Vous êtes sur la page 1sur 8

UNIVERSIDAD ESTATAL A DISTANCIA

CENTRO UNIVERSITARIO DE PALMARES

TAREA COMPRENSIVA
CURSO ÉTICA PROFESIONAL DOCENTE
Código: 00768

Elaborado por el estudiante:


JUAN PABLO LEDEZMA ROJAS

Profesor del curso: Francisco Gutiérrez


SEGUNDO CUATRIMESTRE, 2017
TAREA DE COMPRENSIÓN
El hilo temático: El papel de la mujer en la modernidad.
Región elegida: Europa

La división del trabajo según género, ha sido una constante desde el principio de los tiempos.
A la mujer, históricamente se le ha relegado su protagonismo en labores del hogar, la crianza
de los niños y su papel durante mucho tiempo ha sido el de ser complemento del varón.
Al estudiar y comprender el papel de la mujer en la edad moderna, es preciso considerar que
a lo largo de la historia de la humanidad el significado de lo femenino ha cambiado, sin
embargo, mantiene aún hoy; el elemento debilidad dentro de su concepción.
Para poder entender la finalidad ética de la educación y relacionarlo con el papel de la mujer
en la modernidad, vamos a entender el periodo de la modernidad como:
“El periodo llamado Modernidad abarca desde el descubrimiento de América,
en 1492, hasta la Revolución Francesa, en 1789. Se distinguen 3 fases:
Humanismo renacentista (XV-XVI), reformismo Barroco (XVII) y la Ilustración
(XVIII).” (Castaño, 2013, s.p)
Vamos a analizar este periodo desde la perspectiva del continente europeo, ya que se
considera que este territorio; fue de gran influencia para el desarrollo de la educación en el
resto del mundo, principalmente en América. A continuación, se hablará de los 3 periodos en
esta región y se tratará para cada periodo, explicar cuál era el papel de la mujer. Se tratará de
conocer la finalidad de la educación en cada periodo, si la mujer participaba dentro de la
labor educativa y si recibía algún tipo de formación. Además se explicará qué código o norma
regulaba la educación de la época.

Humanismo Renacentista en Europa S XV - S XVI

Primeramente, analizaremos el periodo del humanismo renacentista, el cual puede concebirse


como una corriente del pensamiento que pretende:
“…llegar al funcionamiento completo y perfecto de todas las potencialidades de
la naturaleza humana. Llegar a ser perfecto, consiste en ser sano y hábil, de
espíritu y cuerpo, sin perder una sola oportunidad de alcanzar un armonioso
desarrollo en este rico y pletórico mundo.” (Zuretti, 1998, p. 243)
La participación de la mujer en la educación de esta época, se dio mayoritariamente por parte
de amas de casa nobles, las cuales tenían la responsabilidad de “custodiar e inspeccionar la
educación de sus hijos” (Seco, 2004, p. 75). Se infiere que la mujer no era la transmisora del
conocimiento, sino que esta ayudaba a facilitar que la formación de sus hijos fuera la ideal
según los preceptos de la época. Por lo tanto, se evidencia como la finalidad de la educación
era principalmente hacia los varones de clases alta.
La única formación que recibe la mujer, es la que le sirva para ser hija, esposa sumisa y buena
madre de familia. La educación era guiada a las labores del hogar y era limitada a las mujeres
con recursos, las mujeres nobles y de la burguesía. A estas, se les enseñaba principalmente
la doctrina cristiana, a leer y escribir, pero únicamente podían leer ciertos textos y se les tenía
prohibido el poder escribir sobre sus pensamientos o reflexiones. También se les enseñaba
sobre costura y música. Esta formación la recibían en su casa, con profesores particulares o
con sus madres, también en internados femeninos o en conventos. (Seco, 2004, p. 77)
La norma que regulaba la educación en este periodo en Europa, era el perfeccionamiento del
ser por medio de la lectura. A pesar de que empieza a darse una inquietud por la educación
de la mujer, existe una convicción generalizada de la simpleza y debilidad del sexo femenino.
Sin embargo, algunas mujeres optaban por internarse en conventos en donde podían acceder
a mejores opciones de educación, como podemos notar en el siguiente texto:
“De los siglos XVI y XVII, tenemos constancia de mujeres de distinguidas
familias que optaban por el convento como alternativa a un matrimonio no
deseado, incluso a la propia soledad. Esas mujeres mostraban su formación a
través de la estética, para trabajos más simples, contaban con las legas que
estaban a su servicio, mediante la realización de bordados, tapicería, orfebrería
y música y canto, trasladándose esas disciplinas consideradas femeninas,
generación tras generación, y realizando las que estaban preparadas para ello,
trabajos literarios o pictóricos.” (Torres, 2007, p. 28)
En la época del humanismo, si bien la mujer no era sujeto de la educación formal (ya que era
educada bajo los preceptos de humanidad), tenía la libertad de leer e interesarse por aprender
desde la individualidad. Esto dio paso a un desarrollo intelectual y a un despertar de
curiosidad e inventiva femenina, en detrimento de su papel clásico. Aun así, la mujer se vio
expuesta a la crítica social, ya que las actividades intelectuales, eran consideradas por mucho;
inapropiadas y poco elegantes para ella.
A pesar de los estereotipos de la época, muchas mujeres fueron en contra de estos, para
desarrollarse en el ámbito del saber. Tal es el caso de Isotta Nogarola (1418-1466), quien es
considerada la primera mujer culta del renacimiento
“Isotta se crió en el seno de una noble familia de Verona y, gracias a sus padres,
en especial a su madre, Bianca Borromeo, recibió una completa educación
según el programa de los Studia humanitatis por lo que llegó a dominar el latín,
lengua en la que escribió toda su producción.” (Masiá, 2007, p.18)
Isotta, rechazó la vida en matrimonio, se entregó al celibato para dedicar su vida al saber. Su
trabajo empezó a hacerse conocido entre los eruditos de la época, sin embargo, nunca obtuvo
reconocimiento y fue constantemente criticada y censurada. Isotta fue difamada de incesto
inclusive por otras mujeres y fue recluida hasta sus últimos días. Aun así, ella aceptó el
repudio del mundo, pero nunca renunció a su intelectualidad.
En lo que respecta a la vida de esta importante mujer en la historia, podemos inferir
interesantes aspectos que marcaron la época del humanismo y que dio gran importancia a la
educación desde la familia. La infancia marcaría el carácter de la persona, por lo tanto, era
obligación de los padres como primeros actores en la educación; brindar esta primera
formación. De esta manera se desea que, desde la infancia, el ser; sea completo en la
búsqueda de la perfección.
A partir de esta premisa, se empieza a ver la necesidad de que las mujeres estén
apropiadamente educadas, por cuanto sobre ellas recaía la responsabilidad, en la propia
formación de los hijos. El fin de la educación en este sentido, era la búsqueda de la virtud a
partir de un modelo de ser sabio y culto.

Reformismo Barroco en Europa SXVII

El surgimiento de nuevas corrientes religiosas y de pensamiento, desencadenó una crisis del


humanismo, se empezó a fortalecer lo religioso sobre la cultura, dando el surgimiento al
periodo Barroco:
“El ambiente de incertidumbre por los conflictos religiosos, la creciente presión
espiritual, social y política, el estancamiento económico y el refuerzo de
barreras estamentales, dieron origen a una visión pesimista del mundo
denominado barroco que se acentuó durante el siglo XVII.” (Castaño, 2013, s.p)

En el periodo Barroco, la educación continuaba siendo enfocada a la nobleza y


principalmente hacia los varones de clase alta. Además, había un código o norma que regía
la educación para que fuese centrada en el factor religioso; sin dejar de lado la formación
humana. Salen a relucir las corrientes del disciplinarismo y el realismo pedagógico en virtud
de transmitir las reformas religiosas y a la vez, dar una visión más realista y científica a los
sujetos de la educación. Dichos sujetos eran mayormente, los varones de altos estratos
sociales. (Castaño, 2013, s.p)
La participación de las mujeres continúa siendo en su deber de enseñar a sus hijos,
principalmente sobre la lectura. Además, las amas del hogar debían instruir a las niñas en
labores domésticas. Los niños que no tuvieran madre eran instruidos por ancianas o por un
hombre.
Si bien aún en esta época no existe una educación formal hacia las mujeres, se empieza a
establecer la necesidad de ellas sean más cultas. Había una creencia generalizada que
indicaba que, las mujeres no debían estar a solas con un maestro porque podían surgir “cosas
ruines” (Seco, 2004, p. 86). Por tal motivo, los moralistas de la época recomendaban que las
mujeres estuvieran recluidas en internados de monjas. En estos internados se les enseñaba
recetas de cocina, a hacer cosméticos o medicinas.
Lucia Criado, hace referencia a que, desde comienzos del siglo XVII, algunas damas de la
alta nobleza empiezan a fundar instituciones dedicadas a la enseñanza para niñas. Dichas
instituciones, funcionaban como escuelas, o bien existían también conventos o internados
laicos donde las mujeres podían recibir formación a parte de la que recibirían en el hogar.
(Criado, 2008, p.3)
En esta época existían centros públicos de educación formal, pero eran muy escasos y las
niñas estaban excluidas de ellos. Las mujeres también tenían negado el acceso a la
Universidad. Como se mencionó anteriormente, quienes tenían acceso a una educación
controlada eran las mujeres de la nobleza, pero las del campo; era en su mayoría analfabetas.
Permanece el pensar general como norma ética, de la mujer como un ser delicado, que debe
ser exclusivamente formada para la virtud y lo que se consideraba femenino, como coser,
cocinar, etc. Era importante instruir a la mujer en la música, no para desarrollar sus
habilidades musicales (ya que se veía a la mujer como un ser inferior en capacidades), sino
principalmente a tocar instrumentos que requirieran el uso de las manos como el clavicordio,
para exponer la belleza de sus manos.
En esta época, continúa existiendo un rechazo por la educación formal de la mujer y a esta
se le continúa limitando al hogar. Las mujeres tenían a su cargo aprender más de socialización
que a leer y escribir, se les educa hacia un enfoque de honra y belleza. Sin embargo, se da en
la expresión artística la presentación de la mujer como un ser frustrado por no tener acceso a
su propia libertad y que, ante los deseos de su padre y de la sociedad se revela de mantenerse
en su rol pasivo.
“La mujer representa el desorden dentro de la escena cómica, su
comportamiento es amoral, es mentirosa, enredadora, egoísta, y tiene un único
objetivo: casarse, y además, con el joven del que está enamorada, y no duda en
tomar la iniciativa cuando es necesario. Hay una constante búsqueda de
libertad. En esta época la mujer es más ingeniosa y atrevida con el hombre,
quizás como contraste en la vida real, esto era lo que producía hilaridad entre
el público porque no era habitual en la vida real.” (González, 1994, p.52)
De la cita anterior se infiere que, (principalmente de parte de los dramaturgos de la época en
España), mediante las artes visuales, de una manera burlesca se incita a la sociedad de la
época a un cambio. Uno en donde la mujer es libre y le da oportunidad a ésta, de concebir un
mundo de reivindicación.

Ilustración en Europa SXVIII

La educación continuaba en esta época, con el patrón y los esquemas que hemos evidenciado
a lo largo del estudio de la modernidad. Para el siglo XVIII, la educación mantenía el factor
de roles de género como una constante. La mujer mantiene el rol del hogar y de la educación
de sus hijos, principalmente hacia los varones.
Sin embargo, empieza a transformarse la situación de la mujer por cuanto se creía que se
había vuelto vaga y que dedicaba mucho tiempo al ocio. Por tal motivo, se vio la necesidad
de formar a la mujer para que pudieran tener una conversación en sociedad de forma que, no
avergonzaran con su ignorancia al marido. Además, se continuaba con el ideal de que las
mujeres debían ser educadas para ser buenas administradoras del hogar y buenas cristianas.
Se mantenía, el concepto de la mujer como un ser sumiso y modesto, pero a su vez se le
inculcaban conocimientos sobre urbanidad, normas de cortesía, economía doméstica. Para
esto último; se les enseñaban un poco de aritmética. Como se puede ver en la siguiente cita,
a pesar de su sometimiento; las mujeres mantenían esa ambición por el saber:
“Por vez primera, la mujer de la alta aristocracia, burguesía, clase media y
pueblo llano, plantearon de manera colectiva sus aspiraciones sociales y
políticas. Con respecto a la alta nobleza, y a pesar de que debían someterse al
poder del marido como lo hacían ante el del rey, eran mujeres de gran
inteligencia y ambición, que cosecharon un gran poder en los asuntos
domésticos y en el mundo de las artes, siendo fervorosas mecenas.” (Criado,
2008, p. 4)
Se empieza a dignificar el trabajo doméstico, sobre todo la cocina. Se profundiza más en la
educación de saberes como la música y el baile; además se les instruye para encontrar marido
con dos cualidades: discreta e instruida para lo que ha sido creada.
“A finales del siglo XVII comienza la Ilustración; movimiento filosófico, cultural
y científico que se prolonga a lo largo de la siguiente centuria hasta la
Revolución Francesa. El llamado Siglo de las Luces (…), enfrentó razón a
superstición, combatió la ignorancia e impuso una ideología de libertades que
acabó con el Antiguo Régimen. Es un momento de cambio en la mentalidad
femenina y de grandes avances en la conquista de derechos para las mujeres,
que asumen un nuevo papel en la sociedad.” (Suáñez, 2016, p.191)
Con la Ilustración, se rompe en la mente de los hombres y mujeres del siglo
XVII, con la concepción de Dios omnipresente. Esto dio paso a una faceta más
terrenal, en donde se da una separación entre la doctrina del Estado y la doctrina
religiosa. Aparece el arte del ocio, dando mucha importancia a la conversación;
la cual requerirá un pensamiento crítico y más desenvuelto en sociedad.
“La cultura que van a recibir las mujeres en el siglo XVIII estaba destinada a
que pudieran tener una conversación y no avergonzaran al marido y para que
fuesen buenas administradoras del hogar y buenas cristianas, siempre sumisas.
De hecho a las mujeres que tenían intereses diferentes se las seguía
considerando despectivamente bachilleras.” (Seco, 2008, p. 87)
Nace a finales del siglo XVIII, el arte como ciencia y se empieza a desarrollar una formación
muy enfocada a desarrollar habilidades artísticas. Sin embargo, la mujer no ha superado los
estereotipos y carece de dos factores que limitan su creatividad, como lo son la libertad
intelectual y económica. Las mujeres que vieran despertar sus dotes artísticas, debían
ocultarse ante la vista de la sociedad para poder expresar su creatividad, tal como se indica
en el siguiente párrafo:
“Tanto en literatura como en arte, después de todo y disfrazadas de hombre, la
mujer creadora se podía apartar de los temas menores que habían limitado a
sus antecesoras. (…)Esas mujeres identificadas como hombres, creían que,
vestidas así, podían caminar libremente por los ámbitos artísticos que solían
estarles prohibidos.” (Torres, 2007, p.21)
Finalmente, en el siglo XVIII, con el surgimiento de las llamadas Academias de Bellas Artes,
se da un importante avance para las mujeres, pues empiezan a ser admitidas a dichas
academias y a brindárseles la oportunidad de vincularse a la actividad artística. Si bien es
cierto, este hecho evidencia un cambio de mentalidad, la incursión al círculo académico se
da a una población limitada de mujeres, y estas dependían de los preceptos dictados por la
institución:
“La admisión de las contadas mujeres al círculo académico era mediante el
nombramiento de académicas honorarias, pues realmente no tenían ni voz, ni
voto a la hora de tomar decisiones, además de no tener opción a enseñar,
presentar su obra a certámenes y aprender en las clases del natural. Por
supuesto que con esas limitaciones nunca tenía encargos importantes,
frenándose toda posibilidad de profesionalización.” (Torres, 2007, p. 49)
Evidentemente, la incursión de la mujer dentro del ámbito educativo se dio de manera
paulatina. Dicha incursión respondió a un cambio de mentalidad. Hubo para la mujer, muchos
obstáculos debido directrices religiosas, culturales y políticas que la mantenían relegada a los
quehaceres domésticos. Por tal motivo, en el periodo moderno, es poca la representación de
la mujer; tanto como sujetos como de actores de la educación.
Bibliografía
Masiá M., José B. (2007). Transgredir aquellas reglas de silencio impuestas a las
mujeres: Isotta Nogarola e Isabella di Morra. Recuperado el 10 de julio de 2017 de:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2297451.pdf
Castaño Pérez, J. Luis (2013). El pensamiento pedagógico en la edad moderna.
Recuperado el 10 de julio de 2017 de:
https://sites.google.com/site/notaspedagogia/primero/historia-de-la-educacion/tema-
4-el-pensamiento-pedagogico-en-la-edad-moderno-humanismo-realismo-e-
ilustracion
Criado Torres, Lucia. (2008). El papel de la mujer como ciudadana en el siglo XVIII:
La educación y lo privado. Recuperado el 15 de julio de 2017 de: http://www.ugr.es
Seco, David F. (2004). Mujer y cultura: la educación de las mujeres en la Edad
Moderna. Foro de Educación. Recuperado el 1 de julio de 2017 de
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2167065.pdf
González G., Luis. M. (1994). La mujer en el teatro del Siglo de Oro español.
Recuperado el 20 de julio de 2017 de: http://dspace.uah.es
Suáñez, Montserrat. (2016). Mujeres en la historia (3). La Ilustración. Madrid,
España, Editorial: M.A.R. Editor.
Torres López, Matilde. (2007). La mujer en la docencia y la práctica artística en
Andalucía durante el siglo XIX. Recuperado el 20 de julio de 2017 de:
http://www.biblioteca.uma.es/bbldoc/tesisuma/17114913.pdf
Zuretti, J. Carlos (1998) Breve Historia de la Educación. Buenos Aires, Argentina.
Editorial: Claridad.

Vous aimerez peut-être aussi