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PLÁSTICA DE LOS SENTIDOS

La comprensión civil del Universo en Nancy Ordóñez

“El arte es un estar deslumbrado por la verdad”.


Franz Kafka.

En la pintura, el ojo participativo es una travesía.


Desborda límites; lumínico, expande procedencias. Y, tras el punto en destello –
como lo quería Kandinsky–, atraviesa el entramado de la idea.

Así, en la invención de la retina, la validación de los conceptos. El apareamiento de


la apariencia.

Con buen criterio, entre la vigorosa herencia ecológica de su trazo y el ritual de la


pasión biográfica, las imágenes de Nancy Ordóñez se despliegan con natural esencia.

Crónica y desplazamiento, visión estelar y cartografía psíquica, sin faltar las


coloración de las emociones y el tocado rupturista, así como los materiales ricos en fibra
orgánica y carboncillo, son en sí mismo el referente indispensable a la comprensión de su
legado pictórico.

Lo figurativo cohabita con lo alegórico o la abstracción, los sueños de la propuestas


que le anteceden y que refrescan de tinta colorida el alma y ofrecen vestigios de un
vigoroso estudio de sus maestros para la creación propia…

Estas constantes prevalecen sobre su dinámica interna de creadora, exigiéndole


marginar la expresión pasajera y la fiesta fatua de la galería de espejos.

Es así como Nancy manifiesta su estrecha relación entre ambas escuelas –la
figurativa y la abstracta–, desde el génesis corporal de su obra hasta su más reciente
percepción aleatoria.

Su libre adaptación de la forma y el color ha creado el espacio visual para que opere
el hallazgo y la virtud, dos pájaros del árbol de la academia que en solitario no nos
ofrecerían este canto de trazos seminales.

Ajena a todo lo que se produce por reconocimiento, Nancy Ordóñez emociona con
una lucidez y un conocimiento firme, así como con una manifiesta obra artística que se
encuentra en su viva madurez y apogeo generacional.

Rael Salvador

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