados gananciales que reemplazan en el plantel a los animales que faltan por
cualquier causa y las crías de los ganados propios que excedan el plantel original;
j) los adquiridos después de la extinción de la comunidad, si el derecho de incorporarlos al
patrimonio había sido adquirido a título oneroso durante ella;
k) los adquiridos por título oneroso durante la comunidad en virtud de un acto viciado de nulidad
relativa, confirmado después de la disolución de aquélla;
l) los originariamente gananciales que vuelven al patrimonio ganancial del cónyuge por nulidad,
resolución, rescisión o revocación de un acto jurídico;
m) los incorporados por accesión a las cosas gananciales, sin perjuicio de la recompensa debida al
cónyuge por el valor de las mejoras o adquisiciones hechas con sus bienes propios;
n) las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que ya era propietario de una
parte indivisa de carácter ganancial de un bien al extinguirse la comunidad, sin perjuicio de la
En nuestro ordenamiento jurídico, calificamos a la gestión de los bienes como una gestión separada
con tendencia a la gestión conjunta. Ello pues en principio cada cónyuge tiene la libre
administración y disposición de los bienes propios y gananciales que adquiere a título legítimo,
requiriéndose el asentimiento conyugal para ciertos actos de disposición y gravamen (de ahí la
tendencia a la gestión conjunta).
La gestión de los bienes en el régimen de comunidad variará según se trate de bienes propios o
gananciales de los cónyuges.
Respecto a los bienes propios, el Art. 469 CCyCN establece que “cada uno de los cónyuges tiene
la libre administración y disposición de sus bienes propios, con excepción de los dispuesto en el
Art. 456”.
En este sentido, tenemos un principio general que es que cada cónyuge “tiene la libre
administración y disposición de sus bienes propios”, excepto para “disponer de los derechos sobre
la vivienda familiar, ni de los muebles indispensables de ésta, ni transportarlos fuera de ella”, sin el
asentimiento del otro cónyuge. Como vemos, esta limitación está impuesta por el régimen primario
protegiendo la vivienda como derecho humano.
Respecto a los bienes gananciales, el art. 470 establece que “la administración y disposición de los
bienes gananciales corresponde al cónyuge que los ha adquirido”.
Es decir, que nuevamente como principio general el ordenamiento jurídico recepta la libre
administración y disposición de los bienes gananciales que cada cónyuge haya adquirido. Sin
embargo, y como excepción,
es necesario el asentimiento del otro para enajenar o gravar:
a. los bienes registrables;
b. las acciones nominativas no endosables y las no cartulares, con excepción de las autorizadas para
la oferta pública, (…)
c. las participaciones en sociedades no exceptuadas en el inciso anterior;
d. los establecimientos comerciales, industriales o agropecuarios.
También requieren asentimiento las promesas de los actos comprendidos en los incisos anteriores.
Ausencia de prueba
Acerca de los bienes sobre los cuales ninguno de los cónyuges pueda justificar la propiedad
exclusiva, la ley establece que se “reputa que pertenecen a los dos cónyuges por mitades indivisas”.
En relación al artículo bajo análisis, la Dra. Herrera (2015) expresa que en la práctica, la norma está
pensada sólo para los bienes muebles no registrables que están en lugares comunes y ninguno de los
cónyuges posee de forma exclusiva. Ello por cuanto respecto de los bienes registrables, la
titularidad surgirá del título. Pero, respecto a los bienes muebles no registrables, de uso personal o
exclusivo se estará a lo dispuesto sobre la tenencia y posesión, regulada en el libro cuarto sobre los
derechos reales.
Fraude
El Código regula la situación que surge cuando durante la comunidad, uno de los cónyuges se siente
defraudado en los bienes por el otro, puede iniciar la acción correspondiente a los fines de que el
acto defraudatorio le sea inoponible.
En este sentido, el Art. 473 del Código Civil establece: “son inoponibles al otro cónyuge los actos
otorgados por uno de ellos dentro de los límites de sus facultades pero con el propósito de
defraudarlo”.
Como principio general, las deudas son personales de cada cónyuge, así el Art. 467 establece: “cada
uno de los cónyuges responde frente a sus acreedores con todos sus bienes propios y los gananciales
por él adquiridos”.
Asimismo, se expresa que “por los gastos de conservación y reparación de los bienes gananciales
responde también el cónyuge que no contrajo la deuda, pero sólo con sus bienes gananciales”.
Queda así regulado el aspecto interno de la obligación, es decir, aquel que rige las relaciones entre
los cónyuges consagrando a su vez, el principio de recompensa en el art. 468, expresando que el
cónyuge cuya deuda personal fue solventada con fondos gananciales, debe recompensa a la
comunidad, y esta debe recompensa al cónyuge que solventó con fondos propios deudas de la
comunidad. (Bacigalupo de Girard, 2015, pág. 3)
El régimen de separación personal, por el cual pueden optar los cónyuges, se caracteriza por ser un
régimen en el cual la celebración del matrimonio no influye en la titularidad de los bienes que
pertenecen a cada cónyuge, conservando éstos todos los derechos de administración y disposición,
sin injerencia del otro cónyuge (Bueres 2015).
Sin embargo, debemos recordar que esta libertad que tienen los cónyuges para administrar y
disponer de sus bienes están limitados por el régimen primario, el cual, como vimos, es aplicable
sea que los cónyuges estén bajo el régimen de comunidad o bajo el de separación de bienes.
“En el régimen de separación de bienes, cada uno de los cónyuges conserva la libre administración
y disposición de sus bienes personales, excepto lo dispuesto en el artículo 456”. Es decir, uno de los
cónyuges no puede disponer de los derechos sobre la vivienda familiar, ni de los muebles
indispensables de ésta, ni transportarlos fuera de ella sin el asentimiento de su cónyuge.
Respecto a las deudas, el art. 505 establece que “cada uno de ellos responde por las deudas por él
contraídas, excepto lo dispuesto en el artículo 461”. Es decir, “los cónyuges responden
solidariamente por las obligaciones contraídas por uno de ellos para solventar las necesidades
ordinarias del hogar o el sostenimiento y la educación de los hijos”.
El art. 506 establece que “Cada uno de los cónyuges puede demostrar la propiedad exclusiva de un
bien por todos los medios de prueba. Los bienes cuya propiedad exclusiva no se pueda demostrar,
se presume que pertenecen a ambos cónyuges por mitades”.
DIVORCIO
Concepto:
El divorcio vincular es una de las soluciones legales frente al conflicto matrimonial, configurando
la disolución del vínculo matrimonial en vida de ambos cónyuges mediante sentencia judicial. Es
así que el divorcio “constituye el origen de un verdadero estado de familia que restituye la aptitud
nupcial de los cónyuges” (Bossert y Zannoni, 2007, pág. 323).
Competencia:
Requisitos y procedimiento
Los cónyuges, de manera conjunta o unilateral, pueden solicitar el divorcio ante el juez competente
sin tener que alegar causa ni prever plazo alguno. Esta es una de las instituciones que mayores
cambios ha tenido a partir de la sanción del Código Civil y Comercial de 2014, teniendo en cuenta
que a partir de este código nuestro ordenamiento recepta el divorcio incausado y sin someter la
posibilidad de peticionarlo a ningún plazo.
Junto con la demanda de divorcio deberá acompañarse un convenio regulador que contemple los
efectos de la disolución del vínculo. Entre ellos podríamos nombrar la atribución de la vivienda,
distribución de los bienes, eventuales compensaciones económicas entre los cónyuges, y en caso de
haber hijos menores, ejercicio de la responsabilidad parental, la prestación alimentaria, etcétera. La
presentación de este convenio es un verdadero requisito de admisibilidad de la demanda, atento a
que la omisión de este requisito impide dar trámite a la misma. El convenio puede ser consensuado
entre los esposos, o bien ofrecido por uno solo de ellos. En este último caso, el otro cónyuge puede
ofrecer una propuesta reguladora distinta. Ambas propuestas van a ser evaluadas por el juez, quien
convocará a los cónyuges a una audiencia.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que en ningún caso el desacuerdo en el convenio suspende el
dictado de la sentencia de divorcio. Por ello, de existir “desacuerdo sobre los efectos del divorcio, o
si el convenio regulador perjudica de modo manifiesto los intereses de los integrantes del grupo
familiar, las cuestiones pendientes deben ser resueltas por el juez”.
El procedimiento de divorcio, tal como hemos expresado, se desprende del artículo 438 del
CCyCN, que establece:
Toda petición de divorcio debe ser acompañada de una propuesta que regule los efectos derivados
de éste; la omisión de la propuesta impide dar trámite a la petición.
Si el divorcio es peticionado por uno solo de los cónyuges, el otro puede ofrecer una propuesta
reguladora distinta.
La disolución del matrimonio en vida de los esposos, a través del divorcio vincular, trae aparejado
ciertos efectos:
1) El divorcio disuelve el vínculo matrimonial.
2) Como principio general, cesa el deber de alimentos entre los ex cónyuges. La prestación
alimentaria luego del divorcio es excepcional en los casos establecidos por el Código Civil y
Comercial o por convención entre las partes.
4) Apellido: La persona divorciada o cuyo matrimonio ha sido declarado nulo no puede usar el
apellido del otro cónyuge, excepto que, por motivos razonables, el juez la autorice a conservarlo.
7) Surge la necesidad de regular ciertas cuestiones si hubiere hijos menores de edad, como el
ejercicio de la responsabilidad parental, en especial, la prestación alimentaria.
Convenio regulador
Como principio general, los ex cónyuges no se deben alimentos después del divorcio.
Sin embargo, “las prestaciones alimentarias pueden ser fijadas aun después del divorcio” en los
siguientes casos :
a) a favor de quien padece una enfermedad grave prexistente al divorcio que le impide
autosustentarse. Si el alimentante fallece, la obligación se transmite a sus herederos.
b) a favor de quien no tiene recursos propios suficientes ni posibilidad razonable de procurárselos.
En este supuesto se tendrá en cuenta la edad y el estado de salud de ambos cónyuges; la
capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo de quien solicita alimentos; y la
atribución judicial o fáctica de la vivienda familiar; (incisos b), c) y e) del artículo 433). La
obligación no puede tener una duración superior al número de años que duró el matrimonio y no
procede a favor del que recibe la compensación económica del artículo 441.
En los dos supuestos expuestos, la obligación cesa si: desaparece la causa que la motivó, o si la
persona beneficiada contrae matrimonio o vive en unión convivencial, o cuando el alimentado
incurre en alguna de las causales de indignidad.
Si el convenio regulador del divorcio se refiere a los alimentos, rigen las pautas convenidas.
Compensación económica
Caducidad
“La acción para reclamar la compensación económica caduca a los seis meses de haberse dictado la
sentencia de divorcio”.
Es importante diferenciar la compensación económica de los alimentos, para lo cual, siguiendo a
Veloso (2014) tenemos que tener en cuenta que los alimentos tienen como fin satisfacer las
necesidades materiales y espirituales con la extensión que corresponda según los supuestos
analizados ut supra.
El objeto de la prestación económica, en cambio, surge con motivo del quiebre del matrimonio y su
objetivo es evitar el desequilibrio económico que es causado por el mismo divorcio.
En este sentido, es fundamental tener en cuenta que cuando proceda la compensación económica no
habrá posibilidad de fijarse alimentos y viceversa.
Concepto
La nulidad del matrimonio importa la existencia de un vicio o defecto en torno a algunos de los
presupuestos que la ley exige para que el acto matrimonial produzca efectos válidos y que tienen
que ver con la falta de aptitud nupcial (Herrera, 2015, pág. 424)
Los artículos 424 y 425 del Código Civil y Comercial se refieren ahora claramente a la nulidad
absoluta y la nulidad relativa de los matrimonios, respectivamente. La solución es la correcta, ya
que en los casos del artículo 424 (parentesco, ligamen y crimen) está en juego el interés público y
no el privado de los contrayentes, mientras que en el artículo 425 (falta de edad legal, la falta de
salud mental, y vicios del consentimiento) la ley tiene en mira un interés particular.
Matrimonios anulables
o El Ministerio Público.
La acción está limitada a estas personas y no se extiende, como en el caso de los otros actos
jurídicos, a todos los que tengan interés de hacerlo.
Nulidad relativa
Mientras la nulidad absoluta responde a razones de orden público, la nulidad relativa tiende,
fundamentalmente, a proteger el interés de las partes intervinientes en el acto. De ahí que el acto sea
confirmable y la acción prescriptible.
La acción de nulidad no sólo está abierta para las partes, sino también a otras personas
estrechamente vinculadas con ellas.
la nulidad puede ser demandada por el cónyuge que padece el impedimento y por los que en su
representación pudieren haberse opuesto a la celebración del matrimonio. En este último caso el
juez debe oír al adolescente, y teniendo en cuenta su edad y grado de madurez hace lugar o no al
pedido de nulidad.
Si se rechaza, el matrimonio tiene los mismos efectos que si se hubiera efectuado con la
correspondiente dispensa. La petición de nulidad es inadmisible después de que el cónyuge o los
cónyuges hubiesen alcanzado la edad legal31.
la nulidad puede ser demandada por cualquiera de los cónyuges si desconocían el impedimento.
La nulidad no puede ser solicitada si el cónyuge que padece el impedimento ha continuado la
cohabitación después de haber recuperado la salud; y en el caso del cónyuge sano, luego de haber
conocido el impedimento.
El plazo para interponer la demanda es de un año, que se computa, para el que sufre el
impedimento, desde que recuperó la salud mental, y para el cónyuge sano desde que conoció el
impedimento.
La nulidad también puede ser demandada por los parientes de la persona que padece el
impedimento y que podrían haberse opuesto a la celebración del matrimonio. El plazo para
interponer la demanda es de tres meses desde la celebración del matrimonio. En este caso, el juez
debe oír a los cónyuges, y evaluar la situación del afectado a los fines de verificar si comprende el
acto que ha celebrado y cuál es su deseo al respecto33.
el matrimonio celebrado con alguno de los vicios del consentimiento el artículo 409. La nulidad
sólo puede ser demandada por el cónyuge que ha sufrido el vicio de error, dolo o violencia. La
nulidad no puede ser solicitada si se ha continuado la cohabitación por más de treinta días después
de haber conocido el error o de haber cesado la violencia. El plazo para interponer la demanda es de
un año desde que cesa la cohabitación.
Principios generales
Como principio, la anulación del matrimonio por sentencia judicial priva de sus efectos al título de
estado de familia que derivaba del acto anulado, desplazando a los contrayentes del estado de
casados. Su estado de familia vuelve a ser el anterior a la celebración del acto; "las cosas vuelven al
mismo o igual estado en que se hallaban antes del acto anulado"38, sin perjuicio de que mientras la
sentencia no se dicte, el matrimonio deba reputarse válido, y solo sea tenido por nulo desde el día de
la sentencia que lo anule.
Pero mientras la sentencia no haya sido dictada, el título de estado matrimonial produce efectos erga
omnes, pero la sentencia que anula el matrimonio lo priva de eficacia con efecto retroactivo. La
sentencia es declarativa y retrotrae sus consecuencias al día de la celebración del matrimonio que se
anula.
La privación retroactiva de los efectos del matrimonio anulado sufre excepciones:
dispone el artículo 426: "la nulidad del matrimonio y la buena o mala fe de los cónyuges no
perjudica los derechos adquiridos por terceros, que de buena fe hubiesen contratado con los
cónyuges”.39 Quedan así protegidos los derechos de quienes hubiesen contratado con los
contrayentes creyéndolos válidamente casados.
anulado, la emancipación producida por éste subsiste hasta la sentencia de nulidad. La invalidez del
Matrimonio putativo
La anulación del matrimonio tiene gravísimas consecuencias. No parece justo que quien fue
sorprendido en su buena fe deba sufrir, además del derrumbe de sus ilusiones y de la afrenta que
importa la nulidad, la calificación legal de concubino, con todas las consecuencias morales, ni que
los hijos deban ser tenidos como extramatrimoniales.
El derecho canónico introdujo la teoría del matrimonio putativo, que significa atribuir, al
matrimonio nulo, pero celebrado de buena fe, los mismos efectos del válido, hasta el momento de la
sentencia. En lo futuro, el vínculo queda disuelto, pero hasta entonces los cónyuges son legalmente
cónyuges, y sus hijos legítimos.
La condición esencial y suficiente para la existencia del matrimonio putativo es la buena fe.
Consiste esta en la ignorancia de que existía un impedimento para contraer nupcias. El error o
ignorancia deben ser excusables y, como es natural, no se puede invocar el error de derecho.
La buena fe existe no sólo cuando se ignora la existencia del impedimento, sino también cuando
conociéndolo, ha sido imposible evitar la celebración del acto, tal es lo que ocurre en el caso de
violencia. En realidad, lo que configura la buena fe, más que el error, es la honestidad y rectitud del
propósito y conducta.
La buena fe debe existir en el momento de la celebración, no importando que con posterioridad el
cónyuge se haya enterado de la existencia del impedimento.
La buena fe se presume y por tanto no necesita probarse.
Consecuencias respecto de las relaciones personales y patrimoniales entre los ex esposos, según
los distintos supuestos:
Derechos hereditarios: si uno de los cónyuges fallece antes de la sentencia de nulidad, el otro lo
hereda con posterioridad a la sentencia, cesa la transmisión hereditaria entre ellos.
Jubilaciones y pensiones: al cónyuge de buena fe corresponden los beneficios que las leyes de
jubilaciones y pensiones reconocen a la viuda/o del empleado/a fallecido; en caso de bigamia debe
reconocérsele ese beneficio si resulta que el primer cónyuge está privado de él por haber vivido
separado del otro sin voluntad de unirse. Pero naturalmente esta solución sólo puede admitirse si el
empleado/a falleció antes de declarada la nulidad.
Nombre: El cónyuge pierde el apellido del otro, pero el juez puede autorizarlo a seguir usándolo.
podrá optar entre liquidar los bienes mediante las reglas del régimen de comunidad, o dividir los
bienes como si se tratase de una sociedad no constituida regularmente u optar por considerar que el
matrimonio ha estado regido por el régimen de separación de bienes.
También puede reclamarlos de los terceros que hubieran provocado el error, incurrido en dolo o
ejercido la violencia.
Como en estos casos la determinación del perjuicio material es con frecuencia imposible y, por lo
demás, mucho mayor es la lesión moral que la económica, es obvio que también ella debe
indemnizarse. Si los autores son varios, su responsabilidad es solidaria, puesto que tiene ese
carácter la responsabilidad derivada de hechos ilícitos, trátese de delitos o cuasi delitos.
Bienes: “Los bienes adquiridos hasta la nulidad se distribuyen, si se acreditan los aportes, como
si fuese una sociedad no constituida regularmente”.
Carácter de la filiación: los hijos serán considerados extramatrimoniales. Se presume que son
hijos comunes los nacidos desde el matrimonio hasta trescientos días después de la separación
originada en la acción de nulidad.
Emancipación: quedará sin efecto a partir del día en que la sentencia de nulidad pasase en
autoridad de cosa juzgada. Hay una notable excepción al principio de la retroactividad de la
anulación del matrimonio, puesto que se mantiene la validez de todos los actos celebrados por el
emancipado hasta la sentencia. Esto se vincula con la necesidad de proteger a los terceros que hayan
contratado con los menores.
No sería equitativo que el que obró confiando en el estado que surgía de un matrimonio
formalmente celebrado sufriera más tarde las consecuencias de la invalidez.
La ley exige que el tercero sea de buena fe, es decir, que ignorase la existencia de la causal de
nulidad.
FILIACION
Concepto:
La filiación es el vínculo jurídico, determinado por la procreación entre los progenitores y sus hijos.
En un principio, el Código Civil no solo estableció originariamente la categoría de hijos legítimos e
ilegítimos sino que además entre estos últimos distinguía los hijos sacrílegos, incestuosos,
adulterinos y naturales.
mayores o de padre o madre ligados por voto
solemne de castidad en orden religiosa aprobada por la Iglesia Católica. Esta categoría desapareció
con la sanción de la ley 2.3931.
scendientes.
Respecto a todos ellos, la ley proclama que no tenían padre ni madre, ni derecho a investigar la
paternidad o la maternidad. Sólo se les permitía reclamar alimentos hasta los 18 años de edad si
habían sido reconocidos voluntariamente y estaban imposibilitados para proveer sus necesidades.
podido contraer matrimonio al tiempo de la
concepción del hijo, tenían cierto estado de familia ya que se les permitía demandar por
reclamación de filiación, solicitar alimentos y tenían porción hereditaria a la muerte de sus padres,
aunque concurriendo con hijos legítimos, esa porción equivalía a un cuarto de la parte de éstos.
La ley 14.367 de 1954 eliminó las calificaciones entre los hijos extramatrimoniales y les confirió a
todos, los derechos que hasta ese momento tenías los hijos naturales, además elevó su porción
hereditaria de la cuarta parte a la mitad de la que correspondería a un hijo matrimonial.
La ley 23.264 (de Código Civil y Código de Comercio) de 1985 estableció que la filiación
matrimonial y extramatrimonial producen los mismos efectos; sin embargo, las categorías de hijos
matrimoniales y extramatrimoniales se mantienen, pero no para crear distingos entre unos y otros en
cuanto a derechos reconocidos, sino porque es diversa la forma de establecer la paternidad en el
caso de hijos matrimoniales y extramatrimoniales
o Si el hijo muere antes de transcurrir un año desde que alcanzó la mayoría de edad o la plena
capacidad, o durante el primer año siguiente al descubrimiento de las pruebas en que se haya de
fundar la demanda por todo el tiempo que falta para completar esos plazos.
Caducidad: la acción caduca de pleno derecho para los herederos solo en caso de que el hijo
fallezca siendo mayor de edad y capaz, que haya transcurrido un año de ella y si las pruebas eran ya
conocidas desde antes.
Prueba:
o a) al nacimiento del hijo de la madre contra la cual se reclama la filiación.
Posesión de Estado
La posesión de estado es el goce de hecho de determinado estado de familia, con título o sin él.
Nuestra ley le asigna a dicha posesión el valor de reconocimiento. Así el artículo 584 dispone: “la
posesión de estado debidamente acreditada en juicio tiene el mismo valor que el reconocimiento,
siempre que no sea desvirtuada por prueba en contrario sobre el nexo genético”
Según esta ley, se entiende por reproducción médicamente asistida a los procedimientos y
técnicas realizados con asistencia médica para la consecución de un embarazo. Quedan
comprendidas las técnicas de baja y alta complejidad que incluyan o no la donación de gametos y/o
embriones.
Asimismo, se establece la creación de “un registro único en el que deben estar inscriptos todos
aquellos establecimientos sanitarios habilitados para realizar procedimientos y técnicas de
reproducción médicamente asistida. Quedan incluidos los establecimientos médicos donde
funcionen bancos receptores de gametos y/o embriones”. Los procedimientos de técnicas de
reproducción humana asistida sólo pueden realizarse en dichos establecimientos.
A los fines de cumplir con el objeto de la ley, el Ministerio de Salud de la Nación deberá:
a) Arbitrar las medidas necesarias para asegurar el derecho al acceso igualitario de todos los
beneficiarios a las prácticas normadas por la presente.
b) Publicar la lista de centros de referencia públicos y privados habilitados, distribuidos en todo el
territorio nacional con miras a facilitar el acceso de la población a las mismas.
Voluntad procreacional
Derecho a la información
En concordancia con el derecho a la identidad, el artículo 563 del Código Civil y Comercial de la
Nación, expresa que “la información relativa a que la persona ha nacido por el uso de técnicas de
reproducción humana asistida con gametos de un tercero debe constar en el correspondiente legajo
base para la inscripción del nacimiento”.
En esta temática, es importante preguntarse qué información podría requerirse del centro de salud
que ha intervenido en el procedimiento.
El artículo 564 del Código Civil y Comercial de la Nación expresa que:
A petición de las personas nacidas a través de las técnicas de reproducción humana asistida, puede:
a) obtenerse (…) información relativa a datos médicos del donante, cuando es relevante para la
salud;
b) revelarse la identidad del donante, por razones debidamente fundadas, evaluadas por la autoridad
judicial por el procedimiento más breve que prevea la ley local.
Con esta norma, se ha pretendido resguardar la intimidad del donante, ya que de lo contrario se
correría el riesgo de que pocos accedieran a donar material genético para este tipo de prácticas. Sin
embargo, este principio de anonimato tiene excepciones que ceden ante el interés del requirente,
con dos limitaciones: a) el acceso a la información debe brindarse sólo a aquel que la solicitó y b) la
utilización de los datos brindados sólo puede ser utilizado a los fines para los que fueron requeridos
(González Magaña 2014).
ADOPCION
Concepto:
La adopción es una institución del derecho de familia en virtud de la cual, y por medio de una
sentencia judicial, se crea entre personas no ligadas por lazos biológicos próximos un vínculo
jurídico de parentesco idéntico o similar al que surge de la filiación consanguínea establecida.
A su vez, el Código Civil y Comercial 2014 incorpora en su articulado una definición de adopción,
estableciendo que:
la adopción es una institución jurídica que tiene por objeto proteger el derecho de niños, niñas y
adolescentes a vivir y desarrollarse en una familia que le procure los cuidados tendientes a
satisfacer sus necesidades afectivas y materiales, cuando éstos no le pueden ser proporcionados por
su familia de origen.
La adopción se otorga solo por sentencia judicial y emplaza al adoptado en el estado de hijo,
conforme con las disposiciones de este Código
Requisitos en el adoptante
La ley fija reglas generales para la adopción, cualquiera que sea el tipo:
El niño, niña o adolescente puede ser adoptado por:
matrimonio;
Cabe destacar que en esos dos supuestos las personas solo pueden adoptar si lo hacen
conjuntamente, y excepcionalmente la adopción por personas casadas o en unión convivencial
puede ser unipersonal si:
- el cónyuge o conviviente ha sido declarado persona incapaz o de capacidad restringida, y la
sentencia le impide prestar consentimiento válido para este acto. En este caso debe oírse al
Respecto a la edad, el adoptante debe ser por lo menos dieciséis años mayor que el adoptado,
excepto cuando el cónyuge o conviviente adopta al hijo del otro cónyuge o conviviente.
En caso de muerte del o de los adoptantes u otra causa de extinción de la adopción, se puede otorgar
una nueva adopción sobre la persona menor de edad.
Cabe resaltar el supuesto en el que la ley acepta la adopción conjunta de personas divorciadas o
cesada la unión convivencial cuando durante el matrimonio o la unión convivencial mantuvieron
estado de madre o padre con una persona menor de edad, pudiendo adoptarla conjuntamente aún
después del divorcio o cesada la unión. El juez debe valorar especialmente la incidencia de la
ruptura al ponderar el interés superior del niño.
Por último, la ley contempla la situación en la que el proceso de adopción es conjunto y fallece de
uno de los guardadores. En ese caso,
el juez puede otorgar la adopción al sobreviviente y generar vínculos jurídicos de filiación con
ambos integrantes de la pareja.
En este caso, el adoptado lleva el apellido del adoptante, excepto que fundado en el derecho a la
identidad se peticione agregar o anteponer el apellido de origen o el apellido del guardador
fallecido.
Requisitos en el adoptado
ehacientemente
comprobada
Tipos de adopción
Irrevocabilidad
Tal como en el Código de Vélez Sársfield, la adopción plena es irrevocable.
Sin embargo, una novedad que trae el Código Civil y Comercial es la posibilidad de que el
adoptado inicie acción de filiación contra sus progenitores biológicos o que éstos lo reconozcan. Sin
embargo, ésta posibilidad sólo es admisibles a los efectos de posibilitar los derechos alimentarios y
sucesorios del adoptado, sin alterar los otros efectos de la adopción.
Apellido
Conforme el artículo 626,
el apellido del hijo por adopción plena se rige por las siguientes reglas:
a) si se trata de una adopción unipersonal, el hijo adoptivo lleva el apellido del adoptante; si el
adoptante tiene doble apellido, puede solicitar que éste sea mantenido;
b) si se trata de una adopción conjunta, se aplican las reglas generales relativas al apellido de los
hijos matrimoniales;
c) excepcionalmente, y fundado en el derecho a la identidad del adoptado, a petición de parte
interesada, se puede solicitar agregar o anteponer el apellido de origen al apellido del adoptante o al
de uno de ellos si la adopción es conjunta;
d) en todos los casos, si el adoptado cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, el juez debe
valorar especialmente su opinión.
La adopción simple es aquella que confiere el estado de hijo al adoptado, pero no crea vínculos
jurídicos con los parientes ni con el cónyuge del adoptante.
Los efectos de este tipo de adopción son:
a) como regla, los derechos y deberes que resultan del vínculo de origen no quedan extinguidos por
la adopción; sin embargo, la titularidad y el ejercicio de la responsabilidad parental se transfieren a
los adoptantes;
b) la familia de origen tiene derecho de comunicación con el adoptado, excepto que sea contrario al
interés superior del niño;
c) el adoptado conserva el derecho a reclamar alimentos a su familia de origen cuando los
adoptantes no puedan proveérselos;
d) el adoptado que cuenta con la edad y grado de madurez suficiente o los adoptantes, pueden
solicitar se mantenga el apellido de origen, sea adicionándole o anteponiéndole el apellido del
adoptante o uno de ellos; a falta de petición expresa, la adopción simple se rige por las mismas
reglas de la adopción plena;
e) el derecho sucesorio se rige por lo dispuesto en el Libro Quinto.
“Después de acordada la adopción simple se admite el ejercicio por el adoptado de la acción de
filiación contra sus progenitores, y el reconocimiento del adoptado.
Ninguna de estas situaciones debe alterar los efectos de este tipo de adopción”.
Revocación
A diferencia de la adopción plena, la adopción simple es revocable en los siguientes supuestos:
a) por haber incurrido el adoptado o el adoptante en las causales de indignidad
previstas en este Código;
b) por petición justificada del adoptado mayor de edad;
c) por acuerdo de adoptante y adoptado mayor de edad manifestado judicialmente112.
Los efectos de la revocación son los siguientes:
- “Se extingue la adopción desde que la sentencia queda firme y para el futuro”113.
- “El adoptado pierde el apellido de adopción. Sin embargo, con fundamento en el derecho a la
identidad, puede ser autorizado por el juez a conservarlo”.
La adopción de integración
RESPONSABILIDAD PARENTAL
Concepto:
El Código Civil y Comercial nos brinda un concepto de responsabilidad parental, estableciendo en
su artículo 638 que es “el conjunto de deberes y derechos que corresponden a los progenitores sobre
la persona y bienes del hijo, para su protección, desarrollo y formación integral mientras sea menor
de edad y no se haya emancipado”.
Titularidad y ejercicio
La diferencia entre estos dos conceptos no parece fácilmente precisable, sin embargo, es pasible
advertir que la titularidad es el conjunto de los derechos y deberes, que, en principio, corresponden
a ambos progenitores e independientemente, mientras que el ejercicio es la facultad de actuar
concretamente en virtud de esos derechos–deberes y que corresponden en unos casos a uno u otro o
a ambos progenitores.
De manera que puede haber en algunos supuestos titularidad con ejercicio actual de la
responsabilidad parental y en otros, si bien se comparte la titularidad, se carece de ese ejercicio.
Distintos supuestos
El artículo 641, establece distintos supuestos de hecho, y en base a ello determina a quién
corresponde el ejercicio de la responsabilidad parental:
“Se denomina cuidado personal a los deberes y facultades de los progenitores referidos a la vida
cotidiana del hijo”139. Implica “la protección que debe recibir el menor en todo momento por parte
de sus progenitores” (Bueres, 2015, p. 436).
Cuando los padres no conviven, el cuidado personal puede ser de dos maneras:
Como principio general, “el juez debe otorgar, como primera alternativa, el cuidado compartido del
hijo con la modalidad indistinta, excepto que no sea posible o resulte perjudicial para el hijo”.
“En caso de que cuidado pernal sea atribuido a un solo progenitor, el otro tiene el derecho y el deber
de mantener una adecuada comunicación con el hijo”
Se debe tener especial consideración en aquellas situaciones en las cuales los padres de un niño sean
adolescentes, es decir que sean mayores de 13 años pero menores de 18, momento en el cual se
adquiere la mayoría de edad.
En estos casos, la ley establece que “los progenitores adolescentes (…) ejercen la responsabilidad
parental de sus hijos pudiendo decidir y realizar por sí mismos las tareas necesarias para su cuidado,
educación y salud”.
Asimismo,
las personas que ejercen la responsabilidad parental de un progenitor adolescente que tenga un hijo
bajo su cuidado pueden oponerse a la realización de actos que resulten perjudiciales para el niño;
también pueden intervenir cuando el progenitor omite realizar las acciones necesarias para preservar
su adecuado desarrollo.
El consentimiento del progenitor adolescente debe integrarse con el asentimiento de cualquiera de
sus propios progenitores si se trata de actos trascendentes para la vida del niño, como la decisión
libre e informada de su adopción, intervenciones quirúrgicas que ponen en peligro su vida, u otros
actos que pueden lesionar gravemente sus derechos. En caso de conflicto, el juez debe decidir a
través del procedimiento más breve previsto por la ley local.
Como explica la Doctora. Herrera (2015), hay que distinguir entre los actos cotidianos de la vida del
niño, y aquellos que son de mayor gravedad o trascendencia. En el primero de los casos los
progenitores adolescentes ejercen la responsabilidad parental, y en los otros se requiere además el
asentimiento de los padres de los adolescentes.
El derecho del niño de mantener vínculo con ambos padres, es un derecho humano (Herrera, 2015),
por ello, “cada progenitor debe informar al otro sobre cuestiones de educación, salud y otras
relativas a la persona y bienes del hijo”.
cualquier decisión en materia de cuidado personal del hijo debe basarse en conductas concretas del
progenitor que puedan lesionar el bienestar del niño o adolescente no siendo admisibles
“Los progenitores tienen la obligación y el derecho de criar a sus hijos, alimentarlos y educarlos
conforme a su condición y fortuna”.
Legitimación
En caso de que el progenitor falte a la prestación de alimentos podrá ser demandado por:
a) el otro progenitor en representación del hijo;
b) el hijo con grado de madurez suficiente con asistencia letrada;
c) subsidiariamente, cualquiera de los parientes o el Ministerio Público.
La novedad del Código Civil y Comercial es que si el menor es adolescente (mayor a trece años)
“no necesita autorización alguna; sólo el asentimiento del adulto responsable, de conformidad con
la legislación aplicable”.
Reclamo a ascendientes
Los alimentos a los ascendientes pueden ser reclamados en el mismo proceso en que se demanda a
los progenitores o en proceso diverso; además de lo previsto en el título del parentesco, debe
acreditarse verosímilmente las dificultades del actor para percibir los alimentos del progenitor
obligado168.
El Código Civil y Comercial regula las relaciones entre progenitor afín e hijo afín. Se denomina
progenitor afín al cónyuge o conviviente que vive con quien tiene a su cargo el cuidado personal del
niño o adolescente.
Conforme los fundamentos de la reforma, se reconoce el vínculo afectivo que se genera entre el
progenitor y los hijos de su pareja cuando conviven, otorgando ciertos derechos a los primeros sin
excluir los derechos y deberes de los progenitores como principales responsables de los hijos.
Alimentos
El progenitor afín tiene una obligación alimentaria respecto de sus hijos afines, pero esta obligación
tiene carácter subsidiario.
Asimismo, esa obligación subsidiaria cesa
en los casos de disolución del vínculo conyugal o ruptura de la convivencia. Sin embargo, si el
cambio de situación puede ocasionar un grave daño al niño o adolescente y el cónyuge o
conviviente asumió durante la vida en común el sustento del hijo del otro, puede fijarse una cuota
asistencial a su cargo con carácter transitorio, cuya duración debe definir el juez de acuerdo a las
condiciones de fortuna del obligado, las necesidades del alimentado y el tiempo de la convivencia.
Definición
La naturaleza del llamamiento a suceder determina distintas especies de sucesiones, ya sea que el
título creador de la vocación sucesoria reconozca su origen en las disposiciones legales o bien en la
voluntad del causante; conforme a ello, corresponde distinguir la sucesión legítima o intestada de la
testamentaria.
La sucesión intestada o ab intestato es aquella en que el llamamiento a la sucesión es realizado por
la ley, sin intervención de la voluntad del difunto manifestada en el testamento.
Pérez Lasala (2014, p. 11) la define como la sucesión hereditaria que se defiere por ministerio de la
ley, ora por no existir testamento, ora por resultar ineficaz.
La sucesión intestada presenta los siguientes caracteres:
1) Es una sucesión hereditaria: pues el sucesor es siempre un heredero. No comprende los legados.
Se trata de un sucesor universal que recibe el conjunto de bienes del causante y responde por sus
deudas. Cuando concurren varios herederos, reciben una parte alícuota del patrimonio, con derecho
a acrecer.
2) Se defiere por ministerio de la ley: el llamamiento a los herederos es realizado de manera directa
y exclusiva por la ley.
3) Es supletoria de la testamentaria: ya que si el causante en un testamento ha dispuesto el destino
de su patrimonio, no procede la sucesión intestada, pues prevalece la voluntad del sujeto. El límite
está dado por el respeto a las legítimas cuando tiene legitimarios, de tal manera que si el difunto se
ha excedido de la porción disponible al distribuir sus bienes, aquellos tienen acciones para la
protección de las legítimas.
4) Procede cuando por testamento sólo se ha dispuesto de una parte de los bienes, o aquel resulta
parcialmente ineficaz: en este caso, se abre la sucesión intestada con relación al resto de bienes, es
decir, a los que no estén alcanzados por el testamento. Así, la sucesión será en parte intestada y en
parte testamentaria. Esta solución es receptada por el art. 2277, cuando regula la apertura de la
sucesión, pues establece que: “si el testamento dispone sólo parcialmente de los bienes, el resto de
la herencia se defiere por la ley…”1.
Por último, el fundamento de la sucesión intestada radica, por un lado, en la presunta voluntad del
causante que responde al reconocimiento del orden natural de los afectos y, por otro, a la protección
de la familia.
Principios que rigen las sucesiones mortis causa deferidas por la ley
El art. 2425 del Código Civil y Comercial prescribe que “en las sucesiones intestadas no se atiende
a la naturaleza ni al origen de los bienes que componen la herencia, excepto disposición legal
expresa en contrario”.
El patrimonio hereditario, al momento de la muerte del causante, forma una unidad en la que no se
distinguen categorías de bienes en función de las cuales asignarlos a determinados herederos o
sucesores. Es decir, en principio la distribución de los bienes del causante se realiza con
independencia de su origen. Sin embargo, esta regla contempla dos excepciones en materia
sucesoria:
1) En la sucesión del cónyuge, si concurre con los descendientes y el régimen patrimonial entre los
esposos es el de comunidad, se diferencia si los bienes son propios o gananciales. De este modo,
sobre los bienes gananciales, el cónyuge supérstite retira la mitad que le corresponde en calidad de
integrante de la comunidad de ganancias, y el resto (mitad que le corresponde al causante) se divide
entre los descendientes.
la familia adoptiva.
Hay vocación referida cuando el llamamiento a ciertos herederos se hace con referencia a la
posición jurídica que hubieran ocupado otros herederos, pero que atentos a distintas circunstancias,
no efectivizaron esa ocupación.
Cuando la vocación es referida a otra posición hereditaria por disposición de la ley, estamos ante el
derecho de representación.
La esencia del derecho de representación está en que los derechos sucesorios de ciertos herederos
(representantes) se determinan por referencia al grado, calidad parental y cuantía que hubieran
tenido otros herederos (representados), que los hubieran excluido de haber heredado. (Pérez Lasala,
2014, tomo 1, p. 334).
El grado se refiere al grado de parentesco; la calidad parental está relacionada a la circunstancia de
ser descendiente biológico o adoptivo, o hermano bilateral o unilateral del difunto, y la cuantía es la
porción hereditaria que le hubiere podido corresponder al representado.
El derecho de representación constituye una excepción al principio según el cual el pariente más
cercano en grado excluye al más remoto. El derecho de representación es la facultad que la ley le
concede a los descendientes de los hijos y de los hermanos del causante para acercarse al autor de la
sucesión y ocupar los lugares que hubieran quedado vacantes por determinados supuestos.
Al momento de la muerte hay una vocación que falla, que es la del representado. En este caso, los
representantes heredan en su lugar y ejercen los derechos hereditarios directamente por disposición
de la ley.
El Código Civil y Comercial no define el derecho de representación (a diferencia del Código de
Vélez, que lo definía en el art. 3459), sino que determina los sujetos que suceden por
representación. Estos son:
a) los descendientes de hijos del causante, sin límites. Esta procede en la línea recta a favor de los
nietos y descendientes de grado inferior; en tal sentido, el art. 2427 sostiene: “Sucesión de los
demás descendientes. Los demás descendientes heredan por derecho de representación, sin
limitación de grados”.
2) debe tener delación hereditaria, es decir, llamamiento efectivo que presupone deben tener
habilidad para suceder y no ser indigno del causante;
3) aunque no reciba la herencia del representado, no debe haber sido declarado indigno por aquel13.
1) Debe tener el grado parental necesario para ser considerado ab initio heredero legítimo. La
representación sólo funciona en la línea recta descendiente, respecto de la descendencia de los hijos,
y en la línea colateral la representación sólo tiene lugar a favor de los hijos y descendientes de los
hermanos. No gozan de esta prerrogativa los ascendientes ni el cónyuge del difunto, tampoco sus
colaterales que no fueran descendientes de sus hermanos.
os.
reducir las donaciones realizadas por el causante que excedan la porción de libre disposición. Esto
sólo rige para la línea recta descendiente porque los colaterales no son legitimarios.
El efecto eventual del derecho de representación es la división por estirpes. Dentro de cada estirpe,
la división entre sus miembros se realiza por cabeza.
En tal sentido, el art. 2428 prescribe:
Efectos de la representación. En caso de concurrir descendientes por representación, la sucesión se
divide por estirpes, como si el representado concurriera. Si la representación desciende más de un
grado, la subdivisión vuelve a hacerse por estirpe en cada rama. Dentro de cada rama o subdivisión
de rama, la división se hace por cabeza.
El efecto accesorio de la representación es la exclusión del derecho de acrecer, pues éste surge
como consecuencia de la regla de que el pariente más próximo excluye al más remoto; así, la parte
del pariente próximo que falta acrece a los herederos de igual grado. Ello no sucede cuando opera el
derecho de representación, pues aquí los representantes reciben la parte del representado.
A modo de revisión, pues estos temas ya han sido tratados en los puntos anteriores, cabe recordar
que el cónyuge concurre con los descendientes y ascendientes y excluye a los colaterales.
Constituye un orden anómalo.
Respecto a la concurrencia con los descendientes, el art. 2433 expresa que:
Concurrencia con descendientes. Si heredan los descendientes, el cónyuge tiene en el acervo
hereditario la misma parte que un hijo.
En todos los casos en que el viudo o viuda es llamado en concurrencia con descendientes, el
cónyuge supérstite no tiene parte alguna en la división de bienes gananciales que corresponden al
cónyuge prefallecido.
Así, el cónyuge supérstite hereda como un hijo más cuando concurre con ellos a la sucesión de su
cónyuge. Esto se aplica cuando el régimen patrimonial elegido entre los esposos es el de separación
de bienes. Asimismo, cuando se trate de un régimen de comunidad, rige respecto a los bienes
propios del causante. En cuanto a los bienes gananciales, el cónyuge supérstite no hereda sobre los
gananciales que le correspondiesen al cónyuge fallecido. En consecuencia, respecto a los bienes
gananciales, el cónyuge supérstite retira la mitad, atento a su calidad de integrante de la comunidad
de ganancias, y la mitad que le corresponde al causante se distribuye entre sus descendientes.
Graciela Arga (2014, pp. 358-359) cuestiona esta solución, pues entiende que resulta paradójico que
si los cónyuges eligieron el régimen de separación de bienes, el cónyuge supérstite herede cuando
concurre con los descendientes; en cambio, si el régimen elegido es el de comunidad, el cónyuge
sólo hereda en los propios, no así en los gananciales. Estima la autora que no hay razón jurídica
para sostener tal distinción pues implica diferenciar el origen de los bienes, lo que es contrario al
principio que rige las sucesiones intestadas.
Por otra parte, cuando el cónyuge concurre con los ascendientes, el art. 2434 regula:
“Concurrencia con ascendientes. Si heredan los ascendientes, al cónyuge le corresponde la mitad de
la herencia”. En este supuesto, la herencia se divide por mitades: una es para el cónyuge y la otra es
para los ascendientes, cualquiera sea su número. Esto se aplica tanto para el régimen de separación
de bienes como para el de comunidad.
Es importante hacer una aclaración, si el régimen entre los esposos es el de comunidad, de los
bienes propios, una mitad le corresponde a los ascendientes y la otra, al cónyuge. En cuanto a los
gananciales, los ascendientes heredan una mitad y la otra se le entrega al cónyuge,
independientemente de la mitad que recibió de los gananciales en su carácter de integrante de la
comunidad de ganancias.
Desde otra arista, respecto a los colaterales, el art. 2435 afirma: “Exclusión de colaterales. A falta
de descendientes y ascendientes, el cónyuge hereda la totalidad, con exclusión de los colaterales”.
De tal manera, a falta de descendientes y ascendientes, el cónyuge supérstite recibe la totalidad de la
herencia.
La legitima. Definicion
“La legítima es una limitación legal y relativa a la libertad de disponer por testamento o donación,
que lleva como consecuencia la reserva de una porción de la herencia o de bienes líquidos a favor
de los denominados legitimarios” (Pérez Lasala, 2014, p. 213).
En nuestro derecho, si el causante no tiene legitimarios, podrá disponer libremente de todos sus
bienes; por el contrario, si los tiene, sólo podrá disponer de una porción determinada –porción
disponible– que variará según el grupo de legitimarios que sea llamado a la sucesión. Por tanto,
nuestra normativa recepta un sistema protectivo imperativo, pues la legítima implica una
protección para ciertos miembros de la familia –legitimarios–, a fin de garantizarles una porción de
la herencia de la que no pueden ser privados por el causante, por medio de testamento o por actos de
1. La legítima tiene importancia solamente en los casos en que el causante tuviese legitimarios y
hubiese realizado un testamento o efectuado una donación; en caso contrario, el causante puede
disponer de sus bienes libremente, ya que no existe ningún heredero protegido con la legítima.
A diferencia del Código de Vélez, el Código Civil y Comercial no contiene una definición de
legítima, sino que se limita a designar los tres tipos de legitimarios; estos son: los descendientes, los
ascendientes y el cónyuge.
Caracteres
En atención a que nuestro Código recepta un sistema protectivo imperativo, la legítima presenta los
siguientes caracteres:
1) Inviolabilidad: prescribe el art. 2447 que el testador no puede imponer gravamen o condición
alguna a las porciones legítimas; si lo hace, se tendrán por no escritas.43
2) Irrenunciabilidad: afirma el art. 2449 que es irrenunciable la porción legítima de una sucesión no
abierta.
3) Instituto de orden público: es inconmovible por la voluntad del propio titular de los bienes.
4) Limitación legal: constituye un freno a la libertad de testar que es impuesto por la ley.
.
Legitimarios. Definición
Los legitimarios son los titulares de la porción legítima. El art. 2444 establece que son tales:
En cuanto a quienes tienen derecho a la legítima, el Código Civil y Comercial los llama
legitimarios, salvo en el art. 2493, que se relaciona con el fideicomiso testamentario, en el que se
los llama “herederos forzosos”46. Entonces, la terminología seguida por el Código y receptada por
la mayoría de la doctrina es la de legitimarios.
Por otro costado, resulta necesario distinguir al legitimario del heredero legítimo. Heredero legítimo
es todo aquel sucesible cuyo fundamento de la vocación reside en el llamamiento ab intestato que
hace la ley, independientemente de la voluntad del causante. Si bien todo legitimario es, a la vez,
heredero legítimo, no es igual a la inversa, pues hay herederos legítimos que pueden ser preteridos
La legítima lleva consigo la existencia de una porción disponible. La porción disponible o de libre
disposición es la parte de la herencia sobre la que el testador puede disponer libremente cuando hay
legitimarios.
Para determinar la parte disponible debemos realizar el cálculo de la legítima global. Esta se calcula
determinando el activo neto del caudal hereditario (activo bruto menos las deudas), a lo que deben
adicionarse las donaciones.
El Código, en el art. 2445, distingue las porciones legítimas según el orden sucesorio; así, los hijos
tienen una legítima de 2/3; los ascendientes, de ½, y el cónyuge, también de ½. En consecuencia, la
porción disponible en el caso de los hijos es de 1/3, y en el de los ascendientes y el cónyuge es de
½.
El Código de Vélez regulaba porciones legítimas mayores (descendientes: 4/548, ascendientes:
2/349, y cónyuge: ½50), las que fueron reducidas en el nuevo Código, el que recepta las porciones
establecidas en el Proyecto de reforma del Código Civil del año 1998.
El fundamento de tal reducción responde a la doctrina mayoritaria que considera excesivas las
porciones establecidas en el Código de Vélez, pues considera que es más justo ampliar las
posibilidades de libre y definitiva disposición del futuro causante (Lorenzetti, R. L. Presidente de la
Comisión Redactora del Código Civil y Comercial de la Nación, 2014, Fundamentos del
Anteproyecto de Código Civil y Comercial. p. 804).
Por otra parte, el Código Civil y Comercial prevé la posibilidad de mejorar la legítima de los
herederos descendientes o ascendientes con discapacidad, así el causante puede disponer de hasta
1/3 de la legítima que corresponde a los demás legitimarios.
La porción legítima a la que tienen derecho los legitimarios, según la clase a la que pertenecen, es
intangible; en consecuencia, tienen derecho a reclamarla íntegramente. Cada uno, de acuerdo con la
cuota de concurrencia, goza así de las acciones tendientes a obtener su legítima la cual es protegida
con diversos remedios, dentro de los cuales tenemos, entre otros: a) la opción conferida al heredero
en el supuesto de legados o donaciones de usufructo, uso o habitación o de renta vitalicia; b) la
presunción de gratuidad de determinadas transmisiones hechas por el causante a favor de sus
legitimarios.
Dentro de las acciones, el Código Civil y Comercial distingue tres:
1. acción de entrega de la legítima;
2. acción de complemento;
3. acción de reducción.
heredero forzoso. Asimismo, es conveniente que manifieste en la demanda que no es donatario del
causante, pues de lo contrario podría suceder que lo donado cubriera su legítima y no proceda la
acción.
Acción de complemento
El art. 2451 regula la acción de complemento; así, establece que “el legitimario a quien el testador
le ha dejado, por cualquier título, menos de su porción legítima, sólo puede pedir su complemento”.
Tal norma debe analizarse de manera armónica con los artículos que regulan la acción de reducción.
Ambas acciones se encuentran fuertemente relacionadas, pues la de complemento se dirige a
integrar la legítima, mientras que la de reducción tiene por fin reducir las liberalidades hasta el
límite en que se hubiese afectado la legítima. De esta manera, la consecución del complemento
aparece como el fin, y la reducción, como el medio para alcanzarlo.
Acción de reducción. Naturaleza jurídica. Orden en que opera. Legitimación activa y pasiva.
Efectos. Prescripción. Supuesto de improcedencia de la acción
Esta acción prevé el modo de lograr el complemento de la legítima mediante la reducción de las
disposiciones testamentarias contenidas en legados o, en su caso, de las donaciones hechas por el
causante en la medida que están sujetas a declaraciones de inoficiocidad.
La reducción sólo se ejerce hasta lograr el complemento de la legítima.
El efecto principal de esta acción es resolver las liberalidades en la medida en que excedan los
límites de la porción disponible.
Caracteres:
cesión;
Naturaleza jurídica:
Para una parte de la doctrina, se trata de una acción real, pues persigue un fin reivindicador (Aubry
y Rau, como se cita en Pérez Lasala, 2014, p. 263). En cambio, otro sector sostiene que es una
acción personal, ya que hay una limitación respecto a los sujetos demandables y por su plazo de
prescripción. Pérez Lasala (2014, tomo 2, p. 263) entiende que se trata de una acción personal, con
la particularidad de que produce efectos reales. Por último, una posición intermedia considera que
se trata de una acción personal que abre camino a una acción real contra los terceros que hubieren
adquirido el dominio del donatario (Maffia, 1986). Esta perspectiva postula que al vencer el
heredero en la acción personal, se abre una acción real para perseguir el bien en manos de quien se
encuentre.
Todas las posturas coinciden en que la acción tiene efectos reipersecutorios a fin de recomponer la
porción legítima.
Pérez Lasala (2014, tomo 2, p. 289) sostiene que si bien el artículo sólo se refiere a los herederos de
cuota, también comprende a los herederos instituidos sin asignación de cuota. Afirma que esto
sucede cuando el testador instituye como herederos a legitimarios y no legitimarios. Por ejemplo: el
testador nombra herederos de todos sus bienes a su único hijo y a su hermano; el caudal relicto es
de 10,000 pesos, dividido por partes iguales, es decir que le corresponde a cada uno 5,000 pesos;
pero el hijo es legitimario y la legítima global es de 2/3, esto es: 6,666 pesos, por lo que podrá
reducir la parte de su tío en 1,666 pesos, a fin de conformar la legítima.
Dentro de los legados, la reducción se realiza conforme a lo establecido en el art. 2358. Allí se
observa el siguiente orden:
a) “los que tienen preferencia otorgada por el testamento;
b) los de cosa cierta y determinada;
c) los demás legados”.
En cuanto a la reducción de las donaciones, expresa el art. 2453 que:
Si la reducción de las disposiciones testamentarias no es suficiente para que quede cubierta la
porción legítima, el heredero legitimario puede pedir la reducción de las donaciones hechas por el
causante. Se reduce primero la última donación, y luego las demás en orden inverso a sus fechas,
hasta salvar el derecho del reclamante. Las de igual fecha se reducen a prorrata.
- el bien donado es indivisible: se entrega al que tiene la porción mayor y se reconoce un crédito a
favor de la otra parte por el valor de su derecho.68
En el tercer párrafo se recepta un cambio novedoso, pues el donatario podrá impedir la reducción
“entregando al legitimario la suma de dinero necesaria para completar el valor de su porción
legítima”. De esta manera, se consagra la postura mayoritaria que consideraba que debía otorgarse
al donatario y subadquirente la facultad de evitar los efectos reipersecutorios de la acción, siempre
que se deje a salvo la legítima violentada.
Por otra parte, “el donatario es deudor desde la notificación de la demanda, de los frutos o, en caso
de formular la opción [de entregar el dinero para completar la legítima], de intereses”
.
Casos posibles según la persona del donatario:
Conforme a la regulación del código civil, parte de la doctrina consideraba que si el beneficiario era
un heredero forzoso, la única acción posible era la colación. Por el contrario, el Código Civil y
Comercial dispone que puede plantearse la acción de reducción.
De todo lo analizado, resulta necesario que nos refiramos a distintas situaciones:
3. donaciones efectuadas a los legitimarios: se encuentra sujeto a reducción el exceso del valor
donado sobre la cuota hereditaria del legitimario donatario.
Acción reipersecutoria:
Establece el art. 2458: “El legitimario puede perseguir contra terceros adquirentes los bienes
registrables. El donatario y el subadquirente demandado, en su caso, pueden desinteresar al
legitimario satisfaciendo en dinero el perjuicio a la cuota legítima”75. En este artículo se mantiene
la solución del Código de Vélez en cuanto a la procedencia de la acción reipersecutoria contra los
terceros adquirentes, los que quedan sujetos a la reducción de las donaciones inoficiosas. La norma
alcanza a los inmuebles y muebles registrables, por tanto, quedan fuera de la regulación las cosas
muebles a las que se aplica lo previsto para la apropiación76.
Se estima que esta norma brinda una protección exagerada de la legítima, pues puede ejercerse
contra los terceros adquirentes a título oneroso y de buena fe, lo que resulta injusto.
Con lo establecido en el segundo párrafo, el Código se aparta de una de las características del efecto
reipersecutorio que implica la restitución en especie.
Por otro costado, en cuanto a la reducción de las disposiciones testamentarias y los terceros
adquirentes, cabe señalar que si los herederos o legatarios hubiesen enajenado a favor de terceros
los bienes que recibieron, pero que afectan la legítima, no procede la acción de reducción contra los
terceros. Al legitimario le queda la posibilidad de accionar por daños y perjuicios.
Prescripción adquisitiva:
Por último, debemos referirnos a un aspecto novedoso regulado en el Código, esto es, un límite a la
procedencia de la acción de reducción.
La acción puede ser ejercida contra los herederos –forzosos o voluntarios–, los legatarios y los
donatarios. En algunos casos, también procede contra los adquirentes de donaciones inoficiosas.
resa o tácita.
Sucesión testamentaria:
A modo de introducción, resulta conveniente repasar que la sucesión mortis causa puede ser
intestada o testamentaria, según la naturaleza de la fuente del llamamiento, es decir, según que la
sucesión provenga de la ley o de la voluntad del sujeto expresada en un testamento.
Nuestro código de fondo recepta ambas categorías en el art. 2277; así, prescribe que: “La muerte
real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las
personas llamadas a sucederle por el testamento o por la ley…”.
Mientras que en la sucesión intestada la vocación hereditaria resulta de los órdenes legales que
crean expectativas –actuales o eventuales– de adquisición de la herencia, en la sucesión
testamentaria, el testamento constituye la fuente de los llamamientos específicos; es decir, se valida
así la voluntad del titular del patrimonio para disponer de éste, para después de su muerte.
La sucesión testamentaria prevalece sobre la intestada, pues cuando se abre la primera, la segunda
es desplazada. Por lo tanto, ante la ausencia de legitimarios, el causante tiene libertad para distribuir
sus bienes como estime conveniente. Por otra parte, si tuviera legitimarios, puede disponer
libremente de su patrimonio, siempre que respete las porciones legítimas.
título particular.
- Declaraciones sobre estados de conciencia, ruegos, etcétera; por ejemplo, puede contener
recomendaciones para los sucesores. Estas declaraciones no hacen nacer relaciones jurídicas, por lo
tanto, el acto que contenga exclusivamente esas declaraciones no es un testamento. El testamento,
para poder tener exclusivamente contenido extrapatrimonial, debe contener declaraciones que
4. Es solemne: Ya que la voluntad del testador no consigue el efecto jurídico al cual tiende si no se
manifiesta mediante las formalidades impuestas por la ley, conforme a cada uno de los tipos de
testamento. El no acatamiento de las solemnidades legales, provoca la nulidad del acto8.
6. Es personalísimo: La voluntad debe ser expresada personalmente por el testador y no por otra
persona, no puede delegarla ni dar poder a otro para testar.
9. Es formalmente indivisible.
El Código Civil y Comercial no contiene una norma específica que establezca el principio general
de capacidad para testar; ello surge de los principios que inspiran el acto jurídico. En cambio, el art.
3606 del Código Civil sí receptaba una regla general de capacidad para testar de las personas que
legalmente eran capaces de tener voluntad y manifestarla.
Cabe señalar que la habilidad para testar se aplica sólo a las personas físicas, pues las personas
jurídicas no pueden disponer de sus bienes por testamento. En efecto, el testamento es un acto
destinado a tener efecto después de la muerte del causante.
En materia testamentaria, la aptitud para testar se encuentra unida al ejercicio del derecho, pues no
es posible testar por medio de representante que supla la incapacidad.
Supuestos de incapacidad:
El Código ha establecido incapacidades generales, que se aplican a toda clase de testamento. Por
ejemplo, la falta de edad. Junto a tales incapacidades, ha previsto incapacidades específicas que
afectan a determinadas personas para testar usando determinadas formas testamentarias. Por
ejemplo, quien no sabe leer ni escribir no puede testar por la forma ológrafa.
quien lo invoque y pruebe que el testador, al momento de testar, se encontraba falto de razón. Este
supuesto es similar al de demente no interdicto previsto por el Código Civil.
La regla general es que la persona goza de salud mental, por lo tanto, la privación constituye la
excepción. En consecuencia, la capacidad se presume y quien sostiene la falta de razón debe probar
dicho extremo.
álidamente que tiene la persona declarada incapaz
judicialmente, siempre que sea en un intervalo lúcido.
No estar privado de razón significa que la persona tiene el raciocinio suficiente para comprender el
acto conforme al cual dispone de sus bienes a favor de las personas que quiera.
Se admite la validez del testamento otorgado por quien ha sido declarado judicialmente incapaz,
pero tiene discernimiento en el acto de testar, sea por remisión transitoria de su enfermedad, sea por
curación de ella sin haber sido aún rehabilitado. También se prevé la privación de la razón sin
interdicción, caso en el cual la carga de la prueba incumbe a quien alega dicha privación.
Supuesto de incapacidad. Intervalos lúcidos
Tanto el inciso c) como el inciso d) del art. 2467 se refieren a personas privadas de razón; la
diferencia radica en que en éste último esa persona ha sido declarada incapaz en un proceso judicial.
En tal sentido, enuncia el art. 32, en su último párrafo, que:
En el inciso d), el testamento que se realice es nulo, salvo que se hubiese otorgado en intervalo
lúcido, lo que deberá probar quien sostenga su validez; es decir, deberá demostrar que el testador, al
momento de otorgar el testamento, se encontraba en un intervalo prolongado de lucidez.
El concepto de intervalo lúcido se aplica tanto al caso de que la enfermedad hubiera cesado
definitivamente como aquellos en que hubiera cesado al tiempo de otorgarse al testamento.
La regla en materia sucesoria testamentaria es que toda persona humana tiene aptitud para ser titular
de derechos. Sin embargo, nuestro sistema legal prevé excepciones.
Así, el Código Civil y Comercial, en el art. 2482, regula las personas que no pueden suceder, estas
son:
a) Los tutores y curadores a sus pupilos, si éstos mueren durante la tutela o curatela o antes de ser
aprobadas las cuentas definitivas de la administración; b) el escribano y los testigos ante quienes se
haya otorgado el testamento, por el acto en el cual han intervenido; c) los ministros de cualquier
culto y los líderes o conductores espirituales que hayan asistido al causante en su última
enfermedad.
El fundamento de esta solución legal es evitar la captación de la herencia.
Los supuestos de inhabilidad responden a una situación jurídica especial entre el causante y el
sucesor; es decir, se trata de inhabilidades para suceder a determinadas personas con las que se tiene
una especial situación jurídica.
El Código Civil y Comercial utiliza el vocablo inhabilidad en lugar de incapacidad relativa.
Algunos autores sostienen que éste último término es más preciso que inhabilidad, pues sólo la
incapacidad puede ser absoluta, relativa, de derecho o de hecho (Pérez Lasala, 2014, tomo 2, p.
413). Asimismo, sostienen que se trata de incapacidades de derecho que no admiten la posibilidad
de probar que no ha existido la captación de la herencia. Por su parte, otros autores consideran que
no se trata de incapacidades, sino que la ley desconfía de la influencia que ciertas personas pueden
tener sobre el testador y, a fin de evitar la captación de la herencia, se anula la disposición
difícil que pueda el pupilo fallecer bajo la tutela, pues el causante debe ser mayor de edad al
momento de testar;
aprobado las cuentas: se entiende que basta que se hubiesen presentado las cuentas y que sean
correctas para que no se produzca la inhabilidad, pues de lo contrario el tutor o curador podría verse
perjudicado por una demora judicial que no le es imputable. Explica Borda (1994, tomo I, pto.
1120.1115) que también puede suceder que las cuentas no se hubieren rendido y hubiese
transcurrido el plazo de prescripción de la acción de rendición de cuentas; parece razonable
considerar que cesa la incapacidad, pues ya nadie tendrá acción para cuestionar la administración
del tutor.
El Código de Vélez extendía la incapacidad al cónyuge o determinados parientes del escribano o los
testigos; esto ha sido suprimido en el Código vigente. Sin embargo, pueden quedar incluidos en la
regulación de personas interpuestas.
No se limita a los sacerdotes católicos o a los ministros protestantes, sino que comprende a los de
cualquier culto o corriente espiritual.
Por otra parte, el art. 2483 prescribe la sanción por testar a favor de quien no puede suceder; así,
establece que tales disposiciones testamentarias serán de ningún valor, por lo tanto, si hubiese
recibido los bienes, deberá devolverlo junto con sus frutos.
Si el inhábil, antes de ser declarado tal, hubiese realizado actos de disposición sobre los bienes, esos
actos serán válidos si se trata de inmuebles que reúnen las condiciones del art. 2315, pero deberá
responder por los daños y perjuicios. La misma solución aplicará cuando la disposición
testamentaria se realice a nombre de una persona interpuesta, es decir, toda persona que figura
como beneficiaria en el testamento, cuando en realidad no es el verdadero destinatario de los bienes.
La norma reputa como tales –sin admitir prueba en contrario– al cónyuge, conviviente o
determinados parientes de las personas inhabilitadas para suceder.
El momento en que debe existir la habilidad para suceder es el de la apertura de la sucesión.
Ejercicio de la acción:
declaración de inhabilidad.
No se encuentran legitimados para ejercer la acción: los legatarios y los acreedores de la sucesión.
Formas de testar:
Es el testamento que realiza por sí el testador, sin intervención de un escribano y testigos, escrito de
su puño y letra, con fecha y firma.
El testamento ológrafo, para ser válido en cuanto a sus formas, debe ser escrito “con los caracteres
propios del idioma en que es otorgado, fechado y firmado por la mano misma del testador”
Regla: La falta de alguna de estas formalidades lo invalida en todo su contenido.
Excepción: Que contenga elementos materiales que permitan establecer la fecha de manera cierta;
por ejemplo, enunciaciones como “el día de la independencia de 2015” son válidas, pues permiten
saber con precisión la fecha en que fue redactado.
Escrito:
cualquier otro medio que permita escribir (lápiz, pintura) y que se escriba sobre otros materiales
(lienzo, madera).
Firma:
conformidad definitiva del causante con las últimas disposiciones, que no bastaría con que fuesen
de su puño y letra y que tuvieran la fecha para considerarse como jurídicamente eficaces. La firma
cierra el testamento, de ahí que si se le hicieren agregados, deberán reunir todas las condiciones del
testamento ológrafo para ser eficaces.
Fecha:
orrespondiente al
calendario gregoriano. Sin embargo, no es indispensable que se adopte esa forma, por lo que se
consideran válidas las enunciaciones perfectamente equivalentes que fijen de manera precisa la
fecha del testamento.
procederá la nulidad siempre que por medio de otras enunciaciones pueda determinarse la fecha
verdadera.
l testamento no es válido si voluntariamente el testador puso una fecha falsa con el fin de violar
una disposición de orden público. Por ejemplo, el declarado incapaz coloca en el testamento una
fecha que es anterior a tal declaración.
En este supuesto, quien alegue que la fecha es falsa deberá acreditar dicho extremo, pues en
principio las disposiciones testamentarias son veraces.
Los agregados realizados por un tercero sólo invalidan el testamento si han sido efectuados por
orden o con el consentimiento del causante. Esto tiene su lógica, ya que resultaría muy fácil para un
tercero obtener la nulidad del testamento consignando algo en él.
Un aspecto importante a tener en cuenta es que el testamento puede no ser redactado en el mismo
momento ni de una sola vez.
Si se efectúa en distintas épocas, el testador puede:
1. consignar las disposiciones testamentarias, fechándolas y firmándolas por separado;
El Código de Vélez regulaba la independencia intelectual del testamento ológrafo; esto es, que el
testamento debía constituir un acto independiente de cualquier otro, con individualidad y
significados propios. Conforme a ello, por ejemplo, un testamento incluido en libros de contabilidad
no tenía validez si formaba parte de un asiento contable, pero tenía eficacia si se lo escribía en una
hoja en blanco, sin formar un cuerpo con los asientos que el libro contenía.
El Código Civil y Comercial no contiene una norma en tal sentido, ni tampoco sobre la redacción en
cartas misivas, por lo tanto, tales situaciones quedarán sometidas a la apreciación judicial.
Valor Probatorio:
El Código de Vélez preceptuaba en su art. 3650 que el testamento ológrafo valía como acto público
y solemne, pero podía ser atacado por su fecha, firma o escritura, o por la capacidad del testador,
por todos aquellos a quienes se opusieran, pudiendo éstos servirse de todo género de pruebas46. El
Código vigente no contiene una disposición al respecto.
El testamento ológrafo es un acto privado contenido en un documento privado. Una vez producida
la muerte del testador, debe llevarse a cabo un procedimiento de verificación y reconocimiento de
todo el testamento y de la veracidad de la firma. Una vez acreditados los requisitos exigidos, el juez
lo aprueba y ordena su protocolización. Conforme a ello, el escribano lo protocoliza y extiende la
correspondiente escritura pública.
Al formar parte de la escritura, es un documento público. Parte de la doctrina sostiene que el
carácter de testamento público lo tiene desde que es aprobado por el juez y ordenada su
protocolización, aún cuando ésta no se hubiese realizado.
Protocolización:
El testamento ológrafo debe presentarse, en la forma en que se encuentre, al juez competente. Si
estuviese cerrado, el juez convoca a una audiencia para realizar la apertura y procederá para que los
testigos reconozcan la letra y firma del testador. Si el testamento se presenta abierto ante el juez, la
audiencia tiene por finalidad el reconocimiento de la escritura y firma del testador. Si resulta que se
valida la identidad, es decir, que los testigos confirman autenticidad, el juez rubricará el principio y
fin de cada página y mandará a que se entregue con todas las diligencias hechas al escribano.
El Código vigente no contiene norma que regule la protocolización; esta es regulada por los
Códigos procesales. La protocolización se realiza extendiendo una escritura pública suscripta por el
juez, que contiene el testamento y las actuaciones judiciales realizadas. De esta manera, se convierte
en público el instrumento privado.
Testamento por acto público. Definición. Requisitos. Etapas que comprende el otorgamiento.
Testigos: capacidad
En las hipótesis a) y b) puede firmar a ruego otra persona o un testigo. En virtud del art. 305, inc. f),
en el testamento debe constar la causa del impedimento y debe contener la impresión digital del
testador58. En este supuesto c), procede la invalidez del testamento.
Testigos:
Son imprescindibles en esta forma testamentaria.
El Código de Vélez exigía la presencia de tres testigos; por su parte, el Código Civil y Comercial
redujo dicho número a dos.
La importancia de los testigos se funda en que ellos constituyen una garantía de la seriedad del acto,
contribuyen a su solemnidad y robustecen la fe dada por el escribano sobre la autenticidad de que el
testamento traduce fielmente la voluntad del otorgante.
Capacidad:
Pueden ser testigos, las personas capaces al momento de otorgarse el acto.
No pueden serlo:
del escribano;
Lo que se pretende evitar con estas prohibiciones es la captación o debilitamiento de la voluntad del
testador.
El art. 295, inc. b) establece que no puede ser testigo quien no sabe firmar61. En este punto es
necesario realizar una aclaración, pues según el art. 2480 (firma a ruego) si el testador no sabe
firmar, puede hacerlo por él uno de los testigos y, en ese supuesto, ambos deben saber firmar. De
ello puede interpretarse que no resulta necesario que ambos testigos sepan firmar si uno de ellos no
debe intervenir firmando a ruego del testador. Esto constituye un apartamiento a las reglas
generales, ya que prima la norma específica.
Por último, el testamento no es válido si excluido el testigo inhábil, no quedan testigos en número
suficiente.
2) Testamento consular:
Establece el art. 2646:
Es válido el testamento escrito hecho en país extranjero por un argentino o por un extranjero
domiciliado en el Estado, ante un ministro plenipotenciario del Gobierno de la República, un
encargado de negocios o un Cónsul y dos testigos domiciliados en el lugar donde se otorgue el
testamento, teniendo el instrumento la autenticación de la legación o consulado.64
Es el testamento otorgado por un argentino o extranjero domiciliado en nuestro país que, por
cualquier circunstancia, se encuentra en el extranjero, el que se realiza ante el cónsul argentino o,
subsidiariamente, ante ministro plenipotenciario o encargado de negocios y con presencia de dos
testigos.
Los testigos –cualquiera sea su nacionalidad– deben tener domicilio en el lugar en el que se otorga
el testamento. Se regula en número de dos testigos, igual que para el testamento por acto público
otorgado en nuestro país.
Formalidades:
a) autenticación de la legación o consulado;
b) rúbrica: debe ser rubricado en cada página por el cónsul o jefe de legación;
c) visto bueno: el testamento hecho ante un ministro plenipotenciario, un encargado de negocios o
un Cónsul, en el que no hubiese intervenido el jefe de legación, deberá ser llevado ante éste para
que dé el visto bueno, el que será colocado al pie del testamento si es abierto y sobre la carátula si
es cerrado;
d) rubricación y visto bueno de cónsul extranjero de una nación amiga: esto procede cuando no hay
cónsul ni jefe de legación argentino en el país extranjero (esto es criticado por la doctrina);
e) remisión de copia del testamento: debe realizarla el cónsul al Ministerio de Relaciones
Exteriores. Éste la remite al juez civil del último domicilio del testador, que ordenará su
protocolización ante algún escribano del lugar. Si no se conociere el domicilio, se remite a juez civil
de la Capital Federal, quien ordena la protocolización a un escribano de tal jurisdicción.
El art. 2486 establece cómo se realiza la distribución en los casos de los herederos universales
instituidos.
vocación a todos los bienes de la herencia a los que el testador no haya dado un destino diferente”.
…con asignación de partes y otro u otros sin ella, a éstos corresponde el remanente de bienes
después de haber sido satisfechas las porciones atribuidas por el testador. Si éstas absorben toda la
Casos:
Como ya expresamos, la institución de herederos no tiene formas sacramentales; basta con que las
personas sean designadas con el objeto de suceder la universalidad de los bienes, acordándoles el
derecho de acrecer.
El art. 2487 regula los supuestos de institución indirecta de los herederos universales, a saber:
a) “La atribución de la universalidad de los bienes de la herencia, aunque se limite a la nuda
propiedad”. La disposición testamentaria por la cual el testador otorga a una o muchas personas la
universalidad de los bienes que deja a su muerte importa instituir herederos a las personas
designadas, aun cuando según los términos del testamento, la disposición se encuentre restringida a
la nuda propiedad y que separadamente el usufructo se haya dado a otra persona.
b) “El legado de lo que reste después de cumplidos los demás legados”: si después de haber hecho a
una o muchas personas legados particulares, el testador lega lo restante de sus bienes a otra persona,
esta última disposición importa la institución de heredero de esa persona, cualquiera que sea la
importancia de los objetos legados respecto a la totalidad de la herencia.
c) “Los legados que absorben la totalidad de los bienes, si el testador confiere a los legatarios el
derecho de acrecer”.
El heredero instituido en uno o más bienes determinados es legatario.
A los fines de interpretar las disposiciones testamentarias, se establecen las siguientes pautas:
a voluntad del
testador, debe realizarse una interpretación contextual conforme al grado de cultura y la
construcción gramáticas propias del testador;
establecer la naturaleza del llamamiento testamentario; estos son: legado de remanente e institución
de herederos con asignación de partes.
Legados
La sucesión particular procede cuando se transmite un bien particular o un conjunto de bienes que
integran la herencia. El sucesor particular no ocupa la posición del causante; no responde por sus
deudas, salvo que no haya bienes suficientes en la herencia y hasta el valor de lo que recibe84 o que
se atribuyan como carga del legado.
.
Pérez Lasala (2014, tomo 1, p. 17) sostiene que en un estricto sentido técnico-jurídico la sucesión
universal mortis causa es la del heredero y no la del legatario, pues este es un simple adquirente.
Por ello, considera que debemos distinguir la sucesión para referirnos a la universal, y las
adquisiciones mortis causa para las particulares. La mayor parte de la doctrina utiliza el término
sucesión para referirse tanto a la universal como a la particular.
En cuanto al contenido del legado, pueden ser legadas todas las cosas y derechos que estén en el
comercio y que reúnan las siguientes condiciones:
Si bien no resulta tarea sencilla definir al legado atento a lo variado de su contenido, podemos tomar
la definición de Borda (1994) quien lo conceptualiza como una “liberalidad hecha en un testamento,
por la que se transmiten al beneficiario derechos o excepciones de carácter patrimonial, sobre
objetos particulares” (tomo II, pto. 1120/1400). Generalmente, se produce la transmisión de
derechos (propiedad, usufructo, créditos); sin embargo, en la definición se agrega el término
excepciones, porque en el legado de remisión de deuda, lo que se otorga es un derecho a oponerse a
las acciones de los herederos destinadas al cobro de la deuda que el legatario tenía a favor del
causante. Por lo tanto, el legado puede consistir en un acto de atribución patrimonial (legado de
cosa cierta) o no constituir una atribución patrimonial (legado de liberación de deuda), pues el
legatario no obtiene adquisición alguna.
Atento al carácter personalísimo e individual del testamento, el legado no puede dejarse al arbitrio
de un tercero ni de un heredero. El testador no puede delegar la designación de sus sucesores a otra
persona.
Caracteres:
a) Es una disposición realizada por causa de muerte y que requiere, por tratarse de un acto de última
voluntad, la forma testamentaria.
b) Es una disposición a título gratuito; sin embargo, no en todos los casos hay verdadera liberalidad;
por ejemplo, no la hay en los legados remuneratorios ni en el caso en que los cargos impuestos al
legado insuman su valor.
- Sujeto beneficiado:
Los sujetos beneficiados por los legados se llaman “legatarios”. Son sucesores singulares que tienen
su llamamiento de un testamento.
El legatario no responde por las deudas del causante, y la posesión que recibe es la material ante la
entrega del objeto que efectúa el heredero.
El legatario debe ser designado con la precisión suficiente que no deje dudas sobre su calidad de
beneficiario.
a;
Regla general:
El Código establece que pueden legarse todos los bienes que estén en el comercio, aun los de
existencia futura. Dispone el art. 2497: “Bienes que pueden ser legados. Pueden ser legados todos
los bienes que están en el comercio, aun los que no existen todavía pero que existirán después”.
El término bienes comprende las cosas y los derechos. Alcanza a los objetos de contenido
patrimonial cuya enajenación no se encuentra prohibida o dependiente de autorización pública.
Conforme a ello, no podrán ser objeto de legados: la jubilación, el bien de familia, entre otros.
El objeto legado debe ser designado por el testador, pues –como lo establece el art. 249594–, no
puede dejarse aquel al arbitrio de un tercero.
La cosa legada debe pertenecer al testador, si se trata de un legado de cosa cierta y determinada.
El legatario debe recibir la cosa con tales cargas, pues los herederos no están obligados a liberarla.
Si el legatario quisiera liberar la cosa legada, deberá acordar con el titular del derecho real que pese
sobre ella.
- la obligación garantizada.
Cuando el valor de la cosa legada no cubre el de la obligación garantizada, el excedente no pesa
sobre el legatario sino sobre los herederos.
Legado de género:
a) Legado de cosa indeterminada:
El legado cuyo objeto está determinado genéricamente es válido, aunque no haya cosa de ese
género en la herencia. Por ejemplo: heladera de dos puertas. Si en el patrimonio del testador hay
una sola cosa de ese género, con ella debe cumplirse el legado.
Evicción:
En los legados de género el heredero responde por evicción. Esto se aplica también a los legados
alternativos.
Legados alternativos:
En estos legados, el heredero o, en su caso, el legatario pueden elegir entre dos o más objetos.
Sólo ha sido regulado por el Código vigente en cuanto a la evicción. Se le aplican supletoriamente
las normas sobre obligaciones alternativas..
En principio, la elección corresponde al heredero, pero el testador puede disponer que sea realizada
por el legatario. Le elección es irrevocable.
Por otra parte, el código establece que la remisión no comprende las deudas posteriores a la fecha
del testamento. Si el testador lega el instrumento de la deuda, ésta se entiende remitida. Asimismo,
una vez legada la cosa tenida en prenda, se entiende también remitida la deuda si no hubiese
documento público o privado de ella; si lo hubiese y no se legase, se entiende sólo remitido el
derecho de prenda.
El legado de la deuda hecho a uno de los deudores solidarios, si no es restringido a la parte personal
del legatario, causa la liberación de los codeudores. El legado hecho al deudor principal, libra al
fiador; mas el legado hecho al fiador no libera al deudor principal.
Legado de reconocimiento de deuda Prescribe el art. 2506 que el reconocimiento de una deuda
hecho en el testamento, es reputado como un legado mientras no se pruebe lo contrario.
Si el testador manda a pagar lo que cree deber y no debe, la disposición se tendrá por no escrita. Si
en razón de una deuda determinada se manda pagar más de lo que ella importa, el exceso no es
debido. La presunción es iuris tantum y, por ende, cabe al acreedor la demostración de la existencia
de la deuda. Por otra parte, lo que el testador legue al acreedor no se imputa al pago de la deuda,
salvo disposición en contrario.
Derecho de acrecer
las cuotas no han sido queridas por el testador, sino que son el resultado del concurso de varios
herederos.
Cada uno de los beneficiarios podrá aprovechar proporcionalmente “la parte perteneciente al
heredero o legatario cuyo derecho se frustra o caduca”115.
De las hipótesis contenidas en la norma, surge que el derecho de acrecer procede en la institución de
herederos y en los legados.
Fundamento:
El fundamento del derecho de acrecer en la sucesión testamentaria está dado por la presunta
voluntad del causante de beneficiar a todos los llamados sin realizar preferencia entre ellos. En
consecuencia, ante la disposición testamentaria, para determinar si hay o no acrecimiento a favor de
otros instituidos, hay que estar a la voluntad del testador. En el caso en que no sea expresa, debe
recurrirse a la interpretación.
Autores como Mourelle de Tamborenea (2014, p. 497) afirman que si la redacción no es clara y
surgen motivos para dudar acerca de la voluntad del testador, no debe admitirse el acrecimiento.
Definición. Requisitos
El derecho de acrecer es el derecho que tiene el heredero o legatario de aprovechar la porción de la
herencia de otro coheredero o colegatario, respectivamente, cuando éstos no quieren o no pueden
recibirla.
c) por haber sido otorgado por persona privada de la razón en el momento de testar. La falta de
razón debe ser demostrada por quien impugna el acto;
d) por haber sido otorgado por persona judicialmente declarada incapaz. Sin embargo, ésta puede
otorgar testamento en intervalos lúcidos que sean suficientemente ciertos como para asegurar que la
enfermedad ha cesado por entonces;
a) por favorecer a persona incierta, a menos que por alguna circunstancia pueda llegar a ser cierta”.
Pérez Lasala (2014, tomo II, pp. 756-757) distingue las siguientes causales:
1. inobservancia de las solemnidades prescriptas por la ley que no se refieren a la existencia misma
del testamento: por ejemplo, falta de fecha en el testamento ológrafo;
2. falta de capacidad del testador: fue dictado por persona que no alcanza la edad para exigida para
testar o que se encuentra privada de razón;
3. vicios que afectan la voluntad del causante: por ejemplo, violencia, dolo y error.
La revocación es tácita cuando la ley presume la intención del testador de dejar sin efecto las
disposiciones testamentarias (Borda, 1994, Tomo II, pto. 1120.1589). Así la revocación tácita
procede cuando el causante, si bien expresamente no revoca el testamento anterior, en el nuevo
testamento realiza disposiciones testamentarias que resultan incompatibles con las dispuestas en
aquel; también, cuando destruye el testamento ológrafo celebrado, o cuando efectúa la venta de la
cosa que es objeto del legado.
1) Postula el art. 2514 que “el matrimonio contraído por el testador revoca el testamento
anteriormente otorgado, excepto que en éste se instituya heredero al cónyuge o que de sus
disposiciones resulte la voluntad de mantenerlas después del matrimonio”138. La ley supone, en ese
caso, que por el solo hecho de las nupcias ha cambiado la voluntad del testador, ya que se crean
nuevas afecciones y un vínculo que origina un legitimario que no tenía ese carácter cuando se
redactó el testamento preexistente. Este segundo matrimonio también deja sin efecto el testamento
dictado durante la vigencia del primer matrimonio. El matrimonio posterior no establece una
presunción iuris et de iure de revocación del testamento. “se trata de una presunción iuris tantum
porque admite prueba en contrario, ya que permite que el testamento anterior al matrimonio tenga
valor si de sus disposiciones resultare la voluntad de mantenerlas después del matrimonio” (Flores
Medina y Medina, 2014, p. 547). Esta interpretación es acorde con el principio general de
interpretación de los testamentos de acuerdo a la voluntad del causante.
Matrimonio anulado:
Si el matrimonio -celebrado luego de la realización del testamento- es posteriormente declarado
nulo, el testamento recobra su validez.
Matrimonio putativo:
Una situación especial es la que corresponde al matrimonio putativo, pues si tal matrimonio resulta
anulado luego de la muerte del testador, el cónyuge supérstite de buena fe podrá invocar la
revocación del testamento ya que para éste rigen las consecuencias establecidas para el matrimonio
válido.
Otro de los supuestos es el de destrucción del testamento ológrafo. En este supuesto dispone el art.
2515 que dicho testamento debe ser revocado por su cancelación o destrucción, la que debe haber
sido hecha por el testador o por orden suya139.
.
Cuando existen varios ejemplares del testamento, éste queda revocado por la cancelación o
destrucción de todos los originales, y también cuando ha quedado algún ejemplar sin ser cancelado
o destruido por error, dolo o violencia sufridos por el testador.
Si el testamento se encuentra total o parcialmente destruido o cancelado en casa del testador, se
presume que la destrucción o cancelación es obra suya, mientras no se pruebe lo contrario.
Las alteraciones casuales o provenientes de un extraño no afectan la eficacia del testamento con tal
de que pueda identificarse la voluntad del testador por el testamento mismo.
No se admite prueba alguna tendiente a demostrar las disposiciones de un testamento destruido
antes de la muerte del testador, aunque la destrucción se haya debido a caso fortuito.
La destrucción se refiere al “destrozo material del testamento ológrafo”; en cambio, “la cancelación
tiene lugar cuando en el texto del testamento se introducen rayas o se colocan inscripciones tales
como ‘anulado’ o ‘cancelado’” (Flores Medina y Medina, 2014, p. 549 y ss).
Por tanto, que subsistan ejemplares que se consiguieron por error, dolo o violencia no afectan la
revocación perseguida por el causante al destruir el testamento.
Alteraciones por accidente o por hecho de un tercero: para que la cancelación o destrucción
tengan el efecto revocatorio, ellas deben obedecer a la decisión del testador. No lo tendrán, por
tanto, cuando resulten ajenas a su voluntad.
La cancelación o destrucción puede ser total o parcial. Es parcial cuando lo que se destruyó o
canceló es una parte del testamento que puede ser separada. Por tanto, si los elementos esenciales
no han sido afectados, el testamento mantendrá su validez.
La destrucción parcial del testamento presume iuris tantum la revocación mientras no se pruebe lo
contrario. Si el testamento estaba en poder del testador y aparece con desperfectos de importancia,
se ha producido un cambio en su voluntad. Quien alegue la validez de ese testamento debe probar la
falta de intencionalidad del testador, pues en contra suya pesa la presunción de que el testamento
guardado por éste, que aparezca alterado de aquella forma, debe ser revocado (por presunción de
cambio de voluntad).
Dado que la cancelación o destrucción del testamento producen su revocación cuando son la obra
del testador, resulta decisiva la prueba de la autoría. Para facilitarla, el artículo en análisis establece
la presunción iuris tantum de que si el testamento total o parcialmente destruido o cancelado se
encuentra en casa del testador, es obra de éste.
3) Otro de los supuestos es la revocación del legado por transmisión, transformación o gravamen de
la cosa. Establece el art. 2516:
La transmisión de la cosa legada revoca el legado, aunque el acto no sea válido por defecto de
forma o la cosa vuelva al dominio del testador.
El mismo efecto produce la promesa bilateral de compraventa, aunque el acto sea simulado. La
subasta dispuesta judicialmente y la expropiación implican revocación del legado, excepto que la
cosa vuelva a ser propiedad del testador.
La transformación de la cosa debida al hecho del testador importa revocación del legado.
La constitución de gravámenes sobre la cosa legada no revoca el legado.
4) Otro supuesto está dado por la revocación del legado por causa imputable al legatario.
Regula el art. 2520 que:
Los legados pueden ser revocados, a instancia de los interesados:
a) por ingratitud del legatario que, después de haber entrado en el goce de los bienes legados, injuria
gravemente la memoria del causante.
[La revocación no excluye la indignidad; es decir que frente a los legatarios ingratos el sucesor
puede optar por solicitar la revocación del legado o indignidad sucesoria]
b) por incumplimiento de los cargos impuestos por el testador si son la causa final de la disposición.
En este caso, los herederos quedan obligados al cumplimiento de los cargos. (Flores Medina y
Medina, 2014, p. 559).
Por causa final se entiende el móvil determinante que ha impulsado al autor del testamento a
efectuar la liberalidad. Cuando el cargo impuesto por el testador ha sido la causa determinante de la
liberalidad, ésta se revoca si aquél no se cumple. De lo contrario, no hay razón que justifique la
revocación.
Efectos
El efecto principal de la revocación es que despoja de efectos al testamento o a las disposiciones
testamentarias que son alcanzadas por ella.
Los beneficiarios no pueden pretender algún resarcimiento del testador por el hecho de revocar un
testamento, pues los instituidos no gozan de ningún derecho en vida del causante.
Existe caducidad cuando ocurren circunstancias ajenas a la voluntad del testador, que originan la
extinción de la disposición testamentaria.
La caducidad de un testamento o de cualquiera de sus disposiciones constituye un supuesto de
ineficacia dispuesta por la ley en razón de circunstancias sobrevinientes al momento del testamento.
(Zanonni, 1980)
Procede la caducidad ante la carencia de alguno de los presupuestos indispensables después de
abierta la sucesión, condición resolutoria.
Causales:
1. Premoriencia del beneficiario
Se produce la caducidad del legado cuando el legatario fallece antes de que muera el testador.
Apunta el art. 2518 que la institución de heredero o legatario caduca cuando el instituido muere
antes que el testador o antes del cumplimiento de la condición de la que depende la adquisición de
la herencia o el legado.
Así es posible distinguir dos supuestos
a) El instituido fallece con anterioridad a la muerte del testador.
Esto se aplica en virtud del principio general de que toda disposición testamentaria caduca si aquel a
cuyo favor se ha hecho no sobrevive al testador.
b) La condición suspensiva a la que se encontraba sujeta la institución se cumple con posterioridad
a la muerte del instituido.
Excepciones
Ahora bien, puede suceder que el legado sea conferido al legatario y a sus herederos; en este caso, si
el legatario fallece antes que se produzca la muerte del testador o antes del cumplimiento de la
condición suspensiva a la que se encontraba sujeta la institución, el legado no caduca, sino que pasa
a los herederos del legatario.
Es “un caso de sustitución vulgar admitido legalmente” (Flores Medina y Medina, 2014, p.555).
Rige tanto para el legatario, como para el heredero instituido
ne lugar cuando se trata de legados hechos al “título o cualidad de la que el
legatario estaba investido, más que a su persona” (Flores Medina y Medina, 2014, p.555). Por
ejemplo, legado realizado a favor del titular de una fundación.
hecho
de que, con frecuencia, el albacea es designado para protegerlos contra el incumplimiento de las
mandas por el heredero;
justamente en la mayor parte de los casos, la designación del ejecutor testamentario tiende a evitar
los abusos de aquéllos y vigilar su actuación.
Caracteres:
1. Voluntario: el testador puede o no designarlo y el albacea no está obligado a aceptar esa
designación.
4. Temporal: ya que su duración está referida al cumplimiento de la misión, sin que la ley haya
señalado término a sus funciones.
5. El cargo del albacea puede o no ser unipersonal: pues el causante puede nombrar a una o más
personas para ejercer esa función.
[Podrán ser albaceas: los menores emancipados y los mayores de edad. Los designados deben ser
capaces al momento de ejercer el cargo; esto tiene su lógica, pues antes de la muerte del causante,
no tienen función que cumplir.];
entralizada o descentralizada”.
Atribuciones
Si bien el Código Civil y Comercial respeta la voluntad última del causante, ella resulta acotada en
dos supuestos:
En el primer supuesto, será dispensado de efectuar el inventario si los herederos o los legatarios lo
hicieron primero.
aunque en forma sucesiva. El albacea que hubiese cesado en su función o hubiese cumplido la labor
por la que fue designado, será seguido por el siguiente.
las decisiones se toman por mayoría y si no es posible llegar a una decisión, lo hará el juez.
vacante…
El albacea tiene la facultad de representar a la sucesión y de intervenir en los juicios en los que se
discute la validez del testamento o el alcance de las disposiciones testamentarias, aun cuando
hubiese herederos instituidos.
otros). Habiendo menores, herederos ausentes o que deban estar bajo curatela, el inventario debe ser
caso, se suspende la ejecución hasta que se resuelva la controversia. Esto se establece con el fin de
proteger la legítima. Es la función típica de ejecución de la voluntad del causante, pues ejecutar el
testamento es esencialmente pagar los legados.
be reservar los bienes suficientes para proveer a las disposiciones del testador y darles el
destino correspondiente.
hubiese impuesto.
Responsabilidad:
“El albacea responde por los daños que el incumplimiento de sus deberes cause a los herederos y
legatarios”.
El Código Civil y Comercial sigue el criterio fijado por el Código Velezano.
El albacea deberá responder por los daños causados a los herederos o legatarios derivados del
incumplimiento de sus funciones. Tal responsabilidad es una consecuencia lógica de las
obligaciones de ejecución del mandato del causante158, de inventariar los bienes y de rendir
cuentas159. Surge ante el incumplimiento de la manda (con dolo o culpa) y el consecuente daño a
los herederos y legatarios.
El Código vigente limita los sujetos ante quienes debe responder el albacea; estos son; los herederos
y legatarios. Sin embargo, la doctrina mayoritaria estima que aquel debe responder por los daños
que ocasiones a cualquier persona (acreedores de la sucesión, beneficiarios de un cargo, etc.), pues
no hay razón para eximirlo de ello, lo que resultaría contrario al orden jurídico.
Pedida la destitución, será el juez quien evaluará las circunstancias y las causales en las que se
funda tal solicitud.
Por otra parte, en cualquier tiempo pueden poner término a su cometido pagando las deudas y
legados, o depositando los fondos necesarios a tal fin, o acordando al respecto con todos los
interesados.
El albaceazgo acaba:
a) por la ejecución completa del testamento,
b) por el vencimiento del plazo fijado por el testador,
c) por la muerte del albacea,
d) por su la incapacidad sobreviniente,
e) por renuncia, y
f) por la destitución ordenada por el juez.
Ante el cese de función del albacea designado, si subsiste la necesidad de cubrir la vacancia, el juez
lo designará previa audiencia con los herederos y legatarios.
La norma en análisis no exige a los legitimados solicitar la conclusión del albaceazgo, por lo que se
entiende que es amplia.