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Epistemológica
de los estudios
Organizacionales
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Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez
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Prohibida la reproducción total o parcial, en cualquier medio o para cualquier propósito sin la
autorización escrita de la Editorial Universidad Pontificia Bolivariana.
Tabla de contenido
PREFACIO ............................................................................................... 5
PRÓLOGO ............................................................................................... 9
Capítulo I Teoría y organización ..................................................... 13
1. ¿Qué es teoría?............................................................................................... 13
1.1 Tipos de teoría según el enfoque epistemológico ........................................................................ 18
1.2 Tipos de teoría según su función dentro de la investigación (Padrón, 2002) .............................. 20
2. ¿Qué es organización? .................................................................................... 21
PREFACIO
Ciertamente así ocurren las cosas.
Donde la teoría permanece muda,
la práctica se convierte en monstruosa.
Rosanvallon y Viveret
C
uando alguien se introduce ingenuamente en la literatura que aborda el
estudio de las organizaciones, acaba experimentando la sensación de
hallarse atrapado en un laberinto, en el que coexisten diferentes objetos de
conocimiento, diferentes disciplinas interesadas por dicho conocimiento, diferentes
corrientes de pensamiento que compiten por imponer su particular visión del mundo
organizacional, diferentes concepciones sobre la dimensión esencial que caracteriza
y constituye lo que es una organización, en fin diferentes programas de investigación
(con el correspondiente apoyo empírico) sobre las cuestiones que se consideran
relevantes para el desarrollo de una teoría organizacional.
Y -lo que produce aun más desasosiego- con no poca frecuencia, en este escenario
multidimensional y multidisciplinar de teorías, enfoques, cuestiones objeto de tratamiento
y programas de investigación, se producen citas cruzadas entre unos autores y otros,
unas veces para apoyar las tesis propias, otras para destacar los diferentes puntos de
vista; pero no siempre se realizan estas operaciones de forma homogénea y consistente.
Debo dar las gracias al PhD Eduardo Ibarra Colado, una de las principales
autoridades investigativas en la Universidad Autónoma de México, fundador del
área de Estudios Organizacionales en dicha Universidad, por sus valiosos
comentarios a las primeras versiones de este manuscrito y por su generoso aporte
a uno de los capítulos del libro.
AGRADECIMIENTOS
Pero no quiero dejar de subrayar que sin el respaldo institucional de las autoridades
académicas y administrativas de la Facultad de Administración de la Universidad
Pontificia Bolivariana, a lo largo de estos seis años, este libro no existiría. Vaya a 7
cada uno de ellos mi especial gratitud.
Finalmente, dedico este libro a mi hija Carolina, que con su amor y ternura
proporcionaron el gran aliciente para no desfallecer en la elaboración de esta obra.
8
Prólogo
PRÓLOGO
E
ste libro del profesor Carlos Mario Durango Yepes es una importante
contribución a los Estudios Organizacionales en Colombia por varias
razones. En primer lugar, está estructurado de manera poco convencional
y así, desde un comienzo, atrae al lector que se siente frente a un texto diferente
de aquellos que siguen circulando en las facultades de administración colombianas.
En estas predominan los libros de texto básicos y los manuales que pretenden
mejorar las organizaciones sin conocerlas de manera rigurosa, pero están ausentes
tanto los grandes trabajos teóricos como aquellos estudios empíricos que le han
dado identidad y legitimidad académica a los Estudios Organizacionales.
1 Miembro del consejo directivo de la Universidad de los Andes. Profesor Titular en la Facultad de
Administración de dicha universidad. PhD en Teoría Organizacional. En 1988 fue Latin American
Visiting Fellow de la Universidad de Oxford y Visiting Research Scholar de London School of
Economics and Political Science. También ha sido profesor visitante del programa doctoral de la
Ebap/Fundación Getulio Vargas del Brasil.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
Un segundo aspecto a destacar del libro que el lector tiene entre manos consiste
en que rompe las barreras que han mantenido aisladas a buena parte de los
profesores y universitarios colombianos interesados en el estudio de las
organizaciones, circunscritos a la bibliografía existente en español y limitados por
tal razón a quedar eternamente desactualizados y –sobre todo- aislados de la
comunidad académica internacional. El campo “diverso y fragmentado” de los
Estudios Organizacionales ha sido distintivamente anglosajón, aunque como el
autor lo señala, está internacionalizándose. Pues bien, es muy poco lo que se ha
escrito en español frente al voluminoso aporte en inglés, el idioma en que
primordialmente se ha expresado este campo académico. El examen de las
referencias bibliográficas consultadas por el profesor Durango, muestra la variedad
y cantidad de autores estudiados y la sana actualización lograda por el autor
colombiano. Sin necesidad de derrochar erudición, sino en forma seria y madura
él trae a consideración un conjunto de autores y publicaciones que muy poco han
circulado en las facultades de administración colombianas. Este es, sin duda, un
factor diferenciador de este libro.
Una tercera consideración que ayuda a valorar el aporte del presente volumen se
refiere al análisis que hace el autor del tránsito de la Teoría de la Organización a los
Estudios Organizacionales. Que este cambio no es un asunto meramente nominal,
sino con profundo significado, es algo que le queda bien claro al lector luego de
recorrer en forma ágil, y de la mano del autor colombiano, los complejos debates
teóricos y metodológicos de los años ochenta y noventa y las rupturas que, a juicio
del autor han llevado a la “temible fragmentación postmoderna”. Ilustrar al lector
colombiano sobre estos desarrollos es un buen servicio que el libro del autor
colombiano hace a nuestro frágil y maltrecho mundo académico, en el cual un
punto de partida esencial –es decir, la diferencia entre el objeto de estudio de la
administración y aquel del análisis de las organizaciones-, parece no estar cabalmente
comprendido, a juzgar por el contenido de algunos pénsumes de estudio universitario,
la ambigüedad de varias publicaciones y proyectos de investigación. Otra evidencia
10 de esta falta de claridad sobre lo fundamental se encuentra en los laxos criterios de
contratación de profesores de ciertos cursos sobre teoría de la organización,
comportamiento organizacional, cambio organizacional, cultura organizacional y
similares, que de dictan a lo largo y ancho del país.
Resulta que este campo del estudio de las organizaciones se ha convertido en uno
en el que no existen barreras de entrada, y –en consecuencia- es fácil improvisar
y autoerigirse en especialista o en conversador de salón sobre el mismo. Los
Prólogo
11
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
12
Preafcio
Capítulo I
Teoría y organización
1. ¿Qué es teoría?
José Padrón (1996)
E
l término ‘teoría’ es altamente polisémico: con él suelen designarse muchas
cosas, a veces notoriamente diferentes entre sí. Dicha plurivocidad o
polisemia del término depende de su uso en tres esferas, por lo menos: en la
esfera de la vida cotidiana, se aplica a cosas distintas según la situación de
habla. En la esfera de la ciencia, el significado varía según ciertas
funciones operativas dentro del proceso de producción de conocimientos.
Y, en la esfera de la epistemología o filosofía de la ciencia, las aplicaciones
del término varían según el enfoque, postura o paradigma desde el cual se
hacen los análisis y en atención al cual se buscan prescripciones o
normativas para regular los procesos de investigación, entendidos como
ideal de acción. Revisemos estas variaciones del término ‘teoría’ dentro
de cada una de estas esferas y hagamos una clasificación según su función
dentro de la investigación.
Ahora bien, las muestras 2, 4 y 5 nos llevan a advertir que ‘teoría’ designa datos
mentales, pero con independencia de que correspondan o no a los hechos. Así,
mientras en 1, 3, 6 y 7 se trata de representaciones cuya correspondencia con los
hechos no está decidida, en cambio en 2, 4 y 5 se trata de representaciones cuya
correspondencia con los hechos aparece expresamente negada: tal es el caso del
palabrerío de Cantinflas, alejado no sólo de la realidad sino de cualquier sentido;
Teoría y organización
Desde otro punto de vista, sólo las muestras 6 y 7 revelan una aplicación universal
amplia, en el sentido de que se refieren a clases invariantes de hechos y no a
eventos singulares o coyunturales, adscritos a unas coordenadas espacio-
temporales, como ocurre en las muestras 1, 2 y 5. En 1, ‘teoría’ se aplica a un
suceso singular que vincula a personas particulares en un lugar particular y en un
momento también particular. Igual cosa ocurre en 2 y en 3, donde se aplica a
personas con nombre propio. Las muestras 3 y 4 revelan clases de hechos de
universalidad intermedia: aunque la “gente de sociales” y de “agronomía”, así
como la luz amarilla de los semáforos, existen en casi todas partes, sin embargo
no constituyen clases completamente universales de hechos (hubo largos períodos
históricos -y probablemente los volverá a haber- sin semáforos ni especializaciones
en sociales o agronomía). Todo esto significa que ‘teoría’, en el habla cotidiana,
se aplica por igual a clases universales de hechos, a clases de mediana universalidad
y a casos particulares.
Finalmente, notemos que el término se aplica por igual a datos mentales explicativos
del mundo (como en 1, 6 y 7) como a datos mentales descriptivos (como en 2, 3
y 5) y a datos mentales regulativos o prescriptivos (como en 4). Por otra parte, el
hecho de que la especulación (enunciado no comprobable) sea uno de los
significados de ‘teoría’ indica que dicho término se aplica también indistintamente
para juicios contrastables y no contrastables.
Examinemos ahora los usos del término en el terreno de la ciencia. Como dijimos
arriba, las variaciones de significado obedecen aquí a las distintas instancias
operativas del proceso de producción de conocimientos.
Estos son, muy resumidamente, los distintos usos de la palabra ‘teoría’ dentro del
proceso de producción científica. Vemos que, en general, el sentido científico de
Teoría y organización
Por otro lado, de acuerdo a su utilidad con respecto a las exigencias empírico-
20 teóricas o metodológicas, las teorías pueden tener una función más ligada a las
necesidades observacionales y explicativas o más ligadas a las necesidades
operativo - procedimentales. Según esto, tendríamos dos tipos de teorías:
• Teorías de Servicio: son aquéllas que no guardan una relación directa con
los hechos bajo estudio sino más bien con las condiciones metodológicas de
trabajo. Por ejemplo, la Teoría de Probabilidades (en el caso de los diseños
estadísticos) es una teoría de servicio muy útil para el tratamiento metodológico
Teoría y organización
• Teorías Sustantivas: son aquéllas que guardan una relación directa con el
contenido empírico y teórico de los datos de la investigación. Así, por ejemplo,
la Teoría de la Acción ha sido en muchos estudios una importante teoría
sustantiva para explicar los hechos discursivos, comunicacionales y lingüísticos.
2. ¿Qué es organización?
José Rodríguez de Rivera (1999)
Schein (1988) especifica algo más: organización sería así la “coordinación racional 21
de las actividades de un cierto número de personas que intentan conseguir una
finalidad y objetivo común y explícito mediante la división de funciones y del
trabajo, a través de una jerarquización de la autoridad y la responsabilidad” .
Dado que existen instituciones u otras agrupaciones sociales en las que se critica
su mala o casi nula organización, se plantea la cuestión: ¿qué es lo que significa la
expresión “un sistema está organizado”?, o ¿Qué es lo esencial en el organizar?
consecución de los objetivos del conjunto. Se trata pues de una actividad realizada
de acuerdo a la “racionalidad instrumental”.
Ésta podría ser también la aportación positiva del tema de las culturas corporativas,
que al menos han movilizado el interés por esa dimensión antes oculta a los prácticos
del organizar.
Al desvelarse esa dimensión como algo esencial, también se hace posible integrar
en la nueva comprensión del organizar los aspectos antes tratados como
organización informal - contrapuestos a los del formalismo organizativo -, los
procesos no planificados, las disfunciones, etc.
Otro aspecto relevante en el organizar, objeto de larga discusión, aunque ahora ha sido
desplazado por el tema de la dimensión cognitiva-cultural-valorativa de la organización,
es el del grado de formalización (estructura formal e informal) del sistema organizado.
Por eso, las recientes teorías que acentúan más la dimensión cognitiva,
valorativa o comunicacional responden a esa constatación de la insuficiencia
de la estructura formalizada (que más o menos se considera siempre debida
a la influencia del modelo burocracia). Algunos autores, como Irle (1963)
habían llegado incluso a renunciar a la distinción entre lo formal y lo informal,
que para él serían sólo categorías del observador analista, no de la realidad
observada, o no surgidas en la misma consideración y forma de comprender
su propia realidad en los participantes del sistema. En la investigación sobre
la cultura corporativa de un sistema se ha vuelto ciertamente a tratar el
tema, pero en otro contexto en que lo que interesa no es ya la diferencia
formal / informal, sino la dimensión más profunda, esa cognitivo-institucional,
de que brotan los comportamientos en la organización.
Así pues, la cuestión sobre lo que es o no es la decisión dentro del sistema debe
responderse, según Luhmann, en referencia al mismo sistema que se
autoconfigura como sistema de decisiones. Decisión es para el sistema, lo que
él mismo decide que es decisión, no lo que pueda o no parecer decisión a un
observador externo. Si el sistema olvidara el problema de la contaminación,
esto supondría una omisión de decisión necesaria para el observador, pero no
para el propio sistema. Las decisiones se realizan como eventos, se manifiestan
en un momento temporal y desaparecen luego. En realidad, un sistema social
no es una entidad estable sino algo procesual, consta de eventos, no de cosas o
entidades (ni siquiera humanas). Y los eventos, los acontecimientos, acontecen,
es decir, desaparecen como el momento en que sucedieron. Cuando se habla
de modificar una decisión, se está hablando de forma imprecisa, encubriendo el
problema de lo transitorio del evento-decisión; en rigor sólo puede hablarse de
una nueva decisión sobre el mismo tema.
organizaciones funcionan mejor cuando son sinónimos los intereses del individuo,
de la institución y de la sociedad. El orden y la armonía se supone que son
características normativas tanto de la sociedad como de las organizaciones. El
conflicto es considerado aberrante y potencialmente desestabilizador para el
sistema. Desde este punto de vista, las organizaciones pueden funcionar mejor
cuando son dirigidas y controladas por «burócratas benevolentes». En este tipo
de estudios se analiza cómo los administradores utilizan el poder para manejar la
cultura, los símbolos y los procesos de consenso dentro de las organizaciones.
De hecho, sólo recientemente el poder ha recibido una atención detallada por los
teóricos como un fenómeno organizativo central. Quizás porque, como Anderson
afirma (1990:44), a los positivistas les resulta difícil estudiarlo por no ser
directamente observable ni fácilmente medible. Como control en las
organizaciones, se vuelve más tenue, menos visible, sumergido en la estructura
de la organización. Como poder, se ejerce a través de sutiles mecanismos de
control que pueden resultar difíciles de observar incluso para los investigadores
naturalistas. En la teoría tradicional de la organización es un lugar común creer
que el control no necesita ejercerse de nuevo para cada decisión, puesto que
reside en las estructuras, en las normas, y en el flujo de información de la gestión
(March y Simon, 1958). Anderson (1990:45), en cambio, afirma que tal control se
ejerce también a través de presiones personales y mediante el uso del lenguaje,
las narraciones y los rituales.
REFERENCIAS
33
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
34
De la teoría de las organizaciones a los estudios organizacionales
Capítulo II
De la teoría de las organizaciones a los
estudios organizacionales
P
ara evitar una apropiación disciplinaria del objeto (sociología...
antropología...economía....historia... de las organizaciones) denotando el
carácter parcial de sus aproximaciones y la naturaleza sectaria de las
disciplinas, y dado que reconocemos a las realidades organizadas como problemas
complejos que desbordan las parcelas institucionalizadas del conocimiento, es
preferible utilizar el término más comprensivo de Estudios Organizacionales (EO).
Así en lugar de pensar en una disciplina cerrada, nos referimos a un espacio
transdisciplinario en el que se desarrollan un conjunto de enfoques y propuestas
que, desde diversas posturas paradigmáticas, enfrentan y / o explican los problemas
tanto de estructuración de las organizaciones, como los de su gobierno y conducción.
( Ibarra, 2003)
muestran los argumentos contra esas razones y finalmente los argumentos en pro
de la opción elegida. ( Rodríguez, 1999)
Argumentos en contra
(1) En contra de esta opción está evidentemente el modo habitual en que se han
estructurado en nuestro medio los aspectos curriculares básicos en los
programas de pregrado en Administración, en las que a pesar de que en el
decreto 938 de mayo de 2002 sobre estándares de calidad, se habla de un área
de la administración y las organizaciones, en realidad el enfoque dominante
supone realmente una visión de ese ámbito de problemas desde el marco
conceptual de la Economía. En este planteamiento “económico” pueden
analizarse no sólo las instituciones de carácter estrictamente económico, como
las empresas o la institución mercado, sino también otras en que la dimensión
económica es también esencial (organismos públicos, centros de formación,
etc.) El organizar es comprendido ahí como mero instrumento al servicio del
logro de los objetivos económicos. La organización (“dispositiva”) es así
comprendida como uno más entre los factores o recursos para optimizar
resultados económicos. La racionalidad propia de este planteamiento es
evidentemente la económica (la que suele referirse al “Rational Choice”).
El que hoy la praxis (que parece sería en lo que un enfoque teórico debe
fundamentarse en el ámbito del conocimiento científico) se apoye en métodos
prácticos como los de la gerencia de la calidad total, Lean Production, Business
Process, Reengineering etc., significa que para el responsable de decisiones, las
magnitudes de “tiempo” (time-to-market, lead-time, etc.), o de calidad-valor (como
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
en el Value Análisis / Value Engineering), etc., pueden ser mucho más relevantes
que las describibles en un lenguaje especializado construido unilateralmente sobre
magnitudes monetarias (ingresos, costos, beneficios etc.).
Pero junto a este primer barrido crítico, por así decirlo, empleando una luz láser
con mayor poder de penetración analítica, podemos comprobar que las dificultades
del enfoque económico provienen de factores más complejos.
La crítica más detallada a este enfoque se desarrolla desde una “teoría crítica”
de la organización. Aquí bastará resumir alguno de esos puntos. El enfoque
“económico” sobre la organización, presupone la validez de una forma de
conocimiento por “representación” y “modelización” de la realidad (a su vez
basada en una teoría de la verdad como “correspondencia”) y confunde la
descripción con lo descrito.
La posición ideológica más clara puede ser la que revela en múltiples lugares la
obra de von Hayek para el que la ética tenía tanto que ver con la economía como
con una fórmula química.
Así, la variedad de problemas enfrentados por las empresas y, más adelante, por
otro tipo de organizaciones, explica la fragmentación que ha caracterizado siempre
a la disciplina y la imposibilidad de construir una ciencia normal como síntesis
acumulativa de conocimientos que den lugar a una teoría general. A pesar de que
se afirma comúnmente que los EO han alcanzado cierta unidad y coherencia en
torno al estructural-funcionalismo, lo cierto es que siempre han estado presentes
perspectivas distintas, abordando el análisis de problemas organizacionales también
distintos. Se trata así de un campo constituido por rupturas sucesivas que, en
lugar de conducir a la anhelada unidad a la que debe aspirar toda ciencia positiva,
han llevado a la temible fragmentación postmoderna (Ibarra, 1991 a). Este hecho
es particularmente evidente desde finales de la década de 1960, cuando el quiebre
del taylorismo-fordismo y el inicio de la conformación de un nuevo patrón de
acumulación sustentado en la globalización y el neoliberalismo, hicieron de los
EO un campo multiparadigmático en el que muy distintas teorías se aglomeran,
incomunicadas, en el arenero organizativo (Perrow, 1984).
Por su parte, apenas tres años más tarde, en 1970, David Silverman realizará una
crítica muy fuerte al estructural-funcionalismo parsoniano para, desde ahí, proponer
un marco de referencia accional para el estudio de las organizaciones. Bajo la
influencia de Weber, Schutz y Berger y Luckman, Silverman reconoce la
importancia de las relaciones de significado al asumir que las acciones son resultado
del sentido que los individuos otorgan a la realidad social. Esta aproximación
provocará un giro profundo en la comprensión de las organizaciones y la
interpretación del comportamiento, destacando la relevancia de las construcciones
simbólicas como artefactos a partir de los cuales se estructuran las conductas y
se posibilitan la cooperación y un orden negociado entre las personas.
Pero la historia no concluye aquí. La última década del siglo XX supondría cambios
importantes en los Estudios Organizacionales, que rebasarían ampliamente la
propuesta de ordenamiento en cuatro paradigmas. En primer lugar, porque la
fragmentación se ha ampliado con el arribo de los enfoques posmodernos, que
han dado lugar a un conjunto muy diverso de esfuerzos centrados en la
deconstrucción de los textos y los contextos de la organización (Calás y Smircich,
1999; Linstead, 2003); pero también, debido a la hibridación de las aproximaciones
que en las décadas de 1970 y 1980 conservaban su pureza y defendían su identidad.
En esta nueva diversificación han jugado un papel muy relevante el pluralismo
paradigmático y cierto pragmatismo en la construcción del conocimiento, pues se
otorga a la teoría cada vez más un carácter instrumental, que auxilia a los
consumidores de tales saberes a generar sentido en torno a los problemas que
enfrentan en sus espacios más específicos de actuación (Hassard y Keleman,
2002). El desplazamiento de las meta-narrativas por las micro-narrativas locales
muestra esta tendencia, reafirmando, como ya lo sabemos, que vivimos en una
realidad igualmente diversa y fragmentada en la que cada pieza particular de
conocimiento representa la solución exitosa a algún problema local.
Por otra parte, la presencia del denominado efecto Foucault ha permitido acercar
enfoques que surgieron separados, al mostrar la importancia de considerar, en su
unidad compleja, las relaciones de producción y las de significado. El
reconocimiento de las articulaciones entre saberes, poderes y constitución de la
subjetividad, ha dado lugar a modos de indagación más complejos a lo largo de la
última década (Mc. Kinlay y Starkey, 1998; Ibarra, 2001; Rowlinson, Carter y
Mac Kinlay, 2002). Una de ellas, centrada en la gubernamentalidad, ha resultado
especialmente relevante al permitir apreciar, como lo planteamos en el apartado
anterior, el imperativo organizacional de la sociedad neoliberal y sus implicaciones.
Organizacionales marca fin definitivo del one best way, abriendo las puertas a la
consideración de realidades locales que muestran que, más allá de las formas
estadounidenses de organización, siempre hay alternativas.
Referencias
51
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
52
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización
Capítulo III
Fundamentación epistemológica de los
estudios de la organización
E
l tema de la organización ha despertado una gran variedad de planteamientos
o teorías. Como se ha mostrado en los temas precedentes, esos
planteamientos aplican como marcos de referencia conceptual muy distintas
teorías: económicas, de decisión, de comprensión de las relaciones con el entorno,
etc. No sólo hay que tener en cuenta múltiples dimensiones del organizar, sino si
consideramos las “metáforas” empleadas para tratar de la organización, tal como
las expone Gareth Morgan (1986) se verá claramente que no es fácil sintetizar la
multiplicidad de aspectos a considerar en una visión coherente.
es el camino seguido por la mayoría de los autores que tratan el tema - hemos
intentado arriba diferenciar las posibles dimensiones o aspectos del organizar
que serían más o menos relevantes para cada uno de esos diversos enfoques
(aspectos que en muchos textos son denominados conceptos o definiciones de
la organización).
Aquí hemos insistido además en una diferencia, que no suele ser tratada,
entre el organizar (social) como modo de configurar el todo del sistema social
desde la nueva forma de observar-pensar general adquirida en la evolución
social (en la nueva cultura técnica y dominio de la racionalidad instrumental),
y el organizar referido a sistemas parciales (estatales, económicos, de la iglesia,
educación y empresas).
Esos filtros o medios para la observación pueden ser clasificados (sin pretensiones
de gran rigor teórico, sino simplemente como forma de clarificar la situación) en
varios tipos:
Pero la observación enfocada a una dimensión, puede llevar por así decirlo, de
forma dialéctica a tener que considerar otra dimensión. Por ejemplo, la
institucionalización, como uno de los temas más estudiados hoy, implica estudiar
el mismo “proceso” o configuración organizacional. En lugar de marcos
estabilizados y de esquemas rígidos, como quizá presuponían los teóricos clásicos
de la organización, encontramos hoy no sólo una constante modificación del
contexto institucional externo, con la lógica evolución concomitante de las mismas
formas de institucionalización de los sistemas organizados, sino también incremento
en la incertidumbre y ambigüedad de los esquemas y pautas que rigen las
relaciones organizadas. Este es uno de los aspectos básicos a estudiar: la dimensión
procesal del organizar y de las organizaciones.
Es claro, y para los prácticos de la empresa, quizá sea el tema más relevante, que
otro posible modo de configurar la observación y análisis de las organizaciones es
el delimitar el campo de problemas referentes a la dimensión económica. Pero
aquí debe advertirse que las teorías sobre la empresa tratadas desde el enfoque
del neoinstitucionalismo económico (Williamson) realmente apenas si son
relevantes para el práctico (en el mejor de los casos sólo contienen algunas ideas
concretas sobre la relación entre propietarios y alta dirección: problema del gobierno
de la empresa). No es en el dominio de estas teorías de la organización donde se
encuentra un tratamiento de la dimensión económica, sino en los estudios del
subcampo de las ciencias empresariales que tratan de la teoría y praxis de la
producción en relación al Control. 57
vista del individuo, y buscaba así comprender o explicar la conducta del colectivo
desde sus átomos individuales - un enfoque que se diferencia claramente al
planteamiento sociológico que intenta comprender la conducta de las partes desde
la conducta del todo.
formas en que los autores modernos (desde Max Weber, Fayol o Taylor) han
planteado una serie de cuestiones relacionadas con las conductas o fenómenos
de- y en la organización en cuanto reductibles o no a conductas individuales. Es
decir, se plantea la cuestión de si los fenómenos organizacionales pueden o no ser
explicados a partir de la observación de fenómenos de un nivel inferior de
complejidad: el de las conductas individuales (y eso es lo que pretendía Simon en
su concepción de las conductas en decisión).
Una parte de esas metáforas se refiere además a aspectos que pueden ser
subsumidos en el tema del poder (imposición, represión, cárceles, disciplina, etc.,
pero también: alianzas y coaliciones.
Por otra parte, dado que la teoría de la organización surge y tiene sentido sólo en
relación a la existencia de los problemas prácticos del organizar, es claro que
también debe exigirse al planteamiento científico del tema llegar a desarrollar,
dentro del marco de una metodología para tratar problemas complejos, métodos y
procedimientos que conduzcan a una más eficiente solución de los problemas
prácticos concretos planteados en este campo.
Hay complejidad cuando existen más relaciones que las observables para un
observador con capacidad limitada. La complejidad es entendida por Luhmann
dentro de su concepción del constructivismo social, en que el observador construye-
observa un “horizonte” (concepto en gran parte tomado de la Fenomenología de
Husserl). Cuando la observación percibe-construye un número tal de relaciones
que no puede abarcar o comprender en sus propios esquemas de interpretación,
es decir, cuando percibe que no percibe todo (una “mancha ciega” que
normalmente no vemos que no vemos, puede también, llegar a ser co-percibida),
entonces considera “complejo” lo observado. Se trata evidentemente de una
complejidad en grado siempre relativo al observador. Lo que para el principiante
es todavía complejo puede dejar de serlo para el experto que domina más categorías
o esquemas de explicación y percepción de nuevas realidades.
El término abarca pues una categoría afirmativa, referida a una actividad del
propio sistema que afirma un conjunto de relaciones a partes de un entorno (por
ejemplo: partes comprendidas como semejantes al propio sistema, o como
amenazas, etc.), y una categoría de negación (a aquello con lo que no se establece
una relación positiva). La categoría compuesta de afirmación y negación o
diferencia no es una categoría substancial, en el sentido de designar algo objetiva
y permanentemente existente (con independencia a otras entidades), sino es una
62 categoría relacional dinámica, y asimétrica: es decir, remite a relaciones cambiantes
entre una entidad y un entorno, con el que el primer polo de la relación establece
el contacto selectivo (afirmativo respecto a ciertas porciones del entorno, negativo
respecto a lo no abarcado), es decir, en un determinado número de relaciones
concretas siempre menor del que percibe como posible, y sólo establecido
precisamente con porciones del entorno, que de algún modo puedan ser
comprendidas desde el polo inicial de la relación. En este sentido, la relación de
selección/reducción de complejidad puede entenderse como decisión pues
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización
selecciona dentro de un horizonte más amplio, no percibido además sino como tal
horizonte (trasfondo en el que se definen perfiles concretos, que son las porciones
seleccionadas en la percepción selectiva).
El sujeto de acción de un sistema social queda pues expuesto al riesgo de que las
cosas no sucedan tal como se ha previsto. El haber dejado fuera de la zona del
entorno iluminada por la luz propia ciertos sectores de problemas o potenciales
amenazas podrá evidentemente desencadenar luego crisis en el sistema o al
menos desestabilizar la homeostasis (equilibrio interno) del propio sistema. El
sistema deberá por tanto realizar un continuado esfuerzo por mantener dicha
homeostasis interna ante las amenazas de desestabilización desde el exterior.
Cuando un sistema absorbe y domina complejidad del entorno esto implica una
creación de complejidad propia o interna. Este incremento de complejidad interna
implica incertidumbre, riesgo, incluso amenaza a la existencia del polo afirmante
de la complejidad antes externa y ahora interna. La superación de dicha complejidad
interna lleva a nuevos procesos de reducción por “decisiones” internas que, si el
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización
Por otra parte, ante la complejidad del trabajo epistemológico realizado durante el
siglo XX, la tentación más directa es la de presuponer que es suficiente garantía
de un trabajo serio científico el usar una determinada metateoría sin mencionar
siquiera enfoques complementarios, sobre todo, cuando tal metateoría se orienta
al empleo del lenguaje cuantitativo de la matemática. Se presupone así, sin más
fundamento, que si la matemática fue ciertamente el lenguaje formal que permitió
el desarrollo de la gran física clásica que arrancando de Newton llega a Einstein,
también deberá garantizar que toda ciencia social que siga tal tipo de métodos y
lenguaje tendrá automáticamente un carácter científico serio.
Una de las ideas asumidas acríticamente por una gran parte de la comunidad
científica es la forma en que se concibe la metódica de la investigación en las
ciencias sociales copiando el modelo dominante en las ciencias naturales. Este
modelo supone que a partir de una serie de informaciones o datos, el científico
elabora una hipótesis y que todo el trabajo posterior deberá limitarse a verificar o
comprobar empíricamente (normalmente empleando la estadística) la verdad o
consistencia de la hipótesis. Esta forma de comprender el trabajo de investigación
es admitida como normativa o prescriptiva obligatoriamente, algo así como un
“dogma” infalible, que no puede ni ser cuestionado. Y consecuentemente también
se pasa luego a valorar el trabajo científico, por ejemplo en una tesis doctoral, o
66 en un proyecto docente, simplemente aplicando ese modelo de lo que debe ser la
investigación científica.
Buscar esa llave en campos de ideas más complejos parece ser inevitable. Por
ello, frente a los planteamientos más o menos reduccionistas preferidos en la
primera reflexión metodológica sobre la ciencia, tendremos aquí que adentrarnos
en planteamientos que respeten al menos la inherente complejidad de tales
dominios del saber.
De otro lado, el estado actual de la Teoría Organizacional (TO) con sus diferentes
teorías, escuelas de pensamiento y modos de explicación, es otra de las razones
por las cuales las preguntas fundamentales son discutidas más probablemente en
TO que en otros campos como la economía, el marketing o la contabilidad, los
cuales parecen tener más coherencia en su cuerpo de lenguaje. Sin embargo, la
epistemología o filosofía de la ciencia no es parte de la TO, sino una meta-disciplina 67
para una reflexión crítica de la práctica de investigación (Bohman 1991, Hollis
1994; Outhwalte 2000, Rosenberg 1995).
Figura 1.
La relación entre Filosofía de la Ciencia, Teoría Organizacional y Práctica
Organizacional (Adaptado de Scherer 1999:4)
PRÁCTICA ORGANIZACIONAL
68
6. Debate paradigmático
La idea de que los estudios de la organización deberían comprometer un conjunto
paralelo de opciones no relacionadas, menús diferentes y conversaciones
desconectadas, llegó a ser parte de un debate extremadamente influyente durante
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización
los años 1980, cuyo primer paso fue la publicación de Sociological Paradigms and
Organizational Analysis (Burrell y Morgan 1979).
Pero los paradigmas sociológicos no fueron una propuesta solamente como una
teoría del conocimiento: fue un medio para construir un nicho protegido donde los
investigadores “alternativos” pudieran realizar su trabajo, protegidos de críticas
de los funcionalistas, libres de lo que veían como la necesidad de tener que explicar
su trabajo a estos. La clave para esta estrategia defensiva radica en la
“inconmensurabilidad” de los paradigmas y las diferencias de lenguaje que
impidieron la comunicación entre ellas.
Un segundo grupo que incluía a sus creadores (de Paradigmas) (Burrell y Morgan
1979; también Jackson y Carter 1991; 1993), mantuvieron una línea dura contra
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
El tercer grupo en las guerras del paradigma fueron los defensores de la fe “ortodoxa”
del funcionalismo y la ciencia normal (Ej. Donaldson 1985; Aldrich 1988).
La polémica se encendió entre defensores y detractores (Ej. Clegg 1990; ver también
el debate en Organization Studies 1988). La mayor parte de la discusión, acusatoria
e incisiva, se dio entre los miembros de los paradigmas “alternativos” que compartían
un descontento contra las tendencias imperialistas de la “ortodoxia” dominante.
Este debate propició tal grado de calor que los protagonistas parecían menos voces
diferentes dentro de una comunidad tolerante, separadas por aspectos doctrinarios
menores, como Católicos y Protestantes discutiendo el rito de la comunión, y se
parecían más a Católicos y Protestantes durante la Reforma Protestante, cuando
los herejes (Católicos o Protestantes por igual) fueron torturados, ejecutados e
incinerados. Cruzadas, Jihads y Fatwahs, son la sustancia real de encuentros
históricos entre las religiones, donde la inconmensurabilidad es un hecho normal.
Quizás sea un ejemplo extremo (por lo menos en muchas sociedades), pero los
observadores podrían hallar semejanzas en los estudios de la organización, porque
como lo señala Burrell en este libro (Cap. 3.8), los reformistas paradigmáticos se
equivocaron. No en asuntos sobre epistemología, lógica o teoría lingüística, sino en
política: los defensores de la inconmensurabilidad creen que ésta es la mejor manera
de proteger las aproximaciones alternativas de las continuas arremetidas de las
aproximaciones de la corriente principal en sus formas variadas y envolventes;
mientras los que atacan la inconmensurabilidad creen que su defensa es
contraproducente. Las principales batallas, entonces, tuvieron lugar entre los rebeldes.
otra (el mejor ejemplo de convivencia de los contrarios: el Panteón romano), sino ha
intentado con medios violentos acabar con toda disidencia. La argumentación, “sólo
ellos poseían la verdad”, presupone ella misma, para justificarse su propia verdad.
Esto puede ser decisivo para valorar la aportación de teorías parciales del Organizar,
por ejemplo, una teoría de la dirección tendrá muy distinta configuración de sus
nudos cognitivos según se construya en un contexto o paradigma de tipo objetivista
(con su epistemología positivista de verdad-correspondencia, etc.) o en un contexto
constructivista como el descrito en los párrafos anteriores.
Por tanto, el lamento ante la dispersión de teorías, ante esa “jungla” de las teorías,
debería realmente dar paso a una valoración más optimista. En lugar de quedarnos
apresados en los frascos de vidrio de esas teorías y sus lenguajes (el lenguaje no
sólo es vehículo o soporte del pensar, sino también rail o cadena), por eso la exigencia
de Wittgenstein: “Hay que arar el lenguaje” (función terapéutica del filosofar).
1 Por ejemplo, “Critical Systems Thinking” (“pensamiento de los sistemas críticos”) de Flood y
Jackson en 1992.
2 Morgan, Gareth. “Imágenes de la organización”. 1986.
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización
El rol de los paradigmas como visiones de la realidad social fue explorado por
estos autores, quienes argumentaban que la teoría social en general, y la teoría 75
de la organización en particular, se podría analizar con gran utilidad en términos
de cuatro amplias visiones del mundo, las cuales se reflejaban en diferentes
conjuntos de presupuestos meta teóricos, acerca de la naturaleza de la ciencia,
la dimensión subjetiva-objetiva, la naturaleza de la sociedad y la dimensión de
regulación-cambio radical (Figura 2).
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
Cada uno de los cuatro paradigmas antes mencionados refleja una red de
escuelas de pensamiento relacionadas, que se diferencian en enfoque y
perspectiva, pero que comparten presupuestos fundamentales comunes acerca
de la naturaleza de la realidad que ellos confrontan.
social (Berggren, 1962; Black, 1962; Schön, 1963; Hesse, 1936) y Brown (1977)
ha producido un análisis de la influencia de la metáfora en la sociología.
Las metáforas interpretativas cuestionan las bases sobre las cuales se construye la
teoría funcionalista, y enfocan la manera como las realidades organizacionales se
crean y se mantienen. La metáfora del juego de lenguaje (Wittgenstein, 1968), por
ejemplo, niega a las organizaciones ese estatuto ontológico concreto y presenta a la
actividad organizacional como un poco más que un juego de palabras, pensamientos
y acciones. La metáfora del texto (Ricoeur, 1971) sugiere que el teórico de la
organización debe ver la actividad organizacional como un documento simbólico, se
preocupa por entender la manera cómo se producen (escriben), leen y se traducen
las actividades organizacionales, y la forma como la estructura del discurso puede
explorar ciertos temas claves y desarrollar tipos particulares de imaginería. La
metáfora puede ser utilizada para el análisis de documentos organizacionales, (Huff,
1979), del habla y acciones organizacionales (Manning, 1979).
Figura 2
Paradigmas: Metáforas y escuelas relacionadas con el análisis organizacional
Instrumento de dominación
SOCIOLOGÍA DEL
Prisión psíquica Cismático
CAMBIO RADICAL
T.O. Radical
Teoría Antiorganizacional
SUBJETIVO OBJETIVO
Pluralismo Behaviorismo
Hermenéutica determinismo y Máquina
empirismo abstracto
Etnometodología
Interaccionismo simbólico
Fonomenológico Teoría sistema social 79
Marco
Referencia para Organismo
Paradigma interpretativo la acción Paradigma funcionalista
Pero esta misma década de los noventa se abrió con una muy interesante
particularidad: el “descubrimiento” por parte del campo del estudio de las
organizaciones del “debate” modernismo-posmodernismo. Tal supuesto “debate”
es el último (quizás) ropaje para el encajonamiento. En consecuencia, encierra
un inmenso peligro; el de mantener la proposición del debate epistemológico de
fondo. Tal “debate” pasa a ser el responsable de la más profunda dicotomía
que se presenta en la triple posibilidad: profundizar en el desorden del campo
académico dejando paso franco a la visión acomodaticia y utilitarista (un modo
del no-debate; exceso de relativismo epistemológico) u optar, por la
inconmensurabilidad paradigmática, por el predominio de la tradición académica
ortodoxa (otro modo del no-debate: exceso de polarización teórica) (Reed,
1993:174). El mal entendido debate modernismo-posmodernismo permite optar
por la primera posibilidad del no-debate. Y ello porque tal “debate” en el contexto
de quienes a él se refieren desde el campo del estudio organizacional, no es
más que el reciente disfraz del ”eterno retorno” a la oposición a otra supuesta
concepción dominante....ahora identificada como “modernismo” o “
moderrnidad”. En resumen, el inmenso peligro que encierra el “debate”
modernismo-posmodernismo, es el de servir de asiento a una falsa escogencia
que siempre conduce al no-debate y, simultáneamente, permite investir de
enemigo a una modernidad que no cuenta como tal enemigo.
Tabla 2
Diferencias en las múltiples perspectivas de la teoría de la organización
Perspectiva Clásica
En el período clásico el asunto de estudio en las organizaciones fue el efecto de la
industrialización en la sociedad (la aproximación sociológica) ó cómo hacer más
eficiente y efectiva la organización (la aproximación gerencial).
Perspectiva Moderna
Las semillas del modernismo se encuentran en la epistemología del objetivismo.
El teórico organizacional del período “moderno” defiende que los fenómenos se
estudian “desde afuera”, y así sus teorías pueden probarse contra la realidad
para evaluar su exactitud. Esta epistemología insinúa por qué al teórico
organizacional moderno le atraen los métodos usados en las ciencias físicas
(medición, búsqueda de leyes generales).
Perspectiva Simbólico-interpretativa
Las semillas de esta perspectiva se encuentran en la epistemología del subjetivismo.
La perspectiva simbólico-interpretativa también se enfoca en la organización
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
Perspectiva Postmoderna
La línea asumida por el postmodernismo corresponde a la tercera posición
epistemológica de las ciencias sociales (el conocimiento es formado por procesos
sociales y culturales). En cuanto a significados e interpretaciones, los investigadores
postmodernos son forzados a tomar una posición epistemológica subjetiva.
REFERENCIAS
88
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales
Capítulo IV
Fundamentación histórica
de los estudios organizacionales
(ibarra, 1996)
P
ara entender la especificidad de los Estudios Organizacionales planteada
arriba por Ibarra (2003) es necesario profundizar en el desarrollo histórico
que ha tenido el campo desde varias perspectivas, para lo cual se planteará
un mapa en el que este mismo autor reconstruye de manera diacrónica y
sistemática los “saberes sobre la organización: etapas, enfoques y dilemas”
En este contexto deseamos ubicar los aportes surgidos del estudio de las
organizaciones, conjunto diverso de aproximaciones que han abordado desde
distintas perspectivas los problemas del trabajo, las organizaciones y la
organización. El propósito esencial de este trabajo, es proporcionar al lector
un cuadro comprensivo de la Teoría de la Organización en disputa en el que
se han producido importantes debates, que renuevan constantemente sus
agendas de investigación. Para cumplir con este propósito hemos elaborado
un mapa conceptual que nos permitirá delinear la conformación de la TO
como campo de conocimiento (véase Figura 3); a lo largo del último siglo, se
aprecian cuatro etapas fundamentales, en las que se han conformado muy
diversos enfoques teóricos, que plasman los dilemas de una disciplina que se
ve constantemente atrapada entre la racionalización y el poder. Ellas abarcan
los primeros saberes generados para solventar los problemas de organización
de las grandes empresas de la segunda mitad del siglo XIX, tanto como los
conocimientos que analizan la reciente reconstitución de las organizaciones
en redes de fronteras difusas, bajo principios post burocráticos de organización.
Entre estos dos puntos apreciamos una amplia gama de preocupaciones, que
marca la diversidad de agendas de investigación, asociadas a las problemáticas
organizacionales específicas de cada momento.
sicología industrial, que permitieron evaluar las cualidades mentales del trabajador,
considerando los requerimientos específicos del puesto de trabajo; los resultados
obtenidos, pronto dieron lugar a las primeras técnicas de selección de personal.
Sin duda, son innegables la importancia y la riqueza teórica de los aportes realizados
en esta etapa. El reconocimiento del comportamiento informal en los grupos de
trabajo, bajo ciertas estructuras formales dadas permite visualizar nuevamente,
la importancia del aporte psicológico para moldear subjetividades e inventar
identidades, permitiendo un diseño más adecuado de los sistemas de autoridad,
vigilancia y recompensa. Este enfoque de mayor complejidad y sofisticación,
destaca las limitaciones inherentes a la visión economicista del trabajo y la
organización de la etapa anterior.
En el caso específico de la T.O, esta lectura implicó al menos dos problemas que
influirán ampliamente en las propuestas teóricas de esta etapa. Por una parte, la
interpretación Parsoniana del tipo ideal dio lugar a una serie de críticas injustificadas
a la formulación Weberiana de la burocracia, ya que fue generalmente considerada
como un tipo clasificatorio o un modelo empírico (Parsons, 1937: 739-749). Los
teóricos de la organización nunca comprendieron, con la ayuda de Parsons, que
para Weber el tipo ideal era un recurso metodológico que permitía reconocer
tendencias y, a partir de ellas, establecer hipótesis para explicar realidades históricas
determinadas. Así, lo que siempre fue considerado como una elaboración heurística,
terminó siendo inadecuadamente interpretado como la realidad misma, o como
un modelo que era posible alcanzar.
Por la otra, al traducir a Weber, Parsons introdujo una distinción radical entre
“poder” y “autoridad”, asumiéndolos como conceptos distintos e independientes (
Weber, 1947: 58-60); este planteamiento resultaba central en el contexto de sus
intereses teóricos, pero es difícilmente asimilable a la formulación original del
pensador alemán (Weber, 1922: 43, 170 sigs). Desde la postura interpretativa de
Parsons, el concepto Weberiano de dominación equivalía al concepto de autoridad,
con lo que el poder pierde su sustancia al quedar reducido al simple “ejercicio de
una habilidad” o al ser considerado únicamente como una forma degenerada o
inmadura de la autoridad.
Estos dos aspectos pueden ser claramente apreciados en las teorías de la burocracia
(Croters 1990; Merton et al. 1952), enfoque que critica, a partir de un muy influyente
texto teórico de Merton, el tipo ideal de burocracia de Weber, ya que en éste “se
olvidan casi por completo los esfuerzos y las tensiones internas de esas estructuras”
(Merton, 1940: 51), es decir el balance entre los elementos racionales y los no-
racionales del comportamiento humano. Por ello se destaca la importancia de analizar
la articulación entre estructura burocrática y personalidad, pues este contraste
mostraría las disfunciones inherentes al modelo racionalista ( Merton, 1940). En
consonancia con la herencia de la etapa anterior y el aporte Parsoniano se reafirma
el objeto de investigación de la T.O, en términos del análisis de la “desviación” del
comportamiento humano frente a la estructura formal.
Este enfoque, al apoyarse en unos cuantos estudios de caso, mostró poca capacidad
para arribar a conclusiones generalizables. Cuando mucho, sus resultados podían
ser considerados como hipótesis de trabajo para emprender nuevas investigaciones,
pues según algunos autores, se carecía del herramental metodológico adecuado
para arribar, por este camino, a principios de validez general. Por ello, hacia
finales de los años cincuenta, la T.O se vio reforzada con el surgimiento del
movimiento contingente (Donaldson 1995), que sustentado también en el
estructural-funcionalismo, intentará constituirse como un enfoque que cumpliera
ahora sí, con todos los requisitos de validación exigidos al conocimiento positivo.
Su propósito esencial era descubrir las relaciones causales que permitieran explicar
el impacto del contexto en la estructura y el funcionamiento de las
98 organizaciones; este conocimiento ayudaría a determinar el diseño más apropiado
de la organización, para facilitar su desarrollo eficaz (Woodward 1958; Burns y
Stalker 1961). A fin de avanzar en esta dirección, el movimiento contingente
asumió la necesidad de aplicar rigurosamente el método científico, por lo que
propuso una investigación empírica que permitiera comparar, sobre una base
común, a un elevado número de organizaciones. Dicha base estaba integrada por
la definición de un conjunto de variables que permitieran observar, medir y
correlacionar las características específicas de contextos, estructuras y
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales
Sobre esta base, se desarrollan un poco más adelante algunas otras teorías, que
perseguían clarificar el comportamiento del individuo desde el momento mismo
en el que se incorpora y participa en la organización, y hasta que se plantea la
necesidad y las posibilidades de abandonarla (March y Simon 1958). Esta
formulación derivó naturalmente en la explicación de los mecanismos que
posibilitan o afectan el equilibrio de la organización, y el de los grupos que participan
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
En este caso, los medios propuestos son muy variados y no se circunscriben ya,
de ninguna manera, al solo estímulo económico. Podemos mencionar la integración
de grupos de trabajo, el involucramiento del trabajador en procesos de toma de
decisiones, el establecimiento de una adecuada comunicación, la modificación de
la línea de producción mediante el rediseño del trabajo, la generación de un liderazgo
participativo y la instrumentación de mecanismos para facilitar una adecuada
motivación, entre los más significativos (Likert 1959; Mc Gregor, 1960).
deja poco espacio a otras aproximaciones: ella se asume como el único camino
para descubrir las leyes universales que gobiernan el comportamiento de las
organizaciones y de “todo” lo que en ellas sucede.
Bajo esta misma orientación general, se establece que la finalidad esencial de tal
conocimiento se encuentra en su posible contribución al progreso y evolución de
la sociedad; el conocimiento riguroso de las organizaciones, mediante
procedimientos lógicos o empíricos, deberá siempre promover el mejoramiento
de su funcionamiento interno y su adaptación contextual.
4 En este texto, existe una referencia que indica que el uso previo del término TO se debe a John M.
Gauss, quien lo utilizaba ya en 1936. Sin embargo, como ya vimos, en ese entonces no se reconocía
todavía un campo de conocimiento institucionalizado referido de esa manera.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
la vez que establece las fronteras y los límites que la separan de ”los demás”.
(Este proceso de institucionalización se concretó, por ejemplo, en la fundación, en
1956, de Administrative Science Quarterly (ASQ), revista estadounidense de
TO con el más amplio reconocimiento internacional).
puede ser ejemplificada a través del trabajo de William M. Evan, que propuso el
concepto de conjuntos organizacionales, para analizar las relaciones de intercambio
entre organizaciones que forman un sistema (Evan 1966).
Más aún, este enfoque nos permite apreciar cómo los límites entre las
organizaciones se han ido disolviendo, y de qué manera están jugando en este
proceso las nuevas tecnologías de comunicación: la “organización virtual” (Noria
y Berkeley 1994), que utiliza los flujos de información y las redes de comunicación
como sustitutos aparentes de sus estructuras burocráticas, está perfilando una
nueva realidad que cuestiona la pertinencia de los análisis tradicionales. Las
organizaciones no son ya, necesariamente, entidades perfectamente acotadas,
como tampoco lo es el contexto; ellas se constituyen cada vez más como flujos
que transitan por redes informáticas, con lo que su identificación se vuelve
sumamente problemática.
105
En un nivel distinto, es posible considerar también las relaciones que mantienen
entre sí, los agentes que participan internamente en la organización, disputándose
su conducción y control. En estos términos, podríamos examinar por ejemplo, la
negociación interna de los recursos, la determinación de las formas de gobierno,
la distribución de las posiciones de autoridad y la definición de los proyectos que
serán considerados como institucionalmente relevantes.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
Este será el propósito esencial de los enfoques que transitan por los espacios del
tercer territorio de la TO: desde finales de los años sesenta, se realizarán una gran
cantidad de estudios centrados en el concepto de cultura organizacional (Alvesson
1990; Schein 1996; Frost et al. 1991). Ellos mantienen una clara línea de continuidad 107
con los desarrollos previos ubicados en el eje del comportamiento: como ya vimos,
las preocupaciones en torno a la conducta de los trabajadores fueron inicialmente
establecidas observando la organización social informal (Mayo 1933), y más adelante,
a partir del análisis de la satisfacción de las necesidades individualmente consideradas
(Argyris 1957); ahora, el comportamiento será abordado desde la perspectiva de
los valores y las creencias que propician la unidad y la integración en torno a la
organización (Deal y Kennedy 1982; Schein 1985).
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
Sus protagonistas han transitado por nuevos espacios reflexivos, como partículas
en movimiento que buscan su lugar; sin embargo, es y ha sido el movimiento.
Algunos autores, desencantados de las explicaciones en las que alguna vez
creyeron, abandonaron sus viejos territorios, para alentar nuevas búsquedas; otros
se incorporaron más adelante, dando lugar a una nueva generación, que formada
a partir de los años sesenta, se encuentra encabezando hoy los esfuerzos teóricos
más importantes del territorio.
Por supuesto, buena parte de estos nuevos impulsos se insertan en las corrientes
de una época marcada por la inestabilidad y el cambio. La bifurcación de la TO
es una de tantas, que hemos presenciado a lo largo de las últimas tres décadas:
pensemos, por ejemplo, en la reestructuración del modelo de acumulación a nivel
internacional, que nos ha conducido a la llamada globalización; en la emergencia
de movimientos políticos que han dado forma a una sociedad más organizada y
activa, frente a los poderes tradicionales del Estado y las grandes corporaciones;
en la propia mutación del Estado-nación, que en su repliegue autoimpuesto,
empieza a jugar tan sólo como un actor más, acaso con funciones especiales de
gestión y organización de la economía y la sociedad; en la crisis de los saberes de
la modernidad, que ha derivado en el replanteamiento de los supuestos del
conocimiento como acto racional y objetivo, para ubicarse recientemente en los
terrenos inciertos de la pluralidad paradigmática y el desencanto postmoderno;
en fin, en la propia transfiguración de la universidad, que ha dejado de ser el
referente cultural básico de la sociedad, para reconstituirse como “empresa
cultural” que produce graduados y comercia saberes (Ibarra 1993, 1998).
De esta manera, desde finales de los años setenta, algunos autores se dieron a
reexaminar el modernismo sistémico, indicando con detalle sus insuficiencias; su
importancia se encuentra en las posibilidades que otorga para reconceptualizar a
las organizaciones, más allá de la consideración tradicional de sus estructuras como
expresión literal de lo que ellas realmente son. Estos primeros señalamientos,
provocaron una verdadera explosión de enfoques y propuestas, que marcan los
senderos de la bifurcación. Como pueden observar, el desarrollo de la TO hasta
principios de los sesenta estuvo dominado básicamente por enfoques
estadounidenses. Con la incorporación del movimiento contingente, parecía romperse
este predominio; sin embargo muchos consideran que esta propuesta fue elaborada
siguiendo más las pautas del estilo americano, que respondiendo a la tradición del 109
conocimiento social europeo. Será sólo con el inicio de la etapa de bifurcación,
cuando se modifique realmente este impresionante desequilibrio, pues se incorporarán
otras tradiciones teóricas que cuestionarán la ortodoxia estadounidense.
Actualmente prevalece aún cierta división geográfica entre los Estados Unidos y
el resto del mundo, debido sobre todo a la poca importancia que algunos
gatekeepers estadounidenses otorgan a enfoques y propuestas generados fuera
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
de sus fronteras. Sin embargo, este no es sólo un problema geográfico, pues las
orientaciones teóricas generadas en distintos países, son en diversos puntos
claramente contrastables. Al respecto, Hofstede nos recuerda la vigencia que
conserva la caracterización que realizara Kassem en 1976, entre la TO en Estados
Unidos y Europa- Por señalar sólo algunos de sus rasgos más significativos, la
TO estadounidense asume una aproximación microscópica centrada en el estudio
del comportamiento humano, bajo un enfoque de armonía, y dirigida siempre a
ejercer efectos prácticos; su disciplina de referencia es la psicología. En contraste,
en Europa el estudio de las organizaciones asume una aproximación macroscópica
centrada en el estudio de las estructuras sociales, bajo un enfoque de conflicto, y
dirigida a la formulación teórica, su disciplina de referencia es la sociología
(Hofstede 1996:529; véase Hickson 1996 y Usdiken Pasadeos 1995).
Algunos autores han ido más lejos, al concebir a las organizaciones como espacios
simbólicos extremadamente fragmentados en los que los significados se
encuentran siempre en movimiento, por lo que la cultura de las organizaciones es
necesariamente ambigua, y su orden simbólico efímero. En este caso, la influencia
del postmodernismo ha sido decisiva, pues ha dado lugar a posturas que rechazan
la relación unívoca entre las formas de representación y el “mundo real”,
permitiendo el reconocimiento de los procesos de “naturalización” de la desigualdad
social mediante prácticas discursivas muy diversas (Smircich y Calás 1987).
Marx y las teorías del proceso laboral. El primer enfoque se encuentra asociado
al redescubrimiento de Marx en los Estados Unidos, casi cuatro décadas de la
clausura paretiana. La obra de Harry Braverman, Labor and Monopoly Capital
(Braverman 1974), marca el punto de partida anglosajón de las teorías del proceso
laboral ( Smith 1994; Knights y Willmott 1990), al sentar las bases para analizar
las relaciones de trabajo en la empresa moderna. 113
voluntario asumido para alcanzar una finalidad compartida, sino como simple
operación conjunta que debe ser controlada por la administración para alcanzar
su correcta y completa realización.
Esta intención exige la realización de una nueva lectura de la obra de Weber (1930,
1947), con la finalidad se superar la estrecha interpretación Parsoniana, que
conceptualizaba a la burocracia como instrumento neutral al servicio de una
administración racional y eficiente. En su lugar, para comprender la constitución de
las organizaciones como fenómenos sociales altamente contingentes, se hacía
necesario considerar su contexto institucional y cultural, tal como lo hiciera el propio
Weber al explicar los rasgos más sobresalientes de la modernidad (Clegg 1994b ).
A pesar de esta ambigüedad teórica, es posible identificar con claridad dos líneas
de desarrollo. En primer lugar, se encuentran quienes discuten las consecuencias
de la racionalidad instrumental y la burocratización en términos de enajenación y
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
Este muy importante grupo de enfoques que marcaron hace dos décadas los
senderos de la bifurcación, y cuya complejidad apenas hemos insinuado, se
encuentran hoy formando un conjunto de saberes en proceso de de-diferenciación.
Nos referimos a que es cada vez más difícil establecer los límites entre estos
enfoques, pues han experimentado un fuerte debate que los ha ido acercando
hasta propiciar un movimiento crítico abierto y plural. Por ello señalábamos desde
un principio, que se trataba de propuestas en movimiento, que han buscado desde
muy distintos lugares, reformular los saberes sobre las organizaciones y la
organización, rompiendo con ello la estabilidad teórica de los enfoques positivos
que habían dominado la disciplina.
A poco más de dos décadas de iniciado este proceso, hoy se aprecia una posible
convergencia de los senderos de la bifurcación: el énfasis del primer sendero en
las relaciones de significado, al lado del énfasis en las relaciones de producción
116 del segundo, parecen conducir hoy a una zona de intersección en la que las
organizaciones empiezan a ser consideradas como espacios en los que se producen,
a la vez, relaciones materiales y simbólicas entre agentes sociales diversos,
ubicados en una estructura institucional y culturalmente referida. Este nuevo
movimiento debe mucho al denominado efecto Foucault (Burrell 1988; Jermier et
al. 1994; McKinlay y Starkey 1998); el impacto del aporte foucaultiano en la TO,
descansa en las posibilidades que ofrece para reunir en una sola aproximación,
las relaciones de significado con las relaciones de producción. El “efecto Foucault”
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales
Por ello, no resulta sorprendente que la antigua coalición edificada a partir de las
formulaciones de Weber y de Marx en los inicios de la bifurcación, cediera su
lugar a una nueva alianza conceptual construida desde las intersecciones y
complementariedades entre Weber y Foucault, mostrando la necesidad de una
aproximación organizacional que partiera del reconocimiento de la centralidad de
los discursos y las prácticas de poder (Clegg 1994c, 1998; O´Neil 1986).
simbólicas, en los que se ejercita una nueva mentalidad de gobierno: las técnicas
contables, tanto como las disciplinas psicológicas, se presentan como dispositivos
estratégicos por excelencia en este proceso (Hoopwood y Miller 1994; Power
1997; Rose 1989; Townley 1994).
Por esta razón, hemos venido insistiendo tanto, en torno a la relevancia de estas
dos disciplinas: la primera se erige como saber cuantitativo que permite el
ordenamiento de las poblaciones bajo muy distintos criterios; la segunda, cerrando
el círculo de la dominación, aplica sus saberes analíticos para categorizar a cada
individuo particular, marcándolo con una cierta identidad desde la que pueda ser
reconocido por los demás (delincuente, loco, enfermo..., pero también funcionario,
intelectual, experto, estudiante...).
Estas disciplinas (las que nos permiten contar con precisión, y las que permiten
que los sujetos se sientan “tomados en cuenta”), producen conocimientos esenciales
para ejercitar las funciones de gobierno en cada espacio social (en la escuela, el
taller, el hospital, la oficina, el hogar, la prisión, las calles...), apoyando acciones y
decisiones que facilitan la administración (de la justicia, la salud, la pobreza, los
recursos, las comunidades...) y el ejercicio del control (de la delincuencia, la
natalidad, las enfermedades, los presupuestos, las revueltas...), todo ello para
proteger el orden (del Estado, la sociedad y las organizaciones).
La reconstrucción que hemos realizado, debe ser valorada por la utilidad que reporta
120 al menos en dos sentidos. Por una parte, nos ha permitido mostrar las dimensiones
de la ausencia organizacional que aparece tras la lectura de este trabajo, como
inmensa, apabullante e inconcebible. Es impensable desde nuestra óptica, intentar
comprender los procesos de constitución y cambio de las organizaciones y la sociedad
al margen de la Teoría de la Organización ; la complejidad y relevancia de tales
transformaciones, nos exigen ir más allá de los tradicionales ejercicios retóricos que
se regodean en torno a “los grandes problemas”, y de la insulsa descripción de los
pequeños detalles de sus contextos problemáticos.
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales
Sin embargo, cabe seguir preguntándose sobre la utilidad que pudiera reportar la
TO más allá de estas dos ventajas, es decir, si ella puede ser considerada como
sustento conceptual para el estudio de las organizaciones en nuestros países
actualmente. La interrogante se complica debido a la ya comentada diversidad y
fragmentación de la disciplina, pues debemos determinar además, qué recuperar
y cómo hacerlo: ¿cómo podemos utilizar un conjunto de saberes que carecen de
unidad y se confrontan permanentemente?
Una primera posible salida, sería adoptar alguno de los enfoques analizados
desechando el resto, bajo el argumento de que los conceptos y métodos de
cada paradigma, son incomunicables entre sí (Burrell y Morgan 1979). Sin
embargo, la ausencia de reglas de traducción entre posturas divergentes, no
debe conducirnos a negar tajantemente las posibilidades de diálogo. En nuestra
opinión, la inconmensurabilidad paradigmática representa más un problema de
elección política, que uno de comunicación, por lo que debemos apostar a la
utilidad de un esfuerzo reflexivo, en el que se imponga la conversación entre
voces muy diversas, en el que las tensiones teóricas se constituyan como fuente
vital de saberes que se mantienen siempre a la temperatura de su propia
destrucción (Morín 1977: 38).
Esto no significa tampoco, que aboguemos por la salida contraria, que implicaría
intentar una síntesis entre enfoques teóricos diversos, para perfilar una nueva
cosmovisión en la que los saberes de la disciplina ocuparán “su lugar” (Astley y
Van de Ven 1983). En este caso, la integración de enfoques enfrentaría los
problemas de traducción aludidos por los “guerreros paradigmáticos” de la primera 121
vía (Burrell 1996: 650), y conduciría a una eclectomanía que restaría consistencia
a la interpretación. A pesar de estos riesgos, no podemos negar que los esfuerzos
de apertura paradigmática han apoyado la reflexividad y facilitado la comunicación
entre posturas divergentes.
Nosotros nos ubicamos en las tensiones entre estas dos vías, proponiendo un
acercamiento más modesto, que no persigue de manera alguna, descubrir la
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
Figura 3.
Los saberes sobre la organización: Etapas, enfoques y dilemas (1870-200)
122
BASE MATERIAL FORMULACIÓN INSTITUCIONALIZACIÓN DESARROLLO
TEÓRICA Y BIFURCACIÓN
Efecto Foucault
Organization & burocracy
Subjetividad
(Nicos Mouzelis, 1967)
-Weber, Max, Freud Estructura social Teorías de proceso laboral
INFLUENCIAS Relación directa
-Escuela de Francfur Poder
-Focault Weberianismo radical Reglas y prácticas
ENFOQUES TEÓRICOS Relación indirecta Teoría crítica de las organizaciones
INFLUENCIAS DEL
Discursos
Contabilidad de costos, control PENSAMIENTO SOCIAL
de la producción maneja de EN LA BIFURCACIÓN Psicoanálisis de las organizaciones
inventarios, adquisiciónes, Identidad
diseño de espacios físicos -Schutz, Berger y Luckmann Post-modernismo y organización
flujos de materiales: selección -Garfinkel, Goffman, Geerts Fragmentación
-Derrida, Lyotard Theory of organizations Sombolismo organizacional
de personal, sistemas de David Siverman (1970)
remuneración, etc. Significacia
Acción social Género, raza, clase, etnia
Diversidad
Organización y sociedad
Teoría administrativa
Movimiento contingente Nuevo institucionalismo
The functions of
Administración científica the executive Ecología organizacional
Cultura organizacional
Literatura de la excelencia
123
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
REFERENCIAS
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Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
136
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones
Capítulo V
Fundamentación metodológica
en el estudio de las organizaciones.
Joseph E. Mc Grath
1. Introducción
L
a investigación organizacional es un campo de encuentro y ojalá, fuera un
punto de fusión para el sociólogo, el economista, el analista político, el
investigador de operaciones, el matemático, el sicólogo social y el ingeniero.
Personas de todos estos y de otros campos han contribuido mucho a nuestro
actual estado de conocimiento sobre la naturaleza y dinámica de las organizaciones.
Tal diversidad tiene tantos efectos positivos como negativos en el campo. A favor
tiene que la diversidad de conceptos y métodos asegura un crecimiento pluralista,
investigativo y dinámico del campo, lo que probablemente ofrece una garantía
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
Mc Grath,1962, intenta dar los primeros pasos hacia el desarrollo de dicha teoría
del método para el estudio de las organizaciones, haciendo una presentación en
tres etapas. Primero, considera las metodologías que pueden ser aplicadas al
estudio de las organizaciones, y tienden a situarlas en una estructura dentro de la
cual puedan relacionarse con otras. Segundo, define ciertos conceptos claves
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones
Estudios de campo
8 En un sentido, todos los experimentos de laboratorio sobre la conducta humana, como los individuos
y como los grupos, son relevantes para el campo de investigación organizacional. Pocos de los
muchos experimentos de laboratorio que parecen haber hecho importantes contribuciones directas
a la investigación organizacional, junto a los estudios de redes de comunicación, incluyen: estudios
sobre comunicación, desarrollo de normas y presiones por conformidad en grupos informales (361),
(192), (311), (460), (540); y estudios de cohesión y presiones de grupo y sus efectos sobre la
productividad (461), (64).
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones
Las simulaciones por computador pueden representar, bien sea a una clase
genérica, o a una clase particular de organizaciones. Las simulaciones por
computador varían considerablemente en la riqueza y complejidad de las
organizaciones que están siendo estudiadas. Ellas varían, en particular, en la medida
en que la simulación trata de representar profundas características de los
componentes humanos de la organización. Ej., valores, actitudes, normas, presiones
de conformidad al igual que sus características superficiales externas. También
varían, por supuesto, en la validez o racionalidad de los supuestos por medio de
los cuales tales representaciones del comportamiento humano se insertan dentro
del modelo.
Los modelos no necesariamente tienen que hacer uso de los computadores para
pertenecer a la clase de simulación por computador definida aquí. De hecho, 143
Guetzkow (239), presenta un interesante ejemplo de un modelo simple y de bajo
costo, que funciona sin utilizar mayores ayudas computacionales pero que sin
embargo tiene todas las características esenciales de esta clase de métodos de
Sin importar cómo hayamos designado el proceso, las cuatro diferentes clases
de métodos que hemos identificado a lo largo del mismo, difieren mucho uno
del otro en términos de las ventajas que ofrecen al investigador y de las
limitaciones que le imponen. En el extremo del estudio de campo, por ejemplo,
el investigador tiene las ventajas sustanciales de “realismo sentido” y de la
operación de las fuerzas motivacionales inherentes. Como se dijo antes, esto
no significa necesariamente que los participantes humanos operan con altos
niveles de motivación. Más bien significa que operan bajo tipos de motivaciones
más naturales, ya que el estudio en sí mismo es una parte integral de sus vidas.
Estas ventajas del estudio de campo se obtienen a cambio de menor precisión,
menos control y menos libertad para manipular variables cuyos efectos pueden
ser de interés central. Los métodos de investigación en el otro extremo del
proceso –experimentos de laboratorio y simulación por computador– tienen
como sus principales ventajas precisamente aquéllas características que son
las desventajas de los estudios de campo: precisión, control de variables y
considerable libertad para manipular las de interés central. Sin embargo, tienen
la desventaja complementaria de falta de realismo.
1 0 Es obvio a la luz de la discusión precedente que las metodologías consideradas varían en un continuum
más bien que de una manera categórica. Por ejemplo, el “experimento de campo”, clasificado aquí
como estudio de campo, frecuentemente cae en la clase de simulación experimental. De la misma
manera, las simulaciones experimentales que son representaciones altamente abstractas de clases
genéricas de organizaciones, pueden llegar a ser casi indiferenciables del experimento de laboratorio.
La clasificación de métodos en cuatro categorías se emplea por conveniencia y claridad en
la presentación.
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones
Desarrollar tales reglas guías, requiere que establezcamos una red de conceptos
metodológicos básicos –una teoría del método– en términos de cómo
calcularemos la eficiencia relativa, la comprensión y efectividad de varias
aproximaciones a la investigación, de manera que su utilidad relativa para
nosotros, en un caso dado, pueda determinarse con algún rigor.
Consecuentemente, Mc Grath suspende la consideración de diferentes clases
de métodos de investigación para establecer algunas herramientas básicas para
las comparaciones metodológicas en la próxima sección de esta presentación.
Luego, en la parte final de la misma, vuelve a la comparación de las ventajas y
desventajas de diferentes escenarios de investigación, equipada con herramientas
más adecuadas para hacer tales comparaciones.
1 1 Hay varios casos especiales importantes de Tratamiento X. Uno de los más interesantes, ampliamente
usado bajo el nombre de “técnica de Monte Carlo”, es la selección aleatoria del valor KI para una
variable dada VJ en un “evento” dado, sin una distribución de valores para VJ. Aquí, aunque hay alguna
indeterminación para cualquier evento dado, la distribución de valores sobre una serie de ensayos es
predecible al avanzar en ella, siendo la precisión de la predicción, una función del número de eventos
en la serie.
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones
La cantidad de información que puede obtenerse sobre una situación dada es una
función de la cantidad de incertidumbre, o información potencial que es inherente
a esa situación. La información potencial contenida en una situación depende
del número de variables (relevantes) y del número de valores que cada variable
puede asumir. Si hay V variables relevantes a una situación, y cada una tiene k 147
valores, entonces para cualquier caso, prueba, evento, etc. para esa situación,
hay KV combinaciones posibles de valores de las variables involucradas. Ese
término KV representa el potencial de información total de una situación.12
1 2 Esta formulación asume que hay un número finito de variables relevantes en una situación, y que cada
una tiene un rango finito y un número finito de valores alternativos posibles.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
Ampliando la ilustración anterior: si tenemos cinco variables, y cada una con diez
valores, K v = 100.000. Si una de las cinco variables es controlada a un valor
único, pero una segunda variable es ignorada, el potencial de información del
estudio se mantiene K v - 1 = 10.000; pero la información específica o contable, se
reduce a K v - 2, que es igual a 1.000. Si la información contable es considerada
producción de información, y los efectos de las variables no controladas pero
ignoradas se consideran ruido, la relación K v – (w +z) / K v - w expresa la precisión de
un estudio en términos de la relación de información contable (producción de
información) a información potencial.13
Tabla 3.:
Frecuencia relativa de uso de diferentes tratamientos de variables en las cuatro
clases de escenarios de investigación
Como una ilustración muy sencilla, supongamos que deseamos simular o hacer
experimentos pertinentes a una organización cuyos subsistemas tienen una mezcla
de miembros masculinos y femeninos. Quisiéramos hacer un estudio de laboratorio
de los efectos de los procesos de comunicación grupal en la efectividad del
desempeño de tales grupos. Un estudio sobre grupos de sólo hombres o de sólo
mujeres, o que utilice una razón constante de hombres y mujeres en cada grupo,
parecería a simple vista ofrecer un diseño más limpio y tal vez un diseño más fácil
de implementar. Sin embargo, tales diseños bien pueden no ser tan útiles como
uno que determine la proporción hombres – mujeres de grupos sobre una base
aleatoria. Las diferencias de sexo y especialmente las diferencias de composición
de sexo pueden muy bien interactuar con patrones de comunicación afectando
el desempeño en la tarea. Es decir, los mejores patrones de comunicación para la
efectividad en la tarea, pueden ser muy diferentes en grupos de sólo hombres o
de sólo mujeres, o mixtos. Si esto fuera verdad, los resultados obtenidos en los
grupos de sólo hombres, simplemente no aplicarían a los grupos mixtos aún si
todas las otras características del estudio estuvieran bien ejecutadas. En efecto,
al tratar de aplicar los resultados de tal estudio a organizaciones reales que tienen
grupos de trabajo mixtos, sistemáticamente nos llevaría a la respuesta incorrecta.
Ej. nos llevaría a seleccionar como óptimo un patrón de comunicación que
definitivamente no sería óptimo para la efectividad de la tarea.
de los casos, sin embargo, las manipulaciones experimentales utilizan más de uno,
pero menos que todos los valores de la variable; a partir de ahí, ellas conducen a
alguna restricción en la amplitud.
Por otra parte, mientras el estudio de campo rara vez es capaz de manipular
variables, o de manipularlas en muchos niveles, las manipulaciones que pueden
hacerse algunas veces en los escenarios de campo frecuentemente son muy
poderosas. Parcialmente, este poder se deriva del hecho de que las manipulaciones
de condiciones en un estudio de campo – sea debido a causas naturales o al plan
experimental –afectan la vida real de los participantes en el estudio. Las
manipulaciones en el laboratorio, por otra parte, son con frecuencia relativamente
débiles, tanto por razones éticas como por la artificialidad inherente de las
condiciones motivacionales bajo las cuales operan los participantes.
154 Dado que ninguna variable está operando por fuera del control del investigador
en un modelo cerrado tal como una simulación por computador, ni el tratamiento
1 4 Uno podría decir que las simulaciones por computador contienen “ruido” porque introducen
deliberadamente variaciones aleatorias por el uso de procesos estocásticos. Tal variación es ruido de
una clase diferente a la mencionada aquí. Aunque produce indeterminación para un evento dado, la
distribución de valores para el conjunto total de eventos es predecible en el proceso (“in advance...).
Como se dijo anteriormente (pié de página 9), estos procedimientos “Monte Carlo” son realmente
un caso especial de Tratamiento X.
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones
Puesto que la presencia del tratamiento Y es una condición necesaria para obtener
información de investigación, maximizar su uso parecería ser algo deseado no
calificado. Sin embargo, tal generalización podría conducir a una ineficiencia
sustancial en la recolección de datos empíricos. Por ejemplo, puede haber un
valor particular de una variable que raras veces se dé en la naturaleza pero que
es de una significancia teórica clave. Obtener información sobre cómo ese valor
afecta otras variables mediante el uso de una aproximación de “completo
tratamiento Y”, podría ser prohibitivamente costosa. Necesitaríamos obtener una
muestra muy grande de datos para todos los valores frecuentemente ocurrentes,
con el fin de obtener una escasa muestra de casos que incluyan el valor de
interés particular. La sustitución del tratamiento X en tal situación aumenta mucho
la ineficiencia por controlar la rata en la cual muestreamos los valores de las
variables (independientes). Esto nos permite sustituir el muestreo sistemático
por el representativo, y desde aquí suministrar una cantidad adecuada de datos
para todos los valores de interés dentro de una cantidad total mínima de datos.
158
1 5 Para ampliar la analogía de la “calle de doble vía”, nuestra anterior discusión sobre variaciones
dentro de cada clase de métodos (ver pié de página 4) sugiere que las cuatro clases de métodos
definidos aquí son vecindarios, más bien que direcciones específicas, a lo largo de esa calle. Dentro de
cada vecindario, los métodos específicos se ordenan de forma que algunos (tales como experimentos
de campo) están sobre la línea fronteriza entre vecindarios adyacentes.
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones
Figura 4.
Diagrama de una ruta lógica de cinco pasos para investigación programática
Simulaciones
por computador
Simulaciones
por computador
Escenario 3
Elaboración
y refinamiento
de modelos
teóricos
Referencias
CONCLUSIONES
• La teoría tiene dos funciones básicas, en primer lugar, la función positiva, que
consiste en la reinterpretación de una serie de elementos que la misma nos
proporciona directamente y que, ubicados en un marco conceptual diferente,
se transforman cualitativamente apoyando el conocimiento de la realidad social
bajo estudio. En segundo lugar, la función negativa de la teoría, que consiste
en la derivación, a partir de la lectura crítica de la propia teoría, de aquellos
elementos de la realidad bajo estudio que la misma tiende a ocultar,
presentándolos en forma distorsionada.
• Entre 1870 y 1950 dos corrientes distintas de teoría sobre las organizaciones,
una administrativa, la otra sociológica, evolucionan en las dos primeras etapas
del desarrollo de la teoría organizacional denominadas etapas preorganizacional
y preinstitucional.
161
• La tercera etapa o institucionalización de los saberes sobre la organización
abarcó desde 1937 hasta 1973, desde el establecimiento de los fundamentos
teóricos de la disciplina, hasta el desarrollo de los enfoques que dieron forma
a sus primeras agendas de investigación. Donde Weber plantea el tipo ideal de
burocracia, el cual es criticado por Merton, al no considerar los esfuerzos y
tensiones internas de esas estructuras burocráticas e interpretado por Parsons,
quien formula su estructural-funcionalismo, orientación teórica desde la que
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales
164
Conclusiones
165
SU OPINIÓN