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Dentro de los antecedentes interpuesto la demanda de violencia familiar por Luz Marina
Chahuayo Huamani en contra de la resolución número catorce de fecha quince de setiembre del
dos mil siete (dos mil diez), mediante la cual se declara Improcedente la solicitud de embargo
en forma de secuestro. Que la demandante Luz Marina Chahuayo Huamani, solicita
se trabe embargo en forma de secuestro en el bien mueble de propiedad del
demandado consistente en una motocicleta, acompañando la Tarjeta de
Propiedad correspondiente hasta por la suma de Quinientos Nuevos soles;
El origen del proceso es por el motivo por violencia familiar ocasionado por el conviviente no
es explícito en la casación solo queda deducir que es a raíz de la enfermedad contraída durante
el trabajo efectuado en la empresa minera, y que después de haber laborado durante mucho
tiempo, esta enfermedad fue acentuándose de manera paulatina y solo queda reclamar la
indemnización por falta de medidas de seguridad prevención y que falto la empresa minera
para con el trabajador.
Las instancias que conocieron del caso es la Sala de Derecho Constitucional Y social permanente
de la Corte Suprema de justicia de la República, y los fallos a la cual concluyen es lo siguiente:
En la obligación de reparar los daños y perjuicios con motivos del contrato de trabajo, que la
seguridad de la misma nace del contrato, a ella se ampararan la ley N° 17505 código Sanitario
artículo 173 y en ella señala “Los factores que puedan ocasionar alteración dela salud en el
trabajo, son responsabilidad del empleador, dentro del sistema de seguridad social del
trabajador del país”. Se ordenó pagar el monto de S/. 30.000.00 treinta mil nuevos soles.
ASPECTOS RELEVANTES:
- Que, es menester señalar aspectos preliminares en la causa presente para tener una
idea del contexto del pronunciamiento, el que se presenta en la siguiente forma: El
artículo 642° del Código Procesal Civil: Embargo: Cuando la pretensión principal es
apreciable en dinero, se puede solicitar embargo. Este consiste en la afectación jurídica
de un bien o derecho del presunto obligado, aunque se encuentre en posesión de
tercero, con las reservas que para este supuesto señala la ley.
El artículo 643° del Código Procesal Civil: Secuestro: Cuando el proceso principal tiene
por finalidad concreta la dilucidación del derecho de propiedad o posesión sobre
determinado bien, la medida puede afectar a éste, con el carácter de secuestro judicial,
con desposesión de su tenedor y entrega a un custodio designado por el Juez. Cuando
la medida tiende a asegurar la obligación de pago contenida en un título ejecutivo de
naturaleza judicial o extrajudicial, puede recaer en cualquier bien del deudor, con el
carácter de secuestro conservativo, también con desposesión y entrega al custodio. Se
aplican al secuestro, en cuando sean compatibles con su naturaleza, las disposiciones
referidas al embargo.
El artículo 647° del Código procesal Civil: Secuestro de vehículo: El vehículo sometido
a secuestro, será internado en almacén de propiedad o conducido por el propio
custodio, accesible al afectado o veedor, si lo hay.
El vehículo no podrá ser retirado sin 1 STC EXP. N.° 8123-2005-PHC/TC LIMA Caso
NELSON JACOB GURMAN 3 orden escrita del Juez de la medida. Mientras esté vigente
el secuestro, no se levantará la orden de captura o de inmovilizaciónCon respecto a la
inejecución de obligaciones que toma en cuenta esta casación, el artículo 1324 como la
inaplicación del mismo porque el demandante no ha fundamentado la razón por la cual
la señala.
Así mismo se refiere en los artículos 1320, 1321,1322 y 1330, 1331 y 1332 del código Civil, al
parecer la Corte Suprema lo ve inaplicable, porque al parecer no está en discusión en probar el
motivo por la cual demanda.
Queda sujeto a la indemnización de daños y perjuicios quien no ejecuta sus obligaciones por
dolo, culpa inexcusable o culpa leve.
De acuerdo al análisis de la casación, no estoy de acuerdo con el monto fijado por el juez, debido
a que esta reparación de daños y perjuicios esta normado en la presente ley.
a.1. En el marco jurídico de la Ley Procesal del Trabajo N° 26636 Sobre la competencia del Juez
Especializado de Trabajo para conocer de la pretensión de daños y perjuicios por enfermedad
profesional (daño patrimonial y daño moral); cabe anotar que, éste sí es competente para
conocer demandas de daños y perjuicios por incumplimiento del contrato de trabajo y normas
laborales cualquiera fuera su naturaleza, tanto por trabajadores como por empleadores;
independientemente de que dicha norma procesal en su artículo 4 inciso 2 literal j, únicamente
prevea que “(…) 2. Los Juzgados de Trabajo conocen de las pretensiones individuales o colectivas
por conflictos jurídicos sobre: (…) j) Indemnización por daños y perjuicios derivados de la
comisión de falta grave que cause perjuicio económico al empleador, incumplimiento del
contrato y normas laborales cualquiera fuera su naturaleza por parte de los trabajadores.”; ello
debido a que la interpretación contrario sensu de dicho artículo permite colegir que no sólo es
el empleador quien –eventualmente- demanda la indemnización por daños y perjuicios al
trabajador, sino que también puede ser éste quien demande a su empleador por los daños
causados en el marco de la relación laboral. Este criterio ha sido corroborado con los acuerdos
del Pleno Jurisdiccional Laboral 2000, realizado en la ciudad de Tarapoto, en el que se acordó
“Es competencia de los Jueces de Trabajo conocer y resolver las demandas de indemnización
por daños y perjuicios originadas por el incumplimiento de las obligaciones derivadas del
contrato de trabajo.”; y, del Pleno Jurisdiccional Laboral 2008, llevado a cabo en la ciudad de
Lima, en el que se acordó: “El Juez Laboral es competente para el conocimiento de las acciones
de indemnización por daños y perjuicios derivados del contrato de trabajo”; plenos que tienen
la virtud de procurar el establecimiento de un estándar decisorio que poco a poco ha ido
marcando una tendencia mayoritaria en la judicatura nacional en esta materia. La Corte
Suprema mediante sus Salas Constitucionales Permanente y Transitoria ha establecido
jurisprudencialmente que los jueces laborales son competentes para conocer las demandas de
indemnización por daños y perjuicios por enfermedad profesional.
Considero que el juez debió dar un monto mayor a 50,000 nuevos soles. Si bien es cierto no es
tan fácil solo compensar o resarcir el daño con lo material, pero considero que de algún modo
es derecho que prevalece en el demandante y esto o respalda la Ley procesal de trabajo
anteriormente señalada.
Reflexionando sobre el daño moral –expresión genérica que también abarca, en mi opinión, el
daño a la persona-, regresó a mi mente uno de los casos más impactantes en la historia médica
nacional. Se trata de la desdicha de Carmen Guevara, madre de uno de los siete niños que hace
cinco años fueron víctimas de negligencia médica y recibieron sangre con el virus del VIH por
medio de una transfusión sanguínea. Hasta la fecha el Poder Judicial ha concedido una
indemnización de S/.800,000.00, pero el Ministerio de Salud ha cuestionado si se le debe otorgar
esa suma a la madre o al niño. Lo primero que se viene a mi mente es objetar dicha suma. ¿Es
suficiente S/.800,000.00? ¿Ese monto cubrirá su tratamiento en el futuro o reparará su recorte
de vida y discriminaciones de las que será víctima? Judith Rivera, otra víctima de este tipo de
negligencia, entró a la sala de operaciones para que le removieran un tumor en el útero y salió
con el virus del VIH. El presidente Alan García salió a pedir disculpas públicamente y le otorgó
una reparación de S/. 300,000.00 sin juicio ni cualquier otra dilación.
¿Cómo dos casos esencialmente iguales pueden recibir un trato completamente diferente?
Al hablar de indemnización por daño moral entramos al terreno de lo subjetivo. Debido a que
se trata de un daño que no afecta el patrimonio de la víctima, no es posible fijar una cuantía que
repare lo perdido, pues ¿cuánto vale la vida? Incluso, a nivel doctrinario se discute si es
adecuado efectuar este tipo de resarcimiento con dinero, ya que no se trata de una disminución
patrimonial. Otras interrogantes se formulan supuestos de casos semejantes: ¿se debe dar una
misma suma de dinero a las víctimas? ¿Qué consideraciones debe asumir el Juez para
determinar esa suma? Existe, además, el daño moral contractual, que resulta de la inejecución
de una obligación. En este supuesto, adicionalmente al daño patrimonial que se le genera al
acreedor, es posible que se cause un daño moral, dependiendo de la naturaleza de las
infracciones.
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El origen del proceso no es explícito en la casación solo queda deducir que es a raíz de la
enfermedad contraída durante el trabajo efectuado en la empresa minera, y que después de
haber laborado durante mucho tiempo, esta enfermedad fue acentuándose de manera
paulatina y solo queda reclamar la indemnización por falta de medidas de seguridad prevención
y que falto la empresa minera para con el trabajador.
Las instancias que conocieron del caso es la Sala de Derecho Constitucional Y social permanente
de la Corte Suprema de justicia de la República, y los fallos a la cual concluyen es lo siguiente:
En la obligación de reparar los daños y perjuicios con motivos del contrato de trabajo, que la
seguridad de la misma nace del contrato, a ella se ampararan la ley N° 17505 código Sanitario
artículo 173 y en ella señala “Los factores que puedan ocasionar alteración dela salud en el
trabajo, son responsabilidad del empleador, dentro del sistema de seguridad social del
trabajador del país”. Se ordenó pagar el monto de S/. 30.000.00 treinta mil nuevos soles.
ASPECTOS RELEVANTES:
Con respecto a la inejecución de obligaciones que toma en cuenta esta casación, el artículo
1324 como la inaplicación del mismo porque el demandante no ha fundamentado la razón por
la cual la señala.
Así mismo se refiere en los artículos 1320, 1321,1322 y 1330, 1331 y 1332 del código Civil, al
parecer la Corte Suprema lo ve inaplicable, porque al parecer no está en discusión en probar el
motivo por la cual demanda.
Queda sujeto a la indemnización de daños y perjuicios quien no ejecuta sus obligaciones por
dolo, culpa inexcusable o culpa leve.
De acuerdo al análisis de la casación, no estoy de acuerdo con el monto fijado por el juez, debido
a que esta reparación de daños y perjuicios esta normado en la presente ley.
a.1. En el marco jurídico de la Ley Procesal del Trabajo N° 26636 Sobre la competencia del Juez
Especializado de Trabajo para conocer de la pretensión de daños y perjuicios por enfermedad
profesional (daño patrimonial y daño moral); cabe anotar que, éste sí es competente para
conocer demandas de daños y perjuicios por incumplimiento del contrato de trabajo y normas
laborales cualquiera fuera su naturaleza, tanto por trabajadores como por empleadores;
independientemente de que dicha norma procesal en su artículo 4 inciso 2 literal j, únicamente
prevea que “(…) 2. Los Juzgados de Trabajo conocen de las pretensiones individuales o colectivas
por conflictos jurídicos sobre: (…) j) Indemnización por daños y perjuicios derivados de la
comisión de falta grave que cause perjuicio económico al empleador, incumplimiento del
contrato y normas laborales cualquiera fuera su naturaleza por parte de los trabajadores.”; ello
debido a que la interpretación contrario sensu de dicho artículo permite colegir que no sólo es
el empleador quien –eventualmente- demanda la indemnización por daños y perjuicios al
trabajador, sino que también puede ser éste quien demande a su empleador por los daños
causados en el marco de la relación laboral. Este criterio ha sido corroborado con los acuerdos
del Pleno Jurisdiccional Laboral 2000, realizado en la ciudad de Tarapoto, en el que se acordó
“Es competencia de los Jueces de Trabajo conocer y resolver las demandas de indemnización
por daños y perjuicios originadas por el incumplimiento de las obligaciones derivadas del
contrato de trabajo.”; y, del Pleno Jurisdiccional Laboral 2008, llevado a cabo en la ciudad de
Lima, en el que se acordó: “El Juez Laboral es competente para el conocimiento de las acciones
de indemnización por daños y perjuicios derivados del contrato de trabajo”; plenos que tienen
la virtud de procurar el establecimiento de un estándar decisorio que poco a poco ha ido
marcando una tendencia mayoritaria en la judicatura nacional en esta materia. La Corte
Suprema mediante sus Salas Constitucionales Permanente y Transitoria ha establecido
jurisprudencialmente que los jueces laborales son competentes para conocer las demandas de
indemnización por daños y perjuicios por enfermedad profesional.
Considero que el juez debió dar un monto mayor a 50,000 nuevos soles. Si bien es cierto no es
tan fácil solo compensar o resarcir el daño con lo material, pero considero que de algún modo
es derecho que prevalece en el demandante y esto o respalda la Ley procesal de trabajo
anteriormente señalada.
Reflexionando sobre el daño moral –expresión genérica que también abarca, en mi opinión, el
daño a la persona-, regresó a mi mente uno de los casos más impactantes en la historia médica
nacional. Se trata de la desdicha de Carmen Guevara, madre de uno de los siete niños que hace
cinco años fueron víctimas de negligencia médica y recibieron sangre con el virus del VIH por
medio de una transfusión sanguínea. Hasta la fecha el Poder Judicial ha concedido una
indemnización de S/.800,000.00, pero el Ministerio de Salud ha cuestionado si se le debe otorgar
esa suma a la madre o al niño. Lo primero que se viene a mi mente es objetar dicha suma. ¿Es
suficiente S/.800,000.00? ¿Ese monto cubrirá su tratamiento en el futuro o reparará su recorte
de vida y discriminaciones de las que será víctima? Judith Rivera, otra víctima de este tipo de
negligencia, entró a la sala de operaciones para que le removieran un tumor en el útero y salió
con el virus del VIH. El presidente Alan García salió a pedir disculpas públicamente y le otorgó
una reparación de S/. 300,000.00 sin juicio ni cualquier otra dilación.
¿Cómo dos casos esencialmente iguales pueden recibir un trato completamente diferente?
Al hablar de indemnización por daño moral entramos al terreno de lo subjetivo. Debido a que
se trata de un daño que no afecta el patrimonio de la víctima, no es posible fijar una cuantía que
repare lo perdido, pues ¿cuánto vale la vida? Incluso, a nivel doctrinario se discute si es
adecuado efectuar este tipo de resarcimiento con dinero, ya que no se trata de una disminución
patrimonial. Otras interrogantes se formulan supuestos de casos semejantes: ¿se debe dar una
misma suma de dinero a las víctimas? ¿Qué consideraciones debe asumir el Juez para
determinar esa suma? Existe, además, el daño moral contractual, que resulta de la inejecución
de una obligación. En este supuesto, adicionalmente al daño patrimonial que se le genera al
acreedor, es posible que se cause un daño moral, dependiendo de la naturaleza de las
infracciones.