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Fundamentación

Epistemológica
de los estudios
Organizacionales

Carlos Mario Durango Yepes

FA C U L
LTTA D
DE ADMINISTRACIÓN
658.01/D87

Durango Yepes, Carlos Mario


Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales /
Carlos Mario Durango Yepes. Medellín: Universidad Pontificia
Bolivariana, 2005.
166 p: 17 x 24 cm.
ISBN: 958-696-435-3

1. Organización 2. Epistemología 3. Teoría organizacional

© Carlos Mario Durango Yepes


© Editorial Universidad Pontificia Bolivariana

Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales


ISBN: 958-696-435-3
Primera edición, 2005
Facultad de Administración

Rector General:
Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez

Diseño y Diagramación:
Centro Imagen
Juan Camilo Moreno Téllez

Dirección editorial:
Editorial Universidad Pontificia Bolivariana, 2005
Email: rutalibros@logos.upb.edu.co
Telefax: 415 90 12
A.A. 56006 - Medellín - Colombia

Radicado: 095-04-02-05

Prohibida la reproducción total o parcial, en cualquier medio o para cualquier propósito sin la
autorización escrita de la Editorial Universidad Pontificia Bolivariana.
Tabla de contenido

PREFACIO ............................................................................................... 5
PRÓLOGO ............................................................................................... 9
Capítulo I Teoría y organización ..................................................... 13
1. ¿Qué es teoría?............................................................................................... 13
1.1 Tipos de teoría según el enfoque epistemológico ........................................................................ 18
1.2 Tipos de teoría según su función dentro de la investigación (Padrón, 2002) .............................. 20
2. ¿Qué es organización? .................................................................................... 21

Capítulo II De la teoría de las organizaciones a los estudios


organizacionales ........................................................... 35
Capítulo III Fundamentación epistemológica de los estudios de
la organización .............................................................. 53
1. Introducción: Reflexión metateórica sobre la conceptualización del organizar ... 53
2. El problema epistemológico de un planteamiento en el paradigma individualista o
sistémico. (Rodríguez, 1999) ........................................................................... 57
3. Nota sobre los otros planteamientos: contingencial, ecológico etc., y su aportación
a la conceptualización del organizar. ............................................................... 59
4. Determinación del marco teórico sistémico para una comprensión de lo que es
organización (Rodríguez, 1999) ...................................................................... 59
4.1 Algunas categorías básicas en la Teoría de Sistemas Sociales necesarias para la comprensión
del concepto del organizar. ........................................................................................................... 62
4.2 El planteamiento general sobre la dimensión Organización en referencia a la Reducción de
Complejidad ................................................................................................................................. 65
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

5. Razones para incluir el tratamiento de la Epistemología en el estudio de la


organización .................................................................................................. 65
6. Debate paradigmático ................................................................................... 68
7. Constructivismo, Inconmensurabilidad y Pluralismo (teórico, conceptual). .... 71
8. Concepciones epistemológicas de la teoría de la organización ....................... 72
8.1 La doble caracterización cronológica: MICHAEL REED .................................................................. 73
8.2 Las múltiples perspectivas: MARY JO HATCH .............................................................................. 81

Capítulo IV Fundamentación histórica de los estudios


organizacionales (ibarra, 1996) ................................ 89
1. Introducción: Mapa conceptual de los saberes sobre la organización ............ 89
2. Pensamiento preorganizacional: La modernidad como sustento material ...... 91
3. La organización como sistema en equilibrio: Primeras elaboraciones teóricas. ..... 93
4. La institucionalización de los saberes sobre la organización: El modernismo
sistémico como predominio ............................................................................ 96
5. Los territorios de la troría de la organización: Desarrollo reciente y bifurcación .... 102
5.1 Primer territorio: Entre el determinismo del contexto y el voluntarismo de la acción ............... 103
5.2 Segundo Territorio: Decisiones y ambigüedad o cómo comprender un orden poco estructurado. ..... 106
5.3 Tercer territorio: Cultura y excelencia, propiedades “de” la organización. .................................. 107
5.4 Cuarto territorio: Organización y sociedad, los senderos de la bifurcación ................................ 108
5.5 El efecto Foucault: hacia un espacio de confluencia teórica ...................................................... 116
6. Conclusión: Tensiones teóricas de los saberes sobre la organización ........... 118

Capítulo V Fundamentación metodológica en el estudio de las


organizaciones Joseph E. Mc Grath .......................... 137
1. Introducción ................................................................................................ 137
2. Una Clasificación de Métodos de Recolección de Datos utilizada en la
Investigación sobre Organizaciones ............................................................. 139
3. Relaciones entre las cuatro clases de métodos ............................................ 144
4. Comparación de métodos de investigación .................................................. 150
5. Implicaciones para la investigación programática ....................................... 157
4
Conclusiones .................................................................................... 161
Preafcio

PREFACIO
Ciertamente así ocurren las cosas.
Donde la teoría permanece muda,
la práctica se convierte en monstruosa.
Rosanvallon y Viveret

C
uando alguien se introduce ingenuamente en la literatura que aborda el
estudio de las organizaciones, acaba experimentando la sensación de
hallarse atrapado en un laberinto, en el que coexisten diferentes objetos de
conocimiento, diferentes disciplinas interesadas por dicho conocimiento, diferentes
corrientes de pensamiento que compiten por imponer su particular visión del mundo
organizacional, diferentes concepciones sobre la dimensión esencial que caracteriza
y constituye lo que es una organización, en fin diferentes programas de investigación
(con el correspondiente apoyo empírico) sobre las cuestiones que se consideran
relevantes para el desarrollo de una teoría organizacional.

Y -lo que produce aun más desasosiego- con no poca frecuencia, en este escenario
multidimensional y multidisciplinar de teorías, enfoques, cuestiones objeto de tratamiento
y programas de investigación, se producen citas cruzadas entre unos autores y otros,
unas veces para apoyar las tesis propias, otras para destacar los diferentes puntos de
vista; pero no siempre se realizan estas operaciones de forma homogénea y consistente.

La diversidad de tipos de organizaciones plantea con frecuencia la duda de estar


tratando con diferentes objetos de conocimiento: ¿pueden realmente recibir el
mismo tratamiento teórico una cárcel, un hospital, una empresa manufacturera o
un equipo de fútbol? Por otro lado, no es ningún secreto que el campo organizacional
es simultáneamente objeto de interés de la sociología, la economía, la psicología, 5
la ciencia política, la antropología, ... cada una de las cuales ”lleva el agua a su
molino”, esto es, enfatiza aquellas cuestiones y problemas organizacionales más
afines con sus respectivos campos de conocimiento. Por lo demás, es evidente
que no existe un único paradigma o concepción de la realidad social en los estudios
organizacionales: junto al funcionalismo (indudablemente el paradigma dominante,
cuyos desarrollos teóricos y empíricos constituyen lo que Kuhn llamaría “ciencia
normal” de las organizaciones), coexisten el enfoque marxista, el pensamiento
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

crítico, el construccionismo, los enfoques posmodernos y –aunque sea sólo de


forma testimonial- enfoques anarquistas, cada uno de ellos con diferentes variantes.
La pregunta evidente a la que conducen las anteriores consideraciones es la
siguiente: ¿cuáles son los fundamentos epistemológicos de los Estudios de la
Organización? o en otras palabras, ¿Cuáles son los fundamentos teóricos
(históricos) y metodológicos que explican la práctica de la teoría de la organización?
Y ¿cómo debe mirar la práctica de la teoría organizacional?

Desde estas modestas reflexiones se pretende contribuir a esa respuesta. Por lo


tanto, este primer libro se enfoca en la fundamentación epistemológica de los
Estudios Organizacionales, por considerarla uno de los dos aspectos de mayor
relevancia, y sobre todo el más pertinente para despertar la capacidad crítica
ante los problemas de fundamentación y validez de su propio trabajo en los
profesionales que gestionan o asesoran las organizaciones.

El otro aspecto que configura el estado de desarrollo de los estudios de la organización,


se refiere a los aspectos procesales propios del organizar tales como: la estructura, la
toma de decisiones, el liderazgo, el poder, la cultura, los procesos de institucionalización,
el aprendizaje y la motivación laboral, los procesos de comunicación, el cambio
organizacional, de la tecnología, el entorno, las relaciones grupales, el clima, la
internacionalización, los conflictos... organizacionales. Algunos de ellos mencionados
tangencialmente en el primer capítulo dentro de los elementos constitutivos del organizar,
y que posteriormente, serán profundizados en un segundo libro.

De acuerdo con la naturaleza de dicho enfoque, la primera categoría conceptual


ha desarrollar en el capítulo I alude a la pregunta ¿qué es teoría? puesto que
vamos a hablar sobre Teoría de la Organización, por lo que seguidamente, es
lógico que nos planteemos la pregunta ¿qué es organización?

En el capítulo II se describe el tránsito de la disciplina denominada Teoría


Organizacional a otra más connatural con el desarrollo de dicho campo denominada
Estudios de la Organización.

En el capítulo III se desarrolla la fundamentación epistemológica de los Estudios


de la Organización, recurriendo a una observación de las formas en que desde
6 distintos enfoques teóricos se plantean teórica y prácticamente los problemas de
la organización, es decir, estructurando, nuestro examen descriptivo y crítico al
nivel de una teoría de la teoría (una metateoría).

En el capítulo IV se reconstruyen de manera diacrónica y sistemática los saberes


sobre la organización, a través de un mapa conceptual que fundamenta
históricamente los estudios de la organización.
Preafcio

Para finalizar la fundamentación de dicho campo de estudio, en el capítulo V se


plantea una teoría del método para el estudio de las organizaciones con el cual se
pretende dar una fundamentación metodológica.

Debo dar las gracias al PhD Eduardo Ibarra Colado, una de las principales
autoridades investigativas en la Universidad Autónoma de México, fundador del
área de Estudios Organizacionales en dicha Universidad, por sus valiosos
comentarios a las primeras versiones de este manuscrito y por su generoso aporte
a uno de los capítulos del libro.

AGRADECIMIENTOS

Este libro es el resultado de un proceso investigativo que se inició formalmente en


1999 con la investigación titulada “Estado del Arte de la Teoría Organizacional”,
la cual se concluyó en el año 2002. Quiero expresar no solo mi agradecimiento
sino mi cariño al PhD Carlos Dávila Ladrón de Guevara, profesor titular de la
Universidad de los Andes, la principal autoridad académica del país y uno de los
más destacados en Latinoamérica en el campo de la teoría organizacional, por su
generosa asesoría en los aspectos relacionados con la elaboración de la
investigación y el valioso prólogo que hace de mi libro.

Nunca podré agradecer bastante la incansable ayuda literaria y los comentarios


críticos del PhD Eduardo Ibarra Colado, una de las principales autoridades
investigativas en la Universidad Autónoma de México, fundador del área de
Estudios Organizacionales en dicha Universidad y autor de muchos textos a nivel
de las principales revistas relacionadas con este campo de estudio en el ámbito
anglosajón y latinoamericano, por sus valiosos comentarios a las primeras versiones
de este manuscrito, y por su generoso aporte a uno de los capítulos del libro,quien
no regateó esfuerzo ni tiempo en la corrección del texto quien con su eficiencia
profesional y cariñoso tesón, supo organizar mis ideas al recibir las primeras
páginas de mi manuscrito quien dedicó muchas horas, a distancia, discutiendo
conmigo, los primeros balbuceos de estas páginas.

Pero no quiero dejar de subrayar que sin el respaldo institucional de las autoridades
académicas y administrativas de la Facultad de Administración de la Universidad
Pontificia Bolivariana, a lo largo de estos seis años, este libro no existiría. Vaya a 7
cada uno de ellos mi especial gratitud.

Finalmente, dedico este libro a mi hija Carolina, que con su amor y ternura
proporcionaron el gran aliciente para no desfallecer en la elaboración de esta obra.

Medellín, 16 de agosto de 2005


Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

8
Prólogo

PRÓLOGO

Carlos Dávila L. de Guevara, Ph. D.1

E
ste libro del profesor Carlos Mario Durango Yepes es una importante
contribución a los Estudios Organizacionales en Colombia por varias
razones. En primer lugar, está estructurado de manera poco convencional
y así, desde un comienzo, atrae al lector que se siente frente a un texto diferente
de aquellos que siguen circulando en las facultades de administración colombianas.
En estas predominan los libros de texto básicos y los manuales que pretenden
mejorar las organizaciones sin conocerlas de manera rigurosa, pero están ausentes
tanto los grandes trabajos teóricos como aquellos estudios empíricos que le han
dado identidad y legitimidad académica a los Estudios Organizacionales.

¿Cuál es la estructura del libro de Durango? Luego de comenzar por temáticas


básicas (¿Qué es teoría? ¿Qué tipos de teoría existen? ¿Qué es organización?),
dedica un capítulo a explicar en forma ágil, y bien informada, el accidentado
tránsito de las últimas décadas desde la “teoría de las organizaciones a los estudios
organizacionales”. En los restantes tres capítulos, el autor trata la fundamentación
epistemológica, histórica y metodológica de los Estudios Organizacionales,
respectivamente. Esta es una tarea difícil que el autor lleva a cabo de manera
razonable y bien fundamentada en la literatura. Sin caer en la trivialización, el
profesor Durango busca ser claro y didáctico, moviéndose con propiedad en un
terreno denso y complejo; su reto está en que el lector no sucumba. A ello
contribuyen esporádicas precisiones que en lenguaje sencillo le transmiten al lector 9
ideas centrales (por ejemplo, “la teoría de la organización no es una sino varias”).

1 Miembro del consejo directivo de la Universidad de los Andes. Profesor Titular en la Facultad de
Administración de dicha universidad. PhD en Teoría Organizacional. En 1988 fue Latin American
Visiting Fellow de la Universidad de Oxford y Visiting Research Scholar de London School of
Economics and Political Science. También ha sido profesor visitante del programa doctoral de la
Ebap/Fundación Getulio Vargas del Brasil.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Quizás un riesgo de la “lectura” que Durango hace de diversas corrientes y


temáticas está en la necesidad de comprimir su contenido en poco espacio. Pero
su lado positivo, está en la sobresaliente capacidad de síntesis de que el profesor
de la Universidad Pontificia Bolivariana hace gala a lo largo de su libro.

Un segundo aspecto a destacar del libro que el lector tiene entre manos consiste
en que rompe las barreras que han mantenido aisladas a buena parte de los
profesores y universitarios colombianos interesados en el estudio de las
organizaciones, circunscritos a la bibliografía existente en español y limitados por
tal razón a quedar eternamente desactualizados y –sobre todo- aislados de la
comunidad académica internacional. El campo “diverso y fragmentado” de los
Estudios Organizacionales ha sido distintivamente anglosajón, aunque como el
autor lo señala, está internacionalizándose. Pues bien, es muy poco lo que se ha
escrito en español frente al voluminoso aporte en inglés, el idioma en que
primordialmente se ha expresado este campo académico. El examen de las
referencias bibliográficas consultadas por el profesor Durango, muestra la variedad
y cantidad de autores estudiados y la sana actualización lograda por el autor
colombiano. Sin necesidad de derrochar erudición, sino en forma seria y madura
él trae a consideración un conjunto de autores y publicaciones que muy poco han
circulado en las facultades de administración colombianas. Este es, sin duda, un
factor diferenciador de este libro.

Una tercera consideración que ayuda a valorar el aporte del presente volumen se
refiere al análisis que hace el autor del tránsito de la Teoría de la Organización a los
Estudios Organizacionales. Que este cambio no es un asunto meramente nominal,
sino con profundo significado, es algo que le queda bien claro al lector luego de
recorrer en forma ágil, y de la mano del autor colombiano, los complejos debates
teóricos y metodológicos de los años ochenta y noventa y las rupturas que, a juicio
del autor han llevado a la “temible fragmentación postmoderna”. Ilustrar al lector
colombiano sobre estos desarrollos es un buen servicio que el libro del autor
colombiano hace a nuestro frágil y maltrecho mundo académico, en el cual un
punto de partida esencial –es decir, la diferencia entre el objeto de estudio de la
administración y aquel del análisis de las organizaciones-, parece no estar cabalmente
comprendido, a juzgar por el contenido de algunos pénsumes de estudio universitario,
la ambigüedad de varias publicaciones y proyectos de investigación. Otra evidencia
10 de esta falta de claridad sobre lo fundamental se encuentra en los laxos criterios de
contratación de profesores de ciertos cursos sobre teoría de la organización,
comportamiento organizacional, cambio organizacional, cultura organizacional y
similares, que de dictan a lo largo y ancho del país.

Resulta que este campo del estudio de las organizaciones se ha convertido en uno
en el que no existen barreras de entrada, y –en consecuencia- es fácil improvisar
y autoerigirse en especialista o en conversador de salón sobre el mismo. Los
Prólogo

escenarios no son solamente las universidades: a muchas empresas privadas y


públicas han llegado los mensajes ambiguos y poco rigurosos de estos actores
que no cuentan con las requeridas condiciones académicas. Y, que en consecuencia
le han hecho un mal servicio a un campo tan vigoroso a nivel internacional, en
especial en los últimas dos décadas.

El libro del profesor Durango es la antítesis de lo anterior. En vez de la retórica


fácil, la ambigüedad conceptual y la banalidad, este trabajo es un buen ejemplo de
rigor, disciplina, dedicación y sana moderación propia de un académico serio.
Hace algunos años tuve la oportunidad de intercambiar ideas con él sobre lo que
se insinuaba como un proyecto fascinante pero abrumador. Ahora es reconfortante
comprobar que no cedió ante las dificultades y, así, nos deja esta importante
contribución a un campo que comenzó a ser objeto de interés docente e
investigativo en algunas universidades de nuestro país a mediados de los años
sesenta, hace justamente cuatro décadas.

11
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

12
Preafcio

Capítulo I
Teoría y organización

1. ¿Qué es teoría?
José Padrón (1996)

E
l término ‘teoría’ es altamente polisémico: con él suelen designarse muchas
cosas, a veces notoriamente diferentes entre sí. Dicha plurivocidad o
polisemia del término depende de su uso en tres esferas, por lo menos: en la
esfera de la vida cotidiana, se aplica a cosas distintas según la situación de
habla. En la esfera de la ciencia, el significado varía según ciertas
funciones operativas dentro del proceso de producción de conocimientos.
Y, en la esfera de la epistemología o filosofía de la ciencia, las aplicaciones
del término varían según el enfoque, postura o paradigma desde el cual se
hacen los análisis y en atención al cual se buscan prescripciones o
normativas para regular los procesos de investigación, entendidos como
ideal de acción. Revisemos estas variaciones del término ‘teoría’ dentro
de cada una de estas esferas y hagamos una clasificación según su función
dentro de la investigación.

En el habla cotidiana (que de algún modo podría considerarse el área de los


preconceptos con respecto al uso técnico-académico de la palabra), esta palabra
parece tener siete significados estables, tal como puede verse en las expresiones 13
que siguen.

‘Teoría’ como suposición:


(1) “La policía trabaja la teoría de que el secuestrador del niño está en su
misma familia”
‘Teoría’ como verborrea y falta de concreción:
(2) “Me gustan esos monólogos de Cantinflas en que se pone todo teórico”
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

‘Teoría’ por oposición a Práctica.


(3) “La gente de sociales es muy teórica. Prefiero a los de agronomía porque
son prácticos”
‘Teoría’ como Norma:
(4) “Teóricamente, la luz amarilla es para prevenir la parada en el semáforo.
Lo que pasa es que aquí la gente hace lo contrario: pisan el acelerador”.
‘Teoría’ como creencia colectiva:
(5) “Eso de que Patricia es un mujerón es pura teoría. No, hombre... mujerón
es Carolina López...”
‘Teoría’ como opinión o postura frente a un problema:
(6) “En el programa de ayer, el Doctor X sostuvo que la delincuencia disminuiría
si se la ataca drásticamente, con todo el peso de la ley, mientras que la
Dra. W fue de la opinión de que el mejor remedio contra la delincuencia
está en la educación y en un mejor nivel de vida. ¿Con cuál de esas teorías
está usted de acuerdo?”
‘Teoría’ como especulación:
(7) “¿Tú no crees en la teoría de la reencarnación?”
Si hiciéramos un análisis de los usos implícitos en las expresiones 1-7 (que
parecen ser usos típicos), notaríamos que, en general, el factor semántico
común es el carácter mental, no factual, de las teorías. En ese sentido,
para el habla cotidiana ‘teoría’ es algo que no se encuentra en el mundo de
los hechos, sino en el de los pensamientos, las actitudes, las ideas, las
representaciones, las palabras, etc. En 1, por ejemplo, ‘teoría’ se usa para
designar una posibilidad, un esquema mental según el cual el secuestrador
es un familiar de la víctima, cosa que no se considera un hecho hasta que
las evidencias lo decidan (si tal esquema quedara demostrado, ya dejaría,
probablemente, de ser llamado ‘teoría’). Igual ocurre en 7, donde la palabra
‘teoría’ se usa para designar un esquema mental de acuerdo al cual las
personas vuelven a nacer en otro cuerpo después de morir. En 2 y 3 se
alude también a la caracterización de ciertas personas cuya acción se orienta
más al mundo de las representaciones simbólicas (ideas y pensamientos,
en el caso de “la gente de sociales” y sólo palabras en el caso de Cantinflas)
antes que al mundo de los hechos palpables. En 4, 5 y 6 también ocurre lo
mismo: tanto los conductores precavidos frente a la luz amarilla, como las
dotes de Patricia y los dos modelos de solución a la delincuencia constituyen
14 datos estrictamente mentales.

Ahora bien, las muestras 2, 4 y 5 nos llevan a advertir que ‘teoría’ designa datos
mentales, pero con independencia de que correspondan o no a los hechos. Así,
mientras en 1, 3, 6 y 7 se trata de representaciones cuya correspondencia con los
hechos no está decidida, en cambio en 2, 4 y 5 se trata de representaciones cuya
correspondencia con los hechos aparece expresamente negada: tal es el caso del
palabrerío de Cantinflas, alejado no sólo de la realidad sino de cualquier sentido;
Teoría y organización

o el caso del semáforo, donde lo teórico es contrario a lo que sucede; o el caso de


las dotes de Patricia, que no son tales con respecto a otras. Sin embargo, para el
habla cotidiana siguen siendo ‘teorías’.

Desde otro punto de vista, sólo las muestras 6 y 7 revelan una aplicación universal
amplia, en el sentido de que se refieren a clases invariantes de hechos y no a
eventos singulares o coyunturales, adscritos a unas coordenadas espacio-
temporales, como ocurre en las muestras 1, 2 y 5. En 1, ‘teoría’ se aplica a un
suceso singular que vincula a personas particulares en un lugar particular y en un
momento también particular. Igual cosa ocurre en 2 y en 3, donde se aplica a
personas con nombre propio. Las muestras 3 y 4 revelan clases de hechos de
universalidad intermedia: aunque la “gente de sociales” y de “agronomía”, así
como la luz amarilla de los semáforos, existen en casi todas partes, sin embargo
no constituyen clases completamente universales de hechos (hubo largos períodos
históricos -y probablemente los volverá a haber- sin semáforos ni especializaciones
en sociales o agronomía). Todo esto significa que ‘teoría’, en el habla cotidiana,
se aplica por igual a clases universales de hechos, a clases de mediana universalidad
y a casos particulares.

Finalmente, notemos que el término se aplica por igual a datos mentales explicativos
del mundo (como en 1, 6 y 7) como a datos mentales descriptivos (como en 2, 3
y 5) y a datos mentales regulativos o prescriptivos (como en 4). Por otra parte, el
hecho de que la especulación (enunciado no comprobable) sea uno de los
significados de ‘teoría’ indica que dicho término se aplica también indistintamente
para juicios contrastables y no contrastables.

Examinemos ahora los usos del término en el terreno de la ciencia. Como dijimos
arriba, las variaciones de significado obedecen aquí a las distintas instancias
operativas del proceso de producción de conocimientos.

En la instancia más general o abarcante de dicho proceso, la palabra se usa para


designar el conjunto global de los logros de trabajo. Así, suele decirse que la
ciencia está constituida por ‘teorías’ y es en ese sentido que oímos expresiones
como “teoría del motor eléctrico”, “teoría de conjuntos”, “teoría de la célula”,
“teoría de las especies”, etc., en que se alude al tipo de trabajo global considerado
como ‘ciencia’, es decir, las construcciones mentales de carácter sistemático- 15
socializado. ‘Teoría’ entonces, viene a ser sinónimo de ‘producto científico general’,
sin distinguir el carácter descriptivo, explicativo o aplicativo que pueda tener.

En una instancia intermedia del trabajo científico, ‘teoría’ tiene el sentido de


hipótesis o suposición. Sólo las hipótesis sistemáticamente concebidas, aquéllas
que se enmarcan en un sistema de enunciados, son las que pueden llamarse
‘teorías’. Más exactamente, entonces, podemos decir que esta palabra es usada
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

corrientemente para hacer referencia a los cuerpos hipotéticos, bien sea a


alguno de sus enunciados constitutivos, bien sea a todo el conjunto completo
de enunciados.

En una instancia más detallada del trabajo científico, teoría es un modelo


universalmente explicativo, o sea, una construcción semiótica (cognitiva y
simbólica) que representa una relación de interdependencia entre dos o más clases
universales de hechos y que tiene el poder de retrodecir y predecir cualquiera de
los hechos particulares abarcados dentro de esa clase universal. En este sentido
de la palabra se refiere a una estructura de respuesta, a un por qué, cuyos
componentes consisten en ‘clases’ universales de hechos y no en simples hechos
singulares. Abbagnano (1987: 1129) sintetiza este sentido del término en tres
operaciones básicas:

a) ‘Teoría’ implica la construcción de un “esquema de unificación sistemática”,


dotado de alto “grado de comprensividad”, lo cual se traduce en su
universalidad, en su potencia de cobertura con respecto a los eventos
singulares. Es en este sentido que se interpreta la famosa expresión de
Einstein: “The grand aim (...) is to cover the greatest number of empirical
facts by logical deduction from the smallest number of hypotheses or axioms.”
Los hechos de la experiencia se nos presentan como separados entre sí por
el tiempo y el lugar, hasta el punto de que, a simple vista, podríamos creer
que son radicalmente diferentes unos de otros (la caída de una manzana, el
deslizamiento de unas rocas por una pendiente, los giros de la luna, etc.).
Las teorías, en cambio, tienen la virtud de subsumir grandes colecciones de
hechos bajo un mismo esquema representacional (la gravitación de Newton,
por ejemplo, logra unificar en un único esquema todas las ‘caídas de cosas’
junto a las órbitas celestes; la relatividad de Einstein logra unificar aun muchos
otros hechos, además de ésos).

b) ‘Teoría’ implica la definición de un “conjunto de medios de representación


conceptual y simbólica” que permita transitar entre el esquema explicativo y
los hechos singulares. Es decir, implica la formulación de un lenguaje
caracterizado por su economía de recursos: simple, claro y eficaz.

16 c) ‘Teoría’ implica la construcción de un “conjunto de reglas de inferencia que


permitan la previsión de los datos de hecho”. En otras palabras, la elaboración
de teorías exige definir aquellos medios por los cuales sus usuarios pueden
derivar enunciados muy específicos, correlacionados con los datos de la
experiencia, partiendo de los enunciados generales del sistema.

Estos son, muy resumidamente, los distintos usos de la palabra ‘teoría’ dentro del
proceso de producción científica. Vemos que, en general, el sentido científico de
Teoría y organización

esa palabra coincide con el sentido cotidiano sólo en su carácter representacional,


en cuanto que toda teoría designa una entidad sin existencia factual (las teorías
no se ven ni se sienten ni se perciben), estrictamente limitada al mundo del
pensamiento y del razonamiento. Por lo demás, y a diferencia del lenguaje ordinario,
en el terreno científico sólo se considera ‘teórico’ aquello que es sistemático y
socializado y, en sus usos más especializados, el término queda restringido a los
enunciados corroborables (contrastables) que forman parte de un sistema y que,
además, tienen alcance explicativo y universal.

Pasemos ahora a considerar el uso del término ‘teoría’ en la esfera de la filosofía


de la ciencia, evitando las distinciones pormenorizadas y ubicándonos más bien
en una visión esquemática y globalizadora. En primer lugar, dentro de lo que
podríamos llamar la ‘filosofía general’ o no especializada (el caso de la filosofía
de la ciencia, por ejemplo, es ya un área especializada), ha sido muy extendido el
uso de la palabra ‘teoría’ en contraposición al de ‘práctica’ o ‘praxis’. Aristóteles,
ya en su tiempo, había utilizado la palabra para referirse a la abstracción de
cualquier práctica y al principio del que se sigue o del que procede la práctica. En
este sentido amplio, el binomio ‘teoría / práctica’ viene a ser sinónimo del binomio
‘conocimiento / acción’. Algunos filósofos (especialmente dentro del marxismo
ortodoxo; véase por ejemplo, Rosenthal y Ludin, 1984: 451 ), al usar el término
‘teoría’ como polo relacional alterno a ‘práctica’, lo conciben estrictamente dentro
del dominio del conocimiento científico, mientras que otros lo conciben dentro del
dominio del conocimiento en general, incluso el de tipo técnico, artesanal o
cotidiano. Así por ejemplo, reconocemos a un buen sastre o a un buen zapatero
por las tareas específicas que son capaces de cumplir (‘práctica’), pero no serían
eficientes si no dispusieran en su mente de un sistema informacional relativo a la
confección de ropa o de calzado (‘teoría’): tipos y características de las telas y
cueros, función de los instrumentos de trabajo, esquemas operativos, etc.

En segundo lugar, y también dentro de la filosofía general, la palabra ‘teoría’ es


usada a menudo para designar alguna ‘doctrina’ de pensamiento. No es extraño
oír hablar (o leer), por ejemplo, de la ‘teoría creacionista’ (según la cual el universo
se debe a un creador) o de las ‘teorías’ socialcristiana o socialdemócrata, etc.

Pero, hablando propiamente en el terreno de una epistemología o filosofía de la


ciencia, el término varía según las ‘jergas’ correspondientes a los distintos 17
paradigmas o enfoques. Para el empirismo lógico, por ejemplo, ‘teoría’ es
representación generalizada verídica (verificable) de una realidad externa, con la
cual se correlaciona mediante mecanismos de enlace entre un lenguaje teórico y
un lenguaje observacional (fisicalismo). Para el racionalismo crítico, las teorías
son “redes que lanzamos al mundo” con la intención de acceder más fácilmente
a su funcionamiento y a su manejo o control, pero no mediante referencias ubicadas
en el mismo mundo (objetivas), sino mediante esquemas socialmente compartidos
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

(intersubjetivos), del mismo modo en que se comparten los esquemas de la lengua


o de la interacción personal. Para el pragmatismo, las teorías no son propiamente
una representación del mundo acerca de la cual se pueda afirmar su verdad o
falsedad, sino una construcción inteligente, acerca de la cual sólo se puede afirmar
su ‘eficiencia’ o ‘ineficiencia’ y cuyo valor radica en la utilidad que demuestren
frente a los problemas y necesidades de la humanidad. Para la fenomenología de
Husserl y el sociohistoricismo de Dilthey, el término adquiere un sentido diferente
para el caso de las “Ciencias del Espíritu”, donde lo que importa es la
“comprensión” y ya no la “explicación”, como es el caso de las ciencias de la
naturaleza. A partir de allí, los representantes de la Escuela de Frankfurt postulan
el carácter de “crítica social” que han de tener las teorías, al tiempo que las
corrientes influidas por Schutz (interaccionismo simbólico, etnometodología,
investigación-acción, observación participante, etc.) desechan el carácter universal
de las teorías para centrarse en la interpretación de los casos y “escenarios”,
llegando incluso a postular una “teoría de lo singular”.

En general, la filosofía de la ciencia de corte ‘analítico’ (cuyo ideal es la absoluta


interdisciplinariedad entre cualquier tipo de ciencia, tanto de la naturaleza como
del espíritu) usa la palabra ‘teoría’ en el sentido de representación abstracta,
universal, explicativa, sistemática, socializada y contrastable (susceptible de crítica
y de rechazo) de algún tipo de realidad que, aunque no esté en el mundo de las
cosas independientemente de la actividad del sujeto cognoscente, sí está, por lo
menos, en el mundo de los esquemas supraindividuales, más allá y al exterior de
las conciencias personales subjetivas. En cambio, dentro de la filosofía de la
ciencia de corte fenomenológico y sociohistoricista (cuyo ideal es la comprensión
vivencia l-experiencial de los significados simbólico-culturales, por vías y métodos
alejados de las ciencias formales y materiales), la palabra ‘teoría’ se aproxima
más al sentido de reflexión, ensayo libre, interpretación socio-psicológica, etc.

1.1 Tipos de teoría según el enfoque epistemológico

Tanto la construcción como la evaluación de teorías dependen fundamentalmente


del enfoque epistemológico previamente adoptado, ya que es éste el que contiene
los parámetros para concebir la naturaleza, la función y la estructura de las teorías.
De ese modo, el concepto de teoría cambia según cada enfoque epistemológico.
18 Por ejemplo, en el enfoque ‘empirista-inductivo’, el que está convencido de que
hay una realidad externa independiente del sujeto que la conoce y de que el
conocimiento de dicha realidad se genera a partir de los datos de la percepción
sensorial y de la observación, la teoría es un hallazgo universal, aritmético y
frecuencial, del patrón de ocurrencia, del modo en que se suceden los hechos,
hallazgo que debe luego expresarse en términos de un sistema de leyes.
Teoría y organización

En el enfoque ‘racionalista-deductivo’, el que está convencido de que la realidad


externa es independiente del sujeto que la conoce y de que el conocimiento se
genera a partir de las capacidades del cerebro humano y de sus facultades de
razonamiento, la teoría es un diseño, una formulación mental, un invento, que
imita aquellas estructuras universales y abstractas que son las responsables de
los procesos observacionales aparentemente diferentes entre sí y que subyacen
a las distintas casuísticas y a las observaciones y frecuencias aparentemente
diferentes del modo en que ocurren los hechos.

Finalmente, en el enfoque ‘interpretativo-simbólico’, aquel que está convencido


de que la realidad depende del modo en que la vemos y la pensamos y de que el
conocimiento es producto de nuestras propias intuiciones internas, de nuestras
vivencias y de nuestra propia conciencia, la teoría viene siendo una especie de
definición o de traducción del modo en que los grupos sociales y los individuos
perciben los hechos desde su propia internalidad o desde su propia conciencia
(para más detalles sobre las concepciones de teoría según el enfoque
epistemológico, véase Padrón, 1996; para la noción de enfoque epistemológico y
sus tipos, véase Rivero, 2000 y Camacho, 2001).

En cuanto al uso de las teorías según el tipo de investigación (dentro de la


trayectoria diacrónica de los Programas de Investigación), hay que decir que en
las investigaciones descriptivas las teorías suelen tener el carácter de ‘teoría de
entrada’ (véase más adelante), en el sentido de que esa clase de estudios, aunque
típicamente no construyen teorías, sí suelen utilizarlas para definir las categorías,
criterios y parámetros bajo los cuales elabora sus descripciones del mundo.

En las investigaciones explicativas suele haber ‘teorías de entrada’ y,


obligatoriamente, ‘teorías de salida’, las cuales constituyen el producto terminal
en esa clase de estudios.

En las investigaciones contrastivas o evaluativas (aquéllas que se orientan a


determinar la adecuación de una o más teorías) las teorías constituyen, justamente,
el objeto de estudio. Son aquello en cuyo análisis se centra el esfuerzo del
investigador. Finalmente, en las investigaciones aplicativas (aquéllas que se orientan
a producir tecnologías, tanto materiales como humanas o esquemas de
intervención), las teorías constituyen típicamente el sustrato inicial (con carácter 19
de “teoría de entrada”) a partir del cual estos estudios derivan sus propuestas de
acción, uso e intervención.

Es evidente que, de acuerdo al tipo de investigación que se plantee, las teorías


van a tener una función diferente. Resumiendo, puede decirse que las teorías
constituyen puntos de partida (teorías de entrada) para el caso de las investigaciones
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

descriptivas y aplicativas, que constituyen tanto puntos de partida como producto


terminal para las investigaciones explicativas y que funcionan como objeto de
estudio para el caso de las investigaciones contrastivas (evaluativas).

1.2 Tipos de teoría según su función dentro de la investigación


(Padrón, 2002)

En el proceso de investigación las teorías suelen tener funciones diferentes.


Por un lado, de acuerdo al momento o instancia en que se plantean, tenemos
dos tipos:

a-teorías: las teorías pueden usarse como plataforma


• Teorías de Entrada 0a
de entrada para la formulación misma del problema o pregunta de investigación.
Se trata en este caso de teorías preexistentes que son seleccionadas como
marco de análisis y de consideración con respecto a los objetivos de trabajo y
a las perspectivas de desarrollo de las soluciones o respuestas. En las
investigaciones descriptivas, por ejemplo, estas teorías de entrada pueden jugar
un papel importante en lo que se refiere a la búsqueda de categorías de análisis
y de criterios observacionales en general; en las investigaciones explicativas
(o teóricas) las teorías de entrada constituyen una visión preliminar del problema
bajo estudio (Einstein, por ejemplo, consideró la teoría electromagnética y aun
la misma teoría del éter como teorías de entrada para la construcción de su
propia teoría de la relatividad); en las investigaciones contrastivas o evaluativas
las teorías de entrada son precisamente aquéllas que se someten a evaluación
y crítica; y en las investigaciones aplicativas o tecnológicas las teorías de
entrada constituyen el soporte esencial a partir del cual se proponen prototipos
y aplicaciones de uso y acción.

• Teorías de Salida o w-teorías: son aquellas teorías que cumplen el papel de


hallazgos o explicaciones adecuadas a un determinado problema.
Evidentemente, este tipo de teorías sólo existen en las investigaciones
explicativas (aquéllas orientadas a producir teorías). Las Teorías de Salida
constituyen el producto terminal de este tipo de investigaciones.

Por otro lado, de acuerdo a su utilidad con respecto a las exigencias empírico-
20 teóricas o metodológicas, las teorías pueden tener una función más ligada a las
necesidades observacionales y explicativas o más ligadas a las necesidades
operativo - procedimentales. Según esto, tendríamos dos tipos de teorías:

• Teorías de Servicio: son aquéllas que no guardan una relación directa con
los hechos bajo estudio sino más bien con las condiciones metodológicas de
trabajo. Por ejemplo, la Teoría de Probabilidades (en el caso de los diseños
estadísticos) es una teoría de servicio muy útil para el tratamiento metodológico
Teoría y organización

de una infinidad de problemas, independientemente del contenido específico


de dichos problemas. Lo mismo ocurre con la Teoría de Conjuntos, de
Relaciones y Funciones, las cuales permiten el manejo organizado de
propiedades y conceptos, independientemente del contenido empírico y teórico
de éstos.

• Teorías Sustantivas: son aquéllas que guardan una relación directa con el
contenido empírico y teórico de los datos de la investigación. Así, por ejemplo,
la Teoría de la Acción ha sido en muchos estudios una importante teoría
sustantiva para explicar los hechos discursivos, comunicacionales y lingüísticos.

Una síntesis de estos tipos de clasificación se visualiza en la tabla 1:

Criterio de Clasificación Tipos de Teoría


ENFOQUE EPISTEMOLÓGICO Interpretativa-simbólica (subjetivista)
Empirista - Inductivista (objetivista)
Racionalista - Deductivista (intersubjetivista)
FUNCIÓN DENTRO DE LA INVESTIGACIÓN De Entrada o a-teorías
De Salida o w -teorías
De Servicio
Sustantivas

Fuente: Adaptado de Padrón, 2002

2. ¿Qué es organización?
José Rodríguez de Rivera (1999)

Lo primero que se constata al aproximarse al tema de la organización es una


enorme diversidad de definiciones por lo que no parece inapropiado hablar de
una “jungla teórica”. Hay definiciones como la del Diccionario de la Real
Academia Española (organización: efecto o acción de disponer las cosas de
forma ordenada) donde organizar es definido como ‘ordenar’, pero no se dice
qué es ese ordenar. Otras identifican organización con sistema de acción
conscientemente coordinado (Barnard 1938).

Schein (1988) especifica algo más: organización sería así la “coordinación racional 21
de las actividades de un cierto número de personas que intentan conseguir una
finalidad y objetivo común y explícito mediante la división de funciones y del
trabajo, a través de una jerarquización de la autoridad y la responsabilidad” .

Enmarcado en su teoría sociológica de la que ha brotado el “comunitarismo”,


Etzioni (1964) concebía la organización como entidad social deliberadamente
creada y recreada para alcanzar objetivos concretos. Se caracterizaría por la
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

división del trabajo, el poder y las responsabilidades en las comunicaciones;


divisiones no producidas por azar o por tradición, sino de forma deliberada.

Katz y colaboradores (1978), en un marco de referencia a la teoría cibernética,


definen la organización como: un sistema abierto, en el que el input de energía
y la conversión del output en posteriores inputs energéticos consiste en
transacciones entre la organización y su entorno. Esos sistemas articulan otros
diferenciados según funciones y coordinados, y se realizan a través de un sistema
de roles. Una organización humana constituye una estructura artificial, con
propiedades únicas, una estructura que consiste en actos o eventos más que en
componentes físicos invariables.

Porter, Lawler, Hackman (1975) delimitan cinco notas esenciales en una


organización:

Estar compuestas de individuos y grupos


Constituirse para la consecución de fines y objetivos específicos
Utilizar para ello la diferenciación de funciones
La coordinación racional de las mismas, y
Manifestar cierta permanencia temporal y delimitación espacial.

Abrahamsson (1993) define las organizaciones como estructuras configuradas


según un plan diseñado por una persona, grupo, o clase con el deliberado y expreso
propósito de conseguir ciertos objetivos, objetivos dentro de los intereses del
mandator, y a con frecuencia opuestos a otros intereses. La organización es
empleada como recurso por distintos agentes como medio para realizar esfuerzos
racionales y planificados. La razón de su existencia es la realización de un trabajo,
o de un proceso de producción (material o inmaterial).
El uso racional de este recurso es limitado por factores económicos, técnicos y
políticos que delimitan el marco de la acción racional, el horizonte o área en que
son relevantes los motivos de la conducta.

La teoría (instrumental de Abrahamson) de la organización se enfrenta con tres


problemas mayores:

22 a) Cómo puede hacerse más eficiente la organización


b) Cómo puede ser más representativa
c) Cómo sus actividades podrán satisfacer intereses y conseguir objetivos del
mandator.

Dado que la lista de definiciones se alargaría demasiado, prefiero aquí pasar a


presentar una sistematización de los aspectos o dimensiones considerados
generalmente como más relevantes.
Teoría y organización

ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL ORGANIZAR

En general se admite que “organizar” no es igual a introducir una mera


regularidad, un orden impuesto desde instancias superiores, pues existen muchos
sistemas, a los que se denomina “organizaciones”, pero que realmente no parece
estén bien “organizados”.

Dado que existen instituciones u otras agrupaciones sociales en las que se critica
su mala o casi nula organización, se plantea la cuestión: ¿qué es lo que significa la
expresión “un sistema está organizado”?, o ¿Qué es lo esencial en el organizar?

La dimensión funcional-instrumental del proceso de organización

En la comprensión (práctica) más difundida del organizar, esta actividad, y su


resultado, la organización, son vistas como una “función” desempeñada por la
Dirección, es decir, como tarea necesaria para el cumplimiento de los fines del
sistema. Cuando el administrador Fayol elaboraba su concepto teórico, era pues
lógico que primero observara la “dirección” del sistema, como la que debía
desempeñar determinadas tareas de planificación o control, etc., y una de ellas es
la “organización” del conjunto. Esta idea “funcionalista” del organizar (donde
‘función’ se entiende en un sentido burocrático: como desempeño de determinadas
tareas) comprende pues esta tarea como uno de los factores “dispositivos”
(terminología de Gutenberg), o “secundarios” (terminología de Porter, en referencia
a los elementos primarios de la cadena de valor, es decir, los directamente implicados
en la transformación de inputs en outputs). La “disposición” sólo tiene como
finalidad combinar recursos y operaciones de una forma óptima (económicamente).

De suyo el organizar, a pesar de considerarse “función” es, en el fondo, sólo un


medio, un instrumento.

En lo esencial, esta actividad se centra en la planificación y coordinación de


tareas (como vieron los “clásicos” Nordsieck y Kosiol), se trata pues de un
concepto instrumental del organizar. Su modo de observar el quehacer humano
en entornos de cooperación se caracteriza por englobar en el horizonte observado
no sólo un orden en sí, sino un ordenar orientado a la consecución de
determinados objetivos. Por eso, en la línea alemana de pensamiento sobre el 23
organizar, los procesos han sido vistos como un elemento más relevante que las
estructuras (expresadas en los organigramas), que no son sino el resultado del
trabajo de configuración.

El “organizador” es así comprendido como arquitecto diseñador de la


configuración de procesos y de la infraestructura de puestos, departamentos, etc.
Organizar es comprendido pues como actividad instrumental, al servicio de la
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

consecución de los objetivos del conjunto. Se trata pues de una actividad realizada
de acuerdo a la “racionalidad instrumental”.

Este concepto, que sobre todo se ha desarrollado en el horizonte de problemas de


la actividad empresarial, y que fue el preferido en la orientación de la teoría
económica de la empresa (término que tampoco traduce exactamente al alemán:
“Betriebswirtschaftslehre” = “BWL”), realiza pues una conceptualización del
“organizar” como actividad procesal necesaria para que el colectivo o entidad
social a ordenar pueda lograr mejor sus fines. La estructura organizativa es así
resultado de tal actividad y, al mismo tiempo, “infraestructura” para el desarrollo
de las actividades de “producción” (de creación de valor funcional) del sistema.

La BLW es realmente, hasta la fecha, la única teoría global elaborada en


categorías económicas no sólo sobre las entidades que llamamos empresas,
sino también sobre toda actividad económica desarrollada en combinaciones de
factores productivos que se realicen con el fin de optimizar o racionalizar el
empleo de recursos en la obtención de ciertos objetivos medibles en el espacio
métrico del dinero.

El acento sobre la dimensión estructural de la organización

Tanto en la sociología como en las ciencias empresariales se ha desarrollado un


enfoque sobre la organización para el que lo central es el aspecto estructural.

Esta estructura es comprendida en el sentido de una estabilización de interacciones


en un colectivo (Millar / Form 1967), es decir, de la emergencia de esquemas de
conductas interaccionales (patterns), esquemas comprendidos bajo la categoría
de regulación. La dimensión estructural de la organización es vista como causada
por “reglas”, como procedimientos o rutinas (Nordsieck 1934, 1960 ; Ulrich 1949;
Grochla 1966, 1972 ; Schwarz 1977). El concepto de organización que subyace al
modelo burocracia se sitúa en esta línea conceptual.

Al acento sobre el factor “regulación formalizada” se ha debido contraponer,


como contrapeso que explique una realidad social que empíricamente se constata,
no está tan rígidamente configurada: la dimensión de la organización informal.
24 En este sentido, no se predica de una institución como la empresa el ser
organización, sino el poseer una organización - que es vista como uno de los
subsistemas funcionales de la institución-empresa (Bleicher 1971).

La dimensión cognitivo-institucional de organización

En la literatura sociológica, el concepto de organización social trataba las


cuestiones del ordenamiento del todo social, por ejemplo, en relación a aspectos
Teoría y organización

como la cultura. Sólo al desarrollarse una nueva sociología de las organizaciones


se ha introducido la idea de la “organización” como una clase especial de sistema
social. Esta idea se utiliza como el “género” “institución”. Este concepto
institucional de organización domina en el ámbito anglosajón e identifica
organización con la entidad institucional. Así el término organización suele designar
el todo del sistema, la empresa, el organismo de la Administración etc., no una
dimensión, función o actividad del sistema social. Ahora bien, en la comprensión
de lo que es institución se manifiestan divergencias enormes entre las distintas
tendencias o enfoques.

Dentro de esta comprensión institucional del organizar hay evidentemente


muchas variantes.

En definición de contenidos mínimos, la organización es considerada como sistema


social orientado a la consecución de objetivos (Parsons 1956 ; Blau / Scott 1963;
Mayntz 1963 ; Scott 1964 ; Etzioni 1964).

Precisando algo más, se añaden las características de pertenencia, identidad


colectiva, diferenciación de roles, delegación de responsabilidades, coordinación
interna, sustituibilidad de miembros, y conducta racional (Caplow 1964; Scott
1964; Presthus 1966 ; March / Simon 1967; Hall 1972 ).

En el punto de arranque de esta identificación organización = institución, se


encuentra la comprensión cotidiana directa del “organizar” (pero ésta ha quedado
ya marcada por conceptos teóricos, como se ha visto en el recorrido histórico que
ha dado lugar a la conciencia organizativo-tecnocrática de la sociedad actual).

Al observar la cola de 30 personas en la ventanilla de un banco, y al observar una


empresa de informática con 30 empleados, podemos plantearnos la pregunta del
por qué, normalmente, todos decimos que la primera agrupación, por ordenada
que esté la cola, no es una “organización” y la segunda sí.

Si intentamos una primera aproximación a la forma de observar la “dimensión”


cognitivo- institucional de la organización volviendo al ejemplo, constatamos
que los individuos de la cola - a los que se niega formar parte de una
“organización” (una institución) - tienen cada uno sus propios planes de viaje, 25
sus objetivos, etc.; pero que se trata de un grupo sólo provisional, que está
cambiando constantemente al llegar nuevos viajeros y al ser despachados otros.
En cambio, en la empresa hay constancia en la pertenencia, tienen objetivos
comunes, desempeñan tareas coordinadas. Es decir, encontramos que la
existencia de una “institución-organización” requiere el cumplimiento de ciertas
condiciones. Las principales son:
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

• Orientación a objetivos específicos del sistema. Estos no tienen que coincidir


con los de los miembros del sistema - a veces existirá sólo un recubrimiento
muy parcial entre ambos tipos de objetivos. El empleado utiliza el cumplimiento
de los objetivos del sistema como medio para realizar los propios (por ejemplo,
lograr ascenso, asegurar su empleo).

• Una regulación en la división del trabajo. Es claro que un sistema organizado


consta de varios individuos; o mejor dicho: de las actividades de varios individuos.
Esas actividades se coordinan, se ajustan unas a otras de modo que contribuyan
a la consecución de ciertas metas; y esa coordinación se realiza según ciertas
pautas o reglamentaciones establecidas y reconocidas como vigentes.

• Finalmente, las organizaciones son observadas como poseyendo fronteras,


divisorias entre lo que está dentro y fuera, y esto no sólo en relación a sus
miembros, sino, sobre todo, en relación a sus operaciones. Un sistema
organizado, una organización (entendida como institución) se diferencia de su
entorno y se mantiene como tal, sólo en la medida en que puede mantener esa
frontera divisoria frente a ese entorno (en que ciertamente, puede percibir
otros sistemas organizados, pero como “otros”). Por esta razón, la diferencia
básica en la consideración institucional es la de la:

• Pertenencia / no pertenencia a la institución: Los miembros de la empresa del


ejemplo se observan a sí mismos, en la medida en que desempeñan ciertas
tareas, como perteneciendo al sistema. Y es esa visión de su pertenencia al
sistema la que les hace ser conscientes de que deben cumplir las expectativas
puestas en sus distintas funciones por pertenecer al colectivo institucional.

En referencia a esta consideración de lo institucional recuérdese que al exponer


el tema de los enfoques cognitivo-institucionales se ha mostrado cómo distintos
autores acentúan cada vez más el papel “constructivista” de los miembros del
sistema en la constitución del sistema. Esa dimensión no era considerada en la
observación funcional o instrumental del organizar, pero es, en consonancia con
la experiencia, algo esencial. Por eso incluso se llega a afirmar que organizar no
es sino una forma de “comprender” (y actuar consecuentemente) la realidad.

26 Lo descubierto en este planteamiento cognitivo-institucional es que junto a la


observación de la gramática superficial (los organigramas, los reglamentos,
la estructura visible) es también imprescindible penetrar (algo así como con
el láser de los nuevos sistemas de disco compacto que utilizan distintas
frecuencias luminosas para trabajar en estratos superpuestos), en las capas o
gramática profunda, siguiendo la terminología de la “gramática” de Chomsky,
de los sistemas organizados.
Teoría y organización

Ésta podría ser también la aportación positiva del tema de las culturas corporativas,
que al menos han movilizado el interés por esa dimensión antes oculta a los prácticos
del organizar.

Al desvelarse esa dimensión como algo esencial, también se hace posible integrar
en la nueva comprensión del organizar los aspectos antes tratados como
organización informal - contrapuestos a los del formalismo organizativo -, los
procesos no planificados, las disfunciones, etc.

El modo de observar instrumental estrechaba demasiado el horizonte percibido


como relevante, presuponía que las reglas o directrices eran seguidas realmente,
y que explicaban el conjunto del quehacer fáctico. Y decir, que sólo gracias a las
distorsiones o desviaciones de lo reglamentado es como funciona el sistema,
equivaldría a confesar que lo estructurado no es realmente lo esencial.

Estructuras formales e informales de la organización

Otro aspecto relevante en el organizar, objeto de larga discusión, aunque ahora ha sido
desplazado por el tema de la dimensión cognitiva-cultural-valorativa de la organización,
es el del grado de formalización (estructura formal e informal) del sistema organizado.

El punto de partida de la discusión se encuentra en los resultados de la investigación


sobre los grupos o equipos en que se constató que, sobre todo en la gran empresa,
junto al entramado de reglas oficiales, existía un ámbito propio de otras reglas no
oficiales, con sistemas jerárquicos y de sanciones determinadas en los llamados
grupos informales (Millar / Form 1957). Esta constatación supuso un primer punto
de ruptura en la tradición que atribuía el “monopolio del orden” establecido a la
organización formal (Luhmann 1964).

Luego se pasó a contraponer el sistema formal y el informal como dos ordenamientos


en competencia mutua: el mundo jerarquizado de los jefes oficiales, y el mundo de los
operarios y pequeños empleados que buscaba así un espacio de mayor libertad de
movimientos, quizá también de mayor sentido humano, frente al orden rígido de los
esquemas oficiales. Para Gutenberg (1983) ese nuevo co-sistema era visto como
mera “perturbación”: creaba nuevos flujos de información que podían ser incluso
peligrosos para la organización formalizada, que era para él la verdaderamente racional. 27

Quizá bajo el influjo del Movimiento de Relaciones Humanas, los sistemas


organizados se han adiestrado en “integrar” tales corrientes en su sistema
formalizado. Se han incluso manipulado tales dinámicas para ponerlas al servicio
del conjunto recurriendo a estrategias de motivación, supuesta participación,
formación de equipos y similares métodos. La organización informal llegó a verse
como un necesario “correctivo” de la formal (Thomas 1964; Haseloff 1967).
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Los flujos de comunicación informales pueden compensar evidentemente la


unilateralidad de la forma de “observar” oficial, amplían horizontes, y cumplen así
nuevas finalidades del sistema (Luhmann 1964). Por ejemplo, esto sucede en la
medida en que en ese ámbito no regulado oficialmente es más fácil cultivar la
atmósfera de “confianza” que lógicamente surge de forma espontánea, en ámbitos
de formación de colectivos naturales.

Al mismo tiempo, la admisión o tolerancia de la dimensión “informal” suponía el


reconocimiento de la imposibilidad de una regulación racional exhaustiva del
sistema organizado.

Por eso, las recientes teorías que acentúan más la dimensión cognitiva,
valorativa o comunicacional responden a esa constatación de la insuficiencia
de la estructura formalizada (que más o menos se considera siempre debida
a la influencia del modelo burocracia). Algunos autores, como Irle (1963)
habían llegado incluso a renunciar a la distinción entre lo formal y lo informal,
que para él serían sólo categorías del observador analista, no de la realidad
observada, o no surgidas en la misma consideración y forma de comprender
su propia realidad en los participantes del sistema. En la investigación sobre
la cultura corporativa de un sistema se ha vuelto ciertamente a tratar el
tema, pero en otro contexto en que lo que interesa no es ya la diferencia
formal / informal, sino la dimensión más profunda, esa cognitivo-institucional,
de que brotan los comportamientos en la organización.

La teoría de sistemas de Luhmann es la que más ha avanzado en la interpretación


de este fenómeno al considerar que la cuestión ha de replantearse en otros
términos. Se trata de sustituir el modo habitual de consideración-observación
sobre las acciones, en cuanto guiadas por reglas, por un nuevo modo de
observación dirigida a las expectativas sobre los comportamientos.

La formalidad no será así sino una característica de la forma de observar


comportamientos esperados. Una expectativa formalizada es la que viene ligada
a las otras expectativas sobre el desempeño de un “rol” por parte de los miembros
de un colectivo. Del cumplimiento de determinadas actividades por parte del
miembro del sistema se sigue la permanencia en el sistema, del no-cumplimiento
28 se sigue la exclusión.

Se trata así de expectativas referidas no al conjunto, al todo organizado, sino sólo


delimitan ámbitos parciales, por ejemplo, los relacionados con el desempeño de
tales o tales funciones.
Teoría y organización

La dimensión comportamiento en la Organización

El término “behavior” (conducta) comenzó a utilizarse para discutir sobre


problemas organizacionales en los comienzos de la década de 1960-70 al agrupar
en un campo de estudio lo que antes se había tratado muy dispersamente en
referencia a varias disciplinas como: sociología del trabajo, psicología social de la
organización, organización industrial, ciencia y derecho de la organización.

En general, la denominación comportamiento organizacional se aplica al estudio


de los comportamientos de los individuos en las organizaciones. La denominación
teoría de la organización en cuanto empleada en referencia a comportamientos
se refiere a la forma de conducirse una organización.

Los términos conducta o comportamiento se emplean para designar normalmente


formas de actuar animales o individuos humanos pero en los enfoques sobre el
organizar, no sin forzar la semántica original, también se aplica a la forma de
conducirse el colectivo organizado. Implícita queda la afirmación de que tal
conducta del conjunto tiene sus raíces más o menos exclusivamente en las
conductas individuales.

En una primera consideración global de estos comportamientos de individuo y


organización pueden distinguirse los siguientes aspectos:

• En una dimensión cognitiva: las actitudes mentales, las inclinaciones,


preferencias y valores de referencia.
• En la dimensión de inserción del individuo en el entorno: disposiciones a tratar
de una u otra forma con objetos del mundo físico; formas de tratar, seleccionar
y aprovechar informaciones; modos de enfrentarse el individuo con aspectos
sociales.
• En la dimensión de la interacción personal: conductas grupales (dinámica de
grupos) y otros aspectos como comunicación interpersonal, formación de
grupos de amigos, etc.
• En la dimensión de “organización” de colectivos: conductas de unidades
organizativas como secciones, departamentos, empresas u otros modos de
asociación más o menos formalizada en redes (networks).
• En la dimensión del entorno: formas de evolución de entornos socio-políticos, 29
evolución tecnológica, mercados, conductas de la competencia, regulaciones
y marcos gubernamentales o supranacionales, etc.

La mera enumeración de estas dimensiones muestra que el término


‘comportamiento organizacional’ tiene como referente un complejo campo
semántico, es decir, que no se trata de una observación más restringida, como la
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

realizada en las llamadas teorías sobre el factor humano (Relaciones Humanas,


Capital Humano etc.), sino que arroja un foco de luz que delimita un horizonte de
observación que cubre todas las relaciones entre individuo, sociedad y formas de
estructuración organizativa.

La dimensión decisiones en el organizar

En el contexto o meta-enfoque sistémico la decisión no indica un proceso psíquico,


sino que es observada en relación al sistema social, en que el elemento básico es
la comunicación. Por ello es ocioso comunicar una decisión entendida como átomo
del sistema social, si ella misma es ya comunicación. Pero sí es posible comunicar
sobre esas comunicaciones.

Así pues, la cuestión sobre lo que es o no es la decisión dentro del sistema debe
responderse, según Luhmann, en referencia al mismo sistema que se
autoconfigura como sistema de decisiones. Decisión es para el sistema, lo que
él mismo decide que es decisión, no lo que pueda o no parecer decisión a un
observador externo. Si el sistema olvidara el problema de la contaminación,
esto supondría una omisión de decisión necesaria para el observador, pero no
para el propio sistema. Las decisiones se realizan como eventos, se manifiestan
en un momento temporal y desaparecen luego. En realidad, un sistema social
no es una entidad estable sino algo procesual, consta de eventos, no de cosas o
entidades (ni siquiera humanas). Y los eventos, los acontecimientos, acontecen,
es decir, desaparecen como el momento en que sucedieron. Cuando se habla
de modificar una decisión, se está hablando de forma imprecisa, encubriendo el
problema de lo transitorio del evento-decisión; en rigor sólo puede hablarse de
una nueva decisión sobre el mismo tema.

Pero el sistema es proceso de autoreproducción, no como generación de réplicas


idénticas a lo anterior, no como repetición de las mismas decisiones (aunque
pueda decidirse ahora recordar, actualizar una decisión pasada). El sistema, como
ya veía la misma filosofía Taoísta, es puro flujo de eventos que surgen y
desaparecen. Las decisiones acontecen ( o no-acontecen), y por eso no se las
puede modificar (en el sentido riguroso del concepto de modificación).
Desaparecen en el instante en que se las toma, aunque sean a su vez ocasión o
30 incentivo a otras nuevas decisiones.

La dimensión poder en el organizar

Los estudios políticos de la organización adoptan como núcleo de su indagación el


uso del poder, y para ello parten de tres modos clásicos de entender las
organizaciones y el uso del poder dentro de ellas: neo-maquiavelismo, marxismo
y weberianismo (Larson, 1997). El primero (sociología del orden) asume que las
Teoría y organización

organizaciones funcionan mejor cuando son sinónimos los intereses del individuo,
de la institución y de la sociedad. El orden y la armonía se supone que son
características normativas tanto de la sociedad como de las organizaciones. El
conflicto es considerado aberrante y potencialmente desestabilizador para el
sistema. Desde este punto de vista, las organizaciones pueden funcionar mejor
cuando son dirigidas y controladas por «burócratas benevolentes». En este tipo
de estudios se analiza cómo los administradores utilizan el poder para manejar la
cultura, los símbolos y los procesos de consenso dentro de las organizaciones.

La sociología marxista del conflicto cuestiona la visión neo-maquiavélica de la


sociedad. Los marxistas teóricos afirman que los sistemas de poder y de control
impuestos conservan el orden social y de la organización, y no el consenso. Afirman
que los sistemas de poder administrativo impuestos son utilizados para beneficiar a
unos a expensas de otros. Para ellos, los conflictos dentro de la sociedad en general,
y de las organizaciones en particular, son fuerzas normativas para el cambio dentro
del sistema inherentememte desigual. Los teóricos marxistas sostienen que los
administradores abortan las fuerzas para el cambio imponiendo sistemas de control.
Analizan cómo se emplea el poder para eliminar el conflicto y mantener las
desigualdades en un sistema jerárquico que beneficia a la «élite del poder».

La visión weberiana de la sociedad rompe con la dialéctica orden/conflicto porque


afirma que el orden en cualquier sociedad, como ya se ha señalado, está siendo
negociado constantemente y que la lucha política emerge por diferentes sistemas
de significado.

Desde la perspectiva política, el poder procede de las alianzas dominantes más


que de la autoridad formal. Desde el punto de vista académico, se sigue definiendo
el poder como un sistema de autoridad vertical, jerárquico, basado en los roles
formales de la organización. Es un privilegio o atributo de la posición que se
ocupa, de tal manera que se atribuye el poder a quienes, por el cargo, tienen
responsabilidades sobre las organizaciones.

Los teóricos de sistemas tienden a evitar el concepto de poder y a utilizar el de


autoridad, aunque «al hacerlo, respaldan la legitimidad y el consenso, y, nuevamente,
consideran patológico el conflicto» (Ball, 1989:40). Para este autor, el supuesto
de la autoridad es inútil y deforma la realidad. No considera que el poder sea un 31
atributo vinculado a la autoridad jerárquica. Le preocupa el desempeño, la
realización y la lucha, el poder como resultado y no la posición o la capacidad. La
toma de decisiones no es un proceso racional, es un proceso político; en palabras
de Ball (1989:41), la sustancia de la actividad micropolítica. A los resultados se
llega por alianzas, compromisos, transacciones, presiones, resistencias, amenazas
u otras estrategias de acción, y todo ello desempeña un papel en la conquista, el
mantenimiento o la merma del poder de la dirección.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Los teóricos de la organización distinguen entre el poder y el control o dominio en


las organizaciones. El poder es entendido como la habilidad para lograr un objetivo,
incluso venciendo la resistencia de otros, o la habilidad para lograr los resultados
deseados donde existe incertidumbre o disenso sobre una opción. El control es
entendido simplemente como el acto de alcanzar un objetivo.

Desde una perspectiva crítica de las organizaciones, la distinción entre poder y


control empieza a ser borrosa porque, de acuerdo con los teóricos críticos, el
poder se ejerce, a menudo, a través de discretas formas de control.

De hecho, sólo recientemente el poder ha recibido una atención detallada por los
teóricos como un fenómeno organizativo central. Quizás porque, como Anderson
afirma (1990:44), a los positivistas les resulta difícil estudiarlo por no ser
directamente observable ni fácilmente medible. Como control en las
organizaciones, se vuelve más tenue, menos visible, sumergido en la estructura
de la organización. Como poder, se ejerce a través de sutiles mecanismos de
control que pueden resultar difíciles de observar incluso para los investigadores
naturalistas. En la teoría tradicional de la organización es un lugar común creer
que el control no necesita ejercerse de nuevo para cada decisión, puesto que
reside en las estructuras, en las normas, y en el flujo de información de la gestión
(March y Simon, 1958). Anderson (1990:45), en cambio, afirma que tal control se
ejerce también a través de presiones personales y mediante el uso del lenguaje,
las narraciones y los rituales.

REFERENCIAS

• Anderson G.: Toward a Critical Constructivist Approaches to School


Administration: Invisibility, Legitimation, and the Study of Non Events.
Educational Administration Quarterly. Vol. 26, No.1, pp.38-59, 1990.
• Ball, S. (1989). La micropolítica de la escuela. Hacia una teoría de la organización
escolar. Madrid, Paidós/MEC, 1989.
• Chacín, M. y Padrón, J. (1994): Investigación y Docencia. Caracas: USR
• Camacho, Hermelinda (2001).Enfoques Epistemológicos y Secuencias
Operativas de Investigación. Tesis Doctoral. URBE/linea-i.
32
• Campbell Tom (1992): “Comparación y Valoración de Teorías”, en Campbell,
T.: Siete Teorías de la Sociedad. Madrid: Cátedra. Pp. 39-66.
• Friedrich, Gustav (2000): Theory Construction: Methods of Inquiry Syllabus.
The State University of N. J., Rutgers. N.J.
• Disponible: http://www.scils.rutgers.edu/~gusf/514syllabus.html.
Teoría y organización

• Hernández, Acacia (2001): Pragmática de la Investigación. Caracas: LINEA-I.


• March, J. & Simon, H.: Organizations. New York,John Wiley, 1958.
• Padrón, José (2002): Diseño y Evaluación de Teorías, Tutorial y Lecturas.
Material en CD Rom. Caracas: LINEA-I.
• Padrón, José (1996): “Qué es ‘Teoría’”, en Chacín, M. Y Padrón, J.:
Investigación – Docencia. Temas para Seminario. Caracas: Publicaciones del
Decanato de Postgrado, USR.
• ___________ (1994): “El Componente Sociológico en los procesos de Difusión
y Uso del Conocimiento”, en Fomento y Organización de la Investigación
para la Nueva Era. Caracas: Colegio Universitario de Caracas.
• Rivero, Norma (2000): Estilos de Pensamiento y Enfoques Epistemológicos.
Tesis Doctoral. Caracas: USR/linea-i
• Rodríguez, Rivero, José.( 1999). El concepto de Organización. Departamento
de Ciencias Empresariales. Universidad de Alcalá. España.
• Stahl, Gerold (1997): Estructura y Conocimiento Científico. Paidos:
Buenos Aires.

33
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

34
De la teoría de las organizaciones a los estudios organizacionales

Capítulo II
De la teoría de las organizaciones a los
estudios organizacionales

P
ara evitar una apropiación disciplinaria del objeto (sociología...
antropología...economía....historia... de las organizaciones) denotando el
carácter parcial de sus aproximaciones y la naturaleza sectaria de las
disciplinas, y dado que reconocemos a las realidades organizadas como problemas
complejos que desbordan las parcelas institucionalizadas del conocimiento, es
preferible utilizar el término más comprensivo de Estudios Organizacionales (EO).
Así en lugar de pensar en una disciplina cerrada, nos referimos a un espacio
transdisciplinario en el que se desarrollan un conjunto de enfoques y propuestas
que, desde diversas posturas paradigmáticas, enfrentan y / o explican los problemas
tanto de estructuración de las organizaciones, como los de su gobierno y conducción.
( Ibarra, 2003)

La elección de la denominación “Estudios de la Organización” para agrupar una


serie de estudios sobre temas tratados en una de las áreas centrales de una
Facultad de Ciencias Estratégicas puede quizá sorprender a más de uno. ¿Por
qué, por ejemplo, no se han denominado estudios de economía de la organización?.
Pero aquí partimos de la convicción de que la disciplina científica que estudia los
fenómenos y problemas de la Organización, al menos en el ámbito de conceptos
teóricos, tiene un alcance mayor que las disciplinas sobre Dirección comprendida
como Management o sobre la dimensión económica (Teoría Económica de la 35
Empresa). El plantear y analizar los temas y problemas específicos de tales
disciplinas presupone conocimientos (de un orden más amplio) de la Teoría de la
Organización. Por tanto, aquí serán tratadas simplemente como disciplinas
subordinadas o que estudian aspectos parciales de la Organización.

Podemos justificar esta elección, siguiendo el estilo tradicional de la vieja


“Disputatio”. Por ello se presentan primero las razones en contra, luego se
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

muestran los argumentos contra esas razones y finalmente los argumentos en pro
de la opción elegida. ( Rodríguez, 1999)

Argumentos en contra

En contra de nuestra opción por el enfoque “Organizacional” aparecen dos bloques


de razones: (1) el de la visión “económica” y (2) el de la visión “gestión”
(Management).

Junto a esos dos tipos de planteamiento de estos problemas existen ciertamente


otros enfoques con peso en la actividad académica, como el de la “Sociología” de
las organizaciones o el de la “Psicología Industrial”. Pero esos enfoques no
pretenden en modo alguno abarcar todo el campo de problemas que sí se tratan
desde los otros enfoques. Por esta razón nos limitamos aquí a exponer esos dos
primeros planteamientos.

(1) En contra de esta opción está evidentemente el modo habitual en que se han
estructurado en nuestro medio los aspectos curriculares básicos en los
programas de pregrado en Administración, en las que a pesar de que en el
decreto 938 de mayo de 2002 sobre estándares de calidad, se habla de un área
de la administración y las organizaciones, en realidad el enfoque dominante
supone realmente una visión de ese ámbito de problemas desde el marco
conceptual de la Economía. En este planteamiento “económico” pueden
analizarse no sólo las instituciones de carácter estrictamente económico, como
las empresas o la institución mercado, sino también otras en que la dimensión
económica es también esencial (organismos públicos, centros de formación,
etc.) El organizar es comprendido ahí como mero instrumento al servicio del
logro de los objetivos económicos. La organización (“dispositiva”) es así
comprendida como uno más entre los factores o recursos para optimizar
resultados económicos. La racionalidad propia de este planteamiento es
evidentemente la económica (la que suele referirse al “Rational Choice”).

(2) La otra opción en contra, la preferida en el ámbito de influencia norteamericana,


es plantear estos trabajos como Estudios de Management y de sus Estrategias
y Técnicas. Ahí se comprende el término “management”, en el sentido más
36 amplio del concepto de Dirección, como clase superior (genus) y el de
organización como una de las subclases (species) donde se implementa o
realiza ese dirigir, junto a las de: planificar, dirigir, organizar-coordinar o controlar
el sistema.

En este enfoque, el mismo control económico es visto como un instrumento,


posiblemente el principal, para ejercer las actividades propias de la Dirección,
que además de la consideración de los aspectos económicos tiene que facilitar la
De la teoría de las organizaciones a los estudios organizacionales

consecución de los objetivos del propietario o “principal” (o “mandator”) del sistema,


quien evidentemente confía normalmente al Agent (o “executive”), es decir al
Top Management. El esquema organizativo es pues esencialmente jerárquico.
Junto a la lógica del “rational choice”, el sistema debe recurrir también a la lógica
del poder (el sistema es pues al mismo tiempo una institución con características
esenciales políticas). En esta forma de ver la realidad de los sistemas organizados,
es natural que el “organizar” sea visto como algo esencialmente subordinado al
ejercicio de la autoridad confiado al Top Management.

En contra de los argumentos contrarios a la opción “enfoque organizacional”

La refutación de estos argumentos se realiza aquí en referencia a una comprensión


de lo que es la comunicación argumentativa que a su vez presupone, como cualquier
otra argumentación una posición epistemológica. Esta, nos lleva a aceptar una
epistemología constructivista orientada según una comprensión de la comunicación
humana como base de toda construcción de conocimientos, es decir, la que
llamamos Epistemología de la Complejidad, en la que es básico el concepto de la
observación. Por tanto, antes de pasar a analizar los contenidos conceptuales de
una argumentación hay que observar al mismo observador que toma la posición
(1) o la (2).

En contra de la argumentación del enfoque económico, podemos, en primer lugar,


recurrir al conocimiento cotidiano, el common sense de Moore, que junto a las
empresas u otras organizaciones orientadas estrictamente a lo económico, existen
muchos sistemas sociales organizados: ONGs, iglesias, el ejército, instituciones
benéficas, etc., cuya realidad no podría ser descrita adecuadamente si sólo se
observaran las magnitudes económicas, evidentemente importantes, pero que no
son lo verdaderamente constitutivas de tales entidades sociales.

En este mismo nivel de consideración es evidente que el análisis de una serie de


aspectos de la praxis organizacional (como los modernos métodos de logística de
distribución con apoyo de las nuevas tecnologías de la información) no pueden
ser descritos meramente con categorías contables o económicas; su descripción
puede requerir modelos como el ARIS para analizar según el clásico esquema,
utilizado en las bases de datos relacionales, algo que evidentemente ni el más
obsesionado por el enfoque economicista intentará explicar desde categorías 37
contables o de matemática financiera.

El que hoy la praxis (que parece sería en lo que un enfoque teórico debe
fundamentarse en el ámbito del conocimiento científico) se apoye en métodos
prácticos como los de la gerencia de la calidad total, Lean Production, Business
Process, Reengineering etc., significa que para el responsable de decisiones, las
magnitudes de “tiempo” (time-to-market, lead-time, etc.), o de calidad-valor (como
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

en el Value Análisis / Value Engineering), etc., pueden ser mucho más relevantes
que las describibles en un lenguaje especializado construido unilateralmente sobre
magnitudes monetarias (ingresos, costos, beneficios etc.).

Pero junto a este primer barrido crítico, por así decirlo, empleando una luz láser
con mayor poder de penetración analítica, podemos comprobar que las dificultades
del enfoque económico provienen de factores más complejos.

El planteamiento desde la teoría económica se basa en una serie de


presuposiciones de orden filosófico, que no son cuestionados y se aceptan sin
más crítica (Brodbeck 1998). Esto afecta a todo enfoque que parta de la Teoría
Económica denominada “neoclásica” pero también a los planteamientos de la
escuela alemana de la BWL, que, a pesar del esfuerzo y avances logrados desde
Schmalenbach y Gutenberg hasta Albach y García Echevarría, como se muestra
en su forma de comprender las ”funciones de producción” o el mismo concepto
de “producción”, sigue anclada en el “framework” de la microeconomía.

La crítica más detallada a este enfoque se desarrolla desde una “teoría crítica”
de la organización. Aquí bastará resumir alguno de esos puntos. El enfoque
“económico” sobre la organización, presupone la validez de una forma de
conocimiento por “representación” y “modelización” de la realidad (a su vez
basada en una teoría de la verdad como “correspondencia”) y confunde la
descripción con lo descrito.

También presupone que la reducción selectiva operada al construir una serie de


conceptos “abstractos” (función, elementos del cálculo económico, recursos o
factores de producción, etc.) y/o de las magnitudes cuantificables correspondientes,
permite no sólo conocer, hacer predicciones y manipular la realidad “representada”
en tales modelos. Esta “creencia” en el poder de la modelización y poder del
cálculo, contradice una constatación realizada ya en los años veinte por Gödel
(sobre la incompleción), luego por Church sobre las limitaciones de todo sistema
formalizado. Von Foerster, basándose en el esquema de la máquina de Turing, ha
demostrado matemáticamente la “trans-computabilidad” de toda máquina no-
trivial, es decir, la de todo sistema con un mínimo de complejidad interna. Por
tanto, el ideal o meta de esas teorías que presuponen que es posible establecer
38 una correspondencia punto a punto entre el conjunto de proposiciones de la teoría
(sus magnitudes, sus modelos, las funciones que formulan las “leyes” que rigen la
evolución de esas magnitudes, etc.) y el conjunto de “entes” del segmento de la
realidad del que se construye el modelo, es un ideal irrealizable.

El desideratum en la construcción de esos modelos era lograr para el ámbito de


la realidad económica (mercado, empresas, hogares consumidores) un modelo
con las mismas potencialidades de explicación nomológica (nomos= ley) que los
De la teoría de las organizaciones a los estudios organizacionales

teóricos de la economía primero, y luego algunos teóricos de la BWL, pensaban


poseía el modelo de la física clásica con sus leyes formuladas en una matemática
bien precisa. El que la física cuántica haya tenido que renunciar a esos modelos,
a su determinismo, y que hoy el paradigma teórico de la nueva física (por ejemplo,
en Prigogine) se construya en un entorno de “complejidad” muy cercano al de la
nueva biología (Maturana y Varela), es algo que por lo visto desconocen aún
tanto los teóricos de la Microeconomía, como quienes piensan incluso en la
posibilidad de una teoría matemática de la organización (Albach).

La posición epistemológica aceptada en el enfoque economicista no percibe estas


dificultades. El observador económico tradicional tiene pues una mancha ciega
que no ve (según lo explicaba Von Foerster). El problema es serio. La mancha
ciega, la “mácula” de la retina humana sólo afecta a una mínima parte del ámbito
de lo que aparentemente estamos viendo. En el caso de los obsesionados por la
dimensión económica, en realidad sólo están viendo la pequeña parte que ilumina
“la farola”, el resto podría ser precisamente lo más relevante en la toma de
decisiones en entornos de complejidad, es decir, en el mundo real caracterizado
por su dinámica, incertidumbre, y por la multidimensionalidad de sus problemas.
Un segundo aspecto, con repercusiones aún más serias, es el de la posible
dimensión ideológica de esta posición. Una ideología se construye en una
observación de lo real movida por intereses de un grupo y, por así decirlo, después
de haber vacunado al observador contra la posibilidad de criticar, de cuestionar
su propio punto de vista.

En algún seminario de doctorado, un profesor (“creyente” en los “dogmas” o


cuasi-dogmas a lo Ratzinger) pretendía compatibilizar la posición de Sócrates
(aquello de que el sabio, sabe que no sabe) argumentando (sin ver su mancha
ciega), que ese punto de partida suponía ya la admisión de una verdad absoluta,
esto es, que había que adoptar la posición admitida, como única válida, de la
encíclica Fe y Razón sobre la necesidad de presuponer verdades absolutas. Esta
necesidad, argumenta la encíclica, se desprende de la verdad del credo cristiano,
absoluta verdad por proceder de Dios que es el fundamento de toda verdad, y por
tanto, sólo será válida una filosofía o epistemología que sea compatible con tal
credo. Por tanto toda posición escéptica y crítica será también “filosóficamente”
falsa. Pero el defensor de la encíclica no seguía tal argumentación, sino que
quería justificar tal posición desde la presuposición del utilitarismo. La actitud 39
crítica, según él, iría contra el principio de utilidad, pues la crítica destruye, paraliza
y al final detiene toda la dinámica del pensar.

Descartes, Kant, o Husserl (en su escrito sobre la Crisis de la ciencia moderna),


por no hablar de los casi marxistas filósofos de la Escuela de Frankfurt, serían
pues testimonios vivos de esa parálisis, de la “aporía” (la sin salida) a que conduce
la actitud crítica. Lo que no se plantean los representantes de una Ideología,
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

como la del enfoque económico que no es casual aproximarse en muchos puntos


a los defensores del Neoliberalismo más radical (Nozick); es que su exclusivismo
y pretendido monopolio de la verdad les impide abrir su foco de observación a
una realidad mucho más rica, variada y polivalente que la que acogen en sus
reduccionistas modelos.

La posición ideológica más clara puede ser la que revela en múltiples lugares la
obra de von Hayek para el que la ética tenía tanto que ver con la economía como
con una fórmula química.

ESPECIFICIDAD DE LOS ESTUDIOS ORGANIZACIONALES

Los Estudios de las organizaciones (EO) son un conjunto de saberes producidos


por las prácticas de dirección, organización y trabajo en las grandes corporaciones
a lo largo del siglo XX. Sus teorías representan la institucionalización de las
soluciones exitosas alcanzadas al enfrentar la diversidad de problemas en distintos
ámbitos, como son el trabajo, la gestión, los mercados, la tecnología, el medio
ambiente y la política, por citar sólo los más relevantes. Se trata de saberes de
consecuencias prácticas que ordenan/ normalizan/ prescriben particulares modos
de existencia; ellos facilitan el diseño de tecnologías de gobierno muy diversas,
dando forma a esa caja de herramientas de la que los gerentes y directores echan
mano para enfrentar cada situación particular.

Su objeto de estudio supone siempre la tensión entre ese conjunto de estructuras


que orientan la acción y las fuerzas que las producen, es decir entre el orden normativo
que prescriben los saberes organizacionales y las realidades que los desmienten
todo el tiempo. Aunque se asumen siempre como teorías del orden, ellas se ven
obligadas a reconocer en todo momento el conflicto que le es inherente,
produciéndose esa esquizofrenia intelectual que ha caracterizado a los Estudios
Organizacionales desde su origen (Reed, 1985:21). Así se pregona la cooperación,
pero siempre al lado de la operación de estructuras coercitivas para garantizarla; se
defiende la racionalidad, pero se aprecian sus disfunciones y efectos inesperados;
se aboga por una toma de decisiones racional, pero se acepta el lugar de la subjetividad
y los límites cognoscitivos del ser humano; se defiende la legitimidad de la autoridad
y la jerarquía, pero se reconocen el conflicto, el poder y la dominación. En suma, la
40 organización representa la cooperación humana, pero también, a la vez, un sistema
de control para encauzar las conductas asegurando el respeto y apoyo a las finalidades
establecidas por la organización ( Ibarra, 2000)

Es necesario enfatizar que los cambios en la organización de la sociedad y en sus


prácticas y modos de racionalidad, van marcando los cambios en los EO; estos
saberes muestran, desde su reconstrucción genealógica, las transformaciones en
las relaciones entre fuerzas a lo largo del tiempo, indicando la preeminencia de
De la teoría de las organizaciones a los estudios organizacionales

ciertas prácticas y reglas de cálculo relacionadas con el gobierno de las conductas.


Los grandes problemas de cada etapa de la “moderna sociedad organizacional”
delinean las agendas de investigación de este campo de saberes, mostrando siempre
la tensión entre liberalismo corporativo e intervención estatal. Este aspecto es
cada vez más relevante, ya que nos encontramos insertos en una época marcada
por modos de acción y reglas de cálculo asociados al mercado, los cuales devuelven
a las organizaciones, así sea sólo en apariencia, un papel activo como vehículos
de expresión y movilización de las fuerzas que constituyen a la sociedad. Esta
transformación epocal, asociada a la mundialización, otorga cada vez más
relevancia y presencia a los Estudios Organizacionales, pues son estos saberes
los que dan cuenta de las formas específicas bajo las que operan los espacios
organizados como contenedores de las relaciones cotidianas de los agentes sociales.

Así, la variedad de problemas enfrentados por las empresas y, más adelante, por
otro tipo de organizaciones, explica la fragmentación que ha caracterizado siempre
a la disciplina y la imposibilidad de construir una ciencia normal como síntesis
acumulativa de conocimientos que den lugar a una teoría general. A pesar de que
se afirma comúnmente que los EO han alcanzado cierta unidad y coherencia en
torno al estructural-funcionalismo, lo cierto es que siempre han estado presentes
perspectivas distintas, abordando el análisis de problemas organizacionales también
distintos. Se trata así de un campo constituido por rupturas sucesivas que, en
lugar de conducir a la anhelada unidad a la que debe aspirar toda ciencia positiva,
han llevado a la temible fragmentación postmoderna (Ibarra, 1991 a). Este hecho
es particularmente evidente desde finales de la década de 1960, cuando el quiebre
del taylorismo-fordismo y el inicio de la conformación de un nuevo patrón de
acumulación sustentado en la globalización y el neoliberalismo, hicieron de los
EO un campo multiparadigmático en el que muy distintas teorías se aglomeran,
incomunicadas, en el arenero organizativo (Perrow, 1984).

Fueron los llamados tempranos de Mouzelis (1975), Silverman (1975) y Braverman(


1975), los que abrirían la puerta a enfoques que permitieran apreciar el fenómeno
organizacional más allá de los límites impuestos por las estructuras y sus relaciones
causales con su medio ambiente.

Mouzelis denunciaría en 1967 la excesiva preocupación de los investigadores por


los problemas de las empresas y sus directores, y la escasa atención otorgada a 41
los problemas organizacionales de la sociedad. Destacando los fundamentos de
las explicaciones de las características de la organización social proporcionadas
por los pensadores de la sociología clásica- de manera muy destacada Marx,
Weber, Michels-, propone la ampliación del objeto de estudio para re-incorporar
el examen de las consecuencias sociales de las formas de organización de la
modernidad, estableciendo con ello el punto de inflexión a partir del cual los EO
experimentarán una profunda diversificación epistemológica. El neo
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Weberianismo radical se edificará desde entonces como una alternativa a la


interpretación parsonizada de Weber, al reconocer los fundamentos de la
racionalidad en las creencias religiosas asociadas a la ética protestante (Weber,
2003). Este es un primer paso muy relevante para reconsiderar la validez del
principio ortodoxo que señala que la racionalidad y la eficiencia son condiciones
objetivas del funcionamiento de las organizaciones y la sociedad, cuestionando
con ello la neutralidad del conocimiento técnico y reconociendo su condición
como fundamento del poder.

Por su parte, apenas tres años más tarde, en 1970, David Silverman realizará una
crítica muy fuerte al estructural-funcionalismo parsoniano para, desde ahí, proponer
un marco de referencia accional para el estudio de las organizaciones. Bajo la
influencia de Weber, Schutz y Berger y Luckman, Silverman reconoce la
importancia de las relaciones de significado al asumir que las acciones son resultado
del sentido que los individuos otorgan a la realidad social. Esta aproximación
provocará un giro profundo en la comprensión de las organizaciones y la
interpretación del comportamiento, destacando la relevancia de las construcciones
simbólicas como artefactos a partir de los cuales se estructuran las conductas y
se posibilitan la cooperación y un orden negociado entre las personas.

El tercer paso importante en la conformación reciente de los Estudios


Organizacionales correspondió a la obra Trabajo y capital monopolista (Braverman,
1975), al reinaugurar el estudio del proceso laboral desde una perspectiva marxista,
con lo que se restableció el pensamiento crítico frente a los enfoques dominantes
de la sociología industrial. Desde su publicación, en 1974, el libro de Braverman
generó amplios debates en el mundo anglosajón que continúan hasta el día de hoy,
dando lugar a las teorías del proceso laboral, que se han establecido ya como una
disciplina independiente. Su influencia en los EO es innegable, pues propició desde
finales de la década de 1970 estudios para considerar las consecuencias de la
organización del proceso de trabajo bajo los imperativos de la descalificación y el
control (Ibarra, 1991b).

Sin embargo, la propuesta bravermaniana mostró paulatinamente sus insuficiencias


y limitaciones, pues se centraba ampliamente en la esfera de la producción sin
tomar en cuenta suficientemente otros espacios y problemas de organización.
42 Entre ellos podemos mencionar el carácter problemático de la dirección
empresarial, la complejidad de las relaciones sociales en la empresa reconociendo
la importancia del poder, la disciplina y la subjetividad, y la relevancia creciente
de las estrategias de las grandes corporaciones para constituir redes de intercambio
y colaboración a fin de garantizar una mayor competitividad en mercados cada
vez más abiertos (Ibarra, 1991b). Además, estos esfuerzos se centraron en el
estudio de las empresas industriales, dejando de lado otro tipo de organizaciones
que no podían ser analizadas con el mismo cuerpo teórico. Estas insuficiencias
De la teoría de las organizaciones a los estudios organizacionales

han estimulado la formulación de nuevas perspectivas de análisis para


interpretar las relaciones sostenidas por diversos agentes en distintos espacios
estructurados de la sociedad, siempre más allá del proceso de trabajo y de las
relaciones en la producción.

La tríada Mouzelis-Silverman-Braverman, y su evidente confrontación con los


enfoques más convencionales, exigió un reordenamiento conceptual de los Estudios
Organizacionales que permitiera clarificar la composición y lógica interna del
campo de conocimiento, a pesar de su gran fragmentación. Fueron Burrell y
Morgan (1998) quienes agruparon las distintas propuestas identificando cuatro
posiciones “paradigmáticas”. Siendo el estructural-funcionalismo, la postura
dominante en los Estudios Organizacionales, que representa los principios que
otorgarían a la disciplina su estatuto como ciencia normal. Para esta postura, las
organizaciones son realidades naturales que pueden ser observadas a partir del
método hipotético-deductivo, con la intención de descubrir las relaciones causales
que explican su comportamiento, arribando así a conclusiones de validez general
(Donaldson, 2001).

Esta postura se ha expresado a lo largo de las tres últimas décadas en cuatro


aproximaciones muy influyentes, el movimiento contingente, la economía de
los costos de transacción, la ecología poblacional y el nuevo institucionalismo
(Ibarra, 2000: 260-261). Ante esta proliferación de enfoques, algunos autores han
propuesto trabajar en la generación de un consenso en torno al estructural-
funcionalismo, que permita alcanzar una integración paradigmática del campo,
facilitando así su institucionalización como parte integrante de la ciencia normal
(Pfeffer, 1993; Donaldson, 1995).

Los otros tres paradigmas representan posturas teóricas emergentes que se


desarrollaron, como ya se indicó, gracias a los trabajos seminales de Mouzelis,
Silverman y Braverman, conduciendo a una mayor diversidad teórica que ha
fortalecido los argumentos a favor del pluralismo paradigmático en la disciplina.
El primero de ellos corresponde al estructuralismo radical, que es apreciado
como contrabalance de las posiciones ortodoxas, al enfatizar el análisis del
conflicto en lugar de la consideración del orden, aunque estas posturas
confluyen debido a su inclinación determinista. El estructuralismo radical
encontró terreno fértil para su impulso a partir del resurgimiento de las teorías 43
del proceso laboral y de las reinterpretaciones de la obra de Weber centradas
en la constitución cultural de la modernidad que ha conducido a la sociedad a
su jaula de hierro (Clegg, 1994; Ibarra, 2000: 269-273). Representando una
posición proteccionista muy asociada a la aceptación y defensa de la tesis de
la inconmensurabilidad paradigmática, estas propuestas abogaron por la
existencia de diferentes modos de investigación que deben ser preservados
(Burrell y Morgan, 1998; Jackson y Carter, 1991). De esta manera, las distintas
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

comunidades académicas estarían protegidas de cualquier pretensión


imperialista que, como la representada por el estructural-funcionalismo,
desearía imponer un consenso sobre sus propias bases meta-teóricas, que
excluyera de los espacios instituidos de la ciencia a todos los demás. Esta
postura conoció un gran auge durante la década de 1980, el cual se vería
abruptamente interrumpido debido, por una parte, a los efectos que tuvo la
caída del muro de Berlín sobre la legitimidad académica de las interpretaciones
marxistas, y por la otra, gracias a la creciente influencia ejercida por el post-
estructuralismo foucaultiano y el post-modernismo francés.

Los otros dos paradigmas considerados por Burrell y Morgan representan


opciones que recuperan una postura subjetivista. De un lado se encuentra el
paradigma interpretativo que, anticipado por el aporte de Silverman (1975),
ha dado lugar a una amplia variedad de enfoques que recuperan la dimensión
simbólica para explicar la construcción de la “realidad” organizacional. Como
parte de este paradigma, es posible distinguir aproximaciones que han trabajado
en el campo de la cultura en las organizaciones, incorporando propuestas de
orden etnometodológico, interaccionista y constructivista, y más recientemente,
las aproximaciones que han interpretado a las organizaciones a partir del análisis
del uso del lenguaje y el discurso, como modos desde los que las personas
construyen el sentido de la realidad social en la que participan. Asumiendo una
posición pluralista, estas propuestas sostienen la existencia de discursos
abiertos caracterizados por su indeterminación o relativismo, lo que facilita
diálogos y conversaciones entre aproximaciones distintas, como modo fructífero
de construcción intersubjetiva de la realidad (Morgan, 1983; Hassard, 1995;
Willmott, 1990).

Finalmente, el humanismo radical, más preocupado por la comprensión de las


implicaciones de una forma de organización que impone la alienación y la
irracionalidad en nombre de la racionalidad, se ha erigido poco a poco como
una vía muy fructífera para repensar los problemas de administración y dirección
en su dimensión social. De lo que se trata es de interpretar las consecuencias
prácticas de la racionalización, explorando vías alternativas de organización
que posibiliten la eliminación de la alienación y, por tanto, la emancipación del
ser humano ( Alvesson y Willmott, 1992, 2003). Bajo la influencia de Lukács,
44 Gramsci y la Escuela de Frankfurt, estas aproximaciones han posibilitado a lo
largo de los tres últimos lustros, reconceptualizar los problemas de organización
de la economía y la sociedad, considerando la naturaleza política de la tecnología.
Sin embargo, no ha sido sencillo resolver la paradoja que envuelve a estas
aproximaciones críticas, que denuncian prácticas opresivas de dirección y
administración, sin haber tenido mucho éxito en la formulación de nuevas formas
de organización, que logren superar efectivamente la estructura opresiva,
alienante y explotadora de la sociedad. Sin duda, resulta complejo rebasar el
De la teoría de las organizaciones a los estudios organizacionales

nivel de la crítica para intentar influir en el cambio progresivo de la sociedad,


tanto como enseñar en las escuelas de negocios a alumnos que esperan recibir
conocimientos y técnicas ya validados en la práctica, para incorporarse al mundo
de los negocios y el trabajo, a hacer aquello que tanto se critica.

Esto es sólo un esbozo de la compleja contradicción que mantiene a los Critical


Management Studies en el filo de la navaja. Se trata de un problema ético
que se ha visto profundizado debido a los escándalos recientes que han ubicado
nuevamente a las grandes corporaciones, como Enron o WorldCom, Arthur
Andersen, en las primeras planas de los periódicos. Sin duda se ha producido
un efecto de rebote en las escuelas de negocios, en donde las preocupaciones
por el diseño efectivo de las organizaciones empiezan a ser acompañadas de
discusiones en torno al papel social de la empresa, a los fundamentos éticos
de la administración y a la responsabilidad de la enseñanza como acto reflexivo
ante un mundo que está provocando graves daños a la sociedad. En otros
términos, esta visibilización de las consecuencias negativas de las acciones
de las empresas está transformando esa preocupación por la eficiencia en
una preocupación por sus efectos, bajo la pregunta ¿eficiencia para quien?
De este modo, las viejas inquietudes en torno al papel y los efectos de las
organizaciones en la sociedad, y a los privilegios y el poder que el control de
las organizaciones otorga a ciertos grupos, están recuperando presencia. Para
una discusión al respecto, véase Fournier y Grey (2000), Parker (2002), Ibarra
(2002), Zald, et al.(2002) y Clegg (2002). Este último autor destaca la ceguera
de los enfoques más ortodoxos de los Estudios Organizacionales, que se han
ocupado esencialmente del diseño eficiente de las organizaciones, pero sin
considerar nunca sus implicaciones sociales. Las limitaciones de tales
aproximaciones se aprecian con claridad si recordamos experiencias históricas
tan ominosas como la del holocausto durante la segunda guerra mundial,
“empresa” que implicó el diseño y operación de un aparato muy eficiente
técnicamente hablando, pero de graves implicaciones para la existencia
humana (Bauman, 1998).

El modo de ordenamiento propuesto por Burrell y Morgan aclaró a grandes


pinceladas el panorama general de los Estudios Organizacionales a finales de
la década de 1970, reconociendo con acierto las aproximaciones que habrían
de desarrollarse en los siguientes años. Su mayor limitación se aprecia en esa 45
clasificación rígida que ubica a cada enfoque en un solo cajón, cuando sabemos
que los límites entre éstos son relativos y que las aproximaciones no guardan
una posición fija pues, con el paso del tiempo, van modificando sus propuestas.
No obstante ello, este esfuerzo permitió clarificar el contenido de un campo de
conocimiento diverso y fragmentado a partir de la identificación de las posturas
de cada paradigma frente a los debates ontológico, epistemológico, en torno a
la naturaleza humana y metodológico (Burrell y Morgan, 1998:3-7).
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Pero la historia no concluye aquí. La última década del siglo XX supondría cambios
importantes en los Estudios Organizacionales, que rebasarían ampliamente la
propuesta de ordenamiento en cuatro paradigmas. En primer lugar, porque la
fragmentación se ha ampliado con el arribo de los enfoques posmodernos, que
han dado lugar a un conjunto muy diverso de esfuerzos centrados en la
deconstrucción de los textos y los contextos de la organización (Calás y Smircich,
1999; Linstead, 2003); pero también, debido a la hibridación de las aproximaciones
que en las décadas de 1970 y 1980 conservaban su pureza y defendían su identidad.
En esta nueva diversificación han jugado un papel muy relevante el pluralismo
paradigmático y cierto pragmatismo en la construcción del conocimiento, pues se
otorga a la teoría cada vez más un carácter instrumental, que auxilia a los
consumidores de tales saberes a generar sentido en torno a los problemas que
enfrentan en sus espacios más específicos de actuación (Hassard y Keleman,
2002). El desplazamiento de las meta-narrativas por las micro-narrativas locales
muestra esta tendencia, reafirmando, como ya lo sabemos, que vivimos en una
realidad igualmente diversa y fragmentada en la que cada pieza particular de
conocimiento representa la solución exitosa a algún problema local.

Por otra parte, la presencia del denominado efecto Foucault ha permitido acercar
enfoques que surgieron separados, al mostrar la importancia de considerar, en su
unidad compleja, las relaciones de producción y las de significado. El
reconocimiento de las articulaciones entre saberes, poderes y constitución de la
subjetividad, ha dado lugar a modos de indagación más complejos a lo largo de la
última década (Mc. Kinlay y Starkey, 1998; Ibarra, 2001; Rowlinson, Carter y
Mac Kinlay, 2002). Una de ellas, centrada en la gubernamentalidad, ha resultado
especialmente relevante al permitir apreciar, como lo planteamos en el apartado
anterior, el imperativo organizacional de la sociedad neoliberal y sus implicaciones.

La diversidad y fragmentación de los Estudios Organizacionales se ha visto


reforzada por su cosmopolitalismo disciplinario y geográfico, pues si algo se ha
ido diluyendo, son las fronteras del conocimiento, y si algo se ha universalizado,
es la condición organizacional de la sociedad moderna como sociedad
gubernamentalizada. El cosmopolitalismo disciplinario puede ser ejemplificado a
partir del acercamiento paulatino de las ciencias sociales y la administración. Si
bien los Estudios Organizacionales surgieron al amparo de las disciplinas como la
46 sociología y la antropología, la investigación organizacional se ha ido desplazando
crecientemente hacia las escuelas de negocios; pero se observa también una
modificación importante en los centros que cultivan las ciencias sociales, al
reorientar sus esfuerzos hacia el diseño de políticas y acciones de gobierno,
rebasando así el tradicional trabajo interpretativo que las mantenía alejadas de la
práctica. Esto se puede explicar, tentativamente, debido a la creciente vinculación
de la universidad con la industria y la sociedad, con lo que las consecuencias de
naturaleza crítica, como son por ejemplo el análisis de las consecuencias sociales
De la teoría de las organizaciones a los estudios organizacionales

que acompañan a la industrialización, fueron opacadas por las preocupaciones de


carácter técnico, como pueden ser las de diagnóstico, diseño y toma de decisiones
para apoyar el desarrollo de programas que impacten a algún sector industrial o
atiendan algún problema social. Sin embargo, esta tendencia no ha cambiado
sola, pues la ya comentada visibilización de los excesos de las grandes corporaciones
y de los gobiernos de las naciones, ha acercado nuevamente los problemas de
eficiencia y diseño organizacional con aquellos que tienen que ver con las
implicaciones sociales que se desprenden de las formas de organización de la
sociedad de control. Esta unidad en tensión muestra que los dispositivos y
tecnologías de organización no pueden ser comprendidos adecuadamente al
margen de sus consecuencias, y que la consideración de tales consecuencias
determinará, cada vez más su diseño y aplicación. En suma, pareciera estarse
produciendo una especie de administrativización de las ciencias sociales al lado
de una sociologización de la administración, o mejor, de la gestación de una
gerencia social o una sociología directiva, en la medida en que los investigadores
se ven obligados crecientemente a integrar sus esfuerzos interpretativos a sus
capacidades de intervención, con la finalidad de incidir en los problemas que
analizan. En ello empiezan a jugar un papel muy relevante los nuevos modos de
organización del conocimiento y la investigación, que articulan, sobre bases más
colectivas y transdisciplinarias, la capacidad reflexiva a las necesidades de diseño,
para favorecer prácticas que alienten formas de organización social más eficaces
y legítimas. Este problema requiere de un tratamiento más sistemático que nos
permita explicar, en primer lugar, el desplazamiento paulatino de la investigación
organizacional de la sociología y la antropología a las escuelas de negocios, y en
segundo, la reconversión en curso de las universidades para posibilitar una mayor
integración y colaboración de sus facultades, departamentos y centros, a partir
de la operación de programas y proyectos conjuntos, sustentados en preocupaciones
compartidas muy vinculadas con las exigencias del medio.

Por su parte, es necesario apreciar el creciente cosmopolitanismo geográfico de


los Estudios Organizacionales. Si bien es cierto que este campo de conocimiento
ha estado dominado ampliamente por autores del centro anglosajón, desde la
década de 1970 se ha observado una tendencia creciente hacia su
internacionalización, incorporándose cada vez más las voces de las orillas, que
hacen ver con mayor claridad los límites del anglo-centrismo y su colonialismo
organizacional. Estas voces discordantes han mostrado el fracaso de muchas de 47
las recetas de moda de supuesta validez universal, pues las realidades locales no
siempre se ajustan a los modos de racionalidad que operan en el centro
(Ibarra,1991a); al mismo tiempo, nuevas voces muestran las posibilidades de
formas de organización localmente construidas, que han dado lugar a experiencias
exitosas en países de reciente industrialización. Las experiencias de los países
del este asiático, o más recientemente el caso de China, resultan buenos ejemplos
(Clegg, Ibarra y Bueno, 1998). Así, la internacionalización de los Estudios
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Organizacionales marca fin definitivo del one best way, abriendo las puertas a la
consideración de realidades locales que muestran que, más allá de las formas
estadounidenses de organización, siempre hay alternativas.

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51
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

52
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

Capítulo III
Fundamentación epistemológica de los
estudios de la organización

1. Introducción: Reflexión metateórica sobre la conceptualización


del organizar

E
l tema de la organización ha despertado una gran variedad de planteamientos
o teorías. Como se ha mostrado en los temas precedentes, esos
planteamientos aplican como marcos de referencia conceptual muy distintas
teorías: económicas, de decisión, de comprensión de las relaciones con el entorno,
etc. No sólo hay que tener en cuenta múltiples dimensiones del organizar, sino si
consideramos las “metáforas” empleadas para tratar de la organización, tal como
las expone Gareth Morgan (1986) se verá claramente que no es fácil sintetizar la
multiplicidad de aspectos a considerar en una visión coherente.

Por tanto no podemos limitarnos a una consideración externa de este complejo


campo, como si bastara analizar la misma facticidad del organizar en sus distintas
modalidades (empresa, Administración, instituciones benéficas etc.), pues ahí a
lo más que se puede llegar es a una taxonomía de diseños organizacionales, y lo
que pretendemos es clarificar el mismo concepto del organizar.

Ahora bien, la misma imposibilidad de abarcar el tema plenamente desde un 53


único marco de referencia impone la necesidad de observar las distintas formas
de su observación: niveles de diferenciación, enfoques sobre temas más relevantes,
distintas formas de relacionar conceptos (como institucionalización, eficiencia,
procesos, estructuras, etc.)

Observando las concepciones teóricas sobre el organizar resumidas en los temas


precedentes - donde se ha constatado esa diversidad, como primer paso, y éste
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

es el camino seguido por la mayoría de los autores que tratan el tema - hemos
intentado arriba diferenciar las posibles dimensiones o aspectos del organizar
que serían más o menos relevantes para cada uno de esos diversos enfoques
(aspectos que en muchos textos son denominados conceptos o definiciones de
la organización).

Aquí hemos insistido además en una diferencia, que no suele ser tratada,
entre el organizar (social) como modo de configurar el todo del sistema social
desde la nueva forma de observar-pensar general adquirida en la evolución
social (en la nueva cultura técnica y dominio de la racionalidad instrumental),
y el organizar referido a sistemas parciales (estatales, económicos, de la iglesia,
educación y empresas).

Pero aquí debemos tomar conciencia de otro condicionamiento de este análisis:


no podemos observar fenómenos desde la posición y perspectiva de un observador
neutral, distante de lo observado, y que mira in-mediatamente esos fenómenos;
nuestro observar y conocer está él mismo condicionado por múltiples factores y
valoraciones, y lo que observamos no es la realidad pura, sino, en gran parte al
menos, constructos elaborados en la praxis organizativa a lo largo del tiempo, en
distintas circunstancias, y también en interacción con otras perspectivas-
observaciones teóricas. Los conceptos tayloristas primero, o los del llamado
toyotoismo hoy, han co-determinado, junto con la interacción directa con problemas
concretos, la misma forma de comprender la praxis del organizar. Por eso, la
observación y diferenciación de aspectos o dimensiones del organizar se realiza
en observación de segundo grado sobre ya existentes observaciones-constructos
prácticos, primero, y luego teóricos. El teórico de la organización no debería olvidar
nunca que han sido los prácticos los que han elaborado primero sus procedimientos,
dándoles evidentemente un significado propio en referencia a sus horizontes de
problemas, y que sólo una posterior reflexión (observación de segundo grado) ha
intentado luego elaborar sus conceptos teóricos, pero siempre con el riesgo de
olvidar la inicial referencia práctica del problema, y de depender además de
esquemas preconcebidos teóricos (como creo hemos mostrado al tratar el tema
de las teorías económicas en que la empresa es vista como mero parche a la
configuración ideal que es el mercado).

54 Al reflexionar sobre nuestra indagación teórica (referida a su vez a observaciones


teóricas sobre observaciones prácticas), metafóricamente, podríamos describirla
como una observación en que es posible emplear distintos angulares o herramientas
de “zoom”, o distintos láser de mayor o menor poder de penetración que posibilitan
así el análisis a niveles de más detalle o el captar conjuntos o agregados mayores.
Pero también habría que distinguir entre la observación en instantáneas, que parece
más apropiada para captar estructuras o arquitecturas organizacionales, o la
observación con cámara de video que permitiría seguir y analizar procesos evolutivos.
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

Esos filtros o medios para la observación pueden ser clasificados (sin pretensiones
de gran rigor teórico, sino simplemente como forma de clarificar la situación) en
varios tipos:

a) Niveles de agregación y análisis: micro- meso- y macro-análisis (por ejemplo,


análisis de empresas, análisis de sistemas sociales como el de la ciencia o el
derecho, y análisis del sistema social total, la “sociedad”).
b) Análisis en perspectiva sincrónica (instantánea, aspectos estructurales) o
diacrónica (evolución, cambio del sistema).
c) Aspectos específicos de la dimensión sociológica de la vida organizacional
(poder, conflictos, condicionamientos culturales, etc.) -aquí es donde
propiamente se inserta la perspectiva institucional-.
d) Criterios de rendimiento y eficiencia (técnica, económica, social) - que es lo
que hoy se reconceptualiza como dimensión “creación de valor” para los
stakeholders - aquí se insertaría la consideración de los flujos de recursos o
inputs, su transformación y obtención de outputs en los sistemas organizados.
e) Otras perspectivas propias de distintos planteamientos teóricos: desde la Psicología
Social, desde la Antropología Cultural, desde las Ciencias Políticas, etc.

En lo que concierne al punto (a), el de los niveles de agregación, pueden analizarse


colectivos organizados pasando desde el nivel de interacciones individuales hasta
el de los agregados más amplios en las redes de empresas.

En el nivel del micro-análisis se observa así al trabajador individual pero en cuanto


activo dentro del sistema organizado y se pueden examinar aspectos como su
motivación y satisfacción en el trabajo, su forma de percibir o interpretar su papel
en el conjunto organizado y otros aspectos similares. Precisamente es tarea central
en la gestión de los recursos humanos lograr el óptimo ajuste (factible) entre
exigencias del sistema y necesidades y exigencias de la persona.

En otros niveles de análisis se analizan las interacciones personales (el llamado


“face-to-face”), grupales, y las cuestiones planteadas tanto por las
interdependencias y relaciones entre los subsistemas formalizados como por
alianzas y otros tipos de agrupaciones paralelas a las estructuras formales.

Finalmente también será posible analizar, en el nivel de meso-análisis, las redes 55


de relaciones entre empresas, esporádicas o estables, como las del “keiretsu” de
empresas (relaciones no basadas en dependencia de medios en capital). En estas
redes casi todas las unidades (organizaciones) enlazadas poseen distintos niveles
de autonomía o de dependencia respecto a otras (por ejemplo, en la transferencia
de tecnologías), y también de conciencia de su identidad propia. Un estudio que
las nivelara al concepto abstracto de unidades organizativas de la red no haría
justicia al grado de complejidad del conjunto.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

En una observación que atendiera a los aspectos institucionales (Institución) el


análisis revela que si un colectivo organizado adopta formas de institucionalización,
en primer lugar eso se debe a la necesidad de acoplarse a un entorno que, sobre
todo en las sociedades más desarrolladas, ha ido institucionalizando (incluso con
base legal y jurídica) en muy distintas formas casi todas las relaciones entre los
agentes sociales. En los estudios organizacionales centrados en la dimensión
económica (que no deben ser confundidos con los estudios surgidos desde la
perspectiva de la teoría económica, como en la theory of the firm) se analizan
estos aspectos bajo la denominación de business systems.

El organizar, en cuanto actividad que crea o mantiene la red de comunicaciones


de decisiones, que constituye el núcleo de lo que es la organización, presupone
que los distintos sujetos implicados estén insertos en distintos contextos
institucionalizados. Los consumidores, los proveedores (como sucede con las
cooperativas de agricultores), los accionistas etc., es decir, prácticamente todos
los stakeholders o afectados más o menos directamente por actividades organizadas
desarrollan su propia acción en marcos también institucionalizados. Por eso, analizar
la organización de la seguridad del trabajo en una empresa implica tener en cuenta
la legislación o reglamentos estatales, o aspectos como responsabilidad civil.

Pero la observación enfocada a una dimensión, puede llevar por así decirlo, de
forma dialéctica a tener que considerar otra dimensión. Por ejemplo, la
institucionalización, como uno de los temas más estudiados hoy, implica estudiar
el mismo “proceso” o configuración organizacional. En lugar de marcos
estabilizados y de esquemas rígidos, como quizá presuponían los teóricos clásicos
de la organización, encontramos hoy no sólo una constante modificación del
contexto institucional externo, con la lógica evolución concomitante de las mismas
formas de institucionalización de los sistemas organizados, sino también incremento
en la incertidumbre y ambigüedad de los esquemas y pautas que rigen las
relaciones organizadas. Este es uno de los aspectos básicos a estudiar: la dimensión
procesal del organizar y de las organizaciones.

Por otra parte, la institucionalización de las formas de comportarse los sistemas


organizados pone también de manifiesto una serie de tensiones y conflictos. Esos
conflictos o tensiones no se dan sólo entre agentes individuales, sino también
56 entre organismos o entidades públicas y privadas, que muchas veces son tratados
en planteamientos orientados al estudio del poder (Dimensión Poder) en las
organizaciones. Atendiendo al factor poder, la institucionalización y las relaciones
de poder son vistas como elementos centrales en los enfoques orientados a la
dimensión sistema-político. Esta dimensión se extiende a lo largo y ancho de
todos los niveles de agregación y análisis, desde lo individual hasta las redes más
complejas de relaciones entre empresas. Como se manifiesta en las olas de
especulación y crecimiento desbordado mediante fusiones de empresas, en tales
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

reestructuraciones el factor más relevante no es ya el de la búsqueda de eficiencia


organizativa, aumento de productividad o similares magnitudes relevantes para la
observación de la dimensión economía de empresa, sino las estrategias de aumento
de poder, y no sólo frente a la competencia, sino también frente a organizaciones
públicas: un “lobby” de grandes conglomerados industriales tiene muchas más
posibilidades de pasar de tener que adaptarse al entorno a adaptar parcialmente el
entorno (por ejemplo, en legislación sobre tarifas de comunicaciones, en regulación de
entrada de nuevos competidores, etc.) a sus propios fines. Aquí debe notarse que las
relaciones con el exterior (Dimensión Entorno) constituyen evidentemente uno de los
aspectos en que puede observarse el comportamiento de las organizaciones.

La interacción e interdependencias entre el entorno (poder, institucionalización,


niveles de tecnología, etc.), los procesos y las estructuras organizativas motiva
que los sistemas organizados desarrollen distintas estrategias para absorber y
reducir la complejidad inherente a tal multiplicidad de aspectos.

En la praxis empresarial primero, y hoy también en muchos responsables de la


Administración, se ha ido tomando conciencia de esta complejidad y se divide el
campo de problemas en aspectos como el de la gestión de las culturas corporativas,
el desarrollo organizacional o la gestión de competencias, la gestión de la innovación
y del cambio, técnicas de decisión, etc. Los planteamientos de las teorías del
grupo denominado teorías contingenciales (o situacionales), han desarrollado
así estudios centrados precisamente en las repercusiones organizacionales de
tales relaciones con el entorno.

Es claro, y para los prácticos de la empresa, quizá sea el tema más relevante, que
otro posible modo de configurar la observación y análisis de las organizaciones es
el delimitar el campo de problemas referentes a la dimensión económica. Pero
aquí debe advertirse que las teorías sobre la empresa tratadas desde el enfoque
del neoinstitucionalismo económico (Williamson) realmente apenas si son
relevantes para el práctico (en el mejor de los casos sólo contienen algunas ideas
concretas sobre la relación entre propietarios y alta dirección: problema del gobierno
de la empresa). No es en el dominio de estas teorías de la organización donde se
encuentra un tratamiento de la dimensión económica, sino en los estudios del
subcampo de las ciencias empresariales que tratan de la teoría y praxis de la
producción en relación al Control. 57

2. El problema epistemológico de un planteamiento en el


paradigma individualista o sistémico. (Rodríguez, 1999)
El enfoque conductual se inició ciertamente en una consideración de las relaciones
internas en los colectivos organizados en cuanto observadas desde el punto de
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

vista del individuo, y buscaba así comprender o explicar la conducta del colectivo
desde sus átomos individuales - un enfoque que se diferencia claramente al
planteamiento sociológico que intenta comprender la conducta de las partes desde
la conducta del todo.

Junto a estos intentos de explicar según el modelo atomista (en el paradigma de


enfoque epistemológico reduccionista) las manifestaciones de “conducta de la
organización” a partir de las “conductas individuales”, actualmente parece avanzar
en la comunidad científica la concepción contraria, es decir, la que niega la
reductibilidad de conductas de colectivos a las de sus miembros. Se admite así
que la conducta de un grupo es irreductible (tiene su dinámica propia) a la de los
individuos que lo componen.

Para mostrar esa irreductibilidad del comportamiento de un colectivo organizado


a las conductas de sus miembros se recurre al caso del conflicto. No parece haya
discusión sobre el hecho de que los resultados de conflictos entre individuos
participantes en una organización, en la medida en que dichos conflictos afectan
a su actividad en dicho sistema, no dependen sólo de factores individuales, sino
que también influyen en tales procesos factores como la distribución de poder en
las distintas posiciones de los miembros del sistema, las barreras a la información
o las facilidades para disponer de informaciones relevantes en la negociación o
desarrollo del conflicto, etc. Aún en casos en que aparentemente un compromiso
ha resultado de una negociación entablada desde intereses y concepciones muy
personales sobre lo que debe hacerse, es innegable la existencia de factores o
circunstancias supra-individuales condicionadas por la organización, o constitutivos
esenciales de ella, que llegan a influir decisivamente en la forma en que se
comportan los individuos. El concepto de Giddens (1984) sobre la “estructuración”
– central en su teoría sociológica – se refiere precisamente a estos factores no
reducibles a lo individual.

A lo largo del trabajo científico sobre los fenómenos sociales y económicos se ha


ido definiendo dentro de las ciencias sociales y humanas un modo de estudio
interdisciplinar ante el que se plantea como primera cuestión la de si en tal
configuración del saber será o no posible llegar a una visión coherente del campo
de problemas examinado. Esto es, se plantea, al nivel de observación de tercer
58 grado (considerando que la misma observación teórica es una observación de
segundo grado, realizada sobre saberes directos sobre un campo objetal) la misma
constitución de una ciencia multidisciplinar sobre este campo de observación
centrado alrededor de los constructos mentales conducta y organización.
En lugar de buscar una respuesta a priori, por ejemplo, argumentando en el estilo
de las discusiones desarrolladas en la moderna Filosofía Analítica (como las del
Círculo de Viena), aquí se intentará un planteamiento de tipo empírico, observando
como “hechos” las teorías elaboradas sobre este complejo temático, es decir, las
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

formas en que los autores modernos (desde Max Weber, Fayol o Taylor) han
planteado una serie de cuestiones relacionadas con las conductas o fenómenos
de- y en la organización en cuanto reductibles o no a conductas individuales. Es
decir, se plantea la cuestión de si los fenómenos organizacionales pueden o no ser
explicados a partir de la observación de fenómenos de un nivel inferior de
complejidad: el de las conductas individuales (y eso es lo que pretendía Simon en
su concepción de las conductas en decisión).

3. Nota sobre los otros planteamientos: contingencial,


ecológico etc., y su aportación a la conceptualización del
organizar.
En el planteamiento situacional no se ha realizado un trabajo de definición del
concepto del organizar, sólo se han estudiado las dependencias de los colectivos
de agentes que estructuran su actividad organizativamente en referencia a los
factores del entorno - lo mismo puede decirse de la concepción sobre la
dependencia en recursos críticos -. En el planteamiento de las “poblaciones” o
enfoque ecológico, más que de un concepto se trata de una especie de resurrección
de las metáforas organicistas (como cuando Spengler asimilaba las civilizaciones
a seres biológicos).

Ciertamente, la lista de metáforas realizada por Morgan (1986) , a pesar de su


indudable valor heurístico para introducir en el análisis de otros muchos aspectos
del organizar, no puede ser interpretada en el sentido de dar algo más que eso:
metáforas, y no conceptos sobre dimensiones esenciales del organizar. Por eso
preferimos hablar de dimensiones como la instrumental-funcional o la decisional
a analizar algo como cerebro, holografía, etc.

Una parte de esas metáforas se refiere además a aspectos que pueden ser
subsumidos en el tema del poder (imposición, represión, cárceles, disciplina, etc.,
pero también: alianzas y coaliciones.

4. Determinación del marco teórico sistémico para una


comprensión de lo que es organización (Rodríguez, 1999) 59

Un objetivo de esta exposición es definir el horizonte de observación meta-teórica


en que se plantea la problemática organizacional de una forma no reduccionista,
y que permita superar así las obvias restricciones implicadas en los planteamientos
expuestos en los temas anteriores.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Subrayo aquí, que ese planteamiento se efectúa al nivel de observación de la


observación, y buscando además un tipo de abstracción o lógica que permita
mantener el máximo de distancia al campo de objetos que suele exigirse al trabajo
científico con el postulado de llegar a juicios libres de valor. Esto es necesario
para no presuponer tácitamente un determinado enfoque teórico, como si fuera el
único posible o el más adecuado para la comprensión de los temas a tratar.

Se trata pues de llegar a otro nivel distinto del descriptivo o al de la reflexión


sobre la evolución histórica del concepto. El reto planteado a una teoría de
la organización que supere las limitaciones de horizonte y marcos de
referencia de las teorías desarrolladas en distintas escuelas, es el de
encontrar un marco de conceptos y categorías que le permitan una mejor
comprensión de la multidimensionalidad del fenómeno del organizar,
respetando la complejidad del campo de problemas reales, y no violentando
esa realidad mediante visiones reduccionistas.

Por otra parte, dado que la teoría de la organización surge y tiene sentido sólo en
relación a la existencia de los problemas prácticos del organizar, es claro que
también debe exigirse al planteamiento científico del tema llegar a desarrollar,
dentro del marco de una metodología para tratar problemas complejos, métodos y
procedimientos que conduzcan a una más eficiente solución de los problemas
prácticos concretos planteados en este campo.

Este programa, junto a la diferencia entre el planteamiento de los problemas


prácticos y el de los problemas teóricos de organización, fundamentos de las
soluciones prácticas, deberá tener en cuenta otra diferencia más esencial: la
existente entre la misma observación directa (en que se muestran los problemas
prácticos, se buscan soluciones o métodos generales de solución, etc.), y la
observación de segundo grado que se realiza como explicación y comprensión
teórica o metodológica. Pero ambas observaciones (directa y de segundo grado)
deben ser también objeto de observación (al nivel de la llamada meta-teoría o
teoría de la ciencia o epistemología).

Explicitemos estos pasos:

60 Todo problema práctico se centra en la busca de un camino (método) que conduzca


a la realización de los objetivos que un sujeto intenta conseguir. En el caso de los
problemas organizacionales, se trata de buscar métodos para conseguir una mayor
eficiencia en la conjunción de los trabajos desarrollados por distintos sujetos en
orden a lograr objetivos comunes.

El problema teórico, en general, busca un esquema superior de explicación que


justifique en el horizonte conceptual del sujeto, el que la solución práctica
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

desarrollada en el otro nivel, aparezca como fundamentada o al menos como


coherente con el resto de los conceptos de dicho horizonte, aparte de que en
ciertos casos puedan incluso deducirse nuevas soluciones prácticas a partir de
reglas o leyes desarrolladas en el nivel teórico. Es claro que casi siempre será
posible recurrir a esquemas conceptuales muy variados (según condicionantes
individuales y culturales) y que por tanto existirán diversas alternativas teóricas
para explicar o deducir soluciones o fórmulas prácticas de acción.

Además, tanto el planteamiento práctico como el teórico no son asunto individual,


sino se realizan en “juegos de lenguaje” interpersonales y, en último término sólo
serán controlables en la comunicación y discusión crítica interpersonal. Por eso
será útil definir también un lenguaje adecuado, y una lógica de referencia, para
esas actividades comunicacionales orientadas al examen crítico de los métodos
de solución de problemas en este campo.

Pero esos mismos intentos de observación teórica se insertan a su vez en lo que


la sociología del conocimiento denomina sistemas sociales de conocimiento.
Y por eso, en los párrafos anteriores se ha insistido una y otra vez en la referencia
a la sociedad organizada, es decir, al hecho de que el organizar no es observable
simplemente como actividades o conceptos individuales, sino él mismo es un
constructo social, con clara génesis y evolución sociocultural.

Nuestra misma meta-observación es pues sólo posible desde el interior de tal


sistema social, en el que además se ha diferenciado el subsistema ciencia como
subsistema especializado precisamente en la observación de segundo grado para
conseguir desde ella más rigor y calidad en la observación de primer grado, la
directamente orientada a la solución de problemas.

En realidad, el concepto de sistema surgió incluso antes que el de organización,


probablemente en una primera toma de conciencia de que la sociedad iniciaba
una auto-configuración reflexiva de sí misma.

En la evolución de las nuevas concepciones conscientemente teóricas sobre el


organizar, la característica quizá más interesante no es tanto su acento sobre el
concepto de sistema para intentar comprender desde esa categoría lo específico
del fenómeno social que es el organizar, sino la insistencia en el carácter construido 61
de esos conceptos.

Aunque en la Cibernética de primer orden, y luego en la llamada Teoría General


de Sistemas (von Bertalanffy, etc.) se encuentran ya bases para una consideración
de este tipo, aquí elegimos la sistematizada teoría del organizar de Niklas Luhmann
enmarcada en su concepción sobre los sistemas sociales y en la que, posiblemente
se haya logrado la hasta ahora más precisa conceptualización de estos temas.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

4.1 Algunas categorías básicas en la Teoría de Sistemas Sociales


necesarias para la comprensión del concepto del organizar.

La teoría de sistemas de Luhmann comienza definiendo sistema por su diferencia


al entorno. El sistema posee un grado de complejidad diferente del entorno.

La primera categoría a explicar es la de complejidad (y la de reducción de


complejidad). El concepto de complejidad básicamente es entendido como concepto
relacional: indica siempre una referencia a la capacidad de observación y análisis
de un observador.

Hay complejidad cuando existen más relaciones que las observables para un
observador con capacidad limitada. La complejidad es entendida por Luhmann
dentro de su concepción del constructivismo social, en que el observador construye-
observa un “horizonte” (concepto en gran parte tomado de la Fenomenología de
Husserl). Cuando la observación percibe-construye un número tal de relaciones
que no puede abarcar o comprender en sus propios esquemas de interpretación,
es decir, cuando percibe que no percibe todo (una “mancha ciega” que
normalmente no vemos que no vemos, puede también, llegar a ser co-percibida),
entonces considera “complejo” lo observado. Se trata evidentemente de una
complejidad en grado siempre relativo al observador. Lo que para el principiante
es todavía complejo puede dejar de serlo para el experto que domina más categorías
o esquemas de explicación y percepción de nuevas realidades.

El término ‘reducción de complejidad’ indica una afirmación y una negación o


establecimiento de diferencia. Se afirma la “reducción” sólo en el sentido de
dejar fuera lo no reducido, es decir, lo complejo.

El término abarca pues una categoría afirmativa, referida a una actividad del
propio sistema que afirma un conjunto de relaciones a partes de un entorno (por
ejemplo: partes comprendidas como semejantes al propio sistema, o como
amenazas, etc.), y una categoría de negación (a aquello con lo que no se establece
una relación positiva). La categoría compuesta de afirmación y negación o
diferencia no es una categoría substancial, en el sentido de designar algo objetiva
y permanentemente existente (con independencia a otras entidades), sino es una
62 categoría relacional dinámica, y asimétrica: es decir, remite a relaciones cambiantes
entre una entidad y un entorno, con el que el primer polo de la relación establece
el contacto selectivo (afirmativo respecto a ciertas porciones del entorno, negativo
respecto a lo no abarcado), es decir, en un determinado número de relaciones
concretas siempre menor del que percibe como posible, y sólo establecido
precisamente con porciones del entorno, que de algún modo puedan ser
comprendidas desde el polo inicial de la relación. En este sentido, la relación de
selección/reducción de complejidad puede entenderse como decisión pues
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

selecciona dentro de un horizonte más amplio, no percibido además sino como tal
horizonte (trasfondo en el que se definen perfiles concretos, que son las porciones
seleccionadas en la percepción selectiva).

En la relación de complejidad, el polo que afirma dicha relación al entorno


comprende a esta misma relación general como incierta, variable, e inabarcable
en sus propias categorías (el entorno, es en gran parte “lo otro”). Por eso el polo
que genera relaciones selectivas al entorno, más que relacionarse a un conjunto
de entidades externas, se remite a los efectos que producen en él dichas realidades,
ya sea como efectos “causados”, ya sea como informaciones o percepciones de
algo improbable, neguentrópico, en la entropía del entorno. La relación afirmada
es la de complejidad reducida.

La segunda categoría a delimitar es la de sistema social. Un sistema no se


define “substancialmente” como un conjunto / conglomerado de elementos o
relaciones internas entre ellos, sino se constituye por “diferencia” al entorno. Es
decir, un sistema social no se constituye como suma de entidades, por ejemplo, de
sujetos o de acciones consideradas en sí mismas, sino en negación del entorno en
cuanto que los elementos del sistema se generan y constituyen en diferencia a
dicho entorno. Es decir, en los elementos del sistema es esencial su relación-
diferencial al entorno. Pero esas relaciones afectan no a sujetos (personas, que
podrían ser agentes de acción en distintos sistemas), sino a sus “acciones”. En
cuanto “sistemas-personas” son algo externo al sistema-acciones (por ejemplo
en el caso de un sistema-empresa puede incluso darse oposición y conflicto frente
a ciertos sistemas-personas cuyos intereses individuales económicos contradigan
a los de la empresa).

El sistema surge en el seno de un entorno “complejo”, el sistema social surge


como sistema de acciones que no posee previamente una frontera al entorno,
sino que la crea en esas mismas acciones, en su sentido y procesamiento de
sentido así como en comunicación de dichos sentidos.

La creación de la diferencia y frontera del sistema al entorno sucede


dinámicamente como proceso de transformación de un grado mayor de
complejidad en un grado menor, y relacionalmente, en cuanto que en la medida
en que la complejidad es ella misma algo relacional, la citada reducción de 63
complejidad afectará no a substancias, sino al entramado de relaciones internas o
externas entre acciones, y se realiza en primer lugar por selección:

El sistema sólo considera relevantes determinados segmentos del entorno y sólo


se ocupa de determinados problemas o necesidades de dicho entorno (por ejemplo,
en la definición de nichos de mercado). Un sistema tiene necesariamente que ser
selectivo, si no lo fuera no sería ni sistema (pues no reduciría complejidad). La
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

complejidad implica pues, en esta lógica sistémica, selectividad. El sistema


autodefine sus límites cercenando y seleccionando sus tipos y cantidades de
relaciones con el entorno (dejando fuera complejidad no asumida o percibida).
Esta reducción realizada en auto-configuración supone una forma de afrontar y
dominar una parte de la complejidad del entorno que se interioriza como elemento
esencial en la dinámica del propio sistema.

Al trazar sus fronteras al entorno, el sistema social crea su propio horizonte o


entorno relevante propio (a diferenciar del entorno general), y define lo que para
él es entorno relevante o lo que no lo es, así como posibles grados de relevancia
en los segmentos del entorno que el mismo sistema proyecta dentro del entorno
general (por ejemplo: proveedores, grupos de interés, etc.).

La reducción selectiva tiene un doble efecto: negativo y positivo; en ella se


restringe el ámbito del planteamiento de problemas a resolver por el sistema, pero
al mismo tiempo se crea una nueva dificultad: la selección implica a su vez
contingencia (indeterminación, incertidumbre y riesgo) pues se dejan fuera del
foco de relevancias (y de tratamiento de problemas) muchas áreas del entorno
que ni son estudiadas (ni podrían serlo) y de las que se desconocerá totalmente su
influjo sobre el propio sistema.

El sujeto de acción de un sistema social queda pues expuesto al riesgo de que las
cosas no sucedan tal como se ha previsto. El haber dejado fuera de la zona del
entorno iluminada por la luz propia ciertos sectores de problemas o potenciales
amenazas podrá evidentemente desencadenar luego crisis en el sistema o al
menos desestabilizar la homeostasis (equilibrio interno) del propio sistema. El
sistema deberá por tanto realizar un continuado esfuerzo por mantener dicha
homeostasis interna ante las amenazas de desestabilización desde el exterior.

Cuando un sistema consta de relaciones entre sistemas de orden inferior, y asume


las complejidades de éstos para realizar su propia reducción y dominio de
complejidad de orden superior se dice que existe interpenetración de sistemas.
Esto sucede en el caso de los sistemas sociales en que se asume la complejidad
de los sistemas individuales humanos.

64 En el caso de los sistemas sociales, las relaciones inter-subsistemas (o sea, inter-


individuos) tienen el carácter de comunicación (humana, interpersonal).

Cuando un sistema absorbe y domina complejidad del entorno esto implica una
creación de complejidad propia o interna. Este incremento de complejidad interna
implica incertidumbre, riesgo, incluso amenaza a la existencia del polo afirmante
de la complejidad antes externa y ahora interna. La superación de dicha complejidad
interna lleva a nuevos procesos de reducción por “decisiones” internas que, si el
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

sistema absorbente quiere conservar su unidad, deberán estar enlazadas o


condicionarse mutuamente. Dado que toda relación en un sistema social es relación
de comunicación, estas decisiones lo serán también, es decir, serán decisiones
comunicadas. A este tipo de sistema social cuyo distintivo es el de la relación
interna decisional, se le denomina “sistema organizado”.

4.2 El planteamiento general sobre la dimensión Organización en


referencia a la Reducción de Complejidad

Para evitar malentendidos, tampoco Luhmann identifica sistema con organización.


El organizar es algo que puede darse en distintos tipos de sistemas, a distintos
niveles de agregación, desde el macrosistema social hasta sistemas parciales
mucho más reducidos, como puede ser un sistema-comunicación (por ejemplo,
en un grupo pequeño).

En la discusión sobre los nexos entre entorno y sistema, como se hace en el


planteamiento contingencial, se acentuaba el influjo del entorno sobre las mismas
estructuras organizativas internas. La investigación empírica no había podido
decidir la problemática, probablemente por falta de un adecuado y diferenciado
instrumental conceptual previo a la investigación empírica.

En distanciamiento crítico a las aporías de dichas teorías contingenciales, Luhmann


concibe la estructuración organizativa de un sistema precisamente como una
“reconstrucción de contingencias dobles, en variación y relativamente
independientes”. El aspecto de “inseguridad” implicado en el concepto de
contingencia ha sido tratado tanto en las teorías decisionistas como en la sociología
de la organización de que proviene el mismo Luhman.

Para reformular el problema de la contingencia, Luhmann tiene que recurrir a


su concepto de sistema como diferenciado del entorno en cuanto posee menor
grado de complejidad y en cuanto él mismo, en su capacidad de auto-
reproducción autopoiética de sus propias operaciones, define esa diferencia o
frontera ante el entorno.

5. Razones para incluir el tratamiento de la Epistemología 65


en el estudio de la organización
Estudiar el campo de problemas de la organización (uno de cuyos aspectos
parciales es el de la economía de tales sistemas) de un modo “científico” presupone
una preconcepción de lo que consideramos como ciencia. Pero es claro que hoy
existe una especie de complejo de inferioridad en los representantes de las ciencias
sociales, en las que evidentemente está contenido el estudio del organizar, frente
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

a los logros conseguidos en las ciencias exactas. Esto ha llevado a adoptar, de


forma generalmente acrítica, las metódicas de tales ciencias (hard), como
presuntamente también válidas en las ciencias sociales (soft).

Todo método puede ser examinado críticamente, y ese es precisamente el objetivo


de toda reflexión sobre el método. Ahora bien, una reflexión metodológica no es
posible sino al nivel de la meta-observación epistemológica sobre la ciencia, es
decir, al nivel de una metateoría de las teorías científicas. Pero un somero examen
de la literatura sobre estos temas muestra una enorme diversidad de enfoques y
puede fácilmente llevar a tomar una actitud de escepticismo o relativismo. El
“todo vale” de Feyerabend, es decir, la mera consideración de que si (por ahora)
las cosas funcionan en el trabajo, por ejemplo, de una ciencia del marketing
orientada unilateralmente al uso del lenguaje formalizado de la Estadística, tampoco
constituye una garantía de cientificidad.

Por otra parte, ante la complejidad del trabajo epistemológico realizado durante el
siglo XX, la tentación más directa es la de presuponer que es suficiente garantía
de un trabajo serio científico el usar una determinada metateoría sin mencionar
siquiera enfoques complementarios, sobre todo, cuando tal metateoría se orienta
al empleo del lenguaje cuantitativo de la matemática. Se presupone así, sin más
fundamento, que si la matemática fue ciertamente el lenguaje formal que permitió
el desarrollo de la gran física clásica que arrancando de Newton llega a Einstein,
también deberá garantizar que toda ciencia social que siga tal tipo de métodos y
lenguaje tendrá automáticamente un carácter científico serio.

Una de las ideas asumidas acríticamente por una gran parte de la comunidad
científica es la forma en que se concibe la metódica de la investigación en las
ciencias sociales copiando el modelo dominante en las ciencias naturales. Este
modelo supone que a partir de una serie de informaciones o datos, el científico
elabora una hipótesis y que todo el trabajo posterior deberá limitarse a verificar o
comprobar empíricamente (normalmente empleando la estadística) la verdad o
consistencia de la hipótesis. Esta forma de comprender el trabajo de investigación
es admitida como normativa o prescriptiva obligatoriamente, algo así como un
“dogma” infalible, que no puede ni ser cuestionado. Y consecuentemente también
se pasa luego a valorar el trabajo científico, por ejemplo en una tesis doctoral, o
66 en un proyecto docente, simplemente aplicando ese modelo de lo que debe ser la
investigación científica.

La consideración crítica de esta pre-concepción comienza por examinar si tal


modelo prescriptivo puede ser, él mismo, verificado de acuerdo a lo que prescribe
a otros trabajos: es decir, habría que someter tal principio, considerado como
hipótesis de partida, a una comprobación empírica. Pero esta comprobación, y lo
mismo sucede, por ejemplo, con el principio de falsabilidad de Popper, es totalmente
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

imposible: habría que buscar en el mundo real un dominio de objetos o eventos


que correspondiera al concepto-verificación empírica, pero ese no es un concepto
formulable en enunciados elementales o “protocolo”, sino es un concepto y término
teórico (más exactamente: metateórico).

Ciertamente, la adopción del citado modelo de investigación y obtención de nuevos


conocimientos, o de validación de los ya adquiridos, permite una fácil aplicación
de las metódicas de la matemática. En lugar del “todo vale” (porque funciona) se
recurriría aquí al “vale porque es facilmente matematizable”. Esta presuposición
no es tampoco fundamentable, pero ante su arbitraria aplicación, basta recordar
una conocida historieta.

A la salida de un restaurante con espectáculos de revista, un señor buscaba


en el suelo del parqueadero, en unos jardincillos que separaban los vehículos.
Se acercaron otras personas que salían del local y le preguntaron que qué
era lo que buscaba. Un poco balbuceando por el elevado porcentaje de
alcohol en sus arterias, contestó que buscaba la llave del auto. Varios
empezaron a buscar en el mismo sitio. No encontraron nada y volvieron a
preguntar: ¿pero la ha perdido aquí?. Y respondió: No, pero aquí tenemos la
luz de la farola.....

La luz de la farola de los métodos cuantitativos, ¿es suficiente para encontrar la


llave perdida que posibilite el acceso a un saber garantizado como científico?

Buscar esa llave en campos de ideas más complejos parece ser inevitable. Por
ello, frente a los planteamientos más o menos reduccionistas preferidos en la
primera reflexión metodológica sobre la ciencia, tendremos aquí que adentrarnos
en planteamientos que respeten al menos la inherente complejidad de tales
dominios del saber.

De otro lado, el estado actual de la Teoría Organizacional (TO) con sus diferentes
teorías, escuelas de pensamiento y modos de explicación, es otra de las razones
por las cuales las preguntas fundamentales son discutidas más probablemente en
TO que en otros campos como la economía, el marketing o la contabilidad, los
cuales parecen tener más coherencia en su cuerpo de lenguaje. Sin embargo, la
epistemología o filosofía de la ciencia no es parte de la TO, sino una meta-disciplina 67
para una reflexión crítica de la práctica de investigación (Bohman 1991, Hollis
1994; Outhwalte 2000, Rosenberg 1995).

“La epistemología se preocupa de las presunciones o hipótesis a cerca de cómo


el conocimiento es obtenido o creado” (Hatch,1997). También puede definirse
como el estudio de los fundamentos, métodos y lenguaje del conocimiento científico.
Pensar sobre las diferencias epistemológicas es una tarea útil porque la
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

fundamentación epistemológica es probablemente la diferencia más profunda que


podemos encontrar entre los diversos enfoques de la teoría de la organización.

La filosofía de la ciencia intenta responder las siguientes preguntas básicas:


(Steinmann / Scherer 1995: 1056)

1. ¿Cuál es el propósito de la investigación y cuál debería ser dicho propósito?


2. ¿Cuáles mediciones (métodos) son usados por los investigadores para obtener
dichos propósitos y cuáles mediciones (métodos) deberían ser usados?

La relación entre filosofía de la ciencia, TO y práctica organizacional es descrita


como sigue (ver figura 1). La TO sirve a la reflexión de la práctica organizacional
y delinea cómo la práctica organizacional es conducida y cómo debería ser
conducida. La filosofía de la ciencia en contraste proporciona la reflexión acerca
de la TO. ¿Cuál es la práctica de TO y cómo deberían ser conducidos los esfuerzos
de investigación y a qué propósitos o resultados?

Figura 1.
La relación entre Filosofía de la Ciencia, Teoría Organizacional y Práctica
Organizacional (Adaptado de Scherer 1999:4)

FILOSOFÍA DE LA CIENCIA ¿Cuál es la práctica de la Teoría


Organizacional?
¿Cómo debe mirar la práctica de la
Teoría Organizacional?

TEORÍA ORGANIZACIONAL ¿Cómo es conducida la práctica


organizacional?
¿Cómo debe ser conducida la práctica
organizacional?

PRÁCTICA ORGANIZACIONAL
68

6. Debate paradigmático
La idea de que los estudios de la organización deberían comprometer un conjunto
paralelo de opciones no relacionadas, menús diferentes y conversaciones
desconectadas, llegó a ser parte de un debate extremadamente influyente durante
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

los años 1980, cuyo primer paso fue la publicación de Sociological Paradigms and
Organizational Analysis (Burrell y Morgan 1979).

Al mismo tiempo, el entramado que clasificaba las investigaciones sobre la organización


de acuerdo con los paradigmas funcionalista, interpretativo, humanista radical y
estructuralista radical, pudo haberse parecido a una forma relativamente directa de
catalogar un número limitado de opciones disponibles para el estudio de las organizaciones.

Pero los paradigmas sociológicos no fueron una propuesta solamente como una
teoría del conocimiento: fue un medio para construir un nicho protegido donde los
investigadores “alternativos” pudieran realizar su trabajo, protegidos de críticas
de los funcionalistas, libres de lo que veían como la necesidad de tener que explicar
su trabajo a estos. La clave para esta estrategia defensiva radica en la
“inconmensurabilidad” de los paradigmas y las diferencias de lenguaje que
impidieron la comunicación entre ellas.

Para quienes ven en la ciencia Funcionalista un ejercicio de imperialismo


intelectual, los estudios dominantes epistemológica y políticamente sobre
organización, la comprensión paradigmática de la teoría de la organización
ofrece una forma de legitimar aproximaciones cuya probidad sería negada
por el funcionalismo... Lo que (inconmensurabilidad) implica es que cada
paradigma lógicamente tiene que desarrollarse por separado, siguiendo su
propia problemática e ignorando las de otros paradigmas como
paradigmáticamente inválidas y que en un mundo ideal, las demandas sobre
las organizaciones se resuelvan a la luz de sus implicaciones para la práctica
social. (Jackson y Carter 1991:110)

De esta manera, los paradigmas sociológicos plantearon un desafío en dos


direcciones para los interesados en aceptarlo. Por una parte, ¿se podría construir
un puente al “problema” del lenguaje para permitir la comunicación de los
paradigmas? Por otra parte, ¿se debería permitir a los imperialistas invadir los
territorios más débiles?

El resultado fue una discusión frenética sobre el tema en un debate tripartito. Un


grupo de seguidores de los paradigmas alternativos percibía el relativismo de la
inconmensurabilidad demasiado difícil de sostener. Los académicos entrenados 69
en el debate racional y en la búsqueda de la verdad buscaban soluciones al
“problema” de la inconmensurabilidad utilizando discursos filosóficos y lingüísticos
sofisticados (Ej. Reed 1985; Hassard 1988, 1991; Gioia y Pitre 1990; Parker y
McHugh 1991; Marsden 1993; Willmott 1993ª; 1993b).

Un segundo grupo que incluía a sus creadores (de Paradigmas) (Burrell y Morgan
1979; también Jackson y Carter 1991; 1993), mantuvieron una línea dura contra
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

cualquier puente entre paradigmas, exigiendo una conversión casi religiosa al


estilo de Pablo de Tarso, para pasarse de un paradigma a otro.

El tercer grupo en las guerras del paradigma fueron los defensores de la fe “ortodoxa”
del funcionalismo y la ciencia normal (Ej. Donaldson 1985; Aldrich 1988).

La polémica se encendió entre defensores y detractores (Ej. Clegg 1990; ver también
el debate en Organization Studies 1988). La mayor parte de la discusión, acusatoria
e incisiva, se dio entre los miembros de los paradigmas “alternativos” que compartían
un descontento contra las tendencias imperialistas de la “ortodoxia” dominante.
Este debate propició tal grado de calor que los protagonistas parecían menos voces
diferentes dentro de una comunidad tolerante, separadas por aspectos doctrinarios
menores, como Católicos y Protestantes discutiendo el rito de la comunión, y se
parecían más a Católicos y Protestantes durante la Reforma Protestante, cuando
los herejes (Católicos o Protestantes por igual) fueron torturados, ejecutados e
incinerados. Cruzadas, Jihads y Fatwahs, son la sustancia real de encuentros
históricos entre las religiones, donde la inconmensurabilidad es un hecho normal.
Quizás sea un ejemplo extremo (por lo menos en muchas sociedades), pero los
observadores podrían hallar semejanzas en los estudios de la organización, porque
como lo señala Burrell en este libro (Cap. 3.8), los reformistas paradigmáticos se
equivocaron. No en asuntos sobre epistemología, lógica o teoría lingüística, sino en
política: los defensores de la inconmensurabilidad creen que ésta es la mejor manera
de proteger las aproximaciones alternativas de las continuas arremetidas de las
aproximaciones de la corriente principal en sus formas variadas y envolventes;
mientras los que atacan la inconmensurabilidad creen que su defensa es
contraproducente. Las principales batallas, entonces, tuvieron lugar entre los rebeldes.

Por contraste, el compromiso de la mayoría de los miembros de la fe “ortodoxa”


en las guerras del paradigma fue acallado; la mayoría de los habitantes del
paradigma funcionalista simplemente continuaron ocupándose de sus asuntos como
lo hacían usualmente. Tal vez no percibieron que los paradigmas señalaban un
estado de crisis como fue proclamado por los rebeldes (Ej. Hassard 1988; Burrell,
Cap. 3.8 en este libro). Ciertamente, la mayoría de las revistas en los Estados
Unidos ignoraron el surgimiento de los advenedizos (Aldrich 1988), aunque no
está claro si esto sucedió así porque fueran advenedizos o forasteros. La mayoría
70 de los adherentes al paradigma dominante vio poco amenazada su posición de
privilegio, tal vez porque la naturaleza de las prácticas institucionalizadas de las
arenas académica y de publicaciones en EEUU hacía muy difíciles las incursiones
para los investigadores “alternativos”.

La discusión metateórica sobre el pluralismo, la incompatibilidad de paradigmas o


la “inconmensurabilidad” de enfoques teóricos ha influido entonces sobre los
planteamientos en teoría de la organización. La conceptualización de ese pluralismo
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

teórico con ayuda de la categoría de la “inconmensurabilidad” es relativamente


reciente. Burrell y Morgan (1979) consideraban que las distintas escuelas de
pensamiento sobre las organizaciones eran “inconmensurables”, como lo son
realmente las metáforas con que buscamos comprender campos de fenómenos
todavía opacos a partir de los conocimientos que poseemos sobre otras áreas de
problemas. Serían pues posiciones irreconciliables teóricamente.

Los intentos de clasificar las teorías sobre la organización, como el de Astley y


Van de Ven (1983), operan sobre la base de que hay distintos paradigmas
irreconciliables desde los que se configuran esos distintos modelos teóricos, que
además pueden incluso estar en conflicto unos con otros (McKinley 1995; Scherer
/ Dowling 1995). Así la tesis de la irreconciliabilidad de los paradigmas se desarrolla
como tesis sobre el aislacionismo de las teorías.

7. Constructivismo, Inconmensurabilidad y Pluralismo


(teórico, conceptual).
Una teoría-evolucionante tiene como características distintivas su constructivismo,
la dinámica que produce los desplazamientos de sentido en sus conceptos básicos,
el pluralismo y la inconmensurabilidad.

La posición básica constructivista de la teoría dinámica de la organización


resulta de la misma configuración de la epistemología constructivista, tanto la
de la escuela del constructivismo radical como la que hemos llamado
Epistemología de la Complejidad.

Ésta niega el modelo de conocimiento por representación (teoría de la verdad


como correspondencia entre una imagen y lo real) y afirma que aquello sobre lo
que pensamos y comunicamos (hablamos de...) se configura como “constructos”
de una actividad humana al mismo tiempo de observación y de comunicación (en
la comunidad o sistema social de saberes, del tipo que sean).

La misma teoría “dinámica” de la Organización podrá así aprovechar entonces el


pluralismo de los paradigmas (enfoques teóricos tan diversos) para enriquecer, a nivel
de aplicación a la praxis esa misma inconmensurabilidad teórica (de suyo, esto es lo 71
que tantas veces hemos visto realizado en coaliciones de partidos democráticos que,
a pesar de sus ideologías contrapuestas, llegan a programas prácticos suficientemente
coherentes, y donde el mismo conflicto en ideas es germen de nuevas soluciones,
como ya vio Dahrendorf al señalar la función constructiva de los conflictos). Los
distintos enfoques no tienen entonces que imponerse violentamente (por así decirlo,
no tienen que “violar”) a los otros. El caso contrario, ciertamente ha sido históricamente
lo sucedido cuando una fe o creencia religiosa no se ha contentado con convivir con
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

otra (el mejor ejemplo de convivencia de los contrarios: el Panteón romano), sino ha
intentado con medios violentos acabar con toda disidencia. La argumentación, “sólo
ellos poseían la verdad”, presupone ella misma, para justificarse su propia verdad.

Ahora bien, el pluralismo implica también presuposiciones temáticas sobre el


mismo campo de objetos de la teoría. Si admitimos una Teoría plural (no sólo
dinámica) de la Organización, lo que estamos presuponiendo es que también se
da una básica pluralidad no sólo de culturas, lenguajes, o formas de ver la realidad,
sino una indefinida pluralidad de formas de vida y que esa actividad social en que
emergen los “sistemas sociales organizados” se realiza inmersa y condicionada
por tal pluralidad de formas de vida y de comunicación.

Esto puede ser decisivo para valorar la aportación de teorías parciales del Organizar,
por ejemplo, una teoría de la dirección tendrá muy distinta configuración de sus
nudos cognitivos según se construya en un contexto o paradigma de tipo objetivista
(con su epistemología positivista de verdad-correspondencia, etc.) o en un contexto
constructivista como el descrito en los párrafos anteriores.

Por tanto, el lamento ante la dispersión de teorías, ante esa “jungla” de las teorías,
debería realmente dar paso a una valoración más optimista. En lugar de quedarnos
apresados en los frascos de vidrio de esas teorías y sus lenguajes (el lenguaje no
sólo es vehículo o soporte del pensar, sino también rail o cadena), por eso la exigencia
de Wittgenstein: “Hay que arar el lenguaje” (función terapéutica del filosofar).

La pluralidad de las teorias, una vez se la comprende como factor relativizador y


liberador, abre pues el horizonte a la meta-observación teórica, pero también al
desarrollo de nuevos planteamientos.

Si la comunidad científica se atreviera a admitir la inconmensurabilidad de los


enfoques teóricos, entonces también podría entrar en el flujo de la teoría dinámica
donde las diferencias de enfoque no son nunca algo definitivo, sino van dando
lugar a nuevas diferencias (a otro nivel, en otro contexto), y donde las distintas
aportaciones (evidentemente valorables como inútiles para quien presupone
que sólo hay un planteamiento válido por haberse acercado a la verdad
“objetiva”) son vistas como meros puntos de arranque en el macro-proceso-
72 de-comunicación científica.

8. Concepciones epistemológicas de la teoría de la organización


Se ha encontrado que existe un vacío de fundamentación en el estudio de las
organizaciones y una proliferación de enfoques y teorías para estudiarlas. Para
alcanzar una mejor visión acerca de las concepciones epistemológicas de la teoría
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

de la organización, se pueden contemplar algunas posiciones sobre su objeto de


estudio a través del compendio que dos importantes teóricos han hecho del tema;
ellos son: Michael Reed, y Mary JO Hatch.

8.1 La doble caracterización cronológica: MICHAEL REED

Michael Reed (1992), critica el encajonamiento en el que, desde su óptica, se


encuentra la discusión epistemológica sobre la teoría y la sociología de las
organizaciones. Reed establece una doble caracterización cronológica sobre
las teorías organizacionales: una en las últimas tres décadas y otra en los últimos
diez años.

En la primera caracterización cronológica, se acepta que el estudio de las


organizaciones desde el campo académico sólo aparece a mediados del siglo
veinte (momento en que suele ubicarse la preocupación por el fenómeno
organizacional: la organización productiva del trabajo fabril como tema de interés
para las nacientes “ciencias administrativas”), cuando convergen los aportes del
“Taylorismo”, de la escuela de las relaciones humanas y del “análisis de toma de
decisiones” desarrollados desde los años cincuenta. Todos estos conciben las
organizaciones desde el enfoque sistémico como “unidades sociales dirigidas a la
consecución de metas colectivas o al cumplimiento de necesidades institucionales
para la sociedad o para el ambiente del que ellas son parte constitutiva”. Reed,
denomina a esta concepción como el “marco analítico” de las “organizaciones
como sistemas sociales”.

En oposición al modelo estructural - funcionalista - sistémico surgen otros “marcos


analíticos” (a partir de la década de los años sesenta) que Reed denomina:
“organizaciones como orden negociado”, “organizaciones como estructuras
de poder y dominación” u “organizaciones como construcciones
simbólicas”. Estos marcos se basan en la “lógica de la acción” (en vez de la
“lógica del sistema”). En este sentido surgen a mediados de los años setenta y
ochenta análisis organizacionales empíricos que descansan su fundamentación
teórica en, por ejemplo, la filosofía fenomenológica (como fue el caso para los
estudios etnometodológicos), o bien encontrar justificaciones del traspaso de
hallazgos teórico-empíricos propios del estudio antropológico de culturas donde
no se manifiesta el fenómeno organizacional propiamente dicho, al análisis de 73
manifestaciones del manejo o construcción simbólica de la vida organizacional.

Agotado el fantasma de la concepción dominante (estructuro-funcionalista-


sistémica) se abre paso la discusión epistemológica en un nuevo encajonamiento:
lo que Silverman entrevió como contraposición “paradigmática” va a encontrar
eco en el debate que se plantea la dualidad de la convivencia o no de la
multiplicidad paradigmática.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

La segunda caracterización cronológica la propone el libro de Burell y Morgan


(1979), donde se establecen tres posibilidades que encajonan la discusión
epistemológica de inicios de la década de los noventa:

1. El relativismo absoluto que escoge por conveniencia la combinación metódica


apropiada para el “problema” que se estudia1 ó el uso simultáneo de metáforas
de Gareth Morgan2.

Las organizaciones se pueden comprender a través de las metáforas. Éstas


alumbran algún aspecto parcial de la organización y ocultan otros. Por ejemplo,
si se concibe a la organización como un campo de batalla, se quiere decir que
se está visualizando un conflicto y ocultando una situación de cooperación.
Surge entonces uno de los cuatro conflictos en la utilización de metáforas en
la teoría organizacional (Palmer y Dunford, 1996), si acaso las metáforas ayudan
o impiden la producción de conocimiento acerca de las organizaciones.

Aquellos que adoptan asunciones epistemológicas positivistas rechazan el uso


del lenguaje metafórico en favor del lenguaje literal (Pinder y Bourgeois,1982),
su intención es identificar la existencia de metáforas organizacionales de tal
forma que su uso pueda evitar el logro de un conocimiento científico. Igual si
eliminar dichas metáforas es difícil, esto es visto como algo que los científicos
sociales deben proponerse a alcanzar. Bourgeois y Pinder (1983:611) llamaron
por la expulsión de las metáforas de la práctica científica, discutiendo que el
“lenguaje de la teoría... debe ser literal para la búsqueda de claridad”. Para
ellos, una ciencia racional es filtro de contenido metafórico. Tsoukas (1991:
571) llegó a una conclusión similar, sin embargo él, argumentó que las metáforas
son buenas para capturar “el fluido de experiencias” como un estado preliminar
para el desarrollo del lenguaje literal.

En contra de esta posición positivista está el movimiento lejos de la búsqueda


de una verdad única (De todas formas ya definido) y la racionalidad científica
una búsqueda de verdades como construidas a través de diferentes y subjetivos
esquemas de referencia. Esta búsqueda es enteramente un rechazo a una
verdad absoluta (Lakoff y Jonson, 1980) y una alternación de solución de
problemas en la construcción de sentidos (Weick, 1989). Esta remoción del
74 “cinturón de castidad de la ciencia” (Jackson y Carter, 1991:125) requiere que
los autores reconozcan que la construcción es un ejercicio de “imaginación
liberal” (Morgan, 1980: 612).

1 Por ejemplo, “Critical Systems Thinking” (“pensamiento de los sistemas críticos”) de Flood y
Jackson en 1992.
2 Morgan, Gareth. “Imágenes de la organización”. 1986.
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

Las metáforas son cruciales en esta empresa porque estructuran no sólo


lenguaje sino también el sistema conceptual de una persona (Lakoff y Jonson,
1980, Lakoff 1987); ellas son “no sólo frases agradables” sino también una
parte integral de como la realidad es construida (Weick, 1989:529). Desde
esta perspectiva, la intención de destruir la metáfora no es seguido: El
conocimiento liberal de las organizaciones no puede ser obtenido porque es
“sin sentido” (Morgan 1983ª:604) porque ambas, vivas y muertas las metáforas
subrayan cualquier sentido aparentemente literal (Lakoff y Jonson 1980). En
lugar de intentar evadir el uso de las metáforas, “los científicos necesitan
llegar a estar concientes de que las metáforas definen en parte sus teorías e
investigaciones... Y estar mas conciente de, el rango y los límites de sus teorías
con respecto de los fenómenos que ellos buscan investigar” (Stemberg 1990:
5). Desde esta perspectiva, los científicos positivistas han perdido la visión de
los hechos que pasan por lenguaje literal.

Aquellas aproximaciones tradicionales ahora aceptadas y conceptos bien


probados (Morgan 1980), están basados en metáforas subyacentes. Los autores
intentan con el lenguaje literal “sobre concretizar” (Morgan1980:612) la realidad
social, porque las bases metafóricas subyacentes son ignoradas. En cambio,
hay una necesidad de los investigadores de reconocer que “el lenguaje no esta
diseñado para decir la verdad” (Lyotard, citado en Jackson y Carter, 1991:125).
Por lo tanto, los teóricos deberían estar “contentos con los análisis que interesen,
informen y provoquen” (Aldrich, 1992:38) Y darse cuenta que la ciencia puede
“generar diferentes conocimientos contradictorios” (Morgan 1983ª :606).

2. El desarrollo múltiple e irreconciliable de varias teorías. En este caso


se supone que en el nivel de fundamentación de la teoría aparecen supuestos
que siendo tan contrarios, no pueden alcanzar a reunirse en un debate. El
ejemplo prototípico es la inconmensurabilidad paradigmática de los cuatro tipos
de fundamentación sociológica expresados en el mapa de clasificación de
Burrell y Morgan en 1979 en su libro: “Sociological paradigms and organizational
Análisis”, donde se plantean los paradigmas: funcionalista, interpretativo,
humanista radical y estructuralista radical.

El rol de los paradigmas como visiones de la realidad social fue explorado por
estos autores, quienes argumentaban que la teoría social en general, y la teoría 75
de la organización en particular, se podría analizar con gran utilidad en términos
de cuatro amplias visiones del mundo, las cuales se reflejaban en diferentes
conjuntos de presupuestos meta teóricos, acerca de la naturaleza de la ciencia,
la dimensión subjetiva-objetiva, la naturaleza de la sociedad y la dimensión de
regulación-cambio radical (Figura 2).
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Cada uno de los cuatro paradigmas antes mencionados refleja una red de
escuelas de pensamiento relacionadas, que se diferencian en enfoque y
perspectiva, pero que comparten presupuestos fundamentales comunes acerca
de la naturaleza de la realidad que ellos confrontan.

El paradigma funcionalista se basa en el presupuesto de que la sociedad tiene una


existencia real, concreta y un carácter sistémico orientado a producir un estado de
cosas ordenado y regular. Los presupuestos ontológicos estimulan la creencia en la
posibilidad de una ciencia social objetiva y libre de valores o neutra en la cual el científico
se distancia de la escena que esta analizando a través del rigor y la técnica del método
científico. Este paradigma tiende a ser realista, positivista, determinista y nomológico.

El paradigma interpretativo, se basa en la visión de que el mundo social tiene


un estatuto ontológico muy precario y que aquello que parece ser la realidad
social no existe en ningún sentido concreto, sino que es el producto de la experiencia
subjetiva e intersubjetiva de los individuos. La sociedad se comprende desde la
posición del participante en la acción antes de que desde la posición del observador.
A la ciencia se le ve como una red de juegos de lenguaje, que se basan en conjuntos
de conceptos y reglas determinadas subjetivamente, los cuales los practicantes
de las ciencias inventan y siguen. Este paradigma tiende a ser nominalista,
antipositivista, voluntarista e ideográfico.

En el paradigma humanista radical al igual que en el paradigma interpretativo,


la realidad es creada y sostenida socialmente, pero ésta puede ser influida por
procesos síquicos y sociales que canalizan, constriñen y controlan las mentes de
los seres humanos en formas tales que los alienan de las potencialidades inherentes
a su verdadera naturaleza como humanos. El humanista radical se preocupa por
descubrir como los seres humanos pueden unir pensamiento y acción (praxis)
como un medio para trascender su alienación.

El paradigma estructuralista radical, está vinculado a una concepción


materialista del mundo social, el cual es definido por estructuras ontológicamente
reales, duras, concretas. La realidad existe independiente de la forma en que es
percibida y reafirmada por la gente en sus actividades cotidianas. Esta realidad
se ve como caracterizada por tensiones intrínsecas y contradicciones entre los
76 elementos opuestos que inevitablemente conducen al cambio radical en el sistema
como una totalidad. Este paradigma también se ocupa de entender la forma en la
cual aquellos con poder en la sociedad buscan mantener estas tensiones bajo
control a través de diversos modos de dominación. El énfasis se coloca en la
importancia de la practica como un medio de trascender esta dominación.

El debate de la producción de conocimiento organizacional, concerniente a la


compatibilidad del uso de diferentes metáforas en el análisis es mas generalmente
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

asociado con el debate acerca del paradigma de conmensurabilidad e


inconmensurabilidad (Jackson y Carter, 1991,1993; Willmott, 1993ª, b). Dentro
de la literatura de las metáforas, este debate ha sido dirigido de las varias maneras.
De acuerdo con una posición, diferentes perspectivas tienen diferentes metáforas
asociadas a ellas (Aldrich, 1992) las cuales contienen fundamentalmente diferentes
grupos de asunciones que permanecen inconmensurables (Burell y Morgan, 1979;
Jackson y Carter ,1991).

La implicación de esta posición es que solamente las metáforas afines hacia


paradigmas específicos deben ser utilizadas juntas cuando los teóricos construyen
conocimiento sobre organizaciones. También Gioia y Pitre (1990: 592), quienes
sugirieron que los paradigmas deben ser permeables en sus bordes, los cuales
ellos describieron como “zonas de transición”, argumentaron que por último, una
síntesis fundamental de paradigmas no podría ocurrir. Una segunda posición es
que en lugar de producir investigaciones “separatistas” basadas solo en un
paradigma, los investigadores deberían usar diferentes metáforas y paradigmas
al tiempo porque ellos ofrecen ‘importantes visiones que eluden otras perspectivas”
(Morgan, 1990: 26; Ver también Morgan, 1980). Reed (1993) identificó esta posición
como parte de un movimiento general dirigido hacia la flexibilidad y pluralidad en
el campo del análisis de las organizaciones.

El Estatuto Epistemológico de la Metáfora

Se ha demostrado que la metáfora ejerce una influencia importante sobre el


desarrollo del lenguaje (Muller, 1987); a medida que el significado se transfiere
de una situación a otra, se crean nuevas palabras y significados. Esto se ilustra
muy bien, por ejemplo en la historia de la palabra organización, que se usó
primero para describir la acción de organización (organizing) o el estado de ser
organizado, particularmente en un sentido biológico. En 1896 el término se usó
para el ordenamiento y coordinación de partes dentro de una totalidad sistémica.
Alrededor de 1873 Herbert Spencer usó el término para referirse a “una sociedad,
sistema o cuerpo organizado”. El estado de ser organizado en un sentido
biológico fue la base de la metáfora de ordenamiento o coordinación en un
sentido general y de un cuerpo, sistema o sociedad en un sentido general. El
uso del término organización para describir una institución social es más bien
moderno y crea un nuevo significado de éste a través de la extensión simbólica 77
de significados más viejos.

Se ha demostrado también, que la metáfora juega una parte importante en el uso


del lenguaje, el desarrollo cognitivo y la manera general a través de la cual los
seres humanos forjan concepciones acerca de la realidad (Burke, 1945, 1954;
Jackobson and Halle, 1956; Ortory, 1979). Se ha dado considerable atención al
rol que ha jugado la metáfora en el desarrollo de la ciencia, y el pensamiento
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

social (Berggren, 1962; Black, 1962; Schön, 1963; Hesse, 1936) y Brown (1977)
ha producido un análisis de la influencia de la metáfora en la sociología.

La lógica de la metáfora tiene importantes implicaciones para la teoría de la


organización, ya que sugiere que ninguna metáfora puede apropiarse de la
naturaleza total de la vida organizacional. Un pluralismo teórico consciente y muy
amplio antes que un intento de forjar una síntesis sobre bases estrechas emerge
como un propósito apropiado. Las diferentes metáforas pueden constituir y capturar
la naturaleza de la vida organizacional de diferentes maneras.

Las metáforas funcionalistas tales como la mecanicista, orgánica, cibernética,


sistema débilmente acoplado, ecología poblacional, teatro, cultura y sistema político,
generan modos de teorización basados en el presupuesto de que la realidad de la
vida organizacional descansa en una red de relaciones ontológicamente reales,
las cuales son relativamente ordenadas y cohesivas. (Morgan, 1980).

Las metáforas interpretativas cuestionan las bases sobre las cuales se construye la
teoría funcionalista, y enfocan la manera como las realidades organizacionales se
crean y se mantienen. La metáfora del juego de lenguaje (Wittgenstein, 1968), por
ejemplo, niega a las organizaciones ese estatuto ontológico concreto y presenta a la
actividad organizacional como un poco más que un juego de palabras, pensamientos
y acciones. La metáfora del texto (Ricoeur, 1971) sugiere que el teórico de la
organización debe ver la actividad organizacional como un documento simbólico, se
preocupa por entender la manera cómo se producen (escriben), leen y se traducen
las actividades organizacionales, y la forma como la estructura del discurso puede
explorar ciertos temas claves y desarrollar tipos particulares de imaginería. La
metáfora puede ser utilizada para el análisis de documentos organizacionales, (Huff,
1979), del habla y acciones organizacionales (Manning, 1979).

Cuando se enfoca a las organizaciones desde la perspectiva del paradigma


humanista radical, todos los conceptos y modos de acción simbólica que sostienen
la vida organizacional se escudriñan para hallar sus propiedades alienantes. La
metáfora guía es la de la prisión psíquica, una imagen que enfoca la manera como
los seres humanos pueden ser llevados a representar realidades organizacionales
que se experimentan como confinadoras y dominantes. El énfasis principal como
78 lo expresa la escuela de Frankfurt, se coloca en cómo los modos ideológicos de
dominación pueden ser manipulados por aquellos con poder a favor de sus propios
fines. La metáfora de la prisión psíquica proporciona la base para una teoría de la
anti-organización (Burrell y Morgan, 1979), que cuestiona las premisas de la
teoría funcionalista de la organización en muchas maneras.

El paradigma estructuralista radical genera una teoría radical de la organización


basada sobre metáforas tales como el instrumento de dominación, el sistema
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

cismático y la catástrofe. La primera metáfora se interesa por entender cómo la


estructura de poder dentro de las organizaciones está conectada a estructuras de
poder dentro de la economía política mundial y cómo las divisiones sociales entre
las clases, grupos étnicos, hombres y mujeres, son evidentes en el lugar de trabajo.
La metáfora cismática (Morgan, 1980) enfoca la atención sobre cómo las
organizaciones pueden tener una tendencia a fragmentarse y desintegrarse como
resultado de tensiones generadas internamente.

La metáfora de la catástrofe ha sido usada en la teoría marxista para analizar


las contradicciones internas de la economía política mundial (Bukharin, 1915,
1925), lo cual sentó las bases para las formas revolucionarias de cambio. Una
versión algo diferente es la teoría de la catástrofe de René Thom (1975). Ambas
tienen relevancia para el estudio del rol de las organizaciones en la economía
mundial contemporánea, el proceso de trabajo y las relaciones entre la
administración y el trabajo.

Figura 2
Paradigmas: Metáforas y escuelas relacionadas con el análisis organizacional
Instrumento de dominación
SOCIOLOGÍA DEL
Prisión psíquica Cismático
CAMBIO RADICAL

Paradigma humanista radical Paradigma estructuralista redical


Catástrofe

T.O. Radical

Teoría Antiorganizacional

SUBJETIVO OBJETIVO
Pluralismo Behaviorismo
Hermenéutica determinismo y Máquina
empirismo abstracto

Etnometodología
Interaccionismo simbólico
Fonomenológico Teoría sistema social 79
Marco
Referencia para Organismo
Paradigma interpretativo la acción Paradigma funcionalista

resultado con sentido SOCIOLOGÍA DE Ecología Poblacional


Juego del lenguaje REGULACIÓN Cultura Sistema cibernético
Texto Teatro Sistema débil/acoplado
Sistema político
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

3. La “vuelta a lo básico”, es decir, la aceptación de que todos los desarrollos


metódicos y de fundamentación que pretendieron romper con el desarrollo teórico
dominante por herencia en el estudio de las organizaciones (la llamada “ortodoxia
funcionalista”) deben rendir su bandera, a un estructuro-funcionalismo renovado
con las pocas afirmaciones positivas que fuera de su dominio se han logrado. Este
es el caso de las proposiciones de Donaldson en 1985. Aquí puede ubicarse la
tendencia dominante del “enfoque de sistemas” que supone a las organizaciones
como sistemas socio-técnicos; es decir, como instrumentos racionales de coordinación
y control adecuados a las exigencias ambientales y a los imperativos funcionales
que éstas le imponen. También el modelo de la “teoría de la contingencia”,
repotenciado en sus subsistemas funcionales con el conocimiento parcial obtenido
por otras investigaciones, sería la piedra angular del análisis organizacional.

Pero esta misma década de los noventa se abrió con una muy interesante
particularidad: el “descubrimiento” por parte del campo del estudio de las
organizaciones del “debate” modernismo-posmodernismo. Tal supuesto “debate”
es el último (quizás) ropaje para el encajonamiento. En consecuencia, encierra
un inmenso peligro; el de mantener la proposición del debate epistemológico de
fondo. Tal “debate” pasa a ser el responsable de la más profunda dicotomía
que se presenta en la triple posibilidad: profundizar en el desorden del campo
académico dejando paso franco a la visión acomodaticia y utilitarista (un modo
del no-debate; exceso de relativismo epistemológico) u optar, por la
inconmensurabilidad paradigmática, por el predominio de la tradición académica
ortodoxa (otro modo del no-debate: exceso de polarización teórica) (Reed,
1993:174). El mal entendido debate modernismo-posmodernismo permite optar
por la primera posibilidad del no-debate. Y ello porque tal “debate” en el contexto
de quienes a él se refieren desde el campo del estudio organizacional, no es
más que el reciente disfraz del ”eterno retorno” a la oposición a otra supuesta
concepción dominante....ahora identificada como “modernismo” o “
moderrnidad”. En resumen, el inmenso peligro que encierra el “debate”
modernismo-posmodernismo, es el de servir de asiento a una falsa escogencia
que siempre conduce al no-debate y, simultáneamente, permite investir de
enemigo a una modernidad que no cuenta como tal enemigo.

La propuesta de Michael Reed para salir de este encajonamiento de las teorías


80 de la organización se fundamenta en las siguientes condiciones básicas:

1. Reinterpretar la consagrada historia del pensamiento organizativo


2. Postular un sentido para el campo académico del estudio del fenómeno
organizacional que no se agote en el mero fenómeno y que dé significado
al devenir de las diversas preocupaciones intelectuales serias que de él se
han ocupado.
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

Reed (1992) replantea el debate epistemológico de las teorías de organizaciones.


En primer lugar, sugiere proponer una noción de organización, como constitutiva
de una teoría- entendida como “práctica intelectual”- que la define como una
“práctica social”: prácticas sociales que se engranan para ensamblar e integrar
otras prácticas sociales (las que transforman las condiciones materiales e ideales
que hacen posible la acción colectiva).

En segundo lugar, esa práctica social -la Organización- es identificada,


conceptualmente, según el esquema de Anthony Giddens sobre el surgimiento y
sostenimiento de la modernidad (Giddens, 1991). La noción de organización que
se propone entonces como elemento nucleico para el desarrollo del campo
académico entendido como una “práctica intelectual” no se refiere tanto a la
distinción que hace específica a una cierta organización particular; mucho menos,
a la pretensión de descubrir los mecanismos de transformación que convierten la
funcionalidad o papel de las organizaciones. Más bien se trata de observar, por
intermedio de las organizaciones - o mejor, la Organización (como proceso societal)
-, el devenir propio de la modernidad.

La noción de Organización que se supone está ligada indisolublemente a un rasgo


general de la modernidad: la profusión de la organización. Como bien dice Giddens
(1991): “Lo que distingue a las organizaciones modernas no es tanto su tamaño o
su carácter burocrático, como el monitoreo reflexivo y concentrado que dicho
tamaño y carácter burocrático llevan consigo. Quien dice modernidad no dice
justamente organizaciones sino organización; es decir, el control regularizado de
las relaciones sociales a través de indefinidas ´distancias´ espacio-temporales”.

8.2 Las múltiples perspectivas: MARY JO HATCH3

Es típico en las ciencias sociales sacar una distinción epistemológica entre


“objetivistas” (positivistas, empiristas) y “subjetivistas” (anti-positivistas, idealistas),
como lo hacen los británicos Gibson Burrell, sociólogo y Gareth Morgan, teórico
organizacional, en su libro “Sociological Paradigms and Organizational Analysis”,
citado anteriormente.

De acuerdo con Mary JO, en su texto “Organization Theory: Modern, Symbolic


and Postmodern Perspectives, existen tres posiciones epistemológicas en las 81
ciencias sociales:

3 Profesora de Teoría Organizacional en la Escuela de Administración de Cranfield, Inglaterra. MBA


en Finanzas de la Universidad de Indiana. PhD en Comportamiento Organizacional con énfasis en
Teoría Organizacional en la Universidad de Stanford.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

1. La epistemología de los objetivistas se construye desde la creencia de que


sólo se puede conocer algo a través de la observación. Se asume la posición
de que el mundo existe independiente de nuestro conocimiento de él.
2. Para el subjetivista, todo el conocimiento del mundo, si el mundo existe en
sentido objetivo (los subjetivistas no hacen a menudo ninguna exigencia sobre
esto), se filtra a través del sujeto que conoce (cognoscente) y por eso es
alterado poderosamente por fuerzas cognoscitivas, sociales y culturales. Se
asume la posición de que el conocimiento es relativo al sujeto que conoce, y
sólo puede crearse y entenderse desde el punto de vista de los individuos que
están directamente involucrados en él. La realidad es definida por la experiencia
subjetiva del individuo, aunque bajo influencias sociales y culturales.
3. La tercera posición epistemológica, es similar en muchos aspectos al
subjetivismo, argumenta que todo el conocimiento es formado por procesos
sociales y culturales, las dicotomías como sujeto/objeto y epistemología/ontología
son arbitraria e inherentemente inestables; ellas son simplemente productos
de un conjunto de procesos sociales y culturales que operan en un momento y
en un lugar específico. También argumenta que todas las distinciones son en
origen semánticas, y características al uso del lenguaje como unos medios
para redefinir preguntas de cómo (epistemología) y qué (ontología) conocemos.

Luego, Mary JO Hatch, enmarca las diversas teorías acerca de la organización


en cuatro perspectivas, aparecidas de forma secuencial en el tiempo: Clásica,
Moderna, Simbólico-Interpretativa y Postmoderna; tomando como base de su
análisis las diferencias epistemológicas anteriormente citadas.

En la tabla 2 se resumen las principales diferencias entre las perspectivas de la


teoría de la organización según el problema central ó asunto de preocupación, los
métodos preferidos para dirigir su investigación y la clase de resultado que produjo.

Tabla 2
Diferencias en las múltiples perspectivas de la teoría de la organización

Perspectiva Asunto /Enfoque Método Resultado


Clásica - Los efectos de - Observación - Tipologías
la organización y análisis histórico. y construcciones
en la sociedad. - Reflejo personal teóricas.
82 - La dirección de la experiencia. - Normas para la
de la organización. práctica gerencial
Moderna - La organización -Mediciones - Estudios
a través de descriptivas comparativos.
mediciones “objetivas”. -Correlaciones entre - Análisis
medidas estandarizadas. estadísticos
multivariados.
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

Perspectiva Asunto /Enfoque Método Resultado


Simbólico-Interpretativa - La organización - Observación - Textos narrativos
a través de la del participante. como estudio de
percepción - Entrevista casos y etnografía
“subjetiva” etnográfica. organizacional.
Postmoderna - Teoría organizacional - Deconstrucción. -Reflexividad
y prácticas teóricas - Crítica de prácticas y explicaciones
teóricas. reflexivas
Fuente: Hatch, 1997

Perspectiva Clásica
En el período clásico el asunto de estudio en las organizaciones fue el efecto de la
industrialización en la sociedad (la aproximación sociológica) ó cómo hacer más
eficiente y efectiva la organización (la aproximación gerencial).

Los métodos clásicos se basaron en el análisis histórico y la reflexión personal


con tipologías (las tres formas de autoridad de Weber), siendo el resultado típico
las pautas prescriptivas (las funciones administrativas de Fayol).

Perspectiva Moderna
Las semillas del modernismo se encuentran en la epistemología del objetivismo.
El teórico organizacional del período “moderno” defiende que los fenómenos se
estudian “desde afuera”, y así sus teorías pueden probarse contra la realidad
para evaluar su exactitud. Esta epistemología insinúa por qué al teórico
organizacional moderno le atraen los métodos usados en las ciencias físicas
(medición, búsqueda de leyes generales).

La perspectiva modernista cambió el asunto de la sociedad y la dirección a la


propia organización. Esta perspectiva busca explicaciones para las varias formas
que las organizaciones toman y los resultados que ellas logran (desempeño,
rentabilidad, control).

La perspectiva moderna toma la posición epistemológica del objetivista en


cuanto la organización se estudia como un objeto con dimensiones que pueden
medirse fiablemente, así como se podría medir la altura de una mesa ó el
peso de un elefante.

Esta perspectiva se enfoca en la organización misma, confiando en la descripción 83


estadística y el análisis de campo “objetivo” que produce como resultado estudios
comparativos de las organizaciones.

Perspectiva Simbólico-interpretativa
Las semillas de esta perspectiva se encuentran en la epistemología del subjetivismo.
La perspectiva simbólico-interpretativa también se enfoca en la organización
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

misma, pero desde la posición epistemológica del subjetivismo, predominantemente.


Es decir, en lugar de tratar la organización como una medición objetiva, la trata
como un sujeto cuyos significados pueden ser apreciados y entendidos.

El investigador de éste período emplea usualmente técnicas etnográficas (la


observación del participante y la entrevista etnográfica) y produce descripciones
narrativas y análisis de casos.

Perspectiva Postmoderna
La línea asumida por el postmodernismo corresponde a la tercera posición
epistemológica de las ciencias sociales (el conocimiento es formado por procesos
sociales y culturales). En cuanto a significados e interpretaciones, los investigadores
postmodernos son forzados a tomar una posición epistemológica subjetiva.

La perspectiva postmoderna cambia de nuevo su asunto de estudio, esta vez


desde la organización a la teoría de la organización. Es decir, el enfoque de la
perspectiva postmoderna aprovecha al investigador ó practicante que intenta
conocer la organización, así como a la organización misma.

La aproximación postmoderna emplea métodos como deconstrucción y otras


formas de crítica desarrolladas en forma de teorías literarias a lo largo de la
historia, propuestas críticas marxistas, neo-marxistas y la teoría feminista.

Un resultado importante de la investigación postmoderna es el incremento de la


teorización auto-reflexiva.

Se podría preguntar si hay alguna diferencia entre el método de reflexión personal


de la teoría gerencial clásica (entre los ejecutivos como Taylor, Fayol y Barnard,
quienes abrieron el camino en este campo de estudio) y el método postmoderno
de auto-reflexión (el acto de retroceder la mirada crítica hacia uno mismo y sus
propias prácticas).

En cierto modo, parece como si la teoría de la organización hubiera regresado en


círculo a los métodos de la teoría de gerencia clásica. Sin embargo hay una
diferencia importante. En el período clásico los gerentes recurrieron a un filtro
84 para compartir su sabiduría adquirida en la experiencia; en el postmodernismo los
teóricos revelaron su conocimiento. En el período clásico se suponía que aquellos
que tenían autoridad (gerentes y propietarios de las organizaciones) tenían el
derecho de influenciar a otros. Los posmodernistas creen que aquellos con
autoridad (autores de teoría organizacional, una categoría que incluye gerentes)
tienen la responsabilidad de revelar sus conocimientos y motivaciones, y la
obligación de no imponerlos a otros.
Fundamentación epistemológica de los estudios de la organización

La orientación modernista sostiene que es útil concentrar la autoridad en manos


de la dirección, mientras la orientación postmoderna intenta difundir la autoridad
incrementando el número de grupos de interés donde se escuchan voces para el
proceso de toma de decisiones en la organización.

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Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

88
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

Capítulo IV
Fundamentación histórica
de los estudios organizacionales
(ibarra, 1996)

P
ara entender la especificidad de los Estudios Organizacionales planteada
arriba por Ibarra (2003) es necesario profundizar en el desarrollo histórico
que ha tenido el campo desde varias perspectivas, para lo cual se planteará
un mapa en el que este mismo autor reconstruye de manera diacrónica y
sistemática los “saberes sobre la organización: etapas, enfoques y dilemas”

1. Introducción: Mapa conceptual de los saberes sobre la


organización
El último cuarto de siglo, se ha constituido como una época de grandes cambios,
que han modificado profundamente el mundo del trabajo y las organizaciones. La
incorporación acelerada de nuevas tecnologías de producción, por ejemplo, ha
generado formas “post-burocráticas” de organización, sustentadas cada vez más
en la externalización de las relaciones de empleo, y en el desarrollo de un nuevo
contrato laboral, centrado en la competencia individual y el desempeño. Por su
parte, los flujos económicos internacionales, apoyados en sofisticados sistemas
de comunicación, han transformado el sentido del espacio y el tiempo, modificando
con ello las formas de intercambio y distribución, que se apoyan cada vez más en
redes de empresas a lo largo del planeta. Así mismo, el final de la Guerra Fría, la
89
caída del muro de Berlín y la hegemonía del neoliberalismo, entre otros factores,
parecen marcar un punto de inflexión en la configuración geopolítica del mundo,
trastocando fuertemente el papel de los estados nacionales y los organismos
multinacionales. Por una parte, el conocimiento moderno ha sido fuertemente
cuestionado por su excesivo racionalismo, con lo que se proyecta un escenario
cognoscitivo más plural y diverso, que se ha visto estimulado por la confrontación
entre modernos y posmodernos.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

En segundo lugar, se han ido restableciendo formas de investigación, que habían


sido por mucho tiempo invalidadas, desde los espacios instituidos de la ciencia:
hoy es posible asumir metodologías cualitativas que permiten revalorar el papel
del sujeto que conoce, y la importancia de la subjetividad en la vida social desde
sus ámbitos más específicos. El análisis de las relaciones de poder y los nuevos
sistemas disciplinarios, por ejemplo, empiezan a ocupar un lugar preponderante
en nuestras agendas de investigación.

Finalmente, la organización del conocimiento, para decir lo menos, ha abierto


algunas aduanas entre campos disciplinarios, que permiten un tránsito más fluido.
La cooperación entre las diversas áreas de conocimiento es cada vez mayor, con
lo que sus fronteras se han venido desdibujando: hoy es posible la formulación de
proyectos transdisciplinarios que empiezan a conformar nuevos espacios de
reflexión, desbordando con mucho la tradicional compartimentación de las ciencias.

En este contexto deseamos ubicar los aportes surgidos del estudio de las
organizaciones, conjunto diverso de aproximaciones que han abordado desde
distintas perspectivas los problemas del trabajo, las organizaciones y la
organización. El propósito esencial de este trabajo, es proporcionar al lector
un cuadro comprensivo de la Teoría de la Organización en disputa en el que
se han producido importantes debates, que renuevan constantemente sus
agendas de investigación. Para cumplir con este propósito hemos elaborado
un mapa conceptual que nos permitirá delinear la conformación de la TO
como campo de conocimiento (véase Figura 3); a lo largo del último siglo, se
aprecian cuatro etapas fundamentales, en las que se han conformado muy
diversos enfoques teóricos, que plasman los dilemas de una disciplina que se
ve constantemente atrapada entre la racionalización y el poder. Ellas abarcan
los primeros saberes generados para solventar los problemas de organización
de las grandes empresas de la segunda mitad del siglo XIX, tanto como los
conocimientos que analizan la reciente reconstitución de las organizaciones
en redes de fronteras difusas, bajo principios post burocráticos de organización.
Entre estos dos puntos apreciamos una amplia gama de preocupaciones, que
marca la diversidad de agendas de investigación, asociadas a las problemáticas
organizacionales específicas de cada momento.

90 Como resultado de este esfuerzo de reconocimiento, podremos determinar


con precisión los contornos de la disciplina, reconociendo la paulatina
complejización de su objeto, derivada de los desplazamientos teórico-
metodológicos para su tratamiento. Además, la reciente incorporación de
nuevas posturas epistemológicas, que cuestionan el estatuto funcionalista
de sus enfoques más consolidados, nos permitirá reconocer algunos de los
senderos de la bifurcación, que se produce a partir de la década de los
sesenta. Este panorama proporcionará al lector una visión integral desde la
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

que podrá reconocer las intersecciones, complementariedades y diferencias


que este amplio conjunto de teorías presenta frente a sus propios enfoques
y problemas de investigación.

2. Pensamiento preorganizacional: La modernidad como


sustento material
Para comprender cabalmente el desarrollo histórico de la teoría de la
organización, debemos iniciar el recorrido ubicando los problemas que más
adelante propiciarán su conformación, pues ellos denotan, en sí mismos,
nuevas necesidades de conocimiento hasta entonces no atendidas. Por ello,
alejándonos de las caracterizaciones más ortodoxas, se ubica como punto
de partida entre 1870 y 1925, etapa en la que se hacen cada vez más
evidentes, los problemas de organización asociados al surgimiento de la
empresa moderna y la profesionalización de la administración; por ello las
condiciones de formación de los saberes sobre la organización, se encuentran
desde entonces fuertemente vinculadas a las necesidades del mundo
socioeconómico de la empresa.

Esta etapa puede ser caracterizada como un momento pre-organizacional, pues


corresponde a una realidad histórica que antecede a un conjunto de saberes
sobre la organización, como institución esencial de las sociedades modernas
del siglo XX. Pero debe también ser valorada como la expresión inicial de una
realidad social muy dinámica que ha modificado sus formas de organización a
lo largo del siglo. Por ello, la modernidad comprendida como realidad
organizacional, será a partir de entonces el sustento material de un conjunto de
saberes diversos y fragmentados, que denotan su cambio y su complejización.
En este segundo sentido, esta etapa inicial sigue estando con nosotros, aunque
con rostros aparentemente muy distintos.

Entre 1870 y 1925 se produjeron muy importantes cambios provocados


por la ampliación de los mercados. El incremento de la competencia y el
acelerado desarrollo tecnológico, los cuales impactaron fuertemente la
situación de la industria. Con ello, las empresas experimentaron una etapa
de desorden que debía ser enfrentada mediante la implantación de nuevas 91
formas de organización y dirección industrial. El paso del taller a la fábrica
mecanizada, y de la empresa familiar a la gran corporación por acciones, se
produjo tan solo en treinta años. A su vez las nuevas formas de organización
del trabajo impactaron las relaciones sociales, modificando la propia
percepción del espacio y el tiempo, al delimitar con mayor precisión el lugar
de trabajo, restringiendo la movilidad en la fábrica y controlando los ritmos
de producción.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Fueron los propios directores de empresa, muchos de ellos formados como


ingenieros, quienes desarrollaron un conjunto de técnicas y principios normativos
para apoyar la reorganización de la industria, dando lugar poco después a la
moderna estructura empresarial basada en la departamentalización funcional y la
división del trabajo. De hecho la administración sistemática, movimiento que marca
el origen de la administración como disciplina, es responsable de la introducción y
perfeccionamiento de los primeros sistemas modernos de contabilidad de costos,
y de técnicas para sistematizar el control de la producción, las adquisiciones, el
manejo de los inventarios, la contratación del personal, los sistemas de
remuneración y el diseño de los espacios físicos entre otros elementos (Litterer,
1959; Owen et al. 1813-1927).

Los aportes de la administración científica (Watts 1991; Thompson 1914)


completarán este primer gran ciclo de racionalización, al implantar
definitivamente el control del trabajo y la producción, mediante la introducción
incesante de mejoras técnicas y organizativas. Cabe destacar la importancia, a
este nivel, de la organización de los primeros departamentos de planeación, la
estandarización y diferenciación del trabajo mediante los estudios de tiempos y
movimientos, y la implantación de sistemas de incentivos salariales asociados
al rendimiento (Taylor, 1903).

La complejidad implicada en este proceso, demostró rápidamente el agotamiento


de la conducción de los negocios a partir sólo de la experiencia y el sentido
común y la necesidad de contar con un conocimiento sistematizado, que
permitiera el manejo eficiente de las organizaciones. Además se empezaba a
reconocer la importancia de las ciencias sociales, como medio idóneo para
comprender las consecuencias de la aplicación de las nuevas formas de
organización de la sociedad industrial.

Este impulso se encontraba vinculado a la presencia y generalización de dos


problemas cruciales en las primeras décadas del siglo. En primer lugar, se empieza
a manifestar un rechazo creciente de los obreros ante las nuevas condiciones de
la producción. El enfrentamiento inicial de las dificultades que suponía el
comportamiento del trabajador en el taller, dio origen a las propuestas del welfare
work, que intentaban regular las relaciones laborales, mediante beneficios como
92 el reparto de utilidades, la introducción de planes de seguridad industrial y la
organización de los primeros departamentos de personal para operar algunas
políticas específicas de bienestar.

Además, el reconocimiento de la importancia del aspecto humano de la industria,


dio lugar a los primeros esfuerzos de investigación, que se dedicaron a analizar
los factores fisiológicos y psicológicos vinculados a la fatiga industrial y la
monotonía; entre ellos se encuentran, por ejemplo, los primeros aportes de la
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

sicología industrial, que permitieron evaluar las cualidades mentales del trabajador,
considerando los requerimientos específicos del puesto de trabajo; los resultados
obtenidos, pronto dieron lugar a las primeras técnicas de selección de personal.

En segundo lugar, la creciente complejidad de las empresas empezaba a exigir


el desarrollo de estudios que permitieran clarificar la relación entre diseño
estructural y éxito empresarial, reflejando en buena medida, ya desde entonces,
los problemas relacionados con las operaciones realizadas en el extranjero, el
cambio tecnológico, la rigidez administrativa y el desempeño de los mandos
medios y de dirección. Estas dos preocupaciones abonaron el terreno en el que
habrían de germinar, un poco más adelante, los primeros estudios en torno a las
nacientes “organizaciones modernas”.

Uno de los aspectos de mayor importancia relacionados con esta etapa, se


encuentra en la consolidación de las disciplinas que facilitarían el gobierno de
sujetos y organizaciones. Entre ellas debemos destacar la contabilidad y la sicología
industrial. Desde entonces, ellas han jugado un papel muy importante en la
reorganización de prácticas en el trabajo, que fomentan la disciplina y facilitan la
generación de consensos. Este conjunto de saberes prácticos representan
actualmente uno de los elementos centrales para comprender la naturaleza
específica del funcionamiento de las organizaciones, y de las relaciones y procesos
que operan en y más allá de ella.

3. La organización como sistema en equilibrio: Primeras


elaboraciones teóricas.
Esta etapa también denominada organizacional-preinstitucional, comprende un
breve período en el que se desarrollan los primeros esfuerzos sistemáticos de
investigación empírica en la industria, atendiendo de manera especial, los problemas
asociados al comportamiento humano en el trabajo y su relación con la
productividad. Sin embargo, no podemos hablar todavía de la T.O como campo
de conocimiento instituido. De hecho esta etapa puede ser asimilada casi por
completo al movimiento de las relaciones humanas, que ganó notoriedad a partir
de la realización de los experimentos de la Western Company en Hawthorne
(Roethlisberger y Dickson, 1939), y de algunos estudios de corte antropológico 93
que analizaron los cambios provocados por la industrialización en comunidades
enteras, considerando sus efectos específicos en el trabajo (Warner et al, 1947).

La importancia de esta propuesta descansa en dos grandes aspectos. En primer


lugar, se constituye como el primer esfuerzo sistemático para estudiar con detalle,
las condiciones generales que afectan la capacidad humana para el trabajo.
Apoyados en los resultados obtenidos empíricamente, los autores de las relaciones
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

humanas desecharon las explicaciones desarrolladas en la etapa anterior, sobre


las causas centrales del rendimiento; en su lugar, demostraron la importancia de
la organización social informal, como determinante de la respuesta psicológica
del trabajador y de la cohesión social de los grupos de trabajo (Mayo, 1933).

A partir de este momento, se reconocerá el carácter estratégico del contexto


específico de trabajo, que deberá contar con un código social informal coherente
con las finalidades de la empresa, como medio para transformar las actitudes de
los trabajadores, y facilitar con ello una mayor cooperación. Sólo así sería posible,
afirmaban, alcanzar mayores niveles de productividad, y a la vez encauzar el
descontento obrero.

En segundo lugar, las relaciones humanas proporcionaron la primera


conceptualización organizacional sustentada teóricamente: en la obra Management
and the Worker se considera ya, de manera clara, a la organización industrial
como sistema social que tiende al equilibrio (Roethlisberger y Dickson, 1939).
Esta propuesta de alta capacidad heurística, partía del reconocimiento de las dos
funciones que cumple toda empresa: fabricar un producto y proporcionar
satisfacción en el trabajo. La primera función es atendida a partir de la
organización técnica y la lógica de la eficiencia, mientras que a la segunda
corresponde la organización humana.

Por su parte, la organización humana comprende tanto la atención de las


necesidades de los individuos en sí mismos, con sus historias personales y su
bagaje cultural particular, como la consideración de la organización social, que
resulta de las interacciones dentro y entre los diversos grupos de trabajo.
Finalmente, al hablar de la organización social de la empresa, reconocen dos
subsistemas: La organización formal, que comprende las normas, políticas y
reglamentos que definen el comportamiento esperado dentro de la organización;
y la organización informal, en la que se ubican las relaciones interpersonales
gobernadas por la lógica de los sentimientos, esto es, por los sistemas de ideas y
creencias que expresan los valores propios de los grupos de trabajo. Este último
tramo organizacional es al que dedicaron mayor atención.

Esta conceptualización fue ampliamente influida por la obra sociológica de


94 Pareto, de la que se recuperaron los conceptos de sistema social y equilibrio, y
las nociones de residuos y derivaciones, que destacaban la importancia de los
valores y las emociones en la interacción social. Sin embargo, en ella influyeron
también otro tipo de propuestas derivadas del pensamiento psicológico y
antropológico Europeos: por una parte se encuentran algunas formulaciones
teóricas de Freud y Janet en torno a la obsesión y la neurosis como aspectos
propios del comportamiento en una civilización industrial; por la otra, se recuperan
algunos planeamientos de Malinowski y Radcliffe- Brown que basados a su
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

vez en Durkheim, permitían explicar la integración social comparando las


sociedades tradicional y moderna; finalmente, el trabajo de Piaget sobre el
desarrollo mental del niño, fue utilizado para relacionar mediante el método de
entrevistas, la respuesta espontánea del trabajador a las situaciones y señales
sociales, aun en la ausencia de la habilidad que éste pudiera tener para
comprenderlas y juzgarlas de manera profunda (Mayo, 1933).

Estos insumos teóricos facilitaron la construcción de un modelo conceptual dual,


desde el que fue posible sustentar una explicación alternativa del conflicto social,
que encontraría en la organización informal una vía de encauzamiento de los
problemas humanos, sociales y políticos de la civilización industrial (Mayo 1933,
1945) tal explicación se apoyó siempre en una interpretación interesada de los
resultados empíricos obtenidos en la Hawthorne, interpretación que más adelante
sería ampliamente cuestionada (Landsberger 1958; Gillespie 1991)

También como parte de esta segunda etapa, es necesario destacar el aporte


coincidente y complementario realizado por Chester Barnard, desde la teoría
administrativa. En 1938, se publica The Functions of the Executive, obra de gran
relevancia ya que proporciona los fundamentos de una conceptualización de la
organización como sistema social cooperativo, es decir, como sistema de
actividades o de fuerzas sociales biológicas y físicas conscientemente coordinadas
y cuyo balance –tanto interno como externo-debe mantenerse en equilibrio
(Barnard, 1938). Esta propuesta facilitará, desde entonces la justificación de un
modelo organizativo en el que se ubican las finalidades generales de la organización
por encima de los intereses particulares de los individuos, atendiendo a la naturaleza
esencialmente cooperativa de sus miembros.

Sin embargo, Barnard reconoce que para asegurar la cooperación, es necesario


proteger el balance entre las restricciones que impone la organización formal y
las demandas que surgen en los grupos informales. Esta será una de las funciones
esenciales de los ejecutivos, quienes deberán facilitar la identificación de los
trabajadores con las finalidades de la empresa, pues muchos de ellos, sobre todo
los que se encuentran ubicados en los niveles más bajos, no han podido asimilar
adecuadamente el propósito común que implica la acción cooperativa. En este
contexto la autoridad, es entendida como la disposición y la capacidad de los
individuos para someterse a las necesidades impuestas por la cooperación, 95
rebasando con ello la formulación tradicional que la reconocía esencialmente
como capacidad coercitiva asociada a la organización formal.

En la unidad contradictoria de estos dos argumentos se encuentra el origen de la


“esquizofrenia intelectual” que dominará a la TO, al menos durante los siguientes
treinta años (Reed 1985:21): la organización será a partir de ahora la máxima
expresión de la cooperación humana, pero también a la vez, un sistema de control
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

para encauzar el conflicto y asegurar el respeto y apoyo a las finalidades


establecidas por la empresa. Por supuesto, el par conceptual “cooperación/
conflicto” en Barnard, puede ser equiparado al par conceptual “organización formal/
organización informal” en Roethlisberger y Dickson; este “doble vínculo” será
reafirmado un poco más adelante, mediante una estructura conceptual similar,
por cada uno de los enfoques elaborados en la etapa de institucionalización de la
TO, y por las propuestas que extienden su desarrollo hasta la actualidad.

Sin duda, son innegables la importancia y la riqueza teórica de los aportes realizados
en esta etapa. El reconocimiento del comportamiento informal en los grupos de
trabajo, bajo ciertas estructuras formales dadas permite visualizar nuevamente,
la importancia del aporte psicológico para moldear subjetividades e inventar
identidades, permitiendo un diseño más adecuado de los sistemas de autoridad,
vigilancia y recompensa. Este enfoque de mayor complejidad y sofisticación,
destaca las limitaciones inherentes a la visión economicista del trabajo y la
organización de la etapa anterior.

Además de estas implicaciones inmediatas, el enfoque teórico diseñado en esta


etapa, permite ubicar y formalizar los problemas de organización, sin importar
demasiado el tipo de institución de la que se trate. La conceptualización sistémica
propuesta desde entonces, tiene la ventaja de poder ordenar realidades muy
distintas, bajo el supuesto de que existen principios de organización de validez
universal. Ello permite explicar los problemas de organización, como desequilibrios
o desajustes entre los componentes internos de una maquinaria social finalista y,
en consecuencia, proponer posibles soluciones a partir del diseño de estrategias
que permitan una mayor articulación entre los componentes materiales y humanos,
considerando las lógicas de su funcionamiento.

Estas formulaciones, inscritas ya en el marco de las convenciones del


pensamiento moderno, allanaron el camino que conduciría un poco más adelante
a la institucionalización de la TO, facilitando con ello la producción de nuevos
saberes que apoyaron la consolidación de un orden organizacional sustentado
en la racionalización.

4. La institucionalización de los saberes sobre la


96
organización: El modernismo sistémico como predominio
La tercera etapa del desarrollo histórico de la T.O. corresponde a su
institucionalización, es decir, al proceso que permitió la integración de una comunidad
académica unida por preocupaciones teóricas similares, y por una visión
paradigmática común o por visiones paradigmáticas diferentes pero compatibles.
Este proceso abarcó poco más de tres décadas (1937-1973), desde el establecimiento
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

de los fundamentos teóricos de la disciplina, hasta el desarrollo de los enfoques que


dieron forma a sus primeras agendas de investigación. Su punto de partida ha sido
generalmente asociado al nombre de Max Weber, dejando en un segundo plano
menos visible, la que a nuestro entender es la influencia central de la T.O. en esta
etapa. Nos referimos a Talcott Parsons. ¿Por qué consideramos más apropiada
una interpretación como ésta? Esbocemos dos argumentos.

En primer lugar, por que el pensamiento de Weber llegó a Estados Unidos,


esencialmente por intermediación de Parsons, quien realizó una lectura parcial e
interesada de la obra del sociólogo alemán, recuperando sólo aquellos elementos
que resultaban de utilidad en la elaboración de su teoría del orden social
(Parsonización de Weber).

En el caso específico de la T.O, esta lectura implicó al menos dos problemas que
influirán ampliamente en las propuestas teóricas de esta etapa. Por una parte, la
interpretación Parsoniana del tipo ideal dio lugar a una serie de críticas injustificadas
a la formulación Weberiana de la burocracia, ya que fue generalmente considerada
como un tipo clasificatorio o un modelo empírico (Parsons, 1937: 739-749). Los
teóricos de la organización nunca comprendieron, con la ayuda de Parsons, que
para Weber el tipo ideal era un recurso metodológico que permitía reconocer
tendencias y, a partir de ellas, establecer hipótesis para explicar realidades históricas
determinadas. Así, lo que siempre fue considerado como una elaboración heurística,
terminó siendo inadecuadamente interpretado como la realidad misma, o como
un modelo que era posible alcanzar.

Por la otra, al traducir a Weber, Parsons introdujo una distinción radical entre
“poder” y “autoridad”, asumiéndolos como conceptos distintos e independientes (
Weber, 1947: 58-60); este planteamiento resultaba central en el contexto de sus
intereses teóricos, pero es difícilmente asimilable a la formulación original del
pensador alemán (Weber, 1922: 43, 170 sigs). Desde la postura interpretativa de
Parsons, el concepto Weberiano de dominación equivalía al concepto de autoridad,
con lo que el poder pierde su sustancia al quedar reducido al simple “ejercicio de
una habilidad” o al ser considerado únicamente como una forma degenerada o
inmadura de la autoridad.

Esta lectura delinea una solución sólo aparente a la esquizofrenia intelectual de la 97


que ya hablamos, pues permitió sintetizar los pares conceptuales de la etapa
anterior, en una nueva formulación que reafirma la centralidad de los conceptos
de autoridad, cooperación y consenso, intentando eliminar todo rastro relacionado
con el conflicto de intereses, la coerción y la fuerza; en adelante, la autoridad
será considerada como el derecho legítimo de las organizaciones, de influir en el
comportamiento informal de los individuos, para garantizar el cumplimiento de las
finalidades asociadas a la acción cooperativa.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Estos dos aspectos pueden ser claramente apreciados en las teorías de la burocracia
(Croters 1990; Merton et al. 1952), enfoque que critica, a partir de un muy influyente
texto teórico de Merton, el tipo ideal de burocracia de Weber, ya que en éste “se
olvidan casi por completo los esfuerzos y las tensiones internas de esas estructuras”
(Merton, 1940: 51), es decir el balance entre los elementos racionales y los no-
racionales del comportamiento humano. Por ello se destaca la importancia de analizar
la articulación entre estructura burocrática y personalidad, pues este contraste
mostraría las disfunciones inherentes al modelo racionalista ( Merton, 1940). En
consonancia con la herencia de la etapa anterior y el aporte Parsoniano se reafirma
el objeto de investigación de la T.O, en términos del análisis de la “desviación” del
comportamiento humano frente a la estructura formal.

El segundo argumento que destaca la importancia de Parsons se encuentra en su


formulación del estructural-funcionalismo, enfoque teórico desde el que se
emprenderá el estudio sociológico de las organizaciones. Como ya indicamos, las
teorías de la burocracia serán su primera expresión concreta, enfoque que analizó,
por ejemplo, el desplazamiento de los compromisos iniciales de la organización y
sus consecuencias imprevistas ( Selznik, 1949), las fuerzas que originan el proceso
de formalización y las funciones latentes de la burocracia (Gouldner 1954), los
procesos de cambio e innovación en organizaciones ampliamente formalizadas
(Blau 1955), o el estudio de los efectos perturbadores de las relaciones encubiertas
de poder sobre el sistema burocrático (Crozier 1963).

Este enfoque, al apoyarse en unos cuantos estudios de caso, mostró poca capacidad
para arribar a conclusiones generalizables. Cuando mucho, sus resultados podían
ser considerados como hipótesis de trabajo para emprender nuevas investigaciones,
pues según algunos autores, se carecía del herramental metodológico adecuado
para arribar, por este camino, a principios de validez general. Por ello, hacia
finales de los años cincuenta, la T.O se vio reforzada con el surgimiento del
movimiento contingente (Donaldson 1995), que sustentado también en el
estructural-funcionalismo, intentará constituirse como un enfoque que cumpliera
ahora sí, con todos los requisitos de validación exigidos al conocimiento positivo.

Su propósito esencial era descubrir las relaciones causales que permitieran explicar
el impacto del contexto en la estructura y el funcionamiento de las
98 organizaciones; este conocimiento ayudaría a determinar el diseño más apropiado
de la organización, para facilitar su desarrollo eficaz (Woodward 1958; Burns y
Stalker 1961). A fin de avanzar en esta dirección, el movimiento contingente
asumió la necesidad de aplicar rigurosamente el método científico, por lo que
propuso una investigación empírica que permitiera comparar, sobre una base
común, a un elevado número de organizaciones. Dicha base estaba integrada por
la definición de un conjunto de variables que permitieran observar, medir y
correlacionar las características específicas de contextos, estructuras y
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

comportamientos de organizaciones muy diversas (Pugh et al, 1963-1972). En


este caso la formulación dual de la TO se complejiza, pues la contingencia propone
la realización de un análisis multivariado, que clarifique el impacto de factores
que implican incertidumbre y variabilidad en las estructuras y el desempeño de la
organización.

De esta manera, al emplear una metodología potente para el análisis empírico, el


movimiento contingente fue capaz de superar las desventajas asociadas al alto
nivel de abstracción de la propuesta Parsoniana, sin perder por ello su orientación
teórica general. Además, los resultados de sus estudios comparativos les
permitieron matizar el principio taylorista del one best way, al constatar la existencia
de una mayor variedad de formas de organización, que dependía de las
características y el contexto de cada tipo de organización en lo particular (Pugh
et al. 1963-1972; Woodward 1958; Burns y Stalker 1961;Emery y Trist 1965).

El movimiento contingente se perfiló rápidamente como centro de la fortaleza


institucional de la T.O, al reunir a un amplio número de investigadores que
validaron este “modo de hacer ciencia”, y lo ubicaron como el prototipo que
les otorgaría identidad disciplinaria. Sin embargo, este predominio debe ser
matizado: la institucionalización de la T.O no puede ser asociada solamente a
la influencia ejercida por la Parsonización de Weber, el estructural-
funcionalismo y la sociología. En esta etapa se incorporaron otros dos enfoques
con bases conceptuales y disciplinarias distintas que completan el espectro
teórico del estudio institucionalizado de las organizaciones, favoreciendo
también su institucionalización.

El primero de ellos corresponde a la escuela del comportamiento (Simon 1978;


Hickson 1995), que analizó las organizaciones, considerándolas como estructuras
decisorias. Sustentada en el positivismo lógico, esta propuesta reformuló el modelo
económico de la elección racional, para incorporar el componente sicológico del
comportamiento del decisor y los límites de la racionalidad humana (Simon 1947).
La dualidad de la TO reaparece ahora en el par conceptual ”racionalidad subjetiva
del decisor/ racionalidad objetiva de la organización”; el propósito de tal
aproximación es que estas dos racionalidades coincidan, para lo cual, señalan, la
organización deberá proporcionar un medio ambiente acotado para la decisión,
que asegure el adecuado cumplimiento de sus fines. 99

Sobre esta base, se desarrollan un poco más adelante algunas otras teorías, que
perseguían clarificar el comportamiento del individuo desde el momento mismo
en el que se incorpora y participa en la organización, y hasta que se plantea la
necesidad y las posibilidades de abandonarla (March y Simon 1958). Esta
formulación derivó naturalmente en la explicación de los mecanismos que
posibilitan o afectan el equilibrio de la organización, y el de los grupos que participan
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

en ella; pero derivó también en el examen de la lógica que orienta la determinación


de los objetivos de la organización y la formación de coaliciones, de acuerdo con
las preferencias particulares de sus integrantes (Cyert y March 1963). Con ello
se otorga contenido operativo a la autoridad (y el poder), pues se cuenta ya con
mecanismos estructurales específicos (sistemas, procedimientos y políticas), para
“influir” el comportamiento cotidiano del decisor.

El segundo enfoque corresponde a las nuevas relaciones humanas (Leavitt


1996: Porter 1996; Porter y Bigley 1941-1982), movimiento que renovó el estudio
de los problemas del comportamiento humano en el trabajo, aunque desde una
base muy distinta de la utilizada en los años treinta por las relaciones humanas.
Efectivamente, sustentada en la psicología social norteamericana y bajo la marcada
influencia de la teoría de la motivación de Maslow (1943), reformulan el problema
del comportamiento humano en el trabajo, analizando ahora los factores
psicológicos asociados al comportamiento individual.

La “eterna” dualidad de la T.O se expresará, en este caso, a partir de la observación


del conflicto entre la satisfacción de las necesidades de los individuos y la estructura
de la organización (Argyris 1957). Su solución se establece esencialmente en la
exigencia de modificar dichas estructuras, con la finalidad de eliminar su excesiva
rigidez y posibilitar así una mayor participación que se traduzca en el crecimiento
psicológico de las personas (Bennis 1966).

En este caso, los medios propuestos son muy variados y no se circunscriben ya,
de ninguna manera, al solo estímulo económico. Podemos mencionar la integración
de grupos de trabajo, el involucramiento del trabajador en procesos de toma de
decisiones, el establecimiento de una adecuada comunicación, la modificación de
la línea de producción mediante el rediseño del trabajo, la generación de un liderazgo
participativo y la instrumentación de mecanismos para facilitar una adecuada
motivación, entre los más significativos (Likert 1959; Mc Gregor, 1960).

Como hemos podido apreciar en este rápido recorrido, la etapa de


institucionalización de la TO se encuentra fuertemente asociada al establecimiento
de enfoques teóricos que atienden claramente las convenciones de la ciencia
moderna, aspecto que se traduce rápidamente en el reconocimiento de su estatuto
100 disciplinario. Aunque muestran diferencias entre sí, las propuestas incluidas en
esta etapa pueden ser reunidas dentro de lo que ha sido denominado como
modernismo sistémico (Cooper y Burell 1988: 95-96), visión paradigmática más
general que reafirma los principios de la ciencia moderna: la racionalidad como
fundamento del conocimiento, el lenguaje como instrumento de comunicación, la
neutralidad valorativa, la separación entre el sujeto que conoce y el objeto conocido,
la realidad como “objeto” manipulable empíricamente para observar, descubrir y
comprobar sus propiedades inherentes. El predominio de esta meta-representación
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

deja poco espacio a otras aproximaciones: ella se asume como el único camino
para descubrir las leyes universales que gobiernan el comportamiento de las
organizaciones y de “todo” lo que en ellas sucede.

Bajo esta misma orientación general, se establece que la finalidad esencial de tal
conocimiento se encuentra en su posible contribución al progreso y evolución de
la sociedad; el conocimiento riguroso de las organizaciones, mediante
procedimientos lógicos o empíricos, deberá siempre promover el mejoramiento
de su funcionamiento interno y su adaptación contextual.

De esta forma, la TO se constituye como la disciplina científica que se encargará


de estudiar a las organizaciones, y destacadamente a sus estructuras, atendiendo
tres grandes ejes de indagación: el contexto, las decisiones y el
comportamiento. Dado su carácter positivo, ella proporciona instrumentos de
observación y análisis aplicables a todo tipo de organizaciones, mostrando su
utilidad más allá de las tradicionales fronteras del mundo empresarial.

Pero la institucionalización de la TO se expresa también, como todo, en elementos


organizativos que le otorgan fortaleza y continuidad. La adopción de una
nomenclatura, encabezada por su apelativo como “teoría de la organización”, le
permite reunir a una comunidad de investigadores de disciplinas diversas, que
adquirirá paulatinamente un “espíritu de cuerpo”, dando lugar al establecimiento
silencioso de ciertos rituales científicos que van conformando su perfil disciplinario.
Hasta donde sabemos, el empleo sistemático del término teoría de la organización
se inicia con la publicación, en 1948, de un artículo de Phillip Selznick, autor que
establecía la necesidad de contar con un marco de referencia para el estudio de
las organizaciones, sustentado en el estructural-funcionalismo (Selznick 1948)4.
Este autor recupera el término “organización” de una serie de textos desarrollados
en los años treinta, entre los que figuran las obras ya mencionadas de Barnard y
de Roethlisberger y Dickson, los primeros escritos de Parsons y de Merton, y
algunos textos importantes de autores de la teoría administrativa: Gulick y Urwick,
Mooney y Reiley.

Anteriormente se utilizaban indistintamente los términos “empresa”, ”burocracia”


y “organización”, pero no se hacía referencia alguna a la constitución de una
disciplina específica diferenciada de la administración. Por la otra, la conquista 101
de espacios institucionalizados diversos, facilita el escrupuloso “control de la
disciplina”, al definir los mecanismos y medios para identificar y proteger la “buena
ciencia”, y garantizar con ello la reproducción de su comunidad y sus saberes, a

4 En este texto, existe una referencia que indica que el uso previo del término TO se debe a John M.
Gauss, quien lo utilizaba ya en 1936. Sin embargo, como ya vimos, en ese entonces no se reconocía
todavía un campo de conocimiento institucionalizado referido de esa manera.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

la vez que establece las fronteras y los límites que la separan de ”los demás”.
(Este proceso de institucionalización se concretó, por ejemplo, en la fundación, en
1956, de Administrative Science Quarterly (ASQ), revista estadounidense de
TO con el más amplio reconocimiento internacional).

Para una apreciación amplia del perfil de la TO en su etapa institucional


recomendamos el conjunto de trabajos reunidos en el Handbook of
Organizations (March 1965). Además de ASQ el lector puede acudir a Academy
of Management Review, Academy of Management Journal y Organization Science
para apreciar algunos de los aportes más significativos de las propuestas de la
TO gestadas a partir de esta etapa.

5. Los territorios de la troría de la organización:


Desarrollo reciente y bifurcación
¿Qué ha sucedido durante los últimos treinta años? La cuarta etapa en la
conformación de la TO es la más compleja, pues está marcada por su dinamismo
y su diversidad. A partir de finales de los años sesenta, la disciplina ha experimentado
un doble movimiento. El primero corresponde al desarrollo de nuevos enfoques
que, profundizando algunos planteamientos de la etapa anterior y renovando otros,
continúan analizando aspectos diversos de los tres ejes de indagación ya
establecidos: el contexto, las decisiones y el comportamiento, siguen
concentrando la atención de los teóricos de la organización, con la diferencia de
que ahora es necesario adecuar estos saberes, a las exigencias de reestructuración
y cambio planteadas a lo largo de esta etapa.

En contraste, el segundo movimiento corresponde a aproximaciones que


tuvieron su punto de partida, en la insatisfacción generada por los resultados
obtenidos desde los enfoques que habían monopolizado, hasta ese momento,
los espacios de la disciplina; la profundidad de sus desacuerdos, los condujo a
replantear los fundamentos mismos de los saberes sobre la organización, bajo
la premisa de recuperar el marco social en el que se encuentra inmersa y su
carácter histórico y cultural.

102 Estos nuevos impulsos teóricos, cuya presencia y ampliación es incuestionable a


partir de la década de los ochenta, rompieron el predominio del modernismo
sistémico, abriendo con ello nuevas posibilidades para abordar los fenómenos de
la organización. Fue así como se produjo la incorporación de nuevas posturas
epistemológicas, que han permitido ampliar y redefinir el “objeto” mismo de la
disciplina, proponiendo nuevas agendas de investigación en un espacio académico
diverso y plural: no debió pasar mucho tiempo, para que la TO perdiera la apacible
calma que le brindaba el acuerdo generalizado alcanzado en la etapa anterior, y
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

se empezara a producir el necesario debate entre posturas paradigmáticas distintas,


que marca la vitalidad de todo campo de conocimiento.

Para completar nuestro mapa conceptual, realizaremos una rápida caracterización


de los enfoques más relevantes de esta nueva etapa, que se constituye como la
más amplia y compleja. Ordenaremos nuestro recorrido distinguiendo cuatro
grandes territorios: los tres primeros sintetizan el desarrollo reciente de la TO, de
acuerdo con los ejes de indagación que hemos identificado; el último corresponde
al muy diverso conjunto de aproximaciones críticas que marcan su bifurcación.

5.1 Primer territorio: Entre el determinismo del contexto y el


voluntarismo de la acción

El primer territorio de la TO, corresponde al eje de indagación que considera las


relaciones entre organización y contexto. En este se reúnen una gran cantidad
de enfoques, que parten de la aceptación o el rechazo del determinismo asumido
por el movimiento contingente, con su tesis de que “el diseño de la estructura de
la organización depende esencialmente de factores contextuales”. Son tres los
enfoques que aceptan este principio, aunque intentan avanzar un poco más al
considerar otros elementos que desbordan el análisis multivariado de la contingencia
y su inicial determinismo tecnológico.

El primero de ellos corresponde a la economía de los costos de transacción


(Barley y Hesterly 1966), que analiza las imperfecciones del mercado para
explicar la conformación de la estructura de la organización: el surgimiento de
la jerarquías, afirman, es consecuencia de la incertidumbre y la desconfianza
que acompañan a las transacciones mercantiles, las cuales, al ser internalizadas,
exigen nuevos métodos de control administrativo que suponen la reducción de
costos y el aumento de la eficiencia. Bajo esta lógica, la organización tratará de
aumentar este control de los mercados de manera continua, sea a través de un
proceso de formación de conglomerados, o de la conformación de oligopolios y
monopolios. De esta manera, la economía de los costos de transacción
proporciona una explicación de la génesis de la burocratización de las grandes
corporaciones a lo largo del siglo XX (Williamson 1975).

Otro enfoque importante de la línea establecida por el determinismo contingente 103


corresponde a la ecología organizacional (Amburgey y Rao; Baum 1996; Singh
1990), que centra su atención en los procesos de creación, cambio y desaparición
de las organizaciones, considerando las restricciones impuestas por su medio
ambiente. Los procesos de selección natural funcionan como mecanismos que
determinan, a lo largo del tiempo, las características de las poblaciones de
organizaciones, pues influyen decididamente en la supervivencia o muerte de
cada organización, atendiendo a su capacidad de adaptación natural; así, los “nichos
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

ambientales” seleccionan las formas de organización más apropiadas a sus niveles


de incertidumbre, a la disponibilidad de recursos por los que se puede competir y
a la frecuencia de los cambios que experimenta (Hannan y Freeman 1977).

Finalmente, en contraste con la visión ecologista, podemos ubicar al nuevo


institucionalismo (Scott 1987; Tolbert y Zucker 1996; Powell y DiMaggio 1991)
enfoque que analiza los factores del contexto político-cultural que producen
y reproducen la estructura de la organización, ésta representa posibilidades
muy amplias para la educación superior pues permite analizar una serie de
elementos especialmente relevantes en este tipo de organizaciones: entre otros,
podemos mencionar los procesos de legitimación social de las organizaciones,
la naturaleza simbólica de la racionalidad, el desacoplamiento entre el
funcionamiento interno de la organización y su apariencia formal proyectada al
mundo exterior, y los procesos de imitación de formas estructurales de unas
organizaciones a otras (Di Maggio y Powell 1983). Su punto de partida se
encuentra en el supuesto de que existen estructuras estables de interacción,
que más que obedecer a consideraciones de tipo racional, responden a normas
y comportamientos institucionalizados bajo la lógica de que simplemente “así se
hacen las cosas” (Meyer y Rowan 1977; March y Olsen 1989). Por ello, desde
esta perspectiva, el sistema cultural y la estructura política de la sociedad, son
reconocidos como las fuerzas institucionales que definen y legitiman la estructura
de la organización, reflejando mediante rituales y ceremonias una cierta idea de
lo que se espera de ellas.

A diferencia de los tres enfoques anteriores, dentro de este primer territorio de


la disciplina, existe un segundo grupo de propuestas que rechaza el determinismo
del contexto, devolviendo a las organizaciones el papel activo que la contingencia
les negó. Estos enfoques reconocen la centralidad de los procesos decisorios y
las relaciones de poder, en las que participan sujetos y grupos que actúan
libremente, dando con ello direccionalidad y sentido a la organización frente a
su medio. La propuesta de elección estratégica (Child 1977) enfatiza la
importancia de los actores en las organizaciones, destacando las posibilidades
que tienen para incidir en su medio y controlar la incertidumbre: a partir de la
elaboración de un modelo de acción política, este enfoque explica la toma de
decisiones de los ejecutivos y el papel de las coaliciones dentro de la organización,
104 considerando siempre las características del medio ambiente en el que se desea
actuar (Child 1972).

En un nivel más agregado, el análisis interorganizacional (Grandori y Soda


1995; Noria y Eccles 1992), propone el estudio de las organizaciones considerando
los intercambios que mantienen entre sí, en términos de competencia y/o
cooperación. Este enfoque conoce al menos dos generaciones. La primera
corresponde a formulaciones desarrolladas a partir de la década de los sesenta, y
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

puede ser ejemplificada a través del trabajo de William M. Evan, que propuso el
concepto de conjuntos organizacionales, para analizar las relaciones de intercambio
entre organizaciones que forman un sistema (Evan 1966).

Esta propuesta conceptual dio lugar a una amplia gama de investigaciones


durante la década de los setenta, las cuales se apoyaron en formulaciones
teóricas más amplias. Mencionemos por ejemplo, la economía política de
las organizaciones (Benson 1975; Zald 1970) que centra su atención en el
análisis del cambio organizacional, considerando las relaciones de poder y
los sistemas de intercambio entre la organización y su medio. Se encuentra
también la teoría de la dependencia de recursos (Pfeffer y Salancik 1978),
que sustenta una visión de las organizaciones como arenas o mercados en
las que diversos grupos se enfrentan, conspiran, combaten, negocian y
dominan al otro, todo ello con la intención de obtener los recursos necesarios
para cumplir con sus objetivos.

La segunda generación del análisis interorganizacional se puede ubicar hacia


finales de la década de los ochenta y se encuentra asociada al concepto de red;
esta propuesta renovada, persigue analizar las “conexiones” de las organizaciones
en ambientes altamente competitivos, en los que resultan cada vez más importantes
la flexibilidad organizativa y las nuevas tecnologías (Noria y Eccles 1992; Alter y
Hage 1993). De hecho, las condiciones de la “nueva competencia” global perfilan
el modelo de redes como forma típica de organización en este final de siglo (Castells
1996; Powell 1990).

Más aún, este enfoque nos permite apreciar cómo los límites entre las
organizaciones se han ido disolviendo, y de qué manera están jugando en este
proceso las nuevas tecnologías de comunicación: la “organización virtual” (Noria
y Berkeley 1994), que utiliza los flujos de información y las redes de comunicación
como sustitutos aparentes de sus estructuras burocráticas, está perfilando una
nueva realidad que cuestiona la pertinencia de los análisis tradicionales. Las
organizaciones no son ya, necesariamente, entidades perfectamente acotadas,
como tampoco lo es el contexto; ellas se constituyen cada vez más como flujos
que transitan por redes informáticas, con lo que su identificación se vuelve
sumamente problemática.
105
En un nivel distinto, es posible considerar también las relaciones que mantienen
entre sí, los agentes que participan internamente en la organización, disputándose
su conducción y control. En estos términos, podríamos examinar por ejemplo, la
negociación interna de los recursos, la determinación de las formas de gobierno,
la distribución de las posiciones de autoridad y la definición de los proyectos que
serán considerados como institucionalmente relevantes.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

El punto de encuentro entre los dos conjuntos de propuestas asociados al eje


contextual, puede ser ubicado en El actor y el sistema (Crozier y Friedberg
1977), obra fundamental que ha propuesto un modo de razonamiento, en el que se
considera la libertad de los actores asociada a los límites que las estructuras
imponen a su actuación.

La importancia de esta formulación, radica en la solución que proporciona al


dilema aparente entre el determinismo del razonamiento contingente y el
voluntarismo del razonamiento estratégico, para perfilar con ello la complejidad
de su articulación (Ibarra 1990: 90).

5.2 Segundo Territorio: Decisiones y ambigüedad o cómo comprender un


orden poco estructurado.

El segundo territorio de la TO, comprende los enfoques ubicados en el eje de


indagación que se centra en la toma de decisiones. Manteniendo una clara línea
de continuidad con la escuela de comportamiento, y muy importantes vínculos
con el nuevo institucionalismo y el constructivismo social, las teorías de la
ambigüedad organizativa (March 1996; Hickson 1995), surgen con la intención
de explicar, con mayor claridad, algunos de los rasgos de irracionalidad que
caracterizan a las organizaciones, y que hasta ese momento habían sido negados
o tratados sólo como casos especiales de incertidumbre.

Efectivamente, desde principios de los años setenta, se generaron una serie de


enfoques y modelos para estudiar los procesos decisorios, y a partir de ellos, las
características estructurales y las formas de funcionamiento, de organizaciones
que carecen aparentemente de una “racionalidad dura”, se trata de “soft-
organizations”, pues se encuentran libres de restricciones técnicas que enfrentan
las empresas para responder a los imperativos del mercado, y por tanto, al atender
generalmente necesidades sociales difíciles de evaluar, actúan bajo una lógica
muy distinta de la dictada por la eficiencia económica.

Esta propuesta, al lado del nuevo institucionalismo, se ha constituido como una


importante veta de indagación en el caso de las escuelas, universidades, centros
de salud y organismos públicos. Este conjunto de organizaciones representan
106 adecuadamente las contradicciones e inconsistencias propias de las anarquías
organizadas. (Cohen y March 1974) o de los sistemas débilmente acoplados
(Weick 1976). En ellas se puede apreciar un acoplamiento flojo entre las creencias
y las elecciones, entre los problemas y las soluciones, y entre los procesos y los
resultados; son organizaciones que se caracterizan por la poca claridad y
consistencia de sus objetivos, por la indeterminación o la amplia variabilidad de
sus procesos y medios de trabajo, y por una participación fluida, casual y variable
en la toma de decisiones (March y Olsen, 1976).
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

Para destacar la forma en la que se toman las decisiones en situaciones ambiguas


o realidades confusas, se propone el modelo del bote de basura (garbage - can
model), que representa contextos en los que predomina la coincidencia fortuita de
personas, problemas, soluciones y elecciones (Cohen, March y Olsen 1972). Por
ello, la idea de que las organizaciones trabajan para alcanzar ciertos fines, pierde
importancia. La oportunidad, el simbolismo y el sentido equívoco dan forma a la
toma de decisiones más de lo que el modelo racional supone, con lo que se cuestionan
los principios de realidad, causalidad e intencionalidad. Según esta formulación, los
individuos y grupos no tienen el poder, ni la inclinación, ni el tiempo de elegir; por el
contrario, su participación se relaciona con los costos de oportunidad que supone la
decisión, con sus obligaciones sociales fuera de la organización y con el prestigio.

Sin embargo, la importancia de esta propuesta no se encuentra tanto en el


hecho de destacar que existen algunas organizaciones menos estructuradas
que otras, o en reconocer que existen organizaciones que poseen un cierto
grado de “desorden”; más bien, la fortaleza de esta propuesta se encuentra en
su capacidad para describir y explicar la realidad de organizaciones que se
fundamentan en un principio distinto de orden, en donde el acoplamiento flojo
es posible, porque existen otros elementos de la organización y su medio que
facilitan un control estricto, aunque sea menos evidente. Por ello se habla de
anarquías organizadas, porque el orden se encuentra simplemente en otra parte,
oculto en la aparente laxitud de la organización.

5.3 Tercer territorio: Cultura y excelencia, propiedades “de” la organización.

Algunos de los enfoques ubicados en los dos primeros territorios, mostraron en


cierto sentido la relevancia del comportamiento grupal y los valores que se
producen en la organización. Sin embargo, se requieren análisis más sistemáticos,
de los procesos mediante los cuales se establecen las vinculaciones entre el
comportamiento de los individuos y las estructuras de la organización, con la
finalidad de clarificar su impacto operativo en términos de eficiencia y control.

Este será el propósito esencial de los enfoques que transitan por los espacios del
tercer territorio de la TO: desde finales de los años sesenta, se realizarán una gran
cantidad de estudios centrados en el concepto de cultura organizacional (Alvesson
1990; Schein 1996; Frost et al. 1991). Ellos mantienen una clara línea de continuidad 107
con los desarrollos previos ubicados en el eje del comportamiento: como ya vimos,
las preocupaciones en torno a la conducta de los trabajadores fueron inicialmente
establecidas observando la organización social informal (Mayo 1933), y más adelante,
a partir del análisis de la satisfacción de las necesidades individualmente consideradas
(Argyris 1957); ahora, el comportamiento será abordado desde la perspectiva de
los valores y las creencias que propician la unidad y la integración en torno a la
organización (Deal y Kennedy 1982; Schein 1985).
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Las primeras investigaciones al respecto asumieron que los miembros de la


organización comparten una única cultura, recordándonos la vieja formulación
Parsoniana, que establece que las organizaciones pueden ser analizadas como
sistemas institucionalizados de valores que orientan la acción (Parsons 1956).
Esta visión enfatiza la consistencia, el orden y el consenso, negando la
existencia de grupos que pudieran representar otras culturas, o la presencia
de conflictos y ambigüedades.

De esta forma, la cultura es una propiedad de la organización como unidad


monolítica, es la cultura “DE” la organización; los ejecutivos deberán propiciar
un sentimiento de responsabilidad comunitaria (Ouchi 1981), facilitando la
integración de los miembros de la organización, en torno a valores colectivos que
generan lealtad y compromiso, y que otorguen un claro sentido de pertenencia;
esta vez en el espíritu de Barnard, el que ronda entre nosotros.

En este escenario, la productividad es asumida como una consecuencia natural de


la cohesión social alcanzada en la organización, tal como lo estableciera el enfoque
de las relaciones humanas al destacar la importancia de la lógica de los sentimientos.
Por su parte, el cambio es entendido como un desequilibrio momentáneo que propiciará
la constitución de un nuevo orden cultural ampliamente compartido, rescatando con
ello la vieja propuesta sistémica de Henderson y Pareto.

Una variedad de esta visión integracionista de la cultura organizacional, la


encontramos en la literatura de la excelencia (Guest 1992), enfoque que ha
establecido a lo largo de la última década, las premisas básicas para gobernar
el comportamiento de los individuos en la organización, e inventar sus
identidades; (Peters y Waterman 1982). La literatura de la excelencia se
estructura a partir de una idea fundamental: las organizaciones deben
construir un escenario, que proporcione a los individuos un sentido figurado
de ellos mismos como sujetos de excelencia, haciéndolos responsables
directos del destino de la organización; la introyección de ésta imagen, que
se funda en la exaltación de la perfección narcisista y la capacidad
emprendedora, permitirá a las organizaciones aprovechar todas las energías
del individuo, quien trabajará en los márgenes de sus capacidades con el
único objetivo de “ser el mejor”.
108
5.4 Cuarto territorio: Organización y sociedad, los senderos de la bifurcación

Cuando uno se aproxima al presente, se diluyen las claridades construidas con la


protección que otorgan la distancia y el tiempo. Las dificultades para caracterizar
el cuarto territorio de la TO, se encuentran precisamente en su inacabamiento, en
ese “estar haciéndose” propio de enfoques, que enfrentan la necesidad de
desbordar las estrecheces del conocimiento instituido.
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

Sus protagonistas han transitado por nuevos espacios reflexivos, como partículas
en movimiento que buscan su lugar; sin embargo, es y ha sido el movimiento.
Algunos autores, desencantados de las explicaciones en las que alguna vez
creyeron, abandonaron sus viejos territorios, para alentar nuevas búsquedas; otros
se incorporaron más adelante, dando lugar a una nueva generación, que formada
a partir de los años sesenta, se encuentra encabezando hoy los esfuerzos teóricos
más importantes del territorio.

Por supuesto, buena parte de estos nuevos impulsos se insertan en las corrientes
de una época marcada por la inestabilidad y el cambio. La bifurcación de la TO
es una de tantas, que hemos presenciado a lo largo de las últimas tres décadas:
pensemos, por ejemplo, en la reestructuración del modelo de acumulación a nivel
internacional, que nos ha conducido a la llamada globalización; en la emergencia
de movimientos políticos que han dado forma a una sociedad más organizada y
activa, frente a los poderes tradicionales del Estado y las grandes corporaciones;
en la propia mutación del Estado-nación, que en su repliegue autoimpuesto,
empieza a jugar tan sólo como un actor más, acaso con funciones especiales de
gestión y organización de la economía y la sociedad; en la crisis de los saberes de
la modernidad, que ha derivado en el replanteamiento de los supuestos del
conocimiento como acto racional y objetivo, para ubicarse recientemente en los
terrenos inciertos de la pluralidad paradigmática y el desencanto postmoderno;
en fin, en la propia transfiguración de la universidad, que ha dejado de ser el
referente cultural básico de la sociedad, para reconstituirse como “empresa
cultural” que produce graduados y comercia saberes (Ibarra 1993, 1998).

De esta manera, desde finales de los años setenta, algunos autores se dieron a
reexaminar el modernismo sistémico, indicando con detalle sus insuficiencias; su
importancia se encuentra en las posibilidades que otorga para reconceptualizar a
las organizaciones, más allá de la consideración tradicional de sus estructuras como
expresión literal de lo que ellas realmente son. Estos primeros señalamientos,
provocaron una verdadera explosión de enfoques y propuestas, que marcan los
senderos de la bifurcación. Como pueden observar, el desarrollo de la TO hasta
principios de los sesenta estuvo dominado básicamente por enfoques
estadounidenses. Con la incorporación del movimiento contingente, parecía romperse
este predominio; sin embargo muchos consideran que esta propuesta fue elaborada
siguiendo más las pautas del estilo americano, que respondiendo a la tradición del 109
conocimiento social europeo. Será sólo con el inicio de la etapa de bifurcación,
cuando se modifique realmente este impresionante desequilibrio, pues se incorporarán
otras tradiciones teóricas que cuestionarán la ortodoxia estadounidense.

Actualmente prevalece aún cierta división geográfica entre los Estados Unidos y
el resto del mundo, debido sobre todo a la poca importancia que algunos
gatekeepers estadounidenses otorgan a enfoques y propuestas generados fuera
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

de sus fronteras. Sin embargo, este no es sólo un problema geográfico, pues las
orientaciones teóricas generadas en distintos países, son en diversos puntos
claramente contrastables. Al respecto, Hofstede nos recuerda la vigencia que
conserva la caracterización que realizara Kassem en 1976, entre la TO en Estados
Unidos y Europa- Por señalar sólo algunos de sus rasgos más significativos, la
TO estadounidense asume una aproximación microscópica centrada en el estudio
del comportamiento humano, bajo un enfoque de armonía, y dirigida siempre a
ejercer efectos prácticos; su disciplina de referencia es la psicología. En contraste,
en Europa el estudio de las organizaciones asume una aproximación macroscópica
centrada en el estudio de las estructuras sociales, bajo un enfoque de conflicto, y
dirigida a la formulación teórica, su disciplina de referencia es la sociología
(Hofstede 1996:529; véase Hickson 1996 y Usdiken Pasadeos 1995).

Concluyamos nuestro mapa conceptual, delineando sus rasgos más significativos


y algunas de sus más recientes derivaciones.

Primer sendero: Acción social, diversidad y fragmentación.

David Silverman formuló una de las primeras críticas contra el excesivo


determinismo de la TO. En su libro The Theory of Organizations (Silverman
1970), rechaza con fuerza la formulación Parsoniana de los imperativos funcionales,
que como ya vimos, influyó ampliamente en los enfoques de la TO de los años
cincuenta y sesenta, y en sus versiones más recientes. Según este autor. La
relación causal que explica a la organización en función de su medio ambiente, no
toma en cuenta la importancia de las definiciones que los actores realizan de las
situaciones que enfrentan, y los cursos de acción que perciben como posibles,
con lo que se inhibe el poder predictivo de la TO.

A fin de superar esta concepción reificada, pues se otorga a las organizaciones


facultades de pensamiento y acción, Silverman propone un marco de referencia
accional (Silverman 1994; Clegg 1994 a), para analizar las relaciones sociales al
interior de la organización. Desde este punto de vista, sostiene que las organizaciones
han sido creadas esencialmente por los individuos para resolver sus problemas
particulares, y que las situaciones en las que se involucran, proporcionan los
significados desde los que se actúa y se interpreta la acción. No obstante, a poco
110 menos de tres décadas de distancia, hoy resulta claro que el excesivo determinismo
de la TO diagnosticado por Silverman, fue sustituido por un accionismo subjetivo
igualmente excesivo, que diluyó a las organizaciones en la sola presencia de los
significados que los sujetos otorgan a sus actos (Silverman 1994).

Este primer sendero permitió la reincorporación de algunos aportes de la


antropología para el estudio de las organizaciones, disciplina que tuvo cierta
presencia sólo durante la segunda etapa del desarrollo de la TO (Wright 1994). El
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

énfasis otorgado a las organizaciones como realidades socialmente construidas,


múltiples y diversas, dio lugar a nuevos enfoques que se confrontarían con la
visión unitaria de la cultura organizacional.

A partir de la década de los ochenta va tomando forma el simbolismo


organizacional (Martín y Frost 1996; Turner 1990), novedoso enfoque que
intentará comprender a las organizaciones como experiencias subjetivas en las
que es posible la acción organizada. Frente a la tradicional orientación racionalista
de la TO y al análisis sistémico de la mayor parte de sus enfoques, los autores
que participan de este nuevo movimiento restituirán la importancia de los valores
y las emociones, de los mitos, las historias y las ceremonias, de los héroes y los
enemigos, del lenguaje, las metáforas y las representaciones.

Se empieza a reconocer la existencia de grupos diversos que asumen valores


distintos, y que ejercen su propia subjetividad al interpretar las condiciones que
les proporciona la organización, actuando en consecuencia. Se distinguen
normalmente dos grandes orientaciones. La primera afirma que existen diferentes
culturas que conviven o se enfrentan y negocian entre sí; la organización es un
mosaico diverso de subculturas que se organizan a partir de alguna condición que
les otorga cohesión e identidad grupal.

Algunos autores han ido más lejos, al concebir a las organizaciones como espacios
simbólicos extremadamente fragmentados en los que los significados se
encuentran siempre en movimiento, por lo que la cultura de las organizaciones es
necesariamente ambigua, y su orden simbólico efímero. En este caso, la influencia
del postmodernismo ha sido decisiva, pues ha dado lugar a posturas que rechazan
la relación unívoca entre las formas de representación y el “mundo real”,
permitiendo el reconocimiento de los procesos de “naturalización” de la desigualdad
social mediante prácticas discursivas muy diversas (Smircich y Calás 1987).

En este caso, el énfasis se desplaza del análisis de la condición específica de los


grupos que participan en la organización a la consideración de sus formas
discursivas, las cuales se encuentran en flujo permanente, por lo que su significado
resulta inestable. Por esta razón, afirman, toda explicación de la organización
resulta ilusoria, pues ella es tan sólo una cierta representación que facilita la
acción política de quienes la sustentan: la visión unificada de la cultura corporativa, 111
por ejemplo, aparece como esa gran narrativa del progreso administrativo, que
protege y reproduce los poderes de quienes gobiernan a la organización.

Segundo sendero: Control, poder y emancipación.

Un poco antes de que Silverman presentara su modelo de acción social, se publicó


otro libro muy influyente que marcaría un nuevo sendero para reelaborar la TO.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Nos referimos a “Organization and Bureaucracy” (Mouzelis 1967), acaso el primer


texto que se propone mostrar que no es posible explicar las organizaciones sólo a
partir de sí mismas. Su autor, Nicos P. Mouzelis, formado también en Inglaterra,
critica la estrechez de miras de la TO, cuyos enfoques más importantes fueron
elaborados siempre, al margen de la consideración de la estructura social; de
hecho, tras analizar sus propuestas predominantes, distingue algunos de los rasgos
que limitan ampliamente su alcance y posibilidades. Recreando su reflexión original,
entre tales rasgos podemos distinguir los siguientes:

a) Su gerencialismo, pues han atendido básicamente los problemas de


productividad y eficiencia que tanto preocupan a los directores de empresa;
b) Su etnocentrismo, pues no consideran a las organizaciones como parte de una
cultura y una estructura social específicas, con lo que reducen toda realidad
organizacional del mundo, a la que ellos habitan.
c) Su ahistoricismo, pues asumen que su tarea esencial consiste en descubrir las
leyes que determinan el comportamiento de las organizaciones sólo a partir de
sus elementos constitutivos básicos, contabilizando variables y factores que,
en su presencia numérica, despojan al “contexto” de su contenido social.

Para superar estas deficiencias, Mouzelis señala que es necesario trabajar en


una teoría más general, como lo demuestra el aporte de Parsons, que se constituye
como el intento más elaborado para dotar al estudio de las organizaciones, de un
marco conceptual realmente sociológico; sin embargo, la propuesta Parsoniana
se queda a mitad de camino, pues concede una importancia desmedida a los
valores y a su contribución para orientar el funcionamiento de la organización, sin
explicar cómo se forman y a qué intereses responden. Como se afirma en el
texto, “se tiene la impresión de que los valores son como misteriosas entidades
reguladoras y ordenadoras de todo” (Mouzelis 1967: 167). Es interesante observar
con cuidado, el tono que adopta Mouzelis al abordar la propuesta Parsoniana; si
bien extiende importantes críticas a su énfasis excesivo en las dimensiones
sistémico-funcionalistas de la sociedad, reconoce también con toda claridad la
utilidad de su teoría, sobre todo tres aspectos:

a) En su capacidad para articular en un mismo marco conceptual distintos niveles


de análisis, destacando su interdependencia y autonomía recíprocas.
112 b) En la aplicabilidad de su propuesta como instrumento teórico para analizar
todo tipo de organizaciones.
c) En la importancia que otorga a la estrecha vinculación que debe existir entre
TO y teoría sociológica general (Mouzelis 1967: 153-154).

Dado que las estrecheces de la TO no se resuelven plenamente desde la


perspectiva Parsoniana, pues en ella todo funciona equilibradamente y a partir
del consenso, Mouzelis propone regresar a los clásicos de la sociología que si
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

consideraron la estructura de poder de las organizaciones y la sociedad; en su


opinión, en los estudios de la burocracia desarrollados por Marx, Weber y Michels,
se encuentran formulados ya los grandes problemas de la organización en las
sociedades modernas. Ellos destacan los rasgos organizacionales de la sociedad
desde una amplia perspectiva histórica, además de considerar el impacto de la
organización burocrática sobre la estructura de poder de la sociedad, y sobre la
libertad y la personalidad individual.

Frente a la crítica desplegada por Silverman, la postura de Mouzelis significa la


apertura de un nuevo sendero, pues pasamos de las relaciones de significado que
operan como clave explicativa de la acción social, a las relaciones de producción
como fundamento de la organización de la sociedad. Este retorno a un cierto
estructuralismo histórico-cultural intenta demostrar que no todo depende del sujeto,
con lo que la tradicional dualidad de la TO, expresada en cualquiera de sus fórmulas,
permanece como uno de sus grandes problemas no resueltos.

El llamado de atención formulado tempranamente por Mouzelis, se expresaría en


el surgimiento de nuevos enfoques que encuentran su punto de intersección,
precisamente en el reconocimiento de la importancia de la estructura social para
explicar el origen, evolución y desarrollo de las organizaciones. De hecho, sus
fronteras son difusas y han experimentado un movimiento continuo que las ha ido
alejando de sus formulaciones originales, al reconocer cada vez más la complejidad
que supone la organización de la sociedad, por la diversidad de niveles de análisis
y dimensiones que la cruzan. En su conjunto, ellas conforman las aproximaciones
críticas a la TO (Fischer y Siriani 1984; Smircich y Calás 1995), pues las une la
intención de confrontar y buscar alternativas a las formas burocráticas de
organización, que mantienen atrapado al hombre y a la sociedad en sus
ordenamientos jerárquicos de oro, plata y latón. En general podemos distinguir
tres grandes enfoques.

Marx y las teorías del proceso laboral. El primer enfoque se encuentra asociado
al redescubrimiento de Marx en los Estados Unidos, casi cuatro décadas de la
clausura paretiana. La obra de Harry Braverman, Labor and Monopoly Capital
(Braverman 1974), marca el punto de partida anglosajón de las teorías del proceso
laboral ( Smith 1994; Knights y Willmott 1990), al sentar las bases para analizar
las relaciones de trabajo en la empresa moderna. 113

El centro de interés de este enfoque se encuentra en el análisis de la evolución de


la organización del trabajo, la cual es explicada a partir de la consideración de la
naturaleza misma del modo de producción capitalista. Braverman establece, por
ejemplo, que como consecuencia del surgimiento de la administración profesional
y el desarrollo tecnológico, se produce la expropiación del saber del obrero y su
creciente descalificación. Con ello, la cooperación es vista ya no como acto
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

voluntario asumido para alcanzar una finalidad compartida, sino como simple
operación conjunta que debe ser controlada por la administración para alcanzar
su correcta y completa realización.

Por ello, la adopción de nuevas formas de organización del trabajo no puede


considerarse según este enfoque, como una respuesta a exigencias de carácter
técnico para alcanzar una mayor eficiencia; por el contrario, se asume que la
división del trabajo y la innovación tecnológica son una consecuencia de los
imperativos de acumulación y control, de los que depende la viabilidad económica
de la empresa (Marglin 1971; Stone 1974). Con ello, la tradicional visión del
consenso y la cooperación en la TO se ve totalmente trastocada, pues son
reconocidas las relaciones de lucha entre clases sociales, cuyas condiciones de
existencia son muy distintas.

No obstante, en contraste con el accionalismo del primer sendero, en este caso se


reasume un determinismo historicista que renueva desde una postura radical, el
determinismo contingente (Clegg 1993): los agentes sociales (capital y trabajo) son
asumidos como portadores de características universales, con lo que se obstaculiza
el examen específico de las relaciones en la producción entre diversos grupos que
persiguen finalidades divergentes (Burawoy 1979; Ibarra 1991:61-72).

El Weberianismo radical. Hacia mediados de la década de los setenta, se desarrolla


un segundo enfoque crítico, el Weberianismo radical (Burrell y Morgan 1979:371-
377; Clegg y Dunkerley 1977), que se propone formular una aproximación a las
organizaciones, considerando la estructura política de la sociedad. Desde este
enfoque, se afirma que las obras de Weber y de Marx, desde sus compatibilidades
teóricas (Clegg y Dunkerley 1980:41-42; Salaman 1979:20-23), permiten articular
el análisis del control que se deriva de la estructura de la sociedad, a la
consideración del ejercicio del poder que se sustenta en una estructura de
dominación de tipo burocrático (Clegg 1977:31-38).

En este sentido, el estudio de las relaciones de poder en las organizaciones, en el


marco de la estructura de dominación de la sociedad, se presenta como un intento
por resolver el dilema entre acción y estructura que había caracterizado a la TO
hasta ese momento. Esta polarización conceptual se observa con claridad si
114 confrontamos, por ejemplo, el objetivismo determinista del movimiento contingente
o de las primeras versiones de las teorías del proceso laboral, con el subjetivismo
voluntarista del enfoque de la elección estratégica o del marco de referencia
accional (Burrell y Morgan 1979; Astley y Van de Ven 1983). Al interior de este
eje de ordenamiento, el weberianismo radical tendería a ubicarse desde sus inicios
un poco más al centro, con lo que el estudio de las organizaciones sobrepasa el
voluntarismo de la acción y el determinismo del sistema, para proponer una
concepción basada en su articulación (Clegg 1989; Hardy y Clegg1996).
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

Esta intención exige la realización de una nueva lectura de la obra de Weber (1930,
1947), con la finalidad se superar la estrecha interpretación Parsoniana, que
conceptualizaba a la burocracia como instrumento neutral al servicio de una
administración racional y eficiente. En su lugar, para comprender la constitución de
las organizaciones como fenómenos sociales altamente contingentes, se hacía
necesario considerar su contexto institucional y cultural, tal como lo hiciera el propio
Weber al explicar los rasgos más sobresalientes de la modernidad (Clegg 1994b ).

Así al destacar la naturaleza política de los modos de racionalidad y comprender


las reglas que permiten asegurar una disciplina efectiva de los sujetos que operan
en la organización, se perfila una conceptualización contingente y no determinista
que atiende la especificidad de las realidades locales, superando con ello las
formulaciones ingenuas de la TO, que han sustentado una teoría universal basada
en una supuesta mejor manera de organizar, o en una lógica irreversible de
desarrollo (Clegg 1990).

En este caso, se reconoce la existencia de un amplio margen de acción de los


agentes sociales que participan en la organización, para imponer o negociar modos
de cálculo, y ciertas reglas y prácticas organizacionales que orienten la acción
colectiva. El establecimiento de estas reglas del juego facilitará ciertas formas de
acción y no otras, con lo que se podrá responder adecuadamente a las presiones
y demandas del mercado y la política, según la interpretación de los agentes con
mayor influencia (Clegg 1990:154-163; Mills y Murgatroyd 1991).

En síntesis, el aporte más prometedor de este enfoque se encuentra en las


posibilidades que brinda para analizar reglas, prácticas y discursos en proceso, que
sintetizan relaciones de poder en espacios organizacionales constituidos localmente.

Teoría crítica de las organizaciones. A partir de finales de los setenta, se


desarrolla otro enfoque alternativo, que se propuso formular una teoría crítica de
las organizaciones (Alvesson y Deetz 1996; Alvesson y Willmott 1996). Este
enfoque encontró su impulso básico en el reconocimiento de la importancia de los
efectos de la administración burocrática en la vida social, tanto dentro como
fuera de las organizaciones. Sin embargo, su delimitación resulta complicada,
pues en el término “crítico” cabe todo lo que se opone a la normalidad social y
burocrática de la modernidad. Por ello, este movimiento es en realidad una amplia 115
amalgama de propuestas que encontraron su denominador común, más en el
espíritu emancipatorio de la Escuela de Frankfurt, que en la recuperación puntual
de sus muy diversas formulaciones teóricas (Alvesson y Willmott 1996).

A pesar de esta ambigüedad teórica, es posible identificar con claridad dos líneas
de desarrollo. En primer lugar, se encuentran quienes discuten las consecuencias
de la racionalidad instrumental y la burocratización en términos de enajenación y
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

deshumanización del trabajo. En este caso, se despliega un esfuerzo crítico sobre


el uso ideológico de la ciencia, que es presentada como verdad indiscutible para
eliminar la resistencia y asegurar el control. Así, una de sus tareas esenciales se
sustenta en el análisis cuidadoso del discurso y las prácticas organizacionales,
con lo que se cuestiona el aparente carácter neutral de la TO y la “imparcialidad
técnica” de prácticas administrativas como la contabilidad, la planeación
estratégica, la mercadotecnia y los recursos humanos (Alvesso y Willmott 1992
a; Forrester 1989).

La segunda línea de desarrollo de este enfoque es menos conocida, pero también


muy relevante; ella corresponde a lo que se empezó a denominar hacia mediados
de los ochenta como psicoanálisis de las organizaciones (Pauchant et al. 1995),
propuesta de corte existencialista que ha recuperado algunas de las formulaciones
de Freud y Fromm para examinar la relación entre personalidad y organización,
en términos muy distintos, por supuesto, a la aproximación mertoniana de los
años cuarenta. En este caso, se trata de analizar cómo las reglas burocráticas
posibilitan la introyección de formas de pensamiento y acción que favorecen un
comportamiento despersonalizado y deshumanizado.

5.5 El efecto Foucault: hacia un espacio de confluencia teórica

Este muy importante grupo de enfoques que marcaron hace dos décadas los
senderos de la bifurcación, y cuya complejidad apenas hemos insinuado, se
encuentran hoy formando un conjunto de saberes en proceso de de-diferenciación.
Nos referimos a que es cada vez más difícil establecer los límites entre estos
enfoques, pues han experimentado un fuerte debate que los ha ido acercando
hasta propiciar un movimiento crítico abierto y plural. Por ello señalábamos desde
un principio, que se trataba de propuestas en movimiento, que han buscado desde
muy distintos lugares, reformular los saberes sobre las organizaciones y la
organización, rompiendo con ello la estabilidad teórica de los enfoques positivos
que habían dominado la disciplina.

A poco más de dos décadas de iniciado este proceso, hoy se aprecia una posible
convergencia de los senderos de la bifurcación: el énfasis del primer sendero en
las relaciones de significado, al lado del énfasis en las relaciones de producción
116 del segundo, parecen conducir hoy a una zona de intersección en la que las
organizaciones empiezan a ser consideradas como espacios en los que se producen,
a la vez, relaciones materiales y simbólicas entre agentes sociales diversos,
ubicados en una estructura institucional y culturalmente referida. Este nuevo
movimiento debe mucho al denominado efecto Foucault (Burrell 1988; Jermier et
al. 1994; McKinlay y Starkey 1998); el impacto del aporte foucaultiano en la TO,
descansa en las posibilidades que ofrece para reunir en una sola aproximación,
las relaciones de significado con las relaciones de producción. El “efecto Foucault”
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

es una expresión utilizada por algunos politólogos anglosajones, para destacar el


profundo impacto que ha tenido la obra del pensador francés, como punto de
partida para repensar las prácticas de gobierno y sus saberes, a lo largo del último
cuarto de siglo (Burchell et al. 1991; Barry et al. 1996). Vale la pena extender
esta expresión a los territorios críticos de la TO, para indicar los alcances que han
tenido algunas de las formulaciones foucaultianas, para repensar a las
organizaciones y a la organización. Nótese que el problema de la gubernamentalidad
es, en sentido estricto, un problema de organización que desborda ampliamente el
ámbito específico de la acción estatal.

La permanente diseminación del “poder de Foucault” como clave textual para el


estudio de las organizaciones y la organización, se vio facilitada por importantes hechos
históricos. Dos de ellos nos parecen particularmente relevantes: por una parte, la
caída del muro de Berlín como símbolo que sirvió para desprestigiar toda aproximación
de inspiración marxista, bajo el argumento del fracaso histórico del socialismo como
proyecto de organización social; por la otra, el resurgimiento del neoliberalismo,
entendido no como una teoría o ideología, sino como forma de actuar; como principio
y método de racionalización que sustenta su viabilidad en la participación de los sujetos
como corresponsables de su propio gobierno (Foucault 1978 a).

Por ello, no resulta sorprendente que la antigua coalición edificada a partir de las
formulaciones de Weber y de Marx en los inicios de la bifurcación, cediera su
lugar a una nueva alianza conceptual construida desde las intersecciones y
complementariedades entre Weber y Foucault, mostrando la necesidad de una
aproximación organizacional que partiera del reconocimiento de la centralidad de
los discursos y las prácticas de poder (Clegg 1994c, 1998; O´Neil 1986).

En este caso la matriz poder/ conocimiento, asociada a la constitución de la


subjetividad en la modernidad, se ubicó como reiterado punto de referencia (Burrell
1988; Clegg 1994d; Hardy y Clegg 1996). La consideración de las organizaciones
como espacios de gobierno, en los que confluyen saberes y prácticas que ordenan
y diferencian a sujetos y a poblaciones produciendo economías y negatividades,
permitió reconceptualizar el papel de los discursos en las organizaciones y
reinterpretar los “instrumentos” administrativos como prácticas sociales vinculadas
al ejercicio cotidiano del poder (Knights y Morgan 1991).
117
Este proceso ha conducido a un posible cierre del círculo del desarrollo de la TO
durante los últimos cien años. Desde la primera etapa se estableció que la
organización debía responder a un arreglo científico que procurara eficiencia y
productividad; las técnicas administrativas (la contabilidad, el manejo de personal,
los sistemas de remuneración, la definición de los ritmos y las cadencias de las
operaciones) facilitarían este proceso de ordenamiento. Hoy, en contraste, las
organizaciones conforman complejos espacios de relaciones materiales y
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

simbólicas, en los que se ejercita una nueva mentalidad de gobierno: las técnicas
contables, tanto como las disciplinas psicológicas, se presentan como dispositivos
estratégicos por excelencia en este proceso (Hoopwood y Miller 1994; Power
1997; Rose 1989; Townley 1994).

Por esta razón, hemos venido insistiendo tanto, en torno a la relevancia de estas
dos disciplinas: la primera se erige como saber cuantitativo que permite el
ordenamiento de las poblaciones bajo muy distintos criterios; la segunda, cerrando
el círculo de la dominación, aplica sus saberes analíticos para categorizar a cada
individuo particular, marcándolo con una cierta identidad desde la que pueda ser
reconocido por los demás (delincuente, loco, enfermo..., pero también funcionario,
intelectual, experto, estudiante...).

Estas disciplinas (las que nos permiten contar con precisión, y las que permiten
que los sujetos se sientan “tomados en cuenta”), producen conocimientos esenciales
para ejercitar las funciones de gobierno en cada espacio social (en la escuela, el
taller, el hospital, la oficina, el hogar, la prisión, las calles...), apoyando acciones y
decisiones que facilitan la administración (de la justicia, la salud, la pobreza, los
recursos, las comunidades...) y el ejercicio del control (de la delincuencia, la
natalidad, las enfermedades, los presupuestos, las revueltas...), todo ello para
proteger el orden (del Estado, la sociedad y las organizaciones).

De esta manera, es posible afirmar que los enfoques de los senderos de la


bifurcación se encuentran cruzados por las miradas de Foucault, con lo que se
incorporan la consideración de la constitución de la subjetividad en las
organizaciones, y de la naturaleza de sus saberes y sus prácticas de poder. Ello
ha producido una nueva textualidad, y nuevos términos que redefinen los saberes
sobre las organizaciones y la organización; en tan sólo un siglo pasamos de los
discursos sobre la productividad, la eficiencia, los costos, la motivación, el liderazgo,
la participación, las decisiones y el comportamiento, a los discursos sobre la
subjetividad, el poder, las reglas y prácticas, los discursos, la constitución de
identidades, la resistencia, la fragmentación, el significado y la diversidad (Jermier
et al. 1994; McKinlay y Starkey 1998). Entre las narrativas de las organizaciones
como revelación del orden, y las narrativas de la organización como procesos y
relaciones en un “haciéndose” permanente, se producen las tensiones teóricas
118 desde las que se recrean saberes y prácticas de poder.

6. Conclusión: Tensiones teóricas de los saberes sobre


la organización
Probablemente a estas alturas el lector se sienta un poco confundido, pues la
TO ha resultado ser un campo de saberes muy diversos que carecen hoy día de
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

un cuerpo teórico unificado desde el que podemos reconocer a las


organizaciones. Antes de establecer nuestra postura frente a este conjunto de
saberes, realicemos una lectura de conjunto que sintetice nuestra
conceptualización de los saberes sobre la organización. Establezcamos, para
ello, cuatro de sus rasgos sobresalientes:

a) La Teoría de la Organización no es una teoría, sino muchas. En realidad, se


constituye como un espacio de conocimiento de límites borrosos que trasciende
la conformación disciplinaria, incluyendo a su interior todo esfuerzo conceptual
y explicativo sobre las organizaciones y la organización; desde su origen, ha
contado con el aporte de investigadores provenientes de muy diversas
disciplinas, desde las que el problema de las organizaciones es entendido de
maneras distintas. Por ello, nos es sorprendente observar aportes que asumen
niveles de análisis y estrategias metodológicas contrastantes, adoptando
perspectivas paradigmáticas divergentes: la Teoría de la Organización puede
ser caracterizada hasta el día de hoy como un espacio multidisciplinario
diverso y fragmentado.

b) La diversidad y fragmentación de la Teoría de la Organización denotan la


complejidad de su objeto. La TO es un campo de conocimiento relativamente
joven, si lo comparamos con las disciplinas sociales más consolidadas; como
vimos, su institucionalización fue alcanzada apenas a mediados de los años
cincuenta, tras un período de incubación de poco más de tres décadas. Pero
su juventud se asocia a su dinamismo, ya que en este corto período de tiempo,
ha sido capaz de ampliar su objeto, hasta alcanzar niveles de desarrollo que
denotan su complejidad, Dicha ampliación de ha producido al menos en cuatro
sentidos fundamentales:
• Primero, al pasar del análisis del trabajo fabril al análisis del trabajo en
las organizaciones, con los que se incorporaron estudios sobre los niveles
de gestión y el trabajo de los ejecutivos.
• Después, al pasar del análisis de las empresas industriales al análisis de
otro tipo de organizaciones, hasta abarcar una muy amplia gama que
incluye a las organizaciones religiosas, las escuelas y universidades, las
prisiones, los hospitales, el ejército, las agencias gubernamentales, los
sindicatos y los partidos políticos, entre otras.
• En tercer lugar, al pasar de una concepción autártica de la organización, 119
considerada esencialmente como estructura en estado de equilibrio, a
una concepción ecológica de la misma, que la comprende ahora como
estructura íntimamente ligada a las contingencias de un entorno del que
depende y al que afecta.
• Finalmente, al pasar del concepto de organización como sustantivo al
concepto de organización como verbo, con lo que se desplazó el énfasis
estructuralista de las propuestas más consolidadas de la tercera etapa,
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

para dar lugar a enfoques que consideran actualmente la centralidad de


las relaciones y los procesos de organización, tanto en espacios
estructurales físicamente delimitados, como más allá de ellos.
• Estas ampliaciones sucesivas, nos permiten afirmar hoy, que el objeto
de estudio de la TO no se agota en el análisis de las organizaciones; su
paulatina complejización, nos ha conducido al terreno abierto de la
consideración de los procesos en las organizaciones, y más allá de ellas,
atendiendo a la vez su constitución material y simbólica recurrente.

c) La Teoría de la Organización es un espacio de conocimiento dominado por las


propuestas generales en el mudo anglosajón, pero en acelerado proceso de
internacionalización. La preocupación por el estudio de las organizaciones surgió
y se desarrolló en los Estados Unidos y, poco después, en Inglaterra,
manteniendo hasta ahora una clara hegemonía. En una segunda oleada, se
incorporaron investigadores radicados en los países europeos, y se hicieron
mas evidentes los aportes generados en Australia, Nueva Zelanda y Canadá.
Sólo recientemente se han apreciado preocupaciones similares en algunos
países de América Latina y del este asiático, con lo que la TO cuenta ya con
una comunidad internacional bien constituida, que indica la creciente importancia
de los problemas que integran sus agendas de investigación.

d) La internacionalización de la Teoría de la Organización debe ser entendida


también como su pluralización, pues manifiesta en algún sentido, el
debilitamiento de la vieja teoría que sustentaba la existencia de una sola mejor
manera de organización, expresada típicamente en el principio taylorista del
one best way, asociada a la tendencia del there is no alternative. En su lugar,
se empieza a reconocer hoy, la importancia de la correspondencia entre
realidades locales diversas y sus específicas formas de organización, en el
contexto de sus particulares modos de racionalidad. Con ello, se ha ido
desvaneciendo la vieja aspiración de la unidad paradigmática, que prometía el
establecimiento de una sola gran narrativa: la TO es hoy un conjunto plural
de aproximaciones al estudio de las organizaciones y de la organización
en el contexto de realidades locales sumamente diversas.

La reconstrucción que hemos realizado, debe ser valorada por la utilidad que reporta
120 al menos en dos sentidos. Por una parte, nos ha permitido mostrar las dimensiones
de la ausencia organizacional que aparece tras la lectura de este trabajo, como
inmensa, apabullante e inconcebible. Es impensable desde nuestra óptica, intentar
comprender los procesos de constitución y cambio de las organizaciones y la sociedad
al margen de la Teoría de la Organización ; la complejidad y relevancia de tales
transformaciones, nos exigen ir más allá de los tradicionales ejercicios retóricos que
se regodean en torno a “los grandes problemas”, y de la insulsa descripción de los
pequeños detalles de sus contextos problemáticos.
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

El segundo elemento tiene que ver con el reconocimiento de aquellos saberes


sobre la organización, que se constituyeron en diversos momentos, como
tecnologías de gobierno inscritas en un cierto régimen de verdad (Foucault
1977: 197). Los enfoques positivos se nos presentan como un conjunto amplio
de saberes de profundas consecuencias prácticas, pues impactan las relaciones
entre los agentes que participan en las organizaciones y más allá de ellas; su
contraparte, las aproximaciones de la bifurcación, empiezan a jugar como formas
de resistencia y recreación, orientando prácticas sociales en sentidos muy
distintos, de los dispuestos por las recetas de moda de los médicos brujos de la
ortodoxia gerencial.

Sin embargo, cabe seguir preguntándose sobre la utilidad que pudiera reportar la
TO más allá de estas dos ventajas, es decir, si ella puede ser considerada como
sustento conceptual para el estudio de las organizaciones en nuestros países
actualmente. La interrogante se complica debido a la ya comentada diversidad y
fragmentación de la disciplina, pues debemos determinar además, qué recuperar
y cómo hacerlo: ¿cómo podemos utilizar un conjunto de saberes que carecen de
unidad y se confrontan permanentemente?

Una primera posible salida, sería adoptar alguno de los enfoques analizados
desechando el resto, bajo el argumento de que los conceptos y métodos de
cada paradigma, son incomunicables entre sí (Burrell y Morgan 1979). Sin
embargo, la ausencia de reglas de traducción entre posturas divergentes, no
debe conducirnos a negar tajantemente las posibilidades de diálogo. En nuestra
opinión, la inconmensurabilidad paradigmática representa más un problema de
elección política, que uno de comunicación, por lo que debemos apostar a la
utilidad de un esfuerzo reflexivo, en el que se imponga la conversación entre
voces muy diversas, en el que las tensiones teóricas se constituyan como fuente
vital de saberes que se mantienen siempre a la temperatura de su propia
destrucción (Morín 1977: 38).

Esto no significa tampoco, que aboguemos por la salida contraria, que implicaría
intentar una síntesis entre enfoques teóricos diversos, para perfilar una nueva
cosmovisión en la que los saberes de la disciplina ocuparán “su lugar” (Astley y
Van de Ven 1983). En este caso, la integración de enfoques enfrentaría los
problemas de traducción aludidos por los “guerreros paradigmáticos” de la primera 121
vía (Burrell 1996: 650), y conduciría a una eclectomanía que restaría consistencia
a la interpretación. A pesar de estos riesgos, no podemos negar que los esfuerzos
de apertura paradigmática han apoyado la reflexividad y facilitado la comunicación
entre posturas divergentes.

Nosotros nos ubicamos en las tensiones entre estas dos vías, proponiendo un
acercamiento más modesto, que no persigue de manera alguna, descubrir la
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

fórmula mágica para solucionar el dilema. No creemos necesario portar


camisetas ajenas, ni deseamos autoerigirnos como los herederos de una
disciplina en desorden, que busca denodadamente a su redentor. Para
nosotros, la Teoría de la Organización en su diversidad y su fragmentación,
es tan sólo una posibilidad de diálogo. Ella es como un calidoscopio, que nos
muestra distintas facetas de las organizaciones y la organización, en una
incesante sucesión de imágenes que se modifican con cada movimiento;
esas imágenes nos permiten advertir las miradas de otros, sus ángulos de
lectura y sus posiciones teóricas, apreciando con ello, a la vez, nuestras
propias miradas.

Este trabajo es muestra de ello, pues en su extensa confección hemos


perfilado ya, los posibles aportes de cada enfoque, y las insuficiencias de
formulaciones que apuestan siempre a un solo factor de la ecuación:
recordemos por ejemplo, el economicismo taylorista frente al psicologicismo
humano-relacionista, el universalismo sistémico frente al particularismo
postmoderno, o el determinismo contingente frente al voluntarismo de la
acción. Estas son disyunciones aparentes que deben ser re-unidas en una
aproximación de mayor complejidad, la cual se constituirá, tan sólo como un
nuevo método para reflexionar.

Figura 3.
Los saberes sobre la organización: Etapas, enfoques y dilemas (1870-200)

122
BASE MATERIAL FORMULACIÓN INSTITUCIONALIZACIÓN DESARROLLO
TEÓRICA Y BIFURCACIÓN
Efecto Foucault
Organization & burocracy
Subjetividad
(Nicos Mouzelis, 1967)
-Weber, Max, Freud Estructura social Teorías de proceso laboral
INFLUENCIAS Relación directa
-Escuela de Francfur Poder
-Focault Weberianismo radical Reglas y prácticas
ENFOQUES TEÓRICOS Relación indirecta Teoría crítica de las organizaciones
INFLUENCIAS DEL
Discursos
Contabilidad de costos, control PENSAMIENTO SOCIAL
de la producción maneja de EN LA BIFURCACIÓN Psicoanálisis de las organizaciones
inventarios, adquisiciónes, Identidad
diseño de espacios físicos -Schutz, Berger y Luckmann Post-modernismo y organización
flujos de materiales: selección -Garfinkel, Goffman, Geerts Fragmentación
-Derrida, Lyotard Theory of organizations Sombolismo organizacional
de personal, sistemas de David Siverman (1970)
remuneración, etc. Significacia
Acción social Género, raza, clase, etnia
Diversidad

Organización y sociedad
Teoría administrativa
Movimiento contingente Nuevo institucionalismo
The functions of
Administración científica the executive Ecología organizacional

Administración sistemática Parsonización Economía de costos de transacción


de Weber
Círculo de Pareto El actor y el sistema
Welfare work
de Harvard Elección estratégica
Departamentos de personal Teorías de la burocracia
Análisis interorganizacional y networks
Psicología industrial Escuela del comportamiento
Economía política de las organizaciones
Motivación y grupos
Dependencia de recursos
Teoría de la ambigüedad organizativa
Relaciones humanas Nuevas relaciones humanas Reingeniería

Cultura organizacional

Literatura de la excelencia

TEORÍA ECONÓMICA REVOLUCIÓN DE LOS MANAGERS NEO-LIBERALISMO


1870 1880 1890 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000
Fundamentación histórica de los estudios organizacionales

123
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136
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

Capítulo V
Fundamentación metodológica
en el estudio de las organizaciones.
Joseph E. Mc Grath

1. Introducción

L
a investigación organizacional es un campo de encuentro y ojalá, fuera un
punto de fusión para el sociólogo, el economista, el analista político, el
investigador de operaciones, el matemático, el sicólogo social y el ingeniero.
Personas de todos estos y de otros campos han contribuido mucho a nuestro
actual estado de conocimiento sobre la naturaleza y dinámica de las organizaciones.

Pero debido a que el campo de investigación en organizaciones es tanto un campo


histórico como interdisciplinario, se distingue por una gran variedad de conceptos,
términos y métodos de estudio. Puesto que las personas que hacen investigación
organizacional provienen de una variedad de profesiones, tienden a traer diferentes
herramientas, diferentes conceptos y aproximaciones metodológicas. Consideremos,
por ejemplo, las diferencias metodológicas extremas entre Mesarovic, Sanders, y
Sprague (Cooper, 1962) y Bass (Capítulo 7) del mismo texto de Cooper, y
comparémoslas con Seashore y Bowers en sus estudios sobre efectividad
organizacional, o consideremos las diferencias entre las aproximaciones de Guetzkow
y de Jensen al estudio de las tensiones de confinamiento; igualmente, notemos las
diferencias entre las teorías de la organización derivadas empíricamente entre Cyert
y March (Cap. 16 de Cooper), y la de Lickert y de Homan. Aun cuando este grupo 137
de estudios trata el mismo problema en el campo de la investigación organizacional,
las diferencias metodológicas son tan grandes como las diferencias entre las
metodologías de disciplinas científicas totalmente distintas.

Tal diversidad tiene tantos efectos positivos como negativos en el campo. A favor
tiene que la diversidad de conceptos y métodos asegura un crecimiento pluralista,
investigativo y dinámico del campo, lo que probablemente ofrece una garantía
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

sustancial contra el estancamiento conceptual. Por el contrario, la diversidad de


conceptos teóricos – y sobre todo, la diversidad en el uso de métodos - conduce
a una considerable mala comunicación dentro del campo, que sin lugar a dudas
disminuye la eficiencia con la que podríamos avanzar en nuestro conocimiento.

Además, es claro que toda metodología tiene algunas limitaciones en términos de


lo que no puede hacer (o no puede hacer eficientemente), así como algunas
ventajas en términos de lo que puede hacer. Por lo tanto, los métodos no son
totalmente intercambiables, y la escogencia de una metodología en cualquier caso
dado, debe hacerse basándose en las posibilidades y limitaciones de dicha
metodología vis à vis el problema de investigación al cual se debe aplicar.

Las diferencias en el método investigativo realmente marcan también en el


campo de la investigación. En otras palabras, cuando escogemos una
metodología en vez de otra en un estudio de la organización, estamos por ello
afectando las clases y la cantidad de información que podemos obtener de
los resultados de dicho estudio. Si este supuesto es cierto, se deduce que
debemos escoger la metodología apropiada a un caso determinado, basándonos
en el tipo de información que queremos obtener. (Ej., la naturaleza del problema
que estamos estudiando), debemos hacer una escogencia que nos permita
maximizar la cantidad de información que obtengamos acerca de ese problema.
También se deriva de esto que cuando escogemos determinada metodología
por razones de preferencia personal, familiaridad o comodidad operativa,
estamos cambiando la naturaleza del problema sobre el cual estamos
obteniendo información, lo mismo que alterando la cantidad de información
que podemos ganar con nuestro estudio.

Si fuéramos a escoger racionalmente nuestra metodología, de tal forma que


mejorara la cantidad de información relevante para nuestros propósitos,
deberíamos ser capaces de hacer al menos dos cosas: Primero, debemos ser
capaces de comparar aproximaciones alternativas en términos de su efectividad
relativa para proveer la información deseada. Esto a su vez, requiere la habilidad
de especificar que queremos decir con “información de investigación”, y de
qué forma vamos a determinar la eficiencia de la aproximación investigativa
para generar dicha información. En síntesis, si vamos a escoger racionalmente
138 nuestra metodología, necesitamos una “teoría del método” que nos guíe en
nuestras escogencias.

Mc Grath,1962, intenta dar los primeros pasos hacia el desarrollo de dicha teoría
del método para el estudio de las organizaciones, haciendo una presentación en
tres etapas. Primero, considera las metodologías que pueden ser aplicadas al
estudio de las organizaciones, y tienden a situarlas en una estructura dentro de la
cual puedan relacionarse con otras. Segundo, define ciertos conceptos claves
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

información de investigación, información potencial y campo de información


y a partir de ellos formula lo que denomina como comprensión, eficiencia y
efectividad de un estudio.5

Luego, trata de aplicar estos conceptos para comparar y contrastar diferentes


metodologías y considera algunas de las implicaciones de estas comparaciones
en la planeación programática de la investigación organizacional.

2. Una Clasificación de Métodos de Recolección de Datos


utilizada en la Investigación sobre Organizaciones
Muchas corrientes empresariales contribuyen al campo actual de investigación
organizacional, y los estudios basados en muchas aproximaciones metodológicas
diferentes integran el cuerpo de conocimiento en dicho campo. La metodología
usada en el estudio de las organizaciones varía desde estudios cuidadosamente
delimitados y controlados en laboratorio, como aquellos en redes de comunicación
por Bavelas, Leavitt , Guetzow y Simon, y otros, hasta análisis conceptuales
amplios y extensivos de grandes organizaciones, y aún de sociedades totales (Ej.,
Homans; Merton; Parsons). La investigación organizacional incluye estudio
intensivo de casos de organizaciones aisladas (Ej., W.F. Whyte (601); Selznick),
indagaciones amplias de muchas organizaciones pertenecientes a un solo tipo,6
análisis periodísticos basados en evidencias anecdóticas (Ej., W.H. Whyte;
Riesman), verdaderos experimentos de campo que involucran manipulaciones
experimentales de una completa organización de gran escala (Ej., Morse y Reimer;
Seashore y Bower), estudios de simulación hombre-computador (Ej., Guetzkow;
Bass, capítulo 7 de Cooper; Rome y Rome), simulaciones completamente
computarizadas y el empleo de modelos matemáticos formales.7 A primera vista
parecería que la única característica común a todas estas aproximaciones es que
son o pretenden ser aplicables al estudio de algún aspecto de las organizaciones.

Podemos empezar a ver algunos elementos comunes entre estas metodologías;


sin embargo, cuando consideramos cada una de ellas en términos de la naturaleza
del escenario en el cual se recolectan los datos y en términos de la extensión en
la cual las actividades del investigador se introducen o son responsables por la
139

5 Muchas de las ideas presentadas en este capítulo se desarrollaron en un programa de investigación


diseñado para reseñar e integrar metodología de investigación empleada en estudios de sistemas
complejos hombre-máquina, financiados por la División de Ciencias Sicológicas, de la Oficina de
Investigación Naval. Ver McGrath y Nordlie (378).
6 Por ejemplo, Comrey y otros (132) y Udy, Cap. 11 New perspectives in organizational research.
7 Ver por Ej., Cap. 15 de Bonini, Cap. 22 por Whinston, y cap. 26 por Mesarovi, Sanders y Sprague,
todos en este mismo volumen.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

naturaleza de ese escenario. Visto en estos términos, la mayoría de los tipos de


metodología empleados en la investigación de organizaciones parece ajustarse
dentro de una de las cuatro clases más amplias. Denominaremos estas cuatro
clases de escenarios de investigación como estudios de campo, simulaciones
experimentales, experimentos de laboratorio y simulaciones por computador.

Estudios de campo

Son aquellas investigaciones que tienen lugar dentro de situaciones sociales


naturales o de la vida real. Esta categoría incluye todos los tipos de investigación
empírica que utilizan datos de organizaciones existentes, reales. Dentro de esta
categoría incluiremos un número de tipos de investigación que son heterogéneos
en muchos aspectos. Por ejemplo, una clase de estudio de campo como el término
se emplea aquí, son aquellos estudios que consisten solamente en observaciones
casuales o anecdóticas. Otra clase de estudio de campo sería el estudio de casos
sistemático e intensivo sobre organizaciones actuales o del pasado, incluyendo
los que se hacen primariamente mediante el análisis de archivos y documentos
(Ej., Selznick; Alger). También se incluyen exploraciones amplias, (capítulo 11 de
Cooper) como los llamados experimentos naturales y como los experimentos de
campo cuidadosamente planeados y deliberadamente ejecutados (Ej., Seashore
y Bowers; Morse y Reimer ; Coch y French ).

Los tipos de investigación que aquí se incluyen dentro de la categoría general de


estudios de campo, muestran marcadas variaciones en el método. Se relacionan
generalmente en un orden incremental, por rigor o procedimiento. Al mismo tiempo,
se clasifican sobre la base de una característica crucial común: todos estos tipos
de estudios de campo son investigaciones que obtienen sus datos directamente
de organizaciones existentes, reales, del mismo tipo de organizaciones a las cuales
se pretenden aplicar los resultados. Es decir, todos los estudios de campo son
estudios directos de (miembros de) la clase de fenómenos que interesan a la
investigación, a saber, organizaciones reales. Una característica importante de
los datos obtenidos a partir de situaciones de la vida real es que los humanos en
esas situaciones operan bajo fuerzas motivacionales naturales no necesariamente
más fuertes ya que los fenómenos objeto de estudio son parte de su vida actual.

140 Simulaciones experimentales

El término “simulaciones experimentales” se emplea aquí para hacer referencia


a las investigaciones empíricas que intentan crear una representación relativamente
fehaciente de “una organización” bajo condiciones de cuasi-laboratorio, tratan de
poner esa organización simulada en movimiento y estudiar la operación de la
misma, expresada por el comportamiento de los humanos a quienes se les asigna
roles dentro de ella (Ej., Bass Cap. 7., de New perspectives in organizational
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

research; Guetzkow ; Rome y Rome). Esta categoría es aproximadamente


equivalente a la categoría de “simulaciones hombre-computador” de Guetzkow.

En tales estudios, muchas características de la estructura y procesos de la


organización se simulan, a menudo mediante el uso de computadores, para estudiar
el proceso y las consecuencias del comportamiento de sujetos humanos que operan
el sistema simulado. Estos estudios se distinguen de los experimentos de laboratorio
(Clase 3 en nuestra presente clasificación) en varios aspectos. Primero, la situación
estímulo dentro de la cual opera el individuo, es más o menos continua en una
simulación experimental, en contraste con el experimento de laboratorio que
consiste usualmente en una serie de ensayos o pruebas discretas. Segundo, como
una parte de la naturaleza continua de las simulaciones experimentales, las
respuestas de los participantes a cualquier asunto particular en el tiempo, están
de cierta forma determinadas de acuerdo con las reglas del juego, la situación
estimulante en la cual ellos estarán trabajando en sus subsecuentes períodos de
tiempo. Finalmente, las simulaciones experimentales difieren de los estudios de
laboratorio ya que ellas tratan de simular o modelar las propiedades de las
organizaciones de la vida real, que es la propiedad clave de esta clase de métodos
en el presente esquema.

Sin embargo, las simulaciones experimentales varían considerablemente en


términos de los grados de fidelidad de la simulación involucrada. Estas también
varían en términos de la complejidad de la simulación, y en términos de si la
simulación particular se intenta para representar un tipo genérico, o algún tipo
particular de organización. Todas estas tres distinciones concurren a determinar
si la simulación presenta a los participantes con una mínima representación
abstracta consistente en los procesos que se perciben como importantes (Ej.,
simulación de confinamiento de Guetzkow) o si por el contrario pretende darles
unas situaciones con contenido enriquecido que parecen muy similares a las
situaciones reales (Ej., ver la discusión sobre realismo en Bass, Cap. 7, New
Perspectives in Organizational Research). Las simulaciones experimentales
también varían en términos de qué tan abiertas o cerradas sean; esto es, en
términos de cuánta de la operación total de la organización se simula y cuánta se
deja a determinación por el desempeño de los participantes humanos.

Experimentos de laboratorio 141

Experimentos de laboratorio son aquellos estudios en los cuales el investigador no


intenta recrear la realidad en su laboratorio, sino más bien trata de abstraer algunas
variables desde situaciones de la vida real y representarlas de una forma más
fundamental. Su propósito es estudiar la operación de estos procesos bajo
condiciones altamente controladas. Su interés no está en hacer de la situación de
laboratorio un invernadero para el estudio de algunas clases particulares de
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

organización. Más bien está interesado en estudiar procesos fundamentales que


presumiblemente establezcan la conducta de las personas en un amplio rango de
escenarios organizacionales y otros8.

Tal vez las características esenciales de los experimentos de laboratorio, y la


forma como estos se relacionan con el campo de la investigación en organizaciones,
pueden representarse de la mejor manera empleando los estudios de redes de
comunicación (Bavelas; Christie y otros; Guetzkow y Simon; Leavitt; Shaw; y
otros) como ilustraciones de este método. Los estudios de redes de comunicación
separan un elemento principal común a todas las organizaciones, a saber, las
relaciones entre los patrones de comunicación y el estudio de las variaciones de
este elemento bajo condiciones de laboratorio. Ninguna de las redes específicas
estudiadas, redes de cuatro y cinco nodos, con varios patrones que van desde las
más centralizadas hasta las menos descentralizadas, ni las tareas que desempeñan
problemas de identificación de símbolos, problemas aritméticos simples, etc. fueron
hechas para simular estructuras y tareas reales en las organizaciones. Más bien,
el propósito de los estudios de redes de comunicación era determinar cómo las
variaciones en patrones de comunicación básicos y altamente abstractos,
influencian ciertas clases de actividades humanas indispensables. Ej., transmisión
y recepción de mensajes, solución deductiva de problemas, planeación
organizacional y ciertas clases de reacciones humanas: satisfacción personal,
atracción hacia el grupo, satisfacción en el trabajo, que presumiblemente operan
en todas las organizaciones humanas.

Este intento de crear y estudiar los procesos o estructuras genéricas es uno de


los muchos elementos que distinguen a los experimentos de laboratorio de las
simulaciones experimentales discutidas anteriormente. Otro de los elementos es
el uso frecuente de series discretas, pruebas independientes, para las cuales las
condiciones de la simulación son completamente programadas por el investigador,
en vez de utilizar continuos estímulos en las situaciones, las cuales son parcialmente
determinadas por respuestas anteriores de los participantes. Este patrón en el
procedimiento le da al experimentador de laboratorio un control mayor sobre los
estímulos en las situaciones y reduce la posibilidad de confundirse entre los
diferentes escenarios o etapas de la actuación, e igualmente reduce la continuidad
y la pérdida de realidad por parte del participante.
142

8 En un sentido, todos los experimentos de laboratorio sobre la conducta humana, como los individuos
y como los grupos, son relevantes para el campo de investigación organizacional. Pocos de los
muchos experimentos de laboratorio que parecen haber hecho importantes contribuciones directas
a la investigación organizacional, junto a los estudios de redes de comunicación, incluyen: estudios
sobre comunicación, desarrollo de normas y presiones por conformidad en grupos informales (361),
(192), (311), (460), (540); y estudios de cohesión y presiones de grupo y sus efectos sobre la
productividad (461), (64).
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

Simulaciones por computador

Este tipo de método debería ser llamado más apropiadamente modelos


matemáticos. Aquí nos referiremos a simulaciones en computador, con el fin de
ser contrastadas con simulaciones experimentales (Clase 2 en el presente esquema)
y porque este tipo de modelo matemático o lógico que llamamos simulación por
computador es frecuentemente utilizado en el estudio de organizaciones. Guetzkow
designa esta clase de estudios como estudios de “computador total” . También se
les conoce como estudios Montecarlo debido a que generalmente utilizan el
procedimiento de selección al azar de las distribuciones de probabilidades
determinadas como significado de “simulación” de comportamientos específicos
como partes de un sistema de ocasiones específicas.

Las simulaciones por computador se diferencian de las simulaciones experimentales


porque son modelos cerrados o lógicamente completos de la clase de fenómeno
que está siendo simulado. Todas las variables, incluidas las “variables dependientes”
o “variables de salida” que resultan de la operación del sistema, son construidas
en el interior de la formulación del mismo modelo de simulación. De esta manera,
el modelo no requiere desempeño de participantes humanos. El desempeño o
variables de salida están contenidas dentro del modelo, más frecuentemente como
consecuencias determinadas estocásticamente de la operación computarizada
de la organización simulada.9

Las simulaciones por computador pueden representar, bien sea a una clase
genérica, o a una clase particular de organizaciones. Las simulaciones por
computador varían considerablemente en la riqueza y complejidad de las
organizaciones que están siendo estudiadas. Ellas varían, en particular, en la medida
en que la simulación trata de representar profundas características de los
componentes humanos de la organización. Ej., valores, actitudes, normas, presiones
de conformidad al igual que sus características superficiales externas. También
varían, por supuesto, en la validez o racionalidad de los supuestos por medio de
los cuales tales representaciones del comportamiento humano se insertan dentro
del modelo.

Los modelos no necesariamente tienen que hacer uso de los computadores para
pertenecer a la clase de simulación por computador definida aquí. De hecho, 143
Guetzkow (239), presenta un interesante ejemplo de un modelo simple y de bajo
costo, que funciona sin utilizar mayores ayudas computacionales pero que sin
embargo tiene todas las características esenciales de esta clase de métodos de

9 Ver el capítulo 15 de Bonini para un ejemplo.


Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

investigación. La característica esencial de esta clase de investigación es que


todas las estructuras y procesos que se van a manejar en la investigación, están
representados en el modelo simulado en sí mismo, bien como parámetros, como
reglas de operación, o como proceso estocástico.

3. Relaciones entre las cuatro clases de métodos


Estas cuatro clases de métodos se dan más o menos ordenadas a lo largo de un
proceso que tiene diferentes facetas. El proceso ordenado puede proceder desde
lo concreto (en el extremo correspondiente al estudio de campo) hasta lo abstracto
(en el extremo de la simulación por computador). Alternativamente, podemos
fijar los extremos del proceso como realismo versus artificialidad, o fijarlos como
desde modelos abiertos hasta los cerrados, o desde las condiciones libres hasta
las controladas.10

Sin importar cómo hayamos designado el proceso, las cuatro diferentes clases
de métodos que hemos identificado a lo largo del mismo, difieren mucho uno
del otro en términos de las ventajas que ofrecen al investigador y de las
limitaciones que le imponen. En el extremo del estudio de campo, por ejemplo,
el investigador tiene las ventajas sustanciales de “realismo sentido” y de la
operación de las fuerzas motivacionales inherentes. Como se dijo antes, esto
no significa necesariamente que los participantes humanos operan con altos
niveles de motivación. Más bien significa que operan bajo tipos de motivaciones
más naturales, ya que el estudio en sí mismo es una parte integral de sus vidas.
Estas ventajas del estudio de campo se obtienen a cambio de menor precisión,
menos control y menos libertad para manipular variables cuyos efectos pueden
ser de interés central. Los métodos de investigación en el otro extremo del
proceso –experimentos de laboratorio y simulación por computador– tienen
como sus principales ventajas precisamente aquéllas características que son
las desventajas de los estudios de campo: precisión, control de variables y
considerable libertad para manipular las de interés central. Sin embargo, tienen
la desventaja complementaria de falta de realismo.

Estas y muchas otras ventajas y desventajas de variados escenarios de


investigación, hacen claro que las cuatro clases de métodos no son del todo
144

1 0 Es obvio a la luz de la discusión precedente que las metodologías consideradas varían en un continuum
más bien que de una manera categórica. Por ejemplo, el “experimento de campo”, clasificado aquí
como estudio de campo, frecuentemente cae en la clase de simulación experimental. De la misma
manera, las simulaciones experimentales que son representaciones altamente abstractas de clases
genéricas de organizaciones, pueden llegar a ser casi indiferenciables del experimento de laboratorio.
La clasificación de métodos en cuatro categorías se emplea por conveniencia y claridad en
la presentación.
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

intercambiables. Más bien, parecen ofrecer aproximaciones complementarias, y


la elección de la mejor aproximación en un caso dado tiene que dar cuenta de la
importancia relativa de realismo, precisión en las mediciones, oportunidades para
manipular variables, y muchas otras características de la situación de investigación.
Nuestro propósito aquí es trabajar con miras a desarrollar algunas reglas como
guías para hacer comparaciones, y a partir de éstas escoger nuestro método de la
manera más racional posible.

Desarrollar tales reglas guías, requiere que establezcamos una red de conceptos
metodológicos básicos –una teoría del método– en términos de cómo
calcularemos la eficiencia relativa, la comprensión y efectividad de varias
aproximaciones a la investigación, de manera que su utilidad relativa para
nosotros, en un caso dado, pueda determinarse con algún rigor.
Consecuentemente, Mc Grath suspende la consideración de diferentes clases
de métodos de investigación para establecer algunas herramientas básicas para
las comparaciones metodológicas en la próxima sección de esta presentación.
Luego, en la parte final de la misma, vuelve a la comparación de las ventajas y
desventajas de diferentes escenarios de investigación, equipada con herramientas
más adecuadas para hacer tales comparaciones.

Algunos conceptos para establecer la adecuación de los métodos de


investigación:

La naturaleza de un problema de investigación

La investigación tiene que ver con la identificación y con la medición de variables


que se consideran relevantes para cierto problema o fenómeno, y con la
determinación de las relaciones entre esas variables. Cuando investigamos nos
hacemos tres preguntas básicas: a) ¿Cuáles son las variables importantes o
relevantes (condiciones, parámetros, propiedades, etc.) del fenómeno que quiero
estudiar? b) ¿Cómo varía cada una de ellas en la naturaleza; qué rango de valores
puede asumir cada una de ellas? (c) ¿Cómo covarían; el valor de una variable es
predecible de o predictiva del valor de una o más de otras variables?

Vamos a considerar un problema de investigación como un conjunto de variables


que describen algún fenómeno que nos interesa, cuyas covariaciones intentaremos 145
describir. Las variables en tal conjunto incluyen: a) propiedades de la clase de
objeto o entidad objeto de estudio (ej., individuos, organizaciones, etc.), incluyendo
propiedades que tienen que ver con relaciones entre partes; b) propiedades del
entorno, de la situación o del escenario en el cual existe esa clase de objetos
incluyendo suprasistemas de los cuales los objetos son orgánicos, sus entornos
físicos, sus tareas; y c) propiedades de la acción o comportamiento de los objetos
respecto del entorno.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Una variable de cualquiera de los tipos señalados arriba es relevante para el


problema de investigación, si su variación tiene un efecto apreciable, o es afectado
mensurablemente por variaciones en una o más de las otras variables del conjunto.

Asumiremos que en cualquier caso dado, existe un número finito de variables


relevantes en el conjunto a estudiar. Variables que son funciones matemáticas
determinables unas de otras tales como radios y diámetros de un conjunto dado
de círculos se consideran colectivamente como una variable unitaria. Todas las
variables relevantes están siempre presentes en algún valor incluído cero o
ausente en una situación de investigación, si su presencia es reconocida por el
investigador o no. De aquí que el problema de investigación siempre se refiere
al conjunto total de variables V. No podemos reducir el número de variables
relevantes en la situación; sólo podemos limitar el alcance de nuestro estudio al
restringir la variación de algunas de ellas, o reducir la precisión de nuestro
estudio al ignorar la variación de otras.

Tratamiento alternativo de variables

Tenemos que hacer algo respecto de cada variable relevante en un problema de


investigación. Básicamente, cualquier variable puede ser tratada en una de cuatro
formas mutuamente excluyentes:

Tratamiento W. Podemos controlar una cierta variable VJ de manera que se


impida la ocurrencia de todos sus valores, excepto uno, Ki. Podemos hacer
esto de varias maneras: por muestreo selectivo de casos, por arreglo de
condiciones, etc.
Tratamiento X. Podemos manipular cierta variable VJ, de manera que se requiera
la ocurrencia de cierto valor Ki. Esta operación también puede hacerse por un
número de técnicas, incluyendo el diseño o ensamblaje de partes, inducción de
condiciones, etc.11
Tratamiento Y. Podemos tratar una variable dada VJ permitiendo que varíe
libremente y midiendo los valores que en ella realmente ocurran. Tal medición
puede tomar varias formas, incluyendo el uso de instrumentos físicos, el uso de
observadores humanos, el uso de auto-informes de los objetos de estudio.
Tratamiento Z. Podemos ignorar una variable VJ al permitirle que lo haga
146 libremente, pero evitando determinar cuáles valores ocurren realmente. Este

1 1 Hay varios casos especiales importantes de Tratamiento X. Uno de los más interesantes, ampliamente
usado bajo el nombre de “técnica de Monte Carlo”, es la selección aleatoria del valor KI para una
variable dada VJ en un “evento” dado, sin una distribución de valores para VJ. Aquí, aunque hay alguna
indeterminación para cualquier evento dado, la distribución de valores sobre una serie de ensayos es
predecible al avanzar en ella, siendo la precisión de la predicción, una función del número de eventos
en la serie.
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

tratamiento se aplica a todas las variables que están en el conjunto relevante V,


pero que no se les han aplicado los Tratamientos X,Y, o W.

En cualquier situación de investigación, cada variable relevante es tratada por


uno y sólo por uno de estos cuatro tratamientos. Estas cuatro formas de tratar
variables son empleadas con frecuencia diferencial en estudios conducidos en
diferentes tipos de escenarios de investigación. Por ejemplo, los tratamientos W
y X son el sello de garantía de los estudios de laboratorio, y se usan raras veces
en los estudios de campo. El uso del Tratamiento Z es más o menos inevitable en
los estudios de campo, pero su uso puede ser mínimo en el laboratorio.

Estas cuatro formas de tratar variables tienen diferentes implicaciones para la


amplitud, precisión y efectividad del diseño del estudio, porque tienen efectos
distintos en la cantidad de información de investigación inherente al diseño de un
estudio, y la cantidad de información que puede obtenerse del mismo. De manera
que antes de volver a la discusión sobre escenarios de investigación y sus usos,
vamos a considerar los conceptos de información de investigación, potencial de
información y producción de información dentro de un diseño de investigación.

Información de investigación, potencial de información y producción


de información

Información de investigación tiene que ver con la especificación de las relaciones


entre variables. Ganamos información de investigación cuando averiguamos si la
ocurrencia de un valor particular de una variable V1 es predictivo o no (o predecible
de ) del valor que se obtiene para las variables V2 (V3 ... VN). Como una
convención, diremos que ganamos información de investigación al determinar si
dos o más variables cambian juntas, o no; mientras que ganamos información
de investigación positiva cuando descubrimos que dos variables, en efecto,
cambian juntas de manera predecible.

La cantidad de información que puede obtenerse sobre una situación dada es una
función de la cantidad de incertidumbre, o información potencial que es inherente
a esa situación. La información potencial contenida en una situación depende
del número de variables (relevantes) y del número de valores que cada variable
puede asumir. Si hay V variables relevantes a una situación, y cada una tiene k 147
valores, entonces para cualquier caso, prueba, evento, etc. para esa situación,
hay KV combinaciones posibles de valores de las variables involucradas. Ese
término KV representa el potencial de información total de una situación.12

1 2 Esta formulación asume que hay un número finito de variables relevantes en una situación, y que cada
una tiene un rango finito y un número finito de valores alternativos posibles.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Obtenemos información de investigación positiva en la medida en que


reducimos el número de combinaciones posibles de valores de variables Kv al
averiguar que dos o mas variables varían concomitantemente. Es decir, ganamos
información de investigación positiva cuando podemos predecir que la
ocurrencia de cierto valor K1 de la variable V1 estará acompañado por la ocurrencia
de cierto valor Ki (o un rango restringido de valores, menor que el rango total) de
otra variable V2, bajo condiciones en las cuales puedan darse los valores de
V2 diferentes del (los) valor(es) predichos en la medida en que las operaciones
de estudio lo permitan. De aquí que obtenemos información de investigación positiva
sólo cuando algo que puede suceder, predeciblemente no sucede.

Por otra parte, cuando reducimos la información potencial de una situación al


impedir deliberadamente la ocurrencia de ciertos valores de la variable como lo
hacemos al controlar experimentalmente una variable, caso del Tratamiento W,
no obtenemos ninguna información de investigación. Más bien, cuando alteramos
los valores que pueden darse de una variable –bien sea por evitar que se den
algunos valores ( control experimental de una variable, Tratamiento W), o por
asegurar que se dé cierto valor de la variable (manipulación experimental,
Tratamiento X) –reducimos la información potencial que contiene nuestra
situación de estudio por debajo de la que es contenida en la situación del mundo
real. Por ejemplo, si se controla una variable a un valor único, su rango de ocurrencia
se reduce del valor K a 1, y el total de potencial de información queda reducido
de KV a K v-1. Si hay cinco variables, cada una con diez posibles valores, KV =
100.000, KV-1 = 10.000, una reducción de 9/10 en este caso particular.

Esta reducción de la información potencial representa una restricción de la


amplitud de nuestro estudio y una limitación en la generalidad de nuestros hallazgos.
Podemos representar la amplitud o generalidad de un estudio en términos de la
relación del potencial de información del estudio con el potencial de información
de la situación del mundo real a la cual se refiere y a la cual se pretende aplicar
los resultados K v – w / K v, donde w se refiere al número de variables que se
hicieron ocurrir en un valor particular.

El total de información potencial en una situación de estudio, establece el límite


superior por el total de información de investigación que el estudio puede generar,
148 de la misma manera que la cantidad de incertidumbre asociada con un mensaje,
limita la cantidad de información que el mensaje puede llevar. Dentro de este
límite, los procedimientos del estudio afectan la extensión en la que esa información
potencial es transformada en información de investigación. Por definición, la
información de investigación involucra afirmaciones sobre la covariación (o
ausencia de ella) entre dos o mas variables, una de las cuales por lo menos es
libre de variar a voluntad. Determinar esa covariación o su ausencia, requiere: a)
que al menos una de las variables relacionadas sea libre, en la medida en que
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

convenga a los intereses de nuestro estudio de tomar cualquier rango de valores,


y b) que identifiquemos (midamos) el valor de todas las variables relacionadas
realmente obtenido en cada uno de un conjunto de casos dados. Cuando permitimos
que una variable VJ lo haga libremente, pero no determinamos los valores que
asume (Tratamiento Z) no reducimos el potencial de información inherente en la
situación (Ej., el número de combinaciones alternativas de valores de variables
que pueden ocurrir), pero reducimos enormemente la información que podemos
extraer de la situación (Ej., la producción de información de nuestro estudio). Las
variables que no son controladas y que no son medidas (Tratamiento Z) generan
ruido en nuestros datos.

Ampliando la ilustración anterior: si tenemos cinco variables, y cada una con diez
valores, K v = 100.000. Si una de las cinco variables es controlada a un valor
único, pero una segunda variable es ignorada, el potencial de información del
estudio se mantiene K v - 1 = 10.000; pero la información específica o contable, se
reduce a K v - 2, que es igual a 1.000. Si la información contable es considerada
producción de información, y los efectos de las variables no controladas pero
ignoradas se consideran ruido, la relación K v – (w +z) / K v - w expresa la precisión de
un estudio en términos de la relación de información contable (producción de
información) a información potencial.13

Eficiencia, comprensión y efectividad

Podría considerarse que la eficiencia de un estudio se refleja en su precisión,


como se definió arriba; es decir, la relación de información contable a potencial
de información, K v - (W + Z) / K v - w. Podría verse más allá la comprensión de un
estudio en términos de su amplitud o generalidad, expresada como la relación
entre potencial de información del estudio y potencial de información de la situación
de referencia, K v - w / k v como se discutió previamente. Sin embargo,
probablemente deberíamos ver la efectividad total de un estudio mediante la
comparación de su producción de información con la información potencial de la
situación de referencia. De aquí que la efectividad de un estudio puede expresarse
como K v - (w + z) / K v. Bajo este punto de vista, perdemos comprensión cuando
controlamos variables (Ej. Restringir su rango de valores, mediante Tratamiento
W o X); perdemos eficiencia cuando ignoramos variables (Ej., se les permite
variar pero no se miden, Tratamiento Z); y perdemos efectividad en cualquiera 149
de los dos casos.

Dado que diferentes tipos de escenarios de investigación varían en el empleo


relativo de los Tratamientos W,X,Y, y Z, como se anotó antes, estos escenarios

1 3 Esto es equivalente a la relación de señal a señal-mas-ruido. Es una expresión de los efectos de la


confusión asistemática de una variable.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

también difieren, de manera ordenada, en la medida como están limitados en


comprensión, eficiencia y efectividad. Examinaremos esas diferencias en la
próxima sección.

4. Comparación de métodos de investigación


Volvamos ahora a la consideración de las cuatro clases de escenarios de
investigación descritos previamente. Como ya se observó, estas cuatro clases de
escenarios de investigación difieren en la extensión en que emplean los cuatro
Tratamientos de variables (ver Tabla 3). Por lo tanto, difieren en su información
potencial y en su producción de información. Vamos a considerar las cuatro clases
de métodos comparativamente, en términos de la forma como utilizan los cuatro
diferentes tratamientos de variables, y las consecuencias de ese uso.

Tratamiento W: control experimental

El uso del tratamiento W, control de una variable por medios experimentales,


tiende a aumentar en la medida en que nos movemos a lo largo del continuum de
métodos desde los estudios de campo a las simulaciones por computador. Esto
ocurre de dos formas. Primero, el investigador de computador o de laboratorio
emplea el Tratamiento W deliberadamente para fijar ciertas variables relevantes
del problema, en un valor único y constante, de modo que no se confunda con los
efectos de otras variables que no son tan importantes para él.

Tabla 3.:
Frecuencia relativa de uso de diferentes tratamientos de variables en las cuatro
clases de escenarios de investigación

TRATAMIENTOS ALTERNATIVOS DE VARIABLES

Clases Tratamiento W Tratamiento X Tratamiento Y Tratamiento Z


de escenarios Excluido Se hace excluir Variando Variando
de Investigación. por control por manipulación libremente libremente
y medido pero ignorado
Estudios de campo Poco Uso alto o bajo Muy alto uso Medición alta
o ningún uso.
150 Simulaciones Uso alto o medio Uso moderado Uso alto o bajo Uso alto
experimentales
Experimentos Medición Uso alto Uso alto Uso alto o bajo
de laboratorio moderadamente
precisa.
Simulaciones Medición precisa. Uso muy alto Uso muy alto No es posible
por computador
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

Al hacerlo así, deliberadamente reduce la amplitud de la comprensión de su estudio


–le reduce la información potencial– como pago por quitarle el ruido. Sin embargo,
el investigador de simulación o de laboratorio, también usa a menudo el tratamiento
W en forma no deliberada. Es decir, en el proceso de simular o recrear la clase
de fenómenos objeto de estudio, él tiende a revisar características importantes de
la situación de la vida real que está modelando. Entonces, aplica el Tratamiento
W a esas variables fijándoles un valor único constante (cero o excluido). Estas
exclusiones también reducen el potencial de información del estudio, aunque no
están hechas sobre las bases de elección deliberada por el investigador. En el
estudio de campo, el investigador no tiene usualmente una oportunidad de controlar
variables, sea en forma deliberada o no. Por tanto, elimina los problemas y las
ventajas que trae el Tratamiento W.

El uso del Tratamiento W tiene efectos positivos y negativos en un diseño de


estudio. En la parte positiva, controlar una variable (Tratamiento W), mejor que
permitirle variar libremente sin medirla (Tratamiento Z), evita una pérdida de
eficiencia en el estudio al reducir el ruido. Por otra parte, controlar una variable
en un valor único (Tratamiento W), mejor que haciendo que se dé en cada serie
de valores específicos (Tratamiento X) o dejándola variar pero midiendo su
variación (Tratamiento Y), reduce el potencial de información del estudio por
debajo del potencial de información de la situación referente y así reduce la amplitud
o comprensión del estudio.

Los resultados de un estudio solamente se refieren a las combinaciones específicas


de condiciones utilizadas. Tendrían lugar o no si una o más de esas variables a las
que se ha aplicado el tratamiento W han sido mantenidas en algún valor diferente.
Tal situación ocurriría en todos los casos donde una variable que se mantiene
constante, tiene efectos interactivos con otras variables en el problema. Se dice
con frecuencia que los sistemas en general, y las organizaciones en particular,
son complejos de variables interactivas. Si es así, tenemos que ser muy cuidadosos
de no violar ese concepto de las organizaciones al querer controlar variables
interactivas claves a un valor único, con el fin de hacer más factible el diseño de
nuestro estudio.

Deberíamos también estar atentos a la selección del valor particular, al cual


controlaremos una variable a la que hemos decidido aplicar el tratamiento W. Si 151
tenemos que limitar una variable relevante a un único valor, el límite de aplicabilidad
de nuestros resultados a combinaciones de condiciones que incluyan ese valor,
probablemente tendríamos que escoger el valor modal natural de esa variable
como ocurre en la situación referente, más bien que algún valor que nos dé
información básica (“base-line” = conjunto de observaciones críticas o datos
usados para comparación o control), o un diseño más limpio (aparente), o un
plan de estudio fácil de implementar.
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

Como una ilustración muy sencilla, supongamos que deseamos simular o hacer
experimentos pertinentes a una organización cuyos subsistemas tienen una mezcla
de miembros masculinos y femeninos. Quisiéramos hacer un estudio de laboratorio
de los efectos de los procesos de comunicación grupal en la efectividad del
desempeño de tales grupos. Un estudio sobre grupos de sólo hombres o de sólo
mujeres, o que utilice una razón constante de hombres y mujeres en cada grupo,
parecería a simple vista ofrecer un diseño más limpio y tal vez un diseño más fácil
de implementar. Sin embargo, tales diseños bien pueden no ser tan útiles como
uno que determine la proporción hombres – mujeres de grupos sobre una base
aleatoria. Las diferencias de sexo y especialmente las diferencias de composición
de sexo pueden muy bien interactuar con patrones de comunicación afectando
el desempeño en la tarea. Es decir, los mejores patrones de comunicación para la
efectividad en la tarea, pueden ser muy diferentes en grupos de sólo hombres o
de sólo mujeres, o mixtos. Si esto fuera verdad, los resultados obtenidos en los
grupos de sólo hombres, simplemente no aplicarían a los grupos mixtos aún si
todas las otras características del estudio estuvieran bien ejecutadas. En efecto,
al tratar de aplicar los resultados de tal estudio a organizaciones reales que tienen
grupos de trabajo mixtos, sistemáticamente nos llevaría a la respuesta incorrecta.
Ej. nos llevaría a seleccionar como óptimo un patrón de comunicación que
definitivamente no sería óptimo para la efectividad de la tarea.

Si encontramos necesario hacer nuestro experimento con grupos compuestos


por un solo sexo, lo mejor sería usar el patrón de composición que es modal para
esos grupos u organizaciones, a los cuales queremos aplicar nuestros hallazgos.
Si empleamos grupos compuestos aleatoriamente, o grupos con la proporción
hombres – mujeres que fueran más predominantes en las organizaciones de
referencia, todavía no obtendríamos información sobre otros patrones de
composición sexual. Ni evitaríamos los problemas planteados por los efectos de
la interacción de la variable que elegimos controlar. Pero al menos obtendríamos
resultados que cuando se apliquen, nos llevarían a ser sistemáticamente acertados
en nuestra elección de patrones óptimos de comunicación.

Tratamiento X: manipulación experimental

En el tratamiento X empleamos manipulación experimental para asegurar que


152 cierto valor Kj de una variable Vj ocurrirá en una cierta ocasión o prueba. Más
frecuentemente estamos manipulando circunstancias, de manera que valores
diferentes de Vj ocurran en varios eventos de acuerdo con un horario
preestablecido. Si se usa solamente un valor de la variable para todos los eventos,
el tratamiento X se vuelve igual al tratamiento W, y tiene los mismos efectos
restrictivos en el diseño del estudio. Si se manipula la variable de manera que
cada uno de sus posibles valores ocurra en algunos eventos, entonces el tratamiento
X no pone ninguna limitante al potencial de información del estudio. En la mayoría
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

de los casos, sin embargo, las manipulaciones experimentales utilizan más de uno,
pero menos que todos los valores de la variable; a partir de ahí, ellas conducen a
alguna restricción en la amplitud.

El empleo del Tratamiento X tiende a aumentar en la medida en que pasamos de


los estudios de campo a las simulaciones por computador. Más aún, hay la
tendencia a aumentar el número de valores de una variable que son utilizados al
manipularla. Por ejemplo, cuando un estudio de campo intenta incluir una variable
manipulada experimentalmente, casi siempre es necesario limitar la manipulación
a dos, o máximo tres niveles de la variable incluyendo grupos de control. (Ej.,
Seashore y Bowers ; Morse y Reimer). En experimentos de laboratorio por otra
parte, frecuentemente es posible variar sistemáticamente una o más variables en
cada una de una serie de valores. En la medida en que esto pueda hacerse,
podemos determinar las relaciones funcionales entre las variables manipuladas y
otras variables libres pero medidas (Tratamiento Y).

Por otra parte, mientras el estudio de campo rara vez es capaz de manipular
variables, o de manipularlas en muchos niveles, las manipulaciones que pueden
hacerse algunas veces en los escenarios de campo frecuentemente son muy
poderosas. Parcialmente, este poder se deriva del hecho de que las manipulaciones
de condiciones en un estudio de campo – sea debido a causas naturales o al plan
experimental –afectan la vida real de los participantes en el estudio. Las
manipulaciones en el laboratorio, por otra parte, son con frecuencia relativamente
débiles, tanto por razones éticas como por la artificialidad inherente de las
condiciones motivacionales bajo las cuales operan los participantes.

Una de las ventajas especiales de la simulación por computador, radica en la


destreza que presta para la manipulación sistemática de muchas variables en
cada uno de los valores. De hecho, la simulación por computador puede generar
combinaciones de condiciones que no existen en el mundo real, pero cuyos efectos
pueden ser de importancia vital para el desarrollo teórico. Por ejemplo, una
simulación por computador podría desarrollarse para representar una organización
cuyos componentes humanos se desempeñan con eficiencia y racionalidad
perfectas –una situación que no se halla en la naturaleza– para estudiar las
condiciones de límite superior de desempeño de esa organización. Algunas veces
las simulaciones por computador parecen construir tales asunciones sobre la 153
perfección humana dentro de sus modelos, sin reconocer que están tratando con
límites superiores hipotéticos.

Tratamiento Z: variables no controladas

La operación de una variable no controlada y no medida (Tratamiento Z) genera


ruido al interior del diseño del estudio. Todas las variables que no son controladas,
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

ni manipuladas ni medidas, necesariamente son variables generadoras de ruido.


El empleo del Tratamiento Z en un estudio es siempre más o menos no intencional,
como resultado de una falta de conocimiento sobre el problema objeto de estudio,
o sobre los procedimientos científicos apropiados.

Por su verdadera naturaleza, los estudios de campo parecen contener variables


manejadas mediante el tratamiento Z (Ej., variables que han sido ignoradas) porque
las situaciones de estudio de campo impiden mucho uso de control (W) y
manipulación (X) y parecen contener más variables de las que pueden medirse
de manera efectiva (Y). La principal ventaja de los estudios de laboratorio es su
capacidad para minimizar variables no controladas (Ej., minimizar el uso del
Tratamiento Z). Lo hacen así aplicando los Tratamientos W y X, y algunas veces
Y, a variables que deberían haber recibido el Tratamiento Z en el escenario de
campo. Las simulaciones experimentales también comparten esta ventaja con el
escenario de laboratorio, pero a un menor grado debido a la mayor complejidad y
la continuidad de situación que ellas contienen. Las simulaciones por computador
eliminan esencialmente el Tratamiento Z. No tienen ruido.14

Tratamiento Y: una condición necesaria para obtener información


de investigación

El número de variables manejadas por el Tratamiento Y necesariamente no


aumenta o disminuye al pasar en el continuum de métodos desde los estudios de
campo a la situación de laboratorio. Sin embargo, la precisión con la cual las
variables pueden medirse, tiende a aumentar. La precisión de la medición se
emplea aquí para referirse tanto a la sensitividad (el número de valores de una
variable que pueden distinguirse) y a la confiabilidad (la estabilidad de los resultados
desde diferentes medidas) del proceso de medición.

El tratamiento Y no existe en la situación de computador, por la misma razón que


el tratamiento Z no es una parte de esa clase de escenarios de investigación. El
Tratamiento Y se refiere a permitir que una variable cambie libremente y en
medir su variación; el tratamiento Z se refiere a permitir a una variable mutar
libremente pero no medirla.

154 Dado que ninguna variable está operando por fuera del control del investigador
en un modelo cerrado tal como una simulación por computador, ni el tratamiento

1 4 Uno podría decir que las simulaciones por computador contienen “ruido” porque introducen
deliberadamente variaciones aleatorias por el uso de procesos estocásticos. Tal variación es ruido de
una clase diferente a la mencionada aquí. Aunque produce indeterminación para un evento dado, la
distribución de valores para el conjunto total de eventos es predecible en el proceso (“in advance...).
Como se dijo anteriormente (pié de página 9), estos procedimientos “Monte Carlo” son realmente
un caso especial de Tratamiento X.
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

Y ni el tratamiento Z son posibles en él (en el modelo cerrado). Aún las variables


de salida de una simulación por computador no varían libremente, sino más bien
están completamente determinadas por los valores y relaciones construidas en
el interior del modelo. Así, aunque la complejidad del modelo y la naturaleza
estocástica de alguna de las variables contenidas en él, pueden prevenirnos de
especificar claramente la salida de su operación en desarrollo, esa salida está
todavía completamente determinada, aunque de una manera compleja.

Así que mientras la simulación por computador elimina completamente el ruido


porque no permite tratamiento Z, también elimina completamente la información,
en el sentido en que ese término se define aquí, porque no permite tratamiento Y.
Regresando a nuestra primera definición, podemos obtener información de
investigación solamente cuando algo que puede suceder no sucede. Esa condición
nunca se cumple en una simulación por computador o en cualquier modelo formal
lógicamente cerrado.

Puesto que la presencia del tratamiento Y es una condición necesaria para obtener
información de investigación, maximizar su uso parecería ser algo deseado no
calificado. Sin embargo, tal generalización podría conducir a una ineficiencia
sustancial en la recolección de datos empíricos. Por ejemplo, puede haber un
valor particular de una variable que raras veces se dé en la naturaleza pero que
es de una significancia teórica clave. Obtener información sobre cómo ese valor
afecta otras variables mediante el uso de una aproximación de “completo
tratamiento Y”, podría ser prohibitivamente costosa. Necesitaríamos obtener una
muestra muy grande de datos para todos los valores frecuentemente ocurrentes,
con el fin de obtener una escasa muestra de casos que incluyan el valor de
interés particular. La sustitución del tratamiento X en tal situación aumenta mucho
la ineficiencia por controlar la rata en la cual muestreamos los valores de las
variables (independientes). Esto nos permite sustituir el muestreo sistemático
por el representativo, y desde aquí suministrar una cantidad adecuada de datos
para todos los valores de interés dentro de una cantidad total mínima de datos.

Comprensión, eficiencia y efectividad

Las comparaciones de los métodos de investigación en términos de su


comprensión, eficiencia y efectividad están implícitas en el siguiente planteamiento. 155
Cualquier procedimiento que reduzca el número de combinaciones de valores de
variables que pueden ocurrir en la situación de estudio, reduce la comprensión de
ese estudio. El uso de los tratamientos W, y X de manera que solamente ocurra
un pequeño número de valores de una variable durante el estudio, conduce en
ambos casos a una reducción del potencial de información y por tanto a una
reducción de la comprensión. Puesto que el uso de los tratamientos W y X
aumentan en la medida en que nos desplazamos desde el estudio de campo a la
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

simulación experimental y al estudio de laboratorio, la comprensión disminuye al


mismo tiempo. Generalmente la comprensión disminuye todavía más en las
simulaciones por computador por el uso extensivo del Tratamiento W (a menudo
en la forma de simplificar asunciones diseñadas para hacer factible el modelo
para la programación de computador). Pero es posible para una simulación por
computador compensar en algo la reducción de comprensión interpretando
sistemáticamente valores de muchas variables (Ej.,usando el Tratamiento X mejor
que el Tratamiento W).

Al mismo tiempo, permitir que una variable no sea medida y no controlada


(Tratamiento Z) introduce ruido en el diseño, que tiende a confundir información
de otras variables, y de aquí a reducir la eficiencia del estudio. Dado que el
uso del Tratamiento Z disminuye en la medida que nos movemos desde el
estudio de campo a otros escenarios, se sigue que los estudios de campo son
por lo general menos eficientes que las simulaciones experimentales, que a
su vez, son menos eficientes que los experimentos de laboratorio. Las
simulaciones por computador eliminan el ruido en el sentido presente del
término, pero lo hacen de una manera que también elimina información. Por
tanto, ninguna declaración sobre eficiencia, en el sentido presente, puede
hacerse sobre la simulación por computador.

De este modo, en la red del presente conjunto de conceptos, los estudios de


campo son relativamente comprensivos pero ineficientes. Como diseños de
estudio retienen casi toda la información potencial que existe en la situación
de la vida real, pero también contienen mucho ruido que reduce la producción
de información efectiva. Los experimentos de laboratorio, por otra parte,
son relativamente eficientes pero bajos en comprensión. Minimizan el ruido,
y por tanto transforman mucha de la información potencial del diseño de
estudio en producción de información. Pero lo hacen restringiendo el
potencial de información del diseño de estudio muy por debajo del potencial
de información de la situación del mundo real a la que se refiere el estudio.
Las simulaciones experimentales parecen ubicarse entre los estudios de
campo y los experimentos de laboratorio tanto en comprensión como en
eficiencia. Las simulaciones por computador son con frecuencia
relativamente bajas en comprensión, mientras el concepto de eficiencia no
156 se aplica dado que ellas, no generan información de investigación en el
sentido que le damos al término.

Podríamos resumir estas comparaciones al comentar que los estudios de campo


pueden aprender un poco de mucho, mientras los experimentos de laboratorio
pueden aprender mucho de un poco. En la misma línea, las simulaciones por
computador pueden aprender “todo” de nada.
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

Pero no hemos comentado todavía sobre la efectividad relativa de estas


cuatro clases de métodos. Previamente, definimos efectividad de un escenario
de investigación como una pérdida en amplitud o eficiencia que constituye
una pérdida en efectividad. No puede generalizarse una comparación de estas
cuatro clases de métodos, en el presente contexto, en términos de su relativa
efectividad, puesto que los métodos altos en eficiencia tienden a ser bajos en
comprensión y viceversa.

Podría decirse que las simulaciones experimentales ofrecen el escenario más


efectivo ya que presentan un óptimo balance de amplitud y eficiencia. Para
llegar a tal conclusión, sin embargo, necesitaríamos poder formular las
propiedades métricas de nuestro continuum de métodos, y ubicar con precisión
las cuatro clases de métodos a lo largo del mismo; y esto claramente no puede
hacerse con nuestro débil modelo actual. Así que no podemos concluir
razonablemente que las simulaciones experimentales sean escenarios de
investigación inherentes más efectivos que otros métodos. Sin embargo, parecen
ofrecer un contexto investigativo que nos permite evitar una pérdida extrema
de amplitud o de eficiencia.

Finalmente, la efectividad depende en gran medida de los procedimientos


específicos de investigación que empleamos en un caso dado y el rigor con el
cual los aplicamos. Así que podemos fijar la efectividad relativa de estudios
específicos, más bien que de clases de escenarios de estudio, porque los estudios
que utilizan cualquiera de los cuatro tipos de escenarios, pueden ser ejecutados
bien o mal en términos de rigor procedimental. Sin embargo, el tipo de estudio
empleado fija límites a la comprensión y a la eficiencia de cualquier otro adelantado
en ese tipo de escenario, y por tanto, la efectividad de un estudio no es
completamente independiente del tipo de escenario de investigación por medio
del cual se realiza.

5. Implicaciones para la investigación programática


Debería resaltarse que el uso de las diferentes clases de escenarios de investigación,
implica distintos niveles de conocimiento previo sobre el problema a estudiar. El
investigador necesita saber mucho más o asumir que sabe mucho más sobre los
157
fenómenos que está estudiando con el fin de trabajar con los métodos de laboratorio
y computador al extremo del continuum.

En la medida que descendemos desde los estudios de campo a los estudios de


computador y de laboratorio, nuestros resultados llegan a ser más una función
de la estructura que imponemos a la situación (por nuestras operaciones de
Tratamiento W y de Tratamiento X). Consecuentemente, la verdad empírica de
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

los resultados que obtenemos en la medida como se aplican a los fenómenos de


la vida real que estamos estudiando, llega a ser más y más dependiente de la
verdad empírica de la estructura que hemos impuesto.

En el extremo de estudio de campo del continuum, el investigador necesita saber


o asumir menos sobre los fenómenos antes de comenzar. Impone menos que una
estructura o una teoría sobre la situación.

Sin embargo, nunca debería asumirse que el investigador de campo no impone


también alguna teoría cuando selecciona y mide variables. Más aún, aunque en
un sentido los datos procedentes del estudio de campo son necesariamente verdad,
el investigador necesita saber o asumir mucho sobre qué estuvo o no operando en
su situación de campo con el fin de que sus interpretaciones sean verdad. Por
tanto, el investigador de estudio de campo impone una fuerte estructura después,
y no antes de que recolecten sus datos.

Obviamente, la elección de métodos a lo largo del continuum no se hace de


manera caprichosa, sobre la base de preferencia personal o sobre la base de
mera conveniencia. Debemos mirar el continuum de métodos como una calle de
doble vía.15

Si estamos iniciando investigación sobre un fenómeno relativamente inexplorado,


parecería ser mejor empezar con el estudio de campo, en la medida en que
aprendemos más sobre el problema, podemos luego trabajar con otros métodos,
con los cuales podamos obtener información más precisa. Luego, habiendo
explorado el problema con precisión y profundidad, y tal vez habiendo formulado
y manipulado exhaustivamente un modelo formal, podemos regresar hacia el
extremo de estudio de campo, para comprobar con qué precisión nuestras
representaciones encajan los fenómenos con el mundo real. Esta ruta de
investigación programática se ilustra en la figura 4.

158

1 5 Para ampliar la analogía de la “calle de doble vía”, nuestra anterior discusión sobre variaciones
dentro de cada clase de métodos (ver pié de página 4) sugiere que las cuatro clases de métodos
definidos aquí son vecindarios, más bien que direcciones específicas, a lo largo de esa calle. Dentro de
cada vecindario, los métodos específicos se ordenan de forma que algunos (tales como experimentos
de campo) están sobre la línea fronteriza entre vecindarios adyacentes.
Fundamentación metodológica en el estudio de las organizaciones

Figura 4.
Diagrama de una ruta lógica de cinco pasos para investigación programática

Escenario 1 Estudio de campo Escenario 5


Estudios exploratorios Validación cruzada de
cuando se conoce poco teoría en situeción
sobre los fenómenos de vida real
Simulaciones
experimentales
Escenario 2 Escenario 4
Estudios de avance Validación de modelos
para verificación teóricos en contexto
precisa de hipóteris situacional limitado
Experimentos
de laboratorio

Simulaciones
por computador
Simulaciones
por computador

Escenario 3
Elaboración
y refinamiento
de modelos
teóricos

Esta es en efecto, una descripción idealizada de lo que cualquiera sabe que es la


mejor forma de hacer investigación programática. Lo que no se especifica aquí,
y quizás no pueda ser respondido en el caso general, es cómo asignar tiempo y
esfuerzo entre las varias clases de métodos, tanto en el sentido descendente,
como en el camino de regreso en esta calle de doble vía. En cualquier caso real,
por ejemplo, la elección de métodos tiene que ser determinada sobre las bases de
recursos disponibles, así como sobre la base de nuestro estado presente de
conocimiento sobre el problema. Los métodos difieren considerablemente en el
costo de administrar un número dado de casos. Los métodos de laboratorio y
computador más artificiales y más abstractos generalmente tienen un costo mucho
más bajo por cada caso.
159
Pero la necesidad siempre presente de comprometer nuestros planes idealizados
de investigación con bases pragmáticas, de ninguna manera disminuye la necesidad
de un completo y cuidadoso recuento de las ventajas y limitaciones de las
alternativas metodológicas. Solamente mediante tal recuento de la información
relativa que puede derivarse de diferentes aproximaciones a un problema dado,
posiblemente podamos estar en condición de saber cuán costoso resultaría un
compromiso dado. Tiene que reconocerse, en efecto, que la presente formulación
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

de una teoría del método para el estudio de las organizaciones es solamente un


primer paso hacia ese propósito. Una formulación más completa y precisa será
necesaria antes de que podamos verdaderamente calcular las pérdidas y ganancias
relativas de escoger una aproximación en vez de otra. Más aún, es de esperar
que esta formulación tentativa y parcial, pueda acercarnos al punto donde nuestras
elecciones del método para la investigación organizacional pueda hacerse más
frecuentemente de una forma racional y eficiente.

Referencias

• Bavelas, A.,1950, “Communication Patterns in Task Oriented Groups”. Journal


of the Acoustical society of America, 22, pp.725-730.
• Guetzkow, H., 1962, Simulation in Social Science ( Englewood Cliffs, N.J.:
prentice-Hall,).
• Guetzkow, H., and A.E. Bowes, 1957, “The Development of Organizations in
a Laboratory”, Management Science, 3, pp.380- 402.
• _________, and H.A. Simon, 1955. “The Impact of Certain Communication
nets Upon Organization and performance in Task-Oriented Groups”,
Management Science, 1, pp. 233-250.
• __________, R.A. Brody and M.J. Driver, 1961, An Experimental Approach
to the n-Country Problem ( St Louis, Mo.: Washington University ).
• Jenson, L., 1962.The Postwar Disarmament Negotiations: A study in American-
Soviet Bargaining Behavior ( Ann Arbor, Mich.: University of Michigan,).
• Leavitt, H.J.,1951. “Some effects of Certain Communication Patterns on Group
Performance”, Journal of Abnormal and Social Psychology, 46, pp. 38-50.
• Merton, R.K., 1940. Bureaucratic Structure and Personality”, Social Forces,
18, pp. 560-568.
• Morse, N.C. and E. Reimer,1956 “The Experimental Change of a Major Organizational
Variable”, Journal of Abnormal and Social Psychology, 52, pp. 120-129.
• Parsons, T., 1960. Structure and Process in Modern Society ( Glencoe, I. :
The Free Press).
160
• Seashore, S.E., and D.G. Bowers, 1962.Communications and Decision Processes
as Determinants of Organizational Effectiveness, AFOSR Contract N° AF 49 (
Ann Arbor, Mich.: Institute for Social Research, University of Michigan ).
• Selznick, P., 1949. TVA and the Grass Roots ( Berkeley: University of California
Press,).
• White, W.H., Jr., 1956. The Organization Man ( New York: Simon and
Schuster)
Conclusiones

CONCLUSIONES

• La teoría tiene dos funciones básicas, en primer lugar, la función positiva, que
consiste en la reinterpretación de una serie de elementos que la misma nos
proporciona directamente y que, ubicados en un marco conceptual diferente,
se transforman cualitativamente apoyando el conocimiento de la realidad social
bajo estudio. En segundo lugar, la función negativa de la teoría, que consiste
en la derivación, a partir de la lectura crítica de la propia teoría, de aquellos
elementos de la realidad bajo estudio que la misma tiende a ocultar,
presentándolos en forma distorsionada.

• El estudio de la teoría de la organización en tanto objeto, requiere tanto de la


consideración de las condiciones histórico-materiales en que cada una de sus
orientaciones específicas se ubica, como de los elementos individuales y
aspectos teórico-metodológicos que han influido las concepciones de sus
investigadores.

• Entre 1870 y 1950 dos corrientes distintas de teoría sobre las organizaciones,
una administrativa, la otra sociológica, evolucionan en las dos primeras etapas
del desarrollo de la teoría organizacional denominadas etapas preorganizacional
y preinstitucional.
161
• La tercera etapa o institucionalización de los saberes sobre la organización
abarcó desde 1937 hasta 1973, desde el establecimiento de los fundamentos
teóricos de la disciplina, hasta el desarrollo de los enfoques que dieron forma
a sus primeras agendas de investigación. Donde Weber plantea el tipo ideal de
burocracia, el cual es criticado por Merton, al no considerar los esfuerzos y
tensiones internas de esas estructuras burocráticas e interpretado por Parsons,
quien formula su estructural-funcionalismo, orientación teórica desde la que
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

se emprenderá el estudio sociológico de las organizaciones. Esta última


orientación influyó el surgimiento del movimiento contingente, pero también,
se incorporaron otros enfoques con bases conceptuales y disciplinarias
diferentes: la escuela del comportamiento y las nuevas relaciones humanas.

• En 1956 se concreta la institucionalización de este campo de estudio con la


fundación de la revista Administrative Science Quarterly, de origen
estadounidense con el más amplio reconocimiento internacional. En ese mismo
año y en la misma revista Talcott Parsons en un artículo titulado “sugerencias
para una aproximación sociológica a la teoría de las organizaciones” propone
tres focos analíticos: 1) La adaptación de una organización a la situación en la
que tiene que operar, 2) mecanismos de implementación y logro de objetivos
operativos para referirse a estructuras, procesos y toma de decisión interna
de la organización y 3) el análisis de mecanismos mediante los cuales la
organización es integrada con otras organizaciones y otros tipos de
colectividades en el sistema social total.

• La cuarta etapa de la Teoría de la Organización sucede en los últimos treinta


años y corresponde al desarrollo de nuevos enfoques que, profundizando algunos
planteamientos de la etapa anterior y renovando otros, continúan analizando
aspectos diversos de los tres ejes de indagación ya establecidos: contexto,
decisiones y comportamiento.

• El crecimiento del estudio de las organizaciones ha sido paralelo al crecimiento


de técnicas gerenciales y organizacionales y se ha emparentado con la
enseñanza de la administración en universidades y trabajos de consultoría;
pero un claro vínculo entre investigación y docencia es elusivo o aun precario.

• La historia de la Teoría de la organización es en algún sentido la historia del capitalismo,


ya que sus orientaciones dominantes pueden ser entendidas como manifestaciones
específicas de los problemas esenciales que han enfrentado las grandes corporaciones
como consecuencia del desarrollo capitalista en el siglo XX.

• Existe un vacío en la fundamentación de la teoría organizacional la cual es


generada por la variedad epistemológica y ontológica, a través de metáforas y
162 paradigmas propios de cada disciplina, replicándose dicha variedad en lo
metodológico e ignorándose el contexto, especialmente el histórico, en la cual
la acción organizacional tiene lugar.

• No existe un consenso epistemológico ni metodológico en la Teoría


Organizacional, quizá, ello ocurre debido a la influencia interdisciplinaria del
campo, de la cual obtiene la multiplicidad de perspectivas en cuanto a su objeto
de estudio, y por ende, sus métodos de investigación.
Conclusiones

• La teoría organizacional estadounidense asume una aproximación microscópica


centrada en el estudio del comportamiento humano, bajo un enfoque de armonía,
y dirigida siempre a ejercer efectos prácticos; su disciplina de referencia es la
psicología. En contraste en Europa el estudio de las organizaciones asume una
aproximación macroscópica centrada en el estudio de las estructuras sociales,
bajo un enfoque de conflicto, y dirigida a la formulación teórica; su disciplina
de referencia es la sociología.

• Una consecuencia de la índole interdisciplinaria del campo han sido los


diferentes niveles de análisis. En su mayoría, los sociólogos se han interesado
por el estudio de las organizaciones desde los grupos, mientras que los psicólogos
han tomado un enfoque del individuo como unidad de análisis. Los economistas,
politólogos y antropólogos suelen también centrar su atención en los aspectos
macro estructurales de las organizaciones. Sin embargo, el nivel de análisis de
la sociedad como totalidad resulta ser más fructífero: ubicar a la organización
en la sociedad a partir de la consideración de las condiciones histórico-materiales
específicas que la determinan permite la comprensión de fenómenos más
globales que se reproducen en su interior. El problema fundamental consistirá,
en esclarecer la relación que habría entre estos tres niveles de análisis y en la
identificación de los cortes y contradicciones que se producen al pasar de uno
de ellos al otro, bajo la premisa de que su integración global en un mismo
marco analítico se constituirá en una aproximación más adecuada a la realidad
social bajo estudio.

• Al hablar de este campo de conocimiento, algunos autores prefieren utilizar


términos que suponen la apropiación disciplinaria del objeto
(sociología…antropología….psicología…economía…historia… de las
organizaciones), denotando el carácter parcial de sus aproximaciones y la
naturaleza sectaria de las disciplinas. Dado que reconocemos a las realidades
organizadas como problemas complejos que desbordan las parcelas
institucionalizadas del conocimiento, es preferible utilizar el término más
comprensivo de Estudios Organizacionales. Así, en lugar de pensar en una
disciplina cerrada, nos referimos a un especio transdisciplinario en el que se
desarrollan un conjunto de enfoques y propuestas que, desde diversas posturas
paradigmáticas, enfrentan y/o explican los problemas tanto de estructuración
de las organizaciones, como los de su gobierno y conducción. 163

• Es notoria la ausencia de marcos analíticos adecuados que incorporen la


especificidad histórica del desarrollo de América latina y se confronten
críticamente con las propuestas de la Teoría de la Organización importadas de
la “realidad desarrollada” de la “zona de progreso” (básicamente Estados
Unidos e Inglaterra). Los Estudios Organizacionales carecen de relevancia
en América latina. Su presencia solo marginal encierra un alto costo para la
Fundamentación epistemológica de los estudios organizacionales

comprensión de los problemas específicos de organización, funcionamiento y


cambio en la región. Este grave déficit en el contenido de la investigación
social latinoamericana se encuentra relacionado, en buena medida, con la
tendencia dominante de privilegiar el análisis de los grandes problemas de la
economía, la sociedad y la política.

• Desafortunadamente, en América Latina no se han realizado aún suficientes


estudios que posibiliten una interpretación de las consecuencias sociales de
la gestión y el diseño organizacional, consideradas como prácticas que han
alcanzado altos grados de institucionalización. La mayoría de los aportes de
los Estudios Organizacionales en América Latina se siguen difundiendo sólo
en el ámbito local. Ello ha dificultado la realización de un estado del arte que
permita reconocer de manera sistemática sus orígenes, líneas de desarrollo
y contribuciones a lo largo de las últimas dos décadas en cada uno de los
países de la región. En México se aprecian tres áreas de interés, la primera
vinculada con el estudio de las políticas estatales, la segunda asentada en el
análisis crítico de la administración, sus saberes y sus prácticas, y la última
relacionada con el estudio de la gerencia pública, la organización del estado
y la reforma gubernamental.

• La teoría de la organización es un campo aun carente de una teoría del método


para el estudio de las organizaciones.

164
Conclusiones

165
SU OPINIÓN

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Este libro se terminó de imprimir


en los talleres gráficos de
la Editorial Marín Vieco Ltda.
en el mes de septiembre de 2005.

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