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Madre del Buen Pastor y Divina Pastora de las almas

(Sábado anterior al Buen Pastor, este año 14 de mayo de 2011)

La audacia del amor te ha revestido

Divina Pastora de las almas


Como el amor rompe las palabras, porque es el anhelo irresistible de lo divino, no nos
sorprenda que las sencillas gentes le hayan llamado a María, Madre de Jesús, la Divina
Pastora. Querían decir con ello, simplemente, que Jesús es el Buen Pastor. Tan Buen Pastor,
tan amante de su rebaño, que a su Divina Madre le ha confiado sus cuidados.
El Buen Pastor protege a su rebaño, lo defiende, lo alimenta, lo conduce a claros
manantiales, le da el alimento de la vida eterna.
Y el Buen Pastor quiso tener a su Madre junto a sí en esta obra de amor y redención.
Cuando cantamos a la buena Pastora, a la Madre del Buen Pastor, estamos narrando un
Evangelio espiritual, estamos cantando la Canción del Buen Pastor, que dio su vida por sus
ovejas.
(Oh Jesús, Buen Pastor, condúcenos bajo tu suave cayado!

La audacia del amor te ha revestido


con el campestre atuendo de Pastora,
María, dulce Madre que nos cuidas,
de Cristo, Buen Pastor, su servidora.

Acaso te digamos, al mirarte,


que eres bella en el campo y que enamoras;
la esposa amada, Pascua y Paraíso,
canción de amor de cuanto el hombre añora.

Mas eres, sobre todo, Buena Madre,


la toda y siempre Madre, la Piadosa,
la que en la Cruz tomó bajo su manto
al hijo que Jesús te dio en su hora.

Asístenos, defiéndonos del malo,


oh siempre fiel, oh siempre vencedora,
amparo de tentados y caídos
que toda pena alivia y acomoda.

Oh Virgen misionera de sencillos,


llevada en estandarte cual Señora,
las flores brotarán en las praderas,
oh Madre del amor, consoladora.
(Honor a Jesucristo que te hizo
reflejo de su amor y su corona,
en él se multiplique la alabanza,
al darnos tú su gracia redentora! Amén.

Tres Ojitos (Noviciado), 25 de abril de 2007.

II
Pastora de las almas, dulce Madre

Quizás “La Madre del Buen Pastor” y “La Divina Pastora de las almas” afectivamente
sean dos títulos distintos y complementarios de la misma verdad manante del Evangelio. La
Virgen Divina Pastora de las almas, que vimos en el Seminario Seráfico de la Divina
pastoral (Alsasua) y que estaba en los camarines de las iglesias capuchinas, es, con detalles
variados, la que el Venerable Padre Isidoro de Sevilla describió al pintor que la había de
pintar.
“En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen santísima sedente en una
peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el
busto hasta las rodillas, de blanco pellico ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado
al hombro izquierdo, envolverá el entorno de su cuerpo, y hacia el derecho en las
espaldas, llevará el sombrero pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su
poderío. En la mano izquierda sostendrá al Niño y posará la mano derecha sobre un
cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su
rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con
que la veneran...”
Evocando a esta Pastora de nuestra infancia, adolescencia y juventud, a esta pastora
Madre y Misionera, cantamos hoy, con muchos recuerdos entrañables, al inicio de nuestra
Provincia de Capuchinos de España (26 abril 2011).

1. Pastora de las almas, dulce Madre,


visión de amor y paz en nuestra infancia,
mi pecho está muy lleno de recuerdos
cual prado pastoril con flores blancas.

2. Mullido es tu pellico de pastora,


la túnica de rojo hermoseada,
y llevas un cayado en tu derecha
y un sombrero que ondea hacia la espalda.

3. Tu reino es la ternura de tus ojos


que llega hasta nosotros y nos calma,
que somos a tus pies los corderillos
felices de pastar junto a tus plantas.
4. En ti Jesús está porque es tu Hijo,
tesoro tuyo, fuente de la gracia
el Salvador invicto del rebaño,
el Buen Pastor que a todos nos abraza.

5. A ti venimos, Madre, los hermanos,


redil y hogar de múltiples cañadas;
oh Virgen del Calvario, misionera,
seguros al amor de tu mirada.

6. La gracia que de niños nos mostraste


también ahora muestra en abundancia;
y en tu dulce regazo abandonados,
dejando todo, no pedimos nada.

7. ¡Jesús, oh Buen Pastor de tus ovejas,


que desde el cielo a tu rebaño guardas,
con las flores campestres que te gustan
amor brindamos y decimos gracias! Amén.

Puebla de los Ángeles (Noviciado), 12 mayo 2011.

fr. Rufino María Grández Lecumberri

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