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La palabra Nasó que es el nombre que lleva esta Parashat es tiene en el español

varios significados entre ellos están (ser levantado, ser exaltado, ser censado, ser
valorado)

En esta Parashat la Torá nos destaca dos necesidades básicas que hay en el ser
humano, la primera es la necesidad de ser tomado en cuenta. Por esto la Parashat
empieza diciendo núm. 4:22 “Naso et-rosh beney Gershon gam-hem leveyt
avotam lemishpechotam”. Censa a los hijos de Gershon, también a ellos, según
sus casas paternas por sus familias. HaShem cuenta con ellos y así su cabeza es
levantada. La segunda es que cada uno tenga un cargo, una tarea, una misión
para cumplir. Cualquier persona que pierde la orientación de alguna de estas dos
cosas, se siente inútil como persona. Muchos llegan a pensar Si nadie cuenta
conmigo, ¿por qué vivo? Si no tengo nada importante qué hacer, ¿para qué vivo?
Lo que hace que una persona se sienta importante es que sea tomada en cuenta y
que tenga un oficio.

Pregúntele a la persona que tiene al lado ¿quieres que HaShem cuente contigo
para cualquier oficio? Y una de las respuesta de cómo hacer para que HaShem
cuente con nosotros es “Haz como hicieron los levitas en el día del pecado con el
becerro de oro”. Cuando todo el mundo estaba siguiendo la corriente de este
mundo, ellos respondieron al llamado que dijo Moshé Rabeinu: “¿Quién es de
HaShem?”, como relata Éxodo 32:26. Los levitas dijeron no al pecado y se
presentaron ante Moshé, Por esto fueron recompensados con estos censos donde
se les tomó en cuenta a cada uno de una manera especial. Además recibieron
cargos y oficios importantes en la tienda de reunión.

Esto nos enseña que todo aquel que entrega su vida a HaShem recibirá uno o
varios cargos importantes para su vida en el mundo por venir. Nacimos para servir
a HaShem. Y Si no nos presentamos ante Él cuando todo el mundo va en
dirección contraria, quizás no seamos contados entre los justos. O no seamos
herramientas de redención cuando el Mashíaj venga. Lo que quiero resaltarles es
que Somos importantes para Él y Él tiene un cargo muy personal para cada uno
de nosotros si nos mantenemos firmes en sus mandamientos. Busquémoslo y
vivámoslo y así nunca caeremos, como está escrito en 2 Pedro 1:10:

“Por lo cual, hermanos, procurad tanto más de hacer firme vuestra vocación y
elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás”

La Parashat de la semana, Nasó que con 176 versículos es la porción más


extensa de toda la Torá al igual que el salmo 119.
Parashat Nasó entre muchas cosas relata acerca de la inauguración del
Mishkán y las donaciones que trajeron los doce príncipes de cada tribu a modo de
ofrenda.

Lo extraño es que todos trajeron exactamente lo mismo como donación: una


fuente de plata, ciento treinta (siclos) era su peso; un tazón de plata, de setenta
siclos -del siclo del Santuario- .Ambos colmados de harina de flor mezclada con
aceite para oblación. Una cuchara de diez siclos de oro, colmado de incienso. Un
novillo, un carnero, un cordero de un año para holocausto. Un chivo para sacrificio
jatat (por el pecado). Y para el sacrificio shelamim (de paces), dos bovinos, cinco
carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.

Y más extraño aun es que la Torá en lugar de sintetizar y mencionar a los doce
príncipes juntos y a la donación que hicieron, los va mencionando de a uno con la
correspondiente ofrenda.

En definitiva, la Parashat podría tener más o menos setenta versículos menos. Sin
embargo la reiteración de las ofrendas una y otra vez la terminan transformando
en la sección más extensa de toda la Torá, de lo cual enseñan los sabios que
cada tribu según su ofrenda debía ser exaltado (Nasó). Por eso la repetición.

Y aun muchos se preguntan ¿Por qué la Torá repite doce veces lo mismo? ¿Qué
sentido tiene?

En función de la enseñanza de los sabios podemos responder que las doce


ofrendas no eran exactamente iguales, aun cuando lo parecían. Si bien es cierto
que exteriormente lo eran, cada una llevaba en su interior un entusiasmo y una
devoción diferente propia de cada uno de los doce príncipes de Israel.

Cada momento de entrega en cada persona contiene un entusiasmo diferente.

Imaginen que cumplen años y doce de los invitados a su fiesta les regalan la
misma tarjeta festiva. Formalmente, son doce tarjetas. Pero la dedicatoria y el
amor de cada uno cambian, porque cada corazón tiene un sentimiento diferente.

Tal fue el caso presente en nuestra porción del código real donde los talmidim de
yohanan le preguntan les leo Juan 3:26 “Y se acercaron a Yohanán y le dijeron:
"Rabí, el que estaba contigo al otro lado del Yardén, de quien tú has dado
solemne declaración, ¡he aquí, ahora está purificando en agua y todos, en vez de
venir a ti, acuden a él!", aunque para ellos era el mismo ritual para yohanan era
otro tipo de servicio ya que él les responde “El que es de la tierra, de la tierra es, y
de la tierra habla. El que viene del Cielo tiene autoridad sobre todos”
Porque aun cuando las formas sean algo similares, el sentido y la intensión de
accionar será siempre diferente. Así como los diferentes significados de la palabra
Nasó o como el caso que se nos presenta con el pan del Shabat son la misma
forma más sin embargo resultan ser diferentes en su interior.

Que el eterno nos ayude a igualarnos en santidad en cada uno de los diferentes
corazones aquí presentes, para que seamos Nasó (censados o exaltados) cuando
nuestro rebe hakadosh sea enviado a establecer el trono de los cielos en la tierra.

Shabat Shalom.

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