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Dualidad occidental y monismo amerindio

A lo largo de la historia de la humanidad y en todas partes del mundo el ser humano ha

estado en una constante interacción con su medio para poder lograr adaptarse a él y sobrevivir en

las mejores condiciones. Para ello ha hecho uso de instrumentos, técnicas, formas de organización

social, entre otros factores. Todos estos están inmersos en la cultura, entendida como un

mecanismo adaptativo. Así pues la cultura es un aspecto importante para poder comprender la

forma en que los hombres entienden, transforman y adecuan el entorno en el que viven. Y debido

a la diversidad cultural de los grupos humanos, el medio en el que habitan es entendido desde

muchas perspectivas y por ende la manera en que a él se adaptan también.

Ahora bien, el hecho de que algunas de estas perspectivas, como la occidental, hayan tenido

más preponderancia en comparación de otras no significa que alguna de estas sean las más

adecuadas para otras sociedades con una cosmovisión totalmente diferente o que deba ser la única

existente. Pero en tal caso ¿Cuál sería la perspectiva correcta sobre la realidad que permita al ser

humano adaptarse eficientemente a su medio?

Con el propósito de reflexionar en la anterior interrogante, nos proponemos a exponer en

el presente ensayo una comparación de dos visiones diferentes sobre la realidad: la occidental y la

indígena. Y sobre cómo estas visiones influyen en las relaciones que los grupos humanos

establecen con su entorno. Partiremos desde un marco general que nos ayudará a comprender la

interacción del hombre y su medio, para luego establecer una comparación entre la perspectiva

dualista de occidente y la monista perteneciente a los amerindios. Finalmente, se reflexionará en

dicha comparación para dar cuenta si una es más adecuada de la otra o sí por el contrario ninguna

lo es y todas son parte de las diversas cosmovisiones con las cuales el hombre aprehende su

realidad y se adapta a ella.


Si bien al hombre le es posible vivir en diferentes medios naturales es gracias a capacidad

adaptativa que el ser humano guarda con su entorno. Y cuando hablamos de adaptación, según

Kaplan y Manners (1981) se está haciendo referencia a: “un proceso que relaciona a los sistemas

culturales con su medio ambiente” (p. 145). Esto quiere decir que son los sistemas culturales en

relación al entorno físico lo que permitirá la eficaz adecuación del hombre. Así mismo, estos

sistemas culturales está inmerso el factor ideológico.

Cabe recalcar que este factor tiene relación con otros medios culturales que permitirán la

adaptación y calarán en otros aspectos de la vida cotidiana. Steward (1955) afirma que el ser

humano dentro del contexto ecológico: “introduce el factor superogánico de la cultura, que

también afecta y es afectado por todo el tejido de la vida” (p. 334). Ello quiere decir que el factor

ideológico perteneciente a los sistemas culturales, también está en relación con el factor

superorgánico que Streward señala. Es por eso que, como cualquier medio que permite al hombre

modificar (afectar) su entorno, el sistema de ideas, creencias o perspectivas, también contribuirán

en ello. Esto se debe a la influencia que tiene el factor ideológico sobre la visión de la realidad y

por ende en los demás factores, debido a que partiendo de la perspectiva que se tiene del mundo,

éste se modificará.

Ahora bien, la percepción que se tienen sobre la realidad no será la misma para todos los

grupos humanos. Las personas pueden comprender el mundo de formas diferentes y comportarse

de distintos modos (Ingold, 2012). Es por ello que la forma en que algunos individuos actúan en

su realidad será variada y esto no por el hecho de que el entorno en el que viven algunos de los

grupos humanos sea radicalmente diferente. Así mismo, las perspectivas sobre la realidad estarán

relacionadas a los mecanismos adaptativos y es por ello que encontraremos sociedades que

interactúan y se desarrollan heterogéneamente


Por otra parte, para poder entender esta relación entre las perspectivas y la realidad,

tenemos como ejemplo dos visiones del mundo totalmente diferenciadas: la dualista y monista. A

partir de su comparación se busca reflexionar en cuál sería la más conveniente para que el ser

humano logre adaptarse a cualquier medio.

Una de las visiones de la cual hacemos referencia es la que está representada por occidente,

cuyas sociedades mantienen una perspectiva dualista sobre la realidad. Esta visión dualista de

occidente es una de las más predominantes y la que toma como punto de referencia la

interpretación judeocristiana del hombre para hacer una división absoluta de la realidad entre el

hombre y el medio ambiente. Así pues, el reflejo de este tipo de interpretación se hace latente

desde la época de la filosofía moderna, y es así que en este tiempo Descartes (2010) afirmaba haber

observado: “ciertas leyes que Dios ha establecido de tal modo en la naturaleza y de las cuales ha

impreso tales nociones en nuestras almas” (p. 71). Lo que quiere decir que hay una diferencia en

nosotros y la naturaleza. Por una parte la naturaleza está regida por leyes y por la otra, solo el

hombre tiene noción de ellas debido a que posee alma.

Según la filosofía moderna, que se ha permeado notablemente en la cosmovisión

occidental, el hombre estaría separado de la naturaleza debido a la condición diferencial que éste

tiene. Dicha condición hace referencia al alma, la cual es únicamente perteneciente del hombre,

que a diferencia de las bestias de la naturaleza no la poseen y por lo cual son impulsadas a actuar

por mecanismos y sin conciencia de ello. Es así como esta interpretación teológica coloca a la

naturaleza por debajo del hombre debido a su condición inferior.


Y es a partir de esta percepción dividida del mundo, en donde el hombre tiene una

condición superior de dominación en la cual las sociedades occidentales actúan sobre su medio

ambiente como fuente de recursos. Es por ello que en su manera de interactuar con el entorno se

tienen acciones meramente extractivas en la naturaleza que generan condiciones ambientales

deplorables y en consecuencia hay una necesidad de crear mecanismos que puedan refrenar sus

efectos

Sin embargo, a pesar de que este dualismo sea contraproducente en ciertos ámbitos, le ha

sido funcional a occidente para adaptarse a su medio. Gracias a la influencia de esta perspectiva

han podido desarrollarse como sociedades avanzadas. Resultaría una tarea compleja tratar de

modificar este pensamiento y por ende, también cambiar la relación que el hombre occidental tiene

sobre el medio ambiente.

Así mismo, en contraposición de la cosmovisión dualista existe una totalmente diferente la

cual es particular de los amerindios. Esta perspectiva en lugar de dividir el mundo lo unifica. Es

pues este, un pensamiento que no divide la relación del ser humano con su medio ambiente, sino

que por el contrario, une esta relación en una concepción monista en donde la interacción del

hombre y su medio es sobre todo relacional y no de dominio.

Esta visión sobre la realidad no hace distinciones y es relacional. Por ello Descola (2004)

afirma que posee:

Un carácter decididamente no antropocéntrico, en tanto que el punto de vista de la

humanidad sobre el mundo no es el de una especie dominante que subordina a todas

las demás a su propia reproducción, sino que es más bien el que podría tener un tipo
de ecosistema trascendental que sería consciente de la totalidad de las interacciones

que se desarrollan en su seno. (p. 29)

Así pues, para los amerindios no hay una división entre quienes poseen alma y quiénes no. Es por

ello que en esta perspectiva la naturaleza no es un espacio de recursos, sino que es uno de relaciones

en el que también se encuentra el ser humano pero no en una posición superior. Es por este factor

relacional de la cosmovisión amerindia, que en la praxis los indígenas tienen una interacción

equilibrada con su medio ambiente que les permite adaptarse a él. Ello también se debe a que dotan

de humanidad a la naturaleza y la colocan en un plano social.

Ahora bien, si analizamos la comparación entre las dos cosmovisiones anteriormente

expuestas, podemos dar cuenta que son totalmente contrarias. Una divide y la otra unifica la

percepción sobre la realidad. Sin embargo, cada una ha sido funcional en cada sociedad para

permitir la adaptación. Es a partir del punto en que se las analice que se podrá concluir cual podría

ser la más eficiente. Pero en términos generales, debido a la diversidad cultural del hombre, es

imposible establecer una sola cosmovisión para todas las sociedades ya que cada una es eficiente

de acuerdo a los diversos modos en que se ha desarrollado, ha sido funcional y en que ha permitido

la adaptación de un grupo humano.

En términos valorativos, ninguna percepción es superior o inferior a la otra, sin importar

cual predomine más en la mayoría de sociedades. Esto debido a que las cosmovisiones están

inmersas en el ámbito cultural, y como tal, la cultura no puede ser comprendida desde juicios de

valor. Así pues, no existe una sola percepción sobre la realidad, y por ende ciertas prácticas

adaptativas, más o menos adecuadas para el hombre.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Descartes, R. (2010) Discurso del método. Buenos Aires: Aguilar

Descola, P. (2004) Las cosmologías indígenas en la amazonía. En Surrallés & García (Ed.)

Tierra adentro. N° 39. (pp - ). Copenhague: IWGIA

Ingold, T. (2012). Ambientes para la vida. Conversaciones sobre humanidad, conocimiento y

antropología. Montevideo: Trilce

Kaplan, D & Manners, R. (1981) Introducción crítica a la teoría antropológica. México D.F:

Editorial nueva imagen

Steward, J (1955) El concepto de cultura. En: Bohanan, P. & Glazer, M. (Ed.) Antropología.

(pp.-). España: McGraw-Hill

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