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Filosofía Apuntes
Apuntes y análisis de libros filosóficos.
Inicio ¿Qué es Filosofía Apuntes? Filosofía Griega Filosofía Romana Filosofía Medieval
Definiciones:
Referencias:
(1) El concepto de autosuficiencia en un estado se elaborará con más detalle por Aristóteles en
''La política''. El hombre es un animal político.
Libro II
Capítulo I
Sócrates-Glaucón
No contento con la discusión que se había terminado con Trasímaco, Glaucón quiere seguir
explorando el termino de justicia para tenerlo absolutamente claro. Glaucón comienza a dar las
preguntas y Sócrates responde:
¿Crees que existe una clase de bienes a los que aspiramos no por los efectos que
se producen, sino que por sí mismos? Sí.
Lo que quiere decir Glaucón, es que hay bienes que producen un efecto de goce al
experimentarlos; por ejemplo, la alegría.
En segundo lugar ¿Crees que existen bienes que gozamos por lo que son en sí
mismos y por sus resultados? Sí.
Glaucón se refiere al buen discernimiento, a la vista o a la salud.
Existen una tercera clase de bienes que son penosos, pero necesario de hacerlo.
Solo queremos estos bienes por sus resultados.
Glaucón se refiere a la gimnasia, los cuidados del médico y el ejercicio de la medicina.
Glaucón le pregunta a Sócrates en cual de estos bienes se encuentra la justicia. Sócrates 1
responde que en la segunda clase de bienes; los que aspiramos por lo que son en sí mismos y
también por sus beneficios. Becas -
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Sin embargo, Glaucón dice que esa no es precisamente la opinión del vulgo; en cambio, dice
que el vulgo considera a la justicia en la tercera clase de bienes es decir, esos bienes que son
penosos pero que nos reportan beneficios. Además, dice que debido a al dificultad de lograr la Descubre Nuestras
justicia, el vulgo no prefiere este tipo de bienes. Maestrías 100%
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Capítulo II
Sócrates-Glaucón
Sócrates sabe muy bien que ésta es la opinión del vulgo y además es la opinión de Trasímaco; Funiber
Glaucón expresa que quisiera creer en la justicia, pero no puede verse convencido con tales
argumentos. Sócrates acepta de buen agrado el tema y plantean resolver todas las dudas.
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Glaucón comienza a redactar sus primeras premisas.
De este modo, la justicia no sería apreciada como un bien, sino más bien la incapacidad del
hombre para hacer actos injustos.
Capítulo III
Exposición de Glaucón
''Dicen que era un pastor que estaba al servicio del entonces rey de Lidia. Sobrevino una vez
un gran temporal y terremoto; abrióse la tierra y apareció una grieta en el mismo lugar en
que él apacentaba. Asombrado ante el espectáculo descendió por la hendidura y vio allí,
entre otras muchas maravillas que la fábula relata, un caballo de bronce, hueco, con
portañuelas, por una de las cuales se agachó a mirar y vio que dentro había un cadáver, de
talla al parecer más que humana, que no llevaba sobre sí más que una sortija de oro en la
mano; quitósela el pastor y salióse. Cuando, según costumbre, se reunieron los pastores con
el fin de informar al rey, como todos los meses, acerca de los ganados, acudió también él con
su sortija en el dedo. Estando, pues, sentado entre los demás, dio la casualidad de que
volviera la sortija, dejando el engaste de cara a la palma de la mano; e inmediatamente
cesaron de verle quienes le rodeaban y con gran sorpresa suya, comenzaron a hablar de él
como de una persona ausente. Tocó nuevamente el anillo, volvió hacia fuera el engaste y una
vez vuelto tornó a ser visible. Al darse cuenta de ello, repitió el intento para comprobar si
efectivamente tenía la joya aquel poder, y otra vez ocurrió lo mismo: al volver hacia dentro el
engaste, desaparecía su dueño, y cuando lo volvía hacia fuera, le veían de nuevo''.
Tras este relato, Glaucón dice que si existieran dos anillos, y cada uno se pusiera el anillo,
ninguno de los dos podría perseverar en la justicia y caería en la misma ambición que en el
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relato. Según Glaucón, nadie podría resistir la tentación de la injusticia ni siquiera el hombre Maestría
más justo, así, la justicia no podría ser una virtud personal debido a que si se presenta una
oportunidad de cometer injusticia, el hombre la aprovechará. en Línea
Capítulo IV Descubre
Glaucón Nuestras
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Glaucón propone examinar las diferencias del hombre justo y del injusto. Para esto, se y Aplica por
establece que cada uno de estos hombres representa su característica perfectamente, es decir,
el injusto es perfectamente injusto mientras que el hombre justo es perfectamente justo.
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Funiber
El hombre injusto:
Debe cometer las mas perfectas injusticias pasando inadvertido y parecer justo
cuando no lo es en verdad. Que pueda persuadir a todo mundo con sus palabras y
que tenga la más intachable reputación de bondad puesto que puede simularla de
modo perfecto. Recordemos que estamos hablando de la más perfecta injusticia.
El hombre justo:
A este hombre debemos quitarle todo lo que vimos en el hombre injusto y solo
dejarle con la justicia. Tampoco con la bondad y demás cosas para no pensar que
es justo solo por interés. Solo tener la justicia y que además, sin haber cometido
la menor falta, se le trate como el peor de los criminales y así hasta el final de sus
tiempos.
Glaucón
De esta manera, el hombre injusto sería mucho más beneficiado que el justo quien tendrá que Filosofía Apuntes
sufrir toda su vida. Glaucón asegura que solamente el hombre debe parecer ser justo y no serlo Seguir 525
porque si es así, se verá en vuelto en una vida muy desdichada.
Esta sección pretende
dar a conocer la lectura
Capítulo VI de los autores
Sócrates-Adimanto filosóficos más
importantes. Por
supuesto, este blog no
busca reemplazar la
lectura directa de los
Apenas terminó Glaucón todo su argumento, Sócrates se dispone a contestar pero libros sino que más
inesperadamente Adimanto, quien es hermano de Glaucón, interviene para formar parte de la bien servir como
conversación. complemento a ellas.
Espero que les guste y
Adimanto toma parte de la conversación y en este caso defiende a Sócrates. El argumento está que puedan comentar
los temas que se
basado en la religión griega de aquellos tiempos. Adimanto dice que a los hombres injustos
exponen. Muchas
una vez muertos, van a parar al Hades mientras que los que practican la justicia y la bondad Gracias.
tendrán la recompensa divina y además tendrán una gran descendencia a partir de los hijos de
Ver todo mi perfil
sus hijos.
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Capítulo VII
Adimanto
Adimanto añade además que lo que está en favor de la justicia, es mucho más difícil y penosa
de practicar mientras que la injusticia, que refiere a la licencia y la injusticia, es mucho más Filosofía Apu…
agradable y fácil de practicar y son vergonzosas solamente por que la opinión pública lo Añadir a círculos
establece así.
Gran maldad puede ser obtenida fácilmente, dado que llano resulta el camino y
habita bien cerca del hombre, pero en cambio, los dioses han puesto el sudor por
delante de la virtud y una ruta larga, difícil y escarpada.
525 me Ver
Capítulo VIII tienen en todo
sus círculos.
Adimanto
Se argumenta que la apariencia del hombre injusto vence incluso la realidad en la que todos lo
ven, puesto que todos creen que el hombre injusto puede ser bondadoso si simula ese tipo de
apariencia. Es verdad en todo caso, que a la furia de los dioses se puede clamar a través de los
sacrificios, en realidad si los dioses existieran, poco interés tendrían de preocuparse de las
cosas humanas y de su existencia solo nos la dan los relatos de Homero y Hesíodo. Nada
sabemos hasta que hayamos muerto.
Capítulo XIX
Adimanto
Capítulo X
Sócrates-Glaucón-Adimanto
Sócrates queda impresionado por los argumentos de Glaucón y Adimanto y les da las gracias
por tales defensas; sin embargo, admite que será un poco difícil defender a la justicia, ya que
Adimanto y Glaucón se empeñan en afirmar el argumento de Trasímaco. De todas formas,
Sócrates prefiere la justicia y no se rendirá en defenderla.
Para hacerlo, Sócrates quiere ampliar el concepto de justicia a la ciudad, es decir, defender el
concepto de la justicia que fue abollada por Adimanto y Glaucón, a través de la descripción de
la ciudad.
Capítulo XI
Sócrates-Adimanto
1. La provisión de alimentos.
2. La habitación.
3. Los vestidos y cosas similares.
Sócrates le dice a Adimanto y a Glaucón que todos estos recursos tendrán que ser distribuidos
por hombres con ciertas profesiones. Así, cada hombre está ocupado en una de estas
profesiones.
Cada hombre cumple una función específica en la ciudad, ya que todos los
hombres tienen diferencias innatas.
Adimanto y Glaucón aceptan ésta premisa acordada por Sócrates. Luego Sócrates pregunta y
Adimanto y Glaucón contestan:
De este modo, la ciudad crece y se establecen asociaciones entre los hombres para emprender
un proyecto. Así, se forma la ciudad.
Si hubiera algo que faltara en la ciudad, se tendría que recurrir a los pueblos
vecinos e intercambiar objetos.
Será necesario no solamente hacer bienes que convengan a los ciudadanos, sino
también hacer bienes para ocupar estos en el intercambio con otras ciudades.
Capítulo XII
Sócrates-Adimanto
En éste capitulo comienza el análisis de la ciudad en cuanto a sus integrantes, es decir, la labor
de cada uno de ellos, pero antes, Sócrates hace preguntas para introducir el tema. Adimanto es
quien responde.
¿Como intercambiaran entre sí las cosas que cada uno produzca? Por medio de la
compra y la venta.
Entonces se tendrá que crear un mercado (ágora) y una moneda que sea un
símbolo que permita los intercambios.
Capítulo XIII
Sócrates-Glaucón
Glaucón le reprocha a Sócrates que los ciudadanos no solo necesitan de alimentos para esta
mejor, sino que también necesita un lugar en donde comerlos. Sócrates con mucha amabilidad
dice a Glaucón que el mobiliario también esta entre las necesidades de una ciudad. Sin
embargo, existen también otras necesidades y es por esto que Sócrates plantea la idea que una
enfermedad ataque la ciudad.
En cuanto la ciudad se ensanche más, se necesitarán nuevas profesiones para ocupar dicho
territorio. Aparte de los que ya habíamos tenido, necesitaremos obligatoriamente médicos,
empresarios, músicos, poetas, preceptores o nodrizas.
Capítulo XIV
Sócrates-Glaucón
Debido a que en el país aparezcan más ciudadanos, la capacidad de este para la población será
insuficiente. Sócrates pregunta y Glaucón responde:
El hecho de ganar una guerra ¿Estaría relacionado con el arte? Desde luego.
¿Merece más atención el oficio de zapatero que el de militar? No.
Se advierte que no debe ser posible que un zapatero desempeñe múltiples cargos, sino
solamente los que el puede desempeñar según su profesión. Es por esto que se necesitan
ejércitos y que estos solo hagan lo que es concerniente a ellos.
Capítulo XV
Sócrates-Glaucón
Estos ejércitos constan de guardianes y estos guardianes deben estar absolutamente dedicados
al oficio de la guerra y no en otro.
¿Pero, no habrá de tener este guardián un modo de ser para ésta ocupación? Sí.
1. Sentidos agudos.
2. Velocidad.
3. Vigor a la hora de pelear.
4. Fogosidad (1) en el alma.
No obstante, Sócrates dice que esto representaría un problema. Si los guardianes reunieran
estas características, se pelarían entre ellos y además con los ciudadanos. Entonces, los
guardianes deben ser también amables con el amigo pero fieros con el enemigo.
Sócrates se ve envuelto en un problema, pero al poco pensarlo da un ejemplo sobre los perros.
Los perros se muestran hostiles contra el enemigo y amables con la familia y el amo; por lo
tanto, lo que se persigue puede ser posible en los hombres también.
Capítulo XVI
Sócrates-Glaucón-Adimanto
Sócrates considera que el guardián ademas de ser fogoso, debe ser un filósofo por naturaleza.
Glaucón se muestra confundido ante tal afirmación y Sócrates le dice:
¿No es verdad que los perros al ver al enemigo se muestran fieros incluso sin
haber sufrido daño alguno de éste? Sí.
Es aquí donde se ve el verdadero sentido natural y filosófico que tienen los perros.
Los perros no solo distinguen a un enemigo o un amigo por ser conocidos o no.
Se muestran como verdaderos amigos de la filosofía, ay que pueden delimitar lo
ajeno y lo familiar por sus sentidos.
Es decir, el guardián debe reconocer quien es el enemigo y quien es el amigo, para eso, tiene
que ser un filósofo. Entonces, además de todos los atributos anteriormente mencionados, se les
debe adjudicar el de filósofos.
Capítulo XVII
Sócrates-Glaucón-Adimanto
Las fabulas y relatos falsos en la Antigua Grecia, han constituido la base del conocimiento y la
base de la cultura griega. Autores como Homero y Hesíodo han sido los exponentes más
fuertes; sin embargo, Sócrates no tiene una buena opinión de relatos como ''la Illiada'' o
''Teogonía'' llamándolas de falsas narraciones (2).
Sócrates advierte a Adimanto que sería peligroso enseñar este tipo de cuentos a la juventud, ya
que sería terrible que los jóvenes se enteraran que incluso hasta los dioses tienen disensiones y
conspiran entre si para lograr sus fines. Las fábulas deben llevar al joven hacia la virtud.
Capítulo XVIII
Sócrates-Adimanto
Adimanto acepta todo esto de buena forma, pero se pregunta cuales serían las fábulas
adecuadas de las que habla Sócrates. Y Sócrates le contesta, que serían adecuadas ellas donde
muestren a los dioses tal cuales son: Como divinidades; es decir, sin maldad ni vicio.
Capítulo XIX
Sócrates-Adimanto
Quedan de acuerdo Sócrates y Adimanto en censurar estas leyendas y mitos poéticos que
alientan a ver a los dioses con vicios y defectos siendo que son divinidades. En esta ciudad no
se deben promover esta clase de mitos; nadie debe escucharlos por ningún motivo.
Por otro lado, tampoco se debe mostrar a la divinidad como alguien que cambia
constantemente y se confunde con los seres humanos. El alma siempre es la misma y nunca
cambia, es por esto que es divina, todo lo que no cambie de su forma prístina, será un alma
divina y buena.
Capítulo XX
Sócrates-Adimanto
Los diálogos se centran en la metamorfosis que sufren los dioses al tratar de ayudar a los
humanos. Sócrates pregunta y Adimanto contesta:
Con ésta conclusión, Sócrates pide a Adimanto no dejarse engañar por estos poetas que dicen
que las divinidades se transforman en humanos; por ejemplo, la diosa Hera cuando se
transforma en Sacerdotisa para ayudar a unos indigentes.
Podríamos pensar que los dioses nos engañan y en realidad se transforman tan solo pro
engañarnos, pero el engaño es aliado de la mentira y los dioses y los hombres aborrecen la
mentira.
Capítulo XXI
Sócrates-Adimanto
Una vez convenido que las mentiras son aborrecidas por el hombre y por los dioses, se
comienza a examinar la mentira.
La mentira puede llegar a ser útil para engañar al enemigo sobre alguna estrategia
que tomara su contrincante.
¿Necesitará la divinidad recurrir a la mentira para engañar a sus enemigos? En
absoluto.
Conclusión
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